Real Madrid convenció con el regreso de Modric

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Fue una tarde de grandes enmiendas en el Madrid y de enorme chasco en el Sevilla. Volvieron el Modric del Mundial y de tantos años de gloria en el Bernabéu, el Casemiro del pasado, el Carvajal devorakilómetros, el Madrid de la fuerza de voluntad. Y ayudaron Ceballos y Vinicius. Por ellos ganó el equipo de Solari. Y por conformismo, falta de intensidad y nulo atrevimiento cayó el Sevilla en el Bernabéu por duodécima vez consecutiva.

Con siete bajas, aunque sólo dos de ellas nucleares (Kroos y Bale), y con la autocensura habitual sobre Isco y Marcelo, el Madrid salió a limpiar su buen nombre, tantas veces en entredicho en este curso, con victoria (ante el Betis) o sin ella (ante el Leganés), con gol (casi nunca) o sin él. Un arranque desconocido en un equipo en estado de excepción. Fue el Madrid un grupo rítmico, hambriento en la presión y en la circulación, bienintencionado en cada acción ofensiva y con Modric en su nivel. Al fin, alguien al volante. Otra cosa fue la definición. O la falta de ella, que tantas tardes ha acabado siendo una fuente de desánimo con el paso de los minutos. Esa factura lleva tiempo pagándola al contado.

A los 6’, Vinicius, titular casi de pleno derecho, se las ingenió para plantarse solo ante Vaclik en uno de sus desmarques explosivos, pero el checo le adivinó el remate cruzado. Vinicius amenaza con ser un gran regateador, especie poco apreciada cuando no sospechosa, en el fútbol actual. Algunos técnicos los prefieren en el circo antes que en sus plantillas, pero, aun inconstantes, deciden partidos. El problema de Vinicius es que la crisis ha reducido a casi nada su periodo de formación. Y formarse es lo que todavía necesita.

Al Madrid le duraron un cuarto de hora aquellos buenos propósitos. Al Madrid, de unos años a esta parte, casi todo le dura un cuarto de hora. Por eso gana Champions y pierde Ligas. Esa falta de perseverancia pareció acabar pronto con la presión avanzada, el tráfico fluido y su dominio del partido. El Sevilla esperó a que cambiara el viento y sucedió cuando asomaron la cabeza Banega y Franco Vázquez, dos de esos futbolistas que ni siquiera necesitan la velocidad para engrandecerse. Y a la contra el Sevilla perdió dos buenas opciones, especialmente una de Escudero, que dejó en el lateral de la red un disparo franco.

No fue un golpe de timón, sino un pequeño paréntesis, un paso atrás para tomar impulso,  porque el Madrid encontró respuesta por la banda de Carvajal, de los pocos que andan en su versión más potable. A partir de él y de un Modric enérgico y dominante recuperó el Madrid ese arrebato que tantas veces en la historia ha enmascarado sus debilidades.

El descanso invitó al Madrid a un volver a empezar, siempre enganchado a Modric, que había sufrido una brecha en una ceja tras choque con Vázquez y también una mejoría notable en su dinámica de juego. La sequía es tal que el Bernabéu celebra antes los arreones que las ocasiones. Aplaudió a rabiar una recuperación de Ramos, que sonó a toque de carga. El empeño es lo único no negociable. Ayudó también que Ceballos adquirió una mayor influencia en el juego. Aquel propósito de enmienda fue derivando en el Madrid con mejor cara en meses, encontrando las bandas, acaparando la pelota y, esta vez sí, arrimándose de verdad a Vaclik.

Carvajal, Reguilón y Vinicius hicieron sufrir al Sevilla. Benzema, sin espacios, no estuvo en el ajo. Un disparo de Modric se fue al palo, dos cabezazos de Casemiro al limbo, una vaselina de Vinicius a medio metro del palo, un derechazo de Ceballos al larguero… Machín cambió a sus puntas para que le dieran oxígeno a un equipo encogidísimo. Y Solari puso a Isco por un Lucas oscurísimo. Y en medio de los ajustes llegó lo imprevisto. Un derechazo tremendo desde 25 metros de Casemiro a la escuadra izquierda de Vaclik. Lo tocó a mano cambiada el checo, pero aquel misil era indefendible. Un zapatazo de justicia para el partido y para el brasileño, que salía de la boca del túnel. Luego Modric se colgó la medalla del segundo gol y el público intuyó que el Madrid quiere volver..

Real Madrid derrotó al Betis sobre la hora

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Es la hora de las explicaciones, pero no las esperen. Isco es un futbolista apartado sin confesión pública. Sin él, el Madrid acabó como un equipo del último tercio de la tabla en el Villamarín, pero ganó por uno de esos giros del destino que llevan el fútbol al cine. A dos minutos del final, Ceballos, recibido con una bronca de época, decidió el partido en un lanzamiento de falta.Pidió perdón por ello y debió hacerlo también por el juego de su equipo.

Por no sacar a Isco del calabozo fue capaz Solari de sacar a Vinicius de la cama con el termómetro en la boca, recuperó una defensa con tres centrales, estrategia que nos se utilizaba en el Madrid desde el segundo año de Zidane, e hizo titulares a Valverde y Nacho, dos de los pocos que habían jugado con él menos que el malagueño. Le quiere de farolillo rojo y en ello pone todo su empeño. También empezaron en el banquillo Marcelo (este tampoco salió) y Ceballos, pese a las siete bajas, suplencias también admonitorias. De purga en purga pretende meter al equipo en el purgatorio.

El partido comenzó con un empacho táctico y unas cuantas anomalías: el Betis con defensa de cuatro, Francis y Joaquín en la izquierda, Canales en la derecha, Vinicius de mediapunta… Un alboroto geométrico que dejó poco ante las porterías. El Betis se cree con el mismo derecho sobre la pelota que los grandes y propone un juego de ética y estética. Pero ese magnífico principio exige magníficos delanteros y, de momento, no aparecen. Así que después de exhibir esos finos modales en el manejo sin llegar a Keylor se encontró con la adversidad de un gol madrugador del Madrid. Un gol con poco que contar: tiró Carvajal, rechazó Bartra y metió un gran izquierdazo Modric desde fuera del área. El cambio de dibujo le da un empujón al croata. Con una muchedumbre a su espalda siente menos vértigo a llegar al área contraria. De hecho, la segunda gran ocasión del Madrid fue otro izquierdazo suyo desde lejos, esta vez con menos precisión.

Esa sobreprotección de los tres centrales, en realidad, no le supuso al Madrid de salida malvivir sin la pelota, sino protegerse mejor, cortarle las alas al Betis,desactivarle sin apuros y solazarse con las contras. Para ese plan encajaron muy bien como pareja Benzema y Vinicius. El francés hizo todos los planes con su juego de alta precisión y Vinicius le prestó la velocidad, esa virtud que hay que comprar porque no se entrena. Antes del descanso Pau le quitó un gol a Vinicius y Valverde se dejó ir otro por indecisión en el mano a mano. Pecados de juventud del uno y del otro. Sólo la recta final dejó buenas noticias para el Betis: dos remates de Canales y la lesión en una mano de Benzema, que por falta de alternativas ha tenido que jugar todos los partidos del curso menos uno.

Ni por esas entró Isco. Solari prefirió al filial Cristo, en una apelación a la cantera (siete ex del Castilla en el campo) casi romántica. El partido quedó en un pulso de paciencias: la del Betis por esperar que apareciera el espacio; la del Madrid, por esperar el final sin esperar la pelota. Por fin asomaron entonces las ocasiones verdiblancas (tiro de Canales, volea casi perfecta de Guardado) de un Betis con un 80% de posesión y se esfumaron, sin Benzema, los contragolpes del Madrid, reducidos a lo que diera el quebrantado físico de Vinicius. Y así llegó el gol de Canales, anulado por el árbitro por fuera de juego, validado por el VAR. Ninguna imagen aclaró el misterio. El estudio de AS estableció en 10 centímetros su ilegalidad. Más leña al fuego. Entonces entraron Ceballos y Brahim para reordenar al Madrid en un 4-4-2, pero el equipo estaba ya en las cuerdas. Y ahí siguió hasta el final, en que Ceballos cumplió la ley del ex. Morbosa e inexorable..

Real Madrid cayó con la Real Sociedad y ve cada vez más lejos la punta

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El partido le dejó al Madrid un presente horrible y un prometedor futuro. Vinicius, titular, fue héroe de una tarde sin hazañas y Munuera y Melero, que le quitaron en el campo y en el VAR un penalti de gran tamaño, los antihéroes. Mereció más el Madrid y menos la Real, pero el perro flaco ladra hoy en el Bernabéu.

El artista es siempre sospechoso principal de los crímenes del fútbol. Y como los del Madrid se han sucedido en serie también en serie son las suplencias de Isco. Ha ido perdiendo la rueda de Bale, Asensio y Ceballos. Ahora también la de Vinicius, clavo en el ataúd de Lopetegui, clavo ardiendo en el viaje de Solari. La decisión de poner al brasileño tuvo que ver con que el técnico no ve a Isco ni como centrocampista ni como extremo y no caben en su dibujo los mediapuntas. Créanlo, hay entrenadores que pasan horas en la pizarra para demostrar por qué conviene que no jueguen los mejores. Pero Isco tampoco jugó esta vez porque el Madrid no tiene gol y se espera en Vinicius, que está en esa edad en que un futbolista rompe en crack, en bluff o en mediopensionista, el territorio de las mayorías.

La cosa empezó para el Madrid de la peor manera posible. Metió la pata Marcelo y Casemiro acudió a matar moscas a cañonazos, lo que le llevó a cometer un penalti claro y absurdo sobre Merino con el que Willian José adelantó a la Real. El público tenía ganas de pitar al lateral y encontró la excusa perfecta.

Lo que vino después fue un Madrid mucho mejor de lo que decían el marcador y clasificación. Porque la Real defendió mucho y mal, encogida en su área, sin más miras que resistir en su defensa del regalo. Y el Madrid atacó mucho y sin tino, con la excepción de Vinicius, un verdadero agitador, con velocidad, desborde y la pasión que le falta al resto del equipo, incluido el entrenador, tentado de brindar por un empate o por ganar cinco puestos en la clasificación sin pisar el podio.

Con todo, el Madrid tuvo el empate a tiro unas cuantas veces antes del descanso:en un remate inexplicablemente errado por Benzema, en una arrancada sin broche de Vinicius, en un zapatazo de un Modric al alza rechazado por Rulli, en un centro-chut de Lucas Vázquez que dio en el palo… Pero la pegada, esa vida extra de los grandes que no tiene relación con el juego, se marchó con Cristiano a Turín. En cualquier caso, el juego racheado y las oportunidades fabricadas desviaron los pitos del equipo a Munuera Montero, al que se le reclamó un penalti a Ramos que no vieron ni él ni Melero en la pecera del VAR.

La segunda mitad fue otra cosa. Se descamisó el partido, que empezó a circular en las dos direcciones. La del Madrid, al toque de corneta de Vinicius, de largo la figura del equipo. La de la Real, en la finura de Merino y Januzaj, que rozó el 0-2. La llegada de Isco coincidió con la expulsión de Lucas Vázquez, por dos amarillas indiscutibles. Así que el Madrid quedó condenado a la heroica sin mirar a su espalda, un riesgo extremo. Y entonces llegó la jugada del gran lío: Vinicius, con el Bernabéu en la palma de su mano, se fue hacia Rulli y el meta le derribó nítidamente con ambas manos. Munuera se tragó el pitó; Melero, el rebobinado. Una puñalada al VAR, que nació para esto, para corregir y confirmar lo evidente, y que llenará el invento de malpensados.

La Real, después, encadenó contragolpes fallidos hasta que acertó en uno, de Rubén Pardo, y bajó el telón al Madrid, que sale de esta Liga recién empezado el año. Un fracaso sin paliativos con una única buena noticia: le coge con la ventana de fichajes abierta de par en par..

Resumen del año: Un vaivén de emociones nos dejó este 2018

Tony Cittadino/Luis Alvarado (Mallorca/Caracas).-


El 2018 fue un año de hazañas, con altas y bajas pero con muchas alegrías para los fanáticos del deporte. A continuación te presentamos las noticias más resaltantes del año.

La tribu repitió (Enero): Caribes de Anzoátegui se consagró campeón de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional por tercera vez en su historia, al vencer a Cardenales de Lara en seis juegos. La tribu, que ganó el último encuentro con pizarra de cuatro carreras por cero, tuvo al experimentado Luis Jiménez como Jugador Más Valioso de la final. Para el manager Omar López fue su segundo gallardete con la organización, luego del ganado en la campaña 2014-2015. El otro título de Caribes fue en la 2010-2011, pero con Julio Franco como dirigente.

Eagles consiguen su primer Super Bowl (Febrero): De la mano del mariscal de campo novato Carson Wentz y del experimentado Nick Foles, los Philadelphia Eagles consiguieron su primer Súper Tazón en la historia al derrotar a los Patriots de Tom Brady con un marcador de 41-33. Foles, en su segunda etapa con Filadelfia, se convirtió en el primer jugador en la historia de la NFL en lanzar y atrapar un touchdown en el Super Bowl. Además fue elegido jugador más valioso del Super Bowl.

 

Canelo, caída y auge (Marzo): El boxeador mexicano Saúl Álvarez dio positivo en las pruebas antidopaje por clembuterol y fue suspendido seis meses por la Comisión Atlética del Estado de Nevada. Tuvo que aplazar a septiembre el combate ante Gennady Golovkin por los títulos AMB, CMB y FIB del peso medio. Después del escándalo, “El Canelo” firmó un contrato por 365 millones de dólares y 5 años (el más lucrativo en la historia de los deportes profesionales-) para que la plataforma digital DAZN transmita sus peleas.

 

Iniciaron los playoffs de la NBA (Abril): El 14 de abril arrancaron las series para definir a los equipos que llegaron a las Finales. 8 por cada conferencia se enfrentaron pero sin dudas el que más destacó por encima del resto fueron los Golden State Warriors. Guiados por Stephen Curry y Kevin Durant, el equipo de Oakland revalidó el título conseguido el año anterior ante el mismo rival, los Cleveland Cavaliers de LeBron James.

 

La Casa Blanca por tres (Mayo): El Real Madrid volvió a validar su condición de campeón de Europa por tercer año consecutivo, luego de derrotar al Liverpool en la final de Kiev. Los dirigidos por Zinedine Zidane volvieron a dominar el escenario europeo, no sin polémica. Cristiano Ronaldo no pudo anotar en una final marcada por los errores del guardameta alemán del Liverpool, Loris Karius. De esta forma, los merengues llegaron a 13 copas en su haber, cuatro de ellas en los últimos cinco años.

 

La fiesta del fútbol comienza (Junio): 32 selecciones se dieron cita en Rusia para disputar una edición más del Mundial de Fútbol. Varias oncenas estaban llamadas a ser favoritas para llevarse la contienda: Alemania, Argentina, Brasil, España, Francia, Bélgica e Inglaterra, partieron con ventaja para los entendidos, pero se fueron quedando en el camino en una competición que deparó sorpresas.

Allez les Bleus (Julio): Veinte años después de la hazaña de ganar su primer Mundial, Francia volvió a celebrar a lo grande. Los galos se consagraron campeones del Mundial Rusia 2018 y en bicampeones, tras doblegar a Croacia en la final cuatro goles por dos, disputada en el estadio Luzhnikí de Moscú. Dominaron el torneo de principio a fin, sin perder ningún juego. El director técnico Didier Deschamps se convirtió en el tercer estratega que alza el trofeo primero como jugador y luego como seleccionador, tras ser el capitán en la final del 98. Lo consiguió después de Mário Zagallo en 1970 y Franz Beckenbauer en 1990.

La Vecchia Signora recibe a Cristiano (Julio): Luego de la Champions obtenida por el Real Madrid, Cristiano Ronaldo había dejado entrever su deseo de salir del club merengue. La Juventus mostró su interés en contratar al astro portugués y este no dudó en recaer en Turín, saliendo en malos términos con la directiva madridista. Hasta la fecha, el lusitano lleva 14 goles con los biaconeros en la Serie A.

 

Guaros ganó su doblete (Agosto): En una temporada extraña, Guaros de Lara validó su condición de campeón al ganar el título de la Liga Profesional de Baloncesto (LPB) derrotando a Trotamundos de Carabobo 97-86 en el séptimo juego de la final disputado en el Domo Bolivariano de Barquisimeto. Los larenses consiguieron su segunda corona en su corta historia, luego de sobreponerse a una desventaja de 3-2 en una polémica final.

 

Serena cae en Flushing Meadows (Septiembre): Serena Williams protagonizó un espectáculo que recordaremos por mucho tiempo en la final del US Open. La norteamericana terminó perdiendo 2-6 y 4-6 frente a la joven japonesa Naomi Osaka, una figura del futuro en el tenis femenino. La estadounidense se saltó el reglamento en repetidas ocasiones, fue sancionada por ello y trató de convertir un error personal en una conspiración contra su género.

Boston vuelve a la gloria (Octubre): Luego de una temporada regular con más de 100 victoria, los Medias Rojas de Boston vapulearon a todos los rivales que se enfrentaron y lograron llevarse el Clásico de Otoño frente a los Dodgers de los Ángeles en cinco encuentros. El manager de los bostonianos, Alex Cora se convirtió en el segundo latino en coronarse en la Gran Carpa, luego de que lo lograra Oswaldo Guillén en 2005 con las Medias Blancas.

El Final Four de la Nations League se define (Noviembre): La nueva competición de selecciones europeas definió a sus primeros aspirantes al título. Portugal, Holanda, Suiza e Inglaterra clasificaron luego de una reñida fase clasificatoria que vio descender de categoría a Alemania y a la actual subcampeona del mundo, Croacia. Las selecciones de Italia, Francia y España lograron mantener la categoría a pesar de mostrar rendimientos irregulares.

Castillo y Valbuena son víctimas del hampa (Diciembre): La inseguridad en el país volvió a tomar protagonismo en el país. Los jugadores de Cardenales de Lara, José Castillo y Luis Valbuena fallecieron luego de que delincuentes lanzaron rocas en el camino en el que se trasladaban los peloteros en la carretera rumbo a Barquisimeto. Esto causó el volcamiento de la camioneta en la que se trasladaban y la muerte instantánea de Castillo y Valbuena.

 

Venezuela clasificó al Mundial de China (Diciembre): La selección venezolana de baloncesto aseguró su clasificación al Mundial China 2019 a disputarse entre el 31 de agosto y 15 de septiembre. Con récord de ocho encuentros ganados y uno perdido, Venezuela se ubicó en el primer lugar del Grupo F. Comandados por los hermanos Vargas, la selección pudo superar a las selecciones de República Dominicana, Brasil y Canadá.

Modric se apropió del Balón de Oro (Diciembre): La soberbia actuación del croata Luka Modric en la UEFA Champions League con el Real Madrid y el subcampeonato del mundo de Croacia le valió para obtener el Balón de Oro que otorga France Football al jugador más destacado del año.

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Real Madrid se llevó por tercer año consecutivo el Mundial de Clubes

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Fue el primer título del Madrid en tiempo sin Cristiano y sin Zidane, muestra de que ningún jugador o entrenador, por influyente que sea (y los citados lo han sido extraordinariamente), pone el punto final en un club. Menos en el Madrid. También de este título ‘low cost’. Se aseguró tres cuartas partes de él en Kiev, ante el Liverpool, y lo remató en Abu Dhabi ante el Al Ain, representante de un fútbol que aún anda en la adolescencia: le falta madurez y le sobra entusiasmo.

El Madrid coció su triunfo a fuego lento y con un gol de Modric, que saltó de un Mundial a otro sin que se haya sabido nada de él entretanto; con otro de Marcos Llorente, líder de la resistencia, y con dos finales de Ramos, con el que pasó factura a quienes le pitaron, y de Vinicius ayudado por Nader. Fue una victoria sencilla que le acerca a su historia y le aleja de Mourinhoaquella quimioterapia para combatir al mejor Barça que ofreció una mejoría precaria y unos enormes efectos secundarios. Y fue una victoria que quedó en la caja registradora del fútbol. El Madrid, también en Mundiales de clubes, está a la cabeza del planeta.

En cualquier caso, no debe confundirle el trofeo. Su convalecencia es lenta, con recaídas, con un déficit rematador indisimulable, pero en la dura travesía ha encontrado dos jugadores inesperados: Llorente, el futbolista del mes y de la final, y Lucas Vázquez.

El fútbol es un juego de instantes, que casi siempre son más amables con el mejor. También sucedió esta vez. La historia del partido quedó resumida en un minuto, el 14′. Marcelo, en la luna, pretendió una cesión imposible a Courtois y El Shahat quebró al meta y remató a gol. La izquierda de Ramos, al que el público pitaba en nombre de Salah, fue la pierna de Dios casi sobre la línea. En la siguiente jugada, Modric metió un pase a la red con su izquierda tras dejada de Benzema. La bota de oro del Balón de Oro, la mano de piedra del Madrid acababa con el Al Ain.

Antes y después de la jugada clave quedó un partido luminoso y desenfadado. El Al Aain no fue el equipo restrictivo y obediente a su inferioridad. Peor pero valiente, presionante, agradecido a su público, dejó que el partido se jugara en las áreas, más en la propia que en la ajena. Eso sí, bajo el creciente gobierno del Madrid, que siempre tuvo la pelota y que demostró que le sobra conocimiento para jugar encuentros así.

La convalecencia del equipo de Solari es lenta, pero hay cosas que comienzan a mejorar. La más notable, Llorente al margen, el rendimiento de Carvajal, lateral de banda ancha que ya es jugador medular del Madrid. Medular y contagioso, porque va y va por su banda y riega de energía al grupo.

Por ahí empezó el partido el Madrid y por ahí encontró el gol, aunque la superioridad de sus centrocampistas, Modric y Llorente, especialmente; la velocidad de Bale, el fútbol bordado de Benzema y el empeño de Lucas Vázquez le fueron llevando cada vez con mayor frecuencia ante Eisa. El Al Ain fue un equipo muy desabrigado atrás, probablemente porque en su Liga le exigen menos por ahí y fue sosteniéndose mal que bien gracias a que el Madrid resultó una cosa creando y otra rematando. Con todo, antes del descanso, Lucas Vázquez mandó un remate al palo y otro cruzado fuera, Eisa le quitó dos goles a Bale y otro a Modric, que lo probó esta vez de volea con la derecha, y a Benzema se le fue arriba una media vuelta sencilla.

La segunda parte fue zona ajardinada para el Madrid, que se empachó de balón y de ocasiones. Bale, que intentó una chilena de exposición, y Benzema se dejaron ir muchos goles en el camino hasta que llegó el de Marcos Llorente. Fue un bote pronto extraordinario desde fuera del área, un misil tierra-tierra inapreciable para Eisa, una compensación a los perjuicios causados por Zidane, Lopetegui y el propio Solari en sus primeros días. Un gol que le premiaba a él y a toda la cantera. Una indemnización a la paciencia. El resto fue clásico: un Madrid relajado al que le llegaron más de lo conveniente (le costó un gol), un incesante chorro de oportunidades para los de Solari, los cambios para compensar a los suplentes (Vinicius volvió a sumar una diana de rebote) y el tanto de cabeza de Ramos, adornado con un abrazo a Isco, que calentaba en la banda, por disipar sospechas. Un gesto de paz en un equipo, de nuevo, en la cima del mundo.

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La Champions ya tiene definidos los cruces de octavos de final

EFE.- El Ajax y el Lyon serán los rivales de Real Madrid y Barcelona en los octavos de final de la UEFA Champions League, según el sorteo celebrado este lunes en la sede de la UEFA en Nyon, mientras que el Atlético de Madrid, anfitrión de la final, se medirá a la Juventus de Cristiano Ronaldo.

Sobre el papel, madridistas y barcelonistas salieron favorecidos del sorteo, en el que ejercieron como ‘manos’ inocentes la jugadora francesa Laura Georges y el exdelantero español Luis García.

Las eliminatorias de octavos, ronda en la que se empezará a aplicar el sistema de videoarbitraje (VAR), se disputarán los días 12/13/19/20 de febrero y 5/6/12/13 de marzo.

El Real Madrid, defensor del título y que busca la cuarta corona seguida, se las verá con un histórico como el cuadro holandés, un bloque joven que de la mano del técnico Erik ten Hag trata de recuperar el protagonismo perdido.

Pese a la falta de experiencia al más alto nivel internacional de sus jóvenes figuras, esta temporada ha dado la cara en un grupo que encabezó finalmente el Bayern Múnich y superó al Benfica. Dispone de un juego atractivo y dinámico que necesita el refrendo en grandes eliminatorias.

El Lyon, segundo del grupo F tras el Manchester City y por delante del Shakhtar Donetsk, se presenta también como un rival bastante asequible para el Barcelona de Leo Messi por potencial y por la irregularidad que muestra el cuadro francés, capaz de ganar al City en Manchester -su única victoria en la ronda de grupos- y de empatar el resto de choques.

El Atlético de Madrid se llevó el ‘hueso’ del sorteo, la Juventus de Cristiano Ronaldo, exdelantero del Real Madrid que, sin ir más lejos, le marcó un triplete en las semifinales de la campaña 2016/17.

Toda una auténtica prueba para el cuadro de Diego Pablo Simeone que, sin embargo, suele mostrar su mejor nivel ante los grandes del continente. Es una confrontación que no gusta ni a rojiblancos, ni a juventinos.

Al margen del reencuentro de Cristiano Ronaldo con el Atlético se producirá también el del delantero croata Mario Mandzukic, que dejó el club español camino del Juventus Stadium.

Otro gran duelo de históricos será el que dirimirán el Liverpool y el Bayern Múnich. Entre ambos reúnen diez títulos de la máxima competición continental, ambos diez.

De paso, el técnico germano Jurgen Klopp, exentrenador del Borussia Dortmund, volverá a verse las caras con el que fue su gran rival cuando dirigía al conjunto del Signal Iduna Park. El Liverpool tiene la vitola de ser el vigente subcampeón y de disponer de un ataque veloz y frenético con los Salah, Mane y Firmino, que puede desarbolar a un conjunto bávaro que en la Bundesliga deja muchas dudas pero que en Europa ha sabido sobrevivir y pasar como primero.

Tottenham y Borussia Dortmund dirimirán otro enfrentamiento anglo-germano entre dos equipos de fútbol atractivo, y completan los enfrentamientos entre la Bundesliga y la Premier el Schalke, uno de los más deseados por los primeros, y el Manchester City de Josep Guardiola.

El nuevo proyecto europeo del París Saint Germain se encontrará en estos octavos con el desconcertante Manchester United de Jose Mourinho, un duelo inédito.

Completa esta ronda la confrontación entre la Roma, hasta ahora con un rendimiento irregular, y el sólido Porto, el equipo que ha conseguido más puntos en la fase de grupos (16).

Foto: UEFA / Getty Images.

El Real Madrid cerró la fase de grupos con una dura derrota ante el CSKA

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El Madrid cerró la fase de grupos de la peor manera. Sufrió una derrota durísima con un once repleto de meritorios, similar al de la Copa, sin capacidad de respuesta desde que encajó el 0-1. El CSKA ganó los dos partidos a los blancos y no jugará ni la Europa League, señal de la talla del equipo ruso. El campeón de la Champions no puede permitirse una imagen pésima. Sin excusas.

La Champions no es la Copa. La receta que sirvió frente al Melilla, ofrecer minutos a los poco habituales, funcionó mal frente al CSKA de Moscú, la kriptonita del campeón de Europa.Y los tropiezos europeos sientan a cuerno quemado al Bernabéu. Por eso la pitada de la grada en el entretiempo, después de media hora bastante buena, liderada por Vinícius y Asensio, y 15 minutos de empanada defensiva.

Solari propuso su equipo alternativo pero envió algún mensaje. Fede Valverde y Llorente carburaron bien en el eje, con Isco liberado, pero donde más brilló el Madrid fue en los extremos. Arrancó Vinícius brillante, sacando de sitio a Marios Fernandes y Nababkin. Metió un balón excelente a Benzema. El francés llegó tarde. Poco después, controló en el área, se escabulló entre dos y Akinfeev sacó su remate cruzado.En el rechace, Asensio colocó su zurdazo en la escuadra.

Se divertía el personal en horario extraño. Los rusos se arropaban con cinco defensas y una línea de cuatro por delante, todos muy juntitos, descolgando a Chalov para la contra. En Moscú, el Madrid cometió un error de inicio y no fue capaz de generar más de cinco ocasiones claras. En el Bernabéu fue peor. En una contra bien lanzada, muy vertical, Sigurdsson sacó de sitio a los centrales, enlazó con Chalov y el ariete firmó un golazo.

Esa jugada reveló el problema, la fragilidad defensiva, especialmente en la parcela zurda. Marcelo, capitán ayer, se vio desbordado, especialmente por Mario Fernandes, otro lateral brasileño con alma de extremo que ya dio a España una mala tarde. Entró libre, se apoyó de nuevo en Chalov, que le regaló un taconazo de lujo y Schelnnikov aprovechó el rechace de Courtois.

El 0-2 invitaba a la épica. Entró Bale por Benzema, ausente Mariano por lesión, pero los rusos ganaron confianza y volcaron el campo de su lado. Dominaron durante un rato largo, forzando córners y llegando con facilidad a posición de remate. Perdido el balón, la opción estaba en una contra. La sacó Vinícius que forzó bien, sirvió a Isco y el malagueño no aprovechó. Le pitaron, se encaró con la grada y la pitada se hizo general. Al Bernabéu no le gusta la dejadez y es exigente con sus preferidos. Isco, aclamado muchas tardes, no acierta con el juego ni con los gestos.

Por si faltaban dificultades, Bale se dobló el tobillo derecho en un salto. Se retiró, volvió a entrar, continuó cojeando… Y así siguió sobre el campo, mermado. Porque no mejoró el panorama. Al revés. Entró Kroos por Llorente, reservado para el duelo liguero, y el alemán, en recuperación, no aportó músculo. El CSKA se hizo con la pelota y la movió con comodidad, sin que nadie apretara para robar hasta que, desde el borde del área, Sigurdsson cruzó junto al poste.

El resto fue un calvario, con Carvajal por Marcelo, protestado, y los cambios festivos del CSKA. Es cierto que el Real Madrid mereció más, igual que en Huesca mereció menos. Aunque el trabajo estaba hecho y tendrá ventaja en el sorteo, el desplome fue tan espectacular que entra en el historial negro de las noches continentales. No es un equipo fiable..

Modric ganó el Balón de Oro y acabó con la hegemonía de Messi y Cristiano Ronaldo

Hugo Cerezo (Marca.com).- Luka Modric es el nuevo Balón de Oro, un galardón que añadido al The Best y al premio a mejor jugador del Mundial completa una trilogía que le sitúa ya en los puestos más nobles de la historia del fútbol. Para siempre quedará que fue un veterano croata de 33 años, niño de la guerra de los Balcanes, quien acabó con el duopolio Cristiano-Messi.

En París, la ciudad donde precisamente el PSG ha reunido a dos candidatos a ese Balón de Oro, Modric recogió ese trofeo, seguramente uno de los más bonitos de los que se entregan en el planeta fútbol. Ganó en la casa de la campeona del mundo, por delante de su ex compañero Cristiano Ronaldo y de su rival rojiblanco Antoine Griezmann, que ya al llegar a la alfombra roja dejó un recado. «A lo mejor es que la Copa de Europa es más importante que el Mundial». Junto con su mujer y sus tres hijos, arropado por el club, con Florentino Pérez en primera fila, Modric mostró esa sonrisa de buen tipo que le caracteriza en el exuberante Grand Palais. Es difícil, por no decir imposible, encontrar a algún miembro de la industria futbolística que hable mal de Lukita, como se le conoce en el vestuario del Madrid.

Ganador de los tres grandes premios individuales de 2018, su triunfo no puede ser más unánime. Para el jurado FIFA del Mundial, para capitanes, entrenadores, periodistas y aficionados de todo el planeta que dieron el The Best y, finalmente, para los periodistas elegidos por France Football. Históricamente se ha apuntado que el Mundial era preponderante para votar, lo que sumado a que Francia, el país originario de la revista, fue campeona del mundo, invitaba a pensar en que el Balón se quedaría en casa. Nada más lejos, Modric ganó sin problemas las votaciones, en el escenario más exigente. Siendo además un constructor del juego, no un goleador, un jugador de equipo, no un solista, un tío normal, lejos de tatuajes, bailes, decisiones públicas y demás extravagancias.

Una metáfora de lo que ha sido su vida, obstáculo tras obstáculo hasta llegar a la cima. De huir de los soldados serbios, que asesinaron a su abuelo, a tener que hacerse jugador en una cesión en Bosnia. Paso a paso hasta luchar lo indecible para poder fichar por el Madrid, enfrentado a Daniel Levy. Y de las dudas iniciales en el Real a ganarse el corazón de club, compañeros y aficionados.

Siempre saldrá en la foto de la Décima. Su córner para su amigo Ramos en Lisboa es el primer párrafo de la leyenda que ha escrito el Madrid de las cuatro Champions. Hilo conductor del Real más glorioso desde el de la seis Copas de Europa, el 10 al que todos buscaban y siempre encontraban, al que Arbeloa subía a hombros en Da Luz y San Siro, su jugadón en Cardiff para Cristiano y el póker en Kiev, envuelto en la bandera de su país con la que fue subcampeón del mundo en Rusia.

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El Real Madrid derrotó al Valencia con sufrimiento

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El Bernabéu al fin disfrutó de un Madrid sólido. Con indudables toques por parte del entrenador, con apuestas personales por futbolistas jóvenes que cuajan, frente a un adversario que exigió sufrir durante media hora larga, el equipo blanco cuajó su mejor actuación coral, aunque con claros triunfadores. Carvajal, Benzema y Marcos Llorente resultaron claves para derrotar a un Valencia que regresó al viejo vicio de fallar ocasiones claras, como las de Mina y Paulista.

El trabajo de entrenador implica tomar decisiones. El batacazo de Ipurua ha servido, entre otras cosas, para que Solari descubra sus bazas, las puntuales y las que tienen aspecto de definitivas. Isco sigue sin entrarle en el once donde se colaron Marcos Llorente, Ceballos, Lucas Vázquez y Reguilón. O sea, sin Marcelo, Asensio, Kroos o Casemiro. Unos por lesión, otros por táctica. Como cegar la banda izquierda del Valencia, por donde el pasado año Gayá y Lato destrozaron a los blancos. También Marcelino planteó un partido marcado por la eliminación de la Champions, con Coquelin por Kondogbia para flanquear a Parejo. No funcionó de inicio.

Al contrario que en citas anteriores, el Madrid mandó desde el saque inicial por posición e intensidad. Como en el mejor tramo de Roma, Bale hizo daño por la izquierda y desde allí empezó sirviendo centros estupendos. El primero encontró a Benzema en posición de 9. Voleó fuera por poco. Basta ver el primer balón que toca el francés para saber si tiene las musas de su parte. Como ayer. A los seis minutos había sacado una amarilla a Paulista, al robarle la cartera en la medular.

También participó Karim en el 1-0, sólo dos minutos después, junto al central brasileño. Trató de dejar con el pecho el punta para Bale en boca de gol y la pelota se fue larga. Cerró blandísimo Paulista, que se dejó robar la cartera por Carvajal. El lateral metió hielo a la jugada, pisó ante Gayá y el centro de exterior acabó en la red cabeceado por Wass.

La mejor noticia para el Valencia en ese primer acto fue retirarse a vestuarios con ese único gol en contra. No es que el Madrid rematara mucho, porque no lo hizo. Sólo disparó Bale entre los tres palos, desde muy cerca, con buena respuesta de reflejos para Neto. Pero no tuvo la pelota, sufrió un calvario para enlazar tres pases y apenas se mostró en área contraria. Tras una primera incursión de Gayá ganando línea de fondo tardó más de media hora en probar a Courtois, con un disparo blando de Parejo. Urgía corregir en el vestuario.

No hubo cambios tras la pausa, pero sí un movimento táctico importante. Se retrasó Santi Mina para enlazar con la medular y encontró el espacio que le había faltado en el primer acto. Lo leyó de maravilla Parejo, que encuentra rutas para el juego como un GPS. Metió dos pases largos al gallego maravillosos, el primero resuelto con un centro chut que no alcanzó Gameiro. El segundo fue una oportunidad clamorosa tras un gran control de Mina, que en el mano a mano remató alto.

La caída blanca fue llamativa. Se estiró el equipo y dejó una pradera en la medular, donde gobernó Parejo. Bale, renqueante desde el primer acto, desapareció del partido y el técnico le sustituyó, con buen criterio. Fue justo antes de que Paulista, en una falta tocadita por Parejo, perdonara el empate en el segundo palo. Con casi 20 minutos por delante agotó cambios Marcelino: Piccini, Kondogbia y Batshuayi al césped. El delantero belga disfrutó de la mejor ocasión, un mano a mano anulado por fuera de juego. Lo paró Courtois con la cara, una intervención vital. El VAR habría concedido el tanto porque el punta estaba habilitado.

Con el Valencia volcado, las contras del Madrid eran puro veneno. Asensio falló lo infallable tras una salida imperial de Marcos Llorente desde atrás. Entró Isco para atar la pelota, recibido con división de opiniones, y la sentencia asoció a los mejores hombres blancos, asistentes de excepción. Desbordó Carvajal por la derecha, sirvió al área, no atinó Asensio, controló Benzema en el área y metió con temple para que Lucas finiquitara el partido. Triunfo sufrido, trabajado, frente a un rival de altura, para ganar solidez y prestigio. El Madrid de Solari no se resigna. La Liga ya no está imposible..

Bale guió al Real Madrid frente a la Roma

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Gareth Bale tiene una calidad indiscutible. Puede pasarse medio partido flotando por el verde, sin intervenir, para resolver en un pestañeo. El galés apareció como los líderes, cuando más lo necesitaba su equipo, acosado por una Roma animosa, y convirtió la noche en una función placentera para sellar el primer puesto. Buen botín en tiempos de penurias y conflictos, de derrotas y ausencias llamativas.

Todo lo que ocurrió en el coliseo romano quedó marcado por las decisiones del entrenador, que para eso está. La menor, aunque no por ello menos importante, fue el sacrificio de Ceballos para dar entrada a Marcos Llorente para ocupar su posición natural. El sevillano no funcionó en Ipurua a ojos de Solari, que le marcó pese a su esfuerzo por enmendar errores. Propios y de muchos de sus compañeros. Ayer no disputó ni un minuto.

Pero el bombazo fue la ausencia de Isco en la convocatoria. En septiembre fue la estrella que abrió el triunfo brillante ante la Roma, antes del hundimiento. En la Ciudad Eterna, con unas pequeñas molestias como atenuante, quedó al descubierto un divorcio que se intuía, y que se basa en cuestiones extradeportivas. Por rendimiento los ha habido peores que el malagueño. Muchos.

También restó tensión al duelo el regalo del Viktoria en Moscú. Y subrayó la pifia blanca cuando cayó ante el CSKA, un equipo flojísimo. Así que Roma y Real Madrid saltaron al verde clasificados. Alivio especial para los locales, lastrados por ausencias relevantes -Dzeko, Pastore y De Rossi- que se agrandaron con los problemas físicos tempranos de El Shaarawy, sustituido a los 20′ por Justin Kluivert. Muchos contratiempos frente al campeón de Europa, y pese a ellos no se sintió inferior.

El orgullo de la Roma disimuló su mal momento desde la jerarquía de Florenzi. Brazalete en ristre, el carrilero diestro abrió las hostilidades buscando en largo a Ünder a espaldas de Marcelo. Hasta la media hora no sufrió el Madrid, pero como no hizo daño (apenas un remate desde fuera del área de Modric tras una buena acción colectiva) se vio expuesto al arreón romanista. Dos córners consecutivos amenazaron de gol.Varane, que no andaba fino, rebañó de lujo el primero. El segundo fue un milagro de Courtois ante Schick y un remate violentísimo de Kolarov que se marchó por milímetros.

La sacudida no produjo ningún efecto en los blancos, que salvo las espléndidas coberturas de Marcos Llorente a las subidas de los laterales no ofreció ningún síntoma de mejoría. Para colmo, empiezan a fallar los valores seguros. Como Carvajal, que se lió de mala manera en tiempo de prolongación, le robó Schlick, metió Zaniolo el pase de gol y Ünder, en área chica y sin oposición, remató arriba. Increíble.

Si el epílogo del primer acto fue benévolo con el Madrid, el arranque del segundo no se quedó atrás. Un despeje en globo de Olsen se frenó por el viento, Fazio cabeceó atrás y habilitó a Bale, que remató con temple junto al palo. Intrascendente hasta ese instante, el galés tiene una clase indiscutible, y le basta participar un segundo para decidir un partido.

El 0-1 descorchó al Real Madrid, que ganó confianza y encontró la fragilidad de la Roma. Buscó la velocidad en la contra, con Bale recostado en la izquierda, y la superioridad fue abrumadora. Un mano a mano del galés mal resuelto preludió el segundo, tras otra contra mal resuelta que, sin embargo, desembocó en un magnífico ataque estático. Recuperó Modric, descargó a Bale que colgó al segundo palo y Benzema depositó en el pie de Lucas Vázquez. Necesitaba un gol el gallego para empezar a sumar acierto a la insistencia.

La Roma se entregó con mucho tiempo por delante, salvo los buenos detalles de la zurda de Justin Kluivert. Eléctrico y activo. Diferente a su padre. El caso es que la puerta a la contra estaba abierta de par en par y el Madrid desperdició media docena de situaciones claras de superioridad. Síntoma de que no está fino. Le habría venido bien una goleada para rearmarse. De momento, los octavos de la Champions están en el bote. Con autoridad. La del campeón de Europa. Al fin buenas noticias..