El Real Madrid cayó goleado frente al Eibar

Marca | Foto: Marca.- 


Ipurua es un campo de verdad. En el faldón de la AP8, con el aliento del público a mano en cada costado, donde hay que pegar el culo a la valla y escuchar las ocurrencias del personal en cada córner, el Eibar hace sufrir a los equipos más poderosos porque no regala un metro. Es más, se lo tienes que arrancar del alma. Allí sucumbió el Real Madrid en una actuación pésima, sin balón y sin alma, destruido por una presión descomunal que dio al Eibar su primera victoria sobre el equipo blanco. Lo hizo a lo grande, siendo mucho mejor que el campeón de Europa. Sin paliativos.

El equipo de Mendilibar conquistó un triunfo rotundo con sus armas, dando lo que siempre ofrece, con el aporte extraordinario de Marc Cucurella, Si Puyol empezó como atacante, el futbolista aún azulgrana fue un martillo por la izquierda, sirviendo dos de los goles. Entró en el equipo por la expulsión de De Blasis. Hoy es ya la estrella armera. Con lo difícil que es destacar en un bloque tan solidario.

Esa solidez es la identidad del equipo de Mendilibar. El de Solari la está buscando. Y en su estreno como entrenador de pleno derecho, sin la etiqueta de provisional, mantuvo sus apuestas, algunas llamativas, en un naufrafio completo. Dejó a Isco en el banquillo de nuevo -aún no ha sido titular con el argentino-, respaldó a Ceballos colocándole de pivote y reservó a Carvajal por el momento dulce de Odriozola. Esa posición fue la escogida por los armeros para desnivelar el choque, doblando el acoso al lateral blanco con José Ángel y Cucurella. Funcionó de maravilla.

Fue un primer acto equilibrado, con una ocasión clara para cada equipo. Avisó el Eibar con un remate en parábola de Kike García, tras un servicio de espuela de Orellana, que Courtois desvió sobre el palo. Era el minuto tres. En el once, Benzema resolvió por encima de Riesgo un buen servicio de Asensio, pero José Ángel salvó en la línea. Daba impresión de aplomo el Madrid hasta que resolvió fatal un córner a favor. No por Ceballos, que intentó acabar la jugada, como mandan los cánones, pero su disparo bloqueado activó la contra armera y allí no bajó nadie salvo el propio Ceballos, responsabilizado por la pérdida. Anotó Escalante porque Courtois evitó el remate de Kike García a bocajarro. Ni el acierto del belga rescató a los blancos.

El gol restó confianza al Madrid, que no encontró forma de trenzar juego. Fue una cuestión global, porque no encontró la forma de enganchar tres pases seguidos. Entre que la pelota circuló con lentitud y que no aparecieron los medios, salvo Ceballos, la presión del Eibar acabó por descoser a los blancos en una jornada propicia para recortar puntos con el liderato. Esto es lo que hay.

La gesta del Eibar se consolidó en el arranque de la segunda parte, y retrató a unos y otros. Mientras Kroos tiró un globo a absurdo a Odriozola y el lateral se lió, Cucurella se fue como una centella a por él para robarle el balón, el alma y los puntos. Enrich cruzó a la red con profesionalidad, como si no costara trabajo. Se rompió Odriozola en el lance, pero nada cambió. Con Carvajal en el campo, de nueco Cucurella buscó un balón sin gloria en un costado, metió el centro al que no llegó Enrich y Kike García se anticipó a Varane, clavado en el área chica.

Quedaba mucho tiempo por delante para recomponerse, pero no tuvo opción, sobre todo por mérito armero, que no cedió al ver al rival herido. Courtois sacó dos manos prodigiosas a Orellana y Courtois que evitaron una manita sonrojante. Entraron Isco y Vinícius, pero nada cambió en área contraria. Si en la propia el Madrid estuvo mal, en la ajena acabó enredado en una cascada de fueras de juego, especialmente de Benzema, que abrochó un final casi cómico a un partido pésimo. Vuelta a los tiempos oscuros para el Madrid. Gloria para un Eibar perfecto, modelo para todos. Actitud, esfuerzo, táctica y fútbol, mucho fútbol del equipazo de Mendilibar para obtener una victoria de leyenda..

Solari fue confirmado como entrenador del Real Madrid hasta 2021

Marca | Foto: AFP.-

El Real Madrid confirmó una noticia cantada. Santiago Hernán Solari, aupado por una racha de cuatro victorias en cuatro partidos, 15 goles a favor y sólo dos en contra, se convierte de pleno derecho en entrenador del primer equipo blanco. Se acabó la interinidad en el Madrid.

La sorpresa llegó en la duración del contrato. Solari firmó hasta el 30 de junio de 2021, es decir, por una temporada más de lo previsto. La medida debe ser interpretada como un deseo del club de trasladar una imagen de estabilidad tras un arranque de curso ciertamente turbulento, lo que llevó a la destitución del antecesor de Solari, Julen Lopetegui.

Florentino Pérez pone así en manos del técnico argentino el proyecto del Real Madrid 2018-19, tras el fracaso de la apuesta por su antecesor, en una temporada marcada también por la salida del club de Zinedine Zidane, el técnico de las tres Champions consecutivas, y de Cristiano Ronaldo, el máximo goleador en la historia de la institución madridista.

Bajo el mando de Solari, el equipo ha recuperado la estabilidad y los resultados. Debutó en el partido de ida de dieciseisavos de final de la Copa ante el Melilla, que se saldó con un contundente 0-4 a favor del Madrid. Después, recuperó el pulso ganador en Liga tras cinco jornadas de sinsabores (cuatro derrotas y un empate), al superar al Valladolid (2-0) en el Bernabéu. Más tarde, encarriló el pase de los blancos a los octavos de Champions al derrotar por 0-5 al Viktoria Plzen en la República Checa, dejando abierta la posibilidad de que el equipo pase a las eliminatorias como primero de grupo, algo que lleva dos años sin lograr. Y, por último, repitió triunfo liguero en el partido más delicado de la era Solari, al derrotar al Celta en Balaídos por un contundente 2-4. Un triunfo que, además, permitió a los blancos recortar la desventaja con respecto al Barcelona a cuatro puntos.

Conseguida la establidad deportiva, ahora llega la institucional, con el nombramiento de Solari por lo que resta de esta temporada y dos más. El club pretende repetir los éxitos de la fórmula Zidane. De momento, los primeros pasos son incluso más firmes que en el arranque del laureado técnico francés..

Benzema desata a los merengues

Marca | Foto cortesía: Movistar +

Al fin. El Madrid había perdido la costumbre de despachar partidos cómodos, goleadas que atemorizaban a Europa. El campeón de Champions regresó a sus viejas costumbres con Benzema como estrella, apabullando al Viktoria y reservando para Roma la disputa del primer puesto.

La rueda de la fortuna ha girado con Solari. Ya no apunta con su dedo acusador al Real Madrid. Todo lo que antes salía mal ahora sonríe con picardía al equipo blanco, aunque cometa tantos errores o despistes como antes. Pese a un cuarto de hora inicial malo, muy malo, como en Moscú, una acción maravillosa de Benzema, recordando al delantero total que despuntaba en Lyon, desatascó el partido y mostró la distancia real entre ambos conjuntos. Sideral. Cuesta creer que los checos fueran capaces de dar réplica en el Bernabéu, con una defensa tan débil.

Santiago Solari completó su triple corona al ganar un partido de Copa, uno de Liga y uno de Champions. Lo hizo eligiendo a Courtois, que debutó en la Champions de blanco, fortaleciendo la medular con Ceballos y Lucas, y dejando mucho crack en el banco: Asensio, Isco y Modric, más Vinícius, a quien se suponía que daría minutos. Algunos se quedaron sin disfrutar de la fiesta de Pilsen.

El partido viró a los veinte minutos con una maravilla. Controló Benzema recostado sobre la izquierda, avanzó elegante hasta la frontal, recortó hacia dentro ante Prochazka, engañó a Reznik amagando el remate de derecha y resolvió bajo las piernas de Hruska con un pase a la red.

De pronto se esfumó el remate a la madera en propia meta de Nacho, la ocasión de Chory, las pérdidas de Casemiro y los desajustes del bloque que amenazaron con un siniestro en el arranque del partido, bien trabajado por los checos. Incluso contaron con el guiño del mítico Aytekin, que no vio un golpetazo con el codo de Ramos a Havel que le reventó la nariz. Animosos, los checos tenían los pies de barro. Al primer contratiempo cayeron con estrépito.

Como en los viejos tiempos, los de antes de la crisis, el Madrid olió la debilidad y se lanzó a degüello. Casemiro aprovechó un córner dulce de Kroos y cabeceó a la red. Y después de conceder un dos contra tres a la vuelta de un córner a favor, error de infantiles, que Havel resolvió mal, Benzema se escabulló en el área pequeña y encontró la asistencia de Bale para anotar desde cerca. Segunda diana del francés, la 201 en su cuenta.

El liderato, tras la victoria en Moscú, estaba en los goles, y el Madrid lo conquistó antes del descanso. Benzema devolvió la gentileza a Bale peinando un balón que el galés empaló con calidad. Eso jamás se le cuestiona.

El segundo acto perdió tensión por lógica. El Viktoria buscó su golito y minimizar el tamaño de la goleada. Los cambios de Solari también tuvieron mensaje. De los que entran y los que salen. Javi Sánchez y Vinícius, destacados en Melilla, tuvieron media hora, mientras Ramos se protegió de la sanción para Roma, donde se puede decidir la posición para el cruce de octavos.

También aligeró de carga el técnico a Benzema, ovacionado, y Kroos, que se marchó tras firmar un golazo. Se fue Vinícius en velocidad, le dobló el alemán, la asistencia quedó corta y Toni metió el empeine interior, abajo, para ordenar una vaselina exquisita sobre Hruska.

Desde entonces hasta el final, el Madrid pudo aumentar el tanteo. Vinícius mostró detalles, Bale estrelló un remate seco en la cruceta, le anularon un gol a Lucas por fuera de juego que no era… Un gustazo para un equipo con dudas. Siguiente estación, Balaídos. No parece que la etapa Solari vaya a encontrar allí un escenario tan cómodo..

El Madrid volvió a la victoria en liga frente al Valladolid

Marca | Foto: Marca.- 

Vinícius tiene estrella. Tiró una diagonal eléctrica y buscó una especie de centro duro o remate abierto, quién sabe. El caso es que su tiro golpeó en la espalda de Kiko Oliva, que se había marcado un partido soberano junto a Calero, desvió contra su portería. Todo el buen trabajo del Valladolid se fue al garete por el descaro de un chaval brasileño llegado para cambiar la cara al Madrid. De momento, aporta lo que no ofrece el resto: verticalidad y alegría. Como la que empleó para activar a Benzema en el origen del penalti. Normal que el Bernabéu pidiera que lo lanzara el 28. Lo hizo Ramos, pitado por su propia hinchada. Y marcó con clase y aplomo. La veteranía también es un grado en tiempos de penurias.

Aunque parezca un detalle menor, la tabla mostraba antes de empezar dónde estaba cada cual. El Madrid, noveno y depre, y el Valladolid, embalado en el sexto lugar, medían sus inercias en un punto clave de la temporada, tras el varapalo del Camp Nou. Tal vez por el efecto destitución el Bernabéu dio un voto de confianza a su equipo, salvo la grada de animación, que estuvo muda diez minutos en protesta por la paliza de Barcelona. No salió mal el equipo de Solari, con Asensio recostado en la izquierda y Bale partiendo de derecha para dejar a Benzema arriba. La asociación de Marco con Karim en el minuto 4, al espacio, pudo cambiar el rumbo, pero el remate cruzado del francés se marchó junto al palo.

El balear fue el gran beneficiado del duelo de Melilla junto a Reguilón, pero no tuvo la libertad de acción que disfrutó en Copa y bien que lo sintió. También se mantuvo en el once Reguilón, que a la postre fue la mejor noticia de un discretísimo primer tiempo blanco. Sus centros siempre llevaron veneno. Bale cabeceó dos sin suerte. Y ya. Pocas noticias hubo más del Madrid por culpa del Pucela, tan firme con balón como sin él. Tiene mucho mérito el bloque que ha construido Sergio, en gran parte superviviente del ascenso. Calero, Alcaraz, Nacho… Buenos futbolistas, con calidad y sacrifficio, que desataron la bronca en el Bernabéu.

Porque después de media hora correcta, con dominio del balón pero sin profundidad, el Madrid se quedó sin gasolina y sin pelota, así que los blanquivioletas se vinieron arriba. Antoñito se plantó solo ante Courtois tras un gran balón filtrado por Leo Suárez. Picó arriba. Toni Villa recibió cómo en el área, con la defensa blanca estática, y cruzó fuera. Pitos. Y en una mala salida blanca Unal cabeceó desde cerca fuera. Bronca al descanso.

Corrigió en la caseta Solari y mandó a los laterales aún nás arriba, destapando la cobertura. Produjo unos minutos buenos, intensos, con Reguilón como un puñal. Pudo marcar Casemiro con un disparo colocado que sacó ágil Masip. Y el córner de Kroos conectó con Bale, pero el giro de cuello no le alcanzó para cruzar el remate. Entró Isco, en teoría para aclarar ideas entre líneas, pero ocurrió que con Kroos en el pivote el Madrid se partió del todo. Los medios pucelanos recibieron con tiempo, buscaron primero la hygada directa y después el disparo lejano. Y lo hicieron como cañones. Primero Alcaraz y después Toni Villa levantaron el periscopio desde 30 metros y largaron dos remates secos, en parábola, que se estrellaron en el larguero. Conste que entre uno y otro Courtois evitó el 0-1 con una mano estupenda a Toni VIlla, infiltrado por el medio y habilitado por Leo Suárez.

No hubo más cuartelillo. Bale y Asensio fueron relevados entre protestas, y Vinícius se llevó la mejor ovación de la tarde. Quizá demandara más minutos que ese cuarto de hora largo tras lo visto en Copa. También movió la banca Sergio, que recurrió a Verde y Oscar Plano para rematar la faena. Se encontró con la explosión del brasileño, que convirtió un equipo melancólico en un festival de colores. Por derecha, por el centro, en vertical, siempre buscando el gol. Lo que hace falta ahora. Así llegó el 2-0, excesivo para los méritos blancos, y cruel para los blanquivioletas. La ovación del Bernabéu al acabar premia a un Valladolid estupendo, orgullo de sus seguidores..

Lopetegui es destituido como entrenador del Real Madrid

Marca.com | Foto: Marca.- Ya es oficial. Julen Lopetegui ha dejado de ser el entrenador del Real Madrid tras caer 5-1 en el Camp Nou ante el Barcelona, una derrota que ha sido la gota que ha colmado el vaso de la paciencia del presidente Florentino Pérez. El comunicado en el que se ha anunciado ha sido especialmente duro con el técnico. Su sustituto será, de forma provisionalSantiago Hernán Solari(Rosario, Argentina, 1976), que asciende desde el Castilla, como ya sucediera hace tres años con Rafa Benítez y Zinedine Zidane. Un cambio para reconducir una situación pocas veces vivida en la Casa Blanca.

Florentino no ha dudado tras dar una semana de margen a Lopetegui, que pretendía ser el punto de inflexión para un Madrid que venció al Viktoria Plzen en casa pero que fracasó estrepitosamente en la visita a un Barça sin Messi este domingo. Los resultados y la dinámica (cuatro derrotas y un empate en las últimas cinco jornadas de Liga y una sequía anotadora histórica) han pesado más que la confianza en un entrenador que hace poco más de cuatro meses fue presentado en el Bernabéu horas después de su despido como seleccionador español.

Las anteriores derrotas ante CSKA en Champions, en Vitoria frente al Alavés y contra el Levante en el Bernabéu, fueron socavando el respaldo del club a un entrenador que hace apenas un mes aglutinaba elogios tras la noche de la Roma. Sin embargo, la deriva ha sido tal que se ha llevado por delante tras el paso por el Camp Nou a un Lopetegui que desde junio a octubre ha perdido los dos banquillos con los que seguramente siempre soñó.

Comunicado oficial del Real Madrid

La Junta Directiva del Real Madrid C. F., reunida hoy 29 de octubre de 2018, ha acordado resolver el contrato que vinculaba al entrenador Julen Lopetegui con el club.

Esta decisión, adoptada desde la máxima responsabilidad, tiene como fin cambiar la dinámica en la que se encuentra el primer equipo, cuando aún son alcanzables todos los objetivos de esta temporada.

La Junta Directiva entiende que existe una gran desproporción entre la calidad de la plantilla del Real Madrid, que cuenta con 8 jugadores nominados al próximo Balón de Oro, algo sin precedentes en la historia del club, y los resultados obtenidos hasta la fecha.

El club agradece a Julen Lopetegui y a todo su equipo técnico el esfuerzo y el trabajo realizado y les desea lo mejor en su carrera profesional.

Será sustituido provisionalmente por Santiago Solari, quien dirigirá al primer equipo a partir de mañana martes..

El Barcelona le propinó una manita al Real Madrid

ElPais | Foto: AFP.- Goleada del Barcelona y sentencia para Julen Lopetegui. El peor escenario imaginable para el Real Madrid y el entrenador vasco se desató en el Camp Nou. El equipo de Valverde, dominador en la primera mitad, capaz de levantarse en el inicio de la segunda ante la reacción de su adversario, le endosó una manita a los blancos. Quizás el correctivo fue excesivo para un Madrid que no compareció hasta pasado el descanso y que ya es noveno a siete puntos del líder. Reaccionó y se levantó pese a una losa de dos goles, pero el poste primero y un mal remate después, le privaron de culminar su rebeldía. El Barcelona olió la sangre y no se cortó. Comandados por un excelente Luis Suárez, autor de un triplete, nadie extrañó a Messi, de nuevo espectador desde la grada.

El inicio resultó inesperado. Herido, necesitado de un golpe en la mesa, se intuía a un Madrid dispuesto, con la valentía y la energía que acostumbra a mostrar el equipo blanco en momentos de extrema dificultad. Pero sucedió lo contrario. Salió crecido el Barcelona y atemorizado el Madrid. Lopetegui optó por Isco y sentó a Asensio en un movimiento que invitaba a pensar que trataría de discutir la pelota al Barça. No fue así. Se vio de primeras un Madrid rácano, replegado y esperando una transación rápida. El entrenador había insistido en la previa del encuentro en que la clave estaría en atacar bien y defender bien. En la primera parte su equipo no hizo ni una cosa ni la otra. Bale descuidó el carril derecho y Jordi Alba vio pista libre. Nacho, lateral de urgencia ante la lesión de Carvajal, no pudo contener la potencia del carrilero y Coutinho embocó a puerta su centro atrás.

El Barcelona jugaba a su antojo, con Busquets y Arthur a los mandos. No replicaban ni Modric ni Kroos, sobrepasados, tampoco Isco, ausente. Mucho menos lo hizo Bale, intrascendente hasta que Asensio le dio carrete. Con el Madrid en la lona, apareció Luis Suárez. El charrúa aprovechó un nuevo error defensivo, este de Varane, para forzar rascar un penalti. No midió bien el central, se adelantó Suárez y le atropelló por detrás. No lo vio el colegiado, pero si el VAR, y el delantero superó a Courtois.

El intermedio sirvió a Lopetegui para recomponer a su equipo. Retiró a Varane, aquejado de problemas físicos, introdujo a Lucas Vázquez y modificó el esquema. El Madrid pasó del 4-4-2 a un 3-5-2 con Marcelo y el gallego como carrilero y Casemiro incrustado entre Nacho y Sergio Ramos. El efecto del movimiento táctico fue inmediato. Avanzó líneas, intensificó la presión y se ánimo a retener la pelota. Cuatro minutos después, Marcelo recortó diferencias y reenganchó al Madrid al clásico. La rebeldía pudo ser completa cuando Modric se encontró con una pelota en el área y disparó a puerta. Lo impidió el palo, aliado de Ter Stegen. También en un cabezazo franco de Benzema que se fue arriba.

Ahí se acabó el Madrid. La tuvo y no acertó. Justamente lo que no hizo Suárez. Perdonó una, pero no más. Su remate cayéndose al poste fue el preámbulo de una vendaval desmedido en el Camp Nou. Lo desató él con un cabezazo precioso, propio de un nuevo de altura. El centro templado de Sergi Roberto lo potenció el uruguayo y sorprendió a Courtois. El uruguayo, con la colaboración del desequilibrante Dembele, que terminó de agitar el duelo, completó su triplete con una preciosa picadita y Arturo Vidal cerró una manita que parece el final de Lopetegui..

El Madrid gana pero no convence

ElPais.- Ni siquiera un rival del camión escoba de la Copa de Europa fue un sedante para este Madrid gripado y extraviado. Los muchachos del Viktoria Pilsen llegaron angustiados ante un posible chaparrón y se vieron a un gol del empate en el tramo final. Mientras, el Madrid fue el Madrid de estos tiempos de zozobra. El gol, por más que genere ocasiones, le supone un hito alpino, y en su área se columpia con cualquiera. Incluso ante el Viktoria Pilsen, que le tuvo en suspense cerca de Keylor en media docena de veces. Y hasta le tuvo acongojado en los últimos minutos. La victoria, pírrica y sin gracia, no despejará el revuelo alrededor de un equipo que padece hasta con un rival que, ya derrotado, dio una vuelta olímpica por el Bernabéu.

Hay hartazgo en Chamartín. También con los devotos de la Copa de Europa, por lo general más complacientes que los adeptos de la Liga. La pitada al descanso fue elocuente. Justo antes, Hrosovsky, un gregario checo, acababa de pifiar un gol que solo podía ser gol, gol o gol. Pero al hombre, reflejo de este limitado Viktoria Pilsen, le dio un ataque de pánico y marró la ocasión a un palmo de la portería, abierta de par en par. Que un adversario tan parvo sumara su tercera oportunidad en medio tiempo perturbó a la grada, airada por tantos chascos recientes.

Que el conjunto checo apurara al Madrid evidenció que el grupo de Lopetegui no está bien atornillado. Ya sea ante el Levante o ante un rival de escala inferior a los granotas como el representante checo. Por supuesto que el Real tuvo trances en el área de Hruska. Solo faltaría. Pero, pese a su descontada superioridad en el área visitante, el Madrid no dio la sensación de tener del todo embridado el partido.

Más o menos apañado con la pelota, el cuadro checo traslucía una extraordinaria blandura defensiva. Un estupendo servicio lateral de Lucas pilló a Hedja desnortado y Benzema cabeceó de maravilla a la red. El tanto del francés dio paso a un trecho de fútbol monserga, ordinario. El Madrid tramitaba el duelo, sin más, mientras que el Viktoria era el Viktoria salvo cuando encontraba a Krmencik, un ariete pértiga con clase con los pies, o el Madrid le consentía ser lo que no es. Limbersky hizo de sonajero para el Madrid. Su picada frente a Keylor se fue por un dedo. Ni ante semejante adversario se veía a un Real cosido.

A tirones, Benzema, activo esta jornada, no tuvo ojos para Bale en un ataque diáfano. Lo mismo que Isco no prestó atención a la soledad de Benzema y Kroos cuando el meta visitante estuvo patoso con los pies y le sirvió en bandeja un gol. Y tampoco tuvo vista un asistente arbitral de portería. En sus morros, Limbersky estuvo torpe al ceder el balón con el pecho a su portero, se anticipó Lucas y el checo le arreó un patadón. Un penalti de libro.

Algo más fluido en la ofensiva, el Madrid multiplicó sus acometidas en el segundo acto. Pero está maldito ante el gol. Cuesta creer que un pegador clásico haya pasado a ser un peso mosca. Sin mucha plasticidad, pero remó por los costados y por el embudo. Sin acierto por una vía u otra. Hasta que encontró respiro con un novato, Fede Valverde, relevo de Isco antes de la hora. El uruguayo se estrenó con tanta soltura que en su primer toque hiló muy bien con Bale, que conectó de forma exquisita con Marcelo con un taconazo terminal que dejó al lateral frente a Hrusca. El 2-0 tampoco espabiló al Madrid, nada categórico en ninguna de las áreas. Se fueron Bale y Benzema, se lesionó Marcelo y el Real, aturdido por el discurrir de la noche y por el discurrir de las últimas semanas, solo encontró alivio cuando el árbitro bajó el telón. Por entonces, el goleado Viktoria que se esperaba buscaba la igualada ante el asombro y el gesto retorcido de la gente. Pocas veces un triunfo habrá resultado tan poco analgésica. Al contrario. El Madrid de las próximas horas seguirá en combustión.

Foto cortesía: Gonzalo Arroyo | Getty Images.

El Madrid volvió a caer y se encienden las alarmas

José Sámano | El País.- Las alarmas ya retumban en los intramuros de Chamartín. El Levante dejó ante el abismo al segundo Real Madrid más seco en sus 116 años de vida. Un equipo acongojado que también se desmoronó el día que tuvo cañones, liquidado por el infalible peritaje del VAR, contenido por el iluminado portero Oier y frustrado por tres remates a los postes. Pero las cuentas son las que son: cinco partidos encadenados sin victoria, cuatro de ellos sin gol. Con todos los delanteros sobre el campo (Mariano, Asensio, Bale y Benzema), el único remedio ofensivo llegó por una vía inopinada, un disparo de Marcelo con la pierna derecha, la que menos le obedece. En este Madrid que zozobra se ha impuesto la ilógica. O quizá haya calado un hechizo postCR.

Antes del cuarto de hora ya estaba perpleja la hinchada madridista. Ante la mirada desde el banquillo de Bale y Benzema, el Levante ya ganaba 0-2. Morales, campechano canciller de los suyos, cazó un pase oceánico del central Postigo para sacudirse a Courtois y embocar. El capitán levantinista, cuyo trote encorvado no debiera interferir en su condición de gran futbolista, hizo un auto de fe para ir a por una pelota que llegaba con turbo y resbaladiza. Tanto que se la tragó Varane. De nuevo el francés fue protagonista del segundo tanto visitante. El VAR dio al árbitro un chivatazo terminal. El galo metió la mano sobre la línea del área. Roger superó a Courtois en el penalti.

Si el Madrid ya llegaba con tiritona a la novena jornada, los dos azotes dispararon su ansiedad. Rajado por el medio, con más toque de corneta que fútbol articulado, el cuadro de Lopetegui dirimió un duelo limitado a las áreas. Morales, veloz, habilidoso y sagaz para volar a campo abierto, era una amenaza permanente. En la otra orilla, cada balón sin techo era un suplicio para los muchachos de Paco López, frágiles en el juego aéreo. El repertorio por los aires lo inició Casemiro. Su cabezazo rebotó en el larguero y lo remachó a la red Asensio. Pero un linier dio un soplo al árbitro y el VAR certificó que el mallorquín estaba en fuera de juego.

El paisaje cambió en el segundo acto. Casemiro, abnegado y aplicado, apagó el efecto Morales, con lo que el Levante se quedó cegado en su campo, sin marcha atacante. Al tiempo, la entrada de Benzema y Ceballos —más insustancial fue la de Bale— agitaron al Madrid. A un Madrid ya más terrenal. Del bombardeo aéreo del primer tiempo pasó a una carga constante de disparos de corta, media y larga distancia. La inercia hacía pensar en una remontada, pese a que Oier no se doblegaba ni a cabezazos ni a tiros. Lo probó Bale en una falta, pero el arquero cogió la pértiga y llegó al manotazo al balón.

Benzema, desplegado por la izquierda, dio otro hilo al ataque. Y por su vía, balón al pie y mentón al alza, llegó el tanto de Marcelo, asistido por el postizo ariete galo. Con su gol, el lateral brasileño evitó por 14 minutos el peor registro goleador del Real, fijado en 495 minutos en 1985. Encapotado el Levante, con muchos de sus jugadores acalambrados, Mariano hizo diana, pero en fuera de juego. No hubo manera para el Madrid, tan apesadumbrado que pierde cuando no chuta y cuando asedia con hasta 34 remates, 14 entre los palos. Sin CR nada es igual. Y ya ensordecen las sirenas. Máximas urgencias en Chamartín, donde la impaciencia con los entrenadores es un latido crónico en el palco.

Foto cortesía: Dennis Doyle | Getty Images.

El Real Madrid vuelve a caer en La Liga

ElPais.- El Madrid empieza a manejarse en la crisis. Cuando la preocupación se convierte en obsesión es el momento de tumbarse en el diván. El gol del capitán del Alavés, Manu García, en el último segundo del descuento (minuto 95) disparó la obsesión y abrió una crisis de consecuencias imprevisibles. Abelardo y su manera de conducir el partido desde el banquillo desencadenaron una situación impensable hace algunas jornadas. El Alavés no le ganaba al Real Madrid en su casa desde 1931, cuando Albeniz le marcó dos goles al divino Ricardo Zamora. Y son ya cuatro partidos completos, seis horas y 49 minutos, sin marcar, la peor sequía desde 1985.

Al Real Madrid le ha llegado ese instante, tan temido como necesario, de pararse a reflexionar y darse cuenta definitivamente de que ya no está Cristiano, de que su poder intimidatorio se acabó, es historia, y tendrá que intentar remediar que cualquier equipo se le suba a la chepa cuando juega con un mínimo de sentido común. Lo hizo el Espanyol, el último equipo al que le marcó el conjunto blanco, que se las puso tiesas pese a la victoria blanca. Fue Asensio, que comenzó en Vitoria desde el banquillo, el que marcó el último gol conocido del Real Madrid. Lo hicieron el Sevilla, que le sacó los colores, el Atlético y el CSKA.

El gol se ha convertido en su obsesión después de que haya pasado una eternidad sin marcar. En Mendizorroza, el Alavés jugó con su ansiedad. El equipo de Abelardo se cerró con cremallera y el Madrid se estrelló. Nunca jugó cómodo. La victoria en el último minuto, que para el Alavés es gloria bendita, envía al gabinete del psicólogo al conjunto blanco.

Los equipos menores suelen acostumbrar a mimetizarse con el rival de mayor entidad. Se adaptan al medio, al ambiente, a la forma de jugar del poderoso. Con el Alavés sucede lo contrario. Consiguen los hombres de Abelardo que sea el oponente quien empiece a jugar como ellos, que olviden su forma de entender el fútbol y adopten la del equipo albiazul. Por eso los partidos del grupo vitoriano son rocosos, complicados de descifrar, como el jeroglífico de una pirámide egipcia.

Eso es lo que se encontró el Real Madrid en Mendizorroza. Mantuvo su personalidad sólo unos minutos, que le sirvieron para encadenar tres aproximaciones a la portería de Pacheco, primero en un disparo de Benzema, que no inquietó demasiado al guardameta de la cantera madridista; después en una acción combinada entre Bale, Benzema y Ceballos que el portero sacó a córner; y en otro remate del francés…

En el resto de la primera parte, el Alavés impuso su guion, que se basa en el orden defensivo y en tejer una tela de araña en medio campo para enredar al contrario. Pina, Darko y Wakaso desordenaban al equipo de Lopetegui. Obligaba a Modric a bajar a recibir muy lejos, y a su equipo a tener que confiar demasiado en las galopadas de Odriozola por la derecha. Los mejores balones al área salieron de su bota. Delante, Dani Ceballos, pegado a la banda, no acababa de entrar en juego y Benzema y Bale parecían sumidos en la depresión. El partido se volvió plano por el empeño del Alavés y la confusión del Real Madrid.

En la segunda parte, el equipo vasco dio un paso atrás, pero no se puso nervioso. Lopetegui retiró a Benzema, con molestias, y sacó a Mariano, pero nada mejoró, a pesar de una primera aproximación suya en la que se regateó a sí mismo. El Real Madrid tenía que intentar profundizar por las bandas, pero el Alavés cerraba espacios. Odriozola ya no percutía tanto por su lado. La zona de Nacho era un solar. Ni siquiera la aparición de Asensio sirvió para dinamizar el ataque madridista. Pacheco no tuvo que emplearse a fondo ni una vez. Ni siquiera en la falta que ejecutó Bale, que había pedido el cambio por lesión, ya en el último tramo del partido.

Obsesionado por marcar, el Real Madrid comenzó a descuidar su retaguardia en acciones puntuales. Con Calleri agotado por su pelea con Sergio Ramos, el Alavés utilizó otras alternativas. La mejor ocasión del partido llegó en una contra de Jony, que encendió las alarmas. Se fue de su par tras un balón largo, y cruzó ante la salida de Courtois, que rozó la pelota. Cuando en el último instante, el mismo Jony provocó un córner, besó el balón, lo sacó al segundo palo para el toque de Sobrino, el desvío de Courtois y el remate final de Manu García, el Real Madrid ya estaba tumbado en el diván y Mendizorroza estallaba de júbilo. Había dejado de llover unos minutos antes, en el primer chaparrón sobre Vitoria desde hacía semanas, pero sobre Lopetegui se desencadenó la tormenta.

Foto cortesía: AFP.

Real Madrid cayó frente al CSKA y prolonga su mala racha

AFP.-El Real Madrid, vigente triple campeón de Europa, cayó 1-0 este martes ante el CSKA de Moscú en la 2ª jornada de la Liga de Campeones, lo que permite a los rusos hacerse con el primer puesto del grupo G.

El delantero Nikola Vlasic aprovechó un error en un pase de Toni Kroos para hacer el gol de la victoria del CSKA en el estadio Luzhniki de la capital rusa, donde acabó con diez por la expulsión del portero Igor Akinfeev por doble amonestación (90+4).

El equipo moscovita lidera ahora el grupo G por delante de la Roma, segundo tras ganar este martes al Viktoria Pilsen, mientras el equipo blanco es tercero de la llave.

El resultado no ayuda a resolver las dudas del equipo blanco, que tras no ganar en sus dos últimos encuentros en Liga, cosechó ahora esta derrota.

Los palos, hasta tres, y la falta de acierto frente al marco contrario en un partido que dominó, condenó a un Real Madrid lastrado por las bajas, que acumula de paso tres partidos consecutivos sin marcar, algo que no le pasaba desde 2007.

«Lo que tenemos que intentar es seguir generando el máximo de ocasiones posibles y el equipo no tengo dudas que volverá a ver portería y a la senda de la victoria», aseguró el técnico blanco Julen Lopetegui, tras el partido.

Desorientado 

El Real Madrid, sin Bale, Marcelo, Isco, ni Sergio Ramos, se vio sorprendido por el rápido gol local cuando apenas había comenzado a rodar el balón.

Vlasic interceptó un mal pase atrás de Kroos para meterse en el área y soltar un disparo ajustado al palo derecho de Keylor Navas.

El gol desorientó al Real Madrid que durante los primeros veinte minutos multiplicó las imprecisiones y las pérdidas de balón ante un CSKA, muy peligroso en los contraataques.

Los locales llegaban pero con el paso de los minutos, el equipo blanco empezó a tranquilizarse y a tomar las riendas del encuentro.

Un disparo de Feodor Chalov aprovechando un balón muerto en el área, detenido por Keylor Navas, marcó el cambio de tendencia.

El Real Madrid empezó a encerrar al CSKA en su área, empujando por las bandas, especialmente por la derecha, donde aparecían Lucas Vázquez y Dani Carvajal para meter balones al área.

Carvajal, lesionado, tendría que retirarse cerca del descanso añadiendo más efectivos a una ya nutrida enfermería blanca de cara a los próximos encuentros.

Sin puntería 

El equipo ‘merengue’ llegaba con relativa facilidad, pero le costaba encontrar el hueco en un equipo ruso cerrado.

Casemiro lo intentó con un disparo lejano que fue al palo y Karim Benzema soltó otro tiro que se fue arriba por poco.

El francés, uno de los que más peleó en el área, se encontró después con el larguero en un remate de cabeza en la que sería la última de la primera parte.

Tras el descanso, el técnico Julen Lopetegui metió a Luka Modric por Casemiro y a Mariano por Lucas Vázquez buscando más mordiente.

El Real Madrid se volcó sobre la portería rusa, pero no acababa de generar ocasiones clara, mientras el CSKA seguía cerrado atrás buscando sus oportunidades al contraataque.

Ante la dificultad para forzar la defensa local, Marco Asensio lo intentó con un disparo desde la frontal que sacó Igor Akinfeev.

Otro tiro lejano de Kroos se fue fuera por poco para desesperación de un Real Madrid, que volcado adelante se llevó otro susto cuando Jaka Bijol se sacó un disparo que detuvo Navas.

El Real Madrid tuvo su última oportunidad en un cabezazo de Mariano al palo en el último minuto.

«No nos han salido las cosas como hemos querido, pero no es justa la derrota», sentenció tras el partido el defensa Nacho Fernández.

Foto cortesía: Marca.