Yelimar Requena (Caracas).- El 27 de enero de 2019 Cardenales de Lara selló, en medio de la polémica, el quinto título de su historia tras vencer 9-2 a Leones del Caracas en el quinto juego de la serie. La fecha te anunciaba por si sola que estábamos en la gran final, pero el ambiente era inusual.
Aquel domingo, a pesar de que el clima era propicio para jugar buen beisbol, lo extra deportivo fue lo que acaparó los reflectores de toda la prensa.
Cardenales se tituló en un estadio casi vacío y la poca afición presente le recriminó tanto que era imposible disfrutar ese logro que tenían tres años persiguiendo. Muchos aseguraron que los crepusculares ganaron porque su rival no quería jugar. Sostuvieron que su título no era merecido y que, en condiciones normales, no hubiesen sido campeones.
Haber disputado las dos finales previas y presumir una sólida plantilla, no eran suficientes argumentos para la afición. Desmeritaron su logro.
Hoy la historia es otra
Luego de un año son campeones de nuevo. Y vaya que tuvieron rivales de peso. En semifinales necesitaron cinco juegos para dejar en el camino a las Águilas del Zulia y, en la instancia decisiva, superaron en siete duelos a los siempre aguerridos Caribes de Anzoátegui. La vida misma se encargó de recompensarlos por todos los señalamientos injustos que recibieron el año pasado.
Demostraron que son uno de los equipos más sólidos de la actualidad y a pulso reeditaron su título. No es posible que hoy exista alguna duda de sus capacidades, quien las tenga no vio la pelota.
Cardenales fue líder en la primera mitad, terminaron con la mejor efectividad colectiva (2.85) y el tercer mejor promedio al bate (.290), superado solo por Águilas y Tiburones. En diciembre, titubearon un poco, pero lograron cerrar la ronda regular en el segundo lugar con récord de 24-18.
Yojhan Quevedo (.372) y Osman Marval (.329) fueron la punta de lanza en la ofensiva, mientras que Raúl Rivero (2.37) y Néstor Molina (3.09) encabezaron una rotación dominante que con facilidad limitaba a los rivales
En la primera serie de playoffs, ratificaron que son la pesadilla del Magallanes y se afianzaron en Yordanys Linares (.478) y Francisco Arcia (.333) para avanzar sin problemas a las semifinales. Empezaron ahí las batallas más duras y de ellas salieron bien librados.
Su rotación sacó la cara una vez más y, aunque la defensa y el bullpen tuvieron parpadeos, los batazos oportunos terminaron por sellar campeonato y despejar cualquier duda..