Marca.-
El Manchester City cae una y otra vez en la trampa de Anfield. Los frenéticos inicios ‘reds’ les avasallan aunque salten al césped de Merseyside en alerta máxima. No hay táctica ni piezas que pueda colocar Pep Guardiola para que no se le atraganten los vertiginosos arranques rojos. Se ahogan en las puestas de largo bajo The Kop. El Liverpool abre brecha desde que suena el ‘You’ll never walk alone’. En Champions, en Premier… los ‘citizens’ comienzan siempre por detrás, con una montaña por escalar (3-0 a los 31 minutos en los cuartos de la Champions 2018) y con un imposible por remontar. Un guion soñado para Klopp y maldito para los ‘citizens’ que se volvió a repetir.
El líder, agigantado por su arranque casi perfecto y por el ritmo infernal de sus piezas, arrolló (3-1) al City dejándole en la cuarta plaza y a nueve puntos de la cima. Guardiola toca fondo en Anfield (es el estadio en el que más veces ha perdido (cuatro) aumentando su leyenda negra frente a Klopp. Nadie le ha ganado tantas veces (nueve). El alemán le ha quitado el puesto a Mourinho como el ‘enemigo número 1’ de Pep. Ya es su kryptonita.
El Liverpool no hace prisioneros. Devorador de campeones y de ‘cocos’, los ‘reds’ no fallan en los grandes choques en una guarida en la que lleva ¡46 partidos! sin perder en Liga. Todos los rivales se empequeñecen acorralados por el empuje local. Y el City, campeón de los cuatro títulos ingleses el curso pasado y ganador de las dos últimas Premier de récord, no es inmune a este virus. El ‘Pool’ es un tsunami que deja en papel mojado cualquier plan. Con el City mermado por sus bajas (Ederson, Silva, Laporte…) y obligado a vencer en un estadio en el que no gana en Premier desde 2003, el Liverpool, puro fuego, se puso 2-0 a los 13 minutos.
Fabinho, con un misil lejano, dejó petrificado a Bravo en una jugada que arrancó con una mano de Alexander-Arnold que ni Michael Oliver ni el VAR consideraron penalti. El brasileño se inventó un latigazo a gol y, después, el lateral inglés y Robertson tejieron un ataque de punta a punta del campo que acabó introduciendo en la meta ‘celeste’ Salah. Dos manotazos nada más empezar.
El City tenía el balón y un 2-0 en contra y todavía no había roto a sudar. Klopp levantó un muro alrededor de Alisson y los ‘citizens’ chocaron contra él y Van Dijk una y otra vez. Se desesperaron. Angeliño se topó con el palo, Agüero con el portero brasileño… El ‘Pool’ cerraba todos los caminos al gol… y encontró el tercero. Otra vez tras pasar por el vestuario. Otro inicio de pesadilla para los ‘citizens’. Henderson centró y Mané firmó el 3-0. A los 51 minutos, el City estaba en situación crítica y respondió a la alarma con el balón. No sabe hacerlo de otra forma.
El Liverpool, agotado por su desgaste y por su eléctrico fútbol, se cerró. Bernardo Silva recortó distancias. Un espejismo. Estuvieron cerca del segundo… pero no llegó. Sterling pidió un penalti por otra mano de Alexander-Arnold que desquició a Guardiola. Pep se volvía loco en la banda. Su City se queda a un mundo del liderato. El campeón de la Champions mandó al rincón de pensar al de la Premier. El eterno mano a mano que viven desde que empezó la 2018-19 le da al Liverpool su mayor ventaja avivando el sueño de una Liga que no catan desde 1990. 11 triunfos y un empate en 12 jornadas alimentan sus aspiraciones.
Los rojos nunca tuvieron en esta batalla nueve puntos de margen. Los siete del curso pasado y los ocho de esta campaña quedan atrás. Al City se le escapa el tren. Hasta el Leicester y el Chelsea están por delante. El ‘Pool’ ya no les ve por el retrovisor. Sólo el United en la 1993-94 tenía más puntos de ventaja (nueve) que los que saca ahora el Liverpool al segundo (ocho). Un golpe de Premier.
Foto: Marca
.