México quiere vencer a Brasil y romper la «maldición» de los octavos de final

Rafael Ramos Villagrana (ESPN).- Si los curriculums resolvieran todo. Pero no es así. En la cancha, la desigualdad se vuelve igualitaria. Brasil y México jugarán este lunes en Octavos de Final de la Copa del Mundo Rusia 2018.

Para Brasil es recorrer el ya conocido camino a Cuartos de Final… y más allá. Para el Tri, este lunes representa la siempre infranqueable garita hacia la utopía del quinto partido.

En la armada de Tite, los galones de sus reclutas deberían impresionar: campeonatos mundiales, títulos europeos, copas levantadas en las mejores cinco ligas del mundo. Almirantes de la historia del fútbol.

Por México, a excepción del relumbrón en Portugal y en la Copa Pokal alemana, el resto de los emisarios europeos deambularon, acaso destacando a Andrés Guardado como jugador notable en el notable Betis de Quique Setién.

Goliath y David, pues, pero David sin su honda, y con una honda preocupación tras el 3-0 que les cicatrizó Suecia en la frente.

Pero, y eso los seleccionados mexicanos lo saben, las salas de trofeos tienen las luces apagadas, cuando las luminarias de la cancha se encienden.

Brasil llega a esta cita con demostraciones a medio gas. La fase de grupos la resolvió sin pirotecnia, y lo más encandilador fue acaso la batalla entre el VAR y el saltimbanqui del drama, su estrella Neymar.

Ya lo advirtió Andrés Guardado, como para enviarles un WhatsApp a los árbitros: «Neymar se la pasa fingiendo faltas«.

Si se enteró de la advertencia de Guardado, seguramente Neymar se río mientras veía un video con los giros de Cirque du Soleil, para aprender nuevas formas de desmayarse en la cancha.

Brasil es otro. La versión de las eliminatorias de Conmebol era más audaz. Hoy ha recordado que la cautela es la ruta más segura a esa sexta Copa del Mundo que se le ha vuelto huraña.

Pero, bajo esa tranquilidad, sabiendo su poderío, ha dejado en claro que está listo para la lucha cuerpo a cuerpo que representa matar y morir a partir de esta fase mundialista.

«Vimos a México en la fase de grupos. Esperamos la versión que mostraron ante Alemania y Corea del Sur, no la de Suecia. No van a permitirse errores», dijo, juicioso, el técnico de Brasil.

Auspiciados por la gesta de Corea del Sur ante Alemania, mientras sucumbían ante Suecia, en la peor derrota en fase de grupos desde Argentina 1978, los mexicanos, por su parte, dedicaron más tiempo a ponerse en conflicto con su entorno, antes que sumergirse en la autocrítica, para diagnosticarse sus males ante Suecia.

«No perdimos por pendejos», ha dicho Javier Hernández, y coincidió en parte de su mensaje en redes sociales, con el de Marco Fabián, más centrado, en el compromiso de mejorar sustancialmente ante Brasil.

Mientras Tite espera sin mucho desespero ni desesperanza, saber si Marcelo estará a plenitud ante México, o lo reserva para Cuartos de Final, Juan Carlos Osorio enfrenta su propio rompecabezas.

El técnico colombiano ha puesto sobre la mesa los estudios fisiológicos de sus jugadores, los estudios tácticos y estadísticos de sus auxiliares, y sus propias cavilaciones para encontrar el mejor once ante Brasil.

Le falta una pieza: Héctor Moreno, y su ausencia no sólo modifica el cuadro, sino además podría modificar la forma en que pare sus bolos el técnico colombiano.

Osorio entiende que hay muchos escenarios por resolver. Uno de ellos es sacar de la cabeza de sus jugadores esa peligrosa obsesión del Quinto Partido, como un estigma, como una herencia perniciosa.

El otro aspecto a resolver es que los jugadores sientan la responsabilidad y el compromiso que los sublimó ante Alemania. «El trabajo ha ido enfocado a que este equipo llegue convencido, preparado y entendiendo la responsabilidad que tiene ante Brasil», dijo el entrenador colombiano.

Pero Osorio sabe que si reposa con la ausencia de Marcelo, su poderoso motor, con Coutinho y William, más lo que se le ocurra para asaltar al Tri, ya le plantea bastantes interrogantes.

Osorio ha dicho que será protagonista del juego, bajo el estilo que sea necesario, pero apegado a lo que tiene en cartera.

Es claro: Tite puede variar jugadores y sistemas, Osorio sólo puede esperar que al sistema no se le salten las tuercas como ante Suecia, y se mantengan vigorosas como ante Alemania y Corea del Sur.

El Estadio Samara deberá ser copado por los mexicanos, en su capacidad para 45 mil espectadores.

Es además uno de los escenarios más suntuosos y de mayor orgullo para el Comité Organizador del Mundial Rusia 2018, con despliegues de modernismo en todos sentidos, con especial énfasis hacia personas con dificultades para el movimiento, el oído o la vista.

Foto: Reuters.

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