El Granada sorprendió al Barsa y es líder de La Liga

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El Barcelona sufrió el sábado una inesperada derrota 2-0 frente al Granada, extendiendo la mala racha como visitante del campeón de La Liga y dejando provisionalmente a los recién ascendidos en el primer lugar de la tabla.

Los catalanes comenzaron sin su goleador histórico Lionel Messi ni la joven estrella Ansu Fati y quedaron en desventaja a los dos minutos, cuando Ramón Azeez metió el balón con la cabeza ante un desprotegido arco del Barcelona, luego de que el lateral izquierdo de los culés Junior Firpo perdió la pelota en su propio campo.

El técnico del Barça, Ernesto Valverde, hizo entrar a Messi y a Fati después del descanso, lo que mejoró el juego de los visitantes. No obstante, el delantero Álvaro Vadillo amplió la ventaja del Granada a los 66 minutos desde el punto penal, luego de que el recién ingresado mediocampista chileno Arturo Vidal tocó la pelota con la mano en el área.

Los catalanes, que no han ganado sus últimos siete partidos como visitantes en todas las competencias, se encuentran séptimos en la tabla con siete puntos luego de cinco partidos, mientras que el Granada lidera con 10 puntos.

El Sevilla ocupa el segundo lugar, también con 10 puntos, y puede quedar como el único puntero cuando reciba en su estadio al Real Madrid el domingo.

Más temprano, el Atlético Madrid desperdició la oportunidad de quedar como líder al sumar un frustrante empate sin goles como local contra el Celta de Vigo, con lo que cedió puntos por segunda semana consecutiva.

El Atlético, que el miércoles había logrado un animado empate 2-2 contra la Juventus de Italia por la Liga de Campeones, generó muchas más oportunidades que el Celta, pero el portero visitante Rubén Blanco les negó el ansiado gol con algunas impresionantes salvadas.

Blanco envió un poderoso cabezazo del defensor Felipe sobre el travesaño al inicio del partido y realizó una parada aún mejor en el segundo tiempo, al desviar un disparo de Koke que se dirigía al ángulo superior.

Los colchoneros, que la semana pasada cayeron 2-0 frente a la Real Sociedad luego de un inicio perfecto en la liga, están terceros en la tabla con 10 puntos..

Barcelona sigue sin arrancar en La Liga

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Osasuna dio el segundo toque de atención a un Barcelona que no acaba de arrancar en LaLiga y que ha echado mucho de menos sus ausencias en ataque en los partidos de fuera de casa. En Bilbao perdió y en Pamplona no pasó del empate ante un recién ascendido que lleva con este 27 partidos sin perder en su campo. La vuelta de Messi se antoja como un asunto de primer orden ya que se han quedado ya cinco puntos por el camino.

Y eso que la salida de Ansu Fati trás el descanso estuvo a punto de dejar en el olvido todo esto. Tiene sólo 16 años, se quiere hacer un hueco en el Barcelona y tiene mucha hambre de fútbol. Debutó la jornada anterior ante el Betis y en 15 minutos pudo marcar dos goles. En Pamplona salió tras el descanso y a los cinco minutos marcó un golazo de cabeza ganándole en el salto a Nacho Vidal tras un centro de Carles Pérez que cambió la dinámica de un partido en el que el Barcelona no estaba apareciendo. Valverde decidió sacarle tras una desastrosa primera parte de los suyos y acertó de lleno. Ansu Fati es un jugador diferente y merece continuidad. La pregunta es saber qué será de él cuando se recuperen los lesionados.

La primera parte del Barcelona fue calcada a la de Bilbao, con la salvedad de que el Athletic no marcó y Osasuna sí. El centro del campo de los de Valverde fue desactivado por la presión navarra y Griezmann pasó a ser un mero espectador, como le sucedió en San Mamés. Ni un tiro a puerta azulgrana en la primera mitad ante un recién ascendido dejaba bien a las claras que las bajas en ataque se notan.

El Barcelona jugó a sus anchas ante un Betis que se replegó en el Camp Nou, pero ante una presión alta y asfixiante los de Valverde pasan serios problemas. Ni Busquets ni De Jong fueron capaces de controlar el juego y Osasuna tuvo una primera parte más que cómoda. Y encima con ventaja en el marcador después de que aprovecharan una pérdida de Jordi Alba que acabó con un centro de Brandon que remató de volea Roberto Torres. En los tres partidos de Liga el conjunto de Valverde ha empezado por debajo en el marcador.

El cambio de Valverde en el descanso llevó al banquillo a Semedo, a Sergi Roberto al lateral y a Rafinha al centro del campo para que Ansu Fati jugara en ataque. Tras el empate se produjo el debut de Arthur por Rafinha y el dominio del Barcelona pasó a ser claro. Y fue el brasileño quien puso a su equipo por delante en el marcador tras un gran disparo colocado. Osasuna, muy cansado, ya no hacía la presión de la primera mitad y sólo conseguía llegar a las inmediaciones de Ter Stegen a base de arreones.

El Barcelona con ventaja en el marcador y el balón en su poder se tranquilizó. Osasuna hizo muy seguidos los tres cambios buscando un revulsivo y entraron Róber Ibáñez, Moncayola y Juan Villar. Y este último nada más salir puso a prueba a Ter Stegen. El Barcelona se sentía seguro, pero llegó un arreón inesperado de Osasuna que acabó con un claro penalti por manos de Pique que dio la opción a Roberto Torres de hacer un doblete para dar un punto a Osasuna con el que ya no contaba.

Carles Pérez tuvo la opción del 2-3 tras una buena jugada de Arthur, pero Rubén Martínez estuvo muy atento. El Barcelona suma pero no convence. Los buenos minutos de Ansu Fati lo mejor en un partido en el que Griezmann pasó desapercibido. La vuelta de Messi es asunto nacional..

El Real Madrid empató con el Valladolid en su estreno en el Bernabéu

Prensa Real Madrid.- El Real Madrid empató frente al Valladolid en su estreno esta temporada en el Bernabéu. Los blancos, que merecieron la victoria, dominaron y contaron con innumerables ocasiones para marcar. Lo hicieron en el 82’ tras una genialidad de Benzema, pero Guardiola, en el minuto 88, evitó el triunfo de los madridistas.

La primera jugada de peligro de los locales llegó al filo del cuarto de hora. Centró James en el 13’ y el disparo de Bale con el exterior no encontró portería por centímetros. Siete minutos después, y tras un córner ensayado en el que participaron Marcelo y Kroos, el disparo de James desde la frontal se marchó escorado. La jugada de mayor peligro visitante durante los primeros 45 minutos tuvo como protagonista a Óscar Plano, que remató elevado desde lejos.

Las dos siguientes jugadas de peligro del Real Madrid llegaron con remates de cabeza. El de Benzema, en el 24’, rozó el larguero visitante, mientras que el de Bale, diez minutos más tarde, terminó en las manos de Masip. Ya en el 36’ lo volvió a intentar James en un disparo desde la frontal y dos minutos más tarde Benzema, sin apenas ángulo, estrelló su remate en el cuerpo del portero del Valladolid.

No cambió nada tras el paso por los vestuarios. El Real Madrid siguió dominando y recuperando rápido el balón, mientras que el Valladolid estaba encerrado atrás. Las ocasiones seguían sucediéndose. Centró Marcelo y el testarazo de Bale no encontró portería. Zidane dio entrada a Vinicius Jr. y Jović en lugar de James e Isco. Precisamente el serbio fue protagonista en el primer balón que tocó. Bale se marchó en velocidad, centró en el 70’ y su remate de cabeza se estrelló en la cruceta.

El gol parecía cuestión de tiempo, pero transcurrían los minutos y no llegaba. Hasta que vimos la genialidad de Benzema. El francés marcó un gol de bandera en el 82’. Sólo necesitó dos toques de balón. El primero para controlar, de espaldas y en el borde del área, tras el pase de Varane y el segundo para inventarse a la media vuelta un disparo ajustado ante el que nada pudo hacer Masip. Parecía que el triunfo se quedaría en el Bernabéu, pero en el 88’ empató Sergi Guardiola, que dejó sin una victoria merecida a los blancos.

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El Real Madrid no pudo con el Leganés y empató a un gol

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El tiempo pasa muy despacio para el Madrid, que anda deseando cambiar la conversación y hablar de futuro pero al que aún le queda casi una sexta parte de la condena por cumplir. En Leganés, ante un rival con más intención que remate, Benzema le salvó, de nuevo, de un oprobio mayor.

Es tal el índice de provisionalidad que azota al Madrid que cualquier decisión de Zidane parece esconder un mensaje cifrado sobre el futuro. El último confirma que Bale anda despidiéndose, que el porvenir de Ceballos se ennegrece y que Isco y Marcelo no faltan a las sesiones de rehabilitación. Y mientras se fantasea con fichajes blancos y listas negras, el equipo arrastra su galbana por LaLiga, tomando como una monserga ese mensaje de Zidane de que la segunda plaza condonará parte de la deuda. Entre los que se lo creen, moderadamente, estuvieron Benzema, Casemiro y Asensio. Otros, como Marcelo, continúan de perfil.

Esta vez, en lunes y de rojo, rareza sobre rareza, subieron al estrado Carvajal y Valverde, un fijo y un posible, en un estadio incómodo para los grandes y ante un Leganés bien acurrucado por su tres centrales y rematado por Braithwaite, un delantero invernal siempre al acecho. Se le fue el gol en un remate en plancha franco con el Madrid muy bajo de defensas. Tiene más colocación que definición.

La maniobra de Modric

Esperando que vuelva Vinicius y le ponga samba al muermo, Zidane cuajó el equipo de centrocampistas en los alrededores de Benzema que pasearon mucho la pelota y pisaron poco el área. Parte del fracaso del curso anda ahí: los medios del Madrid no meten goles. En toda la primera mitad el equipo sólo dispuso de dos oportunidades claras, de Asensio, con sol y sombra, un control excelente y un remate deficiente a las manos de Cuéllar, y de Varane, anulada también por el meta. Se diría que el Madrid mantuvo el orden, pero le faltó aventura, las columnas que sostienen el fútbol, según Menotti. Dio la impresión de que el plan no tenía laterales, que ayudaron poco, ni ambición: consistía en equivocarse poco. Y ahí sí puede esperarse a Valverde.

Lo mismo sirvió para el Leganés, que aprovechó la blanca palidez del Madrid para no pasar apuros y, antes del descanso, ponerse por delante en un lance aislado, pero excelente: un remate de izquierda de alta precisión de Jonathan Silva que no alcanzó un Keylor tapado.

El Madrid anuló pronto esa ventaja, en una de esas excelentes maniobras del Modric premundial y doble remate de Benzema, auxilio de Zidane y los que le precedieron en el curso. Un gol que, como ante el Eibar, hizo cambiar el viento y puso a Modric al volante. Pero también trajo un Leganés más atrevido, que quiso ganar el partido en el aire, con Braithwaite y En-Nesyri. En un último intento por recomponer las cosas cambió las bandas Zidane, con Lucas Vázquez y Bale. Pero el galés ya no ayuda ni en el campo ni el mercado..

El Barcelona sentencia La Liga

Mundo Deportivo | Foto: Getty Images.-


Dos goles de Luis Suárez y Leo Messi al final hicieron saltar por los aires el cerrojo que Oblak había puesto frente a su puerta y pusieron al Barça rumbo a un nuevo título de Liga con dos goles en los minutos finales que destrozaron a un Atlético superviviente, que jugó una hora con diez por expulsión de Diego Costa por insultar al árbitro.

Durante muchos minutos, el Barça tuvo que apretar los dientes ante un Atlético valiente, que sin embargo inquietó poco a Ter Stegen. El Barça esperó su momento, encontró el acierto de Suárez en cuanto Giménez y Godín se despistaron y le dieron unos metros y, a la contra, remató con golazo de Messi, que sometió con una carrera y un toque sutil a toda la zaga atlética. Dios salve a Messi.

Torpeza de Costa

Hubo partido, sí. Después de un arranque esperanzador del Atlético, Diego Costa lastró las posibilidades de su equipo con una expulsión absurda poco antes de la media hora. En una jugada en que Arthur le disputó un balón, el delantero hispanobrasileño, que poco antes había rematado de cabeza por encima de la portería de Ter Stegen, entendió que era falta e hizo una observación a Jesús Gil que no gustó al árbitro: roja directa, sin vacilar. El insulto debió ser de aúpa.

Antes, Costa había propinado un codazo a Lenglet en una de las primeras acciones del partido que ni Gil ni el VAR vieron, a diferencia de lo que había ocurrido, hace tanto que se diría que fue en otra vida. El oído le funcionaba esta vez más fino que la vista al colegiado extremeño. Simeone sacrificó a Arias en el cambio, poniendo a Correa junto a Griezmann en un 4-3-2 antes que recurrir a un más comedido 4-4-1.

Un Atlético con un plan

Y es que, forzado por la necesidad de ganar, el Atlético había mostrado en la primera fase del choque en el Camp Nou su lado más creativo. Como había previsto Valverde y había comentado en la víspera, combinó fases en las que buscó cerrar los espacios, fiel a su estilo, con largas posesiones de balón cerca del área del Barça. Tenía un plan de juego y lo mantuvo incluso con diez.

El conjunto atlético Se apoyó en un Thomas gigantesco tanto en creación como en fase defensiva (tras la expulsión y ya con tarjeta Thomas pasó al lateral en lugar de Arias y ahí perdió trascendencia) y un Griezmann al que costó sustraerse de los pitos constantes del Camp Nou y entró más bien poco en juego.

Ter Stegen bloqueó un remate suyo en una acción en que ganó la espalda a Lenglet, aunque el central azulgrana reaccionó bien y le fue tapando ángulo. Más tarde, en la segunda parte, lanzó una falta que el meta alemán detuvo sin problemas.

El Barcelona se impone

Oblak salvó a los suyos poco después con una gran parada, a chut de Coutinho tras gran jugada con Luis Suárez, un minuto escaso antes de que Diego Costa dejase a los suyos con uno menos. Y Coutinho, desconocido, aún tuvo otra ocasión en el descuento, tras una contra rápida conducida por Messi y Suárez.

Hasta que Suárez, que había librado un duelo fratricida con los dos uruguayos de la defensa rojiblanca, cazó en la frontal un balón y ajustó el balón lejos de Oblak.

Y, dos minutos después, fue su amigo Leo quien recogió el premio de otro partidazo, se fue a la contra y cerró el partido y la Liga..

Benzema salvó al Madrid

AS | Foto: AFP.-


Benzema es el único gozo entre las sombras de este Madrid. También el primer ministro de Zidane y el remolque del equipo en esta travesía del desierto. A menudo metido a diez, esta vez salvó al Madrid con aire de nueve clásico, de los que van al grano. Dos cabezazos suyos rescataron a un Madrid tan cambiante con la metorología de la tarde: caótico y perezoso al principio, voluntarioso y resolutivo al final. El Eibar fue mejor hasta donde le llegaron la piernas Luego murió de agotamiento.

Existen dos diferencias apreciables entre las dos aterrizajes de emergencia de Zidane en el Madrid: ahora el enfermo es incurable y ahora el público no tiene un pase.No cabe duda ni de lo uno ni de lo otro. El Bernabéu presentó la cuarta peor entrada de la temporada y a los tres minutos la gente ya andaba pitando el primer error de Bale, sentenciado por el jurado popular.

Zidane puso esta vez al galés, también a Isco, quién sabe si por sostener su precio en el mercado o porque es un futbolista idóneo para meterle el cuchillo al Eibar, un equipo con una línea defensiva adelantadísima, que no mira atrás y que lo fía todo a ese zarzal que monta en su primera línea de presión para cazar a su presa muy cerca de su portería. Pero Bale empezó mal, con dos fueras de juego, el primero acompañado de una mala resolución de un mano a mano. Lidera la lista de pérdidas en este crack del 19 en que se ha metido el Madrid y la hinchada se lo hizo saber de manera hasta cansina. Kroos, otros de los principales acusados del proceso, se quedó en el banquillo. Y la primera noticia que tuvo de Varane fue que se olvidó la cartera ante Enrich, descuido que pudo costarle un gol al Madrid. Repitió después con la misma desatención, sino desgana. Está en otro planeta. Cuando Zidane pide que el curso acabe bien, el equipo entiende que acabe pronto.

De la catástrofe a la remontada

También los hay que piensan que aún queda algo por hacer, aunque sea en beneficio propio: Valverde, que mostró concentración y buena salida como mediocentro; Benzema, el inesperado general Custer de este Little Big Horn; Odriozola, especialista en pulmón y corazón; el Asensio de la segunda parte… Su trabajo no dio ni para una ocasión antes del descanso. El Eibar, en cambio, con personalidad y ambición, fue apropiándose de esa situación favorable, aunque perdió la orientación cuando quiso mirar a portería salvo en el minuto 39’, en que una larguísima combinación concluyó con un pase perfecto de Escalante, sin vigilancia, a Cardona (quien jugó porque se averió en el calentamiento Pedro León), que picó la pelota sobre un Keylor precipitadamente vencido. Ahí arreció la bronca contra un equipo convertido en un vegetal y cuya falta de interés fue aritmética: hizo una falta en 45’.

Por si el siniestro, además de anímico, era geográfico, Zidane cambió de banda a Asensio y Bale. Un acierto total. Fue entonces cuando le anularon un gol a Benzema por dos dedos. Sonó a chupinazo para el Madrid. Asensio, más confortable en la derecha, le dio al francés la oportunidad de empatar en remate de nueve de rompe y rasga, lo que nunca fue. Para entonces el Eibar tenía que improvisar como central con Sergio Álvarez, por la lesión de Ramis. Un percance fatídico.

En ese ataque de vergüenza torera el Madrid comenzó a apretar, sobre todo desde la banda derecha, con Odriozola y Asensio (ahí siguió incluso cuando entró Lucas), y buscando a Benzema, la única llave que abre puertas en esta crisis, quien en otro cabezazo, en pase preciso de Kroos, su único refugio, puso un final feliz en una situación de infelicidad permanente. Luego perdió dos goles más y mandó un tiro al palo. Fue la única huella de su borroso pasado..

El Barça vuelve a hacer de las suyas en el Bernabéu

Marca | Foto: Reuters.- 


Fiel a su costumbre, el Barça volvió a imponerse en el Bernabéu. Lo hizo de forma distinta a la Copa, más fiel a su estilo, dominando el juego, imponiendo el toque al corazón blanco. Nada se puede reprochar al Madrid, que lo intentó de principio a fin, pero que ha caído en la melancolía. Los azulgranas eliminaron definitivamente a los blancos de la Liga con Messi gobernando con la pelota y Piqué sin ella. Al Madrid le queda la Champions como único asidero, y el Ajax aparece como una amenaza imponente.

Puede que fuera una temeridad mantener el mismo equipo que actuó en Copa y que tendrá que afrontar el duelo decisivo ante el Ajax, pero tenía su lógica. Al Madrid sólo le había faltado el acierto y Solari apostó por quienes le parecían más fiables, con la inclusión de Bale por Lucas. Ese simple detalle, más la aparición de Arthur en el lado azulgrana, cambió la relación de fuerzas para dar la ventaja al Barcelona, incontestable cuando tuvo la pelota.

Arthur mejora cada jugada. La pelota pasa por él y la jugada acelera. Por eso todos parecieron mejores, especialmente los volantes: Busquets, Rakitic y la aportación de Sergi Roberto, falso lateral. La calidad en el toque del de Reus en el toque fue esencial para abrir el melón en una pared de primeras que el croata finalizó con clase. Picó sobre Courtois, tras deshacerse de Ramos en velocidad, y anotó el 0-1.

No era la primera llegada clara del Barça. El meta belga ya había tenído que intervenir a un remate violento de Suárez. El ataque azulgrana, muy fluido, contrastaba con los arreones blancos, más por corazón que por continuidad. Casemiro batió líneas con un par de pases buenos que encontraron poca claridad ante el área azulgrana más allá del recurso de Vinícius.

Fue conmovedor el esfuerzo de un puñado de futbolistas blancos, empezando por Reguilón y acabando por Vinícius, tan persistente como fallón en el instante decisivo. Exigieron la mejor versión de Piqué, que se multiplicó para sacar un remate cruzado de Modric y varios balones colgados por Bale, inadvertido. Tiró una falta a las nubes de inicio y poco más.

El Clásico cogió temperatura al filo del descanso. Messi, más activo que en el duelo copero, achuchó a Ramos en su salida y el central sacó los alerones a pasear. Cayó fulminado el argentino que exigió la expulsión del capitán blanco y le midió, cabeza con cabeza. Undiano, en el año de su retirada, no quiso complicarse ni en el VAR vieron agresión de roja.

La segunda mitad volvía a ofrecer un escenario ideal para el Barça, fiable en las dos áreas. El Madrid en bloque puso voluntad, actitud y presión arriba, pero se descubría atrás. Dembélé buscó el pase atrás pero no encontró a Messi, Suárez se fue solo tras una cesión de Carvajal y corrigió Varane. Y dos remates de Dembélé y Alba rozaron el tanto. También acumuló oportunidades el Madrid, una de Benzema en fuera de juego y un par de Vinícius, hiperactivo. Entró Valverde por Kroos para meter energía al partido, y pese al resultado en contra Solari relevó a Bale. La bronca fue rotunda. El Bernabéu perdona el error pero no el desinterés, la apatía. El galés se ganó a pulso el banquillazo ante el Ajax.

Con Asensio sobre el verde, el Madrid peleó su suerte hasta el final, pero en ese intercambio de golpes reinó Messi. Recostado sobre la medular, ‘La Pulga’ administró cada ataque con criterio único, venciendo en cada cuerpeo a Carvajal, metiendo balones en largo a Dembélé para que rematara el partido o buscando el remate en segunda línea.

Calentó Isco, ovacionado por la grada, para entrar en el último cuarto de hora. Lo intentaron hasta el último instante, pero el Barça siempre amenazó con más veneno. Vinícius y Varane tuvieron el empate, y Coutinho y Messi la sentencia. No se movió el marcador para no hacer más sangre. El Barça se impuso otra vez y salvo que el Atlético obre un milagro, sentenció la Liga. El madridismo asume que está por detrás del eterno rival. Sólo queda la Champions para salvar el año..

El Madrid cayó ante el Girona y se aleja más de la punta

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Aquella hora de desmayo en Ámsterdam se la trajo el Madrid al Bernabéu, donde en un mal rato el Girona le levantó por las solapas y le sacó de la Liga, esta vez parece que con carácter definitivo. Confiado hasta el pecado al principio y descosido al final, se vio desbordado por un adversario que llevaba casi tres meses sin ganar un partido de Liga pero que adivinó que el Madrid le había medido realmente mal.

Le sucede a la mayoría de los grandes y especialmente al Madrid. Sin explicaciones o por una tonelada de ellas, de pronto un equipo que adquiere un aire invencible en la alta montaña se queda en el llano, como en la matinal ante el Girona, donde sufrió un peligroso desvanecimiento.

La intriga andaba en la banda izquierda, convertida por Solari en centro de rehabilitación. Esta vez quedaron fuera Vinicius, que lleva mes y medio de San Valentín con el público, y Reguilón y entraron Marcelo y Asensio, ángeles caídos. Una banda con doble tracción en la que Marcelo sufrió cuando Portu se plantó frente a él aunque recuperara cierta agitación en ataque. El Bernabéu le ha perdonado habitualmente sus infidelidades defensivas por esos arranques de repetición en ataque que desaparecieron y volvieron esporádicamente ante el Girona. Incluso le anularon un gol. Con todo, dejó claro que galopa de ida y trota de vuelta. Asensio hizo poco por recuperar terreno. Al otro lado, Odriozola, un gran productor de asistencias, dejó gran intranquilidad a su espalda, especialmente ante Lozano.

El partido, en cualquier caso, tuvo corriente alterna. El Madrid flaqueó terriblemente en intensidad y Eusebio abrigó al equipo más de lo habitual, consecuencia lógica de los trece partidos sin ganar que llevaba en los lomos y en el ánimo. Volvió a la zaga de cuatro y metió cinco en el centro del campo, con Pedro Porro y Portu para sellar los flancos. El plan ofreció de todo: ratos de agobio y una respuesta excelente en la segunda mitad. Antes del descanso, Courtois le sacó con la nariz un remate a Stuani, que andaba en fuera de juego, y Granell asustó con un zurdazo. Atrás, Bono le salvó dos veces, ante Lucas Vázquez, que dejó un autopase picado espectacular, y Benzema. No pudo hacerlo en el cabezazo de Casemiro, a lo Ramos, que adelantó al Madrid. El brasileño lleva dos semanas en registro rematador.

Como la sentencia se aplazaba metió Solari a Vinicius ante la celebración general y cambió de banda a Asensio, un ubicación más de su agrado. La cosa acabó en voladura incontrolada. Courtois detuvo un cabezazo de Lozano y Aleix García puso en órbita el rechace. Primer aviso. También Eusebio había cambiado de banda a Portu buscando la salida del laberinto y la encontró de inmediato. Un penalti por mano de Ramos condujo al empate de Stuani. Vio amarilla y pudo ser roja.  Segundo aviso. El Madrid se vio desbordado hasta el punto de que Portu mandó un zapatazo al larguero antes de aprovechar un mal rechace de Courtois para marcar el segundo gol. La Liga a los corrales. La entrada de Lozano le había dado la vuelta al Girona y al partido ante un Madrid atónito, fragmentado en el centro del campo, abandonado por sus laterales y desmejorado en los cambios, porque Bale y Mariano no pararon la caída por el tobogán del equipo. Ni siquiera pareció amenazar con la carga final, en la que Ramos vio la segunda amarilla y en la que Courtois pudo empatar en su cabezazo a la desesperada en el último córner. Definitivamente, el Madrid no es corredor de fondo. Así que fía su año a los sprints de la Copa y la Champions, su consuelo habitual.

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El Barcelona sigue aferrado a La Liga

AS | Foto: Mundo Deportivo.-


Piqué sigue tirando del carro para mantener al Barça líder tras ganar cochambrosamente a un Valladolid con menos peligro un tiovivo de feria por 1-0 y de penalti. Si el objetivo era ganar los tres puntos y ponerse las gafas de cerca, el objetivo culé está cumplido, si se mira al horizonte, el panorama es preocupante. No todos los equipos son el Valladolid y Piqué necesita algo de acompañamiento. Aparte de defender, provocar penaltis, sumarse al ataque, organizar la Copa Davis y jugarlo todo, le falta ya sólo pilotar los aviones que trasladan al equipo.

Que la primera parte, y a la postre el partido, acabara 1-0 a favor del Barça se explica en base a dos factores. El primero, que el Valladolid tiene lo que tiene y que como decían los profes de antes, al que hace lo que puede, no se le puede exigir más. El Valladolid no tiene más. Un factor que debería leerse en la siguiente clave: si la birria de partido del Barça se repite ante el Lyon, adiós a la Champions.

El segundo factor, y no menos importante, fue Gerard Piqué. El central fue algo así como David Crocket en El Alamo, el defensor de una idea casi olvidada, que ante el desastre general de la filosofía de juego piensa que lo mejor que se puede hacer es una carga ofensiva que firmaría Tennysson en un poema. Piqué, además, viene a desmentir la patraña de las rotaciones. El central es el único jugador de campo en LaLiga que ha jugado todos los minutos posibles y sigue siendo, a día de hoy el mejor del Barça.

No era difícil destacar en el equipo blaugrana en el primer tiempo, porque el inicio del partido por parte de los culés fue deprimente. Sin ritmo, sin continuidad en el juego, sin una idea clara. Ni oscura. Sin ideas.

Tuvo suerte el Barcelona que el rival era el Valladolid, equipo que llegaba con bajas y con una capacidad intimidatoria comparable a Dora la Exploradora, porque ante otro equipo más bien armado, los de Valverde se hubieran llevado un buen susto en esos primeros 45 minutos sin control, discurso ni relato.

No sirve de excusa que Valverde apostara y rotara, porque el problema era de intensidad. No salieron de inicio ni Semedo, ni Lenglet, ni Rakitic ni Suárez, pero la alineación del Barça era de campanillas. Que el Barça no funcionara de inicio no fue culpa de los sustitutos (Roberto, Vermaelen, Aleñá y Suárez), era estructural. El Valladolid era mejor sobre el campo, pero sus jugadores eran peores.

Tras unos primeros 43 minutos para reclamar el precio de la entrada ante la oficina de defensa del consumidor, el partido cambió cuando Piqué, que se había hartado de abortar contras de los pucelanos, se fue a la carga en solitario tras la enésima pérdida de Messi. La jugada se podría definir como el ‘recontracontragolpe’ y acabó en penalti por derribo de Nacho. Lo convirtió Messi ante el suspiro general de una grada que presentaba la tercera peor entrada de la temporada.

Antes de irse al descanso, Piqué evito el gol del empate al impedir un remate de Guardiola y en la segunda el central siguió siendo el guía del Barça en ambas áreas. Rectificaba en su mitad de campo y se proyectaba en la pucelana. Fruto de una de sus excursiones, Messi puso a prueba a Masip desde lejos, que respondió con una gran parada. Pero más allá de Piqué, el partido era lamentable.

A la hora de juego, Suárez entró por un Boateng que se presentó en el Camp Nou con una peligrosidad únicamente comparable a la de un osito de peluche. La suerte para el Barça era que el equipo rival era un conejito de terciopelo.

El partido, sin guión ni plan de vuelo se volvió un correcalles en el que los locales parecían tener las de ganar por el talento que acumulaban arriba, pero ahí apareció Masip para mantener vivo al Valladolid ante las contras blaugranas. El canterano del Barça lo paró todo, hasta un penalti a Messi, pero a los castellanos les faltó un Masip más allá del medio del campo para poner en aprietos a un Barça que deja a la parroquia preocupada ante lo que viene. Piqué es el único que defiende el fuerte..

El Barça empató ante el Athletic en San Mamés

AS | Foto: AS.-


Ter Stegen salvó al Barça en San Mamés con una actuación que le sirvió al equipo blaugrana para sacar un punto (0-0) en un partido en el que el Athletic tuvo ocasiones para dejar LaLiga mucho más apretada de lo que estaba. Suma el Barça dos empates consecutivos que combinados con la recuperación del Madrid calientan el campeonato.

Messi se apuntó al partido porque, como dijo Garitano en la previa, “para algo habrá viajado”. Solventado el primer dilema de la alineación blaugrana, el segundo no se desveló hasta que se colocaron los jugadores sobre el terreno de juego: Semedo haría de Alba y Sergi Roberto seguiría en su banda natural. El resultado, de nuevo, el portugués demostró que está mucho mejor que el catalán, ni que le cambien de banda.

Garitano, por su parte salió con un once muy físico, dejando a Muniain y a Ibai en el banquillo y tratando de encerrar al Barça a base de las oleadas que generaban Raúl García, Iñaki Williams o Yuri. Y de salida, el Barça las pasó canutas porque la presión local era tremenda. Ter Stegen bajo palos homenajeó a tan insigne cuna de porteros con un paradón antológico a un disparo de Susaeta. Antes, Yuri cruzó demasiado su balón en un contragolpe y el portero alemán atajó una chilena de Raúl García.

En el Barça, todo dependía de Messi, que parecía que necesitaba un período para adaptarse al partido. Le costó entrar, pero cuando lo hizo se mostró como la mayor amenaza para los locales. En el minuto 26 disparó al larguero tras un rechace de Herrerín ante Semedo, que el árbitro señaló mal como fuera de juego. De haber embocado el balón, el VAR lo hubiera dado. Posteriormente, el argentino volvió a poner a prueba al portero vasco con un disparo lejano.

Fueron las dos únicas acciones de un Barça que llegó al descanso con un 0-0 ante el que podía sentirse satisfecho. El Athletic había demostrado que podía embotellar al Barcelona, pero también existía en el ambiente la sensación de que los locales habían perdonado demasiado.

Salió mejor el Barcelona en la segunda parte con una presión sobre la salida de balón del Athletic, que posó a acularse en su área. Había más sensación de peligró que peligro real. De Marcos rechazó un balón con la mano que el colegiado no consideró penalti, al igual que pasó en la primera parte con unas de Williams y otras de Semedo.

Para fortalecer el medio del campo, Garitano retiró a un Beñat falto de gasolina y dio entrada a San José, que casi marca desde lejos en una llegada de segunda línea, y luego para buscar morder en las contras a Muniain por Susaeta. Era la única manera de sacudirse el dominio de un Barça en el que Messi aparecía más a menudo y cada vez más enojado ante las faltas que recibía.

Entró Aleñá por Arturo Vidal y Coutinho por Dembélé, que volvía a un terreno de juego tras 20 días lesionado. No llevaba cinco segundos en el campo y Raúl García le envió al suelo en plan mensaje de bienvenido de vuelta a LaLiga.

Tuvo un último arreón el Athletic que fueron una reedición del inicio del duelo,con el Athletic apretándole las clavijas a un Barça que dio sensación de estar muy cansado, en el que Messi desapareció y que volvió a encomendarse a Ter Stegen, que salvó otro gol cantado ante Williams.

Esa presión disminuyó en el momento en el que De Marcos vio la segunda amarilla dejando en el descuento a su equipo con diez, pero el Barça ya no supo como gestionar el asedio a la portería de Herrerín..