Tony Cittadino (Mallorca).- El 23 de noviembre siempre será recordado en el beisbol venezolano como el día en que falleció uno de los más grandes receptores: Baudilio Díaz. Un pelotero de carácter tan sencillo, como su nombre. El hombre que se convirtió en el pionero de los receptores venezolanos en las Grandes Ligas y que irónicamente se hizo leyenda más por sus batazos de vuelta completa, uno en particular, que por las virtudes de su mascota.
La noche del 12 de enero de 1980 una bola alta lanzada por Aurelio Monteagudo, cubano-venezolano de los Tiburones de La Guaira, le abrió las puertas de la gloria deportiva, porque al conectar ese envío fuera del terreno de juego superó a Bob Darwin como el máximo jonronero en una temporada de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional con 20. La marca fue superada por Álex Cabrera (La Guaira) en la campaña 2013-2014 con 21 cuadrangulares.
Díaz fue una eminencia detrás del plato, tanto en el manejo de los lanzadores como para retirar a los corredores en intento de robo. Su defensa y su brazo desde la posición 2, entre otras cualidades, le valió el ascenso a las mayores el 6 de septiembre de 1977 con los Medias Rojas de Boston, para convertirse en el criollo 27 que ascendía al mejor beisbol del mundo y en el primer receptor. Al año siguiente pasó a los Indios de Cleveland y luego se “mudó” a la Liga Nacional, donde estuvo con los Filis de Filadelfia y los Rojos de Cincinnati.
Durante su trayectoria de 13 campañas en la gran carpa (aunque en la primera de ellas sólo vio acción en dos juegos), Díaz dejó promedio de .255 en 993 encuentros. Consumió 3.274 turnos al bate, conectó 834 indiscutibles, de los cuales 162 fueron dobles, 5 triples y 87 cuadrangulares. Además, anotó 327 carreras e impulsó otras 452, se estafó nueve bases y su relación de boletos y ponches fue de 198-429. El nativo de Cúa (23 de marzo de 1953) participó en la Serie Mundial de 1983 con Filadelfia y en este clásico de octubre bateó para .333. También asistió a los Juegos de Estrellas de 1981 y 1987.
En Venezuela, Díaz fue un pelotero insignia de los Leones del Caracas durante toda su carrera. Dejó registro de .282 de promedio, producto de 1.795 veces al bate en 517 partidos, en los que ligó 504 incogibles, 78 dobles, 5 triples y 55 vuelacercas. Anotó 238 rayitas e impulsó 281. En la temporada 1979-1980, la misma en la que impuso el récord de jonrones, lideró los departamentos de anotadas con 51, dobles con 16 y fletadas con 57.
Además es recordado por ser el único en recibir dos no hit no run en la LVBP, casualmente de padre e hijo y ante el mismo equipo. El primero fue el 6 de enero de 1973, con los envíos de Urbano Lugo ante los Tiburones de La Guaira. El segundo, el 24 de enero de 1986, recibiendo los lanzamientos de Urbano Lugo Jr. El triunfo, además, le dio el título ante los salados.
Fue una pieza valiosa para que el conjunto melenudo ganara la Serie del Caribe de 1982 jugada en Hermosillo, México. Jesús “Chivita” Lezama, fanático número 1 del Caracas, lo describió de la siguiente manera: “Baudilio era todo un general. Dio los 20 jonrones porque tenía calidad y fuerza.Se daba íntegro en el terreno y fue tremendo pelotero”.
El accidente
Corría la temporada 1990-1991 de la LVBP y Díaz retornaba al Caracas dispuesto a olvidar los años que lo mantuvieron alejado del equipo debido a las lesiones. Sus números en esa campaña lo proyectaban como fuerte candidato a ganar el premio “Regreso del Año”, pues durante las primeras tres semanas de campeonato estuvo haciendo buen contacto con el madero.
El manager Phil Regan estuvo alternando al receptor mirandino, para entonces de 37 años, con el joven Carlos Hernández, situación que comenzó a incomodar al veterano jugador. El 23 de noviembre, Regan lo envió a calentar a un pitcher en el bullpen, pero Díaz se negó rotundamente y tras un fuerte altercado con el piloto se marchó del estadio, para horas más tarde morir en un accidente casero cuando intentaba arreglar una antena en la terraza de su casa.
Dejó a dos hijos menores de edad, para ese momento: Bob Daniel (9) y Joshua (6). Los actos fúnebres se realizaron en medio de escenas de mucho pesar. Sus restos fueron llevados al estadio Universitario, donde fue alzado en hombros por sus compañeros de equipo Andrés Galarraga, Urbano Lugo hijo, Antonio Armas, Russell Vásquez y su gran amigo Antonio “Loco” Torres, entre otros. Los habitantes de Cúa pidieron que Díaz fuese trasladado hasta su ciudad natal, pero la petición no se atendió, porque el cuerpo se podía descomponer por el calor.
Su legado siempre estará presente. Desde su incursión en las mayores, que se produjo 38 años después del debut de Alejandro “Patón” Carrasquel en 1939, otros receptores venezolanos siguieron su ejemplo y subieron a las Grandes Ligas, varios de ellos en condición de jugadores estelares como Carlos Hernández, Henry Blanco, Ramón Hernández, Víctor Martínez y Salvador Pérez.
Así lo reseñaron los medios
El Universal: “Baudilio Díaz saltó a la fama por coraje y condiciones y fue un competidor de primera línea que dejó una huella de campeón que será imborrable”.
El Nacional: “Las trampas se agazaparon detrás de la tecnología representada por una antena parabólica para segar la vida de uno de los peloteros más grandes y más queridos que haya dado Venezuela”.
Últimas Noticias: “El país llora y lamenta profundamente la desaparición del deportista Baudilio Díaz, que es un ejemplo para la juventud; fue una gloria de nuestro beisbol”.
El Diario de Caracas: “Una mala jugada;si iba a morir, tan lleno de vida como estaba, por qué no murió en el campo de beisbol, con los spikes puestos, con su careta, con sus chingalas, con su uniforme de león, da rabia…”.
Meridiano: “Baudilio Díaz murió triturado, cuando instalaba una antena parabólica en su casa. El receptor de Cúa fue uno de los grandes del beisbol latinoamericano”.
Foto: Globovisión.