Tony Cittadino (Madrid).- Tres décadas han pasado desde que Ayrton Senna falleció en el Gran Premio de San Marino en Imola. El piloto brasileño fue un ícono durante su generación y considerado uno de los pilotos más completos de la Fórmula 1.
Su estilo de conducir agresivo y frío, le permitió vivir carreras memorables, con remontadas espectaculares y verdaderas exhibiciones bajo la lluvia. Iba siempre al límite, lo que garantizaba el espectáculo.
Logró 65 pole position, ganó 41 carreras y logró tres títulos mundiales (1988, 1990 y 1991). Se estrenó con la escudería Toleman en 1984, siendo compañero de equipo del piloto venezolano Johnny Cecotto. Luego pasó a Lotus (1985-1987) y terminó en la McLaren (1988-1993).
Fue un fin de semana muy raro y trágico en el Autódromo Enzo e Dino Ferrari. El viernes comenzó con las prácticas y el accidente del, para entonces, novato Rubens Barrichello al soltarse la suspensión trasera derecha y estrellarse en las protecciones de caucho cuando iba a 225 kilómetros por hora. El accidente no pasó a mayores, pero terminó con fractura en la nariz, en un brazo y en una costilla.
Luego llegó el lamentable episodio de la muerte de Roland Ratzenberger, durante las pruebas oficiales del sábado 30 de abril. El piloto austríaco perdió el control en una curva, con un accidente fatal y muy violento. A pesar de los esfuerzos por reanimarlo en la pista, no fue posible y perdió la vida en el Hospital Maggiore de Bologna.
En tanto, Senna miraba las terribles imágenes desde los boxes y su cara denotaba tristeza y preocupación. Se mostraba muy afectado y reflexivo. Quizás era el momento de suspender la carrera del día siguiente, pero no sucedió.
“El sábado, durante la cena, Frank Williams tenía dudas sobre si Senna estaría en la parrilla de salida. Yo estaba seguro de que él no quería correr”, dijo el periodista de Globo, Reginaldo Leme, en el documental Senna emitido por Netflix.
Tragedia en la pista
Senna, que había ganado en ese trazado en las ediciones de 1988, 1989 y 1991, iba al frente de la carrera el domingo, cuando la tragedia tocó la puerta en la séptima vuelta. El piloto de la Williams FW16 era escoltado por Michael Schumacher, pero un movimiento extraño en la dirección, presagió lo peor.
El brasileño se salió de la pista al entrar en la curva de Tamburello y, a pesar de bajar la velocidad de 306 a 211 kilómetros por hora, no pudo tener el control del auto. Se desprendió parte de la barra de la dirección (que había sido modificada previamente a pedido del piloto para estar más cómodo) y se estrelló de frente a la pared de hormigón.
“Aquella mañana cuando se despertó, le pidió a Dios que habla con él. Abrió la Biblia y leyó un pasaje que decía que Dios le daría el mayor de los regalos. Que era el propio Dios”, dijo Viviane Senna, en el documental Senna.
Parte de la barra atravesó el casco y el cráneo, quitándole la vida apenas a los 34 años. El impacto fue tan fuerte, que la rueda derecha delantera también le golpeó el casco y el carro quedó reducido a menos de la mitad.
“Parecía calmado. Levanté sus párpados y era obvio por sus pupilas que había sufrido una lesión cerebral grave. Le sacamos del casco y posamos en el suelo. Según lo hicimos, suspiró y, aunque no soy religioso, sentí su espíritu abandonar su cuerpo”, dijo el neurocirujano Sid Watkins, jefe del equipo médico de emergencia de la Fórmula 1 y encargado de hacerle a Senna una traqueotomía de emergencia, en el documental Senna.
Eran las 2:17 de la tarde en Italia. Senna fue llevado en helicóptero al Hospital Maggiore de Bologna, donde se le hicieron transfusiones de hasta cuatro litros de sangre, pero su vida se apagó instantáneamente, aunque fue anunciado a las 6:40 de la tarde.
“Todo el mundo estaba en silencio. Había una atmósfera muy extraña. Antes de ir al podio, le dije a Michael que fuera sin champán. Me preguntó cómo estaba Ayrton y le dije que parecía que no estaba bien. Esta fue la primera vez que vi que Michael era un chico diferente”, dijo Flavio Briatore, para entonces jefe de equipo de Benetton, en el documental de Schumacher emitido por Netflix.
La carrera se reanudó a las 2:55 de la tarde. Nadie sabía el estado de salud de Senna. “Schumi” terminó ganando, pero no había nada qué celebrar.
“Aún no te crees que haya podido ocurrir algo tan grave. No te lo crees. Dos horas después de la carrera, el señor Walkinshaw se me acercó y me dijo que la cosa pintaba mal. Yo le dije que estaba en coma y que eso no significaba que iba a morir. Luego vino alguien y me dijo que había fallecido”, recordó Schumacher en su documental.
El otrora piloto de Benetton y a la postre siete veces campeón de la Fórmula 1, agregó en el documental que fue una noticia difícil de asimilar.
“Teníamos tan poca información al respecto, que no sabíamos qué pensar. No me podía creer que estuviera muerto. Era incapaz de procesarlo y pensaba que él se iba a recuperar y sería el campeón. Quizás se pierda una o dos carreras, pero, luego, volverá. Lo peor, fueron las dos semanas siguientes, por el proceso de asimilar que había fallecido. Fue una locura”, explicó el legendario piloto alemán.
El juicio para analizar las experticias y determinar culpables, tardó 13 años y se publicaron cinco sentencias. Entre los imputados por homicidio involuntario se encontraban los jefes de Williams, Frank Williams y Patrick Head, el director técnico del equipo, Adrian Newey y el delegado de la FIA, Roland Bruynseraede, además de Federico Bendinelli y Giorgio Poggi de Sagis, encargados de la gestión de Ímola. Sin embargo, no hubo culpables.
Desde entonces, la Fórmula 1 se dedicó a realizar mejoras en los autos, enfocadas en dispositivos de seguridad. No sólo se introdujeron chicanas antes de las curvas para obligar a bajar la velocidad, sino también se implementó, por ejemplo, el HANS, el dispositivo tipo collarín que da soporte al cuello y la cabeza en caso de accidente o frenadas bruscas.
Despedida por todo lo alto
Dos días más tarde de su trágica muerte, se llevó el cuerpo a Brasil. En Sao Paulo fue homenajeado por un mar de gente, que se lanzó a las calles a darle el último adiós. Se estima que hubo cerca de 500 mil de personas en las calles.
De acuerdo a La Gazzetta dello Sport, tuvo que intervenir el presidente de Brasil, Itamar Franco, quien le pidió a su homólogo italiano, Oscar Luigi Scalfaro, que acelerara los procesos burocráticos para que el cuerpo fuera repatriado lo antes posible.
El mandatario italiano puso a disposición un avión del Estado, que llevó a Senna a París y, de allí, partió a Brasil en un vuelo de la compañía Varig. Ya en Brasil, se decretaron tres días de luto y se le rindieron los Honores de Estado.
Senna fue sepultado el 5 de mayo en el cementerio de Morumbi, en Sao Paulo.
Allí reposa el cuerpo de uno de los más grandes y queridos pilotos de Fórmula 1.
La frase
Roberto Baggio en su autobiografía Una Porta Nel Cielo (2001), considera que su penal fallado ante Brasil en la final del Mundial Estados Unidos 1994, fue, quizás, desviado por el mítico Senna, a quién la selección carioca le dedicó el triunfo con un paño que decía: “Senna, el tetracampeonato es nuestro”.
“Uno ve al centro de la portería, a media altura, sabiendo que el portero se lanzará al otro lado. Pero la pelota agarra otro destino, como llevada al cielo por una mano invisible, tres metros por encima del travesaño. Los brasileños dicen que fue el gran Ayrton Senna. Pero lo único que queda es el dolor, con el que tienes que aprender a vivir”.
Foto: La Sexta / Getty Images