«Peruchito»: El heredero de los Tiburones que el deslave se llevó

Luis Alvarado De Sousa (Caracas).- El año 1999 fue muy duro para los Tiburones de La Guaira. El primero de abril, el dueño y bastión fundamental del equipo, Pedro Padrón Panza fallecía luego de una larga enfermedad para dejar al frente del equipo a su hijo menor. Pedro Padrón Bríñez, o como algunos lo llamaban, «Peruchito», tomó la batuta para modernizar a un equipo con ansias de gloria. Sin embargo, la fatalidad caería de nuevo sobre los Tiburones.

Hace 20 años, ocurrió el deslave que marcaría la memoria del país para siempre. Desde inicios del mes de diciembre, la lluvia comenzó a caer con fuerza a lo largo del estado Vargas. Para el 15 de diciembre de 1999, se desencadenó el peor desastre natural en el país desde el terremoto de 1812. Aproximadamente 1.200 milímetros de agua cayeron en apenas tres días sobre el litoral central, una cifra que provocó la saturación del terreno montañoso y provocó que grandes cantidades de tierra y rocas se convirtieran en un caudal que arrasaría con las poblaciones del Litoral Central.

Uno de los lugares más afectados por el deslave fue la zona de Carmen de Uria, Macuto, Tanaguarena y Los Corales, urbanización donde residía Padrón Bríñez junto a su esposa Marián Ñañez con su hijo de seis años Pedro Antonio Padrón, «Peruchín». Padre e hijo, de 28 y 6 años para el momento, desaparecieron en medio del caudal violento que arrasó la zona por tres días y la convirtió en un paisaje desolador. Nelly Bríñez, madre de Padrón Jr. y viuda de Pedro Padrón Panza, también desapareció entre las 30.000 víctimas de la tragedia. Sus cuerpos nunca fueron encontrados.

«Peruchito» traía muchas innovaciones a un equipo que venía de capa caída en lo económico. Abonados, boletos automáticos y publicidad en las indumentarias, buscaban revolucionar un equipo que necesitaba una nueva cara. No en vano, Padrón Panza fue uno de los hombres fuertes de la LVBP y que ayudó a su crecimiento desde que adquirió al equipo Pampero en la década de los 60.

Sin embargo, el destino trágico se interpuso para que esto no se llevara a cabo. Los Tiburones quedarían en manos de los hermanos de Padrón Jr. y su esposa, que sobrevivió al deslave, pero estos no tenían intención de seguir siendo los propietarios del equipo. En el año 2004, lo venderían a Francisco Arocha y Antonio José Herrera, actuales dueños del equipo.

Así lo recuerdan

La viuda del emblemático pelotero Gustavo Polidor, Eduviges Polidor, recuerda a «Peruchito» como un hombre decidido a aspirar en grande como su padre. «Era súper tranquilo y respetuoso. Empezó a trabajar con el equipo y me acuerdo que una semana antes, estuvo en mi casa con Marián (su esposa) y Nelly.  A pesar de ser tan joven, era muy maduro y hablaba inglés perfecto, porque él estudio aquí en Estados Unidos».

Rememora también una anécdota:» ‘Peruchito’ jugaba con mi hijo Gustavo. Ese día lo llamó Mike Pérez, para comunicarle que los uniformes nuevos estaban listo. Al otro día fui al estadio con Nelly, en un juego Caracas ante La Guaira y empezó a llover. Nelly y yo nos fuimos al clubhouse y nos brindaron algo mientras arreglaban el terreno. Caracas ganó con un hit de Óscar Azocar y ya a ella le empezaba a gustar ir a el estadio».

 

Huellas de la Tragedia

Durante años, estuve buscando sin éxito el lugar en el que se encontraba la vivienda de la familia Padrón Panza. Quería al menos saber dónde quedaba y hacer una investigación de lo que sucedió en esos días en el Litoral Central.

Sin embargo, al recorrer Vargas es evidente que la Tragedia no ha pasado. Hay mejoras por las avenidas principales, pero en lo que comienzas a recorrer las vías hacia adentro, consigues edificios en ruinas y piedras. No me lo contaron. Lo viví y lo vi. Por ejemplo, en Los Corales hay un edificio en ruinas 20 años después. No hay justificación para que permanezca allí, como otras edificaciones y piedras después de tanto tiempo.

Trabajé en Vargas durante seis años y los habitantes comentaban que la quinta tenía en el techo una gorra de los Tiburones. Recordaban a la familia con mucho cariño, entregada al beisbol y muy sencilla.

Así quedó la casa en la que vivía «Peruchito» luego del deslave. Era de dos pisos y en el último quedó una roca inmensa. Estaba ubicada entre la quinta avenida y la avenida La Costanera de Los Corales. Las fotos son cortesía de nuestro colega, amigo y director del Diario 2001, Juan Ernesto Páez Pumar, quien las tomó en enero del año 2000 y le agradecemos el gesto de compartirlas para este trabajo especial en homenaje a «Peruchito».

Páez Pumar vive en Vargas y ha realizado innumerables investigaciones sobre la Tragedia de Vargas. El periodista recuerda que, para entonces, en la casa de «Peruchito» estaban refugiadas más de 20 personas, que habían perdido sus viviendas en la zona. Todas se salvaron, menos «Peruchito», su hijo y la sra Nelly, viuda de Padrón Panza.

Dios bendiga a los que lograron sobrevivir y permita descanso eterno a quienes perdieron la vida.

Tony Cittadino

Foto Peruchito: Libro Tiburones Tenaces.

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