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Carlos Subero recuerda con orgullo a sus Leones campeones de Venezuela y el Caribe (+Video)  

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Tony Cittadino (Mallorca).- Una campaña de fe. Así definió el éxito que vivió Carlos Subero al llevar a los Leones del Caracas al campeonato de la temporada 2005-2006 de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional (LVBP) y el título en la Serie del Caribe 2006. El estratega dijo que para saborear las mieles del triunfo, se unieron diversos factores que permitieron ver los frutos de cinco años de trabajo en la organización.

“Fue una experiencia increíble. En lo personal, fue el logro de mayor relevancia que he tenido en mi carrera. Pero creo que lo que sucedió en las campañas anteriores, preparó el terreno. Todo comenzó en la temporada 2001-2002, que coincidió con la compra del equipo por parte de la Organización Cisneros”, explicó Subero desde Las Vegas, en Estados Unidos.

Subero, que se graduó a los 15 años de edad para ser pelotero, considera que todo se comenzó a construir cuatro años antes, pues era coach de la tercera base del cuerpo técnico del manager John Tamargo, quien renunció en la mitad de la temporada 2001-2002. El caraqueño, de apenas 29 años, asumió como manager interino tras el despido de Tamargo. Aunque quedó eliminado en la ronda regular, ganó experiencia como manager con un balance de 11-18.

Oscar Prieto Párraga, que hasta abril de ese año era uno de los propietarios del equipo junto a Pablo Morales, ahora fungía como asistente a la gerencia y fue quien decidió apostar por el nobel dirigente en ese momento. “Se planteó un proyecto que fue discutido junto con Ariel Pratt (presidente) y Luis Ávila (vicepresidente) y salieron cosas muy positivas. Entre ellas, un sistema de granjas y firma agresiva de peloteros, que a la larga tuvieron un impacto en el 2005”.

El ex jugador de los Tiburones de La Guaira se mantuvo en el equipo durante los siguientes años,  ejerciendo diversas funciones en el cuerpo técnico. Además era una persona a la que le gustaba anotar y aportar, al punto que contó que se le ocurrió sugerir el cambio del uniforme de visitante.

“Teníamos uno gris y dije, ‘vamos a cambiar el uniforme y traer frescura. Estoy seguro que el pelotero y el fanático, se van a identificar’. Eso le gustó a Luis Ávila. Al año siguiente, teníamos uno amarillo y uno negro. Lo demás fue historia. Se hizo una tradición y los equipos también comenzaron a cambiar. Pensaba que necesitábamos un cambio, después de tres años de fracasos”, explicó el dirigente, que alabó el trabajo realizado en la oficina por Yves Hernández.

Así llegó la temporada 2004-2005, en la que el Caracas de Omar Malavé perdió la final ante los Tigres de Aragua en siete juegos. Para entonces, era el coach de la  tercera base de un equipo balanceado en el que se juntaba la experiencia de peloteros como Bob Abreu, con la versatilidad de jugadores como Marco Scutaro, Henry Blanco y Carlos Méndez.

Al año siguiente, llegó el momento cumbre. Malavé repitió por tercer año al frente del equipo y Subero regresaba como coach de banca. Los melenudos comenzaron esa temporada el 14 de octubre, con una derrota en el juego inaugural ante los Tiburones de La Guaira de ocho carreras por cuatro.

En su segundo duelo, fueron blanqueados por Aragua siete por cero y la primera victoria llegó en el tercer compromiso, cuando superaron a Pastora de Los Llanos siete por dos en Araure. En ese juego, Franklin Morales debutó como lanzador y Javier Herrera conectó su primer hit en la LVBP con un jonrón.

Fue la primera de una racha de seis victorias, que sirvió además para terminar la tercera semana con balance de cinco triunfos, sin derrotas. Los Leones terminaron el mes de octubre con balance de 7-7 y en noviembre también dividieron honores, con 12-12. En este mes, destacó un grand slam de Franklin Gutiérrez en la victoria ante los Navegantes del Magallanes de seis carreras por cinco. Fue el 22 de noviembre en el Universitario.

Un día más tarde, Marco Scutaro también sacó la bola del parque con tres en circulación en el recinto de Los Chaguaramos, para superar a Aragua seis por ocho. El mes cerró con una derrota ante Cardenales de Lara de ocho carreras por dos en el estadio Antonio Herrera Gutiérrez de Barquisimeto. El récord como visitante era de 6-14.

Comienza a escribir la historia

El 8 de diciembre, los melenudos cayeron ante Los Llanos 15 carreras por 4 en el Universitario, lo que significó el último juego de Malavé como manager. El estratega renunció y dejó al equipo con marca de 21-22.

Subero tomó el mando como manager interino y el 9 de diciembre se estrenó con derrota ante Aragua de nueve por cuatro. Bajo su mando, ganó 14 de los 20 juegos restantes y finalizaron la ronda regular ganando los últimos seis choques.

“Fue una experiencia tremenda. Al principio, dependimos mucho del sistema de granjas. Por ejemplo, Gregorio Petit debutó con un jonrón contra Pastora. Teníamos a Rómulo Sánchez, Juan Carlos Gutiérrez, Armando Galarraga, Harvey García, Juan Carlos Ovalles y Mauro Zárate. Alejandro Machado hasta estaba de primer bate. Javier Herrera, que con 19 años estuvo en el equipo de Todos Estrellas de la Serie del Caribe. Igualmente, Orlando Trías.  Todos ellos venían de la granja y de un trabajo de cinco años”, recordó Subero, quien contó con el gran aporte del scout Francisco Cartaya, quien para entonces trabajaba con Leones y los Rockies de Colorado.

En el cuerpo técnico lo acompañaron Darryl Kennedy (coach de banca), Julio Franco (coach de pitcheo), Juan Carlos Indriago (coach de primera base),  Manuel González (coach de tercera base), Carlos Pérez (coach de bullpen), Manuel González (coach de banca) y Antonio Armas (coach de bateo).

“Era el equipo de mi infancia. En mi vida imaginaba dirigir al Caracas y hacerlo en cada uno de esos juegos era especial. De pequeño me conocía a todos los jugadores e iba a todos los juegos y ahora verme como manager era especial. Con la directiva hicimos movimientos osados, no convencionales”.

Desde el primer juego como manager, Subero habló de cuatro objetivos a cumplir, que se dieron a la perfección: clasificar al round robin, clasificar a la final, ganar la final y ganar la Serie del Caribe. “Conocíamos la organización a fondo. Uno de los primeros movimientos, fue subir a Julio Franco, que trabajaba en la paralela y conocía a los muchachos. Mario González era uno de nuestros técnicos. Igual Juan Carlos Indriago. Fueron parte muy importante. Por eso cuando dimos el meeting, hablamos de esos cuatro objetivos”, recordó acerca del primer día al frente del club.

La clasificación la sellaron el 29 de diciembre, con una victoria ante Aragua de 11 por 2 en el Universitario. En ese juego, José Macías conectó un grand slam. Subero recordó una anécdota graciosa que le sirvió para levantar la moral del equipo, justo cuando el poder del rival parecía arroparlos. Fue luego de una jugada defensiva de Franklin Gutiérrez. El jardinero se lanzó de cabeza para agarrar un batazo, pero el árbitro decretó que la bola había picado y no era out. Pensó que era el momento idóneo para salir a reclamar y que lo botaran.

“Aragua tenía un equipo muy fuerte y en ese juego nos llegaron a voltear al juego. Salí a discutir con el umpire y le decía que tenía que botarme. En eso llegó otro árbitro y discutiendo, me dijo que si quería que me botaran y en inglés le dije que sí. Cuando me botó, nos fuimos discutiendo por toda la raya de tercera y le decía que ahora tenía que quedarse conmigo, porque yo tenía que levantar al equipo. Cuando llegué al clubhouse, mi mamá me llamó para decirme que se había visto feo por televisión y más como testimonio de hombre de Dios. Le dije que no era nada malo y que ya iba a ver los resultados”, contó con alegría.

Caracas terminó en el segundo lugar de la División Oriental con balance de 35-27, a cuatro juegos del Magallanes. El mes de diciembre finalizó con récord de 16-8. El primer paso, estaba concretado.

Segunda etapa: el round robin

En el round robin se reforzaron con Rainer Olmedo, Albert Vargas, Alex Cabrera y Francisco Rodríguez, entre otros. “A Olmedo le dijimos que no importaba si no bateaba, pero le pedimos que cogiera los rolling de rutina. Lo que hizo en el campocorto fue algo especial. Otra escogencia curiosa fue la de Vargas, que tenía 19 años y lanzaba con un aplomo en la lomita”, recordó con entusiasmo.

“Francisco Rodríguez también nos dijo que quería estar en la ronda de sustituciones y se podía. Había participado en la final del año pasado con nosotros. Eso le dio solidez al bullpen, porque teníamos a Orber Moreno que tiraba el octavo inning y a Jorge Julio Tapia como cerrador. Lo queríamos en el séptimo inning y esa fue la condición con la que se agarró y me dijo, que lo que quería era ganar”, explicó el estratega, que aseguró con contar con el “Kid” fue un aspecto fundamental.

La postemporada comenzó el 2 de enero, con triunfo ante Magallanes de cinco carreras por dos en el José Bernardo Pérez de Valencia, que incluyó un jonrón de Scutaro. Los melenudos ganaron sus siguientes dos choques: doblegaron a Lara cinco por dos, con cuadrangular de Alex Cabrera y, luego, vencieron a Caribes siete por tres. Sin embargo, tuvieron un ritmo inestable, al perder cuatro de cinco.

El 16 de enero vencieron en un maratónico juego al Magallanes 14 carreras por 11 en Valencia. Un encuentro que llegaron a estar perdiendo cinco por cero y nueve por dos, pero en el que supieron aprovechar los errores defensivos del rival. Fue el encuentro en el que Eddy Díaz y Carlos “Tapón” Hernández no pudieron coger dos elevados en el infield, que costaron en el resultado.

Los Leones mantenían las esperanzas de llegar a la final, pero un día más tarde quedaron contra las cuerdas, al caer ante Aragua ocho por cuatro, en un duelo que llegaron a estar ganando cuatro por cero. La marca era de 6-6 y el equipo estaba obligado a ganar los últimos cuatro partidos para llegar a la final y así lo hicieron.

“Entramos a la última semana prácticamente eliminados, con marca de 6-6 y Aragua y Magallanes con 8-4. Quedaba un juego con Magallanes y no con Aragua, así que había que ligar que Magallanes perdiera con Lara. Antes de ir a Puerto La Cruz, Armando Galarraga se presentó en la oficina para decirme que Texas lo había mandado a parar. Luego se presentó Wilfredo Ledezma y me dijo lo mismo. No teníamos abridores para los juegos en Puerto La Cruz”, explicó.

A pesar del contratiempo, a Indriago se le ocurrió la idea de colocar a Landon Jacobsen como abridor y no como relevista. Fue una decisión acertada. “Me dijo que Landon lanzaba bien sin gente en base y con corredores en circulación se le dificultaba el trabajo. Por eso la efectividad tan alta. Pusimos a Jacobsen y a Vargas a abrir esos juegos en Puerto La Cruz, que fueron muy reñidos”.

Los Leones derrotaron a Lara ocho por una, con jonrón de Scutaro. También a Caribes en par de oportunidades en Puerto La Cruz, con pizarra de 4-3 y 4-2. El domingo 22 de enero se midieron al Magallanes en el Universitario en el juego más importante para ambas divisas, después de la final 96-97. El equipo que se llevara la victoria, jugaría la final ante Aragua.

“La decisión más difícil ese día, era a quién poníamos a abrir. Teníamos como opciones a Edwin Hurtado y Franklin Morales. También a Orlando Trías, a quien conocíamos de las menores en República Dominicana. Abrió Trías, porque tiraba mucho strike y jugamos con el factor de desconocimiento”, explicó.

El juego debió interrumpirse por lluvia en par de oportunidades y terminó en la madrugada del lunes 23 de enero, con victoria para el Caracas de 13 carreras por 2. Así el Caracas jugaría su segunda final consecutiva, nuevamente ante Aragua.

“Francisco Rodríguez sacó un cero con las bases llenas. En el octavo inning nos despegamos en la pizarra y fue un alivio. Eran la una y pico de la mañana, veníamos del viaje de Puerto La Cruz y fue cuando entré en la oficina a preparar la final”, dijo el estratega que aseguró que fue clave la actitud del equipo.

“Tenía mucho que ver lo del año pasado. Fue una derrota dolorosa. El hecho de habernos quedado cortos y poder oler ahora la oportunidad de ganar, que fue lo que dijo Francisco Rodríguez al momento de la llamada para reforzar. Eso hacía que el equipo tuviera la química”, recordó el manager que para la final quería contar de refuerzo con Michael Sandoval, pero Oscar Prieto llamó a los directivos de los Marineros de Seattle y negoció el permiso para Carlos Guillén.

“Guillén había jugado como bateador designado con Magallanes, pero la buena relación de Oscar abrió esa oportunidad y la decisión terminó siendo importante. Aragua tenía un equipo que no hacía falta presentarlo, con Endy Chávez, Luis Rodríguez, Ronny Cedeño, Miguel Cabrera, Ramón Hernández y de ahí para abajo era un lineup consolidado”, explicó.

El segundo paso en la lista, también había sido concretado. El Caracas estaba en la final.

La gloria en el Universitario

La final arrancó el 25 de enero en el José Pérez Colmenares de Maracay y Aragua picó adelante con triunfo de siete carreras por cuatro. Seis de esas anotaciones, fueron en los dos primeros innings, gracias a jonrones consecutivos en la primera entrada de los dos primeros bateadores: Chávez y Rodríguez.

Tony Armas Jr., que había llegado esa temporada al equipo en cambio desde Caribes, cargó con la derrota al lanzar apenas un tercio de inning y recibir tres rayitas, todas limpias. La victoria fue para Yorman Bazardo (2.1IP, 1HP, 2K) y el salvado para Víctor Moreno (1.2IP, 3K).

El único bateador del lineup de Aragua que no dio hit, fue Luis Maza (2-0, 1CI, 1K).  Entre los primeros tres bateadores felinos, se fueron de 14-7, con dos jonrones dos impulsadas y tres anotadas: Chávez (5-2, HR, 1CI, 1CA), Rodríguez (5-3, HR, 1CI, 1CA) y Cedeño (4-2, 1CA). Por Leones, destacó el siempre rendidor Rafael Álvarez (3-2, 1BB, 1CA).

“Tuvimos que cubrir ocho innings con el bullpen, porque a Tony lo apalearon en el primer inning. Al día siguiente, había que jugar otra vez en Maracay con la serie abajo, pero los muchachos sacaron la cara. Jugar contra los Tigres en Maracay era dificilísimo. Había una atmosfera tan pesada y fuerte, porque además venían de ser campeones. Tenían una química increíble. A los Tigres, tenías que ganarle en 27 outs. Había juegos con 25 outs, en los que ganabas por dos o tres y te dejaban en el terreno”.

Caracas niveló la serie al día siguiente, con victoria de ocho por seis y de ahí en adelante no perdió más. Fue la primera victoria en Maracay, desde el sexto juego de la final pasada. Los dos refuerzos tomados para la final, rindieron como se esperaba. El abridor Geremi González se llevó la victoria (5.2IP, 9HP, 4CP, 3CL, 1BB, 1K) y Carlos Guillén apoyó con el madero (5-2, HR, 2CI, 1CA, 2K).

“Geremi hizo un extraordinario trabajo y también el ‘Kid’ Rodríguez. Del resto se encargó el bullpen, como lo hicieron en toda la temporada. Teníamos un bullpen muy sólido. Al llegar a cuatro o cinco innings ganando, sentíamos que era un juego para nosotros”.

La serie se mudó al Universitario el 27 de enero y los melenudos ganaron ocho por cuatro, en un juego en el que Álvarez se fue de 5-4, con dos dobles, cinco carreras impulsadas y una anotada. El abridor Trías volvió a responder, lanzando siete sólidos innings, en los que permitió par de anotaciones y ocho hits.

“Trías era un artista lanzando. Estaba en una final, con el estadio lleno y contra Aragua. Fue una pieza clave, porque no teníamos abridores. Recuerdo que la cantidad de pitcheos fue increíble para siete innings. La actuación de cada jugador joven como él, le dio confianza al equipo”.

Los capitalinos se volvieron a imponer en el cuarto juego, ahora con pizarra de cinco por tres, choque en el que se lució el abridor Jacobsen, con cinco entradas completas, en las que toleró cinco hits y una carrera. Ponchó a tres y otorgó dos boletos. Además, destacó el relevo compuesto por Zárate (1.0IP, 1HP, 1CP, 1BB, 2K), Rodríguez (1.0IP), Moreno (1.0IP, 1K) y Tapia (1.0IP, 1HP).

Con la serie arriba 3-1, quedó todo listo para el domingo 29 de enero. Esa tarde, se sentía un ambiente de triunfo en Caracas. En la noche todo se concretó, al derrotar a los Tigres cinco carreras por una y lograr el título 16 como Leones y el 19 de la franquicia. Albert Vargas fue el abridor y limitó a la poderosa ofensiva felina durante cinco episodios. Le batearon cinco imparables y le pisaron el plato en una oportunidad.

Méndez aportó a la ofensiva con un jonrón y dos impulsadas y Guillén, a la postre Jugador Más Valioso de la final, se fue de 4-3, con una remolcada y una anotada. Subero volvió a resaltar la fortaleza del grupo, para derrotar a un equipo sólido en todos sus repartos.

“No solamente era la ofensiva de los Tigres, recuerda los abridores que tenía y los relevistas. Era un equipo sólido, de arriba a abajo. Además tenía a Buddy Bailey, que dirigiendo era un artista. Tan puntual en cada out, en cada pitcheo y sus movimientos. Eso le dio mayor valor, porque fuimos contra un equipo tan fuerte. El equipo de la década y uno de los mejores en la historia de la Liga”.

Habían pasado pocos minutos de la efusiva celebración del equipo, los coaches y los fanáticos en el terreno del estadio Universitario, cuando Bailey tuvo un notable gesto deportivo. Salió rápidamente desde el dogout, para saludar al nobel campeón y felicitarlo por el logro. Fue un momento que Subero no olvida.

“Me tocó darle las gracias y fue algo tan profesional de Bailey, que eso quedó marcado para mí. Luego lo enfrenté muchas veces aquí en Estados Unidos y no solo por eso, porque siempre demostró mucho profesionalismo. Se acercó y me dijo en inglés: ‘Joven, extraordinario trabajo y disfruta este campeonato’. Brevemente me abrazó y se fue”.

Con el trofeo de campeón en mano, Subero y los Leones bateaban de 3-3. Falta el último paso, para cumplir con los cuatro objetivos planteados: ganar la Serie del Caribe.

Le agradece a Dios

La celebración se desató en Caracas y en el país. Fue el primer título para el Caracas desde la temporada 1994-1995 y el primero en casa desde la campaña 1987-1988. Subero contó que antes de jugar la final, ya se sentía campeón. Vivió una experiencia particular, porque tuvo un encuentro con Dios en el regreso de la gira de dos juegos en Puerto La Cruz.

“No fue algo religioso. Esos cuatro objetivos que se lograron, vinieron en oración. Uno escucha esa voz interna y sabes que el Señor te está hablando. Yo no dormí esa noche de regreso a Caracas y tenía que manejar. Tenía a mi esposa y mis tres hijos conmigo. Tenía mucha presión antes del juego ante Magallanes y quería estar tranquilo”, explicó el presidente de la Fundación Venezolana de Atletas Cristianos (FVAC).

“Se cayó un árbol en la vía y la Guardia Nacional estaba recogiéndolo. Me bajé del carro y fui a un río. Hablando con Dios, le dije que tenía ansiedad y que no quería saber el resultado del juego ante Magallanes. Sentí una voz increíble que me dijo: ‘van a ser campeones del Caribe’. Yo me quedé en el sitio, porque sabía que no era un pensamiento y estaba luchando por llegar a una final. Dije ‘Señor si eres tú quién me habló, voy a contárselo a mi esposa y si tengo paz al contarlo, sé que eres tú’”.

Cuando el Caracas se consagró campeón, Subero citó en plena celebración el versículo de Proverbios 21:31: “El caballo se alista para el día de la batalla, pero Dios es el que da la victoria”, que le fue enviado por la suegra del scout Cartaya.

“Ese día, hablamos a las 12 del mediodía y me dijo que su suegra quería que me diera ese versículo. Yo tenía dos días buscando qué decir y estaba entre ése y el Salmo 127:1 (Si Dios no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican; Si Dios no guarda la ciudad, en vano vela la guardia). Ser fanático de tu equipo, dirigirlo y quedar campeón, no cabe nunca en tu mente”, rememoró emocionado.

Reyes del Caribe

El hambre de triunfo no quedó allí. El Caracas mantuvo casi intacta la base del equipo para la Serie del Caribe, que se jugó en Maracay y Valencia. Era la primera vez que dos ciudades compartían la sede de la competición y una de las decisiones claves, fue permitir que los jugadores tuvieran cerca a su familia.

“Por eso se permitió contar con hasta dos habitaciones en los hoteles, para que todo el mundo tuviera a su familia y no tener distracciones en estos seis juegos. Era importante que nos concentráramos. Fue un movimiento importante. Nos quedamos en Maracay y fue clave que la directiva asumiera esa responsabilidad”.

Ramón Hernández, tomando como refuerzo desde Aragua, fue la gran figura ofensiva en el debut al batear la escalera (hit, doble, triple y jonrón). Se fue de 6-4, con cinco impulsadas y tres anotadas. El Caracas aplastó a los Venados de Mazatlán (México) con pizarra de 17 carreras por 1. Un total de 13 carreras llegaron luego de dos outs. La victoria fue para Geremi González, tras lanzar siete innings y un tercio y permitir tres hits.

“La escogencia de los refuerzos fue puntual. Entre los lanzadores, agregamos a Víctor Moreno y entre los jugadores de posición a Luis Rodríguez y Ramón Hernández. El juego uno fue el único que fue fácil por el resultado. Después de eso, todos los juegos fueron cerrados y vinimos de atrás”.

Los melenudos derrotaron en el segundo encuentro a los Gigantes de Carolina (Puerto Rico), seis carreras por una. Trías fue el pitcher ganador y Scutaro destacó con un grand slam.

El Caracas volvió a dar otra demostración de poder, en el tercer encuentro contra los Tigres del Licey (República Dominicana). Los capitalinos vinieron de atrás, para remontar un juego que perdían cinco por cero en el cuarto inning. Fabricaron un rally de cinco carreras en el séptimo inning y otro de cuatro en el octavo capítulo, para llevarse la victoria once por nueve.

Alex Cabrera empató el juego en el séptimo, con jonrón con uno a bordo. También dieron cuadrangular Henry Blanco y Alex González, dupla que días más tarde se encargó de hacer historia. González voló la cerca en el octavo tramo, para dar jonrón de tres carreras, voltear la pizarra y dejar cifras definitivas. Se fue de 5-3, con tres remolcadas. Ganó Ovalles y salvó el “Kid” Rodríguez.

Los Leones sumaron su cuarto triunfo al dejar en el terreno a Mazatlán cuatro carreras por tres  en 10 innings, con hit a la izquierda de Cabrera. “El Samurai” bateó una línea por la raya de tercera, para impulsar a  Rodríguez con la carrera de la victoria. Zárate fue el pitcher ganador.

“Quizás nadie se acuerda, pero Cabrera tenía la pierna desbaratada. El doctor Medina hizo un gran trabajo para recuperarlo. Incluso en la habitación en Maracay le daban masajes. Salió de emergente y dio un batazo por la raya de tercera y los dejamos en el terreno”.

La quinta victoria llegó ante Carolina, ahora con pizarra de cinco por una. Wilfredo Rodríguez relevó a Vargas después de cinco entradas y fue el pitcher ganador. Álvarez apoyó con el madero, con un jonrón de dos carreras. El título estaba a un paso.

El sexto y último encuentro se selló con una dramática victoria ante Licey de cinco por cuatro en Maracay. Caracas volteó la pizarra con dos anotaciones en la parte baja del noveno, para lograr la segunda Serie del Caribe para el equipo, luego del triunfo en Hermosillo 1982. También fue la sexta para Venezuela y primera desde 1989, lograda por las Águilas del Zulia. Además el Caracas fue el primer equipo venezolano en ganar invicto, tras triunfar en los seis choques.

González fue el héroe de la noche. Primero, dio hit a la derecha para impulsar a William Bergolla (había entrado como corredor emergente por Ramón Hernández) y luego anotó con el famoso elevado de Blanco, que le cayó en la cabeza al campocorto de Licey, Erick Aybar, y la bola se fue a lo profundo del jardín izquierdo. Moreno, fue el ganador del encuentro. El cuarto objetivo se había consumado: Caracas era campeón del Caribe.

Subero recordó que en ese momento, Herrera estaba prevenido para tomar el turno en caso de que Henry fallara. “Le pregunté a Herrera si podía tomar el turno y en lo que me estoy regresando, Henry da el batazo y el viento se fue llevando la pelota. Cosas de Dios. No sólo es que le pega en la cabeza a Eybar, sino la confusión de Napoleón Calzado (el jardinero izquierdo), que vio la jugada, se ríe y nunca la fue a buscar. Alex estaba en primera y terminó anotando. Había una emoción increíble de parte de todo el mundo”.

El manager agregó que fue clave el apoyo y la presión del fanático en Maracay y Valencia para apoyar a los Leones. “Lo especial de esa Serie del Caribe no sólo fue que se jugó en Venezuela, sino que venía el Clásico Mundial y se tomaba como una referencia. Había una expectativa muy grande. Leones del Caracas después del juego tres, pasó a ser Venezuela en su totalidad. Veías a magallaneros apoyando al Caracas en las tribunas. El factor del público en los últimos juegos fue increíble”, recordó emocionado.

Hernández terminó la Serie del Caribe como triple coronado y Jugador Más Valioso. El criollo fue líder en los departamentos de average (.542), jonrones (3) y carreras impulsadas (8). Por su parte, González fue triple coronado en pitcheo. Fue el mejor en victorias (1), efectividad (1.20) y ponches (12).

Subero se convirtió en el manager más joven en ganar el torneo en la historia, con 33 años. Además fue el segundo estratega criollo, luego de lo hecho por Alfonso “Chico” Carrasquel en 1982.

“Nunca fue una meta personal y fue un privilegio tan grande que Dios me haya puesto en esa posición. A pesar de la edad que tenía, tomé decisiones en conjunto con el equipo y la directiva. Lo que sucedió, fue algo netamente de Dios y el desenlace que eso produjo para el futuro de mi carrera. Por eso siempre estaré agradecido a la directiva del Caracas y a Oscar Prieto por haber tomado la osadía en aquél entonces de colocarme como manager del equipo”, dijo quien fuera el coach del infield y de la primera base de los Cerveceros de Milwaukee entre 2015 y 2019 en las Grandes Ligas.

Subero fue dejado libre por los Cerveceros en octubre de 2019, pero se muestra abierto a la posibilidad de volver en un futuro a dirigir en la LVBP, ser manager en las Grandes Ligas o de la selección venezolana de cara al Clásico Mundial de Beisbol.

“Estamos en una etapa en la que hemos agarrado este año libre, producto de la situación con Milwaukee. Si el Señor así lo desea que el beisbol finalice en estos 30 años, nos iríamos tranquilamente por la puerta dando gracias. Dirigir en Grandes Ligas fue lo único que no se hizo dentro de las metas, pero de resto se cumplió todo. Incluso dirigir el Clásico, que sería en 2023, pero se ve lejano”, opinó el manager que dirigió la hazaña melenuda en Venezuela y el Caribe.

 

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