Nuevo entrenador… y viejos resultados. El debut de Thomas Tuchel en el banquillo del Chelsea no vino acompañado de victoria. Los Blues empataron (0-0) en casa ante el Wolverhampton y continúan con su errática marcha. Han sumado un triunfo en las últimas seis jornadas y llevan dos partidos consecutivos de Premier League sin marcar. Una falta de voracidad que los deja octavos y fuera de Europa. El alemán tiene trabajo por delante.
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Un día después de oficializarse su llegada en sustitución de Frank Lampard, Tuchel se presentó en el Bridge y cambió algunas piezas. Mason Mount y Timo Werner, los más utilizados por el entrenador inglés, se quedaron en la banca. El alemán, uno de los fichajes estrellas de este verano de 247 millones de inversión, ni se vistió. Y el medio jugó los últimos minutos. En lugar de ellos, y sin N’Golo Kanté, el ex del PSG reforzó la medular con una doble contención formada por Mateo Kovacic y Jorginho, colocó una línea de tres por delante (Hudson-Odoi, Havertz, Ziyech) y dejó a Giround en punta. No movió la portería. Mendy siguió bajo palos.
Un bloque más sólido y de más experiencia (Azpilicueta, Thiago Silva, Giroud, Jorginho… salieron de inicio) que dominó al Wolverhampton sin apenas crear peligro. Y el poco que tuvieron lo desbarató Rui Patrício. El Chelsea tuvo un 78% de posesión (récord de pases buenos (433) en la primera mitad) pero sin ocasiones clarísimas. La electricidad de Hudson-Odoi fue lo más peligroso de los Blues. En los Wolves se estrenó Willian José tras su fichaje de la Real Sociedad pero apenas tuvo impacto. Sí lo tuvo Pedro Neto, que mandó al travesaño una vaselina. Un castigo excesivo para Tuchel. Havertz, en la última jugada, rozó el triunfo. Habría sido su redención.
Foto: Marca.