Yelimar Requena (Caracas).- Dos años después del episodio más oscuro de su vida, Danry Vásquez comenzaba a recibir nuevas oportunidades en marzo de 2018. Celebraba el embarazo de su esposa y había logrado pactar con el equipo Lancaster Barnstormers de la Liga Independiente de Estados Unidos, para retomar aquella carrera internacional que se había interrumpido por una investigación de violencia doméstica.
Todo parecía tomar su curso. La tormenta había pasado e incluso, le habían aprobado la visa para viajar y trabajar en Estados Unidos, pero, de un momento a otro, todo se vino abajo.
El video de lo ocurrido en 2016 se viralizó y miles de personas pudieron ver aquella escena que, aún hoy, él intenta olvidar. El escarnio público fue inevitable, pero no fue lo peor. El toletero perdió el contrato que acababa de finiquitar y llegó a pensar que más nunca podría jugar beisbol.
“Cuando el Lancaster me llamó para dejarme libre por aquel video, yo apenas estaba levantando el vaso de champaña con mi familia, porque me habían dado la visa ese día. Todo se me vino abajo, me derrumbé”, confesó el toletero de ahora 26 años.
“Pensé en no jugar más béisbol, estaba seguro de que nadie me iba a dar otra oportunidad a pesar de que yo era una persona distinta, porque todo el mundo piensa que lo que pasó en 2016 no me dolió y están equivocados. No hay nada más doloroso que verte y no reconocerte y yo no reconozco a ese hombre del video”, reveló.
La continuidad de Danry en la pelota peligró incluso en Venezuela. Hubo muchas presiones sobre los Tiburones de La Guaira y la LVBP para que fuese sancionado y se le prohibiese jugar. Sin embargo, las autoridades decidieron que no se le podía juzgar por algo que había pasado dos años atrás. Desde entonces, su compromiso con los escualos es doble.
“Siempre voy a estar agradecido con los Tiburones por darme la oportunidad de quedarme y demostrar que soy un hombre diferente, porque de verdad yo trabajé duro para sanarme, busqué todas las ayudas profesionales posibles, me acerqué a Dios y me refugié en mi familia para poder dejar atrás tanta agresividad”, comentó con alivio.
“Hay muchas cosas de ese día que ni siquiera recuerdo, mi mente se bloqueó y todo fue muy confuso para mí. Creo que esa es una sensación que solo entiende quien haya pasado por algo similar”, admitió.
Una reinvención necesaria
Tras muchos reproches, señalamientos y miedos, Danry comenzó un proceso de sanación interna que fue realmente lo que marcó un antes y un después en su historia. El apoyo de su familia fue la piedra angular de ese nuevo comienzo.
“No puedes permitir que nada te destruya, estamos contigo y vamos a aguantar cualquier tipo de ofensas hacia a ti, tú también tienes que aguantar para que cuando tu hijo nazca tenga la seguridad de que fuiste lo suficientemente valiente para seguir adelante”. Esas fueron las palabras de su familia justo cuando él pensaba en rendirse.
“Mi familia lo es todo. El apoyo de ellos es diario. Yo tengo a mis hermanos fuera del país y aun así hablamos todos los días, mi esposa y mi hijo están aquí en Venezuela -ella es mexicana y él estadounidense- y están aquí apoyándome. Esa es mi mayor inspiración”, dijo sonriente.
Indudablemente, el tiempo también ha hecho lo suyo. El jardinero ha madurado, incluso, como jugador y, finalmente, ha llegado el momento en el que todo le sale bien. Su actitud es diferente, transmite respeto por el juego y ha logrado conectarse con gran parte de la afición. Es feliz y se nota.
“Hoy por hoy, estoy en paz. No deseo ni siquiera saber quién hizo público ese video luego de dos años, justo cuando yo empezaba a recuperar mi vida, creo que Dios se va a encargar de eso”, enfatizó.
“Estoy muy contento por todas las cosas buenas que he recibido justo cuando pensé que nunca más nadie iba a confiar en mí”.
Un regreso por todo lo alto
Después de un año de ausencia, Danry reapareció en la LVBP para vivir una temporada magistral en la que terminó siendo el cuarto mejor bateador de todo el circuito con un promedio de .368, que solo superaron Jay Austin, Yosmany Guerra y Yojhan Quevedo.
Su producción lo hace un claro candidato al Premio Regreso del Año. Sin embargo, aunque confiesa sentirse emocionado por esa posibilidad, insiste en lo más importante para él es demostrar que está de vuelta por las razones correctas.
“Todo lo dejo en manos de Dios, lo único que espero es que si ganó o pierdo sea por lo justo, por lo que he hecho en el terreno”, sostuvo.
“Muchos saben todo lo que yo he luchado para estar en donde estoy y todo lo que he tenido que pasar. Me he esforzado dentro y fuera del terreno para demostrar que soy una buena persona y que ese Danry que vieron hace dos años, ya no existe. Más que el premio, espero que la gente acepte que existe el arrepentimiento sincero y siempre se puede rectificar”, insistió.
El jardinero escualo despachó 50 hits en la fase regular, incluidos cinco jonrones (tope personal), e impulsó 24 carreras en 34 juegos, recibió hasta 15 boletos y apenas se ponchó nueve veces. Ahora, en los primeros cuatro juegos de su serie frente a los Leones, tiene un astronómico promedio de .769 con 10 hits en 13 visitas al plato.
Su éxito se lo atribuye a su equipo que, sin lugar a dudas, vive un momento verdaderamente mágico. Asegura que todos son familia y se siente protegido.
“La paz y la magia que se siente en este equipo es algo que yo nunca había experimentado. Aquí nadie te juzga, si fallamos, fallamos todos y si ganamos, ganamos todos. Es una química maravillosa… Tengo una gran relación con mis compañeros, especialmente con Teodoro, Héctor y Alberto González, fundamental en mi buen momento”, reveló.
“Estoy feliz, en paz, en casa, listo para seguir siendo noticia por las razones correctas”, concluyó.
Foto: El Nacional.