AS.- La fe del Getafe se impuso por 1-0 a un Barça impotente que dejó pasar la oportunidad de aprovechar el batacazo del Madrid en un partido en el que los blaugrana se fueron deshinchando a medida que avanzaba el partido. Un error infantil de De Jong al cometer un penalti fue el inicio del fin de un Barça incapaz de reaccionar.
Koeman se movió en el Coliseum e introdujo un par de variantes, además de la obligada entrada de Sergiño Dest como titular, en el equipo que había resultado inamovible desde el inicio de la competición. Le dio el holandés la enésima oportunidad a Dembélé para dar descanso a Ansu Fati y colocó a Pedri en la media punta en lugar de Coutinho mientras que Griezmann salía como nueve y Messi partía de la banda derecha. La primera decisión salió mal, la segunda bien con matices.
Dembélé volvió a ser en la primera parte una máquina de perder balones (hasta 14 en los primeros 45 minutos) fiel a su particular interpretación del juego que se basa en la idea de que él juega un partido diferente al resto de las 21 personas que están sobre el terreno de juego. En cambio, la aparición del futbolista canario vino a confirmar las sensaciones que había dejado en los minutos disputados hasta ahora. Con 17 años tiene presencia, idea de juego, clarividencia y una rapidez mental fuera de lo común. Messi desde la derecha participaba hasta que se apagó en el segundo tiempo, pero donde el Barça volvió a pinchar en hueso de forma preocupante fue con Griezmann.
Koeman dio entrada a Ansu y Coutinho por Dembélé y Pedri regresando así a su dibujo más habitual, pero nada cambió. El Barça había perdido pie y el Getafe se encontraba en su salsa tratando de dormir un partido ante un rival aún más dormido.
En un último intento de despertar a los suyos entraron Braithwaite y Trincao por Griezmann y De Jong para jugar a la desesperada y ya en el tramo final Riqui Puig por Sergi Roberto para cerrar con tres.
El Barça ya iba a por el todo o nada cerrando con tres y el Getafe tuvo la opción de matar el partido en dos contras de Cucho, una fue al larguero y la otra alta que impidieron que el Barça se llevara un castigo más duro.
Foto: AS