España quiere vencer a Marruecos y avanzar a octavos sin complicaciones

José Félix Díaz (Marca.com).- «No estamos para regalos», dijo Fernando Hierro nada más terminar el partido ante Irán. El seleccionador lo tiene claro y así se ha encargado de transmitirlo. Las eliminatorias de España se inician mañana ante Marruecos y como tal quiere que sus jugadores, afición y también medios de comunicación tomen el partido ante una selección que ya está eliminada, pero que buscará salvar su honor consiguiendo algún punto, después de haber ofrecido una imagen más que notable en sus partidos ante Irán y Portugal. La falta de gol penalizó a los jugadores norteafricanos.

Cierto es que España podría clasificarse incluso perdiendo, pero la idea de Hierro no es la de especular, ni la de esperar a ver qué sucede en el otro partido del grupo para tirar de calculadora. Quiere asegurar el pase a octavos de final por la vía directa y más rápida posible. No vale pensar qué harán los demás, quiere que la selección demuestre orgullo, carácter y, sobre todo, que recupere el nivel competitivo enseñado al mundo entero en el encuentro ante Portugal.

Las circunstancias que rodean el partido pueden llevar a vivir el choque con cierta relajación, pero el técnico está insistiendo una y otra vez en que no debe ser así bajo ningún concepto. Cree que los cruces del Mundial se inician mañana para España en Kaliningrado. No hay que esperar más. Este es el primer partido en el que de verdad la continuidad está en juego y como tal pretende que se afronte.

Todo el mundo ha repasado el grupo y ha comprobado que tan solo una hecatombe en forma de dolorosa derrota ante Marruecos por más de un gol y un empate entre Portugal e Irán, podría dejar fuera de los octavos de final a la campeona de 2010. El supuesto es complicado, pero existe. Por ese motivo Hierro quiere afrontar el partido como si fuera la primera final del Mundial.

Además, hay otro factor que cuando llega aparece la tercera jornada de la fase de grupos de un Mundial es el del posible cruce y la opción de elegir rival. Los internacionales españoles no miran ni posibles enfrentamientos ni nada por el estilo. Buscan ser primeros de grupo y para ello saldrán a ganar y a olvidarse del resto. Es la primera de las cinco finales que todavía quieren tener por delante en suelo ruso.

«La experiencia nos dice que estos son partidos trampa, muy peligrosos porque te encuentras selecciones que no se juegan nada y todos se quieren reivindicar. Si queremos hacer un buen partido y ganar, tendrá que ser por méritos propios», afirmó Hierro en Radio Marca cuando fue preguntado por el partido ante Marruecos.

Lo cierto es que España cuando depende de sí misma en el último partido de la fase de grupos no suele fallar o al menos no lo ha hecho en las últimas cuatro ocasiones en las que se ha planteado una situación así. En 1986, 1990, 1994 y 2010, acierta en el tercer partido y sella su pase a la siguiente fase. En 1962 y 1966 falló.

En Sudáfrica en 2010 la victoria por 2-1 ante Chile sirvió para que las dos selecciones se clasificaran. En 1994, en el Mundial de Estados Unidos, España se la jugaba con Bolivia y ganó después de haber empatado con Corea del Sur y Alemania. Cuatro años antes, el combinado español también tuvo que jugársela en el último partido ante Bélgica, a la que derrotó por 2-1, tras haber empatado ante Uruguay y ganado a Corea del Sur.

En 1986, el enemigo para sellar el pase a octavos de final fue Argelia, selección a la que se ganó, despejando todas las dudas originadas tras la polémica derrota ante Brasil por el gol no concedido de Míchel y la posterior victoria ante Irlanda del Norte.

En la cita inglesa de 1966 se perdió ante Argentina, para ganar a Suiza, pero Alemania derrota a España para eliminarla en el tercer partido. En Chile 1962 fue Brasil la que echó a España en el último partido de la fase de grupos tras perder ante Checoslovaquia y ganar a México.

Foto: Marca.com

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