La Real Sociedad clasifica a semifinales y elimina al Real Madrid

Prensa Diario Marca

La Real Sociedad se convirtió en semifinalista con un partido fantástico, pura Copa del Rey, derrochando fútbol para vencer al corazón madridista. Se puso 1-4 y tuvo que sufrir en los últimos minutos para asegurar el pase. El conjunto blanco, superado por juego, apeló al carácter para rozar una remontada imposible, para mayor gloria del equipo txuri urdin. Una noche para la historia del club donostiarra, guardada junto a aquel 0-4 del equipo de Toshack. Los blancos, siempre a remolque, entraron tarde y mal al duelo, especialmente en defensa. Vinícius intentó arrastrar al equipo, pero le faltó compañía.

Ya en LaLiga dejó la Real Sociedad una estela de buen fútbol falto de rodaje. Más armado, el equipo donostiarra protagonizó, salvo arreones blancos, un primer tiempo espléndido, manejando la pelota por todos los sectores del campo. Desde la salida de Ramiro, templada y precisa, enlazando con el manejo de Mikel Merino en la medular, el primer toque exquisito de Odegaard y la movilidad venenosa de Isak, la Real se fue con ventaja al vestuario con mucho mérito. Por si alguien no había reparado en el jugadorazo que está creciendo con la camiseta txuri urdin, Martin Odegaard desplegó su zurda elegante para firmar el tanto, resolviendo de primeras un rechace de Areola que se coló tras las piernas de Mlitao y Areola. Si Isak hubiera estado más atinado en el remate en dos oportunidades muy claras, la ventaja habría sido mayor.

Al Madrid le costó encontrar el hilo del partido. Todo empezó con la alineación de Zidane, imprevisible. Metió a Marcelo, James, Militao y Brahim, más Nacho en el lateral derecho por la lesión de Carvajal. No tuvo continuidad en el juego ni en la presión, por mucho que se esforzó VInícius por armar el lío. Sobre el costado izquierdo, tentó una y otra vez a Gorosabel. Remiro sacó un disparo buenísimo de Brahim, mientras Valverde y Benzema no pudieron remachar dos coladas de Vini por la izquierda. Al filo del descanso, Ramos estrelló un cabezazo en el larguero tras un centro templado de Brahim. Se señaló fuera de juego que, de haber entrado, el VAR habría invalidado.

El invento mantuvo la eliminatoria viva un rato, porque al poco de volver de vestuarios Odegaard controló en línea de medios para meter un balón profundo, a la espalda de Nacho, para Isak, que cruzó a la red. Era fuera de juego del sueco, y lo indicó el VAR. Como ante el Atlético, Zidane había hecho un cambio al descanso, Modric por James, que dejó escapar la ocasión. También Imanol reactivó a su equipo en la pausa con un cambio, Barrenetxea por Januzaj. Mano de santo. El extremo midió a Nacho por izquierda, le burló, picó al área para que Isak embocara la más complicada. De volea y con la zurda. Golazo. Y sin respiro, con el Madrid aturdido, el sueco recogió un rechace de Nacho y puso un derechazo demoledor en la escuadra. 0-3. en el 56′. Asombroso.

El Madrid tiró de orgullo para acortar el marcador. Inferior en el juego, se fue arriba por acumulación y recortó distancias. Una circulación desde la derecha conducida por Brahim desembocó en Marcelo, que en área ajena es tremendo. Marcó por el palo más próximo. Pero esa alegría ofensiva tiene retorno, y en una salida falló el lateral, concedió la espalda a Isak y el sueco sirvió al área, donde nadie detectó a Merino. El medio coronó su partidazo monumental colocando en la red.

La lesión de Odegaard obligó al cambio y a la ovacion del Bernabéu, rendido al talento del noruego. También dedicó una ovación clamorosa a Isak. Como en aquella noche de los ochenta, con la Real de Toshack, el coliseo blanco reconoció la calidad y el fútbol realista. Eso sí, el paso atrás de Imanol con los cambios invitó a la aventura del Madrid, sin nada que perder. En una noche amarga, Vinícius arrastró al equipo con un gol, anulado por fuera de juego con el VAR, y una asistencia. Lástima que el emotivo derroche del brasileño acabara en nada, pese al tanto de Nacho que apretó el marcador. La Real fue justa semifinalista y el Madrid, esta vez penalizado por las rotaciones, pierde el primer título del año.

Foto: Diario Marca.

El Mirandés dio la sorpresa y está en semifinales

Prensa – Diario Marca

El Mirandés lo volvió a hacer. Otro milagro. Otra machada. Otro Primera que besa la lona en Anduva. Ahora le tocó al Villarreal hincar la rodilla sobre el césped del Municipal de Miranda. La Copa de los modestos es la Copa del Mirandés.

Este humilde club burgalés tiene un idilio de amor con el ‘torneo del K.O. Es casi un fijo dando sorpresas. Los de Iraola se han ganado estar en el sorteo de semifinales, haciendo de Anduva un fortín del que casi nadie sale ‘vivo’. Ante el ‘submarino’ le costó, sufrió y supo resistir ante un equipo de superior categoría que atravesaba un gran momento de forma pero que vivió un bofetón de realidad en tierras burgalesas.

Matheus se vistió de Pablo Infante, liderando desde la punta de ataque al Mirandés, para que los rojillos vuelvan, cono en 2012, a la antesala de la gran final de la Copa del Rey. El delantero brasileño aprovechó a los 17 minutos un error gravísimo de Sofian Chackla (que debutó como amarillo con una actuación horrible) para marcar el 1-0 y que la grada de Anduva se viniese abajo.

El Villarreal dominaba la pelota pero el Mirandés hacía mucho daño con picotazos aislados. El ‘submarino’ estaba helado, como la noche en Miranda de Ebro. Ontiveros estaba siendo el más intenso en los castellonenses y de sus botas llegó el empate. Una falta directa ‘a lo CR7’ dejó plantado a Limones, que sólo pudo seguir la pelota con la mirada hasta las redes.

Sacaba la cabeza el ‘submarino’, pero sus propios errores seguirían condenándole. Ahora falló Quintillà, haciendo una mando dentro del área que no vio De Burgos Bengoetxea pero que sí revisó el VAR. Penalti que anotaba Merquelanz… y a la caseta. Descanso.

Calleja no lo dudó y quitó rápido a Chackla, que no estaba dando el nivel. Pero el Villarreal no mejoró. Siguió fallando de forma estrepitosa. Sin buena circulació0n de balón, mal arriba y mal en defensa. Aseadiaba la portería de Limones, con más corazón que cabeza, y se encontró con un penalti por una mano clarísima de Odei. Puso Cazorla la pelota en el punto fatídico y silenció Anduva con el 2-2.

Poco duraría el silencio en el feudo burgalés. Dos minutos, para ser exactos. La defensa amarilla volvió a fallar a balón parado y Odei, que había cometido penalti se resarcía haciendo el 3-2. Rematando solo dentro del área. Increíble. Un desastre el equipo de Calleja.

Desde aquí al final, el Villarreal se volcó arriba y el Mirandés salía con peligro a la contra. Aguantaron bien físicamente los locales, que vuelven a demostrar que son el amante de la Copa. Es su torneo… La Copa y el Mirandés están enamorados.

Y el final del romance lo protagonizaría Antonio Sánchez haciendo el 4-2. Con el ‘submarino’ volcado, una contra letal desataba la fiesta en Anduva. Besaron la lona Celta, Sevilla… y ahora el Villarreal. Tres primeras. Que pase el siguiente.

Foto: Diario Marca.

El Granada derrotó al Valencia para clasificar a semifinales

AS.- En Los Cármenes, muy cerquita de La Alhambra, se vivió un partido monumental. De pasión, sin respiro y con historia, la que escribió el Granada, que estará por cuarta vez en semifinales 51 años después de su última vez. También fue un partido del fútbol moderno, el del VAR, que anuló un gol a Rodrigo por medio pie del hispano-brasileño y avisó a González González de unas manos en el área de Jaume Costa cuando nadie se había percatado. Fue Roberto Soldado quien lo ejecutó, firmando un doblete de leyenda y liquidando al vigente campeón, que defendió su trono con uñas y dientes.

Granada y Valencia ofrecieron una oda a la Copa del Rey, un espectáculo futbolístico digno de coleccionista. Rubiales tiene que grabárselo en un pen y con ese vídeo, más las gestas de la Cultural y Mirandés, puede presumir por el mundo de su cambio de formato. La Copa a vida o muerte no es lugar para cobardes y ni nazaríes ni blanquinegros lo fueron. Diego Martínez y Albert Celades salieron con todo, porque sabían que era semifinal o a casa, y ninguno de sus futbolistas se guardó gota de sudor.

Solo antes del descanso 22 remates a portería y 15 ocasiones a cual más clara, con dos remates al palo de Foulquier y Yangel y el gol anulado a Rodrigo. Soldado pegó primero y rápido, a los dos minutos. Quien pensara que a sus 34 años llegó a Granada para esquiar en Sierra Nevada es que no le conoce. Pero Rodrigo Moreno golpeó después, en el 39’, constatando que el ruido que se generó por el interés del Barcelona, por un oído le entró y por otro le salió. Pero es que más allá de los goles, pasó de todo y casi siempre en las áreas. El ritmo fue tan frenético que hasta quien lo viera desde casa lo haría en tensión.

Prácticamente en la primera mitad no hubo minuto sin que alguien pisara una de las áreas, y siempre que cualquiera de los dos contrincantes llegaba, había remate a puerta. Ahí radicó la grandeza del partido, en que el Granada mordía como se tiene que hacer cuando tu gente te jalea como lo hizo la afición nazarí. Pero es que el Valencia ni se arrugó ni su fútbol mereció castigó.

El paso por el vestuario frenó el correcalles pero no la intensidad. El partido se volvió más táctico y ahí el Valencia se mimetizó mejor. Las llegadas eran menos frecuentes, pero de primeras siempre fueron en el área del Granada. Pero Aarón se hizo grande ante Ferran y después Diego Martínez movió a la perfección sus fichas. La salida de Machis oxigenó a su defensa del control blanquinegro. Jaume empezó de nuevo a verles venir y a tener que intervenir. Y cuando parecía que el Granada disputaría su cuarta prórroga, llegó el penalti por manos de Jaume Costa, el gol de la ya leyenda llamada Soldado y lo que jugará el Granada es su cuarta semifinal.

Foto: AS.

El Barcelona goleó para clasificar a cuartos

Mundo Deportivo.- El Barça ya está en cuartos de final de la Copa del Rey después de golear al Leganés, que pese al aparatoso 5-0 tuvo sus opciones en un buen primer tiempo pero le falto acierto delante para poner en aprietos al conjunto barcelonista. Griezmann encarriló la eliminatoria muy pronto, a los tres minutos, y un gol de estrategia de Lenglet a centro de Messi en un córner dejó el partido visto para sentencia. Un doblete de Messi y un gol de Arthur redondearon la goleada.

El Barcelona de Setién dio un paso adelante. Recuperó la costumbre de golear en el Camp Nou y, además, mantuvo el ‘cero’ en la portería. Dio la impresión de estar en ese proceso que define su entrenador de estar asumiendo conceptos y jugó una primera parte de muy buen nivel. Exhibió voluntad de jugar siempre desde atrás, presionó con intensidad y tuvo el balón y lo movió con velocidad. Además, buscó más los espacios y fue vertical y profundo.

Pero, ojo, también hubo sustos: el Leganés desaprovechó algunas ocasiones peligrosas que generó tras algunas pérdidas peligrosas del conjunto barcelonista en zona defensiva. Aun así, el balance del juego es esperanzador para el Barça.

Los jugadores se sintieron más cómodos en el 4-3-3 al que regresó Setién, con Griezmann de ‘nueve’. A los tres minutos, el ‘Pequeño Príncipe’ francés aprovechó una gran internada de Semedo, que recogió un gran pase de Messi y asistió a Griezmann en el corazón del área. El francés controló el balón y lo cruzó lejos del alcance de Cuéllar.

El juego azulgrana fue dinámico, con movilidad rápida de balón y con gran intensidad, sobre todo en la primera media hora, y con desmarques en busca de mayor verticalidad. El juego interior, siempre con Messi activo, pretendía abrir huecos por las bandas para Semedo por la derecha y Ansu o Jordi Alba, cuando el joven delantero se metía por dentro, por la izquierda. Una de estas subidas del lateral acabó en centro y gol que fue anulado por supuesto fuera de juego al recibir en el área.

Messi-Lenglet: la estrategia

También el juego a balón parado fue un activo que el Barcelona explotó. Messi buscó repetidamente a Lenglet, incorporado al ataque en faltas y córners. Tras dos intentos en sendas faltas, Messi finalmente encontró al central francás a la salida de un córner: sacó al primer palo, allí Lenglet peinó hacia atrás, al más puro estilo Alexanko, y marcó el 2-0.

El Leganés, por su parte, no viajó de turismo. Nada más empezar, antes de los 30 segundos, había tratado de sorprender a Ter Stegen con un chut de Braithwaite que impactó en el poste por su parte exterior. El conjunto pepinero fue agresivo en la defensa e intentó desplegarse en contragolpes en cuanto conseguía robar el balón, beneficiado en parte por los riesgos que el conjunto azulgrana asumió en la salida de balón: excepto algún pase largo de Ter Stegen, el Barça siempre trató de salir desde atrás pese a la presión alta del rival.

De hecho, en el primer tiempo remató tanto como el Barça en el primer tiempo o incluso más, con chuts de Braithwite, Aitor Ruibal o Roque Mesa. Ruibal tuvo que detener uno de Ruibal tras una pérdida de Busquets en la frontal del área.

La sentencia

Messi puso el tercero cuando el ritmo del partido había decaído, en la segunda parte. El Leganés, que pronto empezó a dosificar jugadores, había empezado ya a pensar en el partido de Liga del fin de semana el Barça controlaba completamente. Tenía, tenía y tenía el balón, sin la chispa de la primera parte, cuando De Jong aprovechó que el Leganés había subido líneas para encontrar un espacio entre la defensa por el que mandó un pase espectacular a Messi, que hizo un recorte y remató. El balón pegó en Tarín y entró.

Cuando llegaron los cambios, hubo pruebas por parte del Barcelona. Una de ellas, curiosa: De Jong se puso como extremo derecho en la fase final del partido, cuendo Arthur entró por Griezmann. El brasileño logró en una jugada en que Cuéllar despejó un remate de Ansu y Awaziem el segundo remate, de Messi. Al tercer remate fue la vencida y Arthur logró el 4-0. El quinto, obra de Messi, ya como ‘falso nueve’, tras recoger un pase de Rakitic y recortar a Cuéllar.

Foto: Mundo Deportivo.

El Barcelona recibe al Leganés con la obligación de avanzar en la Copa del Rey

Jordi Blanco (ESPN).- Sin tiempo para lamentaciones, enfrascado el club en el fichaje de un sustituto para Luis Suárez que aún escribirá varios capítulos y en un operación salida que provoca pasmo, el Barcelona de Quique Setién recibe al Leganés del Vasco Aguirre en un duelo para nada funcionarial o de paso, jugándose tanto el pase a los cuartos de final de la Copa como un crédito que el derrumbe en Valencia dejó muy en entredicho.

Recibido con los brazos abiertos por el entorno azulgrana, el nuevo entrenador ha tardado apenas tres partidos en comprender la realidad de un equipo maltrecho y al que le cuesta horrores cambiar los hábitos adquiridos en los últimos años para implantar una idea que proclamó en su presentación “irrenunciable” y que con el paso de los días da la sensación de no ser ya tan intocable.

El Barsa necesita ganar, precisa gustar y urge de reencontrar si no su mejor versión sí, por lo menos, una acorde con lo esperado. Una imagen en la que el cálculo tan manido de la posesión no se dispare al escenario y que muestre mayor capacidad resolutiva, una imagen en la que no haya “pases inútiles y sin sentido” como denunció el propio técnico en Mestalla, consciente de que la paciencia del hincha en el Camp Nou nunca ha sido eterna. Y menos en la situación actual.

Entendiéndose que tanto Setién como Aguirre moverán varias piezas en la alineación de Barça y Leganés, mientras para el entrenador mexicano el choque no es para nada trascendental en sus objetivos de la temporada (centrada únicamente en la salvación liguera), para el azulgrana se comprende innegociable puesto que sin ser la Copa un título necesario (siempre por detrás de Champions y Liga), padecer una eliminación en el Camp Nou ante un rival que cuenta por derrotas sus tres visitas significaría un fracaso en toda regla… Y la puerta de entrada a una crisis mayúscula..

El Real Madrid clasificó a octavos

AS.- La Copa acerca el cielo y la tierra, a veces estruendosamente. No llegó a tanto esta vez, pero el Madrid, como dos horas antes el Barça, no marcó la diferencia entre dos mundos. El partido resultó más marrón a bajo cero que concurso de méritos. Con más titulares de los previstos dejó ilusionarse a Unionistas, esa cooperativa nostálgica que se mantuvo en pie hasta el final. El equipo de Zidane no recogió mejores noticias que algunos detalles de Brahim y su presencia en el bombo de octavos, que tendrá más carga explosiva. Marcó Bale con cara de sepelio, ofreció propósito de enmienda James y se guardaron los demás para partidos de la red principal.

Jugó Benzema, indicativo máximo de que Zidane andaba lejos de dejar al Madrid a la intemperie en la única competición que le da la espalda. Y le rodeó del mejor equipo posible teniendo en cuenta los expedicionarios. Fue una muestra de respeto a Unionistas y a su público, que hicieron de la Copa la fiesta patronal del invierno. La Federación les ha regalado a los modestos el campo (pequeño y duro este de Las Pistas), el público, el clima, la taquilla y hasta el hambre por salpimentar la competición. Eso siempre le gustó a la gente y nunca a los grandes, que preferían guardarse el factor de corrección del partido de vuelta.

Y en ese partido repleto de incomodidades, en plena emergencia climática, metió a Bale, que llegó para decidir otros partidos y ha acabado jugando estos. Ahora anda en lo más profundo del armario. En un remate suyo, de derecha y tras roce en Ayoze, se adelantó el Madrid. Eso ha sido en gran parte de su carrera, el gol desnudo, sin adornos antes ni después. La celebración fue de luto. Cierto es que un gol a un Segunda B no da para descamisarse, pero el galés compuso el rictus de quien recibe una multa de tráfico. Jugó y se comportó a temperatura ambiente. Mandó el enésimo mensaje pidiendo que no le esperen y se marchó otra vez lesionado.

La voluntad de James

Unionistas debió recordarle a Zidane aquello donde empezó todo: rival de Segunda B ordenado, esforzado, crecido, corretón e impreciso. Mezclado con la frialdad de la noche y lo bacheado del césped, le quedó al Madrid un partido antipático, con poquísima acción, del que casi nadie salió condecorado. Sufrió poco (un disparo lejano pero potente de Góngora desviado por Areola fue lo más parecido a una ocasión de los salmantinos), pero hizo sufrir poco. El gol de Bale y una vaselina de James con la derecha que se columpió en el larguero fueron sus únicas ocasiones de la primera mitad. El colombiano quiso ascender en el escalafón con su partido, el segundo que juega desde octubre. La Copa fue para él una terapia ocupacional productiva. Lo más peligroso del Madrid pasó por su izquierda, aunque se le resistiera el gol.

Los salmantinos retrocedieron con el paso de los minutos. Sus piernas aguantaron menos que las del Madrid, hecho que les fue restando el atrevimiento inicial y les fue relegando a su área al final de la primera mitad. Pero el equipo de Zidane no puso empeño en abreviar aquello. Vinicius estuvo menos reivindicativo de lo esperado, Benzema lo dejó para días de mayor fuste y Casemiro y Valverde no fueron los centrocampistas a reacción que acostumbran.

Así que quedaba un partido sombrío, mucho más emotivo en la grada que en el césped, hasta que Álvaro Romero, jugador vitaminado que apenas llevaba dos minutos en el césped, enganchó un balón en tres cuartos de campo, fue descolocando con su carrera a Nacho y Carvajal y aplicó un izquierdazo cerca de la escuadra que superó a Areola. El Unionistas se sintió al filo de lo imposible. Aquello duró cinco minutos. Por primera vez apretó de verdad el Madrid, que volvió a ponerse delante en otra jugada poco luminosa. Ganó bien la línea de fondo Marcelo y su centro lo remató defectuosamente, cayéndose, Brahim. Góngora intentó evitarlo y acabó firmando un autogol.

Ahí, y en dos remates posteriores de De la Nava detenidos por Areola, de lo mejor del Madrid, expiró Unionistas, porque el equipo de Zidane recuperó su sentido del deber y procuró dar carpetazo al caso. Brahim puso el entusiasmo que le faltó a Bale, Marcelo abrió gas por su banda y Zidane metió a Jovic por si encontraba esta vez la pólvora. Tampoco apareció: mandó al palo un remate a puerta vacía. Las consultas de los psicólogos están llenas de goleadores sin gol. Brahim, el único con apetito, cerró el pleito en el descuento. Fue el único meritorio que levantó la mano.

Foto: Getty Images.

El Zaragoza derrotó al Mallorca y lo eliminó de la Copa del Rey

Prensa Mallorca.- El equipo de Vicente Moreno ha salido al Estadio de la Romadera con muchos cambios en el once respecto a los de la victoria de hace escasos días ante el Valencia CF. Un once totalmente distinto a los que jugaron en Son Moix.

El Real Zaragoza ha dominado el juego en los primeros 45 minutos, pero sin acercarse con mucho peligro a la portería de Fabricio. En el minuto 27 los locales han tenido la oportunidad más clara de la primera parte. Kagawa ha enviado un balón al larguero tras una falta lanzada desde la frontal del área.

En la primera parte las ocasiones bermellonas han corrido a cargo de Abdón Prats y Take Kubo que no han conseguido ver puerta. Con ocasiones, pero sin goles se ha llegado al descanso.

En la reanudación el conjunto local no ha tardado en inaugurar el marcador. Habían pasado tres minutos cuando Álex Blanco ha conseguido anotar el primer gol del partido. Un disparo desde dentro del área en el que poco podía hacer Fabricio.

Cuando el conjunto bermellón estaba generando más peligro, Puado ha finalizado una contra para sumar el segundo del Real Zaragoza. Con el segundo gol local, Vicente Moreno ha introducido a Chavarría y Álex Alegría para intentar revertir el marcador.

En el minuto 75 el Real Zaragoza ha anotado el tercer gol del partido después de un remate prácticamente solo de Linares y batiendo al portero bermellón. El RCD Mallorca no ha desistido y hasta el final lo ha intentado. En el minuto 85 Aleix Febas ha anotado un buen gol después de un disparo lejano. Minutos después ha sido Alegría el que casi marca, pero Ratón lo ha impedido.

Foto: Tony Galán (Marca).

Mallorca venció con lo justo y avanzó a la siguiente ronda de la Copa Del Rey

Juan Carlos Díaz (Marca).- El Mallorca se clasificó para la siguiente ronda de Copa en la última jugada del partido. En el minuto 93, un centro de Cucho lo remató Álex Alegría a bocajarro. Injusto, porque El Álamo fue mejor casi de principio a fin, pero la calidad de un Primera sentenció al filo de la prórroga.

Que en la primera parte El Álamo plantara cara podría entrar dentro de lo previsto. La ilusión del equipo inferior, el campo de césped artificial, el equipo de Primera con los menos habituales, la afición volcada… suelen ser ingredientes que juntos ofrecen unos minutos en los que los locales suelen subirse a las barbas del poderoso. Luego, según pasa el partido, se van invirtiendo los papeles.

Pero no, nada de eso sucedió, hasta al menos la recta final del partido. El Álamo dio toda una lección de esfuerzo, pundonor, fútbol y ocasiones. Mereció irse al descanso por delante en el marcador. De hecho, Barri, en el minuto 40, tiró alto un mano a mano con Fabricio de los que se acordará toda la vida. Sólo en la última jugada de la primera mitad, Sebas Rosales paró un disparo de Trajkovski. Primer disparo del equipo de LaLiga Santander. Que se dice pronto.

Cierto es que el macedonio pudo poner el 0-1 en el arranque del segundo tiempo. Pero de inmediato, Helmer y Barri hicieron trabajar a Fabricio para evitar la sorpresa.La jugada clave sucedió en el minuto 67. Una falta lanzada por Aridai la despejó como pudo el meta madrileño. El rechace le cayó a Chavarria que marcó a puerta vacía. Y gol anulado por fuera de juego, que no era. Es lo que tiene no tener el VAR en estos partidos.

A diez del final, Helmer, el mejor de los alameños, falló solo a dos metros de la portería. Las ocasiones se sucedían y el Facundo Rivas gritaba el ‘sí se puede’. Había momentos que costaba distinguir quién era el equipo de Primera y quién el de Tercera.

Pasó lo que se esperaba, que se clasificara el Mallorca, pero El Álamo puede sentirse muy orgulloso de cómo plantó cara a todo un equipo profesional.

Foto: Prensa Mallorca.

El Barça silenció de nuevo al Bernabéu

AS | Foto: AS.-


Vinicius le ganó a Messi y el Barça al Madrid para darle la razón a Di Stéfano: ningún jugador es tan bueno como todos juntos. El partido, en cualquier caso, explicó bien el curso. El Barça ha perdido el lujo del pasado pero Valverde lo ha compensado con su orden. El Madrid dejó ir cincuenta goles y no los ha recuperado, ni siquiera cuando Benzema intentó disimularlo. Siendo mejor una hora, pisando el área, disparó al aire su penúltima bala.

En la periferia de lo anecdótico, que diría Solari en arranque lírico para salir del trance, Bale se quedó en el banquillo. Y no por su desconsideración con Lucas Vázquez, sino porque trabaja menos que él, desborda menos que Vinicius y ofrece menos soluciones que Benzema. Él pone el gol, con intermitencia, de convalecencia en convalecencia, pero ese albur no vale en este Madrid. Como la falta de punto de Marcelo, de nuevo castigada.

También Valverde puso lo mejor del catálogo, entre los que llevan tiempo sin figurar ni Vidal ni Coutinho. Fue, pues, un Clásico de clásicos con un despegue cobardón, de pocas embestidas. El Madrid moderó su condición de local tras el burladero del empate del Camp Nou. Y el Barça tampoco fue el equipo invasor al que le obligaba su desventaja de salida. Tuvo la pelota sin sacarle provecho. Un partido de poca acción del que se desmarcó Vinicius y no tanto Messi, presunto rayo exterminador.

El brasileño es un extremo carnívoro, sin reservas, muy confiado en su sprint, un dolor de cabeza para Semedo, aunque le cuesta mucho dar la última puntada. Deja demasiadas obras de arte a medias. Sus inicios están llenos de casis. Pidió un penalti opinable (hubo contacto, quizá no suficiente) y se le fueron cinco goles entre el delirio general. Hay en el Bernabéu una predisposición a perdonarle todo en el presente adivinando su futuro. Jugadores así siempre llevaron gente a este estadio. Pregúntenle a Butragueño.

Messi es plutonio selectivo. Comenzó demasiado atrás, demasiado quieto, confundido con la maleza de centrocampistas disfrazados que metió Valverde. Él, que es el tribunal supremo de esta Liga y tantas otras, tiene partidos de reposo y reposo en los partidos. Sin su auxilio, el Barça estuvo por debajo del Madrid en la primera parte. Al equipo azulgrana le quedó Jordi Alba, disparado hacia su renovación, que le echó un gran pulso a Carvajal. Y también sus centrales, Piqué y Lenglet, factor de corrección de todos los demás, porque Luis Suárez y Dembélé estaban por despertar. Así que, tacita a tacita, el Madrid fue construyendo ocasiones, varias claras, que perdió por falta de pericia o porque Ter Stegen amuralló bien a su equipo, especialmente en un remate forzado de Benzema. Pero todo empezó y acabó en Vinicius, el nuevo influencer del equipo, hecho por otro lado preocupante: el ataque del Madrid parece reducido a él y le faltan varios cursos para evolucionar en goleador.

Dembélé, la lanzadera

Después cayó sobre el Madrid la ley del fútbol, inflexible con la falta de tino. La primera vez que Dembélé le ganó la espalda a Carvajal acabó en gol del Barça. A su centro llegó Luis Suárez antes que un confiado Ramos, tocado desde el primer tiempo. Ahí empezó el Clásico que se esperaba, sin respiro, con ida y vuelta, con un Madrid desatado y un Barça buscándole el contrapié. Y con el estadio esperando que aquello lo arreglara Vinicius. A punto estuvo de hacerlo, en un centro del brasileño cabeceado por Reguilón y salvado por Ter Stegen, ángel de la guarda del Barça, y en una arrancada en la que tumbó a Piqué y Semedo sin llegar a culminar. Y en una contra casi inmediata, Dembélé, en posición discutible, le puso otra a Suárez y el pie suicida de Varane sentenció la eliminatoria. Para entonces ya estaba Bale en el campo.

El Madrid se sintió abandonado por la fortuna y perdió el rigor defensivo. Percibió que había pasado su momento y bajó lo brazos, Casemiro a la cabeza. Su penalti evitable aceleró el desastre blanco. Valverde se permitió incluso quitarle minutos a Dembélé y Luis Suárez pensando en el sábado, cuando se servirá el segundo plato, que tendrá menos sal. El Barça está en todo y el Madrid en su refugio natural: Europa..

Real Madrid y Barcelona se enfrentarán en las semifinales de la Copa del Rey

ABC.es | Foto: ABC.-


Real Madrid y Fútbol Club Barcelona se verán las caras tres veces en menos de un mes después de que el sorteo de las semifinales de la Copa del Rey, celebrado hoy en el estadio Benito Villamarín, haya cruzado sus caminos. Blancos y azulgranas jugarán por un puesto en la gran final los días 6 y 27 de febrero, choques a los que se unirá el de la segunda vuelta de LaLiga, previsto para el 3 de marzo.

El orden en el que las bolas salieron del bombo deparó que la ida se dispute en el Camp Nou y la vuelta en el Santiago Bernabéu.

Los bombos han provocado un mes de febrero y un inicio de marzo terribles para los de Santiago Hernán Solari. El reto comienza con la ida copera el 6 de febrero, el derbi liguero del día 9 ante el Atlético de Madrid, el día 12 comenzará la eliminatoria de octavos de final de la Champions League ante el Ajax, y, después de los choques de liga contra Girona y Levante llegará un nuevo doble enfrentamiento con el eterno rival (27 de febrero y 3 de marzo). Esta dura prueba para los blancos concluirá con la vuelta de Champions ante el Ajax el 5 de marzo.

La otra semifinal, en las mismas fechas y la primera que deparó el bombo, la disputarán el Real Betis Balompié y el Valencia, con la ida en Sevilla y la vuelta en el estadio de Mestalla.

El conjunto valenciano fue campeón del torneo por última vez en el año 2008, mientras que los verdiblancos, que no llegaban tan lejos desde la temporada 2004-05, cuando se proclamaron campeones ante el Osasuna, están a solo dos pasos de poder jugar la gran final en su estadio.

Los ganadores de las eliminatorias de semifinales se verán las caras el 25 de mayo en el estadio Benito Villamarín. El estadio del Betis acogerá la gran final del torneo del KO por primera vez, mientras que Sevilla volverá a ser la sede 18 años después..