Tony Cittadino (Mallorca).- Hace justo un año, la Juventus anunció a Maurizio Sarri como su director técnico. El estratega asumía el reto más grande de su carrera, coronada recientemente por el título de Europa League ganado con el Chelsea y la importante responsabilidad de mantener la racha ganadora del equipo bianconero. De momento, cero resultados. Hay más sombras, que luces.
A pesar de que la temporada 2019-2020 todavía no ha terminado por el parón del coronavirus, el balance no es bueno. La Juve perdió dos finales y, en ambas, el rival fue mejor no sólo por el resultado: Supercopa de Italia 2019 ante la Lazio (3-1) y Copa Italia 2019-2020 ante el Napoli (4-2 en penales, tras empate a cero en 90 minutos).
Lidera la Serie A, pero no domina con claridad. No es la aplanadora de antes. La Lazio le respira en la nuca y ha jugado mejor. Sin embargo, siguen siendo los favoritos para llevarse el Scudetto. En la Champions, debe remontar la eliminatoria de octavos de final ante el Lyon. Perdieron la ida por la mínima diferencia, en un encuentro en el que los franceses se los comieron en la primera parte y el resultado fue generoso. No le veo el tan cacareado “Sarriball”.
Obviamente el primer año en un club siempre es de ajustes, pero a Sarri no le veo fuerza. Se entiende que no es fácil gestionar a un equipo como la Juve, luego de pasar ocho años ganando la Serie A. El quinquenio de Allegri fue exitoso. Lograron 11 títulos, repartidos en 5 ligas, 4 Copa Italia y 2 Supercopa de Italia. Faltó la Champions, aunque jugó 2 finales en 3 temporadas.
Tampoco se puede decir que el equipo no cuenta con las piezas adecuadas, aunque hubo fichajes como el de Danilo y la ida de Joao Cancelo que todavía cuesta asimilar. Federico Bernardeschi ha venido a menos y hay ruptura con Gonzalo Higuaín. Cristiano Ronaldo y Paulo Dybala han sacado las castañas del fuego a lo largo de toda la temporada, pero no aparecieron en la final de la Copa Italia.
A estas alturas, sostengo que la llegada de Sarri no fue una decisión acertada de la dirigencia. Quizás gane en Italia y en Europa, pero hasta ahora está en deuda. Espero estar equivocado, pero al equipo le falta el “cinismo” para buscar y matar los partidos. Ése que tenía la Juve de Allegri.
La oncena no ha sido consistente y esto no es precisamente por haber perdido la final de la Copa Italia. Se han dado los resultados, pero falta algo en el juego. No convence. La Juve de Sarri podrá dominar y rotar el balón, quizás más que la de Max Allegri. Pero hasta ahí. En Napoli siempre se dijo que su Napoli jugaba bien. Sí. Incluso mejor que esa Juve. Pero nunca ganó. A la hora de la chiquita, le faltó forma física y sacar los resultados que contaban. Con el Chelsea, ganó la Europa League y terminó tercero en la Premier League.
Más allá del tema del parón por el coronavirus, que es algo que le pasó a todos, el equipo se vio lento y sin ideas en los dos juegos de Copa Italia. Mucha rotación de balón, pero poco peligro frente al arco. Le cuesta conseguir los espacios, aunque tenga la posesión del esférico. Cero goles en 180 minutos y jugadores con piernas pesadas.
“En este momento, no podemos hacer más. No tenemos las condiciones adecuadas. Nos faltó lucidez para hacer un juego peligroso. Fue un bien juego, pero tenemos rabia y desilusión. En este momento, nos cuesta sobre todo a nivel individual. A Cristiano, a Dybala y a nuestros grandes jugadores, les falta un poco de brillo para superar al rival, pero es normal en este tiempo”, dijo Sarri en la rueda de prensa luego de la final, en declaraciones reseñadas por La Gazzetta dello Sport.
“A los jugadores no les dije nada. Todos estábamos muy molestos y desilusionados y pienso que en este momento, es mejor estar en silencio. Quizás hablaremos más tarde o mañana”, agregó el director técnico, que ahora deberá enfocarse en amarrar el título de liga antes de retomar la ruta europea.
Un caso distinto al Napoli de Gennaro Gattuso, que este miércoles se vio mucho mejor en la final de la Copa Italia y que en enero también los había derrotado 2-1 en la jornada 21. No sólo en el planteamiento táctico, sino en la ambición de buscar el partido en Roma. Si no fuera por Buffon, el juego fácil terminaba 2-0 merecidamente en 90 minutos.
Un juego se puede ganar o perder en penales. Lo que está en discusión no es el resultado, sino el juego como tal. La Juve podía ser campeón, pero eso no iba a borrar que jugó mal y no se puede ocultar. Sarri tendrá que acelerar el paso y darle la vuelta a la situación, porque no hay tiempo y el calendario es apretado. Deberá hacer ajustes para afrontar un final de temporada inédito, en el que la Juve pareciera no estar en la mejor forma física.
Foto: AFP.