Tony Cittadino (Madrid).- Vergonzoso es poco el adjetivo que puede definir todo lo que ha pasado desde hace casi dos semanas, tras el título obtenido por España en el Mundial Femenino y el famoso beso de Luis Rubiales a Jenni Hermoso.
Es lamentable que todavía se siga hablando más del bochornoso acto Rubiales, que ha sido condenado por todo mundo y del cual, los partidos políticos en España y el feminismo radical, buscan sacar provecho. No se podía esperar menos.
Tratan de pescar en río revuelto y no es un secreto. La derecha ha sido más tibia a la hora de fijar posición, pero la izquierda, con personajes como Irene Montero y Yolanda Díaz, ha ido con todo contra Rubiales.
Tienen rabo de paja y se acercan a la candela. Avivan la tan hoy popular tendencia de que tienen que tener la razón porque sí. No hay espacio para el análisis, la investigación, el debate o, simplemente, tomar distancia y disentir. Tienen la razón y punto. Poco vale el que piensa diferente. Hoy en día, no se vale no estar de su lado, pero hablan de inclusión y de respeto.
Valdría la pena tomar una pausa para pensar hasta qué punto las denuncias emitidas por ambas pueden tener validez y credibilidad, sin que se caiga en el sesgo político y en el feminismo radical. Pero resulta que Rubiales, quien se equivocó y debe renunciar, ha estado en el foco de la noticia y acusado de “violencia sexual” y machismo.
Su actitud no tiene justificación alguna, más viniendo de ser la máxima autoridad en la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), pero el teatro que se ha montado en España, parece exagerado. Se ha llegado al punto de que la posible investidura de Pedro Sánchez o Alberto Núñez Feijóo para formar gobierno, pase a un segundo plano. No ha sido la noticia más importante, cuando debería serlo.
Paciera que no existe el derecho a la defensa, a la presunción de inocencia y a un juicio, que no ha comenzado en tribunales, pero sí en las calles y en las tribunas políticas y en los medios de comunicación. No hay espacio, ni tiempo, para un respiro. La situación se les fue de las manos a las dos partes.
En medio de todo este maremágnum, Hermoso se mantiene apartada y en silencio. No ha dado declaraciones en los medios y, en tres ocasiones, ha cambiado la versión de los hechos. Esto más allá del comunicado emitido por su agencia y los vídeos que ruedan por internet, en medio de risas y bailes que, parecieran, restar importancia al polémico beso, que, insistimos, no tiene justificación.
El video que Jenni Hermoso, sus compañeras de selección y la izquierda no quieren que veas. El video que las desmonta para siempre. pic.twitter.com/vsPui3nHMe
— Javier Negre (@javiernegre10) August 29, 2023
“Quiero aclarar que en ningún momento consentí el beso que me propinó y en ningún caso busqué alzar al presidente. No tolero que se ponga en duda mi palabra y mucho menos que se inventen palabras que no he dicho”, declaraba Hermoso en un comunicado en el que renunciaron a la selección española femenina un total de 81 jugadoras, incluidas las 23 campeonas del mundo.
🚨 Las jugadoras de la @SEFutbolFem, campeonas del mundo y otras futbolistas, en apoyo a @Jennihermoso , manifiestan su firme condena ante conductas que han atentado contra la dignidad de las mujeres.
El comunicado queda abierto a las futbolistas que se quieran adherir#seacabo pic.twitter.com/PW91SW9Ts0— FUTPRO (@futpro_es) August 25, 2023
Horas más tarde, renunciaron 11 integrantes del cuerpo técnico de Jorge Vilda, dejándolo solo. Su futuro parece tener las horas contadas y, todo indica, que el presidente encargado de la RFEF, Pedro Rocha, no le renovará.
Una encrucijada
Ahora, Hermoso está contra la pared. Si decide denunciar a Rubiales en la Fiscalía, se expone a un proceso penal. Si no lo hace e intenta parar esta bola de nieve, dejará mal parado a los factores que, de seguro, estarán presionando para que siga adelante.
Es una encrucijada en la que la decisión que tome, será criticada y, todo indica, que esto no va a parar en el corto, ni en el mediano plazo.
Para tener una idea del escándalo, las denuncias han llegado hasta la ONU en un comunicado apoyado por el ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero, otro nombre que invita a hacer una pausa y a pensar qué intereses pueden estar detrás todo esto.
Nos sumamos al #SeAcabó con un Comunicado que también firman personalidades, profesionales y organizaciones.
Tolerancia cero con el acoso y abuso en cualquier contexto. Y apoyo total a las futbolistas. Súmate 👇🏻 pic.twitter.com/e2XnlfBqCM
— ONU Mujeres España (@onumujeresESP) August 26, 2023
El único organismo que se movió con rapidez, fue la FIFA. Actuó de oficio y suspendió por 90 días a Rubiales, exigiendo además que no contacte con la jugadora de modo personal o por terceras personas. Si no es una orden de alejamiento, se le parece y mucho.
La mejor declaración en medio de esta ola de comunicados y dimes y diretes, la ha tenido el presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD), Víctor Francos Díaz, quien el viernes pasado remitió la documentación necesaria al Tribunal Administrativo del Deporte (TAD), para que puedan apartar del cargo al presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF).
“Ni son suficientes las explicaciones, ni es suficiente no dar más pasos que es lo que le pedía el Gobierno de España. Tenemos la carátula del inicio del expediente, pero nosotros respetamos los procedimientos judiciales por lo que yo no voy a valorar jurídicamente lo que la Fiscalía está investigando, pero si la Fiscalía pide nuestra colaboración, la tendrá”, dijo en la rueda de prensa, en la que fue comedido y respetuoso.
Lo cierto, es que Rubiales se equivocó y se las puso “bombita” al movimiento feminista radical. Y decimos radical, porque por supuesto que son válidas las luchas y los hechos por los que las mujeres batallan contra las violaciones y el machismo, que claro que existe y no se puede permitir. Pero, el problema es cuando los extremos se tocan. Un exabrupto no puede justificar a otro.
No se han separado las cosas y se confunde un acto bochornoso, con uno criminal. Diferencias, las hay y la ley es la que tiene que valorarlo y juzgarlo. No hay que darle más vueltas.
Rubiales contra el sistema
El problema no es de forma, sino de fondo. Por más euforia que pudiera haber en el momento, Rubiales se equivocó y debe aceptarlo. Apartando el gesto en el palco presidencial agarrándose los genitales, no tenía por qué darle un pico a una jugadora ¿A cuenta de qué o, con cuál antecedente o lazo de amistad, puede proponer un beso en la boca?
El directivo no estaba claro del momento y espacio. O quizás, sí, por su temperamento. Se encontraba en una premiación y tenía que comportarse. Celebrar como suele suceder, con un abrazo efusivo o un beso en la mejilla.
Pero, Rubiales, lejos de bajar el tono y apegarse a las investigaciones que puedan hacerse, se ha parado firme contra el sistema y contra la propia RFEF, que el lunes le pidió la dimisión tras una Asamblea Extraordinaria.
Todo esto sin contar que la relación de Rubiales con la prensa española no es buena desde el inicio. Ha sido polémica tras polémica. Fue electo en 2018, pensando que los días de vicios de Ángel María Villar, podrían olvidarse. Pero, no.
A dos días del debut de España en el Mundial Rusia 2018, destituyó a Julen Lopetegui, quien había acordado con el Real Madrid para sumarse al banquillo blanco al final de la Copa del Mundo.
Luego vino el escándalo por el contrato de la Supercopa de España con Gerard Piqué, la fiesta de Salobreña con fondos de la RFEF, la polémica por un chat de WhatsApp hablando mal de equipos españoles y, el año pasado, la renuncia de 15 jugadoras a la selección femenina tras la Eurocopa.
No obstante, decidió darle un espaldarazo a Vilda y la jugada salió bien. Muy bien. El domingo 20 de agosto alcanzaron la gloria, al vencer a Inglaterra y ser campeonas del mundo, pero todo ha pasado a un segundo plano.
Un beso terminó siendo la noticia y no una hazaña deportiva, que quién sabe cuándo se volverá a repetir. Si es que se repite.
Foto: Getty Images