Roger Cedeño, el veloz outfielder que le agradece su carrera al Caracas (+Video)

Tony Cittadino (Mallorca).- Roger Cedeño recuerda su paso por los Leones del Caracas como los días más importantes y valiosos de su carrera. El otrora jardinero central vistió durante el uniforme melenudo durante 10 temporadas, que considera le ayudaron además a establecerse en las Grandes Ligas.

Cedeño nació en Valencia, estado Carabobo, el 16 de agosto de 1974 y debutó con Leones en la temporada 1992-1993, con apenas 18 años. En esa zafra terminó ganando el premio Novato del Año, luego de batear para .268 (194-52) en 54 juegos, con 13 carreras impulsadas y 26 anotadas. Además se robó 20 bases, en una demostración de velocidad que lo distinguió durante toda su carrera.

“Quien me ayudó en toda mi carrera fue el Caracas, porque me dieron la oportunidad. Tenía 17 años y competí con uno de los mejores como Bob Abreu. Lo mejor es que él no es bueno sólo como jugador, sino como persona. Es mi hermano. Le debo mucho a los Leones y a la afición”, comentó Cedeño, quien había superado al “Comedulce” en la votación para el galardón.

“Entre nosotros nunca hubo competencia, porque estábamos concentrados en jugar y que los números hablaran y fue algo muy bonito que vi de Bobby. Supimos con tan corta edad, manejar la situación. El equipo era primero de los títulos personales, porque sabíamos que eso iba a llegar”, recalcó.

Cedeño se consolidó como uno de los mejores outfielders y primer bate del circuito venezolano. Además de poseer velocidad y contacto, también tenía la habilidad de batear a los dos lados del plato. En la campaña siguiente, tuvo el honor de jugar la primera final entre los “Eternos Rivales”, ante los Navegantes del Magallanes. Los turcos se impusieron en siete dramáticos juegos, algo que todavía recuerda con ganas de revancha.

“Recuerdo todo, porque me marcó mucho. Me hablas de eso y se me eriza la piel, pero hablando muy criollo, todavía estoy picado porque era una serie muy importante. Era como la del 99, cuando con los Mets nos enfrentamos a los Yankees. Ojalá pudiéramos retroceder el tiempo, pero no se puede”, dijo entre risas.

“La Gacela” fue parte de una generación del Caracas muy talentosa en la década de los 90, entre quienes estaban Carlos Hernández, Ugueth Urbina, Carlos Méndez, Omar Vizquel, Omar Daal y Abreu. Los melenudos disputaron su segunda final consecutiva en la campaña 1994-1995, ahora ante las Águilas del Zulia. Fue la famosa serie que Vizquel cambió con su regreso de Estados Unidos y que ganaron bajo la dirección de Pompeyo Davalillo.

Para Cedeño fue otra final especial, porque el Zulia era su equipo de niño. “Yo tenía un arroz con mango, porque mis padres y mis primeros tres hermanos eran del Zulia, aunque yo nací en Valencia. Todos pensaban que yo era magallanero. Esas dos series fueron muy especiales, aunque desde que firmé era de los Leones. Mi familia también se cambió de equipo”, explicó desde su casa en Sarasota, en Estados Unidos.

Cedeño volvió a jugar otra final en la zafra 1996-1997, nuevamente ante Magallanes. Esta vez, los turcos se llevaron el título en cinco juegos. “La oportunidad de ganar era muy bajita. Magallanes se creció ante nosotros y son momentos y emociones que no viviremos nuevamente. Lo tenemos en el corazón como si hubiese pasado ayer”, dijo. En esa final jugó todos los partidos, pero tan sólo dio un hit en 17 turnos.

Regresó a la cueva

Cedeño regresó a los Leones en la zafra 2006-2007, luego de cinco temporadas de ausencia. Para entonces, estaba consagrado en las Grandes Ligas y tenía 32 años de edad. Comenzó la zafra con un equipo que venía de titularse en Venezuela y en la Serie del Caribe con Carlos Subero como manager.

Sin embargo, el estratega fue despedido y su lugar fue tomado por Hernández, el emblemático receptor de la década de los 90. Cedeño contó que fue una experiencia particular, pues habían sido compañeros de equipo en Venezuela y en las Grandes Ligas.

A propósito, recordó una anécdota de un juego ante los turcos, en el que salió como bateador emergente y con fiebre, pero pudo conectar un jonrón. “Carlos entró al club house y yo no valía medio. Cuando salí a batear, no tenía la licra debajo del pantalón y tenía unos zapatos de goma. No estaba ni uniformado, pero quería jugar como sea. Estaba mareado. Siempre tuve en mi mente, que no podía estar debajo en la cuenta por cómo me sentía. Al primer pitcheo, me lanzó una recta alta y le di el jonrón. Cuando iba pasando las bases, era como una película. El estadio estaba cayéndose. Esos momentos valen más que cualquier fortuna. Más cuando es en el país, con el Caracas y contra el Magallanes”, dijo emocionado.

De los managers que tuvo en el Caracas, consideró que Pompeyo fue el mejor. “Me encantaba, porque era una persona muy astuta. No sabías con qué iba a salir y que Dios lo tenga en la gloria. Era muy auténtico. Te podía poner a tocar la bola en pleno turno y no jugaba con el libro. Eso era una de las cosas que me gustaban de él. Hoy cuando te pones a analizar, se están saliendo muchas cosas de lo que se hacía en ese momento. Hoy el primer bate no aguanta tanto strike. Lo dejan batear. Era una de las cosas que me costaba, porque no fui zurdo natural”.

También tuvo palabras para Phil Regan, quien lo dirigió en la zafra 1998-1999 y se reencontraron tras su inicio con los Dodgers de Los Ángeles en las Grandes Ligas. En esa campaña, jugó otra final y la perdió ante Cardenales de Lara. El conjunto crepuscular también le había ganado a los Leones en la zafra anterior.

“Regan fue un mentor para mí. No solamente me ayudó como manager, sino también como persona. Es un manager como Bobby Valentine. Confiaron en mí y me ayudaron a lograr lo logré. Aunque me faltaron muchas cosas, igual hay que ver para adelante”, sostuvo.

Sus conocimientos

Cedeño fue uno de los mejores outfielders de su generación. Tenía alcance, velocidad y buen brazo. Explicó que una de las claves para partirle mejor al batazo, es saber oír el contacto de la bola con el bate y aislar el ruido que existe en el estadio.

“Tienes que tener una gran concentración, porque con el sonido tienes una idea. El sonido es diferente cuando le dan bien, cuando le dan mal, cuando es un elevado o una línea. Luego tienes que dar tres pasos para seguir la pelota y calcular la distancia”.

Su velocidad en las bases también fue otra de sus cualidades. Por ejemplo, en la temporada 1999 de Grandes Ligas, tuvo el récord de 66 bases robadas en 155 juegos con los Mets de Nueva York. En sus 11 años en las mayores, estafó 213 almohadillas.

“La diferencia cuando me hacían out, era de 10 o 15 centímetros. Uno se roba la base en el salón de video. Ahí te dan el primer movimiento del pitcher. La base se roba en el primer paso. Si arrancas bien, tienes chance”, explicó quien tuvo a Iván Rodríguez como uno de los principales receptores rivales para impedir su movimiento en las bases.

“Algo que aprendí de Rickey Henderson y de Mookie Wilson, es que al pitcher zurdo no puedes verle el movimiento para robarle una base. Si lo haces, el 80% de las veces vas a salir tarde y ellos están especializados en lanzar a primera. Yo en los videos veía cuando al zurdo le gustaba lanzar a la primera. Unos lo hacían al primer lanzamiento y otros luego de dos envíos al home”, expresó el tío del grandeliga Yangervis Solarte.

Cedeño dijo que le gustaría desempeñarse como coach con el Caracas. “Ahora tengo más tiempo y me estoy preparando. No descarto la posibilidad y ahora sí me gustaría”, finalizó el mítico 47 del Caracas..