El Sevilla es salvado por el VAR y accede a octavos

Marca-.

Al Sevilla se le aparecieron todos los santos y ángeles en el segundo día de la Cuaresma, tan festejada y sentida en la capital andaluza, para estar en los octavos de final de la Europa League gracias al empate sin goles en su estadio, haciendo valer el 1-1 de Rumanía. Y esa suerte de los campeones apareció en el tramo final, con un gol de Paun, con cantada y saeta descomunal de Bono. Hubo una mano en el inicio de la jugada de Traoré que el VAR señalizó y salvó al Sevilla. Pañolada de la grada a la imagen de su equipo, que se salvó por los pelos. Mucho deberá mejorar si quiere hacer algo grande en su competición.

Julen Lopetegui avisaba de que no iba a ser un partido fácil en el Sánchez-Pizjuán. Y con la falta de gol del Sevilla no es sencillo superar a nadie. Porque el conjunto nervionense pudo marcharse al descanso con ventaja en el electrónico gracias a las ocasiones que tuvieron Reguilón, en dos ocasiones, Ocampos o Suso. Llegadas con claridad con un equipo bien asentado en la hierba, entrando por banda y con un jugador diferencial como el gaditano, capaz de encontrar oro en cada ataque. Sin embargo, con la puntería del Sevilla actual es muy difícil no sufrir. Y eso se lo haría saber el Cluj a los andaluces en los últimos cinco minutos del primer periodo. Ahí pudo ponerse la eliminatoria muy cuesta arriba para el Sevilla. De una falta de Jesús Navas en la frontal llegaron dos minutos de absoluto infarto. Bono tuvo que sacar remates de Djokovic y Paun. Y en el último córner, Boli remató pegado al palo libre de marca.

El público del Sánchez-Pizjuán se dio cuenta de que estaba a un gol de quedarse sin los octavos de final, situación que parecía lejana viendo el nivel de los sevillistas en la primera media hora. No es un fútbol que avasalle a nadie, pero controla el juego y Lopetegui, con Gudelj como líbero, acumula más jugadores en tres cuartos de campo. Con los dos laterales pisando área rival. Que Reguilón tuviera dos ocasiones no fue casualidad. Esos futbolistas de segunda línea, a su vez, deben aportar algo más de cara a portería. No vale con quedarse a la espera del rechace. Sólo Fernando da ese paso para ofrecerse en pases interiores y remate. El único con una lectura de juego top, justo lo que le falta a Jordán. El público se marchó muy enfadado al descanso y con una creciente preocupación.

Y la segunda parte no comenzó nada bien. Porque esos últimos instantes del primero le metieron el miedo en el cuerpo a los jugadores del Sevilla. Pérdidas de balón, imprecisiones y miradas a la hierba. Se animaban los unos a otros mientras el Cluj veía sangre y merodeaba el área de Bono. Un Sevilla que comenzaba a ver que se le podía escapar la Europa League delante de su público. La entrada de Banega, tras dos partidos sin jugar un minuto, le debía dar tranquilidad a un equipo repleto de nervios. La mala noticia llegaba con la lesión muscular de Suso, el más desequilibrante. Quedaban 20 minutos. Todo en juego.

Sólo a balón parado era capaz de intimidar el Sevilla, donde Lopetegui metió a Ocampos en la derecha tras la salida de Suso. Su sociedad con Navas había ayudado mucho en la primera parte de la temporada, era la única esperanza de que llegase algo bueno en ataque. Y el técnico vasco terminó en el campo con dos delanteros y Koundé como lateral derecho. Un cambio ofensivo en el momento que el cuerpo pedía defender.

El Sevilla se jugaba la supervivencia en su competición a cara de perro. Y todo se puso negro en el minuto 87. Paun lanzó desde lejos y el balón se le escurrió por debajo del cuerpo a Bono. 0-1. Tragedia. Los jugadores del Sevilla reclamaban una mano en el inicio de la jugada del conjunto rumano. Y el VAR señalizó la de Traoré. Reguilón gritaba y espoleaba a la grada. El Sevilla se salvaba. Seis minutos de descuento. Sufrimiento infinito para estar en el bombo. Un mal Sevilla que se salva de milagro. No es el camino.

Foto: AS.

En-Nesyri le da vida al Sevilla y a Lopetegui

Marca-.

Un gol de En-Nesyri a menos de diez minutos del final del partido le ha dado vida al Sevilla y a su entrenador Julen Lopetegui. El equipo andaluz, en otro partido plano y en el que pasaron pocas cosas, regaló un penalti al inicio del segundo periodo con el que comenzaba a cavar su tumba europea, ante un Cluj que en su campo apenas recibe goles. En una segunda jugada, tras un saque de esquina, aparecía ese gol que tanta vida le puede dar al Sevilla en Europa y en el futuro cercano. El conjunto nervionense no está bien, pero en Europa nunca se da por vencido.

El Sevilla acudía al primer envite europeo de 2020 con tremendas dudas, las surgidas por los malos resultados que lleva acumulando en el nuevo año. Y eso que estamos ya hemos pasado el ecuador del mes de febrero. La idea de Lopetegui, muy cuestionado, era controlar el partido con una alineación que le diera seguridad al equipo en el centro, principal agujero del conjunto nervionense en su actual crisis. Nadie toma los mandos a la hora de crear y las pérdidas son continuas. Por ello, la pareja Gudelj-Fernando es un corsé por el que poder crecer. Sin embargo, al fútbol se juega para ganar y para ello se necesitan goles. La primera mitad del Sevilla fue plana, aunque De Jong dispusiese de los dos únicos acercamientos sevillistas, con un cabezazo fuera y un remate de espuela, desviando un disparo lejano de Suso.

Poco fútbol, mucho control y demasiado miedo a descubrirse en defensa. Un Sevilla a imagen y semejanza de lo que se le ha visto en LaLiga como visitante, donde ha sacado puntos con cierta facilidad, pero siempre con resultados muy ajustados. Le falta ahora esa chispa ofensiva de su segunda línea, ya que la vanguardia aporta poco. Cada día menos. El estado del césped, encima, complicó el fútbol del Sevilla, el único que se atrevía a jugar a ras de hierba, ya que hombres como Suso, cuya personalidad le ayudan a liderar ya el romo ataque andaluz, son de jugar por bajo. Esa banda derecha fue el único argumento de fútbol ofensivo antes del descanso.

Tras la reanudación salió un Cluj más incisivo, buscando ese gol que le diera ventaja para visitar el Sánchez-Pizjuán dentro de una semana. Tres saques de esquina y una falta en el borde del área era el botín que sacó el equipo rumano a un Sevilla despistado, otro de los defectos de este equipo. El gol no tardaría en llegar. Una mano de Koundé dentro del área en una jugada sin peligro fue señalizada por el árbitro tras ser avisado por el VAR. Deac colocó un 1-0 que debía hacer despertar a un Sevilla que había salido de vestuarios a verlas venir. Un equipo al que se le aparecen nuevos fantasmas cada día que pasa. En la otra área hubo otra mano, esta vez pegada al cuerpo, que no fue señalada como penalti.

Lopetegui se la jugó dando entrada a otro delantero como En-Nesyri por un desaparecido y tocado Jesús Navas. Y el cambio no pudo salirle mejor al entrenador vasco. El delantero marroquí aprovechó una dejada de Luuk de Jong sin portero para colocar el 1-1. En la jugada participo Rony Lopes, que había entrado por Ocampos. Cambios arriesgados desde el banquillo para jugar la vuelta con más garantías. Rony tuvo la última con un zapatazo que desvió el meta local. El Sevilla rasca un empate de Rumanía. Un poco de vida para el equipo y para su entrenador.

Foto: Marca.

Barcelona remontó y goleó al Sevilla en la Copa del Rey

Mundo Deportivo | Foto: Pep Morata.-


La magia de la Copa conquistó el Camp Nou en una noche histórica. El torneo del KO ya tiene su remontada. ‘Manita’ al Sevilla, como en la final de la pasada edición. Esta vez para remontar el 2-0 de la ida. El conjunto azulgrana remontó en el marcador gracias a un dominio absoluto de las emociones de una noche inolvidable. Las cerca de 60.000 personas que acudieron al Camp Nou tuvieron un gran premio: otro 6-1, como el del PSG, esta vez en Copa.

El Barça arrolló al Sevilla, pero tuvo que esperar a los minutos finales para liberar toda la euforia, porque un gol del Sevilla en los minutos finales, después de que el Barça se pusiese 4-0, sembró incertidumbre de cara al desenlace. Fue mágico que Messi diese el primer penalti a Coutinho, que Cillessen detuviese el suyo y, ya con el equipo lanzado, que el Barça liquidase la eliminatoria con los goles de Rakitic, Countinho (doblete), Sergi Roberto y, ya en el tramo final, Suárez y Leo. El sevillista Arana marcó el gol del honor.

La segunda manga de la eliminatoria tuvo un libro de ruta tan anímico como futbolístico. Pasaron muchas cosas y la gestión de las emociones fue decisiva. Por ejemplo, el Barça se avanzó muy pronto de penalti. Un penalti inocente de Promes, que golpeó la pierna de Messi cuando el argentino iba a rematar. Pero Leo, con un simple gesto, dio a ese penalti un valor doble: cedió su lanzamiento a Coutinho, tan necesitado de éxitos, en un gesto formidable y generoso. No cuenta como asistencia de Messi, pero como si lo fuese. El brasileño no falló y el Camp Nou ya estaba encendido hacia la remontada.

El segundo momento culminante llevó la firma inequívoca de Cillessen. Si Coutinho había acertado, el meta holandés hizo que Banega fallase al acertar la trayectoria del balón, lanzándose al poste izquierdo. Cillessen ya se había lucido en la jugada inmediatamente anterior, al desviar al palo un remate de tacón de André Silva tras centro de Promes, que había dejado sentado a Jordi Alba. Piqué cometió penalti sobre Mesa en la jugada inmediata, penalti concedido tras consulta al VAR.

Ese penalti detenido por Cillessen devolvió al Barça el impulso que había perdido en beneficio del Sevilla. Con mucho corazón pero sin pasarse de revoluciones, Messi puso a prueba al joven guardameta Soriano, que poco después fue sorprendido por un pase en profundidad de Arthur que Rakitic fue a tratar de recoger. El croata se metió entre los centrales sevillistas y rozó el balón, que siguió una trayectoria que el portero no esperaba y se metió, botando mansamente, en la portería. Eliminatoria igualada antes del descanso.

Coutinho se reactivó definitivamente para la causa azulgrana marcando de cabeza, a centro de Luis Suárez, tirándose en plancvha y girando la cabeza al más puro estilo de los grandes cabeceadores que ha visto el Camp Nou, el tercer gol, que ya anulaba la prórroga. Y Messi, para poner el 4-0, produjo la asistencia que no se le puede contabilizar en el penalti. Cazó un balón por la derecha, inició una diagonal e intuyó el espacio que tenía por delante Sergi Roberto, proyectado hacia el área desde atrás. Leo la puso y el de Reus resolvió.

Cuando el trabajo parecía hecho, el Barça bajó la tensión y comenzó a cometer errores absurdos. Tanto de lectura del partido como de ejecución. Una pérdida de Coutinho generó la jugada del primer gol sevillista, que de hecho se materializó, lo que son las cosas, con un error de Cillessen, el héroe del primer tiempo, en la salida de balón en la jugada posterior.

Arana fusiló el gol que daba vida al Sevilla y, al rato, Messi fallaba incomprensiblemente el quinto del Bará, que podría haberlo dejado todo resuelto, desde el área pequeña tras una combinación con Luis Suárez. Y volvió a perdonar el Barça mediante Sergi Roberto, en posición avanzada tras la entrada de Semedoen los minutos finales, tras pase de Leo.

Machín hizo en los minutos finales algo más que prodigarse en todo tipo de aspavientos desagradables en el área técnica: trató de aprovechar el regalo que la magia de la Copa le había hecho y puso en liza toda su dinamita, Ben Yedder, junto a otro titular reservado de entrada, Vázquez.

Demasiado tarde. A la contra, Messi lideró una contra que culminó Suárez tras pase de Alba, con intervención de Arturo Vidal. Y, ya en el minuto 90, Leo tuvo el premio a su trabajo con el sexto, tras una jugada colectiva, con un nuevco pase de Alba.

Barcelona empató en su visita al Valencia

Santi Giménez | AS.- El Valencia sigue sin ganar en su casa, el Barça cedió el liderato, pero el empate (1-1) en Mestalla pareció dejar satisfecho a ambos equipos, que después de la paliza que se pegaron entre semana en Old Trafford y Wembley, respectivamente en la Champions acabaron exhaustos. Ambos equipos pueden defender que hicieron méritos para llevarse los tres puntos, pero también ambos conjuntos saben que tuvieron fallos que les podía haber costado una derrota.

Que no se puede salir dormido en en el campo del Valencia es asignatura de primero de Mestalla, y más si el día antes el Madrid ha pinchado. Una asignatura que el Barça suspendió clamorosamente. Sin haber controlado un balón, los blaugrana cedieron un córner en el primer ataque del Valencia que propició un fallo en cadena de la defensa blaugrana (primero Vermaelen, que entró en el equipo en lugar de Lenglet, y luego Piqué) y que permitió a Garay empujar al fondo de la red el primer gol desde la misma línea.

El gol encendió a la grada, animó al Valencia y dejó al Barça en estado comatoso, si eso era posible de empeorar. Tuvo en ese inicio de partido el equipo de Marcelino una ocasión pintiparada para dejar el partido listo para sentencia. La defensa blaugrana vivía en estado de drama y Ter Stegen tuvo que multiplicarse para evitar que la brecha fuera a más con dos disparos de Batshuayi. No obstante, el Valencia no supo sacar rédito de esos minutos en los que atropelló al Barcelona y que se acabaron cuando Guedes tuvo que pedir el cambio por lesión y fue sustituido por Cheryshev.

A partir de ahí, superada la tormenta, el Barcelona empezó a rehacerse. Adelantó la línea de presión, encerró al Valencia en su área y tuvo más contacto con la pelota. Pero Neto no se sentía amenazado. El Valencia es un equipo acostumbrado a defenderse y, en principio, lo que más le costaba en este inicio de Liga era marcar y lo había logrado a los 82 segundos de partido. A pesar del desperece del Barcelona, la situación parecía controlada para los locales.

Pero uno nunca puede relajarse cuando juega ante un equipo que tiene a Messi en frente. Eso es de primero de Leo. Y el argentino, que había participado poco en el primer tramo de partido apareció por sorpresa para hacerle un caño a Kondogbia, asociarse con Suárez y colocar un latigazo a la base del poste de Neto. A partir de ahí, el argentino fue la principal pesadilla para el Valencia.

El Barça había superado la primera oleada del Valencia, que veía como el excelente inicio de encuentro se le había complicado. El Barça, por su parte tampoco supo interpretar el desencanto del Valencia y no le dio la puntilla al equipo local, que incluso tuvo una nueva ocasión por parte de Gayà antes del descanso.

En el segundo tiempo, el Barça salió más reconocible ante la anuencia del Valencia que le cedió la iniciativa de salida para buscar las contras fruto de los errores del Barcelona. Los guiones de ambas escuadras eran absolutamente opuestos. Al Valencia le bastaba con dos toques para rondar a Ter Stegen, el Barça, por contra necesitaba masticar mucho la jugada, con el consiguiente riesgo de perder la pelota ante un Valencia mucho más entero físicamente.

Metió Marcelino para jugar los últimos 25 minutos a Rodrigo, aumentando el octanaje de su equipo y ante el peligro que representaba el internacional español, el Barça supo que no le quedaba otra que ponerse en serio a controlar el partido a partir del control y se hizo con la pelota, pero sin fuerzas. Al Valencia, tampoco le quedaba resuello para ir a por la contra. El empate ya se firmaba por ambos lados.

Foto cortesía: AS

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El Sevilla goleó 3-0 al Real Madrid

El País.- Sin tiempo para brindar por el espanto del Barça en Leganés, el Madrid se llevó una paliza en toda regla. A un Sevilla pletórico le bastó un primer periodo supremo para aniquilar a un Real destartalado. Hasta el remangue del segundo episodio, ya con 3-0, fue un equipo rígido y sin dictado colectivo o individual. Enfrente, un adversario que tuvo de todo: una zaga valiente y robusta, un medio campo creativo y solidario, y dos atacantes iluminados. Por encima del sobresaliente general de los de Nervión, dos futbolistas troncales y eternos, Navas y Banega, el vértigo y la pausa de un Sevilla capaz de acelerar y frenar con su ponente siempre bloqueado. Ellos, el capitán y el argentino, fueron la banda sonora inicial de un equipo sintonizado, con rimas en todos los sectores.

Frente al simposio de Banega —en nada rebajado como pivote central único—, la marcha triunfal de Navas y la excelente predisposición para la intendencia de todos los sevillistas, el Madrid solo fue un conjunto perplejo. En el primer tiempo, ni palabra de nadie. Salvo de Bale, el único con soltura, el único al rescate con un disparo al poste izquierdo del checo Vaclik. Para entonces, el Real ya caía por 2-0. También Bale se asomó en el último segundo del primer capítulo para rematar alto tras una pifia del portero local. Para entonces, el Real ya sucumbía por 3-0.

La azotaina del regimiento de Machín comenzó a los 18 segundos, cuando André Silva se plantó ante Courtois en duelo esgrimista resuelto por el belga. Por supuesto, el envite andaluz llegó por el costado derecho, la vía por la que Jesús Navas dejó a rebufo a Marcelo en más de una ocasión. Por esa vía iba a toda mecha el Sevilla, por esa ruta se originó un error de Marcelo que derivó en birle de Sarabia a Casemiro, un acelerón de Navas y la puntilla de Silva.

El Madrid, con una alineación titularísima —salvo el relevo de Nacho por el lesionado Carvajal—, no tenía dictado. Un repertorio de pases parabrisas, tal que un equipo de balonmano. Ni media le concedía el Sevilla, blindado por tres centrales que no titubeaban al dejar la zona para acogotar a sus rivales. Cada madridista se sentía anudado por un contrario, por varios en muchas oportunidades. Seco el Madrid, tieso desde lo colectivo, sin nadie que no fuera Bale capaz de improvisar. Sin pisadas de Asensio, sin medio foco para Benzema, con Modric más pendiente de abrochar a Banega que de ser Modric.

La racha de Ben Yedder

Tan expansivo resultaba el Sevilla, que de un córner en contra produjo el segundo gol. Navas, cómo no, arrancó con el turbo desde el balcón de su área. Ben Yedder le citó un pase a la carrera que le dejó cara a cara con Courtois. El rechace del belga lo embocó André Silva, que ya lleva seis goles en LaLiga. Un goleador tan clínico, tan preciso como Ben Yedder. Él fue el autor del 3-0 en los morros de Courtois, quieto como una estalactita ante el remate del francés. Seis goles en seis días ha anotado el galo. Catorce el Sevilla en menos de una semana.

Iluminados los hispalenses, que tuvieron el cuarto gol en un estacazo del Mudo Vázquez al larguero, al Madrid solo le quedaba descamisarse en el segundo periodo. Un do de pecho que no llegó, pese a su mayor empeño, pese a su mayor volumen. Modric pudo darle vidilla, pero su estupendo gol, al hilo de una fantástica asistencia de Asensio —su única huella— fue condenado con justicia por el VAR. El croata tenía un juanete en fuera de juego.

Lesión de Marcelo

Al mayor impulso visitante respondió un Sevilla más macizo en su campo que fluido en el perímetro de Courtois. Como si hubiera decidido que la faena, casi resuelta en un primer tramo para rebobinar, requería temple, el toreo de gente como Banega y el Mudo Vázquez. Lo contrario de lo que precisaba el Madrid, agitado por Lopetegui con Lucas y Mariano por Nacho y el invisible Benzema. Vaclik le cerró la puerta a Bale en un pulso entre ambos. Y el propio galés evitó otra diana local. En el golpe a golpe tras el descanso no encontró consuelo el Real, máxime cuando perdió a Marcelo por lesión poco después de que Modric diera el testigo a Ceballos y Lopetegui se quedara sin cambios. La contienda estaba finiquitada desde que el Sevilla lo bordara en un primer tiempo que se le hizo alpino al Madrid.

Con Nervión atizando la caldera se cerró una noche tan festiva para el Sevilla como para el Atlético, ya de camino al derbi de Chamartín con solo dos puntos de retraso. Y todo tras un día tan inopinado: Barça y Madrid no perdían en una misma jornada desde la 17ª del curso 2014-2015. ¿Jaque al bipartidismo?

Foto cortesía: Reuters.

El Barsa ganó la Supercopa de España y Messi levantó el primer trofeo como capitán

Prensa FC Barcelona.- La temporada ha comenzado de la mejor manera posible. Victoria del FC Barcelona en Tánger ante el Sevilla (1-2) que supone la décimo tercera Supercopa de España de la historia azulgrana. Los culés han dado la vuelta al gol inicial de Sarabia mediante Piqué y un gol espectacular de Dembélé a falta de 12 minutos para el final. Además, Ter Stegen ha parado un penalti a Ben Yedder en el último minuto de partido para acabar dando el triunfo a los de Valverde.

A pesar del dominio azulgrana desde el inicio del encuentro, ha sido el Sevilla el primero en golpear. A los ocho minutos de juego, los sevillistas se han adelantado en el marcador mediante Sarabia (1-0). El madrileño ha recibido una buena asistencia de Muriel y ha definido con un gran disparo cruzado con la zurda. Los culés, sin embargo, no se han encogido y han seguido dominando la posesión del balón y las ocasiones no han tardado en llegar.

Leo Messi (minuto 15) y Jordi Alba (minuto 17) han sido los primeros en poner a prueba a Vaclik, pero el portero checo ha rechazado las ocasiones azulgranas. Luis Suárez ha tenido la más clara a los 37 minutos de juego, pero en el mano a mano, su remate cruzado se ha marchado rozando el poste izquierdo de la portería. Sólo tres minutos después, llegaría el premio a la insistencia barcelonista: Gran lanzamiento de falta de Messi que rechaza Vaclik y Piqué, muy atento al rebote, ha anotado a puerta vacía (1-1, minuto 41) para ir al descanso con empate en el marcador.

Ya en la segunda mitad, el encuentro ha seguido con la misma dinámica, con los culés dominando tanto la posesión como las ocasiones. Un gran disparo de falta de Messi (minuto 60) ha sido replicado por un remate de cabeza al larguero de Franco Vázquez (minuto 62). También Dembélé con un mano a mano, y Luis Suárez y Messi con una gran doble ocasión que detuvo Vaclik, han tenido la opción de deshacer el empate, pero sin fortuna en la definición.

Dembélé y Ter Stegen, decisivos

El partido parecía abocado a la prórroga cuando ha aparecido Dembélé. El francés se ha sacado de la manga un espectacular lanzamiento desde fuera del área que ha supuesto el 1-2 (minuto 78) y dejaba la Supercopa muy cerca para los de Valverde. El potentísimo lanzamiento del ’11’ culé se ha estrellado en el larguero y se ha introducido en la portería sevillista para culminar la remontada barcelonista.

Cuando la Supercopa parecía ya culé, ha llegado una nueva acción decisiva. En el último minuto de partido, penalti de Ter Stegen sobre el exazulgrana Aleix Vidal que el mismo alemán se ha encargado de detener para dar la victoria al FC Barcelona. Finalmente, triunfo y Supercopa de España de la historia culé. Además, Messi -que ha levantado su primer título como primer capitán- se ha convertido en el jugador más laureado de la historia del Club con 33 títulos. Sin duda, noche redonda en Tánger.

Foto: ESPN.