El Atlético de Madrid se coronó campeón

Atlético de Madrid

AS.- El Atlético fue fiel a sí mismo. Ganó su undécimo título liguero al más puro estilo rojiblanco, sufriendo, remontando un inicial gol del Valladolid y festejándolo al final por todo lo alto. El Atlético del Cholo ha padecido mucho a lo largo del campeonato y necesitó una prueba más de entereza para llevarse el título. Enhorabuena al equipo madrileño por su lucha, por ese carácter y esa fe en los momentos más complicados, que hubo muchos.

Resumen del partido

Los goles de Correa y Luis Suárez ya están en la historia del club madrileño. El Atleti es de nuevo campeón, siete años después. Simeone tiene su segundo título liguero como técnico y Koke amplia su leyenda en el equipo (levantará el primero suyo como capitán). Si en las nueve ocasiones anteriores en las que el Atlético llegó líder a la última jornada no falló, tampoco lo hizo en esta oportunidad. Los Oblak, Trippier, Savic, Koke, Saúl, Marcos Llorente, Carrasco, Correa, Luis Suárez y compañía son inmortales. Son leyenda de un club que nunca les agradecerá lo suficiente este campeonato. El Valladolid, por su parte, desciende. Ofreció lucha y resistencia y de haberlo hecho así durante toda la campaña seguro que no lamentaría ahora haber descendido.

Es un título especial, diferente… Tiene muchos dueños y muchos destinatarios (una afición que nunca paró de animar al equipo, pese a que no pudo asistir al estadio). Muchos recordarán a los que aún no están y no han podido disfrutar de este histórico momento. Desde el tercer anfiteatro habrán vivido el undécimo título liguero. Algunos no han llegado a tiempo de ver al Atleti en lo más alto de LaLiga.

En Valladolid, Correa volvió a ser de nuevo máximo protagonista. Hizo el 1-1 cuando el partido estaba complicado. Gracias Angelito. Gracias por esa humildad y por esa generosidad. La jugada del empate fue apoteósica, con un remate de puntera pegado al palo. Correa cambió el partido y ha sido uno de los jugadores de LaLiga. Tomás Reñones y Andrea Berta me comentaron en una charla en un entrenamiento, tras fallar un gol ante el Betis en la última jugada de aquel partido, que Correa sería protagonista en Valladolid. No se equivocaban. El 1-1 en el minuto 57 cambió la dinámica del choque. El destino le premiaba su insistencia. Es puro Atleti. Tuvo que aguantar mofas, pero nunca se rindió. Diez minutos más tarde marcó Luis Suárez en un regalo de la defensa local. El uruguayo ha marcado 21 goles y ha sido una bendición para el equipo.

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El Atlético entonces se tranquilizó, consciente de que había logrado lo más importante. Sufrió al final porque el Valladolid atacó y se lanzó a la desesperada en busca de la igualada. Sufrió porque este equipo parece que no sabe ganar de otra manera. Pero bendita manera de ganar el título

El Valladolid dio la cara y el Atlético fue una caricatura en el primer tiempo con respecto al que había jugado en los últimos partidos. El equipo del Cholo realizó una primera parte horrible, con todos los futbolistas muy por debajo de su nivel. Tan sólo Correa estuvo similar a otros partidos, intentando moverse, bajar a recibr, recortar, asociarse… No imprimió el Atlético el ritmo que había metido en los choques ante Barcelona, Real Sociedad y Osasuna. Nada que ver. Nadie hubiera pensado que los del Cholo habían avasallado al equipo vasco y navarro y tenido contra las cuerdas al azulgrana. El gol del Valladolid fue un ejemplo de todo lo positivo de los locales y de lo negativo de los visitantes, en una rápida transición al ataque. Se durmió Carrasco en el borde del área del conjunto pucelano y el contragolpe fue de manual: perfecto. Óscar Plano definió a la perfección ante Oblak.

Donde muchos aficionados rojiblancos esperaban un 0-1 se veía un 1-0. Una vez más el mundo al revés. Una vez más sufrimiento, mucho sufrimiento. Pero en el segundo tiempo el Atlético le dio la vuelta al partido. Muchachos, habéis tocado la gloria.

Foto: Reuters

El Madrid sufrió para derrotar al Valladolid

AS.- Al Madrid le fue mejor el vértigo que el mando, los extremos que el manejo, Vinicius que Jovic y tener a Courtois que no tenerlo. En un golpe de timón sobre la marcha acabó liquidando al Valladolid, un modesto que no se arruga ni se descompone. Esa resistencia en la carestía le ha mantenido vivo en esta selva. El partido, en cualquier caso, reiteró la inquietud sobre el porvenir del Madrid: arriba sigue justo y el blindaje que le dio el título hace un cuarto de hora ha desaparecido. Sólo un Courtois magnífico vigila esa frontera.

El Madrid se desayunó con otra lesión para un mes de Hazard, el galactigate que se avecina. Pasada la canción del verano (Bale) el equipo de Zidane se topa con un caso clínico que va para crónico. El del belga era el sitio de Vinicius, pero mientras pasa la vida sin Hazard Zidane sigue dando la espalda al brasileño sin demasiados argumentos a la vista. Y en cambio, contra todos los pronósticos (el rendimiento general, su partido ante el Betis, su puesta en el mercado, la falta de adaptación…), repitió con Jovic como acompañante de Benzema, que con el serbio se acerca más al diez que al nueve. Y aprovechó el viaje para colar a Isco, su mediapunta favorito, y a los dos laterales suplentes, Odriozola y Marcelo. Sobre estos queda la explicación de que su utilidad es mayor en campo ajeno que en el propio y que en un once repleto de futbolistas para el juego interior, dos cruces de lateral y extremo siempre vienen bien. A cambio, Casemiro tuvo que hacer guardia como tercer central esporádicamente. Así que la cosa quedó a ratos en un 3-5-2, con el brasileño en labores de salvamento y socorrismo ante la debilidad defensiva de los dos jugadores de banda.

El Valladolid se comportó como lo que es, un equipo minimalista, sin pegada pero con mandíbula, con buenos mecanismos de autodefensa y pocos goleadores. Un presupuesto reducido pero aprovechado hasta el hueso. Y también un equipo aún a medio hacer, como la mayoría. Con la falta de público y la masa salarial en el cogote es difícil salir de ese área. Orellana es su hecho diferencial, un jugador que juega al escondite entre líneas y con un buen último pase. El partido no le dio demasiadas oportunidades, pero demostró finura en sus llegadas. Y tampoco fue fácil para Weissman, el goleador israelí que era un cañón en Austria. Cargó con toda la pólvora Hervías, un extremo obligado a jugar de lateral por las bajas.

Valverde y el apagón

El partido, en cualquier caso, no tuvo un solo sentido por ese mando suave, desapasionado, que ofrece este Madrid, sobrado de posesión y corto de remate.

Valverde abrió la primera brecha desde la banda derecha. De sus pulmones llegaron las dos primeras oportunidades de su equipo: un disparo cercano bien rechazado por un Roberto medio a contrapié y un pase con música a Jovic, que lo echó fuera, en carrera, con la izquierda. Tampoco ahí asomó su mejor virtud: la definición a un toque. Hace tiempo, desde que con la salida de Cristiano perdió el comodín del público, el Madrid está condenado a ganar casi todos los partidos a los puntos. El KO se ha vuelto casi una rareza.

Así que, y esto también es recurrente, al Madrid empezó a aburrirle el partido, a espaciar cada vez más sus llegadas, a darle aire a un rival estupendo en las estrecheces. Al equipo le falta juego al espacio, una agitación que descoloque al rival y un ritmo que lo agote.

Cerca del descanso Jovic tuvo la segunda, con peor ángulo y mayor oposición frontal. Mandó su remate al lateral de la red. El disparo interrumpió un largo periodo de fútbol sin gracia ni provecho. Un tiempo en el que el Valladolid se sintió confortado y amagó con tibieza en dos disparos.

Los cambios y el cambio

La reanudación dejó otro buen cabezazo de Jovic, un remate al palo de Casemiro en el rechace y dos ocasiones del Valladolid, una de ellas resuelta magníficamente por Courtois, otra vez con manos milagrosas, a tiro de Weissman. Zidane entendió que había que cambiar de registro: 4-3-3 con extremos, Asensio y Vinicius. Más Carvajal, otro de gran motor. La sacudida que necesitaba el Madrid, el alboroto que temía el Valladolid. La remodelación tuvo efecto inmediato. Un doble error de Bruno dejó a Vinicius frente a Roberto y el brasileño evidenció su mejoría en esas situaciones límite. Y de inmediato, la segunda gran parada de Courtois, a tiro de Carnero. No fue el fin del contencioso. El Valladolid entendió que ahí tenía una oportunidad y apretó lo suficiente como para ahogar la reacción del Madrid.

Así que hubo partido hasta el final, con un palo de Modric, varias llegadas pucelanas y la sensación general de que el campeón gana demasiados partidos al sprint.

Foto: MLB

El Barcelona sigue con vida

Mundo Deportivo.- El Barça sobrevive en la Liga gracias a un gol de Arturo Vidal en un buen primer tiempo del conjunto de Quique Setién, que volvió a ver cómo se le hacía larga la segunda parte. Inacabable. Agónica. Ganó por la mínima al Valladolid gracias a un gol de Arturo Vidal, con gran actuación de Ter Stegen al final. Es innegable que al Barça se le hacen largos los partidos: pese a que tiene momentos brillantes, no completa noventa minutos enteros a un nivel de notable o más. De nuevo no supo controlar el partido en el tramo final, sufrió y se puso en manos de Ter Stegen. Sea una cuestión física o no lo sea, el equipo se viene abajo con el paso de los minutos y resiste apretando los dientes.

El conjunto barcelonista mereció haber sentenciado el choque en los primeros cuarenta y cinco minutos, pero entre el portero Masip y la mala tarde en el remate de Griezmann, que se repartió el partido con Luis Suárez, con igualdad de desaciertos, el Valladolid llegó vivo al tramo final del partido, cuando reaccionó en busca del empate y puso a los de Setién contra las cuerdas. De la actuación de Suárez, cabría decir que se echó de menos a Braithwaite.

De forma inesperada, Setién volvió a retocar la pizarra y regresó al sistema de los tres centrales que trató de imponer en sus primeros partidos. Sergi Roberto, exitoso interior izquierdo en el 4-3-1-2 de Villarreal, pasó a jugar de central por la derecha de un trío junto a Piqué y Lenglet. La estrategia, un 3-5-2, dio resultado, especialmente gracias a que el dibujo prácticamente liberó a los laterales de trabajo defensivo en el 4-3-1-2 del Valladolid. Sobre todo, Semedo encontró una autopista por la derecha y participó en casi todo el peligro que generó el Barça.

Aparte del primer gol del Barça, creó tres jugadas que merecieron acabar de la misma manera: un pase, recién iniciado el partido, con remate de Riqui (interior zurdo esta vez en el dibujo) que rechazó Masip, el mejor blanquivioleta en el inicio; una asistencia (medio gol) a Griezmann, que perdonó increíblemente; y un chut del propio lateral a pase de Messi, con otra intervención de Masip.

El 0-1 llegó también con intervención de Semedo en la combinación con Messi, que asistió a Arturo tras una pérdida de Joaquín muy cerca del área pucelana. Vidal remató a gol.

Mala tarde de Griezmann

Griezmann, en cambio, fue la cruz de la moneda después de dos buenas actuaciones en el sistema anterior. El francés ya insinuó que no estaba en el mejor de sus días cuando no supo acabar una contra con mucho espacio, con Messi solo esperando un remate.

Desperdició un pase de Semedo y poco después no llegó a rematar un gran centro de Leo, esta vez más por acierto de Masip que por error propio. El meta aún tuvo tiempo antes del descanso un chut de Messi en jugada individual.

El Valladolid hizo poco en la primera parte. Su mejor ocasión fue un arranque de Kike Pérez, su hombre entre líneas, tras un mal despeje de Lenglet. Pérez tropezó él solito y Ter Stegen atrapó. Una agresión de Alcaraz a Arturo Vidal (tacos a la pantorilla y remache con el otro pie) quedó sin el castigo de la roja que merecía.

Reacción de los locales

Alcaraz fue uno de los sacrificados por Sergio en el retorno del Valladolid al 4-4-2 tras los cambios del descanso. El Valladolid dispuso entonces una pareja de ataque Enes Unal-Sergi Guardiola (sustituido después por Sandro) en un sistema que obligaba a los laterales a defender más y que apostaba por las transiciones en busca de un partido de ida y vuelta. También Setién volvió a un 4-4-2 con los cambios y con la entrada de Araujo por Lenglet, con tarjeta por reiteración, una norma que sólo se aplica si no afecta al madridista Casemiro. Sergi Roberto volvió al centro del campo.

Enes Unal puso a prueba a Ter Stegen en dos ocasiones, con llegadas desde la derecha de Hervías. Dos de los cambios de Sergio. Masip dio réplica a su ex compañero alemán en una falta directa lanzada por Messi.

Pitando Mateu Lahoz, el atraco tenía que llegar tarde o temprano. No fue penalti un intento de engaño de Luis Suárez en una caída en el área, pero sí lo hubo en un agarrón de Kiko Olivas a Piqué en el área. Muy claro. Por una jugada mucho menos clara de Busquets al Barça le birlaron dos puntos en Anoeta en la primera vuelta.

Ter Stegen fue el ángel de la guarda en el achuchón final del Valladolid, especialmente en dos remates de Sandro. Lo fue junto a Piqué, creciente en la segunda parte, y Araujo. Tocó, una vez más achicar balones. Y sufrir. Al menos, el Barça llega a la penúltima jornada.

Foto: Getty Images

El Real Madrid empató con el Valladolid en su estreno en el Bernabéu

Prensa Real Madrid.- El Real Madrid empató frente al Valladolid en su estreno esta temporada en el Bernabéu. Los blancos, que merecieron la victoria, dominaron y contaron con innumerables ocasiones para marcar. Lo hicieron en el 82’ tras una genialidad de Benzema, pero Guardiola, en el minuto 88, evitó el triunfo de los madridistas.

La primera jugada de peligro de los locales llegó al filo del cuarto de hora. Centró James en el 13’ y el disparo de Bale con el exterior no encontró portería por centímetros. Siete minutos después, y tras un córner ensayado en el que participaron Marcelo y Kroos, el disparo de James desde la frontal se marchó escorado. La jugada de mayor peligro visitante durante los primeros 45 minutos tuvo como protagonista a Óscar Plano, que remató elevado desde lejos.

Las dos siguientes jugadas de peligro del Real Madrid llegaron con remates de cabeza. El de Benzema, en el 24’, rozó el larguero visitante, mientras que el de Bale, diez minutos más tarde, terminó en las manos de Masip. Ya en el 36’ lo volvió a intentar James en un disparo desde la frontal y dos minutos más tarde Benzema, sin apenas ángulo, estrelló su remate en el cuerpo del portero del Valladolid.

No cambió nada tras el paso por los vestuarios. El Real Madrid siguió dominando y recuperando rápido el balón, mientras que el Valladolid estaba encerrado atrás. Las ocasiones seguían sucediéndose. Centró Marcelo y el testarazo de Bale no encontró portería. Zidane dio entrada a Vinicius Jr. y Jović en lugar de James e Isco. Precisamente el serbio fue protagonista en el primer balón que tocó. Bale se marchó en velocidad, centró en el 70’ y su remate de cabeza se estrelló en la cruceta.

El gol parecía cuestión de tiempo, pero transcurrían los minutos y no llegaba. Hasta que vimos la genialidad de Benzema. El francés marcó un gol de bandera en el 82’. Sólo necesitó dos toques de balón. El primero para controlar, de espaldas y en el borde del área, tras el pase de Varane y el segundo para inventarse a la media vuelta un disparo ajustado ante el que nada pudo hacer Masip. Parecía que el triunfo se quedaría en el Bernabéu, pero en el 88’ empató Sergi Guardiola, que dejó sin una victoria merecida a los blancos.

Foto: Marca.

El Madrid volvió a la victoria en liga frente al Valladolid

Marca | Foto: Marca.- 

Vinícius tiene estrella. Tiró una diagonal eléctrica y buscó una especie de centro duro o remate abierto, quién sabe. El caso es que su tiro golpeó en la espalda de Kiko Oliva, que se había marcado un partido soberano junto a Calero, desvió contra su portería. Todo el buen trabajo del Valladolid se fue al garete por el descaro de un chaval brasileño llegado para cambiar la cara al Madrid. De momento, aporta lo que no ofrece el resto: verticalidad y alegría. Como la que empleó para activar a Benzema en el origen del penalti. Normal que el Bernabéu pidiera que lo lanzara el 28. Lo hizo Ramos, pitado por su propia hinchada. Y marcó con clase y aplomo. La veteranía también es un grado en tiempos de penurias.

Aunque parezca un detalle menor, la tabla mostraba antes de empezar dónde estaba cada cual. El Madrid, noveno y depre, y el Valladolid, embalado en el sexto lugar, medían sus inercias en un punto clave de la temporada, tras el varapalo del Camp Nou. Tal vez por el efecto destitución el Bernabéu dio un voto de confianza a su equipo, salvo la grada de animación, que estuvo muda diez minutos en protesta por la paliza de Barcelona. No salió mal el equipo de Solari, con Asensio recostado en la izquierda y Bale partiendo de derecha para dejar a Benzema arriba. La asociación de Marco con Karim en el minuto 4, al espacio, pudo cambiar el rumbo, pero el remate cruzado del francés se marchó junto al palo.

El balear fue el gran beneficiado del duelo de Melilla junto a Reguilón, pero no tuvo la libertad de acción que disfrutó en Copa y bien que lo sintió. También se mantuvo en el once Reguilón, que a la postre fue la mejor noticia de un discretísimo primer tiempo blanco. Sus centros siempre llevaron veneno. Bale cabeceó dos sin suerte. Y ya. Pocas noticias hubo más del Madrid por culpa del Pucela, tan firme con balón como sin él. Tiene mucho mérito el bloque que ha construido Sergio, en gran parte superviviente del ascenso. Calero, Alcaraz, Nacho… Buenos futbolistas, con calidad y sacrifficio, que desataron la bronca en el Bernabéu.

Porque después de media hora correcta, con dominio del balón pero sin profundidad, el Madrid se quedó sin gasolina y sin pelota, así que los blanquivioletas se vinieron arriba. Antoñito se plantó solo ante Courtois tras un gran balón filtrado por Leo Suárez. Picó arriba. Toni Villa recibió cómo en el área, con la defensa blanca estática, y cruzó fuera. Pitos. Y en una mala salida blanca Unal cabeceó desde cerca fuera. Bronca al descanso.

Corrigió en la caseta Solari y mandó a los laterales aún nás arriba, destapando la cobertura. Produjo unos minutos buenos, intensos, con Reguilón como un puñal. Pudo marcar Casemiro con un disparo colocado que sacó ágil Masip. Y el córner de Kroos conectó con Bale, pero el giro de cuello no le alcanzó para cruzar el remate. Entró Isco, en teoría para aclarar ideas entre líneas, pero ocurrió que con Kroos en el pivote el Madrid se partió del todo. Los medios pucelanos recibieron con tiempo, buscaron primero la hygada directa y después el disparo lejano. Y lo hicieron como cañones. Primero Alcaraz y después Toni Villa levantaron el periscopio desde 30 metros y largaron dos remates secos, en parábola, que se estrellaron en el larguero. Conste que entre uno y otro Courtois evitó el 0-1 con una mano estupenda a Toni VIlla, infiltrado por el medio y habilitado por Leo Suárez.

No hubo más cuartelillo. Bale y Asensio fueron relevados entre protestas, y Vinícius se llevó la mejor ovación de la tarde. Quizá demandara más minutos que ese cuarto de hora largo tras lo visto en Copa. También movió la banca Sergio, que recurrió a Verde y Oscar Plano para rematar la faena. Se encontró con la explosión del brasileño, que convirtió un equipo melancólico en un festival de colores. Por derecha, por el centro, en vertical, siempre buscando el gol. Lo que hace falta ahora. Así llegó el 2-0, excesivo para los méritos blancos, y cruel para los blanquivioletas. La ovación del Bernabéu al acabar premia a un Valladolid estupendo, orgullo de sus seguidores..