El Atlético de Madrid acaricia el título

Atlético de Madrid

AFP.- El Atlético de Madrid dio un paso de gigante hacia el título liguero al imponerse con sufrimiento final por 2-1 a la Real Sociedad (5º), este miércoles en la 36º y antepenúltima jornada de LaLiga.

Resumen del partido

El belga Yannick Carrasco abrió el marcador del compromiso para los colchoneros (16), el argentino Ángel Correa puso el 2-0 (27) e Igor Zubeldia marcó para los vascos, (83), que afianza al Atlético de Madrid en la cabeza de la Liga a falta de dos jornadas para el final del campeonato.

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Tras el empate de la víspera del FC Barcelona y a la espera de lo que haga el Real Madrid el jueves contra el Granada, el Atlético de Madrid es el lider en solitario del campeonato con cuatro puntos sobre los azulgranas y cinco sobre los merengues, a falta de seis puntos por disputar al terminar esta jornada de la Liga Española de Fútbol.

Una victoria de los de Simeone el próximo domingo contra el Osasuna podría dar el título liguero a los rojiblancos, el segundo en el palmarés desde que el técnico argentino se hizo cargo del equipo en 2011.

Foto: Reuters

Real Madrid superó al Osasuna para seguir en carrera

Real Madrid

AS.- El peligro es aquello que pasa a menudo a centímetros de Zidane sin rozarle la piel. Un inmortalidad insólita en el fútbol. A un segundo de la explosión siempre acierta con el cable al que meterle la tijera. «Tantos problemas me han enseñado que siempre hay soluciones», dijo en la víspera. Quizá pensara en Militao, ese central inexistente en verano e imprescindible en primavera. Estudia para Ramos. Atrás y delante. Un cabezazo suyo mantiene al Real Madrid en posición de semiprivilegio en la Liga. Él, los cambios del francés y la academia (fantásticos Blanco y Miguel Gutiérrez) fueron las buenas noticias. La mala, que ponga a quien ponga Zidane arriba nadie auxilia a Benzema con el gol.

Resumen del partido

El francés había metido la mitad de los goles del Real Madrid en los 18 últimos partidos. Así que por ahí ni Zidane, un día apóstol de la rotación radical, se atreve a repartir la carga. Quitarle es la única acrobacia que no puede permitirse. Del resto, tras casi sesenta lesiones, puede elaborar un tratado. Ante Osasuna, como estaba previsto, se ahorró a Modric y Kroos, los pilotos en Stamford Bridge, y acomodó un dibujo de alto riesgo. Odriozola y Marcelo con sólo dos centrales como factor de corrección y una verbena ofensiva a espaldas de Benzema: Asensio, Hazard y Vinicius. Para no adelantar el Día de la Madre dobló los socorristas: Casemiro más Blanco, quién sabe si ese mediocentro de repuesto que no ha brotado en la cantera ni en la cartera. Una vez más, hay hacer noche en el armario para encontrar a Isco.

Osasuna, con el curso aprobado y camino del notable, llegó mucho más fresco. Sólo repitieron tres de los que jugaron hace una semana en Vigo, donde los suplentes fueron mayoría. Así que Arrasate tuvo a su equipo de gala, con Moncayola y Javi Martínez, dos superproyectos rojillos, y Chimy Ávila, que después de dos roturas de cruzado volvía a ser titular. No sucedía desde enero de 2020.

Hazard, de los chispazos al apagón

El Madrid procesó bien los datos de salida. El favor del Granada, los apuros del Atlético y una aritmética mucho más amable que hace una semana. Así que abrió gas pronto, empezando por Hazard, que apunta a ser tangible. Quizá, a la undécima, se convierta en ese fichaje que Madrid lleva esperando ocho estaciones. En dos minutos dibujó un esprint vertical mal acabado y una internada desde la izquierda sin rematador. Y ahí, y en un remate pifiado después, se acabó. No parece el refuerzo que Zidane precisará en Londres.

El juego del Real Madrid, con tantos futbolistas de fantasía, tuvo más gracia de lo habitual. Hasta Casemiro se contagió del clima festivo e intentó un gol desde campo propio que no encontró premio. Cada día tiene más arrebatos de mediapunta. Más si Blanco, otra vez impecable, le guarda las espaldas. En esa fase, Militao fue la mejor baza ofensiva de Osasuna, con una cesión crítica a Courtois. El belga le salvó el pellejo. El segundo susto le llegó en un centro chut de Manu Sánchez. «Aquí la presión es una forma de vida; se valora más que un regate», dice Arrate, pero su Osasuna es bastante más. Ofrece un buen despliegue ofensivo, en número y en intenciones. Hasta le anularon un gol, de Ávila, por fuera de juego antes del descanso.

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Como el equipo navarro no rechazó jugar a campo abierto, quedó un partido muy vistoso, aunque claramente vencido sobre Sergio Herrera. El meta tuvo tres minutos heroicos, en un remate mordido de Hazard y dos cabezazos de Militao. Fue el preaviso que no escuchó Osasuna. Blanco y Asensio tuvieron un papel principal en la acometida blanca. El primero, por omnipresencia; el segundo, por sentido de la responsabilidad. Alguien tenía que poner cierto orden en aquella manada de delanteros. En cualquier caso, el equipo de Zidane no acababa de cumplir el objetivo principal: resolver pronto para poner las cabezas y las piernas a disposición de la Champions.

Rodrygo, el revulsivo del Real Madrid

La segunda mitad amaneció con parte médico: molestias de Varane, sustituido por Nacho. El caso clínico es caso crónico. El Real Madrid, de cualquier modo, no fue el del principio. Circulación más lenta, menos juego perimetral, poco nervio y nula presencia en el área más allá de una volea alta de Militao, el mejor en las dos áreas.

El plan de reactivación de Zidane fue un cambio radical en la banda izquierda (Miguel Gutiérrez y Asensio). Arrasate respondió con Brasanac y Budimir, su mejor goleador. Pieza por pieza en un equipo hermético, atrincherado detrás de la pelota contemplando la degradación ofensiva del Madrid. En cualquier caso, Rodrygo sí pareció un impulso en la recta final. Resultó el más profundo arrancando desde la derecha, pero fueron la estrategia y Militao quienes acabaron lanzando el salvavidas al Madrid. Isco, otro que entró con buen pie, botó un córner con la precisión habitual de Kroos, el brasileño metió su tercer cabezazo de la noche cerca del punto de penalti y superó al hasta entonces invencible Herrera. Luego, Casemiro aseguró el triunfo sin querer. Un mal control acabó en buen remate. Y el Real Madrid le mandó al Atlético el mensaje de que acepta el órdago con los goles de dos jugadores de quite. Con Zidane todo es posible.

Foto: AS

Darwin Machís paró en seco al Barcelona

Darwin Machís castigó al FC Barcelona

AS.- El guionista de esta Liga es un genio que ya querrían fichar los impulsores de otras competiciones. La tendencia del Barça al suicidio y a ahogarse en la orilla es tan infinita como la fe de este Granada que está haciendo historia y que demuestra que hay equipos que merecen resultados legendarios. La victoria del Granada en el Camp Nou por 1-2 es un bombazo que cambia el decorado de una Liga que parecía diseñada para entrar en sus últimas cinco jornadas con un Barcelona liderando la tabla tras culminar una remontada sin precedentes, que se hundió en el momento menos pensado. Cuando todo estaba a favor de los blaugranas, estos naufragaron y cambiaron el decorado de un campeonato apasionante.

Resumen del partido

El Barça tenía a su alcance el liderato, depender de sí mismo para ganar el campeonato y cuando tenía la mejor mano en la mesa, tiró las cartas, se fue a fumar y cuando volvió le habían ganado hasta la cartera. Le toca al equipo culé volver a remar, levantarse de la lona en un campeonato que parece un combate entre púgiles medio sonados que alternan ratos inquietantes en la lona con ataques de rabia. Al Barça le tocó besar la lona en un ejercicio de impotencia.

Fue el Granada un equipo mucho más inteligente que el Barça, que pecó de mal de altura. Una pandemia que afecta a cualquier equipo que este campeonato se vea a un paso de la gloria. Van tan justos todos, que parece que prefieren resguardarse y administrar de salida a imponer su ley. Le pasó al Atlético en San Mamés, le pasa a menudo al Real Madrid y le pasó al Barcelona. Ver el sol tan cerca deslumbra.

Nadie ha entendido que para ganar LaLiga hay que ser alocado y depredador. Hay equipos que sólo saben perseguir y que cuando están adelantando a los rivales, como le pasó al Barcelona cuando Messi marcó el 1-0, se preocupan más de mirar al retrovisor que a la carretera. Y el Granada aprovechó este ensimismamiento culé para hacer honor a su gigantesca temporada. El Granada es un equipo que ya sabe que ha triunfado este año y que por eso no mira el retrovisor. Sin complejos, bien plantado, valiente y competitivo. No es mejor que el Barça, pero compite mejor que el Barça.

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Dijo Koeman en la previa del partido que no pensaba tocar lo que funcionaba y que no le iba a mediatizar el hecho de que cuatro titulares indiscutibles estuvieran a una tarjeta de perderse el próximo partido. El Barcelona salió a jugar dando la sensación de que lo que estaba en juego no era un partido definitivo, que era un día más en la oficina. Lejos de salir a todo tren, el equipo blaugrana salió a madurar un partido que esta temporada ha perdido muchas veces.

De entrada, el plan salió medio bien, porque está Messi, claro. Su gol en el minuto 24 tras una asistencia de Griezmann pareció que abría la puerta a la gloria. El resultado de un ejercicio de paciencia en el que los blaugranas prefirieron asegurar antes que destruir. Pero lo acabaron pagando.

El argumento de Messi era la principal y única amenaza de un equipo que parece haber llegado a la conclusión de que el éxito pasa más por la solidez que por la ambición. Y eso no deja de ser una traición al estilo de un equipo que cuando ha ganado ha sido siendo ambicioso.

Ante el Granada, el Barcelona apostó por la prudencia, nunca intimidó, se limitó a controlar un partido ante un rival incontrolable y rebelde que en dos latigazos en la segunda parte rompió todos los sueños culés y le demostró al Barça que la orilla está más lejos de lo que se creía. De momento, se ha vuelto a ahogar cuando tocaba la pared. Y la culpa es suya, por dejar de nadar.

Foto: Granada CF

Barcelona ganó al Villarreal y se puso a tiro del liderato

Prensa FC Barcelona.- El Barça continúa con la Liga entre ceja y ceja. La victoria lograda por el Barcelona en Villarreal le acerca un poco más al soñado doblete, cuando ahora quedan ya sólo seis jornadas por disputarse. Si el Barça las gana todas, será campeón.

La primera de estas finales la ha resuelto este domingo gracias a Antoine Griezmann, que ha firmado un doblete en cuestión de minutos justo después de la diana inicial de Samu Chukwueze. Ha sido una victoria trabajada, que sirve para agrandar distancias con el Real Madrid (que empató contra el Betis), pendientes de lo que haga el Atlético de Madrid en San Mamés.

Se adelanta el Villarreal

El FC Barcelona ha arrancado con buen pie en Villarreal. Con el control del balón, mandaba sobre el césped y amenazaba la portería de Asenjo. De hecho, ha sido prácticamente inexplicable que una gran triangulación culé no acabara con el gol de Frenkie de Jong, que ha visto como su remate a un metro de portería lo ha sacado Sergio Asenjo sobre la misma línea de gol.

Minutos más tarde, quien no perdonaba era el conjunto local. Samu Chukwueze aprovechaba un balón largo de Pau Torres para definir bien ante Ter Stegen.

Griezmann al rescate

No merecía el Barça ir por detrás en el marcador… y 60 segundos después ha dejado de hacerlo gracias al gol del empate de Antoine Griezmann. El francés ha aprovechado un pase al espacio de Óscar Mingueza para definir como sólo lo hacen los cracks. Picadita y golazo en un momento clave, de los que dicen psicológicos.

El francés también sería el encargado de firmar el 1-2 unos minutos después. En este caso, ha aprovechado un grave error de Juan Foyth, que ha cedido hacia su portero sin ver que por allí pasaba el ‘7’ azulgrana, que no ha perdonado. Se llegaba al descanso con tres goles y una brillante primera mitad de fútbol.

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Roja a Manu Trigueros

Ronald Koeman ha aprovechado el descanso para hacer su primer cambio: Sergi Roberto por Sergiño Dest. De este modo, el ’20’ azulgrana disputaba su partido número 300 con el primer equipo. También movería piezas Unai Emery en los primeros minutos de la reanudación, dando entrada a Coquelin lugar de Paco Alcácer.

La segunda mitad avanzaba con pocas noticias hasta que el árbitro ha expulsado Manu Trigueros con roja directa tras una entrada sobre Leo Messi en el centro del campo. Quedaban poco más de 20 minutos para el final y el Barça ha sabido mantener la ventaja sin sufrir más de la cuenta. Es más, tanto Ilaix Moriba como Frenkie de Jong habrían podido sentenciar el partido haciendo el tercero. De todos modos, los tres puntos no se escaparían. Pueden valer una Liga.

Foto: FC Barcelona

El Madrid se complicó al empatar con el Betis

Real Madrid

AS.- Por sus bajas, por su desventaja y por una falta de gol endémica, el Madrid vive al filo de lo imposible, con la sensación de que con lo que tiene no le da para Liga y Champions. No hay forense que le dé por muerto, menos con Zidane en banquillo, pero cada partido le cuesta un esfuerzo inmenso. Y tras el empate ante el Betis queda obligado a mirar de frente a la Champions y ya muy de reojo a la Liga, donde los aspirantes son manada. La sensación es que nada sucede si no se le ocurre a Benzema y el francés también tiene derecho a bajar el volumen.

Resumen del partido

Llega el Chelsea y Zidane deja claro que cambia la conversación. En esa clave hay que interpretar el regreso al 4-3-3, la misión (enésima) de Nacho como lateral izquierdo, la vuelta al banquillo de Marcelo y la presencia de Isco ante el Betis. También la suplencia de Vinicius, al que se guardó para el martes. La barahúnda que genera no tiene réplica en la plantilla. La Champions se gana con oficio y por ahí irán los tiros, por reunir a la mayor parte de los que han llenado de copas el museo en la última década y ordenados como entonces.

La respuesta del Betis fue la prevista. Canales por Fekir, la escuela de bellas artes del Villamarín, refresco para los extremos y Guardado por Guido para doblar la vigilancia en el centro del campo. Con unos y otros trasteó bien los primeros minutos, con un empacho de pelota, un buen juego en corto y ninguna estampida de los tres puntas del Madrid, al que cruzar el mediocampo le costaba demasiado. Quedó la impresión de que el equipo blanco, mejor rematado que en las últimas semanas, miraba por detrás del partido. Ese es el encanto y, a la vez, el peligro de la Champions.

Benzema, para ataque del Madrid

Así que el choque se fue volviendo pelmazo, un ejemplo de aquellos que justificaron la sublevación de la Superliga hasta que apareció Benzema, que en su versión celestial dejó un quiebro en un ladrillo y un disparo posterior que rechazó Bravo. La versión extendida del francés parece la única solución ofensiva del Madrid.

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En cualquier caso, el lance cambió la dirección del viento. Sin exagerar y sin demasiada gracia, el equipo de Zidane fue domando al Betis, que le había dado la espalda a la portería, desde los pies de Isco y Modric. Pero más allá hubo poca vida. Rodrygo está muy afectado por la irregularidad, pecado de juventud, y Asensio sigue sin ese cambio de ritmo que se sospecha que tiene pero no aparece. Permutaron sus bandas con frecuencia sin resultado aparente. Hace tiempo que el Madrid se mueve a ritmo tropical, con cuidado para que no reviente la caldera, y eso alarga mucho los partidos. Antes del descanso Benzema tuvo la ocasión menos borrosa, pero su derecha a la media vuelta se fue camino de Barajas. Para entonces, el riego y la lluvia habían dejado un firme peligrosamente deslizante.

Cambio de dibujo

Al Betis lo espabiló Laínez en la segunda mitad. Pero no tuvo más acompañamiento que el de Emerson. Nadie se puso al remate. Tampoco en el Madrid, que volvió a avisar, en un centro chut tenso de Rodrygo que golpeó el larguero. Fue lo último que registró en el partido, porque Zidane entendió que el duelo necesitaba el efecto desfibrilador de Vinicius. Su entrada coincidió con la mejor ocasión del Betis. Guido fue limpiando rivales hasta despejar el horizonte para pifiar luego el disparo. Y repitió luego Borja Iglesias, aún en mejor posición. Tampoco atinó. El Betis contragolpeaba ya con intención ante un Madrid más descuidado por las prisas.

Como el equipo languidecía, Zidane viró hacia el 3-4-3, con Odriozola y Marcelo. En un minuto provocaron el primer desajuste en el Betis. Ahora el partido sí tenía marcha, volaba de área a área. Incluso hubo motivo para pitar uno de esos neopenaltis por mano de Miranda. Y en esas llegó Hazard, que antes de convertirse en un manual de anatomía, pugnaba por ser el tercer mejor futbolista del mundo. No está para poner del revés al Madrid. Tampoco se le espera. Pasó sin dejar huella por un partido que, para el equipo de Zidane, puede ser el principio del adiós a la Liga.

Foto: AS

El Barcelona goleó con la guía de Messi

Barcelona

AS.- Leo Messi tomó la palabra en el debate sobre el futuro del fútbol. Hay unos que dicen que el fútbol es negocio y otros que es de los fans. Opiniones respetables hasta que empieza el partido y todo depende de los jugadores. Entonces, las dudas se disipan y el fútbol es de ellos, y si entre los elegidos está Messi en modo tiburón, entonces ya no queda duda: el fútbol pertenece a Messi. El argentino fue el factor determinante para que el Barcelona se impusiera por 5-2 al Getafe y siga dependiendo de si mismo para ganar LaLiga en un partido que el equipo blaugrana se complicó de mala manera cuando lo tenía archivado.

La primera parte del argentino ante el Getafe fue una aparición aparte respecto al que jugaban el resto de los contendientes. Para el que viera el partido no hace falta explicar que cada vez que la pelota le llegaba al 10 blaugrana pasaban otras cosas, pero para el que no lo viera y se fíe de los números se puede aportar la fría estadística. En 45 minutos el Barça chutó seis veces, todos los disparos de Messi; dos de esos disparos fueron al palo, de Messi, claro y el tanto que se metió el Getafe en propia puerta llegó tras una presión del argentino. En la segunda, cuando el Barcelona sufría, Leo le puso un regalo a Araújo para que cerrara un partido que iba camino de la taquicardia.

Resumen del partido

Koeman, que no es amigo de cambiar lo que funciona, únicamente introdujo un cambio en su equipo respecto al que ganó la Copa. Sergi Roberto salió por Dest y la opción de hacer jugar a Dembélé quedó descartada en el entrenamiento matinal con la lesión del francés.

Bordalás, por su parte movió el equipo pensando en el duelo ante el Huesca (que hizo lo propio ante el Atlético) y soportó de entrada como pudo el chaparrón de Messi, que a los cuatro minutos ya había disparado al larguero.

El partido se puso a gusto del equipo de Messi a los 8 minutos cuando Leo marcó el 1-0, pero Lenglet, que ya había visto una amarilla a los seis minutos se empeñó en complicar la cosa. El central francés marcó en propia puerta con la mano un centro de Ángel (o era gol o penalti), que leyó a la perfección que el Barça jugaba con uno menos por un golpe de Mingueza.

El duelo se complicaba para los blaugrana, pero Chakla desmontó el intento de los de Bordalás correspondiendo al error de Lenglet con otro gol en propia puerta al hacerse un lío con Soria en la cesión.

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El Barcelona no desaprovechó la invitación a entrar de nuevo en el partido y Messi siguió con su cabalgata. Hasta el punto de inventarse un gol con auto asistencia. Leo chutó al palo con furia, le rebotó el balón tras estrellarse en el poste y recogiendo el rebote, acomodó la pelota con suavidad para marcar el 3-1.

En la reanudación, Koeman retiró a sus centrales y Bordalás empezó a pensar más en el Huesca. Parecía que se firmaba la treguaque Messi había impuesto en la primera parte. Pero la desidia es traidora y cuando parecía que nada iba a pasar, Araújo cometió un penalti al pisar a Unal que el árbitro no vio y que el VAR detectó para que el turco pusiera emoción al partido. 3-2 a falta de 20 minutos y lo que parecía sentenciado entraba en la fase de nervios. Y Koeman, para añadir picante al guiso introdujo a Umtiti por Mingueza, que llevaba seis partidos sin jugar.

Con el Barcelona siendo víctima de sus fantasmas y el Getafe crecido, volvió a aparecer messi para colocar un córner que Araújo remató a gol antes de que Griezmann, ya en el descuento, redondeara el marcador con un gol de penalti que Messi, dueño de todo, le cedió para que maquillara un partido penoso.

Foto: Reuters

El Real Madrid goleó al Cádiz y sigue en la pelea

Real Madrid

AS.- Valga el chiste fácil: Liga a falta de Superliga. En eso sigue el Madrid, que pende de un hilo por su desventaja y por la merma evidente de su plantilla, pero que va cargado de plutonio: Benzema, un jugador bueno y bonito a partes iguales. En el Carranza dejó dos goles, una asistencia y esa capacidad para apretar el botón nuclear que tenía Cristiano, independientemente de si el equipo mandaba o sufía. En el Carranza el Real Madrid mandó mucho y se acostó líder. El Cádiz, que era granito, se evaporó con un soplido.

Resumen del partido

Hace tiempo que, por un coronavirus de más, un psoas maltrecho o un sóleo traidor, las alineaciones del Madrid son un Frankenstein. Lo fue la de Getafe, con cinco mediapuntas y ningún mediocentro, producto de que los presidentes se enamoran de los primeros hasta convertirlos en una especie invasora en las plantillas y recelan de gastar dinero en los segundos. Y lo fue la de Cádiz, con un envase innovador. Un 3-4-3 explicable. Zidane no va ni a la esquina con Odriozola y Marcelo, laterales con mucha ida y poca vuelta, sin la escolta de tres centrales. Esta vez los tenía y los puso. Y dobló el eje con el canterano Blanco para darse el gusto de jugar con extremos. Multiplicar las bandas es medicina tradicional para defensas cerradas. Pero lo que realmente cambió al Madrid del Coliseum al Carranza fue Benzema, que es una caja registradora. Ahora mismo se siente capaz de todo, solo o acompañado.

El Cádiz, en cambio, es un equipo de responder antes que proponer. Ahí no cabe el carnaval. De hecho, Álvaro Cervera no se oculta como apóstol del otro fútbol, que en esto la verdad está muy repartida. Confiesa que es por necesidad, pero no reniega de ello. Y le ha ido bien. Tomó al Cádiz en Segunda B, le dieron tiempo, lo ascendió el pasado verano, lo tiene casi salvado y ha resultado muy poco masticable para los grandes. Esta vez compareció muy demacrado. Cometió un penalti prescindible y se deshizo después ante ese Madrid recompuesto que le atropelló sin pasar de tercera.

Un penalti de punto final para el Real Madrid

El partido comenzó muy al gusto del Cádiz, lejos de las áreas, repleto de minutos intrascendentes y con Negredo en el centro de la escena. Aún tiene muchos registros: el juego de espaldas, el toque para encontrar las bandas, un buen desborde en corto. Tuvo color amarillo lo primero con apariencia de vistoso: un remate demasiado cruzado de Jonsson y otro sin potencia de Jairo. Pan comido para Courtois. Hasta en posesión se puso el Cádiz a la altura de un Madrid sin Kroos ni Modric, las neuronas del equipo. Quizá el partido pedía a Isco, pero sigue en riesgo de exclusión, enmohecido por falta de minutos. Y a pesar de salir con cinco brasileños, el equipo de Zidane fantaseó muy poco de salida.

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El Real Madrid compareció antes en el VAR que frente a Ledesma. Aún andaba Rodrygo quejándose de un agarroncín (jugada gris tirando a blanca) de Jairo cuando Iza Carcelén pisó a Vinicius tan involuntaria como claramente en el área. Se le fue a Mateu pero no a De Burgos, en su burbuja, y Benzema decidió la suerte del partido. No sólo por transformar el penalti, el primero que le pitan al Madrid desde octubre (el famoso de Lenglet a Ramos en el Camp Nou), sino porque seis minutos más tarde, en su faceta de cantautor, sacó un gran pase al segundo palo que cabeceó Odriozola a la red a dos metros de puerta. Su sitio está claramente al otro lado de la frontera. Y el francés remató la faena de cabeza, otro de los instrumentos que toca, a centro de Casemiro, antes del descanso. Antes era violín. Ahora, violín y tambor.

Polifacético Casemiro

Como tantas veces, al Madrid le llegó el gol antes que las musas, auxiliado por la torpeza del Cádiz en la salida de la pelota. Y hasta los tantos, sus mejores jugadores estaban al otro lado del campo: Nacho, en su habitual papel de central impecable; Blanco, que puede ser uno de esos canteranos que hacen plantilla en un puesto donde cuesta fichar, y Casemiro, el espalda plateada cuando no está Ramos. Doctorado como mediocentro, oposita como mediapunta.

La mitad que restaba resultó muy poco emocional. Álvaro Cervera cambió a cuatro en el descanso. Debieron parecerle pocos. Volantazos así son una bronca de obra y no de palabra: Fali de mediocentro, dos puntas, un lateral derecho (Akapo) más activo. Una reforma total para salvar el honor. Los puntos ya eran un imposible. Y el Real Madrid dejó de jugar contra el Cádiz para hacerlo contra Betis y Chelsea. Volvió Carvajal, que sólo ha jugado tres partidos en 2021 y que forma parte de la guardia personal del francés, y Asensio e Isco refrescaron el equipo. Benzema se quedó aún un ratito más porque se estaba dando un gustazo que Zidane no quiso interrumpir, aunque la prudencia aconsejaba otra cosa.

El final fue plomizo. Zidane probó a Miguel Gutiérrez por si se extiende la plaga y Mariano dejó una gran maniobra y un mal remate en una jugada previamente anulada por fuera de juego. En cambio, Blanco aprovechó hasta el hueso su partido. Ahí el Real Madrid está tieso, se abre un hueco y el canterano se lanzó de cabeza a por él.

Foto: Reuters

El Madrid empató sin goles con el Getafe

Real Madrid

AS.- Lo que queda del Madrid no alcanza. Tres palizas y nueve bajas acaban con cualquiera. Más si en tiempos de coronavirus se permite desplumar la plantilla (Odegaard, Modric, Mayoral…) sobre la marcha. Así que un equipo extenuado, sometido a una cirugía mayor en la alineación y con un adversario necesitado enfrente se dejó parte de la ventaja que le dio el Clásico y se separó del cogote del Atlético. Pudo ser peor sin algún milagro de Courtois. El Getafe tuvo momentos de su edad de oro, pero en puntería estuvo como el resto del curso, a bajo cero.

Resumen del partido

Llegar vivo a mañana. Ese es el largo plazo del Madrid. El partido a partido sin conservantes ni colorantes. La plantilla resulta ahora variadísima: lesionados a tiempo completo (Ramos, Mendy y Lucas), lesionados a tiempo parcial (Carvajal y Hazard), confinados (Varane y Valverde), sancionados (Nacho y Casemiro), exprimidos (Modric, Kroos, Benzema…) y oxidados (Odriozola, Marcelo, Isco, Mariano…). El resumen rápido es que llegó a Getafe con nueve ausentes y Zidane, que tiene a mano los datos de los tres últimos superesfuerzos, añadió dos más de salida: Kroos y Benzema. De ese once con el que soñaría para la final de una Champions sólo quedaron Courtois y Modric. Una rotación extrema de los tiempos del banquillo de oro sin oro en el banquillo. Ahí sólo quedan ahora canteranos enviados a Stalingrado, muchos con 90 minutos con el Castilla el día anterior. Con tales privaciones le quedó a Zidane un once sin más mediocentro que Modric, cuatro mediapuntas y Mariano. Un ensayo clínico que no salió bien.

En el Getafe la crisis es de fe. Y eso resulta aún peor. Sin razón aparente, el presidente deja de creer en el entrenador y el mensaje de este al vestuario, que fue ley, se lo ha llevado el viento. Así que como Bordalás está convencido de que el problema no es de nombres compuso un once poco revolucionario, con Ünal como segundo punta y sin Kubo, que aquí tampoco ha roto en primer espada.

El cabezazo de Mata

En cualquier caso, el grupo parece tener conciencia del peligro y se echó sobre ese Madrid de retales de fuera hacia dentro. Lo mejor del Getafe está en sus bandas, con Aleñá y Cucurella. Y resultan más vistosos si enfrente encuentran laterales sin retorno como Odriozola o Marcelo. En diez minutos llamó tres veces a las puertas de Courtois, aunque el belga sólo fue relevante en un remate forzado de Olivera. Con todo, no fue ese Getafe triunfal que mortificaba con su presión, con su juego interrumpido, con su propensión al balón largo. Un equipo que se hacía pelmazo. Al Madrid también le permitió llegar. De hecho, en esa fase, Mariano marcó un gol en una contra invalidado por un fuera de juego de una uña. Así se lo pareció al asistente y al VAR. El tren pasaría otra vez para él poco después. Y su cabezazo mordido lo salvó sobre la línea Timor tras una salida al viento de David Soria.

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El partido amaneció, pues, con ida y vuelta, una agitación que nunca le fue al Getafe pero lógica vista la abrumadora mayoría de jugadores de toque frente a los de quite en el Madrid. En cualquier caso, tuvo más sustancia el ataque azulón. Un cabezazo picado de Mata topó en palo en esos minutos de paciente ataque de los Bordalás, que apretó de verdad al Madrid con sus dos puntas corpulentos.

El Madrid, como en Liverpool, tuvo poco de insistencia y mucho de resistencia. Quedó la percepción de que pretende que no se le lleve la riada hasta que amaine. Y Modric evidenció por qué era el único titular de verdad e Isco, que aún es futbolista de provecho. Del gol, antes del descanso, sólo estuvo cerca en las dos ocasiones frustradas de Mariano y en un cabezazo franco y sin colocación de Vinicius.

Madrid en blanco

La segunda mitad sacó a flote que Modric, por falta de hábito, arriesga como un mediapunta donde no es aconsejable para un pivote. En dos malas salidas suyas y otra imprudente de Marcelo se vio en el abismo el Madrid. Las dos primeras pasaron de largo. En la tercera, Courtois se vio obligado a la parada del partido en zapatazo de Ünal.

Ante la falta de progresos y una presión más fiera del Getafe, Zidane ya no pudo contenerse. Metió a Benzema y, aunque recluta, a un mediocentro de verdad, Blanco. Un movimiento de doble intención: la de aminorar pérdidas de riesgo en el inicio de las posesiones y la de dar más cancha ofensiva a Modric e Isco. El Madrid no había existido en ataque en la segunda mitad. Su apariencia era la de un equipo exhausto, al límite, por encima de sus posibilidades físicas. Lo vio también Bordalás, que tiró de Ángel, el goleador de segunda instancia. Pronto cogió el hilo del partido. Su primer remate se le fue por un palmo. Luego reclamó un penalti de Militao y Courtois tuvo que sacar su mano para detener a un Getafe entonces claramente superior en ambición y empuje.

Benzema, el fichaje de la última media hora, resultó aún más irrelevante que Mariano. Y así el Madrid se alejó de la cabeza y quedó a distancia de tiro del Barça. Ahora sólo está en manos de sus dolientes rescatadores.

Foto: AS

El Madrid derrotó al Barcelona para tomar la punta

Real Madrid

AS.- Madrid y Barça echaron a pies (¡y qué pies!) quién encabezaría la persecución al Atlético en un partido que empezó recatado y acabó desbocado, agónico, en medio de una tormenta brutal que lo empapó todo de épica. Fue un Clásico extremo, agotador, que alzó al Madrid en líder de la leal oposición. El Barça se quedó la pelota y eso hace tiempo que no basta. Del Madrid fueron el oficio y Vinicius, un proyectil tan impreciso como imparable. Sufrió hasta el final su victoria por no ser concreto en las contras, pero se metió en la cama líder provisional.

Resumen del partido 

Los clásicos producen vértigo. Sobran datos, aunque ese estudio aún esté pendiente de publicación en revistas científicas. Y es que lo que encierran no sólo queda escrito en la clasificación, sino en la memoria: las ‘manitas’ de ida y vuelta, el set de Guardiola, el marcaje de Camacho a Cruyff, el ‘a callar’ de Raúl, el intento de Messi por tender su camiseta en un fondo del Bernabéu, el cochinillo volante, el «puto amo» de Pep, los «¿por qué?» de Mourinho, la sordera de Figo… Así que el peso del partido se lleva por delante hasta lo que funciona. Zidane venía de vapulear al Liverpool con Asensio y recogió cable ante el Barça con Valverde para doblar la guardia sobre Alba, el canal de comunicación preferido de Messi. Acertó.

Y Koeman, que había repetido triunfalmente alineación en cuatro partidos, también recogió velas: Araújo en la troika de centrales (después de amagar con Piqué, que para este evento se apuntaría infiltrado o amputado), De Jong de volante y Griezmann en el banquillo. Ese puntito de extravagancia cuando visitaba al Madrid ya lo trajo de serie el primer Cruyff. Se desconoce si es costumbre holandesa. No le salió.

Tacón de oro

Las cuestiones previas se resolvieron pronto. La presión adelantada fue mutua y la pelota se la quedó el Barça. Su rondo eterno es el principio de la sedación. A veces cuela y a veces no.

El caso es que esa extrema vigilancia en cualquier zona del campo creó una atmósfera agobiante, cerrada, de máxima tensión. Pero entre lo académico siempre acaba colándose lo imprevisto. Y ahí surgió una jugada de otro partido. Valverde rompió, por cilindrada, desde el centro, abrió a Lucas y su envío raso al primer palo lo resolvió Benzema sobre la marcha con un taconazo preciso, con arte y ciencia. Un gol mayúsculo y un premio que hasta entonces no había merecido ninguno. El repertorio del francés se ha vuelto infinito. No hay nueve en el mundo que fuera del área conserve intactas todas sus propiedades.

El partido ya no fue el mismo. El Barça adquirió nuevas obligaciones y sólo las asumió Pedri, un fantástico ‘viejoven’. Y el Madrid cedió más campo en beneficio propio. Aquello era robar y matar. Matar con Vinicius, cuya velocidad desmantelaba a la zaga blaugrana. El brasileño anda suelto. Pregunten a Mingueza. El joven central del Barça sólo pudo parar casi sobre la línea del área uno de esos acelerones. Lo que sucedió después fue mitad fortuna blanca mitad despropósito azulgrana. Kroos golpeó la falta sin demasiada convicción, Dest, a un metro de la barrera, desvió el tiro y Alba, sobre la línea, metió la cabeza sin éxito.

Un final de película

El Barça estaba en un laberinto y el Madrid, en su salsa: dos líneas que balonmanizaban el ataque culé, Benzema de lanzador y Vinicius en versión supersónica. El brasileño volvió a arrancar la moto poco después para cederle un gran pase a Valverde. El remate del uruguayo topó en el palo (el primero de los cuatro que hubo en el duelo). Zidane había metido a Valverde para cegar a Alba y era Alba quien perdía el rastro al charrúa. Quien tenía la pelota no tenía la razón. Con todo, Messi tuvo su minuto explosivo: estuvo al borde del gol olímpico (el larguero lo evitó) en córner inexistente y Courtois le tapó un remate que el VAR habría invalidado por mano previa.

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Con todo perdido, Koeman dio media vuelta. Griezmann por Dest y 4-3-3 ante un Madrid víctima del enésimo contratiempo: la lesión de Lucas Vázquez. Al Barça no le quedaba otra que vivir al filo de lo imposible bajo un huracán. Con dos extremos abiertos y dos laterales de asalto, cualquier contra del Madrid parecía tener veneno. El equipo de Zidane estaba convencido de que era mejor penalizar que mandar. Y el partido le empezaba a ofrecer grandes oportunidades. Dos se le fueron a Benzema antes de que Mingueza cambiara el rumbo del partido al meter la espinilla a un centro de Jordi Alba que pasó ante las barbas de muchos y nadie tocó. Zidane metió entonces a Asensio, visto que el Barça se movía en el alambre. Araujo desvió a su palo un centro de Vinicius. Jordi Alba, que pedía paso en el partido, tuvo el empate, pero Courtois estuvo providencial.

El partido se había agitado mucho y Zidane entendió que el desgaste empezaba a matar a los suyos. Descapitalizó mucho al equipo al retirar a Kroos, Benzema y Vinicius. Koeman metió más madera en el centro del campo con Ilaix. La apuesta final iba a ser física. Aún hubo tiempo para el lío arbitral por un levísimo contacto de Mendy sobre Braithwaite. Koeman montó un circo por un lance que no lo merecía (luego le siguió Piqué, una autoridad en circos). Después Casemiro se buscó dos amarillas en un minuto para hacer más agónico el final para el Madrid. El partido acabó con un remate al larguero de Ilaix y Ter Stegen en el área blanca. Un monumento al fútbol.

Foto: Reuters 

Previa a El Clásico: Barcelona vs Real Madrid, más que un partido

Carlos Colón (Caracas).- Todo está listo para que el balón ruede en el cesped del Alfredo Di Stefano y se dispute El Clásico español entre Barcelona y Madrid, un encuentro que se vive con intensidad, pasión y hoy se juegan parte de La Liga. El Clásico es más que un partido para estos dos equipos.

Barcelona y Real Madrid vienen de dos momentos muy distintos. Barcelona viene de triunfar, sí, pero sufriendo ante el Valladolid. Un zapatazo de Dembélé al 90 le dio la victoria sobre el conjunto de Ronaldo Nazario. Por su parte, el Real viene de disfrutar de dos victorias donde dejó buena impresión ante Eibar y Liverpool. Los blancos ganaron dos goles por cero sin muchas preocupaciones ante Eibar, pero jugaron un partido intenso entre semana ante los rojos que puede jugar en contra.

Sin embargo, ambos conjuntos celebraron por una misma causa: La derrota del Atlético de Madrid del Cholo Simeone ante Sevilla. Esto hace que ambos equipos lleguen a El Clásico con más vida que nunca en La Liga, pero que un mal resultado aquí los puede dejar fuera de la pelea.

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Un clásico de bajas

El Madrid y el Barca llegan a este encuentro con varias bajas. El Madrid deberá enfrentar El Clásico con una defensa improvisada, con Ramos, Varane y Carvajal en la lista de lesionados, el único titular en cancha será Mendy. El Barca por su parte sus bajas son ofensivas. Coutinho y Fati son bajas desde hace mucho, ambos operados. Neto tampoco estará por el conjunto blaugrana.

Messi y Benzema: Goleadores en sequía

Contrario a lo que pensamos y al momento que viven ambos jugadores, Messi y Benzema no llegan precisamente en su mejor momento en los Clásicos. Benzema cosecha una racha de nueve partidos sin marcar, desde aquel 2-0 en la vuelta de la final de la Supercopa de España.

Messi por su parte tiene siete partidos ante el Madrid en blanco. Su último gol coincide también con el último gol de Cristiano Ronaldo en un Clásico. Desde la salida del astro portugués, Messi no ha visto frutos de cara al arco.

Un césped distinto

El balon rodará por primera vez en la historia de los Clásicos en primera división en el césped del Alfredo Di Stefano en la Ciudad de Valdebebas. Con el Santiago Bernabéu en reconstrucción, el Madrid ha optado por jugar en la casa del Real Madrid Castilla, por lo menos hasta que el público regrese a los estadios.

Sin público por primera vez como local

El Real Madrid jugará ante el Barcelona a puerta cerrada por primera vez. El Camp Nou ya había sido visitado por el Real Madrid en 2020 y jugado sin público, pero el último Clásico con los merengues de local, había sido el pásado primero de Marzo con victoria 2-0 para los blancos.

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Convocados al Clásico

Los equipos dieron a conocer a los jugadores que irán a darse cita en Madrid.

Real Madrid: Courtois, Lunin, Altube, Militao, Nacho, Marcelo, Odriozola, F. Mendy, Kroos, Modric, Casemiro, Valverde, Isco, Benzema, Asensio, Lucas Vázquez, Vinícius, Mariano y Rodrygo.

Barcelona: Ter Stegen, Iñaki Peña, Arnau Tenas, Dest, Sergi Roberto, Piqué, Lenglet, Araujo, Mingueza, Umtiti, Jordi Alba, Junior, Busquets, De Jong, Pedri, Pjanic, Riqui Puig, Ilaix, Messi, Griezmann, Dembélé, Trincao y Braithwaite.

Onces iniciales:

Barcelona: Ter Stegen, Araujo, Mingueza, Lenglet, Dest, De Jong, Sergio, Alba, Pedri, Messi, Dembélé.

Real Madrid: Courtois, Lucas Vásquez, Militao, Nacho, Mendy, Valverde, Casemiro, Kroos, Modric, Vinicius, Benzema

Ganar este Clásico para el Madrid sería revivir las esperanzas por La Liga, pero aún dependiendo de un desliz del conjunto colchonero. Mientras que para el Barcelona significa pasar la primera prueba de fuego y pensar en el Atlético como su próximo gran reto.

Foto: Mundo Deportivo