El Liverpool impuso su jerarquía ante el Leipzig

AS.- El Liverpool se hizo de rogar. Falló primero, falló bastante, pero mató después, cuando en la segunda parte Salah y Mané marcaron los dos goles que hacían rendirse al RB Leipzig. Los de Klopp fallaron una ocasión tras otra en el primer tiempo, pero sus mayores garantías de gol aparecieron más tarde para confirmar la clasificación de los ‘reds’ para los cuartos de final de la Champions League. El parcial de 4-0 en la eliminatoria no deja margen a la duda: el Liverpool fue mucho mejor en la ida y bastante mejor en la vuelta.

Resumen del partido

Hasta en tres ocasiones pudieron los ‘reds’ ponerse por delante. Y no fueron oportunidades normales, sino muy claras. Entre Jota y Salah desaprovecharon las tres, bien por malos disparos o por acierto de Gulacsi en la portería. La principal decisión de Klopp para un partido de esta trascendencia fue devolver a Fabinho a la posición de mediocentro, donde no jugaba desde el derbi contra el Everton en la fatídica tarde en la que se lesionó Van Dijk. La presencia del brasileño por delante de la defensa blindó a un equipo que en la zaga estuvo liderado por un inconmensurable Nat Phillips. El canterano fue un muro y ganó todos los balones aéreos que pasaban por sus alrededores.

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Nagelsmann quiso tocar las teclas después del descanso con el objetivo de marcar un gol que metiera a los suyos en la eliminatoria. Sustituyó a la mitad del frente ofensivo y la reacción fue casi inminente: dos balones al larguero de la portería de Alisson, uno de Hwang y otro de Sorloth de cabeza, que metieron el miedo en el cuerpo del Liverpool. Después de todas las ocasiones desperdiciadas, el RB Leipzig empujaba por acercarse en el marcador.

Sin embargo, el Liverpool encadenó dos ataques frenéticos para hundir a los alemanes. Primero fue Salah, combinando con Jota, y después fue Mané rematando un centro de Origi. Se llevaron por delante cualquier tipo de esperanza para el equipo de Nagelsmann.

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El United goleó al Leipzig con hat-trick de Rashford

AS.- Marcus Rashford sólo necesitó media hora. Salió en el segundo tiempo con un resultado de 1-0, con el Manchester United recibiendo ocasiones de peligro, incluso con De Gea interviniendo con acierto, y lo finiquitó a su antojo. Decidió la noche, como viene decidiendo también la agenda política, sin ir más lejos, en las últimas semanas. Rashford vale para todo y con su hat-trick express cerró la noche en Old Trafford cuando más presión estaba metiendo el RB Leipzig, que se vuelve con la derrota más abultada de Nagelsmann como técnico: 5-0.

Por otro lado, a Mason Greenwood también se le caen los goles. No es casualidad que su primer año como profesional lo acabase con 19 dianas entre todas las competiciones. Todavía no es ni veinteañero y tendrá que ganar en regularidad, por ejemplo, además de establecerse con calma en su nueva realidad social (los errores se pagan caro y ya ha tenido un desliz muy grave en su primera convocatoria con la selección), pero es evidente que desde sus botas se ve más grande la portería rival. Con la derecha o con la izquierda, Greenwood es el mejor definidor que tiene el Manchester United.

Los diablos rojos llevan dos triunfos en dos jornadas contra los dos rivales más importantes: PSG y RB Leipzig. Fue, además, la primera titularidad relevante de Van de Beek fuera de la copa. El holandés todavía no ha salido de inicio en la Premier League, pero esta vez tuvo su oportunidad ya que Solskjaer dejó fuera del once a Rashford o Bruno Fernandes, principal competidor por el puesto. Van de Beek estuvo activo, incluso tuvo sus oportunidades en el área, pero es ahí donde más decisivo es el portugués: salió en la asegunda mitad y tuvo tiempo para regalarle un gol a Marcus Rashford.

Por último, Martial convirtió un penalti al mismo tiempo que salió Cavani, como marcando territorio por si el uruguayo busca quitarle el sitio.

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El Leipzig dio la sorpresa ante el Atlético de Madrid

AS.- El Atlético cayó de nuevo de forma cruel en Lisboa. Esta vez por un gol de rebote cuando quedaban dos minutos. Había logrado empatar el golazo de Dani Olmo gracias a un gran João Félix (algún día tendrá que explicar Simeone por qué le dejó de suplente en el partido decisivo de la temporada). El RB Leipzig fue mejor que el Atlético. Julian Nagelsmann pegó un repaso táctico a un Simeone que una vez más no supo reaccionar en un partido decisivo. La Champions tendrá que esperar una vez más para el Atlético.

El Atlético de Simeone es como una vajilla de Duralex. Son esos platos, esos vasos verdes o marrones que han estado y siguen estando en todas las casas. No son platos bonitos, más bien al contrario, pero que día a día te sirven para desayunar, comer y cenar. Resisten y resisten. Parece que nunca se rompan. El Atleti no es una vajilla de boda ni una vajilla de Ikea, es una vajilla resistente. Muchas veces piensas en cambiarla por otra más agradable a la vista, pero al final te quedas con ella porque hace su servicio.

En los últimos ocho años, Simeone tiene siempre a punto esa vajilla de Duralex para servir la pizza que cocina. En los cuartos de final de Champions, aunque sean a partido único, no iba a cambiar el menú el Cholo. Esa pizza con su 1-4-4-2 fue la que cocinó ante el RB Leipzig, donde su novel entrenador, Julian Nagelsmann es más de cocina minimalista, de escenificaciones y moderneces.

El Atlético esperó en su campo al RB Leipzig para intentar robar y salir al contraataque. El equipo alemán era el dueño del balón, pero las ocasiones iban cayendo para el Atlético. Después de un remate a las nubes de Halstemberg en el minuto cuatro, todas las oportunidades del primer tiempo fueron para el Atlético salvo una en la prolongación en la que Upamecano remató de cabeza a la salida de un córner al centro a las manos de Oblak.

Entre esas dos ocasiones del RB Leipzig, en el que destacaron los españoles Angeliño y Dani Olmo, el Atlético pudo marcar en el minuto 9 una acción a balón parado, una falta lateral que botó Lodi y cabeceó poderoso Savic y el balón salió como en parábola y le creó problemas a Gulasci que acabó atajando el cuero. Tres minutos después, tras una combinación entre Lodi y Carrasco, el belga tiró con la derecha para que el portero húngaro despejase a córner en una acción de mérito.

El Atlético salía a presionar al Leipzig buscando tenderle una trampa a Upamecano que va sobrado en el inicio de juego. Los ataques colchoneros se producían más por la banda izquierda con Lodi y Carrasco que por la izquierda con Trippier y Koke. El lateral inglés apenas se incorporó al ataque porque las incorporaciones permanentes de Angeliño le obligaban a mantener su rol defensivo.

Marcos Llorente no recibió ni un balón. Aguantó su posición de segundo delantero, pero hasta el minuto 39, en el que cayó a banda izquierda y retó en una carrera a Upamecano, no apareció el futbolista madrileño. Igual que Diego Costa, que apenas participó en esa primera parte. El Atlético no sufrió en la primera mitad y mandó en las dos áreas, pero le volvió a faltar tener mecanizada la fase ofensiva como tiene la defensiva. Savic y Giménez fueron dos bastiones ante las embestidas del equipo de Red Bull, que buscaba sus opciones a la espalda de Lodi y Trippier y de Héctor Herrera, con esa línea de tres medias puntas liderada por un Dani Olmo imperial y un Nkunku desbordante.

Tras el descanso, Simeone no movió sus piezas y mantuvo el plan de aguardar sus opciones a la contra. El RB Leipzig aumentó su velocidad en el juego y en una jugada de manual de ataque estático a defensa en repliegue intensivo, circulando de una banda a otra, llegó el gol de Dani Olmo, que a su fútbol combinativo, su lucha, su calidad, añade siempre su llegada. Dani Olmo tenía ganas al Atleti porque su deseo era jugar de rojiblanco y una de las dos partes no cumplió el acuerdo.

Como tantas veces, el gol en contra hizo que el Atlético adelantara líneas. Simeone al fino sacó a Joao Félix al césped. Y cada vez que tocaba el balón el portugués se entendía menos su suplencia. El Leipzig estaba siendo superior, pero ‘hueveaba’ cada vez que llegaba al área y siempre le sobraba un pase. En esas Diego Costa hizo su única acción buena de la noche y devolvió una pared a João Félix que fue cazado cuando iba a rematar. El Menino de Ouro dijo que el penalti lo tiraba él y anotó el empate.

El Atlético parecía más cerca del triunfo, pero el Leipzig siguió a la suya. Simeone cambió hombre por hombre a Costa por Morata y poco más aportó para buscar el triunfo, salvo sacar a Felipe por Koke para poner un central arriba a lo Alexanko para intentar igualar el cruel gol que el Leipzig marcó con el tiro de Adams que rebotó en Savic en el minuto 88, cuando el partido se iba a la prórroga. El año que viene lo volverá a intentar el Atlético. Como Sísifo.

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