La Serie del Caribe, un torneo que se reinventa para no morir

Tony Cittadino (Mallorca).- La Serie del Caribe es uno de las competiciones más antiguas y de tradición del deporte latinoamericano. Por sus torneos han pasado infinidad de peloteros, managers, directivos y periodistas, que han hecho de este certamen un clásico que, a pesar de los percances, es esperado año tras año a comienzos de febrero.

Si hay dos personas que la conocen casi a fondo son Rubén Mijares y Óscar Prieto Párraga. Ambos fueron entrevistados para un trabajo especial del Diario TalCual en 2010 y aseguraban que las cosas han cambiado para bien. Los motivos van desde la organización del torneo, hasta los lazos que unen a las diferentes ligas del Caribe.

“Luego de una temporada tan larga, la Serie del Caribe siempre ha sido como un premio. Es el postre después de la cena. La época perfecta para reencontrarse con viejos amigos y hacer nuevos. Es una fiesta. Su aporte ha sido de gran significación para la pelota”, dijo Prieto, quien fue, para entonces, asesor deportivo de los Leones del  Caracas y, en su momento, un importante dueño de los melenudos.

Prieto es una de las personas que más puede hablar con conocimiento de causa. Su padre, Óscar Prieto, fue uno de los promotores, junto con Pablo Morales, del clásico caribeño que nació en 1949 con el espíritu de integrar a las naciones beisboleras del área anualmente.

“La Serie del Caribe no es tan mala como la pintan. Fíjate, se está jugando desde 1949 y sigue ahí. A pesar de la pausa que hubo en los años 60, se celebra aún con el mismo formato”, expresó el odontólogo de profesión y agregó: “Mi papá vivía por el beisbol y el mejor ejemplo que podía dar era trabajando. Cuando no se jugó, no descansó hasta que se reanudara. No podía estar tranquilo”.

Mijares fue un reconocido cronista que falleció en 2018 y ocupó diversos cargos en equipos de la LVBP. Para entonces, decía que los directivos y equipos tienen fuera del terreno otra visión de la competición, adaptada además a las nuevas generaciones y a las facilidades que ofrece el siglo XXI.

“La Serie reúne a todos los amigos y directivos de las diferentes ligas y todo transcurre en un clima bastante agradable. Ya no es como antes, cuando los clubes iban a pelear por el pago de las comisiones. Ahora se preocupan por tener comodidades y estar en un buen hotel”, comentó con la sobriedad que le caracterizaba.

Otro punto en el que hacía hincapié, es que la Serie del Caribe podría ser mejor y recuperar su época dorada, si los jugadores de jerarquía aceptaran participar más a menudo y si cesa la presión que ejercen sobre ellos las organizaciones de las Grandes Ligas a las que pertenecen.

En constante evolución

El origen de la Serie del Caribe se remonta a 1948 con la creación de la Confederación de Beisbol Profesional del Caribe (CBPC), conformada por las ligas de Cuba, Panamá, Puerto Rico y Venezuela. Sus promotores en el país fueron los publicistas y locutores Pablo Morales y Oscar “Negro” Prieto, futuros propietarios de los Leones del Caracas.

Según el libro Serie del Caribe 1988, del general José Antero Núñez, el 21 de agosto de 1948 se firmó en Miami el acuerdo que dio pie a la justa, suscrito por Cuba (Miguel González, Florentino Pardo y Emilio Armas), Panamá (Eric Del Valle), Puerto Rico (Jorge Córdova y Eduardo Santiago) y Venezuela (Sebastián Ardiles y Felipe Huizi). La primera edición se disputó en La Habana 1949, ganada por los anfitriones Alacranes del Almendares con Fermín Guerra como manager.

La última con los países originales se jugó en 1960, ya que de 1961 a 1969 no hubo torneo por la desaparición de la pelota profesional en Cuba y el declive de la liga panameña. En 1970 se reanudó el evento en la llamada segunda etapa, que vio a Venezuela alcanzar su primer título ese mismo año (Navegantes del Magallanes) y la adición de  República Dominicana y México en 1971.

La sede se la alternaba un país cada cuatro años e, incluso, se disputó en Miami en las ediciones de 1990 y 1991. Por primera vez salía del Caribe, para jugarse en Estados Unidos. Toda una novedad. Se jugó en el Orange Bowl, un estadio de fútbol americano que fue adaptado al beisbol. En ese momento, no se había dado la expansión en las Grandes Ligas, que llevó al nacimiento en 1993 de los Marlins de Florida, club que en 2012 se pasó a llamar Marlins de Miami. El reciento fue demolido y fue construido el Marlins Park, la casa de los Marlins.

En el año 2013 se comenzó a jugar con un nuevo formato. Al tradicional “todos contra todos”, se le agregó un juego final entre los dos mejores clasificados y participaron: Leones del Escogido (República Dominicana), Yaquis de Ciudad Obregón (México), Navegantes del Magallanes (Venezuela) y Criollos de Caguas (Puerto Rico).

En esa edición, Escogido finalizó en el primer lugar con marca de 5-1 y Obregón en el segundo, con balance de 3-3. En la final, los mexicanos se impusieron cuatro carreras por tres, en un histórico juego que se extendió por 18 innings.

Un año más tarde, se volvió a cambiar el sistema de juego. La pelota cubana volvió como invitada al torneo para la edición de 2014, realizada en la Isla de Margarita. Para entonces, se mantuvo el “todos contra todos” con cinco equipos y seis juegos para cada uno. El último equipo de la tabla quedaría eliminado.

Los participantes fueron: Navegantes del Magallanes (Venezuela), Indios de Mayagüez (Puerto Rico), Naranjeros de Hermosillo (México), Tigres del Licey (República Dominicana) y Naranjas de Villa Clara (Cuba).

Se pasó a disputar una semifinal entre el primer clasificado (Magallanes) contra el cuarto (Mayagüez) y el segundo (Hermosillo) ante el tercero (Licey). Los ganadores fueron los boricuas y mexicanos y el campeón en la final resultó ser Hermosillo.

Llegan Panamá y Colombia

El formato de juego y con cinco equipos se mantuvo hasta 2019, cuando la Confederación se vio obligada a realizar cambios a última hora. La crisis política y social que vive Venezuela, obligó a los organizadores a cambiar la sede, que originalmente era Barquisimeto.

El torneo se disputó en Panamá, por primera vez desde 1956, aunque la idea era incluir al país en 2020. Los equipos participantes fueron: Leñadores de Las Tunas (Cuba), Charros de Jalisco (México), Toros de Herrera (Panamá),  Cangrejeros de Santurce (Puerto Rico), Estrellas Orientales (República Dominicana) y Cardenales de Lara (Venezuela).

Las novenas fueron divididas en dos grupos de tres equipos cada uno. Cada club disputó par de juegos ante su rival. Leñadores comandó el grupo A con marca de 2-2 y un diferencial de carreras de +3 y Toros el grupo B con balance de 3-1. Ambos se enfrentaron en la final y la ganaron los Toros, siendo el primer equipo panameño campeón desde que se disputa la segunda etapa. El último monarca de ese país fue Carta Vieja Yankees en 1950, un año después del estreno del certamen.

Ahora en 2020 se vuelve a cambiar el formato, regresando al “todos contra todos” de un juego contra cada rival. Los cuatro mejores pasarán a la semifinal, midiéndose el primero de la tabla ante el cuarto y el segundo versus el tercero. Además será la primera vez en la que se realicen tres encuentros diarios, en lugar de los dos habituales.

Al disputarse la serie en San Juan de Puerto Rico, los clubes necesitan visado de Estados Unidos, por ser éste un estado libre asociado. Por esa razón, se excluyó a Cuba y se le extendió la invitación a Colombia, liga a la que desde hace años estaba en los planes incorporar.

Los participantes en esta edición serán: Cardenales de Lara (Venezuela), Vaqueros de Montería (Colombia, casualmente dirigido por Ozney Guillén, hijo de Oswaldo Guillén), Astronautas de Chiriquí (Panamá), Cangrejeros de Santurce (Puerto Rico), Toros del Este (República Dominicana) y Tomateros de Culiacán (México).

Así las cosas, todo está listo para otra edición de la Serie del Caribe, el tradicional torneo de pelota caribeña que se vuelve a reinventar para no morir..

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