Opinión: Cuando la fe no alcanza y el mediocre sistema de clasificación, tampoco

Tony Cittadino (Madrid).- Aceptar el golpe de la Vinotinto, tomará varios días en asimilarse. Confieso, que me ha pegado más que la eliminación de Italia ante Macedonia en 2022, pero es que este fracaso de Venezuela es, sin duda, el más grande y estruendoso de nuestro fútbol.

La Vinotinto, tenía todas las condiciones a favor. Sólo tenía que ganar y no tendría que mirar a los lados.  El repechaje, estaba a 90 minutos. Poco importaría lo que hiciera Bolivia en El Alto, porque tenían que hacer su tarea. Sin embargo, una vez más, el fútbol y, el deporte venezolano en general, se queda a las puertas de la gloria al momento de la chiquita.

Pareciera una maldición. Un caso de estudio. Pasa en beisbol. Pasa en el fútbol. El baloncesto, es el único que se salva. Pero, desde hace mucho tiempo, insistimos que al deportista venezolano le hace falta confianza y creérselo. Contar con un buen equipo de psicólogos deportivos, que les enseñen a gestionar las victorias, porque no sabemos. Seguimos pensando, que con la fe y la farándula, basta.

Pero, más allá de eso, cuesta creer que el sueño de clasificar a la Copa del Mundo, se convirtió en pesadilla y al juego le sobraron 70 minutos. Esta selección, ha sido la más mimada y la más apoyada de la historia. Un cuerpo técnico, que tuvo recursos en sus manos, pero les quedó el cargo grande y, todavía, tuvo el descaro durante toda la eliminatoria de pretender convencernos de que era una proeza llegar a la última fecha peleando el repechaje y comparando la situación actual con los últimos dos procesos, obviando lo hecho por Richard Páez o César Farías, por ejemplo.

Si hubiéramos ganado, por las proyecciones y un promedio, nos podíamos meter con, al menos 22 puntos. Nos quedamos cortos por cuatro, pero se supone que hay que celebrarlo. Como si antes, no estuvimos en mejores posiciones.

Es bochornoso que Fernando Batista no aceptara preguntas en la rueda de prensa. Una falta de respeto para la gente y para los colegas, que apoyaron a la selección durante todo el ciclo. Obviamente, sabía que lo iban a fusilar a preguntas incómodas, pero es su trabajo. No basta con pedir perdón y, como hombre y profesional, era lo mínimo que podía hacer.

Pero, la crítica también va a los jugadores. Se puede entender el dolor y la frustración, pero no costaba nada pararse cinco minutos a declarar. Es lo mínimo que podían hacer por respeto. Como lo hicieron Tomás Rincón, Telasco Segovia y Rafael Romo, por ejemplo. La imagen de Tomás, llorando, al final del partido en la cancha, fue la foto de todo un país.

Es indudable que Venezuela tendrá que enfrentarse a un proceso de renovación no sólo en el cuerpo técnico, sino también en la selección. Pero, sobre todo, que no caigamos otra vez en el show barato que nos trajo hasta esto. Desde la designación de Peseiro, pasando por el escándalo de José Pekerman y terminando con el “Bocha”, que pudo sacarle mucho más a la selección, en cuanto al rendimiento deportivo.

Todo muy bonito con la campaña de marketing, las canciones, el show que se arma en cada eliminatoria y el bendito “Mano tengo fe”, pero falta algo más y no lo tenemos.

Este golpe anímico, en parte, no sorprende, porque en cada proceso de eliminatorias pasa lo mismo. Se endiosa a la selección y se pretende ir a un Mundial, sin tener las bases. Como decía mi estimado Alejandro Chacón, que Dios lo tenga en su gloria y que hoy estaría echando chispas, se quiere hacer la casa, comenzando por el tejado.

Nuestro fútbol, es pobre. El torneo local, no tiene nivel. Pasamos vergüenza en competiciones internacionales. No competimos. Hay directivos corruptos y equipos endeudados. El proyecto no se vende bien, pero no se puede criticar porque estás afuera y no sumas. Hay poca, o nula autocrítica. El bendito discurso mediocre, que pretende que los que estamos afuera y también los que se han comido las verdes con la selección dentro del país, no pueden opinar porque “restan”. El mismo discurso que se lleva en la política.

Es increíble que, a estas alturas, la gente pensara que Colombia iba a llegar a Maturín a hacernos un favor. En las eliminatorias, nadie regala nada. Te lo tienes que ganar en el campo. Pero, es alarmante que Venezuela se quede afuera con un sistema de clasificación tan mediocre, en el que pasan seis equipos directos y uno va al repechaje. En cuanto a porcentaje, Conmebol es el que tiene mayor participación, si bien son menos países.

No me equivocaría al decir, que este Premundial ha sido el más mediocre de todos. No sólo porque pasa el 60% de los clasificados, más de la mitad de los que participan, sino porque el nivel en general, fue patético. Se salvan, Argentina, Ecuador y Uruguay. Paraguay, mejoró merecidamente en el camino. Brasil, terminó quinto y en el proceso anterior hubiera jugado repechaje.

De resto, a la repesca fue el menos malo de todos. Bolivia se lo ganó en la altura. Guste o no, son las condiciones en las que hay que jugar. Echarle la culpa a eso y depender de un gol de Brasil, es patético. Tampoco la culpa, es del penal que pitaron y si fue dudoso o no.

La culpa, es nuestra, por no hacer la tarea en un Premundial en el que terminamos octavos, porque Perú y Chile dieron lástima en toda la eliminatoria. El rendimiento en Maturín fue excelente. Estuvimos invictos hasta el último partido. Argentina y Brasil, no pasaron el empate. Todo maravilloso, pero, al final, terminamos viviendo de la renta del gol de Salomón Rondón a Paraguay en la segunda fecha y el tanto de Edward Bello a Brasil como visitante.

La culpa, es exclusivamente nuestra. Dimos pena como visitantes. No se le ganó a Uruguay, que llegó plagado de bajas a Maturín, pero, al menos, se sumó. Pero, ya las alarmas estaban encendidas luego del juego ante Chile, en Santiago. Ese fue el partido que nos dejó fuera, el que nos hizo falta. En dos ocasiones, llegamos a estar arriba en el marcador y nos remontaron.

En esa ocasión, el peor Chile nos metió cuatro en Santiago. El martes, Colombia nos metió seis y salimos baratos, tras empezar ganando y estar en ventaja dos veces. No una. Dos. Con un inicio de partido soñado, gracias al golazo de Telasco Segovia apenas a los 3 minutos.

Del esquema táctico, se puede debatir y mucho. No se trata de hacer leña del árbol caído. Aquí lo que asombra, lo que aturde, son las formas y cómo se termina el partido. Se podía perder con Colombia, pero no de esa manera. No con una humillación, que nos dejó a las puertas de un hecho inédito para el país y con la gente volcada con la selección.

Esta resaca, costará en pasar. Esperemos que en los próximos días, la FVF tome cartas en el asunto y no retrase más una decisión que tenía que haber llegado hace tiempo. El cuerpo técnico de Batista, debe tener las horas contadas.

Con fe, no se ganan partidos. Seguimos siendo emocionales y no racionales. Si de esta no aprendemos, difícilmente aprenderemos de los errores.

Eso pasa, cuando la fe no alcanza y el mediocre sistema de clasificación, tampoco.

Foto: Fabrizio Cuzzola

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