Rafael Vidal, el pionero de la natación en los Juegos Olímpicos  

Tony Cittadino (Mallorca).- Quince años han pasado desde que el medallista olímpico Rafael Vidal, falleció en un accidente de tránsito en el municipio El Hatillo, tras ser impactado en un choque por el conductor Roberto Detto. Vidal, de 41 años para entonces, ha sido el único medallista olímpico en natación que ha tenido el país, luego de lograr el tercer lugar en los 200 metros en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984.

Nació el 6 de enero de 1964 en Caracas y fue el primero de dos hijos. Tuvo una hermana, Ana Carolina. A los 7 años ya estaba en las piscinas del colegio Santiago de León de Caracas y a los 14 años ya era integrante de la selección nacional, siendo el preludio de una exitosa carrera tanto dentro como fuera del país. Entre sus entrenadores destacan Andrés Alvarado y Alfonso Victoria.

Su madre, Marina de Vidal, que fue asesinada a los 79 años en su casa de El Hatillo en 2017, lo recordó en el programa Biografías de Globovisión como un niño curioso, al que le gustaba mucho jugar. “Le gustaba correr, brincar, pero era un niño bastante obediente y le gustaba mucho curiosear. Aprendió a leer muy rápido, a los 3 años. La primaria la hizo en el colegio Saint George, que era un colegio donde hablaba inglés y español. El bachillerato lo hizo en el Santiago de León de Caracas y luego se fue a Estados Unidos”.

Sus inicios en la natación fueron gracias a ella, quien lo inscribió en las piscinas Francisco de Miranda, que están frente al Parque del Este, hoy llamado Parque Generalísimo Francisco de Miranda, en Caracas.

“Lo llevé a la natación porque quedaba cerca de la casa, pues vivía cerca, en Los Palos Grandes. También porque tenía muy mal comer, quería despertarle el apetito”, explicó en el programa Biografías. Lo que inicialmente era un curso por tres meses, se convirtió en su vocación y pasión que lo llevó al deporte élite.

Ya en bachillerato, comenzó la etapa de trabajar con Alfonso Victoria, quien lo manejó ya en la etapa profesional y fue becado en la Universidad de Florida, para estudiar administración de empresas y, luego, una maestría en ingeniería informática.

“Allí ingresó en el equipo de la universidad y durante cinco años fue campeona nacional. Estábamos hablando de que había ocho millones de estudiantes en ese momento en Estados Unidos”, rememoró su madre con emoción.

El ascenso a la gloria

En 1980 participó en el Campeonato Suramericano Abierto de Natación en Buenos Aires, logrando una medalla de oro y una de plata. También colgó dos preseas de oro en el Campeonato Suramericano de Natación de Medellín y, más tarde, se ganó otro par de doradas en el mismo torneo en México.

Además con apenas 14 años, estuvo en los Juegos Olímpicos de Moscú, culminando en la posición 14 en los 200 metros mariposa.

Su éxito no paró y terminó de explotar en los Juegos Bolivarianos de Barquisimeto en 1981, al ganar seis medallas de oro y dos de plata. También participó en los Juegos Centroamericanos de La Habana en 1982, ganando seis metales dorados.

El entrenador Andrés Alvarado lo recordó como un excelente nadador. “Comenzó desde el primer nivel, hasta el quinto nivel. En el último nivel se les hacía a todos una prueba para que mejoraran sus tiempos en mariposa, espalda, pecho y libre, pero él mejoró tres”, dijo en declaraciones a Biografías.

Bajó la dirección de Alvarado, comenzó a mejorar y pulir detalles y a participar en torneos estadales, nacionales e internacionales. “Su primer viaje con nosotros fue para Trinidad y Tobago. Luego estuvimos en Cali y Medellín y en el año 1976 nadó por primera vez en un torneo nacional en San Cristóbal y ganó el oro en los 100 metros mariposa, plata en los 400 libre y dos medallas de oro en el relevo”.

Un año antes de la hazaña olímpica, participó en los Juegos Panamericanos de Caracas en 1983, logrando cuatro medallas de bronce.

Estar en los Juegos Olímpicos de 1984 tuvo un reto adicional, porque le había prometido a su padre, que estaba enfermo de cáncer, traerle la medalla. “Le dije que recordara que los ocho que estarían ahí en los tacos van con la idea de traerse una medalla. Si te la traes, bienvenida. Pero si no, eres nuestro campeón olímpico”, dijo su madre en Biografías.

La jornada histórica que lo inmortalizó fue el 3 de agosto de 1984. Partió desde el carril cinco y logró el tercer lugar en los 200 metros mariposa, con tiempo de 1 minuto, 57 segundos y 51 centésimas, escoltando al australiano Jon Sieben (1:57:40) y al alemán Michael Gross (1:57:04). Fue el quinto venezolano en ganar una medalla olímpica y el único que hasta ahora lo ha hecho en la natación.

Una vez retirado, pasó a ser comentarista deportivo por RCTV y a trabajar en el Instituto Regional de Deportes del estado Miranda. También editó el libro Los Sellos Secretos en 1999, que comenzó a escribir cuando tenía 12 años.

“Rafael descubrió ese interés en el conocimiento y en compartir lo que él podía adquirir, a través de sus estudios y su dedicación. Entendió muy bien que el ser humano va madurando y él no podía seguir siendo nadador toda la vida o dedicarse a ser entrenador de natación. Por ese escribió es el libro y tuvo ese ascenso para esa búsqueda espiritual”, recordó el profesor y mentor de Vidal, Robert Rodríguez, en Biografías.

A pesar del tiempo y de la tragedia de su partida, Vidal seguirá siendo recordando como un gigante de las piscinas venezolanas y el primer medallista criollo de la natación en unos Juegos Olímpicos.

 

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