El Cholismo conquista Anfield y el Atlético está en cuartos

Marca-.

El corazón tiene razones que la razón no entiende. Casi 3.000 personas lloraban en la grada de Anfield después de una prórroga para la historia. En la que se vieron eliminados, tras certificar Firmino el segundo del Liverpool, pero en la que se reafirmaron después: siempre hay que creer. Al menos con el tipo ése en el banquillo. Don Diego Pablo. Y marcó Llorente. Y volvió a marcar Llorente. Y asistió Llorente para que marcara Morata. Así que el Atlético, clasificado para cuartos, aún se dio el gusto de ganar al campeón a domicilio. Sí, era difícil sacarse la impresión de que con la que está cayendo no hubiera debido desarrollarse aquello que se había desarrollado ante tantos ojos, que miles de personas desplazadas desde Madrid eran en ese sentido una bomba de relojería, pero… el corazón tiene razones que la razón no entiende.

Lo de antes había sido otro ejercicio de resistencia. De los que se recordará, como aquél de Múnich, y con Oblak al quite, como en aquél de Munich. No hay crónica de Liverpool que se precie sin referencias a The Beatles, así que añadan a la del título de esta crónica el ‘Ob-La-Di, Ob-La-Da’ que se entona aquí desde ya mismo. La escuadra de Klopp había hecho dos goles, sí, suficientes para pasar la ronda, también, pero fue cosa del esloveno que no multiplicara esa producción por dos o por tres. Dispararon mucho y casi siempre bien. Jugaron mucho y casi siempre bien. Exhibieron lo que son, en fin. Pero en el otro lado nadie se rinde. Jan sin miedo y sus muchachos.

El Atlético sacó de centro y tocó con precisión hasta que Joao se deshizo de su marcador con una maniobra magnífica y habilitó a Costa en el desmarque. A ese balón le faltó un metro de recorrido para que Diego pudiera pegarlo sin forzar, el caso es que se marchó junto al palo. Habían pasado 15 segundos y el equipo de Simeone presentaba credenciales. Estaba dispuesto a llegar, la cuestión era conseguirlo o no. Y no volvió a conseguirlo. Hasta tres cuartos, sí, por momentos con cierta presencia, pero de ahí en adelante no. El de Lagarto, sorprendente irrupción en el once, no está para sostener la aparición de sus compañeros desde atrás.

El problema es que Anfield es una emboscada permanente. Cuando más tranquilo te sientes es cuando menos deberías estarlo, porque cuanto más cerca andes de la portería del Liverpool más cerca anda el Liverpool de tu portería. Las frases anteriores, que sin contexto puede sonar absurdas, encuentran una explicación en el absoluto vértigo de las transiciones locales. Como se te ocurra perderla, en un par de pases se plantan en tu área. La escuadra ‘red’ tardó unos minutos en meter velocidad de crucero, pero al cuarto de hora ya coleccionaba un cabezazo de Wijnaldum y sendos disparos de Salah y Oxlade, lo primero y lo tercero a mayor gloria de Oblak, lo segundo directamente fuera.

El acoso local era tan constante como insuficiente la solidaridad visitante. No es que fueran ocasiones clarísimas, pero el meta esloveno aún tuvo que aparecer para evitar una de Mané precisamente a la contra y un servicio lateral envenenado que buscó Firmino sin encontrarlo. Se acercaba el entreacto sin goles… pero nunca hay tregua. A Saúl se le vieron las costuras una vez, cuando no molestó la aparición de Oxlade por delante de Salah, y el servicio del inglés encontró la omnipresente cabeza de Wijnaldum, que la picó para hacerla inalcanzable. Tanto remar para naufragar en la orilla: la eliminatoria estaba igualada con 45 minutos por delante.

Mediado el segundo acto, Alexander-Arnold topó con Oblak y la continuación de la jugada dio para que Trippier bloqueara el disparo de Robertson. O sea, el lateral derecho y el lateral izquierdo del Liverpool buscando el gol que desnivelara la ronda. Si lo de antes había sido acoso, lo de entonces rozaba el abuso. Pero el meta visitante podía con todos. Con Salah la primera, con Mané la segunda, con Oxlade la tercera, este párrafo arrancaba con la cuarta… otras tantas se marcharon fuera y aún el larguero echó una mano en el cabezazo de Robertson. Sí, otra vez el carrilero. El Atlético bastante tenía con sobrevivir. El Cholo apenas había hecho un cambio, el de Llorente por Costa, para topar con la ingratitud de un tipo al que siempre ha ofrecido su confianza. Sobraban los gestos, había sobrado casi todo.

El fútbol es tan perro que dio para que la última jugada del partido fuera un gol anulado a Saúl tras cabezazo al saque de una falta lateral. El fuera de juego era evidente y el personal sospechaba que los escasos segundos que tardó la tecnología en ratificar la decisión del línea iban a ser los únicos de alegría que dejaría la noche, pero en todo caso había que jugar 30 minutos más. En ellos llegó la diana de Firmino, enseguida, como nueva prueba de que el temporal de viento y lluvia que azotaba la ciudad podía llevarse por delante la aventura rojiblanca.

Pero nada está escrito, por mal que nos pese a los que escribimos. De repente Adrián pifió al despejar y se la prestó a Joao, que andaba sin fuelle, que tampoco había lucido cuando lo tenía, pero que ahí anduvo listo para ponérsela a Llorente en el borde del área. Marcos la ajustó junto al palo y Anfield contempló boquiabierto (cariacontecido excepto en un fondo) que la pelota entraba y que el Atlético no estaba muerto. Y como sólo fracasa el que se rinde, después llegaron el segundo, con Morata asistiendo a Llorente, y el tercero, con Llorente asistiendo a Morata. Del campeón no había quedado más rastro que el orgullo a la que encajó el primer gol. Sostenido por Oblak, el Atlético lo había hecho. Otra vez lo había hecho. Ahora lo mismo se detiene la Champions, vaya usted a saber, cualquier cosa puede suceder, pero ya no habrá quien olvide la noche de aquel día. En Liverpool. Donde los grandes.

Foto: Marca.

El Liverpool confía en Anfield para remontar la eliminatoria ante el Atlético de Madrid

David Medina (Marca).- Una escultura de John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr es de parada obligatoria cuando se ponen los dos pies en Liverpool. Son The Beatles, el símbolo de una ciudad en la que se respira su música y su legado en cualquier rincón por el que se camine. The Cavern, lugar donde se iniciaron, también se convierte en una visita ineludible mientras se ven símbolos de los cuatro genios que marcaron una época que pueden tener compañía esta misma noche por la grandeza de lo que hay en juego.

No será, en todo caso, con las guitarras de John o George, el bajo de Paul o la batería de Ringo. Un único ganador entre Atlético y Liverpool. Entre un aspirante y el monarca de una última Champions conquistada en el mismo Metropolitano que da calor al Atlético para encumbrarse como el mejor equipo de Europa. Al conjunto que ha enlazado dos finales consecutivas y que ha roto todos los récords para acariciar una Premier que le ha sido esquiva durante tres largas décadas. Al ballet que arrasa bajo la batuta de un Jurgen Klopp que llegó al Liverpool dispuesto a demostrar que era el indicado para devolver la grandeza de antaño. No se equivocaron los que apostaron por él.

A eso se enfrenta el Atlético de Simeone entre las históricas paredes de Anfield, uno de los estadios que construyeron la leyenda y que todavía sobreviven ante la plaga de estadios modernos sin alma, en el Viejo Continente. Un lugar que supura fútbol desde que el You’ll never walk alone avisa de que enfrente se presenta también el legado que engrandecieron las figuras de Bill Shankly y Bob Paisley durante las décadas de los sesenta, setenta y ochenta. Europa conoció a aquel Liverpool mientras cantaba las canciones del otro símbolo de la ciudad, The Beatles, y el primer grupo que cambió la historia de la música universal.

Otro nombre se ha colocado, o está cerca de hacerlo en el corazón de los habitantes de Liverpool, a la altura de los Lennon y compañía en los últimos años en una ciudad marcada por la música… y el fútbol. Hablamos, claro, de Jurgen Klopp, el ingeniero alemán que ha convertido al actual Liverpool en el mejor conjunto de Europa. Lo acarició con el Dortmund y aquella Champions perdida ante el Bayern, pero ha sido ahora donde se ha convertido, en las entrañas del legendario Anfield, en uno de los técnicos más prestigiosos del planeta.

A él deberá derrocar Simeone para que el Atlético siga soñando con la orejona, llamada ‘la puta’ entre los que la han tenido tan cerca que les duele sólo con nombrarla. Un dolor que, saben dentro del Atlético, será la mayor alegría de la historia en caso de terminar levantándola algún día. Para ello no hay duda de que se repetirá el plan defensivo del argentino en la ida que maniató y dejó seco a un Liverpool que fue incapaz de tirar entre los tres palos de Oblak. Y eso, teniendo a Mané, Firmino y Salah enfrente es cuanto menos digno de elogio ahora que El Cholo está en la diana de unos cuantos.

El citado tridente será la gran amenaza para un Atlético que busca hacer bueno el 1-0 de la ida avisado de la debacle de Turín de hace un año. Los rojiblancos también saben resistir ese resultado como demostraron hace casi cuatro años en Múnich ante la máquina engrasada de Guardiola. Estos son los dos puntos antagónicos del Atlético como máquina de defender, en aquellas semifinales de 2016, y del Atlético como conjunto incapaz de mostrar sus señas de identidad, como en los octavos del curso pasado.

El estadio donde el Liverpool ha disputado 21 encuentros con 19 victorias y sólo dos empates. Nadie ha sido capaz de doblegar a este equipo que acumula 54 goles a favor y apenas 22 en contra. Unos números que asustan. Como el escenario. Pero el Atlético sabe a lo que juega y si aprende la lección de Turín y mantiene sus señas de identidad estará más cerca del objetivo. Tampoco hay que olvidar que 17 de las eliminaciones europeas de los reds fueron ante su afición por las 14 que se registraron fuera. Los rojiblancos serían de hecho los primeros en repetir esa hazaña para convertirse en una leyenda… parecida a The Beatles.

Foto: Getty Images.

El Atlético de Madrid sigue en buen momento y derrotaron al Villarreal

AS-.

La jornada invitaba. Ganar para el Atlético era ser tercero. Si perdía se quedaba fuera hasta de Europa League. El Villarreal, que si ganaba se quedaba a un punto de la Champions, ya era noticia desde la caseta: en su once sólo españoles, rara avis cada vez más rara en el fútbol moderno más allá del Athletic. Por delante de Iborra todo es talento. Salió apretado en su campo, obligando al Atlético a buscarle resquicios por las bandas. Y la intensidad de los rojiblancos se había quedado en el martes. Ni apretaba ni mordía. Mucho menos amenazaba por mucho que tuviera el balón. Entre líneas sólo se topaba cemento. Cuánto le cuesta al Cholo siempre roer este hueso.

Un Cholo que miraba desde la distancia del palco. La gabardina del Mono Burgos ocupaba su lugar en el banquillo, el enlace era Adán. Desde allá arriba Simeone podía ver que Calleja había sacado al verde un calco de lo que él mismo es. Acorazado sobrevivía cómodo, pero sus futbolistas se convertían en avispas para robar y correr. Eso también pudo verlo bien. Alcácer, uno de sus candidatos este invierno para apuntalar el 9, le enviaba una postal con uno de sus goles a sus mismos pies. Porque Alcácer no llegó, acabo en Vila-real, y le dedicó una imparable volea desde fuera del área que voló como un obús a la red de Oblak. Una ocasión, un gol. Tardó unos minutos el Atlético en arrancarse del cuerpo el susto, ahogadas sus transiciones en la presión amarilla. Cazorla impartía una clase de fútbol, acompañado de Trigueros que movía la pelota rápido y con sentido. Por delante, de Gerard Moreno creaba espacios y Alcácer los atacaba. Lodi no tenía el mismo que el del martes, Felipe y Vrsaljko corrían para nada y al final de cada jugada los rojiblancos siempre se topaban con Asenjo. Se sacó dos paradas imposibles. Primero ante una media tijera de Morata, en el rechace ante un cabezazo a bocajarro de Vitolo en la misma línea de gol. Los dos fueron la delantera elegida por el Cholo de inicio. El Atlético creció cuando Correa dio un paso adelante y ese plan se deshizo.

Que no se fuera ha sido de verdad el fichaje. El argentino se ha cosido los galones al escudo y a bailar. Su caos es la fe de este Atleti, la bendita locura. Aprovechó un error de Albiol para encontrarle al Villarreal un resquicio por el que colársele. Vrsaljko le sirvió y con picardía se anticipió a todos, también a Asenjo para que el partido se fuera al descanso en empate. En ese momento el Atlético había logrado encajonar al Villarreal de verdad aunque Morata fuese todo lucha y cero acierto.

Si el reposo devolvió un partido al que Simeone desde su palco le subió las pulsaciones con dos regresos, el de João Félix por un desacertado Vitolo y Trippier por un Vrsaljko que aún no está para martes-domingo. El Atlético seguía apretando, el Villarreal esperaba. Alberto Moreno, que había pasado de la enfermería al once, derribó a Correa en el área para subirle los decibelios a la grada, que pidió penalti tras el derribo y obstrucción a Correa. Pero otro día más ni el árbitro ni el VAR vieron lo que la grada pedía. Correa se vengó en la jugada, ahora forrada su bota de asistencia.

De vuelta a la derecha por la entrada de João Félix, la jugada la inició el portugués con una apertura hacia Trippier. El inglés buscó al argentino y el argentino encontró a Koke, que irrumpió en el área con alma de 9 para enviar con el tupé a la red de Asenjo esa pelota. El Villarreal ya sólo era un recuerdo en el partido, el recuerdo de un tiempo que se había ido, difuminado. Su única noticia en la segunda parte, un remate a bocajarro de Moreno, la desbarató la mano milagro de Oblak. En el otro área, João Félix se reencontraba con el fútbol y también con el gol. Aprovechaba otro fallo en la salida del Villarreal para hacerle otro agujero al traje de Asenjo. El partido había comenzado a jugarse a lo que quisieran sus botas y las de Thomas. Cambió el juego. De nada le sirvió a Calleja introducir a Chukwueze y retirar a Iborra. El Villarreal seguía siendo nada de nada. Mientras la primavera se ha instalado en el Metropolitano este invierno. Semana fantástica. Tantos de vuelta, golpe al Liverpool y de nuevo tercero. Roído hasta ese hueso. El siempre difícil Vilarreal. Pero es que Koke ha vuelto. Y la vida con Koke siempre es mejor.

Foto: AS

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Klopp: «El Atlético es una auténtica máquina»

Klopp

EFE.-  El alemán Jurgen Klopp, entrenador del Liverpool, expresó este lunes que el Atlético de Madrid, su rival en los octavos de final de la Liga de Campeones, es «una auténtica máquina».

Aseguró que jugar contra el conjunto rojiblanco «es una de las cosas más difíciles en la vida de un futbolista» y apuntó que «no hay discusión alguna» con el juego del equipo de Diego Simeone.

«Si hay un equipo con el que tienes que estar al cien por cien y darlo todo, ese es el Atlético. Si trabajas duro o lo más duro que puedas, entonces tienes oportunidades contra él. Si no lo haces, no vas a tener ninguna oportunidad. Hay una razón por la que el Atlético ha estado tantas veces en la final», sostuvo en rueda de prensa en el estadio Wanda Metropolitano.

El técnico insistió en la importancia de mantener la concentración y confesó incluso que ha estado analizando su juego por varios días.

«No tengo nada que decirle a la gente que dice que su fútbol no es atractivo. Para mí, un fútbol que tenga éxito es atractivo. Es muy intenso. Velocidad, agresividad, una filosofía de juego muy clara», explicó.

«Puede ser que esté pasando ahora una época de transición, pero lo que han jugado esta temporada no está tan mal en realidad, como alguna gente dice, y no le quita oportunidades para mañana», añadió para luego destacar la calidad de Simeone.

«Sus equipos siempre están organizados al nivel de los mejores del mundo. Es uno de los mejores», destacó Klopp, que desveló que se han visto «un par de veces» y han «intercambiado mensajes después de grandes derrotas o grandes victorias».

«Mañana es un partido competitivo de verdad. Vamos a ver qué tal. Va a ser interesante», concluyó..

Valencia y Atlético empataron y están listos para la Champions

Marca-.

Hubo un tiempo en el que el Atlético era temible a balón parado, ahora da grima verlo. De hecho aquel Atlético es este Valencia. Hubo un tiempo también en el que cualquier diana rojiblanca equivalía a partido ganado, incapaz como era el rival de meter cuchara ahí. Una ya se había desaprovechado varias veces esta Liga, pero en Mestalla fueron dos las ventajas que acabaron en la papelera para un empate final encomiable desde la generosidad mostrada por los contendientes, pero escaso para la clasifIcación de ambos. Hubo un tiempo, asimismo, en que el intervencionismo de Simeone solía redundar en beneficio de su equipo… pero tampoco: dos cambios dedicó a su lateral izquierdo, después de los cuales la apreciable fisura se había convertido en tremenda grieta.

También hubo un tiempo en el que el Valencia no contaba con Ferrán, pero ésa es otra historia.

Si no hay delanteros tiene que haber segunda línea. Llorente y Thomas tiraron del Atlético en un primer acto que ofreció una versión rojiblanca sorprendente por desconocida: la de la máxima eficacia. Apenas dos jugadas de peligro fue capaz de generar la tropa del Cholo, más allá de una solvente actuación coral, pero es que las dos acabaron en la jaula. Para la primera sí aparecieron los supuestos puntas, Vitolo y Correa, combinando hasta que Paulista dejó muerto dentro del área pequeña el disparo del argentino, pero la segunda fue guisada y deglutida por el ghanés, que exhibió tres virtudes para poner la segunda ventaja de su equipo: recuperación, despliegue físico y disparo.

Acababa de empatar el Valencia, que había ganado un metro tras otro, perseverando más que jugando, y que en todo caso solía desplegarse por la derecha, aprovechando que ése era el dominio de Ferrán: la buena noticia desde la perspectiva local era que en el lateral izquierdo visitante se manejaba de momento Lodi, la mala que cerca de él merodeaba Felipe. Forzó en todo caso la escuadra de Celades una colección de saques de esquina, lo cual resulta mala noticia para el rival con Parejo al golpeo. El enésimo lo puso en el segundo palo, así, de donde lo rescató Maxi para que Paulista hiciera el quite del perdón en el corazón del área. No había acabado de celebrar el Valencia y ya estaba otra vez por debajo, justo antes además de que se permitiera el correspondiente refrigerio.

Se había manejado el Atlético con ese cuatrivote que permite a Koke ejercer como enganche en ataque, respondía el Valencia con Guedes arriba para que un 4-4-2 se contrarrestara con otro 4-4-2. Más allá de las imprecisiones, que las hubo, y unas cuantas, el partido ofrecía una sensación de seriedad en el desempeño general. La Champions aparece en el horizonte, Liverpool por aquí, Atalanta por allá, pero las respectivas entidades han aclarado ya a sus empleados que la presencia en la próxima es incluso más importante que el éxito en la presente. Así es el fútbol moderno, amigos.

La primera maniobra del omnipresente Ferrán tras el descanso acabó con la paciencia de Simeone, que sacó a Lodi para incluir a Vrsaljko y tirar de Arias para la izquierda. 13 minutos después, prescindía del propio colombiano para situar a Saúl como tercer carrilero de la noche. Consecuencia: cada vez más problemas. El canterano local aún sirvió después del 2-2, una falta, un remate, así de simple, dos balones que olían a red pero a los que no hicieron los correspondientes honores Gameiro ni Maxi. En el otro lado Jaume se lucía a cabezazo de Morata y en el toque a rebato final aún tenía que hacerlo Oblak ante Gayà. Valencia y Atlético trataban de morir matando para, tal y como suele suceder en estos casos, salir vivos los dos de un partido que, hay que decirlo de una vez, honró el fútbol tal y como se entiende por aquí. Ahora, a otra cosa. Ya saben ustedes cuál…

Foto: AS.

Correa guía un triunfo clave del Atlético

Marca

Agradeciendo que apenas se prolongaran dos minutos y festejando la victoria como si se hubiera conseguido mucho más de lo que conseguía, que en todo caso no era poco. Así concluyó el encuentro un Atlético absolutamente sometido por el Granada en el segundo acto. Conviene recordar en ese aspecto que fue el conjunto nazarí quien tuvo partido entre semana, por si hay quien sigue aplaudiendo la preparación física rojiblanca. El equipo de Simeone volvió a convertir el fútbol en una sesión de tortura de la que en todo caso escapó ileso esta vez, mitad por lo de siempre, Oblak negando el gol rival, mitad por lo de casi nunca, Correa (o el que sea, pero Correa) afirmando el propio muchísimo antes, prácticamente en el arranque del partido.

La había tenido Soldado, que fue el que topó con el meta esloveno, y la tuvo en la continuación de la jugada Gil Dias, al que se la sacó la zaga cuando también se dirigía a la jaula. El luso y Puertas habían sido los primeros relevos de Diego Martínez, que aún envidaría después con un punta por un central, Carlos Fernández por Martínez, para morir sin premio en el área local ante un rival atenazado por los nervios y por la incapacidad, en el que Simeone ya no sabía a quién sacar, en el que Simeone ya no sabía a quién meter. Lo de siempre, en resumen, pero esta vez con una diana. Y esa diana vale puntos, pero también vale tiempo. En el horizonte asoman Mestalla y el Liverpool… con la idea de recuperar efectivos. Si no fútbol, al menos efectivos.

En el enésimo desafío a la lógica que plantea este equipo, lo primero que había hecho el Atlético sin gol y sin delanteros fue marcar un gol. Lo facturó Correa, lo más parecido a un punta que tiene sano El Cholo, pero no puede pasarse por alto el hecho de que los jugadores del Granada tuvieran a bien sacarse a bailar en lo que Saúl la ponía desde la banda, Etaki con Martínez, Martínez con Etaki, de modo que la pelota llegó mansa a Koke para que asistiera al argentino. Koke, sí: desde que el capitán cayó por la causa, a mediados de diciembre, su equipo se ha dejado por el camino Supercopa, Copa y Liga, al menos en lo que a opciones de título respecta. Pronto había llegado lo que tanto tarda en llegar otras veces, lo que ni siquiera llega en numerosas ocasiones, en fin, así que el Metropolitano se ilusionó con vivir un partido diferente.

Inmediatamente se comprobó que no iba a ser para tanto, excesos los justos. El balance local hasta el descanso se limitó ya a un disparo lejano y a un gol anulado por evidente fuera de juego, ambos protagonizados por Vitolo, mientras en el otro lado apenas puede aludirse a una ocasión de Azeez apenas había encajado su equipo la diana relatada. El partido se fue afeando incluso con malos modos y con Soldado en el epicentro de cualquier discordia, así que el empeño asociativo rojiblanco dio para poco, más allá de constatar que lo que llegara iba a llegar por abajo: no aconseja el parte de bajas colgar balones a los bajos. Con gol en el marcador, la verdad, podía darse la grada con un canto en los dientes.

Porque lo que vendría fue peor, mucho peor, siempre desde esa perspectiva rojiblanca. Simeone alternaba a Llorente y Koke por derecha y centro, Simeone quitaba a Lodi para retrasar a Saúl, Simeone tiraba de Carrasco, Simeone aguantaba todo lo que podía la inclusión de Lemar por mucho que varios futbolistas pidieran oxígeno… Simeone tomaba medidas, sí, pero ninguna evitaba que el partido se pusiera cuesta abajo para un Granada que para su desgracia no acertó y que sólo por eso tuvo que abandonar Madrid de vacío, pero que en todo caso deja una certeza: a estas alturas de la película no es casualidad que ande mucho más cerca que el Atlético de ganar un título.

Foto: Marca.

El Real Madrid vence al Atlético de la mano de Benzema y Vinícius

Prensa – Diario Marca

Vinícius Junior tiene un problema de gol, pero su calidad no se discute. Pocos jugadores tienen su capacidad para romper al rival más cerrado. El derbi le ofreció un desafío a su altura y respondió de forma notable, encontrando un pasillo minúsculo por donde servir a Mendy y romper al Atlético, siempre fiero en el Bernabéu. Ni las ausencias desfiguran al equipo rojiblanco, que nunca perdió la cara al partido.

De un tiempo a esta parte, los derbis del Bernaéu se juegan a lo que decide Simeone. Quizá por eso se le silba tanto y se le dedican cánticos en el estadio enemigo. Ni siquiera la plaga de bajas que desfiguró la alineación del Atlético cambió el descorado de igualdad de cada derbi. Zidane repitió el dibujo de la Supercopa, con cinco centrocampistas más Benzema, que en la práctica viene a ser como jugar con seis medios. El desborde quedaba para los laterales, asunto sencillo de controlar para un equipo tan bien parado atrás como el Atlético.

En la primera mitad del partido quien más y mejor llegó fue el Atlético. Mendy tuvo que acudir como en Pucela para rebañar un gol de la bota de Correa, tras un error de Benzema en zona defensiva. Vamos, por estar donde no debía. El propio Correa persiguió una colada de Vitolo y estrelló su remate en el poste. El canario disfrutó con la libertad de movimientos, por detrás de Morata, que le dio su técnico. Saúl también probó con un remate al lateral de la red tras un córner. Y reclamó un penalti por derribo de Casemiro, que pareció más un traspiés que un derribo. ¿Qué ofreció el Madrid a cambio? Control sin llegada. Más allá de un remate de Ramos pifiado tras un error de marca en un córner, el único tiro entre los tres palos del equipo de Zidane vino sobre el descanso, un tiro de Modric inocente, bien blocado por Oblak.

El reconocimiento de que el asunto no funcionaba fue el cambio doble de Zidane: Lucas y Vinícius por Isco y Kroos. De superpoblar el centro del campo a abrir las bandas. Al minuto de la continuación ensayó Valverde, bien replicado por Oblak. Y si el Madrid metió delanteros, el Cholo se quedó sin ariete. Morata se retiró, renqueante y silbado, para dejar a Correa de náufrago, a ver si cazaba un balón largo con su velocidad.

Estaba la partida en tablas a la espera de que in alfil rompiera en diagonal. Lo normal es que hubiera sido Vinícius. Participó el brasileño descubriendo el pique de Mendy, al espacio, perfecto, como el servicio del lateral y la finalización de Benzema. ‘Vini’, al atraer la atención de la zaga, descifró el acertijo como nadie. Un 1-0 ante el Atlético es un tesoro.

El Madrid se sintió cómodo.con viento a favor. Felipe y Oblak tuvieron que emplearse para anular las acciones de Benzema y Vinícius. Además, el Atlético acusó la desventaja y perdió pujanza, sobre todo en la presión. Los partidos son largos y tantas ausencias suelen acusarse. Con un gol en contra decidió el Cholo quitar a Vitolo. Cierto es que había perdido gas, pero siempre es llamativo restar calidad en el tramo final. Entró Carrasco, recién refichado, y dos minutos después metió a Camello para quitar a un pivote, Thomas, lo que parecía más lógico.

A la espera de una contra, el Bernabéu rumiaba algún susto final y recibió entrega defensiva de su equipo. Sin mucho gol, porque no lo tiene, el Madrid es una roca, y la prueba fue el despliegue de Valverde, conmovedor, en el 80′ que puso en pie al graderío. Esa entrega que siempre enamoró al Bernabéu, y que no todos entienden. La plenitud del ‘Pajarito’, con esas botas de siete leguas con las que llega a cualquier rincón del campo, clausuró un derbi gobernado por la fortaleza del Madrid. Un bloque de granito.

Foto: Diario Sport.

Real Madrid superó al Atlético en los penales para ganar la Supercopa de España

Reuters.- El Real Madrid ganó por penales al Atlético de Madrid para quedarse la primera edición de una renovada Supercopa de España en Arabia Saudita, luego de un empate sin goles en el tiempo extra de una tensa final el domingo.

El capitán madridista Sergio Ramos con calma envió al arquero del Atlético, Jan Oblak, en la dirección equivocada para convertir el penal que le dio el decisivo 4-1 a los merengues.

Para el Real Madrid ya habían anotado desde los 12 pasos Dani Carvajal, Rodrygo Goes y Luka Modric.

Saúl Ñíguez pateó al poste el primer penal del Atlético, mientras que el disparo de Thomas Partey fue desviado por el portero del Real Madrid, Thibaut Courtois. Solo Kieran Trippier marcó para los colchoneros.

El mediocampista Federico Valverde del Real Madrid fue expulsado en el minuto 115 por derribar a Álvaro Morata, cuando el delantero español se iba hacia la portería, pero el equipo de Zinedine Zidane sobrevivió al tramo final del juego para forzar la definición.

El equipo conservó la calma en los penales para ganar la Supercopa por undécima vez. Para Zidane es su décimo trofeo como entrenador y el primero desde que regresó al cargo en marzo pasado después de renunciar en 2018.

La victoria mantuvo el récord impecable de Zidane en las finales, con nueve victorias como técnico del Real.

Los porteros Oblak y Courtois, los mejores en los 90 minutos, fueron los que forzaron el tiempo extra.

Foto: Reuters.

El Atleti remontó y jugará la final de la Supercopa contra el Real Madrid

AS.- Tras una semifinal épica, el Atlético de Madrid demostró que resistir es vencer y se clasificó para la final de la Supercopa ante el Real Madrid tras derrotar al Barcelona por 2-3. Los del Cholo aguantaron un chaparrón de fútbol de los culés durante gran parte del partido comandados por un Messi descomunal, pero entre Oblak, el VAR, los errores atrás y la fe del Atlético los colchoneros tuvieron un esprint final decisivo y lograron su premio ante un Barça agotado.

Valverde acabó con todas las especulaciones respecto a la posibilidad de dar relevos en el once titular del Barça para disputar la semifinal de esta competición, que ya dejó claro que no le gusta un pelo y optó por la ‘vía Toshack’, la de los mismos de siempre. Y entre ‘mismos’ y ‘de siempre’ pongan el epíteto que consideren. La única concesión fue la de incluir a Umtiti, que tuvo un partido de taquicardia, en el once inicial ante un Atlético en el que destacó la inclusión de Savic en el once inicial. El resto, lo previsto teniendo en cuenta que Koke, no llegaba para 90 minutos.

Tras unos primeros minutos en los que Correa le dio muy mala vida a Umtiti, el Barça se hizo con el control del partido de manera absoluta, pero le faltó matar cuando más se aculó el Atlético, que lo fió todo a la colosal figura de Oblak. El portero del Atlético evitó en el minuto 22 el gol de Messi tras combinar con Alba, en el 40 dejó claro que se sabe todos los trucos de Griezmann cuando el francés le encaró en el uno contra uno y un minuto después atajó haciendo fácil lo difícil un remate al primer toque de Suárez.

El tridente en pleno del Barça probó suerte en la tómbola y Oblak frustró sus intentos con el cartel que ‘pruébelo de nuevo, más suerte la próxima vez’. Era un partido que ya quedó claro en esa primera parte que iba a tener que lucharse de cabo a rabo. Con una intensidad que dejaba la semifinal del día anterior entre el Valencia y el Madrid al nivel de un partido de pretemporada.

El Barça dominaba el juego y la posesión, pero el Atlético resistía y buscaba sus opciones o de lejos o a pelota parada. Desde la distancia lo intentó Thomas y a pelota parada Herrera en una falta lateral muy cerrada. Neto estuvo perfecto ante ambos intentos.

Quedaba por ver si al Barça, que acostumbra a apagones repentinos, le iba a durar la gasolina durante los 90 minutos ante un Atlético que daba la sensación de estarse reservando para lo que pudiera acontecer. Los del Cholo salieron de la primera parte vivos por encima del juego, en el que se impuso el Barcelona, pero la tensión se palpaba. Para prueba, las tres tarjetas que mostró el árbitro camino de vestuarios en el intermedio tras una trifulca entre Joao y Alba a la que se añadió Messi. Ninguno de los tres vio tarjeta, pero los defensores de los compañeros (Savic, Saúl y Luis Suárez) se fueron al vestuario con una amarilla en un preludio de una segunda parte que se aventuraba de vértigo.

Simeone fue el primero en mover pieza y su cambio resultó providencial ya que Koke, que había entrado por Herrera convirtió en gol la primera pelota que tocó al acabar una jugada en la que Joao se rifó a Arturo Vidal con Umtiti absolutamente descolocado. Se llevaban 20 segundos de la segunda parte y al Barça le tocaba volver a remar contra corriente. Ante el topetazo, Valverde tiró de manual, en plan ‘en caso de emergencia, rompa el cristal’ puso a Ansu a calentar, pero en el interín, Messi se llevó dos rebotes ante Savic y Koke, muy blanditos, y empató el partido con la derecha cinco minutos después. Ni Oblak, que estaba en modo Zamora, llegó a su disparo. No se vino abajo el gigante colchonero, que cinco minutos después frustro de nuevo el tanto de Griezmann. El cartel de ‘pruebe de nuevo’ volvió a salir a la luz.

Lo volvió a probar Messi con éxito, pero el VAR le anuló su segundo gol en base a la norma de que cualquier mano en ataque es gol. No desanimó eso a un Barça desencadenado que al minuto siguiente marcó el segundo después de que Griezmann invalidara el enésimo milagro de entrada Oblak a remate de Suárez. De tanto probar, el gol acabó llegando.

Viendo que estaba por detrás en el marcador Simeone retiró a Lodi para colocar a Saúl como lateral, pero su plan se frustró cuando Koke se lesionó a los 20 minutos y fue sustituido Marcos Llorente, que en su primera acción vio amarilla. De esa falta, nació otro gol de Piqué anulado por un VAR que valoró más el hombro de Vidal que la mano de Felipe, que lo habilitaba.

Más claro fue el penalti que cometió Neto sobre Vitolo tras pérdida de Busquets que Morata convirtió en el empate a diez minutos del final. Diez minutos de locura en los que se pidió penalti de Piqué y ante el caos, Correa sentenció el partidazo tras jugada de Morata dejando al mejor Barça de la temporada ahogado en la orilla. El esprint, fue del Atlético.

Foto: AS.

Deyna Castellanos es nueva jugadora del Atlético de Madrid

Aimara Gil | AS.- Deyna Castellanos ya es jugadora del Atlético. La internacional venezolana es una de las grandes perlas de fútbol femenino y a sus 20 años da el salto a Europa tras terminar la Universidad en Estados Unidos. Procedente de la Universidad Estatal de Florida, jugará de rojiblanco hasta junio de 2022. Un refuerzo de lujo para el Atlético que ha conseguido arrebartar al Tacon su fichaje estrella de este mercado invernal tras semanas esculándose con su llegada al conjunto taconero. La venezolana, sin embargo, ha optado por el campeón de liga para formar una delantera de muchos kilates junto a Duggan, Ludmila y Charlyn Corral.

La talentosa delantera de 20 años tiene a sus espaldas una gran trayectoria profesional a pesar de su edad. Con solo 15 años, Deyna debutó con la selección absoluta de Venezuela en la Copa América de 2014. A lo largo de carrera profesional ha logrado ya dos campeonatos Sudamericanos (2013 y 2016), Bota de Oro en el Mundial FIFA Sub-17 (2014), premio FIFA a la mejor jugadora Sub 15 (2015), campeona de la conferencia (2016 y 2018), Bota de Bronce en el Mundial FIFA Sub 17 (2016), finalista premio FIFA The Best (2017), finalista premio FIFA Puskas (2017), campeona nacional NCAA (2018).

En su etapa en la Universidad Estatal de Florida, Deyna marcó 47 goles y repartió 20 asistencias en un total de 77 encuentros disputados. La venezolana podría debutar este mismo fin de semana ante el Rayo, aunque todavía no se ha puesto a las órdenes de Pablo López.

Foto: @AtletiFemenino.