Tony Cittadino (Madrid).- Este miércoles falleció en Sicilia el ex jugador italiano Salvatore Schillaci. La vida del héroe del Mundial Italia 90, se apagó tras un cáncer de colon y del que no se pudo recuperar, tras dos operaciones.
Totò, apodado cariñosamente en Italia, tenía 59 años y fue la estrella de la selección transalpina que finalizó en el tercer lugar en la Copa del Mundo del 90, aquella de la preciosa canción Notti Magiche o mejor conocida como Un´estate italiana.
El siciliano nacido en Palermo el 1 de diciembre de 1964, jugó siete partidos y anotó seis goles, para terminar como máximo artillero del Mundial, en el que enamoró a los amantes del fútbol con sus efusivas celebraciones, corriendo por la cancha con los brazos arriba. En total, con la Nazionale disputó 16 juegos y anotó siete dianas.
Su carrera en los clubes, le llevó a jugar con el Messina (1983-1989), la Juventus (1989-1992), el Inter (1992-1993) y el Júbilo Iwata (1993-1999) japonés.
Con la Juve, ganó la Coppa Italia y la Copa UEFA en 1990, mientras que con el conjunto nipón dos ligas (1997 y 1999).
Las reacciones no se hicieron esperar y el mítico Roberto Baggio, escribió en su perfil oficial de Instagram. “Adiós mi querido amigo, esta vez quisiste sorprenderme. Por siempre quedarán en mi corazón, las noches mágicas de Italia 90 que vivimos juntos. Hermanos por siempre”.
Para aquél entonces en el Mundial, Baggio tuvo un bonito gesto con Totò el cederle tirar un penal en el partido del tercer lugar contra Inglaterra, que le permitió a Schillaci quedarse con la Bota de Oro.
Además, la periodista y viuda del mítico Paolo Rossi, Federica Cappelletti, también le dedicó unas palabras: “El otro goleador Mundial. Siempre te llevaré en el corazón. Gracias por la amistad y por tu autenticidad, por las bellas palabras y las bellas palabras para Paolo y para todos nosotros. Nos harás falta. Abraza fuerte a mi Pablito”.
Las condolencias también llegaron de parte del presidente de la FIFA, Gianni Infantino. “Los ojos muy abiertos después de los goles. Las carreras con los brazos en alto. El salto de toda una carrera, de Palermo a la eternidad. Querido Totò Schillaci, fuiste un gran rey que vino del pueblo, una persona que siguió siendo sencilla a pesar de la grandeza. Vuelve a abrir los ojos, estés donde estés. Corre. Mientras tanto, nosotros, silbamos el himno de aquel Mundial de la FIFA: Notti Magiche (Noches Mágicas)”.
El Comune de Palemo anunció que el velorio se realizará en la sala de prensa del estadio Renzo Barbera, desde las 4:00 de la tarde de este miércoles, hasta las 10:00 de la noche de mañana.
El Mundial Italia 90, siempre tendrá el sello de Schillaci.
Tony Cittadino (Mallorca).- Treinta años han pasado desde que el balón Etrusco Único comenzó a rodar en el Mundial Italia 90, la décima cuarta edición de la Copa Mundial de la FIFA que se realizó por segunda vez en el país de la bota. La primera había sido en 1934, cuando gobernaba el régimen fascista de Benito Mussolini y en el que la Azzurra ganó el primero de sus cuatro trofeos.
Fue la primera vez que un país repetía como sede y el último Mundial en el que participó Alemania dividida. Cinco meses después, fue derribado el Muro de Berlín. Para Alemania Federal fue la tercera final consecutiva, tras perder ante Italia en 1982 y contra Argentina en 1986.
También fue el último Mundial para selecciones como la Unión Soviética, Checoslovaquia y Yugoslavia, mientras que fue el primero para Emiratos Árabes Unidos y Costa Rica.
El torneo de la mascota Ciao y de la canción que se convirtió en el himno de los mundiales: “Un´estate italiana”, mejor conocida como Notti Magiche.
La Copa en la que Roberto Baggio debutaba con Italia y marcaba un golazo, al arrancar desde la media cancha. El Mundial al que Diego Armando Maradona llegaba con todos los pergaminos para repetir la gloria con Argentina, selección que tuvo en el portero Sergio Goycochea, un gran aliado.
La Albiceleste, por cierto, se convirtió en la primera oncena en no marcar en una final, mientras que Inglaterra contaba con un plantel de calidad, liderado por Gary Lineker y Paul Gascoigne.
Fue el último Mundial en el que se otorgaban dos puntos por victorias en la fase de grupos y el que llevó a la gloria a Franz Beckenbauer. El alemán fue el primero en levantar la Copa del Mundo como jugador (1974) y como técnico, gracias a un grupo exitoso de jugadores entre los que estaban Lothar Matthaus y Jurgen Klinsmann.
Italia 90 también será recordado por el emblemático baile del camerunés Roger Milla, las eufóricas celebraciones de Salvatore Schillaci y la polémica por el agua adulterada que Argentina le dio de beber a Brasil.
A continuación, desglosamos algunos datos del Mundial.
Los participantes
Un total de 24 selecciones se dieron cita en la competición. Italia como anfitrión, lideraba a las 14 oncenas europeas, que fueron completadas por: Alemania Federal, Austria, Bélgica, Checoslovaquia, Escocia, España, Inglaterra, Irlanda, Holanda, Rumania, Suecia, Unión Soviética y Yugoslavia.
El campeón defensor, Argentina, era una de las cuatro representantes de la Conmebol, junto a Uruguay, Brasil y Colombia, que regresaba a un Mundial por primera vez desde 1962.
Por África acudieron Camerún y Egipto, que regresaba a su segunda Copa desde 1934, mientras que por Asia, estaba Corea del Sur y el debutante Emiratos Árabes Unidos. Costa Rica y Estados Unidos, representaron a la Concacaf.
Así se jugó
El sorteo de la fase de grupos se realizó el 9 de diciembre en Roma y las 24 selecciones quedaron distribuidas en cuatro grupos de seis. A octavos de final avanzaron las dos mejores selecciones de cada grupo y las cuatro mejores terceras. Cada victoria era compensada con dos puntos y el empate con una unidad.
Se disputó entre el 8 de junio y el 8 de julio, con 52 partidos programados.
Las sedes
Doce ciudades recibieron la cita mundialista y dos de ellas estrenaron estadios: Turín (estadio Delle Alpi, que fue derribado en 2009 y en 2011 se inauguró el Juventus Stadium) y Bari (estadio San Nicola). La lista la completan: Bologna (estadio Renato Dall’Ara), Cagliari (estadio Sant’Elia), Florencia (estadio Artemio Franchi), Genova (estadio Luigi Ferraris), Milan (estadio San Siro), Napoli (estadio San Paolo), Roma (estadio Olímpico), Palermo (estadio Della Favorita), Udine (estadio Friuli) y Verona (estadio Marcantonio Bentegodi).
La Mascota
Ciao fue la primera mascota de un Mundial en ser un objeto inanimado, al mejor estilo de una marioneta, pero con visión en el futuro. Fue un diseño muy criticado en su momento, que rompió con el esquema de los humanos, los animales o los alimentos. Fue creada por Lucio Boscardin y era una figura de cubos con los colores de la bandera de, formando a un futbolista. La cabeza era un balón.
El Balón
La marca alemana Adidas, como de costumbre, fue la encargada de elaborarlo. Etrusco Único estaba inspirado en la historia italiana y se presentaba como un balón más ligero. El diseño eran 20 arcos negros, con cabezas de león etruscas en su interior.
La canción
Un’estate italiana (Un Verano Italiano) o también conocida como Notti Magiche, fue la canción oficial del Mundial. Fue escrita por el músico italiano Giorgio Moroder y su versión original fue en inglés con el nombre To Be Number One (Para ser número uno).
Sin embargo, la versión italiana fue modificada y cantada por Gianna Nannini y Edoardo Bennato, siendo por su música y su letra, un himno del fútbol hasta nuestros días. En español, fue cantada por el cantante venezolano Félix Valentino.
El goleador
El delantero siciliano de la Juventus, Salvatore Schillaci, fue el goleador del certamen con seis dianas.
“Totó” también terminó como Mejor Jugador del torneo. Marcó en el primer partido ante Austria, luego de entrar como suplente. En la fase de grupos volvió a anotar, ahora ante Checoslovaquia y luego sumó cuatro tantos más, en partidos consecutivos, frente a Uruguay, Irlanda, Argentina e Inglaterra.
El último tanto fue en el partido por el tercer lugar ante los ingleses, al ejecutar un penal cedido por Baggio.
El partido inaugural
Argentina y Camerún fueron los protagonistas del primer partido de Italia 90. La Albiceleste, campeón defensor, se medía a los africanos el viernes 8 de junio en San Siro. Camerún dio el primer campanazo, al llevarse la victoria un gol por cero, con tanto de Francois Omam Biyik a los 67 minutos.
Ambos equipos estaban en el grupo B y fue un juego muy físico por parte de los africanos, que se quedaron con nueve en la cancha por las expulsiones por roja directa de Andre Kana Biyik (66’) y por doble amarilla de Benjamin Massing (88’). El duelo fue pitado por el francés Michel Vautrot.
La final
Alemania Federal y Argentina disputaron la segunda final consecutiva, el domingo 8 de julio en el estadio Olímpico de Roma. Andreas Brehme le dio el triunfo a los teutones, con un polémico penal al minuto 85 pitado por el árbitro principal, el mexicano Edgardo Codesal.
Argentina se quedó con nueve en la cancha, por la expulsión por roja directa de Pedro Monzón (65’) y por doble amarilla de Gustavo Dezotti (87’). Para los germanos, fue la tercera Copa del Mundo, luego del éxito en Suiza 1954 y Alemania 1974. Lothar Matthäus fue el máximo artillero del equipo con cuatro dianas.
El equipo revelación
Camerún fue el equipo que sorprendió a todos. Los “Leones Indomables” iniciaron la Copa venciendo a Argentina (1-0) y en el segundo choque derrotaron a Rumania (2-1). En el tercer duelo, cayeron goleados por la Unión Soviética (4-0), para finalizar primeros del grupo B con cuatro puntos.
En octavos de final, despacharon a Colombia dos goles por uno en tiempo extra, con par de tantos de Roger Milla (106’ y 109′). El primer tanto, lo celebró con el icónico baile en el banderín de córner, mientras que la segunda diana fue el recordado balón robado en el media cancha al portero colombiano René Higuita.
El sueño se acabó en cuartos de final, al caer en tiempo suplementario frente a Inglaterra tres por dos.
Un Mundial de números
Italia fue el Mundial que tuvo la media más baja de goles por partido en la historia, con 2.21. En total, se anotaron 115 dianas. El equipo más goleador fue Alemania Federal (15), seguido por Checoslovaquia e Italia (10). Las selecciones que menos tantos anotaron fueron Egipto y Corea del Sur (1). La oncena más goleada fue Emiratos Árabes Unidos (11).
Anotaron 75 jugadores. El primer tanto fue del camerunés Francois Omam Biyik (67’) y el último por el alemán Andreas Brehme (85’), ambos, casualmente, contra Argentina.
Además se sacaron 165 tarjetas amarillas y 16 rojas. Argentina fue el equipo con más tarjetas amarillas (24) y rojas recibidas (2).
El argentino José Serrizuela y el alemán Andreas Brehme fueron los más sancionados con amarilla (3). Los jugadores Ricardo Giusti (Argentina), Khaleel Ghanim (Emiratos Árabes Unidos) y Eric Gerets (Bélgica), fueron expulsados por segunda amarilla.
Por roja directa se fueron al vestuario 13 jugadores: Rudi Voeller (Alemania Federal), Frank Rijkaard (Holanda), Pedro Monzón (Argentina), Andre Kana Biyik (Camerún), Lubomir Moravcik (Eslovaquia), Benjamin Massing (Camerún), Refik Sabanadzovic (Yugoslavia), Yoon Deok Yeo (Corea del Sur), Gustavo Dezotti (Argentina), Ricardo Gomes (Brasil), Eric Wynalda (Estados Unidos), Peter Artner (Austria) y Vladimir Bessonov (Unión Soviética).
Fueron sancionados 135 jugadores. El primero fue el camerunés Benjamin Massing (minuto 6 del juego inaugural ante Argentina) y el último, el argentino Gustavo Dezotti (minuto 87 de la final frente a Alemania Federal).
Todas las estadísticas fueron tomadas del portal digital de la FIFA.
El agua adulterada
Argentina y Brasil se enfrentaron el 24 de junio en Torino, en partido de los octavos de final. La Albiceleste ganó un gol por cero, con tanto de Claudio Caniggia al minuto 81. De este duelo, salió parte de la canción “Brasil decíme qué se siente”, cantada por los argentinos en el Mundial Brasil 2014.
Sin embargo, el duelo pasó a la historia por la polémica del agua con somníferos tomada por el brasileño Branco. Luego de una pausa del juego en el minuto 40 por falta a Pedro Troglio, el jugador tomó uno de los termos de la selección argentina, ofrecido por el masajista Miguel Di Lorenzo, bebió el agua y luego comenzó a sentirse débil.
El hecho fue negado en el momento por los argentinos, pero años más tarde fue reconocido por Diego Armando Maradona y otros integrantes de Argentina. El director técnico, Carlos Bilardo, nunca aceptó la versión, pero tampoco la negó.
Fue el último duelo de los suramericanos en un Mundial.