Yelimar Requena (Caracas).- Sujeto a la gloria del bicampeonato y con la ilusión de una segunda oportunidad en la Serie del Caribe, Cardenales de Lara viajó este viernes a San Juan, Puerto Rico, para escribir un nuevo capítulo en su historia y saldar viejas deudas.
Los crepusculares, que celebraron el lunes su sexto título en la LVBP, sueñan con conquistar su primer cetro del Caribe y, de cierta manera, remediar lo hecho en la edición 2019, cuando no lograron pasar de la ronda preliminar.
Frenados por el formato
Dirigidos por José Moreno, los larenses llegaron a Panamá para intentar ganar aquella edición que le fue arrebatada a su natal Barquisimeto debido a la tensión política que aquejaba al país.
Sin embargo, terminaron siendo sorprendidos por el formato. Los seis equipos participantes habían sido divididos en dos grupos y en cada uno de ellos se disputaría un total de cuatro partidos para que luego los líderes de cada tropa avanzarán al duelo final.
Cardenales quedó en el Grupo A y enfrentó a Leñadores de Las Tunas (Cuba) y Charros de Jalisco (México), mientras que en el Grupo B se midieron Estrellas Orientales (Dominicana), Cangrejeros de Santurce (Puerto Rico) y Toros de Herrera (Panamá).
El campeón venezolano consiguió vencer a los representantes de México y Cuba en sus primeros enfrentamientos, primero 5-1 y luego 1-0, pero perdió su segundo careo con ambos combinados.
Todos quedaron igualados con récord de 2-2 y a la final avanzaron los cubanos gracias al sistema de desempate Team Quality Balance (TQB), que se obtiene del número de carreras anotadas dividido entre las entradas ofensivas, menos el número de carreras permitidas, dividido entre las entradas defensivas.
Los Toros de Herrera, de Panamá, terminaron quedándose con la corona al vencer 3-1 a los Leñadores de Las Tunas de Cuba.
Todo por la revancha
Para este 2020 el objetivo es uno solo, alzar el trofeo que el año pasado se le escapó de las manos. Ellos saben bien lo que es insistir en un objetivo hasta alcanzarlo. No en vano disputaron dos finales antes de conseguir este bicampeonato.
El manager Luis Ugueto y su cuerpo técnico armaron un roster altamente competitivo que, por temas de visado, se afianzó en los refuerzos, más que en los protagonistas del título.
Lara perdió a sus lanzadores estelares Néstor Molina, Raúl Rivero y Williams Pérez, además de los jugadores de posición Yojhan Quevedo, Jecksson Flores, Luis Jiménez, Josmar Cordero y Yonathan Mendoza.
No obstante, lograron armarse hasta los dientes.
Provenientes de Caribes de Anzoátegui llegaron José Ascanio, Logan Darnell, Mayckol Guaipe, Wilfredo Ledezma, Alexi Amarista, César Valera, Gorkys Hernández y René Reyes; mientras que de las Águilas del Zulia se sumaron Alí Castillo y Ángel Reyes.
Juan Apodaca, de Tiburones, y Adonis García, de Magallanes, completan la lista. Todos son jugadores experimentados en el Caribe y más allá.
Definido el camino
Este sábado, primero de febrero, tienen su primera batalla ante los Vaqueros de Montería, representantes de Colombia, pero este año deben preocuparse por todos porque nuevamente el formato ha cambiado.
Los seis equipos se enfrentarán entre sí una sola vez para un total de cinco partidos y las cuatro novenas que obtengan la mayor cantidad de victorias disputarán las semifinales (el primero contra el cuarto y el segundo contra el tercero). Los dos ganadores protagonizarán el duelo decisivo.
Luego de Colombia, los venezolanos enfrentarán a los Toros de República Dominicana, a los Cangrejeros de Puerto Rico, los Tomateros de México y los Astronautas de Panamá.
Deberá ser el mejor, no hay trampa en el formato que perdone las debilidades, tienen que ganar si quiere revertir lo hecho el año pasado. La mesa está servida..