El Bologna remontó ante el Inter en San Siro

Be Soccer.- El argentino Lautaro Martínez falló este domingo el penalti que podía darle al Inter de Milán una ventaja de dos goles contra un Bologna que terminó remontando y ganando 1-2 en el Giuseppe Meazza, lo que deja al equipo milanés fuera de la lucha por el título liguero.

Lautaro perdonó desde los once metros a la hora de juego, cuando el Inter estaba en superioridad numérica por la roja a Roberto Soriano, y su equipo se derritió a continuación y sucumbió ante los goles de los gambianos Musa Juwara y Musa Barrow, éste a pase del argentino Nicolás Domínguez.

El equipo del técnico Antonio Conte contaba con una gran oportunidad para colocarse a un solo punto de la segunda posición de la Lazio, que perdió este sábado 3-0 contra el Milan, pero sufrió un duro revés que le deja tercero, a once puntos de un líder, la Juventus, que acaricia su noveno ‘Scudetto’ consecutivo.

Y eso que el Inter disputó una primera mitad sólida, en la que se adelantó gracias al belga Romelu Lukaku tras un cabezazo a un poste de Lautaro Martínez, generoso y luchador, pero todavía falto de brillantez a la hora de definir.

Foto: EFE.

El Inter remontó ante el Parma

AS.- Justo cuando parecía destinada  a abandonar definitivamente el sueño de pelear por el scudetto, el Inter de Antonio Conte (que en esta semana acogerá a Achraf) resucitó remontando en el Tardini ante un gran Parma, a pocos minutos del pitido final. La Juventus sigue estando lejos (a ocho puntos), pero con 10 jornadas por jugar algo de esperanza todavía les queda a los milaneses. Un castigo quizás demasiado duro para los ‘ducali’, capaces de aguantar hasta el 84’ sin apenas conceder ocasiones a sus rivales.

Los gialloblú se adelantaron con un tanto de Gervinho, que recibió un centro de Kucka, se deshizo de Candreva y batió a Handanovic. Los de D’Aversa tuvieron también ocasiones para aumentar su ventaja, pero a Cornelius le faltó puntería un par de veces y los interisti siguieron con vida hasta el tramo final del encuentro.

En la segunda parte, los revulsivos Moses, Young y Alexis le dieron más brillo a los nerazzurri, capaces de lograr el empate en un córner que Lautaro peinó para De Vrij. El holandés tuvo un día muy complicado en la zaga, pero se reivindicó como goleador.

Era el 84’, Kucka protestó por una posible falta del ‘Toro’ pero lo hizo demasiado y acabó siendo expulsado. Fue la señal que despertó definitivamente al Inter, que completó la remontada gracias a un centro de Moses empujado entre palos por Bastoni en el 88′. Para los nerazzurri fue una victoria sufrida, complicada y toda de corazón. De las que le gustan a Conte.

Foto: AS.

Roberto Baggio, el genio que Italia no supo comprender

Tony Cittadino (Mallorca).- Roberto Baggio es uno de los mejores futbolistas italianos de todos los tiempos. Su calidad con el balón se demostró una y otra vez, superando las tortuosas lesiones y jugando, prácticamente, con una rodilla. Aunque la relación con la mayoría de sus entrenadores no fue buena, el amor de los fanáticos los dividió entre el héroe de la cancha y el villano por errar el penal en el Mundial del 94. Un fallo que parece que nunca le perdonaron.

Baggio nació el 18 de febrero de 1967 en Caldogno, un pueblo de casi 11 mil personas cerca de Vicenza. En su autobiografía Una Porta Nel Cielo (2001), recordó que fue el sexto de ocho hermanos: Gianna, Walter, Carla, Giorgio, Anna Maria, Nadia y Eddy. Su madre es Matilde y su padre, Florindo, un ex jugador de fútbol y ciclista.

Su nombre fue en honor a dos jugadores estelares de la Juve e Italia: Roberto Boninsegna y Roberto Bettega. Comenzó a jugar a los 6 años y su firma con el Vicenza, su primer equipo, fue en parte gracias al párroco de la iglesia, que vio sus dotes de jugador y habló con la directiva del equipo. En 1979, anotó 42 goles y realizó 20 asistencias con el equipo juvenil de Caldogno. En total, en las juveniles llegó a marcar 110 goles en 120 partidos.

El Vicenza lo firmó cuando tenía 13 años, por 150 mil liras y debutó tres años más tarde, en la temporada 1982-1983. Sus ídolos eran los brasileños Cinesinho y Zico. La primera de sus tantas lesiones fue en 1982, en el menisco de la rodilla izquierda.

Ya en el Vicenza, había despertado el interés de la Fiorentina, la Sampdoria, el Torino y la Juventus. Su primer tanto fue el 3 de junio de 1984, ante el Brescia. Ya tenía 16 años. Irónicamente, lo haría con un penal. Como fue marcado por el destino. Un remate sutil, a ras del suelo, al lado izquierdo de la portería, engañando al arquero.

El 5 de mayo de 1985 se lesionó, dos días después de firmar con la Fiorentina por dos millardos 700 mil liras. Con el Vicenza jugó tres temporadas y en la última, la 1984-1985, anotó 12 goles en 29 partidos de la liga.“Me lesioné en el juego ante el Rimini, equipo del que era director técnico Arrigo Sacchi. Ganábamos un gol por cero, con un gol mío. Iba corriendo, me resbalé y la pierna se dobló hacia atrás. Sentí un dolor muy fuerte. Algunos pensaban que estaba fingiendo. Me rompí el ligamento cruzado anterior, la cápsula y el menisco de la pierna derecha. Ahí comenzó el calvario”, explicó al programa Sfide de la RAI.

Baggio se operó en Saint-Étienne con el doctor Bousquet. Fue el 5 junio, un mes después de la lesión. Le reconstruyeron la rodilla. La cirugía le dejó 220 puntos de sutura internos. Baggio más nunca fue igual en el campo, aunque sí supo reinventarse. En su libro explicó que se acercó al budismo por primera vez en 1987, gracias a su amigo Maurizio Boldrini. Fue dos años después de haberse lesionado.

“Cuando me lesioné, todos dijeron que debía retirarme. En ese tiempo, no lograba tener continuidad y no creía en mí mismo. Salía muy poco, porque siempre tenía que tener hielo en la rodilla y porque tenía miedo”, explicó Baggio, quien fue católico, pero no por fe, sino por costumbre.

El 12 de enero de 1988 inició su camino en el budismo y allí pudo refugiarse y salir adelante, porque se quería morir. No tenía esperanzas. Dos semanas después de la operación, pesaba 56 kilos. Había perdido 12, porque no dormía, ni comía.

“La operación fue un éxito científicamente en esos años, pero para mí fue terrible. La rodilla la tenía inflamada como un melón y la tenía sostenida por barras metálicas a los lados. Tenía un dolor terrible y estaba destruido. El dolor me traspasaba el cráneo. Era alérgico a los antiinflamatorios y los que me aplicaban, ni los sentía. Me sentía tan mal, que una vez le dije a mi madre que si me quería, que me matara, porque no aguantaba más. Era un tormento las 24 horas del día”, relató en su libro.

Su llegada a la Fiorentina

Baggio volvió al terreno de juego, luego de su traumática recuperación. Fue su primera campaña en Serie A con la Fiorentina en la zafra 1986-1987. Entre liga y Copa Italia, disputó 10 partidos y anotó tres goles.

En su libro, Baggio define a la entidad viola como su gran amor, porque creyeron en él y le ayudaron a recuperarse. “Nadie me entenderá, sino vivió lo que viví y si no conoce Florencia. Cuando llegué, era un campeón virtual. Tenía 18 años y un currículum de fenómeno, pero con una rodilla reconstruida. Estaba mal y la ciudad me amó rápido, confiando en mí, adoptándome como a su familia”.

El técnico que lo recibió fue Aldo Agroppi y nunca dudó de su talento. “Tenía prisa en recuperarlo, porque tenía enfrente a un gran jugador. Era inútil negarlo. Quería dirigir a un gran jugador y regresarle su valor. No pensaba en otra cosa”, dijo el estratega a Sfide.

El 3 de septiembre de 1986 debutó con el equipo ante el Empoli, en duelo de Copa Italia con par de tantos. Sin embargo, a las tres semanas volvió a romperse el menisco y tuvo que pasar de nuevo por el quirófano.

El 17 de septiembre de 1989 dio su primera gran muestra de su talento y su recuperación, al anotar un golazo ante el Napoli de Maradona en el estadio San Paolo. Tomó el balón desde antes del mediocampo y en una corrida triunfal, se fue quitando a los rivales con regates. Al llegar al área, superó al portero Giuliano Giuliani en el mano a mano y definió a puerta vacía.

Su crecimiento con el equipo viola siempre fue a más. Entre la campaña 1987-1988 y la 1989-1990, anotó 52 goles en 121 juegos entre liga y copa nacional. Los fanáticos soñaban con la nueva estrella del equipo, pero todo cambió justo antes del Mundial Italia 90.

Su partida a la Juventus, uno de los grandes rivales en el fútbol italiano, desató protestas en la ciudad, con un saldo fue de 50 heridos y 54 detenidos. El presidente del club, Ranieri Pontiello, explicó que la transacción fue para salvar a la entidad económicamente. “Su traspaso era una acción para evitarlo. Teníamos que igualar los balances económicos de la Fiorentina”.

Baggio dijo que quería quedarse en el club, pero se fue porque lo habían vendido. No era su deseo.

La magia en Italia 90

Baggio había debutado con la selección absoluta el 16 de noviembre de 1988 y su primer gol fue con un tiro libre, el 22 de abril de 1989 ante Uruguay. Había mucha expectativa de lo que podría hacer. Su convocatoria al Mundial, era el premio a la constancia.

Pero los días previos a Italia 90 no fueron fáciles, porque los fanáticos de la Fiorentina iban a Coverciano a increpar al jugador durante los entrenamientos. Por ese motivo, el director técnico de la selección italiana, Azeglio Vicini, debió cerrar las prácticas al público.

Debutó ante Checoslovaquia, en el tercer juego de la fase de grupos. Fue el 19 de junio de 1990 y en el minuto 77 anotó un gran gol con una jugada personal desde la mitad del campo. Un tanto parecido al que marcó con la Fiorentina en la Serie A. En esa Copa del Mundo, anotó dos tantos en cinco partidos. “Fue una emoción increíble e inexplicable, porque era mi primer juego y aseguramos la victoria”, dijo a Sfide.

Italia quedó eliminada en semifinales ante Argentina. Empataron a un gol en 120 minutos y cayeron en penales cuatro por tres. En el duelo por el tercer lugar, anotó uno de los dos tantos en el triunfo frente a Inglaterra. El segundo gol fue un penal de Salvatore Schillaci, al que Baggio le cedió para tirarlo y quedarse como líder goleador de la Copa.

La gloria con la Juventus

Baggio pasó a la Juventus y se consagró como un campeón, a pesar de admitir que no se acostumbró a la ciudad de Torino. “Il Codino”, apodado así por el presidente del club, Giovanni Agnelli, tuvo un rendimiento nunca antes visto. Marcó 102 goles en 171 juegos, entre la temporada 1990-1991 a la 1993-1994, la campaña previa al Mundial, perforó 22 veces las redes en 41 choques en todas las competiciones.

El momento más duro de su primera zafra con la Vecchia Signora, fue el regreso al Artemio Franchi de Florencia, donde se negó a tirar un penal por respeto a su antiguo club. Fue el 7 de abril de 1991 y el conjunto local ganó uno por cero. A pesar de ello, los fanáticos lo pitaron hasta el cansancio.

“No lanzar el penal era una decisión que habíamos tomado el día anterior, con el director técnico Luigi Maifredi. Si fallaba, entonces dirían que lo habría hecho a propósito”, expresó Baggio en Sfide. El propio estratega, confirmó la versión del jugador. “Camino a Florencia hablé con él y dijo que si eventualmente se pitaba un penal, no quería lanzarlo. Ganas tendría, pero no quería para evitar polémicas”.

En la contienda 1991-1992 llegó Giovanni Trapattoni como director técnico y se dio la tan esperada explosión de Baggio. Fue clave para ganar la Copa UEFA 1992-1993, al anotar par de goles en la victoria de tres por uno en la final ante el Borussia Dortmund. Alzó la copa como capitán y logró su primer trofeo internacional. “Fue algo bellísimo, porque fue la coronación de un año difícil”.

Al final del año 1993, ganó el Balón de Oro, siendo el cuarto italiano luego de Omar Sivori (1961), Gianni Rivera (1969) y Paolo Rossi (1982). También se quedó con el galardón FIFA World Player.

En su última campaña, la 1994-1995, anotó 14 dianas en 29 duelos en todas las competiciones y alcanzó el doblete con el título de liga y la Copa Italia, ahora con Marcello Lippi como estratega. En cinco temporadas con los bianconeros, jugó 200 partidos y marcó 115 goles.

La decisión de marcharse la tomó luego de que Bettega le comentó que si quería quedarse, debía rebajarse el sueldo a la mitad. “En el invierno había explotado Alessandro Del Piero y la directiva no tenía ganas de apostar por un jugador como yo, con 28 años y un sueldo alto. Estaba contento por Del Piero, porque lo vi crecer en los entrenamientos. Confiaba en mí, me pedía consejos y lo ayudaba”, recordó “Il Codino en su autobiografía”.

El tormento de Pasadena

Su segundo Mundial fue el de Estados Unidos 1994. En su libro describió el episodio de la final ante Brasil como una carga que siempre lo acompañó. Fue el domingo 17 de julio. Cómo olvidarlo. Antes de que arrancara la Copa del Mundo, su líder espiritual budista Daisaku Ikeda, le dijo, lo que a su juicio, era una profecía: “Ese Mundial lo ganarás o lo perderás en el último segundo”.

Baggio dijo que esas palabras las analizó día y noche y que la molestia en la pierna derecha que venía arrastrando del juego ante Bulgaria, no era impedimento para poder jugar el partido decisivo, a pesar de las críticas de algunos medios de comunicación y fanáticos.

El 10 de Italia ejecutó el último penal de la tanda, pero la pelota se marchó por encima del travesaño y Brasil se llevó la copa. “No basta cerrar los ojos para no verlo. Es como si lo reviviera todas las veces. El vuelo de la pelota, el silencio de mis fanáticos, los gritos de los otros, el abrazo de Gigi Riva. Pero ningún abrazo podría curar mi soledad. Una vez más, estaba solo”.

El estelar delantero aseguró que su vida nunca fue igual, después de ese momento. Se sintió señalado y fue hasta injusto, porque Italia llegó a la final por sus dos goles ante Nigeria, su diana ante España y su doblete frente a Bulgaria.  Además, antes que él habían fallado Franco Baresi y Daniele Massaro, algo que quizás pocos recuerdan. Si Baggio hubiera marcado, igual Brasil tenía una oportunidad más.

“Los años siguientes fueron los peores. No era yo. La carga hizo que olvidara los regates de mi infancia. Nunca había llegado hasta el fondo, porque perder en el campo está bien, pero no perder por un penal. Uno no debería ni siquiera festejar después de la victoria, porque no es una victoria. Nunca. El balón se fue muy alto. Es para reír, porque casi nunca fallé penales y los que fallé, me los pararon”, agregó en el libro.

Su amargo y triste relato no queda allí. “Uno ve al centro de la portería, a media altura, sabiendo que el portero se lanzará al otro lado. Pero la pelota agarra otro destino, como llevada al cielo por una mano invisible, tres metros por encima del travesaño. Los brasileños dicen que fue el gran Ayrton Senna. Pero lo único que queda es el dolor, con el que tienes que aprender a vivir”.

Afrontar la realidad no fue fácil. “Ese penal lo lancé luego, tantas veces. En los sueños, en el pasillo de la casa, hasta en la televisión y siempre marqué. Pero en los sueños, todo es diferente. La noche es una tortura, pero en la mañana estoy tranquilo. Voy al punto penal y antes de chutar, sé que marcaré. Cuando termina el sueño, despierto sonriente, como si hubiera anotado de verdad. Como si la carga se hubiera acabado. Pero es una ilusión. El peso se mantiene”.

Su paso por el Milan

En la temporada 1995-1996 pasó al Milan del poderoso político Silvio Berlusconi, club con el que anotó siete goles en 28 juegos y ganó el segundo título de liga de su carrera, ahora con Fabio Capello como dirigente. A pesar de su rendimiento, no fue convocado por Sacchi para la Eurocopa 96. De hecho, su presencia en la selección se fue reduciendo luego del Mundial.

“Cuando la Juve cambió de directiva, entendí que no estaba en sus planes. Elegí al Milan, porque fueron los que más me quisieron o los que me lo hicieron entender mejor. Me querían desde que estaba en la Fiorentina. Ahora estaba con Capello, ganando otro scudetto y con jugadores como Weah, Savicevic y Maldini”, dijo Baggio en su autobiografía.

En la zafra siguiente, anotó cinco dianas en 23 choques de la Serie A, pero se planteó nuevos horizontes. “Cuando Capello regresó a final de temporada, me dijo que no tenía más espacio para mí. Entonces fue momento de buscar otro equipo, porque faltaba un año para el Mundial. En esos años, gané todo lo que se podía ganar. Lo hice a mi modo. Trabajando duro”.

Baggio consideró que su firma con el equipo lombardo fue sencilla. “La Juve quería llevarme al Inter y yo dije, ‘no señor’. El Milan me había comprado moralmente en 1990, pero no se dio. Con Capello estuve bien al inicio, pero luego no. Cuando el juego se ponía bueno, me sacaba. Decía que era para cuidarme”, agregó.

La relación con el técnico se fue deteriorando sin freno. “Cuando se fue del Milan, parecía que quería arreglar cuentas con el equipo. Ya nadie lo soportaba en el vestuario. Una vez luego de ganar el scudetto, veníamos de regreso en un viaje de pretemporada y comenzó a decir cosas con doble sentido sobre mi talento. Decía que yo no aceptaba las sustituciones y que era mimado por la prensa”.

El 10 sintió que comenzaba a molestar y no quería ser un estorbo. “Entendí que era la hora de quitarles un problema. Me tenía que ir y me fui, aunque no me dolió como en el pasado. Había madurado. Solo quería conseguir un equipo en el que tuviera espacio”, explicó y recordó que con Berlusconi tuvo una mejor relación “porque además era diferente de Agnelli. Menos formal y más directo”.

Goleador en el Bologna

Su quinto uniforme lo vistió en la temporada 1997-1998, junto antes del Mundial. Luego de estar en los planes del Parma, se cayó la negociación. El Bologna lo había firmado y tuvo un rendimiento excelente, con 22 goles en 30 juegos. Fue la temporada en la que más goles firmó en su carrera, desde que anotó 21 para ganar el Balón de Oro. Sin embargo, no fue suficiente y el equipo terminó en el octavo lugar con 48 puntos.

Aquí también tuvo roces con el director técnico Renzo Ulivieri, quien lo dejó fuera de las convocatorias ante sus ex equipos Milan y Juventus. “El entrenador hace sus escogencias técnicas y pagué por eso, pero siempre pensé primero en el equipo”, explicó en Sfide.

“Ulivieri no me quería y lo dejó bien claro. Una vez no jugué por sanción y al regresar, la banda de capitán la tenía Marocchi. Me dijo que la semana que viene me la regresaba, pero nunca lo hizo. Más nunca fui capitán”, rememoró en su autobiografía.

Baggio anotó ocho goles en los últimos cinco partidos de la temporada, quedando en pleno estado de forma para el Mundial Francia 1998. Al final, se ganó la convocatoria del ahora director técnico Cesare Maldini. “Cuando me llamó para darme la noticia, pensé que era un chiste. Era una convocatoria de emergencia”.

La aventura de Francia 98

Su tercer Mundial fue el de Francia 1998, al que llegó peleando la titularidad con Del Piero, el ahora estelar jugador de la Juventus por el que la Vecchia Signora decidió apostar tres años antes en detrimento de Baggio.

“Me sentía parte del grupo, era feliz y confiaba en mí. Pero se hablaba de espacio limitado y de una rivalidad con Del Piero, que nunca existió”, dijo en su libro. El delantero disputó cuatro juegos y anotó dos goles, pero rara vez fue titular. Fue el primer jugador italiano en marcar en tres Copas del Mundo diferentes.

En el debut ante Chile el 11 de julio, dio una asistencia magistral a Christian Vieri y anotó el gol del empate a dos desde el punto penal. Otra vez, con el reto de los 12 pasos. “Pensé que si lo fallaba, me tendría que ir del país. En esos segundos, me pasó de todo por la cabeza”.

Baggio marcó con un remate bajo, a la derecha del portero. El otro tanto fue ante Austria. Italia quedó eliminada por tercer Mundial consecutivo en penales, ahora ante Francia. En la prórroga, falló el Gol de Oro con un remate cruzado espectacular, que salió fuera por poco.

“Cuando vi que falló Di Biagio desde el punto penal, me dieron ganas de llorar otra vez. Entendí que otra se había acabado y, de nuevo, de mala manera. Tenía un sabor de derrota muy amargo”.

El Dream Team del Inter

Luego del Mundial, volvió a cambiar de equipo. Ahora regresaba a Milán, para jugar con el Inter. Baggio se dio el lujo de estar en los tres grandes de Italia. Con el equipo nerazzurro, conformó una delantera de ensueño con Ronaldo e Iván Zamorano y luego con Álvaro Recoba. Estuvo dos temporadas y en todas las competiciones sumó 17 goles en 59 juegos.

“Fui al Inter, porque quería jugar la Champions y tenía 31 años”, recordó. En la primera contienda, estuvo a cargo de Luigi Simoni. El 26 de noviembre de 1998 se lució ante el Real Madrid en el Giuseppe Meazza, al anotar un doblete en la victoria de tres por uno y encaminar la clasificación a la segunda ronda.

En la segunda zafra tuvo problemas con el director técnico Lippi, quien estuvo al frente en la 1999-2000 y ya lo había dirigido en la Juve. En la primera vuelta, sólo jugó cuatro partidos y como suplente. “Jugaba el tiempo que me dejaban, pero tampoco es que tenía una varita mágica para entrar y cambiar los partidos. Nunca fui un jugador rompe grupos, ni que generara polémicas en el vestuario”, declaró en Sfide.

“Lippi me hizo al guerra, sin parar un minuto. Sin motivarme, sin lógica. No bastaban mis lesiones en la rodilla. Tenía que comer lo que él quería y si hacía un regate de más, se molestaba. Si un compañero me aplaudía, era peor. Algo nunca visto. Me vi reducido a los suplentes de los suplentes. Cada provocación suya, me fortalecía más. Me quiso destruir y no pudo”, describió en su autobiografía.

El 23 de mayo del 2000, el Inter debió jugar ante el Parma un partido de desempate, para dirimir el boleto a la Liga de Campeones. Ambas oncenas estaban igualadas en el cuarto lugar. Marcó un golazo de tiro libre en toda la escuadra superior izquierda y luego otro tanto más, ante el nobel portero Gianluigi Buffon.

Al final del encuentro, dijo a los micrófonos de la RAI. “Soy un profesional serio y lo demostré también este año, a pesar de todos los problemas que he tenido y sobre todo los que tuve con el entrenador”.

Era el enésimo capítulo de una polémica con un director técnico. Sin embargo, no se consideraba caprichoso o divo. “Nunca me comporté así. No, al menos, de forma consciente. Mi maldición es que tengo un sentimiento fuerte de justicia. Soy rebelde y eso no gusta. No me gustan las discriminaciones. Pero a la vez, soy una persona educada y controlada”, recordó en su libro.

El héroe del Brescia

Baggio no fue convocado por Dino Zoff para jugar la Eurocopa 2000, en la que Italia perdió la final ante Francia. Fue otra puñalada al corazón. Estuvo un tiempo sin contrato, a pesar de tener ofertas de Alemania, Inglaterra, España y Japón. Su prioridad era quedarse en Italia, cerca de la familia.

En el país de la bota, hubo intenciones por parte del Napoli, Udinese y Reggina. Para firmar con un club, quería contar con tres requisitos básicos. “Que el equipo jugara en la Serie A,  que estuviera cerca de mi casa y que me garantizaran la titularidad”.

Con esas condiciones, llegó  a un acuerdo con el Brescia, club con el que se retiró tras cuatro años. Jugó desde la temporada 2000-2001, hasta la 2003-2004. En total, estuvo en 101 partidos y anotó 46 goles en todas las competiciones.

El director técnico Carlo Mazzone lo recibió como a un hijo o mejor dicho, “como un hermano gemelo”, como lo describió, y el presidente del club Luigi Corioni hizo el esfuerzo para contratarlo. “Contratar a Baggio es un privilegio de pocos. Se dio la posibilidad de traerlo, a pesar de que su manager pretendía demasiado”, expresó el directivo a Sfide.

El contrato se firmó con una clausula curiosa. La estadía de Baggio en el Brescia, dependía al mismo tiempo de la de Mazzone. Si el técnico se iba, él también lo haría. “Es un jugador educado, profesional, puntual, generoso y es un ejemplo para todos. Si además me hace ganar, no puedo hablar mal de él”, expresó el técnico.

Durante su estancia en el Brescia, Baggio compartió con jugadores como Pep Guardiola y los jóvenes italianos Andrea Pirlo y Luca Toni, a la postre campeones del mundo en Alemania 2006.

Baggio dijo que Mazzone fue el mejor técnico que tuvo en su carrera. “Fue el que me hubiera gustado encontrar desde el comienzo. Sincero, no era hipócrita y no le gustaba el autoritarismo. Si el fútbol fuera dirigido por personas como él, fuera el mismo que soñé desde niño. Las estrellas no tuvieran miedo de manifestarse, los jóvenes no tuvieran prisa en madurar y los profesionales serían más honestos”, reflexionó en su libro.

Para entonces, buscaba su cuarto Mundial y tenía un entrenador en quién confiar. Tenía  la fe y la convicción de que quedarse en Italia era la decisión correcta. No se fue a Japón, porque quería seguir luchando por estar en la selección.

“En ese momento llamé a Trapattoni y le consulté si era bueno ir a Japón, porque tenía una oferta espectacular. Si no me hubiera dado esperanzas de ir al Mundial, aceptaba la oferta. Pero me dijo que me estaría siguiendo y que todo dependía de mi. Fue muy claro. Sabía que iba a ser difícil, pero había una posibilidad”, dijo en su autobiografía.

Pero su físico volvía a poner en duda su talento. El 23 de diciembre del 2000 se lesionó  en un juego ante el Lecce, tras cobrar un tiro libre y sufrir una lesión muscular.

El 24 de febrero del 2001 regresó al campo ante la Fiorentina en Florencia y marcó dos tantos que le dieron el empate a dos al Brescia. Uno fue un tiro libre que pegó en el travesaño y entró, dejando parado a Francesco Toldo.

El 1 de abril de 2001, anotó el golazo del empate a uno ante la Juventus en el Delle Alpi. Un pase en profundidad magistral del novato Pirlo, fue bajado de primera por Baggio con su pierna derecha, regateó al portero Edwin van der Sar y definió a puerta vacía.

“Fue un gol muy bello y un punto vital para nosotros. En especial, por cómo bajé el balón. Lo hice de primera y pude driblar al portero. Cuando comenzó la jugada, ya lo había pensado. Son decisiones que tienes que tomar rápido y todo salió. Casi nunca sale, pero cuando sucede, la satisfacción es triple. Si no lo intentas, sólo harás goles normales”, señaló en su libro.

Veinte días más tarde, también perforó las redes ante el Napoli, con un tiro libre, llevando adelante una remontada espectacular en la tabla. Salieron del descenso y terminaron en el séptimo puesto.

En la campaña 2001-2002 arrancó con ritmo demoledor, con ocho goles en ocho jornadas. El 30 de septiembre del 2001, anotó par de tantos en el segundo tiempo para darle el empate al Brescia en el derby frente a la Atalanta.

En la décima jornada, anotó ante el Piacenza, pero salió lesionado. Se recuperó y volvió a jugar el 28 de octubre, contra el Venezia. Baggio recibió una falta por detrás y se temió lo peor por su rodilla izquierda. Reingresó al campo y anotó un gol de penal en la segunda etapa. Minutos más tarde, se cayó sólo en el campo. La rodilla izquierda había sufrido una distorsión de primer grado, pero sin afectar a los ligamentos.

Al legar a casa, estuvo rezando seis horas. Estuvo tres meses fuera, a pesar de que al principio se hablaba de un par de semanas. Su recuperación fue en tiempo récord.  El 30 de enero ante el Parma en partido de semifinal de Copa Italia, se volvió a caer solo con fuertes dolores en la rodilla izquierda. “Durante media hora no la pude mover, porque era un dolor muy fuerte”, explicó. Esta vez sí se había roto los ligamentos cruzados. Se esperaba que debía estar fuera ocho meses, pero se recuperó en 76 días.

El 12 de febrero comenzó la rehabilitación, que realizó con el balón de la Copa del Mundo. Su deseo de jugar el Mundial 2002, con 35 años, lo mantenía motivado. El 21 de abril volvió una vez más a jugar, ahora ante la Fiorentina. Entró al minuto 71 y anotó par de tantos, para mantener la pelea por evitar el descenso.

Llegó el último juego de la temporada contra otro ex equipo, el Bologna. Fue el 5 de mayo de 2002. Baggio cobró un penal que le detuvo su compañero de selección en el Mundial del 94, Gianluca Pagliuca, pero le quedó el rebote y marcó el dos por cero. El Brescia ganó tres por cero y mantuvo la categoría, por segundo año seguido.

A pesar de la gran recuperación que tuvo, no pudo ir al Mundial. Trapattoni no lo convocó. No había espacio, porque el ataque estaba integrado por Vieri, Totti y Del Piero. “El técnico me llamó y me dijo que no me podía convocar, porque no me veía al 100%. Le dije que estaba bien, que todas las pruebas eran positivas y que todavía quedaba un mes para el Mundial. No pude convencerlo. Me dijo que ya tenía la convocatoria lista”, declaró a Sfide.

Baggio no vio los partidos de la selección, porque pasó sus vacaciones en Argentina. Casualmente, regresó a Italia el mismo día que el grupo regresó eliminado de Corea y Japón. En la 2002-2003 logró los 200 goles en Serie A y el 300 de su carrera, también de penal. Esa campaña terminó anotando 12 dianas y en la siguiente, también coleccionó una docena.

A pesar su estado de forma, Baggio también se quedó fuera de la Eurocopa 2004. Su retiro con la selección fue un partido amistoso ante España, jugado el 26 de abril de 2004 en el estadio Luigi Ferraris de Génova. Terminó uno a uno y jugó 87 minutos.

Su último partido en la Serie A fue el 16 de mayo ante el Milan en San Siro, que lo despidió con una ovación merecida y con Maldini como capitán. Así puso fin a una mágica trayectoria, que finalizó con 205 goles en Serie A y su dorsal 10 fue retirado en el Brescia. Un justo reconocimiento para un fuera de clase incomprendido en Italia.

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La Juventus se quedó con el derby ante el Inter y retomó el liderato en Italia

Prensa Juventus.- La Juventus reclamó los derechos del Derby de Italia con una contundente victoria 2-0 sobre Inter en el Allianz Stadium. Aaron Ramsey abrió el marcador, y un golazo de Paulo Dybala aseguró que los tres puntos se queden en Turín.

A pesar de lo inusual de vivir un Juventus-Inter sin público, los dos equipos salieron decididos a quedarse con el Derby d’Italia. En los primeros minutos de partido, Handanovic privó a los de Sarri de conseguir un gol. Primero ante Matthijs de Ligt y luego frente a un gran remate de Matuidi. Un disparo de Antonio Candreva desde media distancia y una atajada de Szczesny ante un remate de Brozovic fueron las ocasiones de la visita.

En el segundo tiempo, Juventus necesitó 10 minutos para ponerse en ventaja. Matuidi desbordó y Ramsey consiguió derrotar la oposición de Handanovic.

Douglas Costa dejó su lugar a Paulo Dybala después de 60′, y el argentino se hizo sentir anotando el 2-0. El zurdo de 26 años realizó una gran combinación con Ramsey y sorprendió con un estupendo remate dentro del área. Mattia de Sciglio ingresó por el lesionado Alex Sandro, mientras que Higuaín salió en el ingreso de Bernardeschi.

El partido terminó luego de un par de ocasiones de Cristiano Ronaldo. El portugués estuvo a punto de conseguir el récord de marcar en 12 partidos consecutivos de Serie A. A pesar de eso, los locales lograron el triunfo y quedaron a 9 puntos de distancia de Inter (tercero) en la tabla de posiciones.

Foto: Prensa Juventus.

La Serie A pospone el Juve-Inter y otros partidos por la alerta de coronavirus

Tony Cittadino (Mallorca).- La Serie A anunció este sábado oficialmente que el partido Juventus ante Inter fue pospuesto, al igual que otros cuatro juegos de la jornada 26 previstos para este fin de semana. La alerta por el coronavirus ha llevado a tomar medidas extraordinarias, para evitar males mayores.

El duelo entre la Juve y el Inter estaba previsto a realizarse a puertas cerradas en el Allianz Stadium de Torino, pero finalmente decidieron postergar la fecha y se jugará el 13 de mayo. Lo mismo sucederá con los encuentros entre  Milan contra Genoa, Parma frente SPAL, Udinese versus Fiorentina y Sassuolo ante Brescia.

En el comunicado, la Serie A expresa que la medida se tomó apegándose al decreto presidencial del Consejo de Ministros del 23 de febrero, para cumplir con las «medidas urgentes para la contención y tratamiento de la emergencia epidemiológica del COVID-19».

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El derby Juventus ante Inter se jugará a puerta cerrada en Torino

EFE.- El partido correspondiente a la jornada 26 de la Serie A entre la Juventus y el Inter de Milán, previsto para el próximo domingo, se jugará a puerta cerrada, en el ámbito de unas medidas de seguridad debido la alerta por el coronavirus.

El ministro del deporte, Vincenzo Spadafora, informó este lunes en declaraciones a la televisión nacional «Rai 2» de que el Gobierno decidió aceptar la petición de seguir jugando, aunque a puerta cerrada, recibida por la Federación de Futbol italiana (FIGC).

«Hemos decidido prohibir las manifestaciones deportivas, además que en Lombardía, Véneto y Piamonte, también en Friuli Venecia Giulia, Liguria y Emilia Romagna. La prohibición es hasta el próximo domingo», aseguró Spadafora.

«Siguiendo las peticiones llegadas por el mundo del deporte, hemos permitido que se jueguen partidos a puerta cerrada», agregó.

A la espera de que la Liga de la Serie A oficialice las decisiones definitivas, los partidos que se jugarán a puerta cerrada serán Udinese-Fiorentina, Milan-Genoa, Parma-Spal, Sassuolo-Brescia, Sampdoria-Verona y Juventus-Inter.

De momento, a la espera de la evolución de la emergencia, Lazio-Bologna, Napoli-Torino, Lecce-Atalanta y Cagliari-Roma se jugarán a puertas abiertas.

Además, el Inter de Milán recibirá al Ludogorets este jueves en San Siro a puerta cerrada, en la vuelta de los dieciseisavos de final de la Liga Europa, adelantan los medios italianos.

Foto: Prensa Juventus.

El Inter sacó una gran renta de Bulgaria

RPP Noticias-.

Inter de Milan venció al Ludogorets en su casa, el Ludogorets Arena de Razgrad. El encuentro de ida por los dieciseisavos de final de la Europa League terminó con la gran victoria de los ‘Nerazzurri’.

El primer gol del Inter llegó a.l minuto 71. Romelu Lukaku le entregó el balón a Christian Eriksen tras una gran jugada de Alexis Sánchez. El volante se posicionó y metió un soberbio remate a la portería de Plamen Iliev para abrir el marcador.

El segundo gol de la ‘Nerazzurri’ llegó a los 90+5 minutos. Anicet Andrianantenaina había cometido una mano en su área y el árbitro del encuentro verificó la acción en el VAR. Lukaku fue el llamado a patear el penal. El belga no desaprovechó la oportunidad y selló la victoria de su club.

Inter de Milan venció 2-0 a Ludogorets por los dieciseisavos de final de la Europa League. El partido de vuelta se jugará este jueves 27 de febrero a las 3:00 p.m. (hora peruana) en el Estadio Giuseppe Meazza, más conocido como el San Siro de Milan.

Foto: RPP Noticias.

El Napoli vence al Inter a domicilio y está cerca de la final

Prensa Marca -.

El Nápoles es otro cuando deja de lado sus problemas ligueros. En la Serie A es undécimo y en la Champions es capaz de ganar al Liverpool en casa y empatar en Anfield ante el campeón. Una doble cara que también está demostrando en la Coppa. El Inter, líder del ‘calcio’, no pudo en el Giuseppe Meazza con los de Gennaro Gattuso. Los ‘partenopeos’ vencieron (0-1) en la ida de las semifinales gracias a la diana de Fabián Ruiz.

El medio español se inventó un golazo en el segundo acto. Hizo una pared con Di Lorenzo, hipnotizó y quebró rivales en la frontal del área hasta que conectó un tiro medido a gol. Padelli no pudo llegar a su ajustado chut. Una diana, la segunda de la temporada, que acerca al ‘Napoli’ a su primera final copera desde la 2013-14, la última vez que se llevaron la Coppa.

El Inter, en el que Conte salió con Lautaro y Lukaku en ataque, buscó una igualada que no llegó. Eriksen y Alexis Sánchez entraron sin suerte. El Nápoles, débil defensivamente en la Serie A, resistió alrededor de Ospina. En octavos y en cuartos pasó sin encajar. El 4 de marzo, en San Paolo, tendrá la opción de ‘arreglar’ su temporada. El Inter será un hueso a las puertas de la final.

Foto: La República.

El Inter se quedó con el derbi y asalta el liderato

Marca

Milan es ‘neroazzurra’. Y la Serie A, también. El Inter invalidó el recital de Ibrahimovic al borde del descanso -gol y asistencia- con una fulgurante remontada en la segunda mitad. Los goles de Brozovic (51′), Vecino (53′), De Vrij (70′) y Lukaku (93′) tuvieron premio doble: victoria en el ‘derby della Madonnina’ (2-4) y liderato. Aunque sea por ‘golaverage’. Juve e Inter están igualados a 54 puntos y la Lazio es tercera, con 53.

Conte sorprendió de inicio. A pesar de las bajas de Handanovic (lesionado) y Lautaro Martínez (sancionado), dejó en el banquillo a Eriksen y Sensi. Apostó, arriba, por Alexis Sánchez junto a Lukaku.

El Milan apretó arriba y comenzó a ‘amenazar’ la portería de Padelli con centros laterales y tiros desde la frontal. El más peligroso, de un ‘hiperactivo’ Calhanoglu, acabó en el poste en el 9′. Respondió el Inter con un cabezazo de Godín que salió rozando el poste en el 18′ y con una buena cabalgada de Lukaku que acabó en un remate de Vecino a las manos de Donnarumma en el 24′.

El derbi enloqueció al borde del descanso. Ibrahimovic se elevó hasta el cielo de Milan -alcanzó los 2,54 metros- para bajar un centro de Samu Castillejo y servir en bandeja el 0-1 a Rebic en el 40′. El croata, desaparecido hasta diciembre, está de dulce: suma cuatro goles y una asistencia en los últimos cinco partidos.

En el 46, justo antes del intermedio, volvió a aparecer Ibra. Castillejo sirvió un córner desde la derecha, Kessié remató en semifallo y el sueco marcó en boca de gol. Se convertía, con 38 años y 129 días, en el goleador más veterano del derbi de Milan. Atrás deja a Liedholm (38 años y 43 días). No se le da mal su exequipo: le ha marcado cuatro goles en cuatro partidos de Serie A.

El Inter se reenganchó al partido nada más salir del descanso. Brozovic anotó el 1-2 en el 51′ al enganchar una volea extraordinaria en la frontal con la zurda. Dos minutos después, en el 53′, empató Vecino. Godín filtró un pase al hueco para Alexis Sánchez, que le ganó la partida y cedió atrás sobre la llegada del uruguayo.

El milagro llegó en el 70′. De Vrij anotó el 2-3 al rematar de cabeza con un escorzo espectacular un córner servido por Candreva. Por primera vez, desde 2013, el Inter remontaba un partido de Liga.

Los diez minutos finales tuvieron de todo. Eriksen se encontró con el larguero después de un tirazo de falta en el 80′, Donnarumma salvó un mano a mano en el 89′, Zlatan se topó con el poste en el 90’… y Lukaku finiquitó el partido en el 93′ al rematar un servicio de Moses.

Foto: La República.

El Inter vuelve a mandar en Milán

Marca | Foto: Marca.-


La edición número 224 ‘Derby della Madonnina’ fue una batalla de 11 contra uno. El Inter se impuso (0-2) al Milan en un duelo en el que sólo la gran actuación de Donnarumma impidió que el triunfo ‘nerazzurro’ tuviese contornos de goleada. Brozovic y Lukaku marcaron para los de Conte, pero la superioridad del Inter, que ganó sus cuatro partidos en la Serie A y es líder, fue evidente en todos los momentos del duelo.

Tras el empate (1-1) en Champions ante el Slavia, los de Conte dieron una gran respuesta. El Milan sólo creó una verdadera oportunidad de gol cerca del 90′, ya con el 0-2 en el luminoso, a través de Theo Hernández, que acababa de salir del banquillo y se topó con el palo. Por lo demás, el Inter mandó.

En el 3-5-2 ‘nerazzurro’, Godín dominó atrás, Sensi mandó en la medular y Lukaku y Lautaro fueron un foco permanente de peligro. En la primera mitad, sólo un Donnarumma estelar evitó el gol del conjunto que fue visitante. Luataro, Lukaku y D’Ambrosio fueron frenados por el meta italiano, mientras el lateral también se topó con el palo. En el Milan, Suso estaba muy sólo en el intento de acercarse a Handanovic. Leao, en su debut de titular, no tuvo miedo de intentarlo, pero perdió casi siempre ante Godín.

En la segunda mitad, llegaron los goles que materializaron la superioridad ‘Interista’. En el 49′, Sensi, que hizo nueva gran actuación, sacó una falta en corto para Brozovic. El tiro del croata fue desviado por Rafael Leao y traicionó Donnarumma. Sólo con mucha fortuna logró el Inter derribar el meta ‘Rossonero’, que fue un gigante.Inter

Giampaolo tiró de banquillo, poniendo en el terreno de juego a Paquetá Lucas Hernández. Pero el guión no cambió. Lautaro volvió a ver un disparo suyo ser parado por Donnarumma y, en el 78′, llegó la sentencia. Centro de Barella y Lukaku, volando en los cielos de Milán, se impuso a Romagnoli para anotar el 0-2 y su tercer gol en la Serie A.

El Milan de Giampaolo tiene mucho que crecer, mientras el Inter de Conte sueña. La exhibición en el derbi evidencia el salto de calidad que el preparador italiano ya le dio a un equipo en el que fichajes como Godín, Sensi y Lukaku ya brillan. Nunca en el siglo XXI el Inter había estado siete encuentros seguidos sin perder ante su eterno rival. Milán es ‘nerazzura’..