Miguel Cabrera, el niño maravilla de Maracay

Tony Cittadino (Mallorca).- Quizás José Miguel Cabrera Torres nunca se imaginó en su infancia que sería uno de los mejores referentes ofensivos en el beisbol de las Grandes Ligas. Tampoco que a su corta edad, estaría perfilado a romper todas las marcas de poderosos peloteros venezolanos en las mayores.

Su habilidad con el bate y su versatilidad con el guante, lo convirtieron en una valiosa pieza del beisbol mundial, pero para llegar a ello tuvo que atravesar un largo camino de sacrificios, como seguramente miles de niños lo han hecho y que, ahora, lo tienen como modelo de superación.

En un trabajo publicado por TalCual en el año 2003 bajo la firma de Pedro Pablo Peñaloza, se descubre al pelotero como ser humano. Ese muchacho que como cualquier otro creció en la pobreza y jugando beisbol en un estadio de la comunidad. Como inspiración siempre tuvo a su madre Gregoria, quien jugó softbol como campocorto durante 14 años con el equipo femenino de Venezuela y a su padre Miguel.

El slugger nació el 18 de abril de 1983 en el Hospital Central de Maracay y su infancia transcurrió entre un bate y una pelota en el barrio La Pedrera. Detrás de la casa de su abuela Berta, había un estadio en el que muchas veces entró saltando la pared y donde hizo emocionar a cada scout que lo visitó.

Tenía la capacidad de poner la pelota donde quería. De niño fue fanático de los Leones del Caracas y a los cuatro años, ya había ingresado a la escuela de beisbol David Torres, jugando su primer partido como segunda base.

Sin embargo, Cabrera se asustó cuando vio que a un compañero le pegaron un pelotazo cuando fue a tomar su turno al bate, motivo por el cual se alejó del juego de pelota y lloraba cada vez que debía ir a las prácticas. Un año más tarde superó el miedo y volvió a los campos, donde se mantuvo en pre junior dentro de la liga Mario Briceño Iragorry.

Luego vio acción con el equipo Fanametal en Cagua y con el Tigritos, club que fue dirigido por el scout de los Rojos de Cincinnati, Félix Delgado. El talento de “Miguelito” hizo pensar en algún momento a sus familiares que los podría ayudar a salir de la situación crítica en que vivían.

Su padre trabajaba en un taller de latonería y pintura y su madre era ama de casa y ayudaba en las cuestiones de negocios familiares. La señora Gregoria indicó: “Su crianza fue un poco dura, con humildad. No exigía nada, porque comprendía la situación que atravesábamos”. En su infancia acostumbraba a jugar básquet, futbolito y junto con sus primos le gustaba visitar parques, disfrutar en las parrillas y bañarse en la playa.

Vecinos de la zona agregaron que era un buen bailador de merengue, juguetón, callado y modesto. Además sus padres lo acompañaban todos los fines de semana a los juegos de pelota. Contó con buena educación y no solía estar en la calle pasadas las nueve de la noche.

Sin embargo, las veces que lo hacía o estaba en el estadio o en una plaza jugando. Cabrera decidió tomar el camino de pelotero profesional a los 13 años. Al salir a la una de la tarde del Liceo Andrés Bello (donde luego se graduó) iba a su casa, almorzaba y luego practicaba beisbol hasta las seis de la tarde.

Ese transitar no fue fácil. Para cuidarle el brazo, su padre le prohibió jugar voleibol en el liceo, aunque él practicaba a escondidas. Era tan bueno, que hasta le habían pedido que integrara la selección nacional juvenil.

La llegada al Big Show

Poco a poco fue creciendo como pelotero y los diversos logros lo llevaron a jugar un torneo en 1997 en Estados Unidos. En ese evento se destacó, al punto de quedar campeón en los departamentos de average, jonrones, campocorto, slugger e infielder.

El talento de Cabrera fue tan notorio, que a diario los scouts visitaban La Pedrera para firmarlo. Su madre comentó que hubo noches en que no dormían estudiando las ofertas de las diversas organizaciones del beisbol del norte, pues a pesar de pensar en el dinero, siempre tuvieron más en cuenta su desarrollo como pelotero.

Sin embargo se decidieron y el 2 de julio de 1999 firmó un contrato con los Marlins de Florida (hoy Marlins de Miami) por un bono de 1 millón 800 mil dólares. Al día siguiente de la negociación, los periodistas arribaron a La Pedrera para entrevistarlo y Cabrera los recibió en shorts, descalzo y sumergido en una montaña de arena, junto al palo de almendrón del patio de la casa de la abuela.

De ahí en adelante, ha escrito muchísimas páginas de oro en su exitosa carrera. Por ejemplo, con los Marlins fue campeón de la Serie Mundial en 2003 y fue a cuatro Juegos de Estrellas (2004, 2005, 2006 y 2007) y ganó dos Bate de Plata (2005 y 2006).

Su número 24 lo ha hecho tanto o más famoso que el pelotero que le sirvió de inspiración para tomar ese dígito: el dominicano Manny Ramírez, a pesar de que es reconocida su admiración por “El Rey” David Concepción.

En el año 2008, firmó un súper contrato con los Tigres de Detroit, organización con la que ha vivido sus mejores campañas en las mayores. Luego firmó una extensión de contrato por ocho años y 153,3 millones de dólares, cifra que lo convirtió en el pelotero mejor pagado en la historia de los Tigres, en el venezolano mejor pagado en las mayores y el cuarto jugador con un contrato tan jugoso en las Grandes Ligas.

Su transitar con los felinos le llevó en 2012 a ganar la Triple Corona, al liderar los departamentos ofensivos de promedio (.330), jonrones (44) y carreras impulsadas. Fue el primer jugador en las Grandes Ligas, al lograr la hazaña desde que Carl Yastrzemski lo hizo con los Medias Rojas de Boston en 1967.

De igual forma, logró dos títulos de bateo más. Uno en 2011 (.344) y el otro en 2013 (.348).

Además en 2012 fue electo como Jugador Más Valioso de la Liga Americana y repitió el galardón en 2013. También estuvo en siete juegos de Estrellas con el nuevo circuito (2010, 2011, 2012, 2013, 2014, 2015 y 2016) y se llevó cinco Bate de Plata con los felinos (2010, 2012, 2013, 2015 y 2016).

Aunque los tiempos han cambiado y las lesiones han mermado su rendimiento, Cabrera todavía se mantiene en la élite del beisbol, logrando hazañas y números que le allanen el camino a su futura elección al Salón de la Fama de Cooperstown.

Nota: Este trabajo fue publicado en el diario TalCual en la edición especial del año 2007..

Miguel Cabrera se incorporó a los entrenamientos de los Tigres de Detroit

12Up-.

El primera base de los Tigres de Detroit, Miguel Cabrera, se reportó este lunes a los campos primaverales de los bengalíes, y buscará en este 2020 levantarse de lo que fue una campaña pasada plagada de lesiones y de baja producción ofensiva.

Es por eso que el histórico jugador venezolano se sometió a una dieta estricta, la cual estuvo principalmente compuesta de vegetales.

Cabrera manifestó este lunes que logró volver a su condición física del año 2015. Recordemos que en esa temporada lideró la Liga Americana en promedio de bateo y en OBP, por lo que es alentador que el propio jugador se sienta en tan buen estado.

Lógicamente sería mucho pedirle que a sus 37 años regrese a semejante nivel, pero ciertamente es posible que pueda superar su irregular 2019, en el cual solamente conectó 12 cuadrangulares y tuvo un OPS de .744.

Cabrera estará principalmente como bateador designado esta próxima temporada, en lo que será un intento de mantenerlo sano y evitar que vuelvan sus persistentes molestias en la espalda.

Foto: Béisbolplay

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Cabrera quiere recuperar su poder

MLB | Foto: MLB.-


A paso lento pero seguro, Miguel Cabrera va alcanzando nuevos hitos. Esta semana superó al puertorriqueño Carlos Beltrán y a tres miembros del Salón de la Fama, Lou Gehrig, el boricua Roberto Alomar y Chipper Jones, en la lista de más hits de por vida para quedarse en solitario en el puesto 60. En cuanto a las empujadas, dejó atrás a dos miembros de Cooperstown, Ernie Banks y el cubano Tany Pérez, en listado vitalicio.

En algún momento durante los próximos dos años, lo más probable es que el club de los 3,000 hits le abra las puertas a Cabrera, siempre que éste se mantenga saludable. Según el maracayero, cuando eso suceda lo celebrará con su familia y con la ciudad de Detroit. Pero lo que le preocupa en estos momentos es recuperar su nivel de años anteriores.

“Yo quiero encontrar mi poder”, dijo a mediados de esta semana el veterano de 36 años. “Siento que lo puedo hacer. Dar mis hits, hacer lo que puedo con la forma en la que me están lanzando ahora mismo es mi meta, encontrar una mejor posición. Estoy tratando de buscar la manera de hacer swing con poder y hacer buen contacto”.

Hasta el momento, esa meta le ha sido elusiva. Aunque Cabrera se encuentra entre el 5% de los mejores bateadores de Grandes Ligas en tasa de batazos duros y en el 15% de velocidad de salida promedio, empezó la jornada del viernes con un jonrón y ocho dobles entre los 51 hits que ha dado en 172 turnos, para un slugging de .363 que está muy por debajo de su marca de por vida (.547). Su OPS de .732 también está muy detrás del .942 de su carrera, a pesar de que tiene .292 de promedio y .362 de porcentaje de embasarse en el 2019.

“El promedio va y viene. Uno no controla el promedio”, aseguró Cabrera. “Pero es sabroso cuando bateas con poder. Cuando haces eso, ayudas a tu equipo a anotar más carreras y así le pones más presión al oponente”.

Para lograr eso, Cabrera está haciendo ajustes en su plan de ataque y elevando al ángulo de salida de sus conexiones. Cuando su timing estaba perdido a principios de temporada, con un swing muy temprano, estaba tratando de batear líneas. Lo que argumentaba es que no tenía sentido tratar de elevar la bola cuando no estaba bateando con autoridad. Pero las cosas han cambiado. Su ángulo de salida ha aumentado de seis grados en el primer mes a 11.2 en estos momentos, de acuerdo con Statcast.

“Siento que estoy más cerca”, dijo Cabrera. “Es gracioso porque en un juego la semana pasada me fui de 4-0, pero di tres (elevados). Estaba emocionado porque levanté la pelota. Estoy tratando de encontrar el sitio correcto para darle a la bola y tratar de pegarle con más poder.

“Yo creo que es mi extensión, estar bien con mis manos”, siguió. “Estoy tratando de estar listo muy rápido. Quiero hacer las cosas muy rápido y estoy bateando hacia el left. Así no es como bateo yo. Mi forma de batear es quedarme por dentro de la bola (con las manos lo más pegadas al cuerpo posible antes de completar el swing) y tratar de extender (los brazos)”.

Por más que odia usar las lesiones como excusa, Cabrera reconoce que son un factor. La ruptura de bíceps que le costó casi toda la temporada pasada es una. Las molestias en las rodillas son otra. Todas esas dolencias, con las que lidió y siguió jugando en el pasado mientras trataba de ayudar a los Tigres a ganar una Serie Mundial, le están pasando factura.

“Por un lado, diría que no”, dijo. “Pero he hablado con muchachos que han tenido las mismas lesiones y dicen que toma tiempo. Y yo les digo, ‘No me queda mucho tiempo’. Tengo que producir. La gente no va a entender eso. Es como cuando empieza el juego, no es momento de poner excusas.

“No me gustan las excusas. No soy alguien que ponga excusas. Pero si las cosas son así, pues son así. Igual no me preocupo, porque estoy trabajando para regresar”.

En algún momento, Cabrera se pondrá a pensar sobre esos hitos, lideratos y récords. Después de haber visto en persona al dominicano Albert Pujols llegar a las 2,000 empujadas a principios de mes, sabe lo importante que pueden ser esas cosas. Pero quiere lograrlo por los fanáticos, no sólo por él.

“Detroit ha sido muy buena conmigo”, contó. “Siempre quiero apreciar la forma como me han tratado aquí. Y siempre estoy haciendo todo lo posible para mejorar”..

Miguel Cabrera lidera el grupo de venezolanos en Detroit

Tony Cittadino (Mallorca).- Miguel Cabrera será el pelotero venezolano de mayor experiencia que estará presente en el Spring Training de los Tigres de Detroit, equipo que se encuentra en fase de reconstrucción para volver a luchar por el banderín de la División Central de la Liga Americana.

Cabrera buscará renacer en su temporada 17 las mayores, las últimas 11 disputadas con el uniforme del conjunto felino. El maracayero se perdió el resto de la campaña pasada, cuando en julio debió para por una rotura del tendón del bíceps izquierdo. En una contienda accidentada por molestias físicas, apenas disputó 38 juegos y bateó para promedio de .299 (134-40), con 3 jonrones, 22 carreras impulsadas y 17 anotadas.

Si el jugador de 36 años retoma el ritmo y se mantiene sano, pudiera llegar a las 1.700 carreras impulsadas (tiene 1.635) y a las 1.400 anotadas (suma 1.388). Además está a tiro de los 2.700 hits (ha conectado 2.676) y cerca de los 500 jonrones (acumula 465). Para la nueva campaña, todo apunta a que será bateador designado de los Tigres, club con el que tiene contrato hasta 2025.

Víctor Reyes también forma parte del roster de 40. El outfielder de 24 años va a su segunda temporada en las Grandes Ligas, tras debutar en 2018 con los bengalíes, organización que lo tomó por draft de regla 5. En su primera zafra se mantuvo en el equipo grande, aprovechando las oportunidades. Disputó 1oo juegos y terminó con average de .222 (212-47), con un jonrón, 12 remolcadas y 35 anotadas. El nativo de Barcelona debería quedarse en el equipo grande para consolidarse como jardinero izquierdo, si bien en la contienda pasada estuvo alternado en las praderas por el manager Ron Gardenhire.

El lanzador Franklin Pérez es otro de los venezolanos que estará en los campos de entrenamiento. El derecho de 21 años, fue una de las piezas que llegó al club en el cambio de Justin Verlander en agosto de 2017. Es el tercer prospecto de Detroit y el 67 de 100 en todas las Grandes Ligas. Luego de un 2018 en el que estuvo lesionado en el brazo de lanzar en par de oportunidades, ahora apostará por recuperar el tiempo perdido. En diciembre continuó con su rehabilitación soltando el brazo en terreno plano y trabajando con pesas, para fortalecer los músculos. Su actuación en las menores no fue buena, porque no ganó en ninguna de sus siete aperturas y cargó con dos derrotas. Su efectividad fue de 6.52, en 19 innings y un tercio, sumando lo que fue su participación con Tigers East de la Gulf Coast League y Lakeland Flying Tigers de la Florida State League.

Por su parte, Eduardo Jiménez también quiere sacar provecho de su pasantía en el Spring Training de Detroit por segundo año consecutivo. El relevista derecho también lanzó el año pasado en las menores con Lakeland Flying Tigers y en 40 juegos, dejó balance de tres victorias y cuatro derrotas. Lanzó 50 entradas completas y su efectividad fue de 3.42. Es posible que el cumanés sea uno de los venezolanos en debutar en esta temporada, pues se esperaba su ascenso en septiembre de 2018.

Los invitados

Héctor Sánchez es el pelotero criollo más experimentado del grupo de invitados por Detroit. El receptor fue tomado como agente libre en enero y tiene un contrato de ligas menores, con invitación al campo de entrenamiento. A sus 29 años, buscará regresar al beisbol organizado, tras la pausa del año pasado y hacerse con un lugar en el equipo que no maneja opciones seguras en la receptoría. Su último año en las mayores fue en 2017, cuando jugó con los Padres de San Diego. Antes había jugado con Medias Blancas de Chicago y Gigantes de San Francisco, club con el que se estrenó en 2011 y con el que jugó en las menores en 2018.

Sánchez participó con los Tiburones de La Guaira en la recién finalizada temporada del beisbol profesional venezolano, en la que dejó promedio de .262. y también disputó la final de la liga dominicana con las Estrellas Orientales.

Harold Castro es otro de los invitados. Ya conoce la casa, pues estuvo en el Spring Trainig pasado y debutó en septiembre con los felinos. Llegará en forma al terreno de juego, tras su excelente temporada en Venezuela con los Leones del Caracas. Su corta estadía en el equipo grande de Detroit, le permitió jugar seis encuentros, en los que bateó para .300 (10-3), con dos carreras anotadas. Su capacidad de ser utility puede ser el plus que necesite para terminar de convencer a los Tigres. Si bien está más cómodo entre la segunda base y el campocorto, también puede defender el jardín central.

En tanto, Eduardo Paredes intentará quedarse con un puesto. El relevista fue tomado como agente libre en diciembre e invitado a mostrar sus habilidades en la pretemporada. Su experiencia en la gran carpa se resume a los dos últimos años con los Angelinos de Los Ángeles de Anaheim, novena con la que el año anterior lanzó 14 juegos y no tuvo decisión. Ponchó a 15 rivales en 18 innings y un tercio.

 

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