El Madrid salvó el empate sobre la hora

AS.- Dos equipos del montón, Shatkhtar y Borussia, han puesto al Madrid al borde del desastre. A un Madrid que viene de derrumbarse dos veces en octavos, que es el escalón inmediatamente superior a la debacle. La sensación y los resultados dan a entender que Europa, la Europa que siempre fue suya, le viene grande. Esta vez ni siquiera se acercó al horror del debut. Jugó medio bien en la primera parte y regular tirando a mal en la segunda para salvar un punto con un gol en el 87′ y otro en el 93′ y Ramos y Varane como arietes. La carga de la desesperación. Ahora, para ponerse al día, tendrá que ganarle los dos partidos al Inter, con el que presuntamente iba a jugarse el liderato y ahora se jugará la vida.

Hubo un tiempo, lejano y no tanto (recuerden a Wolfsburgo y Dortmund en esta misma década), en que el Madrid iba de tunda en tunda por Alemania. Unas tenían remedio en el Bernabéu, patrón de los imposibles y ogro colectivo, y otras no. Aquellos equipos rugían. De esa especie sólo queda hoy el Bayern, eterno feroz, pero los equipos de la Bundesliga andan sueltos en Europa y conviene tomarlos en serio. Incluido este Borussia, que hace cuarenta años era el gran depredador de Europa. Un equipo temible si se toma por el lado de la arqueología. Un equipo bueno, sin más, si se le mira con los ojos de hoy, que es más de esperar que de avasallar. Le bastó para asustar a un Madrid que pena por el continente sin goleadores desde que le abandonó, 100 millones mediante, Cristiano.

El partido dejó claro que Zidane tiene un once para los partidos de gran solemnidad. Los que empezaron en el Camp Nou también lo hicieron en el Borussia Park con el cambio obligado de Nacho. Y jugó Lucas Vázquez, decisión que orilla aún más a Militao, tercer plato en el centro y en la banda. Y repitió con Asensio y Vinicius. El brasileño estuvo mal en Barcelona. Antes, partidos así se resolvían con juicios rápidos y suplencias inmediatas. Ahora no hay nada mejor en la plantilla salvo que Hazard y su tobillo digan lo contrario.

El duelo tuvo un arranque calcado al del Camp Nou. Posesiones largas del Madrid, que exigían retrasar a Kroos, un instrumento imprescindible para desactivar la primera presión del rival, y cadenas interminables de pases para disuadir al Borussia del juego al espacio. Ahí, con jugadores de mucha fibra, está su fuerte. En las salidas europeas importa que apenas pase nada al principio, más ante un adversario de estilo directo, sin muchas ganas de conversación en el centro del campo.

El Madrid, que salió horrorizado del duelo ante el Shakhtar, amaneció en el partido además con el empate del Inter ante los ucranianos. Es decir, con la sensación de no haber roto nada más allá de su imagen.

Poco a poco fue tirando del carrete. Primero presionando tan arriba que obligó a Sommer a maniobrar con el regate, que es meterse entre los pitones. Ya la lio parda en una de esas en el reciente España-Suiza. Y luego buscando el gol al trantrán, un ritmo que en el gran fútbol no cuela. Sólo así se entienden tantas victorias al sprint y tan pocas tras escapada.

Primero fue un remate sobre la marcha de Benzema, tras control con el pecho. Luego, un intento de Vinicius, que se quedó a medias, y un tiro lejando de Kroos al que llegó bien Sommer. Nada verdaderamente aterrador para el meta suizo.

También quedaron detalles de Asensio y del jugador que quiere ser, aunque vaya con cierto retraso sobre el éxito previsto. Pero, de pronto, sin preaviso, llegó el primer percance: un error de Kroos, un mal despeje de Varane con el equipo desarropado, un pase cruzado de Plea y un remate imparable de Thuram, que asomó a la espalda de Lucas Vázquez. Era el primer disparo del Borussia y una ración enriquecida de ansiedad para el Madrid, obligado a la penitencia sin pecar.

Comenzó así la cuenta de protección. Después un remate de Asensio salvado por Sommer, el Madrid perdió la pelota y las buenas intenciones en su presión. Se sabe desvalido en ataque y acusa cualquier contratiempo, más si se ve exigido por la clasificación, como es el caso. Y se fue al descanso con la soga al cuello.

A la vuelta mandó Asensio una volea al larguero y cuando empezaba a calentar Hazard, se abrió el abismo, en un mal rechace de Courtois a tiro de Plea aprovechado otra vez por Thuram. El fútbol premiaba la paciencia del Borussia, que no su fútbol, terriblemente escueto. Esta vez el Madrid sí se durmió en la lona. Había disparado 16 veces y se veía superado por el Borussia y por una situación angustiosa. Presa del pánico pudo encajar el tercero, pero Courtois pagó su deuda sacándole un mano a mano a Plea, pero el partido ya no volvió a él.

El reloj y la confianza se movieron en favor del Borussia. La desesperación y las prisas soplaron contra el Madrid. Y el auxilio de Hazard resultó inexistente. Le regaló medio gol Benzema y con la izquierda lo mandó al lateral de la red. Mientras aquello sucedía, Jovic ni se movió del banquillo. Hay demasiado jugadores nominales en la plantilla. Así que el Madrid lo intentó a la tremenda, con Ramos y Varane como arietes y Casemiro de mayordomo. Y le salió. El brasileño le sirvió de cabeza el 1-2 a Benzema y repitió la jugada, ya en el descuentro, Ramos con el propio Casemiro para llegar a un empate imposible. Eso también lo tiene el Madrid: la fe cuando ya no queda otra cosa.

Foto: AS

El Liverpool derrotó con lo justo al Ajax

Marca.- El Liverpool se personó en el Johan Cruyff Arena sin su ‘pasillo de seguridad’. Las lesiones de Van Dijk y Alisson ponían a prueba la fiabilidad del campeón de la Champions 2018-19 y de la Premier 2019-20. El balance de los ‘reds’ en ocho partidos sin el meta brasileño ni el defensa holandés no invitaba al optimismo: sólo tres victorias, dos empates, tres derrotas, 13 goles a favor… y ¡16! en contra.

Por si fuera poco, Jürgen Klopp tampoco pudo contar por lesión con la alternativa natural a Van Dijk (Joel Matip) ni con su nuevo ‘timonel’. Thiago Alcántara sigue arrastrando el golpe que le provocó la criminal entrada de Richarlison en el derbi contra el Everton (2-2).

El ‘Pool’, con Adrián San Miguel bajo palos y Fabinho de ‘guardaespaldas’, supo resistir y acabó derrotando al Ajax (0-1) gracias al tanto de Nicolás Tagliafico en propia meta en el 35′.

El respeto mutuo -Blind se insertaba como tercer central para frenar a la ‘MSF’- presidió el primer envite en Copa de Europa entre Ajax y Liverpool. Lo más destacable del arranque fue la lesión del prometedor Mohammed Kudus, que dejó su lugar a Quincy Promes a los 9′.

El Ajax amagó con un cabezazo de Lisandro que salvó Adrián en el 16′ y un disparo de Gravenberch que salió rozando el poste en el 20′. Su primer aviso serio llegó en el 33′. David Neres sirvió el gol en bandeja a Promes, pero el meta español se ‘hizo grande’ para detener el disparo del exsevillista a quemarropa. Pudo haber fuera de juego, pero no hizo falta el VAR.

Del 1-0 se pasó al 0-1… con una buena dosis de fortuna. Mané, tras un buen eslalón, conectó un disparo ‘horrible’. Iba directo al córner, pero Tagliafico la despejó contra su portería. Por primera vez desde Vurnon Anita en 2010 un jugador del Ajax se marcaba un ‘autogol’ en Champions.

La fortuna volvió a aliarse con el Liverpool en el 44′, justo antes del descanso. Tadic superó a Adrián, mano a mano, con una sutil vaselina, pero Fabinho, imperial, llegó a tiempo para sacar el balón sobre la línea.

No era la noche del Ajax. Perr Schuurs estuvo a punto de marcarse un gol en propia meta al intentar cortar un centro de Mané en el 44′. Para colmo, en el 47′, nada más salir del descanso, el poste repelió un gran disparo de Davy Klaassen desde la frontal.

Los de Erik ten Hag dieron un paso al frente, pero volvieron a toparse con Adrián en el 58′. El exportero del Betis se estiró abajo para desviar a córner un tiro envenenado de Promes.

El partido se abrió. Klopp, que había dado entrada a Henderson en el descanso, contribuyó a ello con un sorprendente triple cambio. Firmino, Mané y Salah dejaron su lugar al unísono -en el 60′- a Diogo Jota, Takumi Minamino y Xherdan Shaqiri. Ya sin la ‘MSF’ pudo anotar el 0-2 en el 89′, pero Onana se impuso en sendos manos a mano ante Minamino y Wijnaldum. La última, en cualquier caso, la tuvo Ekelenkkamp en el 93′. Recogió un rechace de Adrián en la frontal y remató alto.

La apuesta, arriesgada, le salió cara a Klopp. El Liverpool salió ileso del ida y vuelta del Johan Cruyff Arena. Por cuarta vez salió triunfal e imbatido de un partido sin Van Dijk ni Alisson.

Foto: Marca

El Inter selló el empate sobre la hora gracias a Lukaku

Marca.- Inter y Monchengladbach se daban cita en el Giuseppe Meazza. La primera parte transcurró tranquila, con ambos equipos midiéndose y tratando de controlar timidamente el encuentro. El Inter se fue soltando, poco a poco, a medida que encontraba a Lukaku en largo y también de cara: el belga es clave para Conte no sólo por sus goles, también por la capacidad innata a su juego de permitir situaciones más cómodas a sus compañeros. Cada recepción, cada pase y cada vigilancia extra era celebrada por Eriksen, Perisic y compañía. El primero la tuvo, pero su disparo fue repelido por la defensa visitante. Le devolvió el favor Eriksen a Lukaku con otra asistencia, pero el disparo del delantero belga no encontró puerta y se marchó besando el segundo palo. Tras los primeros 45 minutos, Antonio Conte, que no perdió el tiempo y puso a Lautaro en el campo desde el comienzo de la segunda mitad.

No fue mal la idea: en el minuto 50 ya ganaba en Inter de Milán gracias a un gol de Lukaku, que aprovechó un balón suelto para reventarlo contra la red. El 1-0 soltó a los interistas y también al Monchengladbach, que consciente de la nula rentabilidad del resultado comenzó a presionar mucho más arriba. La intención tuvo resultado gracias a un penalti cometido por Arturo Vidal. Tras revisar la jugada, Kuipers confirmó la pena máxima sobre Thuram, el jugador más desequilibrante del Monchengladbach con mucha diferencia. Pierna izquierda, balón cruzado y gol de Bensebaini.

El empate, que sólo beneficiaba a los dos equipos del grupo que no estaban jugando, trajo más ritmo y ciertas ocasiones, aunque ninguno logró incomodar en demasía la portería rival… hasta la recta final. Lo hizo, primero, Lautaro ya en el minuto 83 con un disparo que hizo temblar la meta de Sommer. El argentino remató brillantemente y de primeras un centro de Darmian que sacudió el palo izquierdo mientras el portero suizo no podía hacer más que mirar.

Tras el error de Lautaro comenzaron los aciertos: primero Hofmann, que definió con un disparo quirúrgico ante Handanovic tras la asistencia de Pléa de tacón. Kuipers revisó y revisó la jugada (hasta cinco minutos) y el VAR lo vio, tras analizarlo tranquilamente, claro. Un 1-2 que daba alas al Monchengladbach pero que duraría muy poquito. Fue Lukaku, otra vez, quien sometió a los alemanes aprovechando un córner que acabaría cayendo al segundo palo. El belga se adelantó a Elvedi y empujó la pelota para salvar un punto casi en el descuento, aunque un lanzamiento de falta de Kolarov ya en el 95 pudo convertirse en el 3-2.

Foto: Marca

El Shakhtar sorprendió a un penoso Real Madrid

AS.- De la reacción en caliente le libró el Madrid la pandemia que ha vaciado las gradas. Porque el equipo de Zidane firmó los peores 45 minutos de su historia reciente ante un Shakhtar afeitadísimo que le dio un baño. Fue un episodio vergonzante de consecuencias presuntamente graves: perder ante la maría del grupo el primer día, con Inter y Gladbach en el mismo saco, es entrar en la Champions dando vueltas de campana. Luego llegó la caballería, pero la batalla ya estaba perdida.

La torería de Zidane está fuera de concurso. Vive al margen del qué dirán, incluso en su casa, donde sin tiempo para reponerse de su once ante el Cádiz se encontraron, en el estreno de la Champions, torneo del que el club se siente copropietario, con otra extravagancia: Mendy a la derecha, Jovic de nueve y Benzema y Vinicius en el banquillo. Un once preclásico pero imprudente en medio del temporal y sin Ramos, su futbolista de mejor linaje y que hace que el equipo se sienta seguro. La red, esta vez, debía ser el Shakhtar, un equipo de corto alcance en la competición y devorado por las bajas víricas. Europa le cambia el hábitat de manera radical: en su liga acapara la pelota, en la Champions la persigue. Así empezó en Valdebebas, renunciando a esa transfusión brasileña que dura ya más de una década para protegerse con una zaga adelantada y dos barricadas muy juntas, negándole al Madrid los espacios, hasta que se dio cuenta de que enfrente había un manso subido, un pelele.

El Madrid dio carrete al desplome ante el Cádiz: apagón en tres cuartos de campo ajeno y descuidos groseros en el propio. Antes del primer cuarto de hora, quedó al descubierto en un pase largo hacia Marlos que el brasileño nacionalizado ucraniano dejó escapar. El equipo de Zidane está dramáticamente en las manos y los pies de Courtois, que salvó ese trance estupendamente, pero no la riada que vino después.

Contagiado de este fútbol silente, el Madrid comenzó con una sorprendente frialdad, manoseando la pelota en torno al área, despreciando el juego al espacio. En partidos así el Bernabéu obligaba a despertar al equipo. Ahora nadie hace sonar la campana.

Así que ante otro rival del género chico, como el Cádiz, fue dejándose ir por inapetencia hasta verse muy por detrás en el marcador. El primer gol fotografíó la situación. Kornienko, lateral izquierdo ucraniano, fue cruzando el área perpendicularmente sin que nadie le interrumpiese hasta acabar encontrando al otro lado a Teté, que anotó de tiro cruzado. Un desastre defensivo de este a oeste agravado por un segundo golpe, cuatro minutos después, en tiro del mismo Teté, rechace de Courtois y toque suicida de Varane hacia la red. La Champions se ha derrumbado sobre el francés estrepitosamente. Y antes del descanso, la puntilla, de Solomon.

Ni antes ni después dio el Madrid señales de estar vivo. Un coladero atrás, planísimo en el medio pese a que Zidane metió a sus centrocampistas de gran cilindrada, con dos extremos fantasmas (especialmente Rodrygo, cada vez más invisible) y un Jovic en otro planeta. El peor Madrid en una década, bailado por un equipo que no llegará lejos y con media plantilla en Ucrania. Un sonrojo al cubo de un grupo sin fútbol ni garra.

Ni siquiera hubo la sacudida esperada en el descanso. Entró Benzema y se fue Rodrygo. Parecía tirita para un equipo abierto en canal. Casemiro cerró una defensa de tres, con Mendy y Marcelo de viceextremos, Asensio de mediapunta y Jovic y Benzema arriba para un juego a la tremenda.

Pero no fue el dibujo sino la actitud lo que cambió la situación. Ahí llegó el ataque de vergüenza torera del equipo, que entre atropellada y furiosamente intento remendar la hecatombe. Un todo o nada que le dio un gol pronto, en trallazo espectacular de Modric desde el parking, y también algunos sustos. Teté perdió dos ocasiones tremendas.

Pero el gol de Modric cambió la dinámica del partido. Más tras la entrada de Vinicius, que llegó como un cohete: robar, avanzar y marcar fue su presentación en el partido. Así que la cosa derivó en asedio, con Vinicius y Marcelo doblándose en la izquierda y en Valverde y Mendy en la derecha. Al Shakhtar le pesaban ya las piernas, pero atrás sostenía el resultado por acumulación. La angustia fue quitándole luz al Madrid, que tomó el camino más corto: los centros al área sin que nadie sacase provecho de ellos. En el descuento le anularon a Valverde el empate por fuera de juego de Vinicius, el último del bosque de piernas. Camino del Camp Nou, la Champions se ha convertido en un zarzal. Y no hay mercado que pueda ayudar al Madrid en la fase de grupos.

Foto: AS

El Bayern goleó sin compasión al Atlético

AS.- El Atlético no pudo con el campeón de Europa, quien ahora mismo está muy por encima de los rojiblancos. El Bayern no perdonó, decidieron sus individualidades, aunque el equipo de Simeone dio la cara. Pero el reto de tumbar al conjunto alemán es ahora mismo complicado. La derrota podía llegar, aunque el resultado propicia que el equipo de Simeone lo tenga complicado para quedar como primero de grupo. Los Coman, Müller, Tolisso, Lewandowski y compañía demostraron los motivos por los que son los principales favoritos para revalidar el título de Champions. El Atlético cosecha la primera derrota de la temporada y sabe que tiene que ofrecer el máximo para equipararse a los mejores del continente.

El Bayern no asustó de salida al Atlético. Más bien fue al contrario, porque el equipo rojiblanco se sintió cómodo en el campo, con Herrera rindiendo a un buen nivel, recibiendo y tocando, abriendo campo y acudiendo a la ayuda. No asustaba el equipo alemán consciente de su potencial y de lo largo que se le podría hacer el partido al Atlético. Hasta el primer gol del Bayern el encuentro estuvo muy igualado. Si el campeón de Europa creaba mucho peligro por la banda izquierda por la calidad de Coman, el Atlético lo hacía por el carril por donde entraba Carrasco. Si Lewandowski incordiaba, también Luis Suárez. Es cierto que el Bayern lanzó al palo a través de Süle, pero también que Carrasco y Suárez tuvieron en sus botas el 0-1. Pero el mejor equipo de Europa lo es por cosas como el primer gol.

El Bayern recuperó la pelota en una salida de balón del Atlético, con enfado de Simeone con João Félix al no poder retener una pelota que posteriormente acabó en un centro medido que Coman no perdonó. Un error en LaLiga puede no significar nada importante, pero en Múnich supone un gol en contra. Y otro partido. Después del tanto, el Bayern ya sí fue el Bayern que nos tiene acostumbrados. Una de las premisas del Cholo, y de todos los técnicos, es que sus jugadores no pierdan balones en el centro del campo. Herrera, hasta entonces casi perfecto, perdió uno y eso finalizó en el 2-0. El Atlético, que sólo había encajado un gol en LaLiga en cuatro jornadas, encajaba dos ante el Bayern antes del descanso. Sin verse apabullado, sin ser un acoso y derribo, el Atlético estaba herido de muerte. El equipo alemán castigó dos errores y dejaba muy encarrilado el partido.

Cierto es que el Atlético ya sabía que el Bayern no le iba a regalar nada y que iba a competir cualquier balón. Pocas veces estará el equipo de Simeone dos goles por debajo a lo largo de la temporada y eso supone cambiar la mentalidad del equipo, hacer algo a lo que no estás muy acostumbrado. El Atlético no se atrevió a dar un paso adelante, quizá por el miedo de sentir un tercer gol y con ello una posible goleada. Pudo cambiar el encuentro nada más reanudarse el mismo con el gol anulado a João Félix. Un golito liquidaba el choque o te metía en él.

Y la misma seguridad que muestra el Atlético en muchos de sus partidos la puso de manifiesto el Bayern. Tampoco estuvo con chispa el equipo rojiblanco en acciones puntuales. Si Coman no perdonó en el 1-0, Carrasco sí lo hizo en una gran galopada de João Félix. Cuando pudo rematar con la derecha no se atrevió y perdió una ocasión clara. No lo hizo Tolisso en un excelente golpeo que fue a la escuadra de Oblak. Del posible 2-1 se pasó al 3-0. Tampoco Coman en el cuarto tanto. Marcó como si lo hiciera en un entrenamiento. Lo hizo contra Felipe, un defensor experto, veterano, de los que tampoco regala nada.

Lo mejor para el Atlético hubiese sido que hubiera acabado el partido, pero aún quedaban minutos. El Bayern ya sí se gustó, tocó y tocó y todos se querían sumar a la fiesta y hacer un gol al muchas veces invulnerable Oblak. El Cholo dio por finiquitado el choque con los cambios. Espera el Betis.

Foto: AS

Sevilla y Chelsea no pasaron del empate

AS.- Estreno de altura del Sevilla en Londres. Señor partido del equipo de Lopetegui sobre todo en lo defensivo y la capacidad para controlar la posesión. Exhibición de orden y solidaridad de la que no pudo sacar más de un punto porque en escenarios de tanta entidad como Stamford Bridge a los de Nervión le falta, y es comprensible, ese extra de calidad en la parte de arriba que proporcionan los delanteros que valen varias decenas de millones de euros. Con todo, el más que merecido empate estabiliza a este Sevilla en el lugar privilegiado que merecen sus seis Europa Leagues y partidos de categoría que ha cuajado en los últimos tiempos ante clubes tanto o más temibles que el Chelsea como son el Manchester United, el Inter, el Bayern o el Barcelona.

No hay público por culpa de la pandemia, pero el estadio del Chelsea todavía impone. Drenaje pronunciado, césped perfecto, olor a fútbol inglés y un equipo repleto de futbolistas a millón de euros el kilo de peso. Con todo, saltó al campo un Sevilla valiente, que quiso el protagonismo. Y eso casi le cuesta ya el disgusto a los cinco minutos, en casi la única jugada de peligro del Chelsea durante la primera mitad. Una pérdida en la salida provocó que Havertz, perdido después casi todo el partido aunque ha costado 80 millones, casi rematara en boca de gol, algo que evitó Diego Carlos.

Entre el toque de atención por su tonta expulsión en Granada y la variante táctica, Lopetegui decidió dejar en el banquillo a Joan Jordán y sacar a Gudelj para colocar a Fernando en esa posición de mediocampista defensivo que a veces se incrusta entre los centrales. El serbio por cierto, cabeceó tras una falta de Suso para darle al Sevilla la mejor ocasión antes del descanso. Mendy, que aparecía por sorpresa (se le creía lesionado para bastante más tiempo) en la portería en lugar de Kepa, tiró de buenos reflejos.

A la media hora, una lesión de Sergi Gómez recolocaba al Sevilla con su idea más habitual de los últimos tiempos, ya con Jordán en el campo. Así, después de irse al vestuario tras un tiro raso de Ocampos que volvió a poner a prueba a Mendy, salió el equipo de Nervión a disputar la segunda parte.

Sufría algo más el Sevilla tras el descanso, sobre todo a balón parado, cuando Lopetegui decidió sustituir a un errático Suso por Óliver Torres. El cambio no sólo pretendía mantener algo más el balón sino colocar a Ocampos en el sitio que más le gusta: la derecha, junto a Navas. Y fue en esa sustitución, la enésima con la que Lopetegui lo borda en los últimos tiempos, donde murió el peligro de los locales y surgió una veta de peligro para los sevillistas, que percutieron una y otra vez por la derecha. Lástima que faltaran lo que casi siempre da el oro: remate y último pase.

Foto: AS

La Lazio derrotó al Dortmund en Roma

Marca.- El ‘duelo al gol’ entre Ciro Immobile y Erling Braut Haaland cayó del lado del Bota de Oro. Al menos, en lo colectivo. La Lazio se impuso al Borussia Dortmund (3-1) gracias a los tantos del propio Immobile (6′), de Luiz Felipe Ramos (23′) y de Jean-Daniel Akpa Akpro (76′). Haaland recortó para el ‘BVB’ en el 71′.

Las ‘Águilas’ regresaban a la Champions League tras 13 años de ausencia y no tardaron en hacer acto de presencia gracias a su presión alta. Una ingenua pérdida de Meunier acabó en una asistencia del ‘Tucu’ Correa que Immobile, al borde del área pequeña, no desaprovechó.

La ‘ley del ex’ se volvió a cumplir. Seis años sumaba ‘San Ciro’ sin marcar en Champions. No lo hacía desde diciembre de 2014 contra el Anderlecht. Era, por entonces, jugador del ‘BVB’. En Dortmund, sin embargo, no le fue del todo bien: marcó 10 goles y dio tres asistencias en 34 partidos, justo antes de poner rumbo al Sevilla.

Haaland, con el Borussia desdibujado, apenas entró en juego. Eso sí, siempre que lo hizo fue para generar peligro. Strakosha salvó en el 21′ un mano a mano con Guerreiro tras una buena dejada del noruego.

Y, ya se sabe, quien perdona lo paga. Luiz Felipe Ramos anotó el 2-0 para la Lazio en el 23′ a la salida de un córner botado por Luis Alberto. El tanto del brasileño, que se retiró lesionado en el 51′, dejó una efeméride, cuanto menos, curiosa según ‘Opta Paolo’: el último gol de cabeza en Champions de la Lazio lo había anotado su actual entrenador, Simone Inzaghi, en 2003 contra el Chelsea.

Una nueva dejada de Haaland, en el 28′ generó la otra gran ocasión de peligro del Dortmund en la primera mitad. Meunier, con todo a favor, remató fuera. Respondió Luis Alberto con un hecho inédito: en apenas un minuto, del 35′ al 36′, estuvo a punto de marcar tres goles olímpicos.

El Dortmund mejoró con la entrada de Reyna por Bellingham en el descanso. Strakosha se lució tras un zambombazo de Haaland en el 50′. Nada pudo hacer, en cambio, cuando el ‘9’ del Dortmund conectó un obús a bocajarro tras recibir un ‘pase de la muerte’ del citado Reyna en el 71′. Su leyenda en Champions sigue creciendo: acumula 11 goles en nueve partidos.

La Lazio, que se cerró en busca de ‘matar’ el partido a la contra, cortó cualquier atisbo de remontada en el 76′. Luis Alberto se sacó de la chistera un genial pase con el exterior a la espalda de la defensa e Immobile filtró un pase atrás que Akpro remachó a la red. Las ‘Águilas’ ya han despegado.

Foto: Marca

El Barcelona goleó al Ferencváros con contundencia

Mundo Deportivo.- La entrada del Barça de Koeman en la Champions acabó con la primera ‘manita’ europea del técnico holandés. Una fiesta que hace crecer en autoestima al equipo y que supuso un impulso a los jóvenes, pero que tuvo el peaje en la forma de un penalti y una roja a Piqué que aportó un suspense inesperado al tramo final del partido y conlleva la pérdida del central para Turín. Un penalti muy caro, que sin embargo no oscureció la alegría por los goles de Messi, que desatascó al equipo tras un inicio frío, Ansu (golazo), Coutinho, Pedri y Dembélé, con asistencia de Leo.

El conjunto de Koeman, que dio descanso a Griezmann y Busquets de entrada para que Trincao y Pjnaic debutasen como titulares, ganó confianza en un buen partido que deparó momentos de brillantez y diversión. Noventa minutos que llegan en un momento oportuno, después de haber marcado un solo tanto en los dos partidos anteriores. Y que permitieron a Koeman dar más descansos incluso de los que dispuso en el once inicial: ya con 3-0, llegó la dosificación. El Barça jugó con ritmo, creó ocasiones y presionó arriba al Ferencvaros. Pero también sufrió con las transiciones, muy rápidas, de los húngaros, una de las cuales complicó el tramo final del choque, con lo que Sergio Busquets acabó saliendo, cuando no estaba previsto, para dar un toque de pausa.

Porque, a pesar del 2-0 con el que finalizó el primer tiempo, y que permitía afrontar el segundo con cierta tranquilidad, fue Messi quien tuvo que desatascar un partido que se había puesto preocupante en un inicio extraño. Leo cogió el balón desde la derecha, se inventó una de sus grandes jugadas y, después de tres regates y habiendo entrado en el área, fue derribado en falta por Laidouni. Él mismo marcó, abrió el marcador y tranquilizó al equipo.

Y es que, hasta ese momento, el Ferencvaros había sabido aprovechar pérdidas de balón en zonas preocupantes para lanzar balones largos que buscaban a Nguen. Resultado: un gol anulado por fuera de juego cuando le hicieron el pase, antes de ganar la espalda a Piqué, driblar a Lenglet y fusilar a Neto; y sobre todo un chut al palo de Sael, tras una dejada de tacón de Nguen.

Los buenos momentos del Barça

Los húngaros habían advertido, pero la reacción que llegó tras la jugada de Messi tensó al Barça, que hasta ese momento había jugado con un punto de apatía. Trincao, por la derecha, comenzó a encarar y desequilibrar. Un centro del portugués encontró a Ansu Fati, cuyo remate propició un paradón del meta del conjunto húngaro, que volvió a sacar una mano prodigiosa ante Trincao, que había entrado en el área y se quedó muy cerca del gol.

Finalmente, el segundo llegó por mediación de Ansu Fati, tras recibir una asistencia del holandés De Jong, una asistencia magnífica tras recibir del propio Ansu, creciente en juego y confianza con el paso de los minutos. La finalización de la jugada fue soberbia y daba paz mental al equipo.

El tercero, de Coutinho, llegó tras una gran asistencia que efectuó Ansu Fati de tacón, una obra de arte, después de recibir de Messi, que había recibido de Pjanic antes de encarar a la defensa en el área. La resolución de Cou fue, igualmente, magnífica.

El suspense final

Cuando todo estaba dispuesto para un final de partido festivo y cómodo, un balón largo a Nguen, que volvió a ganar la espalda a Piqué, derivó en penalti y expulsión del central catalán, que agarró al delantero aunque el agarrón era mutuo y venía teniendo lugar desde mucho antes de la entrada en el área. Marcó Kharatin y en el tramo final la fiesta se complicó.

Pero ahí llegó Dembélé para salir en una contra demoledora para llegar a la línea de fondo y dar el pase de la muerte a Pedri, que consiguió el cuatro, providencial. Y el francés se quedó para así el quinto, a pase de un Messi generoso.

Foto: EFE

El United se impuso al PSG sobre la hora

Marca.- El Manchester United ‘disfruta’ como un niño en el Parque de los Príncipes. El PSG le recibe como favorito, no le deja subirse a los columpios y acaba castigado. Solskjaer, sin las 10 bajas que no le impidieron en 2019 ‘cargarse’ al conjunto parisino en octavos remontando el 0-2 de Old Trafford, repitió su plan de entonces prescindiendo de forma deliberada de Pogba, Van de Beek, Matic… ¡Y funcionó! En París, el técnico noruego juega siempre a la ruleta rusa sin lastimarse. Logró una victoria (1-2) de calidad en la guarida del subcampeón. Una costumbre contemporánea de los ‘diablos rojos’.

Cavani, máximo realizador histórico (200 goles) del PSG, se perdió el reencuentro con Neymar, Mbappé y compañía. El United se abrigó con tres centrales y su presión alta y ordenada, y el PSG tardó en quitarse el corsé. No está de moda. Y sobre la verde pasarela gala, Bruno Fernandes acaparó todos los focos. El medio portugués se saltó el toque de queda. Mientras París lucía vacía bajo la lluvia, el ‘playmaker’ del ‘ManU’ fue un tormento para el PSG. Un chaparrón en la medular.

El United aguantaba y Diallo se comió el giro de Martial. Mateu Lahoz no dudó en señalar los 11 metros. Y Fernandes, que había fallado un penalti el fin de semana ante el Newcastle, tiró de galones en su especialidad favorita. Erró el primer chut… pero Keylor estaba adelantado. Repitió y no falló. Un ejercicio de personalidad. Por algo es el capitán, y eso que llegó a Mánchester en febrero.

De Gea guardó el botín inglés. Di María, con la zurda, veía el 1-0… pero las manos del meta español se lo taparon. El United estaba cómodo hasta que Tuchel movió sus piezas en el descanso. Colocó a Kean de ‘9’, a Mbappé en la izquierda, le dio libertad a Neymar y el equipo parisino se desató. Los ‘diablos rojos’ se vieron superados… aunque Bruno Fernandes, con sus pases medidos a campo contrario, regalaba a Rashford un peligro que desperdiciaba.

De Gea volvió a frenar al PSG. Mbappé caracoleó, mareó a Wan-Bissaka y McTominay y se sacó un latigazo que el español mandó a córner. Una alegría efímera. Desde la esquina, Martial introdujo en su portería de cabeza el empate. Un golazo en la portería equivocada. El PSG parecía abrir la senda de la remontada… pero se apagó. Su reacción fue corta. Espumosa. Y el United se vino arriba. En el ida y vuelta, la escuadra inglesa se sintió mejor. El equipo francés nunca subió la intensidad defensiva y Keylor comenzó a trabajar.

Navas privó al Bruno Fernandes y a Rashford del segundo tanto. Al portero costarricense se le acumuló el trabajo en la segunda parte por la dejadez de sus compañeros. Y el delantero inglés, desatinado de cara a puerta en casi todo el partido, acertó en el epílogo. La defensa del PSG le ‘agarró’ con la mirada y se internó en el área hasta que chutó el 1-2. Sin oposición, logró la diana del triunfo ‘mancuniano’ en su jardín y en el de Solskjaer. En el 1-3 de los octavos de 2019 en el Parque de los Príncipes también desniveló el choque en los instantes finales. Disfruta en el alambre. Golpe de autoridad en París del United que manda al diván al PSG. La Champions no perdona.

Foto: Marca

Doblete de Morata guió el triunfo de la Juventus

Prensa Juventus.- Álvaro Morata anotó un doblete contra Dynamo Kiev para sellar el triunfo 2-0 en el estreno de los Biancooneri por UEFA Champions League. Luego de un primer tiempo sin goles, el español apareció para derrumbar la resistencia de los ucranianos en el estadio NSC Olimpiyskiy.

La primera oportunidad de los Bianconeri llegó en el minuto 12, cuando Chiesa disparó luego de una buena jugada para forzar la intervención de Bushchan. Un par de minutos más tarde, Chiellini estuvo cerca a la salida de un tiro de esquina. Sería la última acción del capitán, quien fue reemplazado por Demiral luego de sentir una molestia. Cuadrado también hizo trabajar al portero del Dynamo, y una combinación entre Ramsey y Kulusevski terminó con un taco del sueco que el guardametas rival despejó al córner.

Juventus apenas necesitó 50 segundos del complemento para abrir el marcador. Chiesa combinó con Ramsey, quien habilitó a Kulusevski. El remate del sueco fue despejado por Bushchan, y fue Álvaro Morata quien aprovechó ese rebote para empujar la pelota al fondo de la red.

Paulo Dybala saltó al campo por primera vez en la temporada en el segundo tiempo, ingresando en lugar de Kulusevski al minuto 55. Un intento de Sydorchuk de media distancia fue lo más peligroso de los locales al minuto 75. Arthur y Bernardeschi entraron cuando restaban 11 minutos, y un par de instantes más tarde Juventus encontró el segundo. Un centro perfecto de Juan Cuadrado encontró a Morata, quien definió con un gran cabezazo para decretar el 2-0.

Dynamo Kiev: Bushchan; Kedziora, Zabarnyi, Karavaev, Mykolenko; Sydorchuk, Shaparenko; Tsygankov, Buyalskiy, De Pena; Supryaha

Juventus: Szczesny; Danilo, Bonucci, Chiellini (Demiral 18’); Chiesa, Bentancur (Arthur 79’), Rabiot, Cuadrado; Ramsey (Bernardeschi 79’); Kulusevski (Dybala 55’), Morata

Foto: Prensa Juventus