Tony Cittadino.- Este jueves 2 de noviembre, mi querido diario TalCual dejará de circular por falta de papel. El medio de comunicación que siempre ha sido mi casa y del que más me siento orgulloso, comenzará a dar la pelea desde su portal digital www.talcualdigital.com.
Es un momento de emociones encontradas. Será duro no verlo en los kioscos y revisar su información en papel, ése que tanto les ha costado conseguir por caprichos del gobierno que busca asfixiarlos. Pero, no lo van a lograr. De alguna u otra forma seguiremos luchando, porque algo tenemos muy claro los que hemos sido parte de ésta gran familia: tenemos sentido de pertenencia, orgullo y un gran agradecimiento.
Será un gran reto afianzar el proyecto de la web, pero estamos seguros que será un éxito. No es la primera vez que ponen a prueba de qué está hecho TalCual y saldremos adelante. De nuestra parte, continuaré apoyando al periódico que nos dio la oportunidad de formarnos como periodista y con el que mantenemos una estrecha y hermosa relación.
El juego no se ha acabado y todavía falta que vuelva a batear la parte gruesa de la alineación, para luego acreditarse el juego salvado. No en vano Yogi Berra dijo que «el juego no se acaba, hasta que se acaba».
A continuación, publico una carta hecha cuando el periódico pasó de ser matutino a semanario en febrero de 2015. Un duro golpe que sirve para recodar de dónde venimos y hacia dónde vamos. En TalCual no nos vamos a rendir.
Hay líneas que uno nunca quisiera escribir, pero sabía que éste día llegaría. Jamás lo imaginé ni en el peor de los escenarios, pero cuando la Democracia se desvanece, la realidad te cachetea sin tiempo de que reacciones.
Hoy mi querido diario TalCual realizará su última edición diaria, por ahora. Toca reinventase. Dejar el diarismo y pasar a informar los fines de semana y por la página web. Muchas han sido las batallas de las que hemos salido airosos y, ésta vez no será la excepción.
Amenazas, juicios, demandas, multas, campañas sucias y pare usted de contar, de parte de un gobierno que mantiene su «legado» y lejos está de llamarse democrático. Muy lejos. Desde hace tiempo tengo la convicción de que lo que vivimos hay que llamarlo por su nombre: Dictadura. Por más difícil que sea para muchos.
Pero, ése no es el tema que me motivó a escribir éstas líneas. Si bien no hay forma de agradecer tantas cosas que me dio TalCual, valga al menos unas cuartillas para reiterar mi cariño y solidaridad.
Todavía recuerdo cuando en septiembre de 2007 me llamó al teléfono Amador Montes Bolet, antiguo jefe de prensa del Caracas, con quien trabajé como pasante en la temporada 2006-2007, para decirme que en TalCual buscaban un pasante para Deportes.
Recuerdo que le dije «¿En TalCual? ¿Y qué voy a hacer en un periódico político y más con la fama que tiene Teodoro?». Bueno, lo pensé unos minutos y decidí llamar al coordinador de Deportes, Héctor Becerra, con quien hoy me une una gran amistad.
Luego de cuadrar la entrevista de trabajo, asistí. Fue un viernes. No podía ocultar la emoción, ni los nervios. Justo antes de comenzar la charla, escuché por primera vez la voz y el grito del «gruñón» Teodoro. «¡Coño, otra vez cadena! Hasta cuándo éste loco. Pilas con lo que dice, aunque seguro será pura paja». Se refería a una de las tantas cadenas de Hugo Chávez. Mientras, yo pensaba «¿en qué lío me estoy metiendo»?.
Bueno, acepté y comencé a trabajar el lunes 13 de septiembre de 2007. Una época de profundo aprendizaje, de alegrías y tristezas, de aciertos y errores, que duró hasta el viernes 11 de marzo de 2011, al menos como parte de la nómina fija. Sin embargo, jamás nos despegamos porque siempre tuvimos el honor de continuar escribiendo en sus páginas hasta hace unos meses atrás, por la reducción del papel. Sin embargo, todavía continuamos aportando en la web con las noticias deportivas.
Sería injusto dejar de recordar algunas anécdotas, pero son tantas, que no dudo en pensar que fue la mejor experiencia laboral que he tenido. TalCual me enseñó a caminar en el periodismo. Me dio la oportunidad de trabajar y estudiar al mismo tiempo. De presentar mi pasantía y graduarme en 2010.
Me permitió cubrir mi primer juego de la Vinotinto en 2009, mi primera Serie del Caribe en 2010 y estar presente en 5 temporadas consecutivas del beisbol profesional venezolano, además de vivir la Eurocopa y los Juegos Olímpicos de 2008 y también el Mundial 2010, desde la redacción. De igual forma, participar de lleno en una edición aniversaria inédita de 3 cuerpos, dedicada al beisbol, con temas como el inicio de Johan Santana en su natal Tovar, hasta dónde llegamos para certificar la donación de un camión de bomberos.
Eso sin contar la temporada de Grandes Ligas y las pautas diarias. Me enseñó a patear la calle. A buscar la noticia, sin importar los límites que implicara una llamada a Cuba para hablar del golf, el deporte que según «El Supremo» era de la «oligarquía criolla», pero que Castro y el Che, jugaron en Cuba.
Siempre digo que TalCual me enseñó que el medio de comunicación más pequeño no es el peor, ni el más grande el mejor. Me ayudó a entender que con poco, se puede hacer mucho. Me ratificó a escribir sin miedo, claro y raspao, como su lema. Sin compromisos con nada, ni nadie. Jamás vi la más mínima intención de censura, ésa que tanto nos acecha en estos tiempos en los que se habla de “guerra mediática”. Una “guerra” que sabemos de dónde viene, que nos acorrala para reinventarnos y que se dedicó a comprar medios de comunicación privados, censurarlos o mucho peor, obligarlos a la auto censura.
TalCual me enseñó a hacer periodismo, sin miedo de retar al poder, aunque eso implique un editorial en primera plana firmado por Teodoro con las palabras «Gobierno de Mierda», que desató la furia de los «poderosos». Los mismos que catalogaron días atrás una derrota electoral como «Una victoria de mierda de la oposición».
Trabajar en TalCual era llegar temprano en la mañana imitando a Teodoro con su peculiar frase «epa, qué hubo», tomarse un sabroso café de Iris y marcharse a la casa escuchando a Kees masacrar los colores en el sacapuntas eléctrico, para terminar sus espectaculares caricaturas. Ni hablar de las charlas de Omar Pineda en la web, sobre sus aventuras en Artigas y sus conquistas con «La Ardilla», antes «de que Omareliz hubiera nacido». Y cómo dejar por fuera los cuentos de nuestro querido Héctor Landaeta sobre su experiencia en Londres y el diario El Mundo. ¡Una joya!
Son tantas cosas, que da nostalgia y alegría recordarlas. Incluso, hasta les agradezco la oportunidad de cruzarme en el camino con mi futura esposa. ¿Cómo olvidar las charlas de Deportes con Teodoro y sacarle la piedra con sus amados Tiburones de La Guaira? ¿O la ocasión en la que juntos hicimos la portada cuando España se tituló campeón del mundo en 2010? Por cierto, de Teodoro se dirá lo que sea, pero siempre me demostró ser un caballero, un amigo, con gran sentido humano. Siempre será un honor haber compartido con él durante todo éste tiempo.
Recuerdo que antes de aceptar la oferta de la reestructuración del diario 2001, me dijo. «Tony, nosotros somos como un equipo pequeño de Grandes Ligas. Como Tampa Bay. Ustedes son como los prospectos, los formamos y luego tienen que firmar con los Yankees de Nueva York. Así es esto».
Pues, la respuesta que le di en ése momento, todavía la mantengo. «Teodoro, sí, hay que crecer, pero el amor por la camiseta nunca muere. Estaremos en otras lides, pero siempre con TalCual en el corazón».
Por eso, siempre pienso que no hay que perder el horizonte que queremos alcanzar, pero sin olvidarnos de dónde venimos. Yo puedo decir con mucho orgullo y con la frente en alto, que vengo de TalCual.
Por eso ayer, hoy, mañana y siempre, gracias TalCual.
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