Páez: “Peseiro dirigió estos dos partidos a tientas, a ciegas y a sordas, porque no conoce a nadie”

Tony Cittadino (Mallorca).- El ex director técnico de la selección de fútbol de Venezuela, Richard Páez, dijo no estar satisfecho con los dos primeros juegos de Venezuela en las eliminatorias suramericanas al Mundial Catar 2022. El merideño aseguró que su colega, José Peseiro, dirigió a ciegas por no conocer a los jugadores, consecuencia de no tener el tiempo necesario para entrenarlos.

“Peseiro dirigió estos dos partidos a tientas, a ciegas y a sordas, porque no conoce a nadie y nadie le dio la orientación de decir, profe, haga esto. Ya él después determinará. Pero tenía que tener un técnico venezolano ahí. Es impresentable que haya comenzado las eliminatorias sin haber entrenado y sin el apoyo de un técnico venezolano que lo alertara. Así fue al examen. Tres a cero contra Colombia y uno a cero ante Paraguay. Qué tal la responsabilidad de elegir al técnico”, opinó en una entrevista desde su casa.

El merideño dijo que la Federación Venezolana de Fútbol no hizo la elección del técnico para la Vinotinto de forma adecuada. Venezuela se estrenó con derrota ante Colombia como visitante (0-3) y como local contra Paraguay (0-1), en medio de un proceso en el que Peseiro no pudo contar con los jugadores por las limitaciones de logística y el coronavirus. El grupo se concentró unos días antes del debut y con la dura baja del delantero José Salomón Rondón.

“La Federación todavía no sabe a qué juega Venezuela. A qué quiere jugar. Ellos todavía no saben, con las características de los jugadores venezolanos, cuál sería el técnico que les podría explotar mejor las condiciones del juego de Venezuela. Eso es lo que ha sucedido durante toda la vida. No han identificado verdaderamente la identidad del fútbol venezolano, de nuestra selección, y siguen tomando las decisiones trascendentales, hombres que no le han pegado ni siquiera al balón”.

Páez colocó de ejemplo a la selección de Ecuador, que también está en un nuevo proceso y en la doble fecha sumaron tres puntos, luego de perder ante Argentina (0-1) y derrotar a Uruguay (4-2). Sostuvo que faltó coordinación para enfrentar las limitaciones impuestas, principalmente, por el coronavirus.

“Eso tenían que haberlo pensado. Ecuador lo pensó y tomó una decisión y, en el medio de la pandemia, se pusieron de acuerdo. Ecuador trajo un técnico del continente, que está empapado del fútbol suramericano y ahí está. En la misma condición de Venezuela y no tenemos una diferencia abismal de jugadores. El jugador ecuatoriano, juega como el ecuatoriano. Hoy el jugador de Venezuela, juega como la Venezuela Cenicienta”.

Páez, que dirigió a Venezuela en las eliminatorias 2002, 2006 y 2010, reiteró que la imagen mostrada fue la peor de Suramérica. “Esta es una cosecha que creció, como deben crecer las generaciones de fútbol, viendo a una Vinotinto absoluta haciéndose respetar, manifestando un estilo y una manera que identifica al jugador venezolano. Ellos son excelentes herederos de ese legado. Eso significa que al ser jugadores internacionales, nosotros estábamos esperanzados en dar una mejor impresión. La imagen que dejamos después de estas dos jornadas, para mí, es la peor de toda Suramérica”.

Recordó la responsabilidad de todos en el proceso y la importancia de la elección del director técnico. “El que elige al director técnico de la selección nacional, tiene en sus manos la decisión de la gloria o la caída. Si elige bien, elige un proceso por cuatro años y que lleve con responsabilidad a la meta del Mundial. Si se equivoca, también todos sufrimos las consecuencias. La gente dice que elijan a éste o aquél, pero no se dan cuenta que es la elección más importante que tiene que hacer la Federación Venezolana de Fútbol”.

Agregó que la posibilidad de ir a un Mundial traería, además, un beneficio económico y deportivo para el país. “Llevarnos a un Mundial de Fútbol significaría un repunte exponencial de todo, de jugadores, entrenadores, de árbitro, de país, de marketing, de dinero, de patrocinantes. Por eso te digo que tiene que ser una elección totalmente bien estudiada y siguen eligiendo hombres que no saben lo que significa jugar al fútbol. A mí, que me pregunten. Qué sabe Laureano González, que sabe Berardinelli, que en paz descanse. No saben de fútbol. Saben de otras cosas, pero no de fútbol”.

Sostuvo que el no poder tener una mejor planificación y el tiempo necesario con los jugadores, llevó al resultado de las dos primeras fechas. No duda de las capacidades de Peseiro, pero insistió que la selección no mostró la personalidad requerida para estos compromisos.

“No fue suficiente la jerarquía comprobada que tienen nuestros jugadores regados por todo el mundo. No fue suficiente que hayamos convocado 32 jugadores internacionales y,  todos de nivel, y con esa capacidad que seguro tiene José Peseiro, porque eso nadie lo duda. No pudimos hacer una imagen de juego que era lo que nos caracterizó en estos últimos años de crecimiento. Un equipo atrevido, con personalidad, jugadores que se la creen y con entrega total. Jugadores que jugaban con un estilo, no importa si era el de Páez, el de César Farías, el de ‘Chita’ o el de Dudamel, pero se veía un equipo en la cancha con una presencia de protagonista, de reto. No se vio esa característica que confianza de seguridad, de personalidad”.

Cuestión de estilos

Páez continuó con su análisis y consideró que no colocar de titular a Yeferson Soteldo en los dos partidos no fue una decisión disciplinaria, sino un esquema de juego cauteloso. El jugador del Santos de Brasil, no vio minutos ante Colombia y ante Paraguay entró en el minuto 76.

“Eso fue echar pa’ atrás el carrete. Hermano, eso fue una decisión técnica. Dijo, no podemos ser tan arriesgados, todavía el equipo no está trabajado, todavía el equipo no está convencido, vi que no tengo la suficiente comodidad de asumir el mismo riesgo y vámonos pa’ atrás. Primero aseguremos y después, ataquemos. No le busques otra cosa. Esto no es disciplinario”.

Agregó que el estratega portugués reconoció los errores del debut y por eso cambió el esquema para recibir Paraguay en Mérida. “Él es el primero en reconocer que no le gustó el juego contra Colombia. Entonces, como no le gustó, echó pa´ atrás. Frenó la intención del equipo de querer jugar para adelante, que es su condición, porque lo ha hablado, lo ha dicho, lo ha pregonado, pero en el primer obstáculo dijo, calma, vamos pa´atrás. Ahí es donde digo, si comenzamos con esa política, no tenemos vida. Chao, Catar 2022. Chao”.

A pesar del panorama, Páez cree que el cuerpo técnico está a tiempo de hacer las correcciones. “Hay posibilidades. Faltan 48 puntos. Faltan 16 partidos. Por cada partido dan tres puntos, uno o nada. De acuerdo al trabajo, uno los consigue y uno no se puede rendir en la primera de cambio. No se puede decir que se acabó la eliminatoria o que el técnico no sirve. No. El técnico, tiene que recuperar su norte, su concepto, su trabajo y él tiene que buscar la manera de hacerlo efectivo, porque para eso fue que se le contrató. No para darnos las excusas que ya sabemos”.

Páez insistió que la selección tiene jugadores para pelear la clasificación al Mundial. “Aquí tenemos jugadores y equipo para buscar la clasificación. Más nada. Asuma los retos, su capacidad, su categoría como técnico y llévenos al Mundial. Eso es lo único que queremos escuchar. Que no vengan con procesos. Que vengan con necesidades de obligación. Después del 2001, Venezuela busca es la clasificación. No busca otra cosa».

Ajustes necesarios

Páez dijo que uno de los pasos claves para retomar el camino de la victoria, es que el portero Wuilker Fariñez recupere la confianza y la competitividad. “Es un arquerazo, que lamentablemente hoy perdió las condiciones, pero eso es natural. No es igual dejar de jugar continuo y  menos en el arco. El arquero es muy solitario y su juego muy diferente al resto”.

Consideró que jugadores como Soteldo, Otero, Herrera y Machís podrían jugar juntos y tendrían cabida en su esquema, si los dirigiera. “¿Con Richad Páez?, Por favor, eso es seguro”, respondió entre risas. “Eso es igual cuando preguntaban si podían jugar juntos Josef y Salomón. Hay que buscarle la vuelta, pero deberían de jugar. En la selección hay que contar con los mejores y Josef es de los mejores. Internamente, se arregla todo. Cuando todos tienen la misma mentalidad, esa misma cura los actos de ego personal”.

Aseguró que la actual selección tiene muy buenos jugadores, pero para él, el que reúne las mejores características es Rondón.

“Hoy es el mejor jugador que tiene Venezuela, porque es el goleador y el que hace diferencia cuando juega. Es muy diferente haber visto a esta Venezuela sin Salomón. Pero hay jugadores, lo que hace Soteldo, lo que hace Otero, Machís, Yangel, Rincón, por favor, tenemos jugadores. Roberto, en su posición. Yo de lateral izquierdo, nunca lo hubiera utilizado. Lamentablemente repitieron el error que habían comenzado antes y lo siguen utilizando en una posición que no es normal”.

El merideño no tendría dudas de volver a la selección si se presenta la oportunidad, porque además ha ganado experiencia y conocimiento. “Lo que digo es que hoy soy más técnico que en el año 2001. No se puede perder esa posibilidad. No se debería desaprovechar esa oportunidad para Venezuela. Para dirigirla, tiene que ser un técnico que confíe en sus jugadores. Si traemos cualquier técnico de otro país, de otro nivel, de otra categoría, que los hay, multiplicados, mucho más que nosotros, pero esos técnicos en el momento que comienzan a soplar vientos fuertes, se van a buscar la lógica y cuando uno piensa con la lógica, hace un esquema reservado para jugar de local ante Paraguay”.

Venezuela se medirá a Brasil en condición de visitante el 12 de noviembre y cinco días más tarde, recibe a Chile en Caracas.

Richard Páez, el pionero de la identidad Vinotinto (+Video)

Tony Cittadino (Mallorca).- Richard Páez es el hombre más influyente que ha pasado por la selección de fútbol de Venezuela. Fue el pionero en romper paradigmas y cambiar la mentalidad de una oncena que, por años, fue humillada y goleada. Lo logró, dando confianza a sus jugadores y manteniendo sus convicciones, para dar una identidad a la Vinotinto que rompió la historia.

Páez nació el 31 de diciembre de 1953 en el estado Mérida y desde entonces ha vivido para el fútbol. Médico traumatólogo de profesión, jugó con la selección venezolana como centrocampista en la década de los 70’ y, luego, como director técnico. Fue la época en la que la selección pasó de llamarse la “Cenicienta” a la “Vinotinto”, con las bases de un juego de toque y ofensivo, que no se había visto antes en el país.

“Cuando Rafael Esquivel me ofreció la selección nacional me dijo: ´tú que has hablado tanto, eres capaz ahora de dirigir a la selección y ver qué es lo que es’. Le dije tú no sabes lo que yo soy. No sabían lo que Richard Páez iba a hacer, porque ellos tenían otra mentalidad. Asumí un papel con la antilógica de la gente común. Tenía una visión de grandeza, diferente y de protagonismo. Eso fue lo que llevé a la selección nacional”, explicó en una entrevista desde su casa

Páez, que en la década de los 90’ estuvo en cursos de los entrenadores italianos Arrigo Sacchi y Fabio Capello, tomó el testigo del  argentino José Omar “El Pato” Pastoriza que había dejado balance en esa eliminatoria de nueve derrotas en 10 juegos, con seis goles a favor y 28 en contra, en el último lugar de la tabla. La única victoria fue ante Bolivia, con un triunfo de cuatro goles por dos en San Cristóbal el 28 de junio de 2000

Debutó con la selección el 28 de marzo de 2001, cuando la Vinotinto visitó a Argentina en Buenos Aires y perdió cinco por cero. Los tantos de la Albiceleste, que era dirigida por Marcelo Bielsa,  fueron de Hernán Crespo, Juan Pablo Sorín, Juan Verón, Marcelo Gallardo y Walter Samuel.

De esa selección, salieron, por ejemplo, los directores técnicos de la actualidad: Mauricio Pochettino (sub campeón de la Champions 2019 con el Tottenham), Diego Simeone (campeón de La Liga con el Atlético de Madrid y en 2014 y de la Europa League en 2012 y 2018 y que en ese juego llegó a 100 partidos con la selección) y Gallardo (campeón de la Libertadores con River Plate en 2015 y 2018 y de la Sudamericana en 2014).

“Mi partido oficial para debutar fue en el Monumental de River ante la Argentina de Bielsa, sin partidos previos, sin partidos oficiales. En aquél momento, era una prueba de fuego para nuestros jugadores. Les estaba colocando el reto de jugar con una convicción de investirnos de una personalidad que nunca antes habíamos tenido. Antes habíamos tenido logros y hazañas, pero eran con métodos de defender a ultranza”.

La alineación de Venezuela para ese juego fue de Rafael Dudamel en el arco y en la defensa Luis Vallenilla, José Manuel Rey y Wilfredo Alvarado. El mediocampo estaba integrado por Jorge “Zurdo” Rojas, Fernando De Ornelas, Jesús “Chuy” Vera, Luis “Pájaro” Vera, Gabriel Urdaneta y Ricardo David Páez. En el ataque estaba Daniel “Cari Cari” Noriega.

“El técnico que tiene convicciones, no cambia y yo no cambié. No me dio miedo recibir cinco goles en mi debut, porque había visto otras cosas. No me apegué al resultado, sino que vi gestos y acciones futbolísticas que empezaron a darme una visión diferente de lo que íbamos a ver”, sostuvo.

Llegan los resultados

Una de las claves del juego de Páez, era salir jugando desde atrás. No quería que los defensas y los laterales utilizaran el pelotazo, sino salir con toques cortos y transiciones. Era un nuevo estilo que dejaba atrás el planteamiento defensivo y utilizaba tres volantes 10 y, además, zurdos: Juan Arango, Ricardo David Páez y Gaby Urdaneta.

“Tenían que buscar un compañero para dar el pase y no un rechazo. Los volantes mediocentro no podían ser solamente volantes recuperadores, sino que comenzaron a desarrollar la salida ofensiva del equipo por abajo. Empecé a generar en ellos el pase filtrado, rompiendo líneas, y buscando paredes”.

El debut oficial en casa fue el 24 de abril en el estadio Pueblo Nuevo de San Cristóbal, con un empate a dos contra Colombia. Los tantos de la Vinotinto fueron de Alexander “Pequeño” Rondón y un zurdazo al segundo palo del joven Juan Arango, que dejaba el encuentro 2-0 para la oncena de Páez. Sin embargo, no se supo cerrar el resultado y los cafeteros empataron al final.

La primera campanada llegó el 14 de agosto de 2001, cuando Venezuela derrotó a Uruguay dos por cero en el estadio José Encarnación “Pachencho” Romero de Maracaibo. En ese encuentro, se estrenó uniforme y se usó el vinotinto como color único en la camisa. Fue la primera victoria ante la “Celeste” de por vida y fue firmada por Ruberth Morán y Rondón. Uruguay tenía en sus filas a jugadores experimentados como el defensa Paolo Montero y el delantero Álvaro Recoba.

El dulce momento se extendió en los próximos tres partidos. Victoria ante Chile en Santiago (2-0, Ricardo David Páez y Arango), siendo la primera como visitante en la historia. Luego triunfo contra Perú en San Cristóbal (3-0, doblete de Wilfredo Alvarado y otro de Morán) y otra victoria contra Paraguay (3-1, Morán, Noriega y “Turbo” González) en San Cristóbal. La racha terminó con derrota de visita ante Brasil (0-3).

“Comenzamos a golear a equipos que nos llevaban años de ventaja. Le ganamos por primera vez a estos cuatro equipos y, además, de forma continua en eliminatorias. Ganar cuatro partidos seguidos en una competencia eliminatoria suramericana, no lo han hecho sino cuatro o cinco equipos y uno de ellos fue Venezuela, estando última”, explicó Páez, quien entre 1997 y 1999 dirigió a Estudiantes de Mérida y los llevó a jugar los cuartos de final de la Copa Libertadores en 1999.

La Vinotinto cerró en el noveno lugar de la tabla. Por primera vez en su historia, no quedaba de última. Sumó 16 puntos, de los cuales 13 fueron con Páez, quien en su primera eliminatoria dirigió siete juegos, ganando cuatro, empatando uno y perdiendo otro, con 12 goles a favor y 11 en contra.

Se consolida el proyecto

El llamado “Boom Vinotinto” era una realidad. Pudiera catalogarse como un fenómeno social y deportivo. La gente comenzó a creer. Ya se vestían de vinotinto, dejando atrás la camisa de Argentina, Brasil y Colombia. Así, comenzaron a llegar los patrocinantes de peso, el marketing explotó y se logró el respeto internacional.

“Así fue como dejamos el papel de Cenicienta y nos convertimos en el papel de la Vinotinto para la eternidad. Comenzamos a ganar jugando bien y confiando en nosotros. Comenzamos a sentirnos importantes y a ser reconocidos por el país. Esa generación fue la generadora, la que hizo metamorfosis en el fútbol venezolano. Estaremos agradecidos con ellos toda la vida, porque de ahí nació una identidad. La identidad de saber jugar de forma colectiva y hacer respetar el nombre de Venezuela”.

El ascenso de la selección continuó en el Premundial Alemania 2006. Ahora terminaron una casilla más arriba en la tabla general. El octavo puesto fue posible con 18 puntos luego de cinco victorias, tres empates y 10 derrotas, con 20 goles a favor y 28 en contra.

“Se cambió el estilo. Se cambió el reto. Siempre hemos tenido jugadores de ese nivel, jugadores atrevidos, lo que no hubo fue un mensaje coherente con esa convicción de hacerle creer al jugador que podía jugar así. Ese creo que fue el verdadero legado de esa Vinotinto para el resto y que dejó una marca que, evidentemente, fue trascendental”.

Las primeras tres victorias llegaron en fila y de qué forma.  El primer triunfo fue en la tercera jornada, cuando el 15 de noviembre de 2003 la Vinotinto se impuso en Barranquilla ante Colombia con un golazo desde fuera del área de Arango.

En la siguiente fecha, batieron a Bolivia dos goles por uno en Maracaibo, con tantos al final del partido de José Manuel Rey y Arango. “Fue uno de los partidos, quizás, más emocionantes que vivimos en la selección. Estábamos perdiendo en el minuto 89 y le dimos vuelta en dos minutos al partido y hemos ganado ese partido y luego le metimos tres por cero a Uruguay en el ´Centenariazo´. Le dimos vuelta a la historia y ahí fue donde el fútbol universal comenzó a darse cuenta y darle pasó a la historia de la Vinotinto”.

El 31 de marzo de 2004 llegó la mayor gesta de la selección, al golear tres por cero a Uruguay en Montevideo. El “Centenariazo” marcó un antes y un después en la historia de la Vinotinto. Los goles fueron de Gabriel Urdaneta, “Turbo” González y Arango. Ese encuentro, Páez lo vivió desde la tribuna porque estaba cumpliendo una suspensión.

“Tocamos con estruendo las puertas internacionales y nos las abrieron. Reconocieron que comenzamos a generar un fútbol atractivo”, recordó. “Es una recompensa haber visto tremendo espectáculo, desde la distancia, con una visión panorámica, donde observaba el juego combinado y mis jugadores desarrollaron un fútbol de otro nivel”.

La segunda vuelta comenzó con victoria en San Cristóbal contra Ecuador de tres por uno, con doblete de Morán y un tanto de Urdaneta. En Buenos Aires, se perdió ante Argentina tres por dos, en un choque en el que el empate no hubiera sido una locura.

Luego se empató a uno en Maracaibo frente a Uruguay y la última victoria llegó el 3 de septiembre de 2005, al golear a Perú cuatro por uno en Maracaibo, con par de dianas de José “Buda” Torrealba y otro par de Maldonado y Arango. Morán quedó como el sexto mejor goleador de las eliminatorias con seis dianas.

Se cortó el proceso

Páez dirigió a Venezuela en su tercera eliminatoria, rumbo al Mundial Sudáfrica 2010. La selección vivía un proceso de refrescamiento, que se había iniciado en la Copa América 2007, y se extendió con la llegada de jugadores como Alejandro Guerra, Edder Pérez, César González y Luis Manuel Seijas.

El camino comenzó con éxito, con triunfo por la mínima diferencia ante Ecuador en Quito. El 13 de octubre de 2007 fue el encuentro que Rey decidió con un golazo de tiro libre desde el mediocampo al ejecutar una falta. Fue la primera victoria de Venezuela ante los ecuatorianos desde 1993 y primera derrota de los meridionales en casa desde 2001.

Luego se perdió contra Argentina en Maracaibo (0-2) y con Colombia en Bogotá (0-1). Para entonces, ya Páez sentía que el ambiente en torno a la selección no era bueno y comenzaba a plantearse una posible salida.

“Le ganamos a Ecuador el primer partido y cuando venimos a jugar contra la Argentina de Messi en Maracaibo, había medio estadio vacío. Yo soy estratega y cuando vi eso, sentí que había un ambiente diferente. Cómo no íbamos a tener el apoyo y de un país con el estadio lleno. Eso me prendió las alarmas y no me gustó. Lo manifesté dentro de mi cuerpo técnico y me extrañó”.

El último juego de Páez fue el 21 de noviembre de 2007 ante Bolivia en San Cristóbal, con marcador de cinco por tres. La selección perdía tres por dos y volteó el resultado en los últimos ocho minutos con dianas de Maldonado. Daniel “Cafú” Arismendi aportó con otros dos goles y el “Lobo” Guerra marcó otro más viniendo de la banca.

En ese choque los bolivianos terminaron con 10, pues, luego del gol del empate Vinotinto, el defensor Luis Gutiérrez tuvo que reemplazar en el arco a Carlos Arias por lesión. Fue el duelo en el que Pueblo Nuevo le gritó a Páez que sacara a su hijo del campo.

“El equipo tuvo una tarde complicada al principio. No estábamos jugando bien y nos estaba ganando Bolivia. Cuando estábamos perdiendo el juego tres a dos, fue cuando se escuchó el grito desde las tribunas y se quitó el disfraz la gente que había comenzado una campaña, no contra la selección, sino para atacarme. Después se vio a quién podía beneficiar”.

Páez consideró que la Federación Venezolana de Fútbol no fue capaz de defender el proceso que llevaba adelante y decidió marcharse. “Era diferente que dijeran saca a Ricardo David, pero ¿saca a tu hijo? Lo saqué cuando estaba tres a tres y terminamos ganando. Yo lo viví de una manera firme, estoica y aguanté. Al finalizar el partido, dije ya basta”.

El merideño defendió su decisión y no se arrepiente, pues cree que lo hizo pensando en la selección. No quería que afectara al grupo y que, en un futuro, pasara a mayores.

“No podía arriesgar lo que se había hecho de tan buena manera. La piedra de trancar parecía ser Richard Páez y utilizaron mi punto débil, porque la familia a uno le duele. Ricardo David era titular indiscutible. Visualicé hacia adelante en un partido en el que sacara a algún jugador y ése jugador me reclamara en forma pública. Eso hubiese sido explosivo y no lo hubiese tolerado”.

Páez renunció a la semana, a pesar de estar en el quinto lugar con seis puntos de 12 posibles. En su proceso de tres eliminatorias suramericanas (2002, 2006 y 2010) hizo debutar a 55 jugadores, siendo la máxima cifra hasta el momento entre los seleccionadores nacionales.

También es líder en partidos dirigidos (85) y victorias (31). Además estuvo en tres ediciones de la Copa América (Colombia 2001, Perú 2004 y Venezuela 2007), siendo el primero en lograr que la selección avanzara de la fase de grupos en 2007.

El estratega consideró que la selección generó expectativas que superaron a la realidad de la afición. “Se le exigía como si fuera un país súper desarrollado en fútbol, con una gran cultura futbolística. Cuando no tienes esa cultura, es cuando te equivocas en exigir cosas que no comprendes que es cuestión de tiempo, de procesos, de elaboración de plan de trabajo mancomunado de mucha gente y no para exigir todo de una vez”.

El proceso de Páez terminó de forma abrupta e inesperada y dio paso al ciclo de César Farías, sentando las bases de una identidad Vinotinto que, aunque sigan pasando los años, jamás se podrá olvidar.

 

 

A Loiger Padrón no lo amilanan los momentos de presión

Guillermo Liñares (Caracas).- Cuando el juego está en una dinámica que puede deparar el conservar una ventaja o perderla, los Leones del Caracas deciden acudir a él. Su principal labor es la de venir en situaciones de apremio, cuando el rival amenaza con conectar un batazo que cambie la pizarra, en momentos en dónde cualquier manager desearía tener un relevista que pueda venir a hacer el trabajo con «guáramo» y sangre fría. Loiger Padrón (31-01-1991 en Puerto Ordaz, estado Bolívar) es un especialista en eso, ubicándose como uno de los brazos de máxima confianza de todo estratega que ocupe el puesto de mandamás en los capitalinos.

Padrón cuenta con ocho temporadas de experiencia en Venezuela. Su debut en la temporada 2012-2013 hasta la fecha, es resumido con una efectividad vitalicia de 3.08, mostrando 141 ponches en 178 innings de labor y 14 victorias en 179 juegos. Con Caracas ha ido cobrando cada año un papel más relevante, siendo fundamental en un bullpen que lo dispone cuando la cosa se pone más «peliaguda».

Como cada éxito suele tener una serie de claves y de pasos a seguir, Loiger los desgrana con calma y en tono pausado, siguiendo el mismo patrón que suele mostrar cuando arriba al montículo: «Gracias a Dios por la oportunidad que mi equipo me ha brindado desde niño para jugar con ellos. Siempre trato de mantenerme positivo, desde la temporada regular y no solo en los playoffs, con la confianza en mi mismo y esa ha sido la clave de todos estos años. Me mantengo enfocado desde el primer inning, sigo a cada bateador para que cuando venga desde el bullpen pueda hacer el trabajo».

En particular, Loiger es un relevista que suele inducir muchos roletazos. Consultando la página estadística Fan Graphs, encontramos que en 2018 recibió el 38% de sus batazos por el suelo, un porcentaje que refleja que hay en particular dos lanzamientos que suelen tener efecto especial en el rival.

«El sinker y la slider son los envíos que más me funcionan y me han ayudado todos estos años. Cada día trato de perfeccionarlos, esos son los pitcheos que me han mantenido en esta liga tan difícil. Todos decían que este año sería fácil por lo ocurrido con Grandes Ligas y no es verdad. Hay muchos chamos que vienen a ganarse un puesto, y por eso uno no puede menospreciar a cualquier equipo. Por eso trabajo todos los días en esos dos lanzamientos para ser cada vez más efectivo».

En el segundo juego de playoff que enfrentó a los Leones con los Tiburones de La Guaira el pasado sábado, el papel de Padrón volvió a cobrar una dimensión trascendental. Corría el séptimo inning cuando los escualos embasaron a tres corredores sin outs. Víctor Gárate decidió llamar a su hombre de batallas y logró sacar un cero antológico, que resultó crucial para la posterior victoria de los capitalinos. Sobre ese momento, Loiger reconoció que ha sido el inning más importante que ha sacado en Venezuela, pero cuando se le preguntó sobre la preparación que hay que tener en una situación de ese calibre, fue mucho más profundo.

«Cuando llego en ese tipo de situaciones trato de olvidarme de fanáticos, de la bulla de la gente, de todo. Solamente me encomiendo a Dios y que él me guíe. Se sabe que no son situaciones fáciles con las que entro al juego a veces, pero ahí es cuando más confianza siento hacia mi trabajo y mis pitcheos, Yo siempre voy a mi, y sé que mis pitcheos me van a responder para ayudar al equipo».

Los momentos de presión y de tensión no son aptos para todos. Loiger ha adquirido esta temporada un rol de setup, allanándole el camino a Miguel Socolovich a la hora de cerrar los juegos. Sin embargo, cuando habla de esa labor no la hace con tanto entusiasmo como cuando lo hace de sus papeles con gente en circulación, tan es así, que el derecho prefiere la adrenalina que brinda el fragor del rival amenazando, creciéndose en momentos en donde la labor de un relevista es más valorada.

«Me quedo con el momento de venir con gente en base. La adrenalina de esas situaciones me gustan. Estoy ya acostumbrado a ellas y por eso me agrada venir cuando el juego está más impredecible».

Los planes a futuro 

El diestro reconoció que aún no había recibido una oferta para jugar en la temporada de verano en alguna liga, pues está en acción en México desde 2016. Comentaba que este tipo de juegos e instancias son las que le brindan luego la oportunidad de recibir alguna llamada del extranjero, en particular de allí o de los Estados Unidos. Dijo estar seguro de que ese contrato llegaría.

Sobre las similitudes que podía observar entre el nivel que se muestra en la Liga Mexicana de Beisbol y esta temporada de coyuntura en la Liga Venezolana de Beisbol Profesional fue claro. Defendió su terruño y aseguró que ninguna liga se menosprecia.

«Hay que darle mérito a toda las ligas, porque vas allí a hacer un trabajo en particular. Yo me quedo con mi país, porque siempre ha sido muy competitiva y de mucho nivel».

Si esa afirmación la hace un hombre que se ha convertido en un escapista por experiencia en estos años y, que no lo amilanan los momentos de presión, es porque algo de verdad tienen sus palabras.

La frase

«Me quedo con el momento de venir con gente en base. La adrenalina de esas situaciones me gustan. Estoy ya acostumbrado a ellas y por eso me agrada venir cuando el juego está más impredecible».

 

Foto: Prensa LVBP.

René Reyes cuenta los secretos de sus mil hits

Guillermo Liñares (Caracas) 

Dentro de las hazañas que presentan los libros de récords que ostenta la Liga Venezolana de Béisbol Profesional, hay uno en el cual solamente nueve peloteros pueden presumir de formar parte. Dicho libro no es otro que el que presenta la lista de miembros que cuentan con 1.000 hits en la historia, desempolvado en las últimas semanas por un pelotero oriundo de Margarita y cuyo nombre es René Reyes (21 de febrero de 1978). Sin embargo, dentro de toda esa alegría, para Reyes hubo un momento en el cual las cosas no estaban saliendo como quería, pues cada conexión que lograba hacer caía en los guantes ajenos, a pesar de que sentía que le estaba dando bien a la bola.

“Gracias a Dios ahora las cosas me están saliendo bien. Desde que comenzó la temporada le estaba dando bien a la bola, pero me salían los batazos de frente y se me metían cosas a la cabeza porque le daba hacia el medio del terreno y la agarraban tirándose de cabeza, así le diese con contundencia. El beisbol es impredecible y el apoyo del manager hizo que mantuviese la cabeza en alto, porque sabía que en cualquier momento todo saldría como está ocurriendo ahora”.

La frustración que podía sentir en un primer momento no lo desesperó. A pesar de haber estado tan cerca de los 1.000 hits, no sintió ni ansiedad, ni tampoco buscó hacer más de lo que sabe hacer. A fin de cuentas, ya son 21 temporadas como jugador profesional y sabe de sobra lidiar con ese tipo de presiones. Cuenta que la clave fue su hijo, en donde busca la inspiración para no perder la perspectiva.

“Yo busco enseñarle a no rendirse, por eso no podía desenfocarme. La mejor lección que le doy es que busque divertirse, que no se sienta presionado porque esto es un juego. Una vez en Margarita tuve una racha de siete ponches consecutivos y siempre salí a divertirme”. Justo cuando lo decía, se le acercó su compañero de equipo Denis Phipps, quien con jocosidad y de forma distendida, le hacía bromas, asegurando: “ese es un caballo, no le pregunten ni busquen mucho, es un caballo y siempre anda listo para las que sea”.

Los mil hits, toda una obsesión

Reyes detalla cada momento que vivió antes y después de alcanzar la cifra milenaria, esa que lo tiene dentro de los libros de historia de la Liga: “Yo le dije al hitting coach nuestro que cuando llegase al hit mil se acabarían los problemas. No sentía presión, pero quería llegar rápido. Antes de eso todos los batazos me salían de frente y no lo podía creer. En Puerto La Cruz, no pude conectar cuatro hits en cuatro juegos y durante ese tiempo había llevado a mi familia desde Margarita. Cuando cayó el mil dije que empezaría a batear más y así está siendo”.

Esa obsesión que profesa el margariteño por llegar a los mil incogibles, se puso de manifiesto incluso antes de empezar la temporada. Las anécdotas que cuenta sobre esos momentos son reveladoras y hablan de su personalidad bonachona y cuentista, en donde los lanzadores rivales resultan protagonistas de su búsqueda incansable: “Llamaba a los pitchers más experimentados de la Liga y les preguntaba si podía incluirlos en la lista de los imparables que me faltaban para llegar. Ellos me preguntaban que a qué me refería y les decía que en la lista de los 21 que me restaban”.

Ese imparable histórico llegó, por fin, el 26 de noviembre en Maracay, en un juego que enfrentaba a Caribes de Anzoátegui con los Tigres de Aragua. El batazo fue un doblete en el octavo inning y ante su amigo Jean Machí: “A él le dije dos veces en esas llamadas que si podía incluirlo en la lista (ríe), y miren como son las cosas que al final se lo di a mi pana del alma. El envío fue un split que se lo conocía bien. Después de eso la sensación fue grandiosa”.

Antes del juego de este lunes ante los Tiburones de La Guaira,Reyes tiene 1.011 hits conectados de por vida, por lo que está a uno solo de alcanzar los 1.012 de Tomás Pérez, el ambidiestro con más imparables en la historia de la LVBP y quien ocupa la posición siete en los renglones de más sencillos en nuestra pelota.

La pregunta obligatoria era saber si había hablado con “Tomasito” sobre esto y, como fue durante toda la conversación, se explayó para detallar el contenido: “El año pasado entre bromas le dije que yo sería el ambidiestro con más hits. Cuando llegué a los mil, él me llamó y me felicitó, aunque le respondí fue que iría a por él, que le daría caza. Jugamos juntos, fue mi hitting coach y siempre estaba pendiente de mí. Somos grandes amigos”.

En búsqueda de más récords

Los guarismos que René presenta en la Liga no se ciñen solamente a los imparables, pues también está a dos impulsadas de llegar a las 500 de por vida en nuestro beisbol. Cuando se le recordó el dato admitió no estar al tanto, a pesar de que cuando le gastan bromas acude al numerólogo de turno para que lo ponga al día.

“Yo prefiero empujar carreras que dar jonrones, porque muchas veces esos cuadrangulares son sin gente en base y no contribuyo como quisiera. Batear cuando hay gente en posición anotadora es lo que más me llena”.

Este sábado regresó a Caracas para medirse a su ex equipo, los Leones del Caracas, y los castigó con dos jonrones, uno en cada lado del home. El acontecimiento resultó objeto de estudio riguroso por el paleador de 41 años, a pesar de que no era algo nuevo en su carrera. El 5 de diciembre de 2016 también se había volado la barda en par de ocasiones:

“Estaba estudiando los movimientos de Yeudy García (el abridor dominicano al que le conectó el primero de sus dos estacazos) y sabía que lanzaba a tres cuartos de brazo. Desde que lo vi en el bullpen de ellos, dije que era mi pitcher favorito porque se me dan bien ese tipo de lanzadores. En el primer turno estaba en 3-1 y el “inca” César Valera salió al robo, vi que Wilfredo Tovar se movió en el short pero me metí debajo de la pelota. En el siguiente turno me preparé mejor, le vi los pitcheos bien y fue que en 3-2 me tiró la recta que le fallé en el primer turno para poder lograr el jonrón”

Reyes cerró el rato ameno asegurando que iría a por esas dos rayitas que le faltan para arribar a las 500 remolcadas, para añadirle más condimentos a una carrera prolífica que de seguro le abrirá las vitrinas del Salón de la Fama de Valencia. No deben haber dudas que  esa exaltación llegará al momento de colgar el uniforme.

Foto: Prensa Caribes

 

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