Alfonso Duro (ESPN).- La jornada definitiva del Grupo B encuentra a una selección de Portugal con ganas de dar un golpe claro en la mesa y asegurar su clasificación a octavos ante Irán, que llegará al partido con las ilusiones intactas por verse más allá de la fase de grupos de un Mundial por primera vez en su historia.
Este partido será uno que se juegue con un ojo pendiente del otro encuentro del grupo, donde España intentará apurar sus opciones de clasificar ante una Marruecos ya eliminada pero que ha prometido dar guerra para defender el orgullo patrio.
Las matemáticas son simples para el grupo: deben hacerlo mejor que La Roja para pasar a la segunda ronda, sabiendo que una victoria les clasifica. Irán, por su parte, también buscará con ahínco los tres puntos que le metan en octavos de final, aunque saben que España quedaría por delante de ellos en el grupo si logran una victoria ante Marruecos.
Para conseguir este hecho histórico, Carlos Queiroz no piensa cambiar absolutamente nada de lo que le ha funcionado hasta ahora. Se espera al mismo once inicial y, sobre todo, la misma disposición táctica. 11 hombres por detrás de la línea del balón para asegurar el cero en su portería, y esperar luego el milagro en ataque apoyado en la magia de Ansarifard, la velocidad de Taremi o la presencia imponente de Vahid Amiri en el área.
El partido contra España descubrió a una selección de Irán con dos caras totalmente opuestas. Hasta el gol de Diego Costa, los que Queiroz no hicieron más que defenderse y dejar correr el tiempo. Al fin y al cabo, llegaban al encuentro con tres puntos tras vencer a Marruecos en el alargue, y se sienten más cómodos que nadie en el ejercicio destructivo.
Sin embargo, una vez que España se adelantó en el marcador, Irán salió a por el partido, y puso en muchos aprietos a los de Fernando Hierro. Llegaron a empatar el partido tras un gol de Ezatolahi, pero el VAR cortó en seco una de las mejores celebraciones que se hayan visto en lo que llevamos de Mundial.
A escasos minutos del final, Taremi también pudo empatar el encuentro con un gran testarazo batiendo en el salto a Sergio Ramos. De ahí que el equipo persa se vea con confianza de darle juego a Portugal.
Si en Irán todo es ilusión y buenos augurios, la situación de los lusos es radicalmente opuesta. El partido ante Marruecos trastocó mucho los planes del equipo, que llegó a verse ninguneada por Marruecos en varios pasajes del encuentro. La conversación captada por una cámara entre el seleccionador y Cristiano Ronaldo, de camino a vestuarios, en la cual éste le dice que jugaron mal, es la muestra más clara del momento por el que pasa el conjunto luso.
Fernando Santos apostará casi por el mismo grupo para enfrentar a Marruecos, pues la única duda que tenía era la de mantener a Joao Mario de inicio –que no tuvo un gran partido contra el conjunto africano– o volver a apostar por Bruno Fernandes como ante España. La más que posible baja de Moutinho quizás le facilite la decisión al técnico, que podría juntar a ambos en el once inicial.
Sin embargo, con lo que Portugal ha mostrado hasta ahora en el Mundial de Rusia, poco importan los entramados tácticos y las ideas del técnico. La clave del equipo, lo que les puede llevar a la gloria o apearles en esta primera fase, es el estado de ánimo de su máxima estrella y capitán, Cristiano Ronaldo.
El delantero ha firmado ya cuatro goles y es el clavo al que se agarra Portugal para seguir soñando con repetir la gesta que consiguieron en 2016 al levantar la Euro contra todo pronóstico. En este Mundial las cosas no han cambiado mucho.
El portugués se ha manejado magistralmente todo el año con el Real Madrid. Se han respetado incluso más que la temporada pasada sus minutos de juego y, sobre todo, sus descansos, por lo que ha llegado como una auténtica bala al Mundial.
Si ya ante España asombró a todos cargándose el equipo al hombro y empatando un partido que se había puesto muy cuesta arriba con un tiro libre en el último minuto que certificaba además su hat-trick goleador, ante Marruecos las cosas no fueron diferentes. Ronaldo marcó el gol que a la postre sería de la victoria a los cuatro minutos de juego, con un certero remate en plancha de cabeza, para luego convertirse en la única esperanza de un ataque muy desangelado de los portugueses ante el conjunto marroquí.
Por eso Carlos Queiroz, que le conoce a la perfección tras ser su entrenador en Manchester y en la selección, intentará de alguna manera frenar al torbellino atacante en que ha terminado por convertirse Cristiano Ronaldo. De que lo consiga o no dependerán bastante las opciones de la República de Irán de conseguir una histórica clasificación a segunda ronda, pero por mucho ímpetu que demostraran los persas ante España, será complicado que Ronaldo no logre destacarse lo suficiente como para definir el duelo a su favor.
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