El reto de Cabrera cuando se reanude el beisbol de las Grandes Ligas

Jason Beck (MLB).- ¿Recuerdan cuando la temporada del 2020 estaba supuesta a brindarnos una serie de hitos de Miguel Cabrera?

Antes de que las lesiones lo entorpecieran en los últimos años, incluyendo una rotura en el bíceps que le costó la mitad de la campaña del 2018 y una rodilla rígida que lo tuvo cojeando el año pasado, parecía una garantía que Cabrera alcanzaría los 3,000 hits y 500 jonrones y aseguraría su pase al Salón de la Fama. Uno de los bates que utilizó en el 2012, temporada en que logró la Triple Corona de bateo, ya se encuentra en Cooperstown.

El venezolano empezó la campaña del 2017 con 2,519 imparables y 446 cuadrangulares. Desde entonces, ha sumado otros 296 hits y 31 bambinazos en 304 juegos. Faltándole 185 imparables y 23 vuelacercas para llegar a los números antes mencionados, Cabrera hubiera necesitado una temporada completa y en salud para alcanzar ambas cifras redondas. La cuenta regresiva habría sido interesante, ya que en los entrenamientos primaverales Cabrera se fue de 29-10 con tres vuelacercas.

Luego, llegó la pandemia del coronavirus y la suspensión de la actividad de Grandes Ligas. Ahora nos preguntamos: ¿Cuántos jonrones podrá dar Cabrera en 60 partidos? ¿Cuántos imparables conseguiría si bateara .300 en la temporada? ¿Cuántos partidos será capaz de disputar tras unos entrenamientos abreviados?

Lo que sí sabemos es que Cabrera ha seguido enfocado en el acondicionamiento físico como lo estuvo en la pretemporada.

«Sinceramente, para que lo sepan, no ha perdido el ritmo en ese tiempo sin actividad”, dijo el gerente general de los Tigres, el cubano Al Ávila, esa semana.

Cabrera le dijo a MLB.com hace un mes que viene entrenando a diario en su casa en el Sur de la Florida.

“Cuento con un gimnasio en mi casa, así que vengo entrenando todos los días”, dijo Cabrera en ese momento. “Bateo casi a diario”.

¿Será eso suficiente para que empiece el 2020 encendido? Juzgando por la historia reciente, quizás sí.

Increíblemente, las estadísticas de Cabrera son bien consistentes en cuanto al calendario se refiere. De por vida, el oriundo de Maracay tiene promedio de .315 y OPS de .937 en la primera mitad de la campaña, comparado con .314 y .932 en la segunda.

Pero en temporadas recientes, Cabrera ha rendido más temprano en el año que tarde, lo cual podría ser indicio de desgaste a medida que avanza la campaña. El año pasado, por ejemplo, Cabrera tuvo promedio de .303 con OPS de .765 antes de la pausa del Juego de Estrellas, comparado con .254 y .715 después.

El veterano bateaba .299 con OPS de .843 cuando una rotura en el bíceps izquierdo en junio le puso fin a su temporada en el 2018. Y en la recta final del 2017, Cabrera tuvo promedio de apenas .230, con más ponches (46) que imparables (45).

Otro factor que podría explicar las dificultades que ha tenido Cabrera en la segunda mitad podría ser la motivación. Al toletero por lo general le ha ido bien cuando los Tigres han estado en la lucha por la clasificación.

En el 2016, Cabrera bateó .346 con 20 cuadrangulares y OPS de 1.057 después de la pausa del Juego de Estrellas, con Detroit en la pelea hasta el último día de la campaña. De todos los retos que ha enfrentado durante la reconstrucción de los Tigres, Cabrera reconoce que no jugar por octubre ha sido tan difícil como los problemas de salud.

La temporada del 2020 probablemente no cambie eso. De hecho, podría ser aún más difícil jugar en estadios vacíos sin un público que aporte intensidad.

“Va a ser aburrido, porque los fans son una gran parte de este juego”, dijo Cabrera el mes pasado, “Tenemos que adaptarnos a eso y con suerte salir adelante”.

Sin embargo, si los Tigres empiezan fuerte y por lo menos logran estar en la pelea en la recta final del calendario abreviado, un estadio vacío quizás no tenga importancia. A sus 37 años, Cabrera quizás cobre impulso. No bastará para que se acerque a ninguna cifra redonda este año, pero sí podría ponerlo en buena posición para el 2021..

Miguel Cabrera despachó dos jonrones ante Gerrit Cole

Prensa Líder en Deportes-.

Miguel Cabrera sigue dando buenas noticias a los Tigres de Detroit con su poder ofensivo en el Spring Training. Este jueves el de Maracay despachó par de cuadrangulares ante el as de la rotación de los Yankees de Nueva York, Gerrit Cole.

«Miggy» descargó el primer estacazo en el mismo primer inning entre el izquierdo y el central frente a una recta de 96 millas, mientras el segundo batazo fue por todo el jardín central ante una recta de 98 millas. De esta forma, Cabrera demuestra que sus manos están rápidas en el home plate y poco a poco se encuentra agarrando mejor el timing.

El slugger lleva tres estacazos de vuelta entera durante estos Campos de Entrenamientos. El tope personal de cuadrangulares en unos Juegos Primaverales de Cabrera es de cinco en el año 2019.

El Tigrero mayor muestra una línea ofensiva de .333 de promedio con 6 remolcadas en 8 partidos en esta primavera.

Foto: Líder en Deportes.

Cabrera regresa con su swing a la banda contraria

MLB.- El otrora ganador de la Triple Corona de bateo de la Liga Americana entró a la caja de bateo el jueves y los jugadores del cuadro de los Rays inmediatamente se movieron a la izquierda. Tampa Bay le jugó al venezolano cargado hacia ese lado, anticipando que “jalara” la bola, basados en cómo bateó el año pasado. Y no son el único equipo en hacerlo.

“Todo el tiempo”, dijo Cabrera luego. “Todo el tiempo”.

La consiguiente línea que pegó Cabrera pasó justo hacia el lado de la primera base del relevista Peter Fairbanks, siguió por el medio del terreno y terminó de hit en terreno corto entre el jardín central y el derecho en el cuarto inning. Fue sólo un hit, pero continuó una tendencia que empezó cuando se iniciaron los juegos primaverales hace una semana.

Cabrera habló al inicio de los entrenamientos sobre lo mucho que quería recuperar su viejo swing y no tener que compensar por las lesiones. El swing clásico de Cabrera produce líneas fuertes hacia la banda contraria. El swing del maracayero durante esta primavera va encaminado en esa dirección.

Los cuatro hits de Cabrera esta primavera han sido hacia el lado derecho o por el medio del terreno, incluyendo el jonrón que bateó entre el jardín central y el derecho durante la victoria del martes de los Tigres sobre los Mets. Cabrera dijo que no es intencional, que simplemente está yéndose con los pitcheos. Pero no es una mala señal.

“Miggy sabe batear hacia todo el terreno”, dijo el manager de los Tigres, Ron Gardenhire. “Él sabe lo que hace. Yo dejo que Miggy sea Miggy. Tiene un buen swing en estos momentos. Está trabajando para usarlo de esa forma, pero todavía es temprano”.

Cabrera siempre ha sido famoso por su capacidad de batear para todas partes. Tiene promedio de .364 de por vida en bolas conectadas por el centro y de .373 cuando lleva la bola a la banda contraria, de acuerdo con Baseball-Reference. Tiene más cuadrangulares de por vida por el medio (201) que hacia el jardín izquierdo (180). El año pasado, conectó apenas dos bambinazos hacia el jardín derecho, pero bateó .394 hacia ese lado. Otros dos vuelacercas salieron entre el derecho y el central, de acuerdo con Statcast.

Cabrera utilizó la banda contraria el año pasado, pero sus hits tuvieron menos autoridad. Aunque el ángulo de sus batazos estuvo cerca de lo normal en el 2019 (12.2 grados), de acuerdo con Statcast, la velocidad de salida sus conexiones bajó a 90.3 mph, la más baja para él desde que se empezaron a llevar esos registros en el 2015 y la 68va entre los bateadores de las Grandes Ligas. De la misma manera, su tasa de batazos fuertes bajó a 44.6%, todavía en el 18% de los mejores bateadores de Grandes Ligas en ese sentido, pero una cifra no acorde con sus estándares.

Por consiguiente, aunque Cabrera elevó su porcentaje de batazos hacia la banda opuesta a sus niveles usuales el año pasado, la cantidad de líneas y “macetas” (batazos con la combinación ideal de ángulo de salida y velocidad para conseguir extrabases) apenas mejoró, manteniéndose por debajo de sus promedios en los últimos cinco años.

Si un Cabrera más saludable y más delgado puede usar su pierna trasera para generar poder en su swing como en el pasado, esos números deben de mejorar.

“Vamos a esperar la temporada”, pidió Cabrera.

Esas líneas hacia el bosque derecho son también una razón bien importante para que Cabrera esté en un momento de su carrera en el que puede pensar en hitos como los 3,000 hits. Necesita 185 para llegar hasta allí, un total que ha conseguido una sola vez en los últimos cinco años. También necesita 23 cuadrangulares para unirse al club de los 500.

Cabrera está lo suficientemente cerca como para reconocer que está pensando en ello, especialmente después de ver al dominicano Albert Pujols llegar a las 2,000 empujadas en el Comerica Park el año pasado.

“Los últimos dos años he estado lesionado”, recordó Cabrera. “Espero poder tener una mejor temporada este año. Por eso es que tenemos que esperar. Hay que esperar que comience la temporada”.

Foto: Archivo.

Cabrera asegura que Altuve no es un tramposo

Yelimar Requena (Caracas).- Miguel Cabrera alzó su voz en defesa de José Altuve y aseguró que el campocorto criollo «no es un tramposo».

En declaraciones ofrecidas al The Detroit News, el experimentado bateador bengalí confesó que hace mucho tiempo sabía lo que ocurría con los Astros.

Al parecer el lanzador Mike Fiers, primer denunciante de la trampa, ya había advertido sobre esto a los lanzadores de los Tigres cuando estuvo con ellos en 2018.

«Sabíamo desde hace mucho tiempo», aseguró Cabrera el lunes por la mañana.

«Cuando le pregunté nuevamente en esta temporada baja, fue la misma conversación que tuvimos hace dos años… Me miró a los ojos y dijo que no lo hizo, yo le creo», añadió.

El popular Miggy admitió que Altuve es indirectamente culpable por haber callado, pero insistió en que eso no lo hace el tramposo que muchos dicen que es.

Incluso confirmó que, tal y como lo dijo Carlos Correa, Altuve tenía un tatuaje sin terminar en la clavicula cuando le dio el jonrón a Aroldis Chapman en el juego decisivo de la Serie de Campeonato de la Liga Americana.

«La gente se burló de él por el tatuaje, pero eso es real. Es real», afirmó con determinación.

Cabrera precisó que es necesario pasar la página por el bien del béisbol e instó a todos a redireccionar la atención al comienzo de la contienda 2020.

«¿Por qué seguir hablando de algo que no es bueno para el béisbol? Se acabó. El comisionado hizo una declaración y eso es todo. No podemos hacer nada más al respecto», concluyó..

Miguel Cabrera, el niño maravilla de Maracay

Tony Cittadino (Mallorca).- Quizás José Miguel Cabrera Torres nunca se imaginó en su infancia que sería uno de los mejores referentes ofensivos en el beisbol de las Grandes Ligas. Tampoco que a su corta edad, estaría perfilado a romper todas las marcas de poderosos peloteros venezolanos en las mayores.

Su habilidad con el bate y su versatilidad con el guante, lo convirtieron en una valiosa pieza del beisbol mundial, pero para llegar a ello tuvo que atravesar un largo camino de sacrificios, como seguramente miles de niños lo han hecho y que, ahora, lo tienen como modelo de superación.

En un trabajo publicado por TalCual en el año 2003 bajo la firma de Pedro Pablo Peñaloza, se descubre al pelotero como ser humano. Ese muchacho que como cualquier otro creció en la pobreza y jugando beisbol en un estadio de la comunidad. Como inspiración siempre tuvo a su madre Gregoria, quien jugó softbol como campocorto durante 14 años con el equipo femenino de Venezuela y a su padre Miguel.

El slugger nació el 18 de abril de 1983 en el Hospital Central de Maracay y su infancia transcurrió entre un bate y una pelota en el barrio La Pedrera. Detrás de la casa de su abuela Berta, había un estadio en el que muchas veces entró saltando la pared y donde hizo emocionar a cada scout que lo visitó.

Tenía la capacidad de poner la pelota donde quería. De niño fue fanático de los Leones del Caracas y a los cuatro años, ya había ingresado a la escuela de beisbol David Torres, jugando su primer partido como segunda base.

Sin embargo, Cabrera se asustó cuando vio que a un compañero le pegaron un pelotazo cuando fue a tomar su turno al bate, motivo por el cual se alejó del juego de pelota y lloraba cada vez que debía ir a las prácticas. Un año más tarde superó el miedo y volvió a los campos, donde se mantuvo en pre junior dentro de la liga Mario Briceño Iragorry.

Luego vio acción con el equipo Fanametal en Cagua y con el Tigritos, club que fue dirigido por el scout de los Rojos de Cincinnati, Félix Delgado. El talento de “Miguelito” hizo pensar en algún momento a sus familiares que los podría ayudar a salir de la situación crítica en que vivían.

Su padre trabajaba en un taller de latonería y pintura y su madre era ama de casa y ayudaba en las cuestiones de negocios familiares. La señora Gregoria indicó: “Su crianza fue un poco dura, con humildad. No exigía nada, porque comprendía la situación que atravesábamos”. En su infancia acostumbraba a jugar básquet, futbolito y junto con sus primos le gustaba visitar parques, disfrutar en las parrillas y bañarse en la playa.

Vecinos de la zona agregaron que era un buen bailador de merengue, juguetón, callado y modesto. Además sus padres lo acompañaban todos los fines de semana a los juegos de pelota. Contó con buena educación y no solía estar en la calle pasadas las nueve de la noche.

Sin embargo, las veces que lo hacía o estaba en el estadio o en una plaza jugando. Cabrera decidió tomar el camino de pelotero profesional a los 13 años. Al salir a la una de la tarde del Liceo Andrés Bello (donde luego se graduó) iba a su casa, almorzaba y luego practicaba beisbol hasta las seis de la tarde.

Ese transitar no fue fácil. Para cuidarle el brazo, su padre le prohibió jugar voleibol en el liceo, aunque él practicaba a escondidas. Era tan bueno, que hasta le habían pedido que integrara la selección nacional juvenil.

La llegada al Big Show

Poco a poco fue creciendo como pelotero y los diversos logros lo llevaron a jugar un torneo en 1997 en Estados Unidos. En ese evento se destacó, al punto de quedar campeón en los departamentos de average, jonrones, campocorto, slugger e infielder.

El talento de Cabrera fue tan notorio, que a diario los scouts visitaban La Pedrera para firmarlo. Su madre comentó que hubo noches en que no dormían estudiando las ofertas de las diversas organizaciones del beisbol del norte, pues a pesar de pensar en el dinero, siempre tuvieron más en cuenta su desarrollo como pelotero.

Sin embargo se decidieron y el 2 de julio de 1999 firmó un contrato con los Marlins de Florida (hoy Marlins de Miami) por un bono de 1 millón 800 mil dólares. Al día siguiente de la negociación, los periodistas arribaron a La Pedrera para entrevistarlo y Cabrera los recibió en shorts, descalzo y sumergido en una montaña de arena, junto al palo de almendrón del patio de la casa de la abuela.

De ahí en adelante, ha escrito muchísimas páginas de oro en su exitosa carrera. Por ejemplo, con los Marlins fue campeón de la Serie Mundial en 2003 y fue a cuatro Juegos de Estrellas (2004, 2005, 2006 y 2007) y ganó dos Bate de Plata (2005 y 2006).

Su número 24 lo ha hecho tanto o más famoso que el pelotero que le sirvió de inspiración para tomar ese dígito: el dominicano Manny Ramírez, a pesar de que es reconocida su admiración por “El Rey” David Concepción.

En el año 2008, firmó un súper contrato con los Tigres de Detroit, organización con la que ha vivido sus mejores campañas en las mayores. Luego firmó una extensión de contrato por ocho años y 153,3 millones de dólares, cifra que lo convirtió en el pelotero mejor pagado en la historia de los Tigres, en el venezolano mejor pagado en las mayores y el cuarto jugador con un contrato tan jugoso en las Grandes Ligas.

Su transitar con los felinos le llevó en 2012 a ganar la Triple Corona, al liderar los departamentos ofensivos de promedio (.330), jonrones (44) y carreras impulsadas. Fue el primer jugador en las Grandes Ligas, al lograr la hazaña desde que Carl Yastrzemski lo hizo con los Medias Rojas de Boston en 1967.

De igual forma, logró dos títulos de bateo más. Uno en 2011 (.344) y el otro en 2013 (.348).

Además en 2012 fue electo como Jugador Más Valioso de la Liga Americana y repitió el galardón en 2013. También estuvo en siete juegos de Estrellas con el nuevo circuito (2010, 2011, 2012, 2013, 2014, 2015 y 2016) y se llevó cinco Bate de Plata con los felinos (2010, 2012, 2013, 2015 y 2016).

Aunque los tiempos han cambiado y las lesiones han mermado su rendimiento, Cabrera todavía se mantiene en la élite del beisbol, logrando hazañas y números que le allanen el camino a su futura elección al Salón de la Fama de Cooperstown.

Nota: Este trabajo fue publicado en el diario TalCual en la edición especial del año 2007..

Miguel Cabrera se incorporó a los entrenamientos de los Tigres de Detroit

12Up-.

El primera base de los Tigres de Detroit, Miguel Cabrera, se reportó este lunes a los campos primaverales de los bengalíes, y buscará en este 2020 levantarse de lo que fue una campaña pasada plagada de lesiones y de baja producción ofensiva.

Es por eso que el histórico jugador venezolano se sometió a una dieta estricta, la cual estuvo principalmente compuesta de vegetales.

Cabrera manifestó este lunes que logró volver a su condición física del año 2015. Recordemos que en esa temporada lideró la Liga Americana en promedio de bateo y en OBP, por lo que es alentador que el propio jugador se sienta en tan buen estado.

Lógicamente sería mucho pedirle que a sus 37 años regrese a semejante nivel, pero ciertamente es posible que pueda superar su irregular 2019, en el cual solamente conectó 12 cuadrangulares y tuvo un OPS de .744.

Cabrera estará principalmente como bateador designado esta próxima temporada, en lo que será un intento de mantenerlo sano y evitar que vuelvan sus persistentes molestias en la espalda.

Foto: Béisbolplay

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El selecto club de los venezolanos con 40 o más jonrones en las Grandes Ligas (+Video)

Tony Cittadino (Mallorca).- El domingo 29 de septiembre de 2019 terminó la temporada regular del beisbol de las Grandes Ligas. Una campaña muy particular para los venezolanos, porque estuvo llena de récords y grandes momentos. Entre ellos, el ingreso de dos peloteros al grupo de los jugadores con 40 o más jonrones, que ahora conforman Antonio Armas, Andrés Galarraga, Richard Hidalgo, Miguel Cabrera,  Carlos González, Eugenio Suárez y Ronald Acuña Jr.

A continuación, repasamos cómo lograron sus respectivas marcas.

 

Antonio Armas (1984)

El orgullo de Puerto Píritu fue el primer venezolano en sumar 40 o más jonrones en una temporada. Fue en la temporada 1984, cuando sacó 43 pelotas con los Medias Rojas de Boston en 157 juegos, liderando el departamento de la Liga Americana por segunda vez en su carrera. La otra fue en 1981 con los Atléticos de Oakland, cuando dio 22.

Así llegó a la tan ansiada cifra luego de coquetear en par de oportunidades en campañas anteriores. Sacó 36 jonrones en 1983 con los patirrojos y 35 en 1980 con Oakland.

Armas, uno de los peloteros estelares de la década de los 80 en las mayores, terminó la temporada con el Bate de Plata en la Liga Americana y su segunda participación en el Juego de Estrellas. La otra fue en 1981 con Oakland.

 

Andrés Galarraga (1996, 1997, 1998)

El gran “Gato” Andrés Galarraga es el pelotero que más temporadas acumula con 40 o más jonrones en las Grandes Ligas. El inicialista demostró todo su poder en 1996, cuando dio 47 cuadrangulares con los Rockies de Colorado. Esa marca para un criollo la tuvo hasta 2019, cuando Eugenio Suárez lo superó.

El caraqueño, que venía de dar 31 jonrones en las dos campañas previas, lo hizo en 159 compromisos, para liderar a la Liga Nacional y quedarse al final de la campaña con el segundo Bate de Plata del viejo circuito. El otro lo había ganado en 1988 con los extintos Expos de Montreal. En total, ganó cinco. En esa zafra, comandó a la Liga Nacional en carreras impulsadas con 150, siendo el tope de su brillante carrera.

Galarraga, quien fue el primer venezolano en ganar un título de bateo en 1993 con Colorado (.370), vivió sus mejores años con esa organización. No en vano, también fue el líder jonronero del equipo en 1997 con 41 batazos en 154 juegos y volvió a comandar al viejo circuito en remolcadas con 140. En 1998 pasó a los Bravos de Atlanta y también dejó su huella, con 44 vuelacercas en 153 duelos.

Su ritmo frenético sólo pudo detenerlo el cáncer que lo alejó del diamante en 1999 y pudo superar, para volver con Atlanta en el 2000.

 

Richard Hidalgo (2000)

El caraqueño bordó su mejor temporada en las Grandes Ligas con los Astros de Houston en el año 2000. El derecho pegó 44 jonrones en 153 juegos y dejó topes personales en otros todos los departamentos ofensivos: promedio (.314), carreras impulsadas (122), carreras anotadas (118) y hits (175).

 

Miguel Cabrera (2012, 2013)

El nativo de Maracay sumó dos temporadas con 40 o más cuadrangulares con los Tigres de Detroit. La primera fue en 2012, cuando terminó ganando la Triple Corona de la Liga Americana al dominar los renglones de promedio, impulsadas y cuadrangulares. Fue el primer criollo en lograrlo y el décimo cuarto en la Gran Carpa. El último había sido  Carl Yastrzemski con los Medias Rojas de Boston en 1967.

El derecho sacó en esa campaña 44 vuelacercas en 161 juegos, implantando una marca personal al dejar atrás los 38 que dio en 2010. En la campaña siguiente, volvió a dar 44 jonrones, pero esta vez en 148 encuentros. En ambas temporadas, terminó como Jugador Más Valioso de la Liga Americana, fue al Juego de Estrellas y ganó el Bate de Plata.

 

Carlos González (2015)

El zuliano se unió al grupo en 2015, al disparar 40 estacazos con los Rockies de Colorado. El zurdo lo hizo en 153 juegos, logrando así su mejor marca. La anterior era de 34 en 2010, también con Colorado, equipo con el que jugó 10 de las 12 campañas que lleva en las mayores.

Al año siguiente dio 25, siendo la cifra más alta en una campaña desde entonces. Con los Rockies, acumuló 227 estacazos de vuelta completa de los 234 que ostenta. En esa zafra ganó su segundo Bate de Plata en la Liga Nacional. El otro lo había logrado en 2010.

 

Eugenio Suárez (2019)

El jugador nacido en Puerto Ordaz ha tenido una temporada 2019 para la historia. Reconocido más por ser un pelotero de contacto y poder ocasional, en esta campaña ha demostrado todo su poder al liderar a los venezolanos con más jonrones en una temporada.

El antesalista de los Rojos de Cincinnati dio par de cuadrangulares el 15 de septiembre ante los Diamondbacks de Arizona en el Chase Field, para igualar la marca del “Gato” Galarraga. Lo superó tres días más tarde, contra los Cachorros de Chicago y busca los 50 estacazos de vuelta completa.

Además el 26 de septiembre sacó el cuadrangular 49, para ser el tercera base de la Liga Nacional con más vuelacercas en una zafra, superando a Adrián Beltré (Dodgers de Los Ángeles, 2004) y Mike Schmidt (Filis de Filadelfia, 1980).

Su gran campaña le llevó a implantar marcar personales en varios departamentos ofensivos, para labrar su mejor campaña en las mayores desde que debutó en 2014 con los Tigres de Detroit.

 

Ronald Acuña Jr. (2019)

Ronald Acuña Jr. no se cansó de impresionar, con una temporada regular histórica, en la que pegó 41 jonrones y se robó 37 bases. El outfielder de los Bravos de Atlanta  quedó a tres estafadas de ser el quinto 40-40 de la historia, pero una lesión en la cadera lo sacó de acción en la última semana de la ronda regular.

Es el jugador más joven de la historia las Grandes Ligas con al menos 40 vuelacercas y 30 bases robadas en una campaña y se unió a Eddie Mathews y Mel Ott como los únicos jugadores en disparar 40 jonrones en una temporada con 21 años de edad o menos. Mathews conectó 47 vuelacercas por los Bravos de Milwaukee en 1953, mientras que Ott pegó 42 bambinazos por los Gigantes de Nueva York de 1929.

Acuña está apenas en su segunda temporada en la gran carpa. Debutó en 2018 y lo hizo ganando el premio como Novato del Año de la Liga Nacional, al terminar la campaña con 26 jonrones y promedio de .293.

Este año había igualado a Bob Abreu como los únicos criollos 30-30. El “Comedulce” tuvo dos campañas de ese calibre con los Filis de Filadelfia en 2001 y 2004. El nacido en La Sábana, estado Vargas, además participó en 2019 en su primer Juego de Estrellas y su primer Derby de Jonrones. Por si fuera poco, también es el criollo con más carreras anotadas en una zafra.

Además es el primer jugador de la franquicia de los Bravos con 35 jonrones y 35 bases robadas en la misma temporada. También con 21 años, es el jugador más joven con esos algoritmos en la historia de las Grandes Ligas en una campaña.

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Miguel Cabrera igualó a Carew, Musial y Stargell

Prensa LVBP | Foto: Archivo.-


Miguel Cabrera sacudió un jonrón solitario en la derrota de los Tigres de Detroit 4-3 contra los Mellizos de Minnesota, en el Comerica Park, el lunes por la tarde. El estacazo de vuelta completa le ayudó a seguir ascendiendo en las listas ofensivas de todos los tiempos en las Grandes Ligas.

Su cuadrangular fue el décimo de la temporada y el 475 de su carrera, lo que le igualó en el lugar 31 de la historia con los miembros del Salón de la Fama con Stan Musial y Willie Stargell. Su próximo objetivo es el dominicano Adrián Beltré, que se retiró con un total de 477 vuelacercas, lo que le ubica en la posición 30 en los anales de las Mayores.

La anotada fue la número 1.424 en la trayectoria del maracayero, la misma cifra con la que se retiró el panameño Rod Carew, una leyenda en Latinoamérica y otro miembro del templo de los inmortales. Ahora ambos comparten el sitio 86 de la historia. En tanto que Cabrera elevó a 1.687 sus remolcadas, todavía en el puesto 29. Un peldaño más arriba lo espera Cal Ripken Jr. (1.695), que también tiene una placa en Cooperstown.

El bambinazo de Cabrera fue contra el lanzador Jake Odorizzi, en el cierre del primer inning. El batazo recorrió 383 pies y salió por el jardín izquierdo. Más tarde, en el sexto capítulo, el recio bateador derecho sacudió sencillo a la derecha. Fue el imparable 2.799 y se colocó a uno de convertirse en el pelotero 52 de la historia con al menos 2.800 incogibles.

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Cabrera quiere recuperar su poder

MLB | Foto: MLB.-


A paso lento pero seguro, Miguel Cabrera va alcanzando nuevos hitos. Esta semana superó al puertorriqueño Carlos Beltrán y a tres miembros del Salón de la Fama, Lou Gehrig, el boricua Roberto Alomar y Chipper Jones, en la lista de más hits de por vida para quedarse en solitario en el puesto 60. En cuanto a las empujadas, dejó atrás a dos miembros de Cooperstown, Ernie Banks y el cubano Tany Pérez, en listado vitalicio.

En algún momento durante los próximos dos años, lo más probable es que el club de los 3,000 hits le abra las puertas a Cabrera, siempre que éste se mantenga saludable. Según el maracayero, cuando eso suceda lo celebrará con su familia y con la ciudad de Detroit. Pero lo que le preocupa en estos momentos es recuperar su nivel de años anteriores.

“Yo quiero encontrar mi poder”, dijo a mediados de esta semana el veterano de 36 años. “Siento que lo puedo hacer. Dar mis hits, hacer lo que puedo con la forma en la que me están lanzando ahora mismo es mi meta, encontrar una mejor posición. Estoy tratando de buscar la manera de hacer swing con poder y hacer buen contacto”.

Hasta el momento, esa meta le ha sido elusiva. Aunque Cabrera se encuentra entre el 5% de los mejores bateadores de Grandes Ligas en tasa de batazos duros y en el 15% de velocidad de salida promedio, empezó la jornada del viernes con un jonrón y ocho dobles entre los 51 hits que ha dado en 172 turnos, para un slugging de .363 que está muy por debajo de su marca de por vida (.547). Su OPS de .732 también está muy detrás del .942 de su carrera, a pesar de que tiene .292 de promedio y .362 de porcentaje de embasarse en el 2019.

“El promedio va y viene. Uno no controla el promedio”, aseguró Cabrera. “Pero es sabroso cuando bateas con poder. Cuando haces eso, ayudas a tu equipo a anotar más carreras y así le pones más presión al oponente”.

Para lograr eso, Cabrera está haciendo ajustes en su plan de ataque y elevando al ángulo de salida de sus conexiones. Cuando su timing estaba perdido a principios de temporada, con un swing muy temprano, estaba tratando de batear líneas. Lo que argumentaba es que no tenía sentido tratar de elevar la bola cuando no estaba bateando con autoridad. Pero las cosas han cambiado. Su ángulo de salida ha aumentado de seis grados en el primer mes a 11.2 en estos momentos, de acuerdo con Statcast.

“Siento que estoy más cerca”, dijo Cabrera. “Es gracioso porque en un juego la semana pasada me fui de 4-0, pero di tres (elevados). Estaba emocionado porque levanté la pelota. Estoy tratando de encontrar el sitio correcto para darle a la bola y tratar de pegarle con más poder.

“Yo creo que es mi extensión, estar bien con mis manos”, siguió. “Estoy tratando de estar listo muy rápido. Quiero hacer las cosas muy rápido y estoy bateando hacia el left. Así no es como bateo yo. Mi forma de batear es quedarme por dentro de la bola (con las manos lo más pegadas al cuerpo posible antes de completar el swing) y tratar de extender (los brazos)”.

Por más que odia usar las lesiones como excusa, Cabrera reconoce que son un factor. La ruptura de bíceps que le costó casi toda la temporada pasada es una. Las molestias en las rodillas son otra. Todas esas dolencias, con las que lidió y siguió jugando en el pasado mientras trataba de ayudar a los Tigres a ganar una Serie Mundial, le están pasando factura.

“Por un lado, diría que no”, dijo. “Pero he hablado con muchachos que han tenido las mismas lesiones y dicen que toma tiempo. Y yo les digo, ‘No me queda mucho tiempo’. Tengo que producir. La gente no va a entender eso. Es como cuando empieza el juego, no es momento de poner excusas.

“No me gustan las excusas. No soy alguien que ponga excusas. Pero si las cosas son así, pues son así. Igual no me preocupo, porque estoy trabajando para regresar”.

En algún momento, Cabrera se pondrá a pensar sobre esos hitos, lideratos y récords. Después de haber visto en persona al dominicano Albert Pujols llegar a las 2,000 empujadas a principios de mes, sabe lo importante que pueden ser esas cosas. Pero quiere lograrlo por los fanáticos, no sólo por él.

“Detroit ha sido muy buena conmigo”, contó. “Siempre quiero apreciar la forma como me han tratado aquí. Y siempre estoy haciendo todo lo posible para mejorar”..

Cabrera espera rendir con el bate toda la campaña

Jason Beck | MLB.com.-


El swing recordó a aquellos del 2012, un movimiento natural y perfectamente fluido del venezolano Miguel Cabrera con el que mandó la bola hacia el jardín derecho, sin que esta parara de viajar hasta terminar en el bullpen de los Tigres para su segundo jonrón de la pretemporada.

El palazo contra el cubano Nestor Cortés Jr. de los Yankees el 10 de marzo no viajó tanto como el que había dado Cabrera contra Jacob Webb de los Bravos una semana atrás. Ese casi pegó en la pared del bullpen de visitantes entre el jardín central y el derecho, a pocos metros de la grada. No había dado un jonrón tan largo hasta el jueves, cuando mandó un envío de Corbin Martin de los Astros a lo más lejano de la grama detrás del jardín izquierdo. La volvería a botar el sábado, esta vez contra Hunter Wood de los Rays.

«Se está sintiendo muy bien y está empezando a ver la bola realmente bien», dijo Ron Gardenhire, el manager de los Tigres. «Eso te dice lo bien que está».

Los cuatro jonrones han sido impresionantes recordatorios de lo que Cabrera, a pesar de que cumplirá 36 años en un mes, es capaz de hacer cuando está saludable.

«Hace no mucho tiempo todo el mundo se estaba preguntando qué había pasado con su poder», añadió el gerente general de Detroit, Al Ávila. «Bueno, pueden ver que todavía lo tiene».

Cabrera se fue sin hits durante una semana tras el segundo jonrón, un slump de 10-0 con siete ponches. La frustración fue tal que lo expulsaron de un juego de la Liga de la Toronja por discutir bolas y strikes con un umpire de Triple-A.

«Me gustó ver eso, el hecho de que estos turnos son importantes, incluso para un tipo que ganó la Triple Corona», dijo Doug Mientkiewicz, que dirigió a los Tigres en aquel encuentro de escuadras divididas.

Para este slugger de 35 años, estos turnos todavía importan. Cabrera está completando una década que lo vio ganar una Triple Corona, cuatro títulos de bateo, dos premios Jugador Más Valioso y cuatro viajes seguidos a la postemporada. Pero tras dos temporadas plagadas de lesiones, esos logros se sienten más distantes.

Cabrera está bajo contrato hasta terminada la temporada 2023, así que es posible que todavía esté en el equipo cuando los Tigres vuelvan a competir, aunque para entonces tendrá casi 40 años. Las metas más visibles por el momento son hitos personales, 3,000 hits y 500 jonrones, ambos al alcance esta próxima temporada si se mantiene saludable. Pero Cabrera todavía está compitiendo por metas colectivas.

«Yo siempre he pensado que uno juega por una razón. Uno juega para ganar juegos», sentenció Cabrera.

Cabrera, pieza fundamental

Si la salud lo acompaña, es posible que los Tigres sean un equipo competitivo. O al menos mejores que en las últimas dos temporadas, en las que perdieron 98 juegos en cada una. Es tal el tamaño del impacto que puede causar el maracayero.

Perdido en medio de la decepción de una campaña 2018 recortada por las lesiones, está lo bien que le estaba yendo antes del desgarre de bíceps. Estaba bateando .299 con tres jonrones, 22 empujadas y .843 de OPS a pesar de un frío brutal que normalmente no le sienta bien. Bateó .326 en marzo y abril antes de perderse un mes por un tirón en la corva derecha.

Cabrera es tan importante que los Tigres están pensando cuánto ponerlo a jugar en primera y cuánto como designado, con la intención de limitar el agotamiento de jugar a la defensiva.

Lo que preocupa no es el bíceps, que se lesionó durante un swing. Son su espalda y sus piernas, el epicentro de sus lesiones los últimos años. Incluso cuando Cabrera estaba jugando los últimos meses del 2017, sus problemas en la espalda condicionaron su swing.

«Jugará como designado, pero también algo de primera base», dijo Gardenhire.

Cabrera también quiere ser un líder. Ha pasado los entrenamientos primaverales hablando con los jugadores más jóvenes en el complejo de los Tigres, un punto que fue repasado cuando en su momento habló con Ávila sobre la situación del equipo.

«Hablamos de eso cuando empezó este proceso de reconstrucción», reconoció Ávila. «Él siempre ha dicho que hará lo que nosotros queramos. Y lo ha hecho, hasta con los muchachos de las menores. En ese sentido ha sido grandioso».

Pero el liderazgo de Cabrera se demuestra en el terreno. Jóvenes como Christin Stewart ha visto de cerca la rutina de Cabrera antes de los juegos. No sólo los majestuosos jonrones, sino el enfoque que pone en repartir líneas por todo el campo antes de mostrar su poder.

«En la primera ronda, no importa si le lanzan adentro, empieza bateando hacia la otra banda. Y luego empieza a darle hacia todo el campo. Es genial verlo hacer eso».

Mientras más tiempo esté Cabrera cerca, mejor para los Tigres. Y ahora mismo le está dando tan bien a la bola que Gardenhire quiere que batee de tercero para que tome cuantos turnos sea posible.

«El swing está allí», señaló Ávila. «Está enfocado. Y está saludable. Ahora tenemos que mantenerlo saludable»..