Jason Beck (MLB).- ¿Recuerdan cuando la temporada del 2020 estaba supuesta a brindarnos una serie de hitos de Miguel Cabrera?
Antes de que las lesiones lo entorpecieran en los últimos años, incluyendo una rotura en el bíceps que le costó la mitad de la campaña del 2018 y una rodilla rígida que lo tuvo cojeando el año pasado, parecía una garantía que Cabrera alcanzaría los 3,000 hits y 500 jonrones y aseguraría su pase al Salón de la Fama. Uno de los bates que utilizó en el 2012, temporada en que logró la Triple Corona de bateo, ya se encuentra en Cooperstown.
El venezolano empezó la campaña del 2017 con 2,519 imparables y 446 cuadrangulares. Desde entonces, ha sumado otros 296 hits y 31 bambinazos en 304 juegos. Faltándole 185 imparables y 23 vuelacercas para llegar a los números antes mencionados, Cabrera hubiera necesitado una temporada completa y en salud para alcanzar ambas cifras redondas. La cuenta regresiva habría sido interesante, ya que en los entrenamientos primaverales Cabrera se fue de 29-10 con tres vuelacercas.
Luego, llegó la pandemia del coronavirus y la suspensión de la actividad de Grandes Ligas. Ahora nos preguntamos: ¿Cuántos jonrones podrá dar Cabrera en 60 partidos? ¿Cuántos imparables conseguiría si bateara .300 en la temporada? ¿Cuántos partidos será capaz de disputar tras unos entrenamientos abreviados?
Lo que sí sabemos es que Cabrera ha seguido enfocado en el acondicionamiento físico como lo estuvo en la pretemporada.
«Sinceramente, para que lo sepan, no ha perdido el ritmo en ese tiempo sin actividad”, dijo el gerente general de los Tigres, el cubano Al Ávila, esa semana.
Cabrera le dijo a MLB.com hace un mes que viene entrenando a diario en su casa en el Sur de la Florida.
“Cuento con un gimnasio en mi casa, así que vengo entrenando todos los días”, dijo Cabrera en ese momento. “Bateo casi a diario”.
¿Será eso suficiente para que empiece el 2020 encendido? Juzgando por la historia reciente, quizás sí.
Increíblemente, las estadísticas de Cabrera son bien consistentes en cuanto al calendario se refiere. De por vida, el oriundo de Maracay tiene promedio de .315 y OPS de .937 en la primera mitad de la campaña, comparado con .314 y .932 en la segunda.
Pero en temporadas recientes, Cabrera ha rendido más temprano en el año que tarde, lo cual podría ser indicio de desgaste a medida que avanza la campaña. El año pasado, por ejemplo, Cabrera tuvo promedio de .303 con OPS de .765 antes de la pausa del Juego de Estrellas, comparado con .254 y .715 después.
El veterano bateaba .299 con OPS de .843 cuando una rotura en el bíceps izquierdo en junio le puso fin a su temporada en el 2018. Y en la recta final del 2017, Cabrera tuvo promedio de apenas .230, con más ponches (46) que imparables (45).
Otro factor que podría explicar las dificultades que ha tenido Cabrera en la segunda mitad podría ser la motivación. Al toletero por lo general le ha ido bien cuando los Tigres han estado en la lucha por la clasificación.
En el 2016, Cabrera bateó .346 con 20 cuadrangulares y OPS de 1.057 después de la pausa del Juego de Estrellas, con Detroit en la pelea hasta el último día de la campaña. De todos los retos que ha enfrentado durante la reconstrucción de los Tigres, Cabrera reconoce que no jugar por octubre ha sido tan difícil como los problemas de salud.
La temporada del 2020 probablemente no cambie eso. De hecho, podría ser aún más difícil jugar en estadios vacíos sin un público que aporte intensidad.
“Va a ser aburrido, porque los fans son una gran parte de este juego”, dijo Cabrera el mes pasado, “Tenemos que adaptarnos a eso y con suerte salir adelante”.
Sin embargo, si los Tigres empiezan fuerte y por lo menos logran estar en la pelea en la recta final del calendario abreviado, un estadio vacío quizás no tenga importancia. A sus 37 años, Cabrera quizás cobre impulso. No bastará para que se acerque a ninguna cifra redonda este año, pero sí podría ponerlo en buena posición para el 2021..
MLB.- El Comisionado Robert D. Manfred, Jr. anunció este martes que Major League Baseball anticipa iniciar su temporada regular del 2020 en aproximadamente un mes, el 23 o 24 de julio.
El anuncio viene después de la confirmación hoy de que la Asociación de Jugadores de MLB ha aceptado los protocolos de salud y seguridad que guiarán el regreso a juego de MLB y de que los jugadores podrán presentarse a los entrenamientos para el 1 de julio.
La salud y la seguridad de los jugadores y los empleados seguirán siendo las mayores prioridades de MLB en su regreso a juego. MLB está trabajando con una variedad de expertos en salud pública, enfermedades infecciosas y proveedores de tecnología para tener una estrategia exhaustiva que tiene como objetivo facilitar un regreso seguro.
MLB ha sometido un calendario de 60 juegos para la temporada regular, a ser revisada por la Asociación de Jugadores. El calendario propuesto contará mayormente con partidos dentro de las divisiones, con la porción restante de los juegos de cada club contra la división geográfica correspondiente de la liga opuesta (Este vs. Este, Central vs. Central y Oeste vs. Oeste) para poder reducir los viajes. Se espera que la gran mayoría de los Clubes de Grandes Ligas realicen sus entrenamientos en los estadios de sus principales ciudades sedes.
Dijo el Comisionado Manfred: “Major League Baseball está contento de anunciar que la temporada del 2020 está en el horizonte. Le hemos suministrado a la Asociación de Jugadores un calendario para jugar 60 partidos y estamos emocionados de brindarles Béisbol a nuestros grandes fanáticos pronto”.
ESPN.- Los propietarios de MLB votaron por unanimidad para proceder con la temporada 2020 bajo los términos de su acuerdo del 26 de marzo con la Asociación de Jugadores de MLB, dijo la liga en un comunicado el lunes por la noche, después de que la junta ejecutiva del sindicato rechazó la última oferta de MLB de una temporada de 60 juegos con playoffs expandidos.
El voto de los propietarios ahora permite al comisionado Rob Manfred implementar un calendario de juego de su elección, probablemente entre 50 y 60 juegos.
En su declaración, la liga solicitó que la Asociación de Jugadores proporcione dos datos a las 5:00 p.m. del martes, el primero es si los jugadores podrán presentarse al entrenamiento en sus respectivas ciudades dentro de los siete días, antes del 1 de julio. El segundo es si el sindicato «acordará el Manual Operativo que contiene los protocolos de salud y seguridad necesarios para dar la mejor oportunidad para dirigir y completar nuestra temporada regular y la postemporada».
La junta ejecutiva de MLBPA, compuesta por 30 representantes de jugadores y un subcomité de ocho miembros, votó el lunes 33-5 en contra del marco de 60 juegos de la liga, que surgió de una reunión la semana pasada entre Manfred y el director ejecutivo del sindicato Tony Clark. Después de que MLB rechazó una propuesta de 70 juegos de MLBPA, la liga le dijo al sindicato que un acuerdo negociado seguiría el marco de 60 juegos, que incluía playoffs expandidos y un bateador designado universal.
En lugar de aceptar el marco, los jugadores lo rechazaron y dijeron en un comunicado que esperan que Manfred cumpla con su acuerdo del 26 de marzo, que permite al comisionado establecer un calendario y garantiza a los jugadores un pago prorrateado.
«Estamos listos para regresar al campo», dijo el relevista Andrew Miller de los St. Louis Cardinals, miembro del subcomité de la junta ejecutiva de MLBPA, a Jesse Rogers de ESPN.
Al rechazar la propuesta, los jugadores conservan su derecho a someter una queja por los términos del acuerdo de finales de marzo entre las dos partes. Después de que los entrenamientos de primavera se cerraron en marzo debido a la pandemia de coronavirus, la liga y los jugadores acordaron que cuando se retomara el juego, los jugadores recibirían un pago prorrateado y discutirían la viabilidad económica de jugar sin fanáticos en las gradas. La asociación de jugadores ha mantenido que la discusión no tuvo nada que ver con su paga. Ese desacuerdo ha llevado a semanas de acritud entre las partes.
La junta ejecutiva del sindicato se reunió el sábado y eligió retrasar su voto sobre la última propuesta de la liga para recopilar nuevos datos sobre las pruebas para COVID-19 después de varios brotes recientes en instalaciones de entrenamiento en Florida y Arizona y en ciudades de Grandes Ligas, dijeron fuentes a ESPN.
Todos los campamentos de entrenamiento de la MLB se cerraron temporalmente después de que varios equipos reportaron pruebas positivas el viernes, y la liga anunció el sábado que solo se reanudaría el entrenamiento en las ciudades de origen de los equipos. Luego, los jugadores retrasaron la votación nuevamente el domingo, dijeron las fuentes, después de que Manfred hizo ajustes tardíos a la propuesta, ofreciendo en un correo electrónico a Clark para cancelar los playoffs expandidos y el bateador designado universal para 2021 si no se juega una temporada completa en 2020..
Andrew Simon (MLB).- No es necesario ser un hijo de un jugador de Grandes Ligas para llegar a ese nivel, pero no cabe duda de que es una ventaja.
Sea que hayan crecido en un clubhouse de la Gran Carpa, contaron con los consejos de su padre o simplemente heredaron buenos genes, no es algo raro ver nombres conocidos de una generación anterior resurgir en Las Mayores.
Entre los jóvenes hijos de jugadores de las Mayores está el núcleo de los Azulejos: El dominicano Vladimir Guerrero Jr., Cavan Biggio y Bo Bichette. También están el quisqueyano Fernando Tatis Jr. de los Padres, Cam Bedrosian (hijo de Steve) de los Angelinos, Delino DeShields Jr. de los Indios, Dee Gordon (hijo de Tom) de los Marineros, Dereck Rodríguez (hijo del puertorriqueño Iván) de los Gigantes, y Travis Shaw (hijo de Jeff) de los Azulejos.
Pero cada uno de dichos jóvenes tendrá trabajo por hacer para calificar en la lista de los mejores dúos de padre e hijo en la historia de las Grandes Ligas.
La lista se basó en la estadística bWAR (según Baseball Reference) — en paréntesis — dándole preferencia a los pares que tuvieron más éxito.
1. Bobby Bonds (57.9) y Barry Bonds (162.8)
No hay otro jugador de posición en la historia de Grandes Ligas con un mejor WAR que Barry, quien tiene siete premios al Jugador Más Valioso, es el dueño del récord de jonrones en una temporada y de por vida y prácticamente cambió el béisbol a comienzos de los años 2000. Solamente las sospechas de dopaje han impedido que sea inmortalizado en el Salón de la Fama. Y mientras que Barry opaca a su padre, Bobby no debe subestimarse. Los Bonds son los únicos dos jugadores en la historia en pegar al menos 300 jonrones y robarse al menos 400 bases, también son los únicos en llegar a 20 bambinazos y 20 estafadas en 10 temporadas diferentes.
2. Ken Griffey (34.5) y Ken Griffey Jr. (83.8)
Estas figuras lograron jugar juntos con los Marineros en 1990 y 1991, famosamente volándose la cerca de manera consecutiva contra los Angelinos el 14 de septiembre de 1990. En ese momento, Griffey padre estaba al final de una carrera de 19 años que incluyó tres convocatorias al Juego de Estrellas y par de anillos de Serie Mundial con los Rojos. Aunque su desempeño fue más consistente que espectacular — OPS+ entre 96 y 129 en 14 campañas — su hijo se convirtió en una mega estrella. Con 630 bambinazos y 10 Guantes de Oro, Griffey Jr. entró fácilmente al Salón de la Fama en el 2016 (su primer año en la boleta).
3. Felipe Alou (42.2) y Moisés Alou (39.9)
Estos dos ni siquiera son toda la familia beisbolera dominicana. Los hermanos de Felipe, Jesús y Mateo, jugaron cada uno 15 temporadas en las Grandes Ligas, con el último también consiguiendo WAR de más de 20. Su primo José Sosa, lanzó brevemente en la Gran Carpa y su sobrino Mel Rojas fue serpentinero por 10 campañas y consiguió 126 rescates. Pero apenas entre Felipe y Moisés tuvieron 34 años de experiencia en las Mayores y pegaron más de 4,200 imparables, 500 cuadrangulares y 750 dobles. Y eso no incluye los 14 años de Felipe como dirigente de los Expos y Gigantes.
4. José Cruz (54.4) y José Cruz Jr. (19.5)
Como Felipe Alou, el puertorriqueño José Cruz fue uno de un trío de hermanos en Las Mayores, con Héctor jugando nueve temporadas y Tommy viendo acción por varios juegos. José jugó 19 campañas, incluyendo 13 con los Astros y está entre los líderes de la franquicia en varias categorías ofensivas, incluyendo tercero en WAR, hits y estafadas, también ocupando el primer lugar en triples. Su hijo fue elegido de tercero en el draft amateur de 1995 y tuvo una sólida carrera de 12 años, incluyendo una campaña de 30-30 con Toronto en el 2001.
5. Sandy Alomar (10.5) y Roberto Alomar (67.1)
Sandy, principalmente como intermedista, generó la mayoría de su valor con el guante y la agilidad en las bases durante 15 temporadas, con 227 estafadas. Pero también tuvo dos hijos que contaron con carreras más exitosas, con Sandy Jr. ganando el Novato del Año y consiguiendo seis convocatorias al Juego de Estrellas como receptor. Roberto resultó teniendo una carrera que lo envió al Salón de la Fama. Este último también participó en 12 Clásicos de Verano seguidos de 1990 al 2001, ganando 10 Guantes de Oro y dos títulos de Serie Mundial con los Azulejos de 1992 y 1993.
6. Cecil Fielder (17.2) y Prince Fielder (23.6)
Padre e hijo fueron acuerpados cañoneros. Ambos, de manera increíble, terminaron con exactamente 319 vuelacercas en su carrera. Cecil fue segundo en las votaciones al Jugador Más Valioso de la Liga Americana con los Tigres en 1990 y 1991, cuando sacudió un total de 95 bambinazos y remolcó 265 carreras. Prince conectó 50 cuadrangulares en el 2007 y fue un bateador más exitoso que su padre, con OPS+ de 134 en su carrera. Desafortunadamente, una lesión en el cuello lo obligó a retirarse antes de tiempo en el 2016 a los 32 años de edad.
MLB | Jason Beck.- El auto deportivo sigue estando en la cochera de Armando Galarraga, un Corvette ZR1 de color plata casi en perfectas condiciones, 10 años después de que el venezolano estuvo a punto de lanzar un juego perfecto.
“Lo manejo muy poco”, dijo Galarraga el lunes. “De hecho, mi padre, creo yo, lo conduce más que yo”.
Cuando Chevrolet quiso recompensar a Galarraga por el deportivismo que exhibió después de la marcación errada del umpire de la inicial Jim Joyce, introdujeron un Corvette de color rojo al terreno de juego para regalárselo al siguiente día. Le ofrecieron un Corvette del color de su preferencia. Galarraga tenía la mirada puesta en un ZR1, que cuesta el doble del modelo estándar, y se ofreció a pagar la diferencia. Es la única vez que se permitió ser un poco egoísta.
Diez años después, el auto deportivo sigue funcionando. Las lecciones que Galarraga y Joyce también siguen vigentes. Éstas podrían ser más importantes ahora que cuando Joyce hizo la marcación que le negó a Galarraga un juego perfecto.
Es la empatía de dos personas sobre el mismo terreno de juego con trasfondos diferentes. Joyce, al darse cuenta de que su decisión en la primera base tras un roletazo de Jason Donald en la novena entrada era incorrecto, se sentía afligido porque Galarraga no obtendría el juego perfecto. Galarraga, viendo cómo a Joyce se le salían las lágrimas después del partido y de nuevo en el plato al momento de intercambiar los lineups al día siguiente, entendió su devastación emocional.
“Después de que todo pasó, lo fui a ver a su casillero”, contó Galarraga. “[El entonces gerente general] Dave Dombrowski me dijo que Jim Joyce seguía devastado. Vi a una persona que todavía se sentía terrible. Estaba cabizbajo y dijo que lo sentía mucho. Me puse en sus zapatos.
“Estaba tratando de pensar en cómo podemos enfocarnos en la solución y no en el problema. No culpemos a nadie. Tienes que entender: No echemos a perder una carrera de 25 años por un error. Todos cometemos errores. Entiendo lo profesional que él es. Los jugadores lo respetan bastante, toda esa fuerza que él tuvo, toda esta experiencia. Tenía mucha presión sobre sus hombros. Y en esa posición, para mí todo era flores, para él todo era negativo. Mucha gente hizo bastantes comentarios negativos.
“Hicimos clic en ese momento. No sabíamos en ese momento todo lo que esto iba a originar”.
Es la razón del por qué una blanqueada de un hit ante Cleveland acapara más atención en la historia de la que un juego perfecto tendría. Es la razón del porqué el juego, por mucho el mejor de las 91 aperturas de Galarraga en las Mayores, estuvo programado para ser transmitido en su 10mo aniversario el martes – a partir de las 9 a.m. ET por MLB Network y posteriormente a las 12 p.m. ET por MLB.com y tigers.com.
Y también es la razón del porqué personas como Galarraga, el ex timonel de los Tigres, Jim Leyland, y muchas más han estado recibiendo llamadas y mensajes de texto acerca de este partido por más de dos semanas.
“Se ha hablado mucho de este juego”, reconoció Leyland.
“Aprovecho esta oportunidad, porque para mí es una semana para ser famoso”, expresó Galarraga. “Y después de eso, soy una persona como cualquier otra”.
Galarraga está tratando de nuevo de sacar algo positivo de su experiencia, esta vez con la esperanza de ayudar a sus hermanos en Venezuela. Le llegó la idea a la mente de vender camisetas con motivo del aniversario con el siguiente mensaje: “What’s Your Call?” (¿Cuál es tu marcación?) y el hashtag #perfectgame28outs10years. Las camisetas, que también denotan su academia de béisbol, están disponibles en el sitio armandogalarraga.com/shop.
Galarraga estaba programado para estar en Detroit esta semana junto con Joyce, firmando autógrafos y vendiendo libros con la intención de utilizar los fondos obtenidos para ayudar a la gente de Venezuela. Una vez que la pandemia del coronavirus estropeó dichos planes, el oriundo de Cumaná tuvo la idea de hacer las camisetas.
“La situación en Venezuela está muy mal y para cuando el coronavirus arrecie, la gente no tendrá qué comer, no tendrá medicina suficiente”, lamentó Galarraga. “La cosa ya está mal. La gente allá necesita ayuda desesperadamente”.
Aunque dijo que buscaría que Major League Baseball le revirtiera la marcación de Joyce y le otorgara el juego perfecto en una entrevista el mes pasado para The Athletic, Galarraga ahora se retrae. Eso tenía que ver más con él pensando en voz alta
Ésta no es la primera vez. La especulación sobre si MLB podría tomar acción se dio casi inmediatamente después del juego, pero fue reprimida al día siguiente.
“No puedes hacerlo”, exclamó Leyland la semana pasada. “Es desafortunado que haya pasado. Pero no se puede cambiar. Eso generaría un problema bastante grande [con todas las marcaciones erróneas previas en la historia de Grandes Ligas]”.
Habría sido el primer juego perfecto en la historia de los Tigres, y el primero de parte de un lanzador nacido en Venezuela, un honor que Félix Hernández logró por los Marineros dos años después. También habría sido la segunda menor cantidad de lanzamientos realizados entre los 20 juegos perfectos en los cuales los conteos de pitcheo estuvieron disponibles; el roletazo de Donald llegó ante el 83er ofrecimiento de Galarraga.
También habría sido el juego perfecto menos probable de todos. Galarraga había lanzado seis innings perfectos vs. los Reales en el 2008 antes de ceder un imparable, pero abrió la temporada del 2010 en Triple-A Toledo. Regresó a la rotación de Detroit esa noche del 2 de junio después de que Dontrelle Willis fue canjeado.
Aun así, un juego perfecto no habría sido tan celebrado hoy en día como lo ha sido su blanqueada de un hit.
“Definitivamente, no”, admitió Galarraga. “Acaparamos más atención con la forma en que manejamos las cosas. Diez años después, parece que fue ayer. Es algo que te hace pensar cuando te retiras: ¿De qué manera contribuiste al béisbol? Y para mí, creo que es una buena prueba. No soy un jugador que haya pasado 10 años en Grandes Ligas. No soy un jugador que fuera a muchos Juegos de Estrellas”.
Galarraga no lanzó en Detroit por mucho tiempo más. El venezolano brindó algunas joyas de pitcheo más esa temporada, incluyendo siete entradas en blanco y ocho ponches de nuevo contra los Indios en agosto. Pero su codo derecho, el cual había sido sometido a una cirugía Tommy John años atrás, comenzó a molestarle de nuevo.
Los Tigres lo cambiaron ese invierno a Arizona. Después de 13 aperturas por los D-backs y en Triple-A Reno, Galarraga no aguantó más las molestias en el codo y se sometió a una operación para removerle fragmentos de hueso. Cuando regresó, su velocidad había mermado.
Tras cinco aperturas por los Astros en el 2012, breves estadías en Triple-A con los Rojos y Rockies en el 2013, en las ligas de Taiwán en el 2014 y de México en el 2015, Galarraga decidió retirarse.
“Estaba tratando de cambiar mi forma de lanzar, tratando de mejorar”, aseguró. “Pero el problema era cómo me sentía al día siguiente. Un día después de lanzar, ni siquiera podía mover mi codo”.
Ha decidido hacer las paces con su codo, al igual que las hizo con Joyce. Los recuerdos perduran en la mente de Galarraga. Tiene el auto deportivo y los otros obsequios. Tiene ese juego. Y todavía tiene una lección que enseñar.
“Cuando te comunicas, cuando no culpas a nadie por lo sucedido”, indicó. “Busca la solución, no el problema. Ésa es la belleza de esta historia. La belleza es no hablar de más. Ambos tratamos de dar lo mejor de nosotros. Cuando di mis entrevistas, nos respaldamos uno al otro. Y ésa es la razón del porqué esta historia es más valiosa que el propio juego perfecto. He sido afortunado al no haber sido afortunado”.
MLB.- Cuando los entrenamientos fueron detenidos en marzo debido a la pandemia del coronavirus, alrededor de los Reales todavía había algunas dudas sobre las posibilidades de que el receptor venezolano Salvador Pérez estuviera listo para el Día Inaugural.
Pérez, recuperándose de una cirugía Tommy John que le practicaron en marzo del 2019, estaba más avanzado que Mondesí en su rehabilitación y probablemente habría estado listo para el Día Inaugural.
Sin embargo, el manager Mike Matheny siempre fue claro en que los Reales iban a ser cautelosos con Pérez, en términos de cuántos juegos iba a recibir, y que quizás lo iban a utilizar también como bateador designado y primera base durante el primer mes de la temporada.
Ahora, ese tiempo extra que necesitaba para terminar de recuperarse ya pasó. Pérez dijo el miércoles en una videoconferencia por Zoom que estaba completamente listo para empezar a jugar, cuando sea que regrese el béisbol.
“Mientras más tiempo pueda esperar para volver a ponerme detrás del plato, mejor para mí”, dijo Pérez. “No sé qué está pasando exactamente ahora mismo con el béisbol. Pero al mismo tiempo, le doy gracias a Dios por darme el tiempo para seguir mejorando”.
En un día típico para Pérez, quien vive en Miami, empieza a trabajar con el instructor de bateo asistente de los Reales, Mike Tosar, cerca de las 8 a.m. Luego trabaja la parte defensiva con el coach de la banca del club e instructor de receptores, Pedro Grífol. Finalmente, regresa cerca de las 2 p.m. a su casa para levantar pesas.
“Mike me está ayudando mucho con el bateo”, dijo Pérez. “Mientras más entreno, mejor me siento. Tiene unas ideas muy buenas”.
Quizás el ajuste más importante para Pérez una vez que el béisbol regrese, dijo, sea la posibilidad de jugar en estadios sin público.
“Especialmente para mí, porque ustedes saben cómo quiero a los fanáticos, hablar con ellos”, confesó Pérez. “Eso será bien duro. Va a ser extraño. Pero si ésa es la mejor forma para empezar a jugar, tenemos que hacerlo”.
Tony Cittadino (Mallorca).- Edgardo Alfonzo fue uno de los peloteros más emblemáticos en la década de los 90’ de los Navegantes del Magallanes, club en el que se tituló en tres ocasiones. Fue el equipo que le permitió formarse como pelotero, crecer y dar el salto a las Grandes Ligas con los Mets de Nueva York, conjunto en el que vivió los mejores años de su carrera en la gran carpa.
Alfonzo fue fanático de los Tiburones de La Guaira y tuvo en su hermano Edgar a un ejemplo de beisbol. “Practiqué con el Caracas, pero nunca me dieron la oportunidad. Cuando iba a la capital me gustaba La Guaira por los jugadores que tenía. No pensaba firmar con el Magallanes, pero me hice magallanero como jugador. Fue una motivación para mí, por la cantidad de fanáticos que había. Fue un orgullo pertenecer a esa divisa”, dijo en una entrevista desde su casa, la ciudad de Nueva York.
Una de las personas claves para lograr la firma con los turcos fue el experimentado coach, Gregorio Machado, quien a lo largo de su carrera con el equipo fue una pieza fundamental para el crecimiento de los peloteros.
“Gregorio fue uno de los padres de nosotros. Fuimos unos cuantos los que firmamos con Magallanes y los Mets en ese momento. Hice muchos tryout, pero no me llamaban. Tenía unos 16 años y eso me frustraba. Pero Gregorio me vio y le gusté como jugaba. Luego me vio con su jefe y firmamos”, explicó.
Alfonzo debutó con el equipo en la temporada 1992-1993. Jugó 19 partidos y dejó un explosivo promedio de .324 (37-12), con un doble, un triple, cinco carreras impulsadas y ocho anotadas. En su siguiente campaña, la 1993-1994, tuvo la oportunidad de vivir la primera final entre los “Eternos Rivales”, que le ganaron en siete juegos electrizantes a los Leones del Caracas.
“Esa rivalidad es algo que hay que vivir, para contar. No jugué mucho en la final porque estaba empezando, pero en la temporada sí lo hice y era algo apoteósico. Los fanáticos te exigen mucho. Estaba emocionado, porque iba a ser parte de la historia en Venezuela”, dijo el pelotero que disputó un solo juego.
Sin embargo, también participó en la final de la temporada 1996-1997 y en la de la zafra 2009-2010, siendo el único pelotero en estar en las tres finales Caracas-Magallanes. “Tuve suerte de ser parte de esos éxitos del Magallanes y de darle al fanáticos esas emociones”.
El Magallanes fue uno de los equipos que dominó la década de los 90’, junto al Caracas y los Cardenales de Lara. Contaba con un equipo sólido y con experiencia, que le ayudó a Alfonzo a crecer y madurar dentro de una organización en la que se consagró como un pelotero importante.
“Nosotros tuvimos los éxitos por la cohesión que teníamos. Estaban Melvin Mora, Richard Hidalgo, Eddy Díaz, Carlos Hernández, Juan Carlos Pulido y Raúl Chávez. También Clemente Álvarez y Edgar Naveda, fueron claves. Éramos la nueva camada del Magallanes y compartíamos mucho. La amistad y la hermandad que teníamos fue una parte clave en los triunfos del Magallanes de los 90”, expresó el jugador que quedó campeón con los turcos en las campañas 1993-1994, 1995-1996 y 1996-1997.
El mirandino nacido el 8 de noviembre de 1973, consideró algunos de los mentores que tuvo fueron Clemente Álvarez y Edgar Naveda. “Ellos fueron muy especiales, porque me acogieron bajos sus brazos cuando llegué al Magallanes, pero con los que más compartía era con Mora e Hidalgo”.
Alfonzo agregó que otra de las virtudes de ese equipo, era que los peloteros de mayor jerarquía le enseñaron a los novatos a honrar la camisa del Magallanes. “Era una responsabilidad llevar la camiseta, porque no querías quedarle mal a ellos y tampoco al fanático. Uno trataba de hacer lo mejor posible en Caracas, en Valencia y en todo el país, porque había fanáticos por todas partes. Uno era un modelo para muchos”.
Durante su paso por el Magallanes, fue dirigido por managers de jerarquía como Tim Tolman, John Tamargo, Dave Hudgens, Phil Regan o Machado. Sin embargo, no tiene un claro favorito, pues aseguró que aprendió de todos. “Fueron managers importantes para todos. Te daban confianza y uno como jugador se siente más contento de hacer el trabajo”.
Ídolo en los Mets
Alfonzo debutó con los Mets de Nueva York en la temporada 1995. Con el equipo metropolitano, disputó ocho de sus 12 campañas en las Grandes Ligas y fue dónde comenzó a vivir la transformación de pasar de la segunda base a la tercera. A pesar de poder desempeñarse en ambas posiciones, su preferida fue la intermedia.
“Yo firmé como short stop y segunda base, pero la oportunidad de jugar en tercera fue con los Mets. Bobby Bonilla era el tercera base del equipo cuando subo, pero a él lo cambian de equipo. Bobby Valentine llegó como manager y me dijo que quería que jugara todos los días, pero en la tercera porque Jeff Kent estaba en segunda y José Vizcaíno en el short. Querían que fuera a la liga instruccional a practicar en tercera, pero les dije que prefería hacerlo en Venezuela con Magallanes”.
El ahora antesalista relató que recibió consejos importantes de su hermano Edgar Alfonzo y de Dámaso Blanco para lograr los ajustes de jugar en la “esquina caliente”. “Mi hermano me decía que me pegara a Dámaso y en verdad me ayudó mucho por el juego de piernas y fue parte fundamental. Luego regresé a la segunda base de los Mets, cuando firmaron a Robin Ventura y fue cuando logré todos mis números”.
Alfonzo fue exaltado al Salón de la Fama del Beisbol Latino en República Dominicana en el año 2017. Un año más tarde, recibió el mismo honor con el Magallanes y en enero de este año, se conoció que también estaría entre los inmortales de los Mets, siendo, además, el primer latino. La ceremonia debió realizarse el 17 de mayo, pero fue postergada por la pandemia del coronavirus, que impidió, entre otros deportes en todo el mundo, el inicio de las Grandes Ligas.
“Yo me había desencantado, porque había pasado mucho tiempo desde que me retiré y la gente decía que yo era un Hall de la Fama. Un día en una entrevista, estaba revisando mis números y estaba entre los primeros cinco o diez entre los Mets y otros con menos números estaban en el Salón de la Fama. El dueño del equipo me llamó y no lo creía. Mi esposa pensó que había pasado algo, pero fue una gran alegría porque no es fácil lograr esto en una ciudad como Nueva York”.
Alfonzo disputó 1.086 juegos con los metropolitanos y dejó un promedio de .292 (3.897-1.136), con 120 jonrones, 538 carreras impulsadas y 614 anotadas. Fue Bate de Plata en 1999, tras batear para .304 (628-191), con 27 jonrones. Al año siguiente, sacó 25 pelotas.
Entre sus actuaciones estelares, está el récord de irse de 6-6 el 30 de agosto ante los Astros de Houston. Pegó tres jonrones y remolcó cinco. También fue clave en juegos de playoff en 1999, disputó el Juego de Estrellas y la Serie Mundial del 2000 ante los Yankees de Nueva York.
El criollo dio jonrón en el juego extra de comodín de la Liga Nacional ante los Rojos de Cincinnati y se lució ante los Diamondbacks de Arizona en la Serie de División, al conectar dos jonrones e impulsar cinco carreras. Un cuadrangular fue ante el mítico Randy Jhonson en el primer inning y luego dio un grand slam en la novena entrada, para darle la ventaja a su equipo.
“Después de Cincinnati, fuimos a Arizona y en el primer juego lanzaba Randy. Ya tú sabes. Ese día. No me lo creía. Estaba demasiado contento, por las bendiciones. Era gente que tu veías por televisión cuando eras pequeño. Nunca mi vida pensé verlo en persona”, recordó.
El infielder definió jugar la Serie Mundial como una oportunidad única y un sueño hecho realidad. “Tenía la oportunidad de jugar en una ciudad como Nueva York, que se paralizó. Era una gran responsabilidad y había nervios. Veías el lineup de los Yankees y el de los Mets y creías que nos iban a ganar por nocaut. Posición por posición, era una cosa increíble. No jugué mucho, porque venía de una lesión en la ingle en los playoff. Alfonzo disputó los cinco juegos, pero apenas conectó tres hits en 21 turnos, para un pálido promedio de .143.
El primer Clásico Mundial
Edgardo fue uno de los integrantes de la selección de Venezuela que participó en el primer Clásico Mundial de Beisbol de 2006. Para entonces, la Vinotinto del beisbol quedó eliminada en segunda ronda, luego de perder con Cuba (7-2), ganar ante Puerto Rico (6-0) y caer ante República Dominicana (2-1).
“Estaba con Anaheim, cuando me plantearon la posibilidad de jugar y dije que era una oportunidad única que no podía desperdiciar. El roster de Venezuela era uno de los mejores. En el papel, teníamos un equipo ganador, pero no siempre gana el que está en el papel, sino el que ejecuta mejor. No hicimos el trabajo como teníamos que hacerlo, pero hoy en día podemos hacerlo”, rememoró.
La selección fue dirigida por Luis Sojo y estaba conformada por jugadores estelares. “Era un orgullo, porque tenías al lado a Johan Santana, Magglio Ordóñez, Bob Abreu, Kelvim Escobar y tu decías, es la crema de la crema de Venezuela. Yo era el octavo bate en ese Clásico. Vizquel en el short y yo en segunda”.
Jugó con Vizquel
Alfonzo pasó en la temporada 2003 a los Gigantes de San Francisco, equipo en el que dos años más tarde pudo compartir en el terreno con Omar Vizquel. El camarero recordó que “Manos de Seda” fue su ídolo de pequeño y que le cedió el número 13 en un gesto de reconocimiento.
“Compartí con Vizquel y con Andrés Galarraga, dos jugadores insignias del país. Cuando Omar llegó a San Francisco, había un debate por saber quién usaría el número. Los periodistas me llamaban y yo no contestaba. También me llamaba el encargado del clubhouse, para saber qué se iba a hacer y si lo haríamos nosotros”, recordó el pelotero que pasó cuatro años con los Gigantes y bateó para promedio de .265 (1.926-510) en 542 juegos.
“Cuando llegamos a los entrenamientos, agarré el número 13 y mientras los periodistas me veían le dije ‘Omar, este es tu número. Yo no quiero nada, porque fuiste mi ídolo de pequeño y lo sabes y para mí es un privilegio cederte el número”, recordó con gratitud.
El retiro
Alfonzo pasó a los Tigres de Aragua en la contienda 2011-2012, luego de que Magallanes no le dio la oportunidad de disputar un juego para retirarse. Sin embargo, demostró que todavía tenía con qué y ganó el premio Regreso del Año por segunda vez en su carrera. El bateador derecho ligó para .267 (150-40), con cinco cuadrangulares, 29 fletadas y 15 anotadas.
La primera vez que había obtenido la distinción, fue en la zafra 2007-2008 con los turcos. Casualmente, ese año reforzó a los felinos en la final y también fue campeón. En la ronda regular, dejó un excelso average de .335 (216-64), con cinco jonrones, 32 impulsadas y 25 anotadas.
“Lo disfruté mucho, no por lo que dijeron, sino porque me demostré lo que podía hacer. Fue un año excelente, porque los Tigres me dieron la oportunidad y me di cuenta que eran un grupo unido. Fue una de las cosas que me motivó a seguir jugando. Los domingos comíamos juntos en el clubhouse”, sentenció. En su última temporada, Alfonzo jugó sólo 15 duelos y bateó para .283 (46-13), con una remolcada y tres anotadas.
Edgardo regresó al Magallanes en la temporada 2014-2015, esta vez como coach de la inicial y bajo la dirección del manager Carlos García. Fue una experiencia que disfrutó, pues volvió al equipo de toda su vida. “Disfruté regresar y compartir con el fanático y mi gente del clubhouse. Ahora estaba en otra faceta y fue increíble”, dijo el manager campeón de los Mets en Clase A con los Brooklyn Cyclones. Allí estuvo acompañado del también coach de banca y otrora magallanero, Endy Chávez.
Ahora funge funciones de embajador de los Mets, pero no descarta la posibilidad de volver a dirigir. Mucho menos en Venezuela, donde estaría dispuesto a tomar el timón del Magallanes. “Siempre he tenido eso en mente y me gustaría, porque fue mi primer equipo en Venezuela. Si no se puede, también podría ser con otro equipo porque el fanático venezolano es A1”, sentenció el capitán que siempre estará enamorado del Magallanes..
Las Mayores.- El Salón de la Fama y Museo Nacional de Béisbol anunció el miércoles que su junta directiva votó unánimemente a favor de cancelar los eventos de exaltación este año, debido a las preocupaciones por la salud y la seguridad asociadas con la pandemia del COVID-19.
“El Fin de Semana de Exaltación es una celebración de nuestro pasatiempo nacional y sus grandes leyendas y aunque nos decepciona cancelar este evento tan especial, el interés primordial de la Junta Directiva es la salud y el bienestar de nuestros nuevos exaltados, los miembros del Salón de la Fama, nuestros maravillosos fans y los cientos de empleados que se requieren para presentar los eventos del fin de semana en todas sus facetas”, dijo Jane Forbes Clark, presidenta del Salón de la Fama y Museo Nacional de Béisbol. “Nos importa cada persona que visita Cooperstown”..
MLB.- Major League Baseball dio a conocer el miércoles las conclusiones de su investigación de los Medias Rojas del 2018, equipo que ganó 108 juegos en la temporada regular y conquistó el título de la Serie Mundial.
En su comunicado, MLB decidió no sancionar al manager de dicha edición de Boston, Alex Cora, por lo hecho en los Patirrojos, pero sí suspendió al boricua por toda la temporada del 2020 a raíz del robo de señas de parte de los Astros del 2017, cuando el puertorriqueño fue coach de la banca de Houston.
MLB también afirmó que ni la gerencia, dirigente, coaches ni jugadores participaron en una conspiración para robarles señas a los lanzadores contrarios. Por ende, no habrá suspensión de dichos miembros de los Medias Rojas del 2018. Es más, la entidad afirmó que la gerencia del club les comunicó a sus jugadores la importancia de cumplir con las reglas de MLB sobre el robo ilegal de señas.
Sin embargo, sí se encontró que J.T. Watkins, operador de repeticiones de los Medias Rojas, en una o varias ocasiones utilizó videos para descifrar la secuencia de señas de los equipos contrarios, algo que violaba los reglamentos de MLB. Watkins comunicaba dichas secuencias a los jugadores de Boston antes de los partidos. Afirma MLB también que lo hecho por Watkins se implementó sólo cuando había corredor en la segunda base. Las visitas al plato con corredor en segunda en Grandes Ligas ese año representaron el 19.7% de las veces al bate en ambas ligas.
Por ende, Watkins fue suspendido sin pago por la temporada del 2020 y no se le permitirá ser operador de repeticiones de video para el 2021.
Ninguna otra persona fue sancionada por MLB, que afirmó que los entrevistados por la entidad dieron su plena cooperación en la investigación.
No obstante, MLB sí dice que los Medias Rojas pudieron haberse beneficiado de las acciones de Watkins y tendrán que ceder una selección de segunda ronda en el Draft amateur del 2020.
Los Medias Rojas cortaron vínculos con Cora este año tras la investigación de MLB sobre los Astros del 2017, un equipo que, al igual que los Medias Rojas del 2018, ganó la Serie Mundial. Dicha investigación resultó en suspensiones de un año para el manager de aquel conjunto de Houston, A.J. Hinch, y el gerente general Jeff Luhnow. Ambos fueron despedidos por los Astros.
De su parte, el boricua Carlos Beltrán, jugador activo en los Astros del 2017, fue señalado como partícipe en el robo de señas de dicho club. Por ende, los Mets cortaron vínculos con él unos meses después de contratarlo como dirigente.
Respuesta de los Medias Rojas
Los Medias Rojas divulgaron la siguiente respuesta del presidente y máximo ejecutivo Sam Kennedy ante el informe de Major League Baseball:
“Como organización, nos esforzamos por cumplir 100% con las reglas. La investigación de MLB concluyó que, en incidentes aislados durante la campaña regular del 2018, secuencias de señales fueron descifradas usando video en vivo de los juegos y no por medios permitidos.
“MLB reconoció los esfuerzos de la oficina central por comunicar y hacer cumplir las reglas y llegó a la conclusión de que Alex Cora, el cuerpo de coaches y la mayoría de los jugadores no participaron, ni estuvieron conscientes, de ninguna violación. Sea como sea, estas violaciones de las reglas son inaceptables. Les pedimos disculpas a nuestros fans y a Major League Baseball y aceptamos el fallo del Comisionado”.
Tony Cittadino (Mallorca).- Gregorio Petit disfruta su nueva etapa como manager. El ex jugador de los Leones del Caracas, dirige al equipo doble A de los Astros de Houston, en una experiencia que se ha visto paralizada por la pandemia del coronavirus y que espera retomar cuanto antes.
El nativo de Ocumare del Tuy, participó este martes en el podcast Deportivísimos, que realizamos junto Luis Martínez y explicó que tomó la decisión luego de ser dejado libre el año pasado por los Filis de Filadelfia. Confesó que la idea de apartarse del terreno de juego surgió tras cumplir 40 años y que lo haría cuando algún equipo en Grandes Ligas lo dejara en libertad injustamente.
“No voy a decir que fue justificado o mal dado, pero yo todavía podía jugar y podía hacerlo con ellos en Triple A y ayudarlos en Grandes Ligas, pero ellos consideraron que no. Fue un Spring Training raro, porque era primera vez que me enfermaba. Estuve cinco días en cuarentena en mi casa y cuando regresé, ya no tenía tiempo para estar listo”, explicó.
Petit continuó entrenando en Miami y luego se fue a su casa, en Houston. Allí se dedicó a disfrutar de su familia y de su casa, algo que dijo que necesitaba, pues pudo compartir más con su esposa Yessica y su hija Greysca y sus hijos Benjamín y Sebastián.
“En ese transitar, le dije a mi esposa que no jugaba más, que iba a Venezuela y estar tranquilo. En septiembre estuve a punto de ser agente. Ese era el plan, para estar en mi casa. Pero me llamaron los Astros y me dijeron que había una vacante”, dijo quien jugó con los Astros en la campaña 2014 de las Grandes Ligas.
Entre los ex peloteros con los que conversó para pedir consejos, estuvieron Henry Blanco, Omar Vizquel y Carlos Mendez. Además pudo hacerlo con el periodista Fernando Arreaza, narrador con una dilatada experiencia por más de 25 años con el circuito del Caracas.
“El mes que estuve en el Spring Training fue súper gratificante y emocionante. Me gustó y estaba emocionado al principio, pero no porque no supiera hacer las cosas, sino por cómo me iba a sentir. Era más por saber si tendría la adrenalina y las ganas de jugar y no fue así. Cuando me sentí que no quería jugar más, dije, listo, gracias a Dios estoy bien. Esto lo voy a disfrutar al máximo”.
La decisión del retiro también fue para hacerlo en el momento acertado de su carrera. Aunque se sentía bien, lo hizo antes de que estuviera en horas bajas, a pesar de recibir ofertas de México y de ligas independientes. “Ya no iba a crecer más en el beisbol. Iba a aumentar más mis viejos y estadísticas, pero no quise. Si decidía continuar, nadie iba a saber que estaba interesado en ser coach”.
La final contra Magallanes
Petit fue parte del equipo que venció a Magallanes en la tercera final en la historia de los “Eternos Rivales”, jugada en la temporada 2009- 2010. Para el otrora campocorto, jugar con los Leones y estar en esa final, fue un sueño hecho realidad. Con los melenudos, estuvo en 13 temporadas, dejando un promedio de .263 (1.388-365), con 18 jonrones, 166 carreras impulsadas y 185 anotadas en 424 juegos.
“Fui caraquista toda mi vida, de los niños que lloraban cuando Caracas perdía y mi mamá era magallanera. Cuando ganaba el Caracas, me ponía fastidioso. Viví las finales contra el Magallanes como fanático y de niño, pero en 2005 jugué la final de la Paralela y no tuvo nada que envidiarle a la que se jugó luego con el equipo grande. Estaba Robinson Chirinos, Pablo Sandoval, Juan Apodaca, Víctor Gárate y otros más”, recordó con emoción.
Caracas ganó la final en siete juegos, imponiéndose en el último duelo en Valencia. Fue la recordada serie decisiva que cambió con el jonrón de Grégor Blanco ante Francisco “Kid” Rodríguez en el cuarto juego en el estadio Universitario”.
“Esa final tuvo de todo. Entramos de cubrir y Hudgens me dice ‘Sé que estás caliente, pero necesito la oportunidad de buscar un jonrón para, por lo menos, empatar el juego. Voy a poner a Wilson Ramos a batear por ti’. Yo me quedé en la entrada del dogout, cerca del palco. Ramos falló y Grégor en el círculo de espera, me dijo que le pasara la pesa para ponérsela al bate”.
Petit, que jugó con Blanco en estadales, contó que el jugador de La Guaira, que fue tomado como refuerzo para la final, le dijo que iba a dar el cuadrangular. “Cuando ese señor le dio a esa pelota, me dio escalofrío, porque me lo había dicho. Fue algo que marcó la historia del beisbol en nuestro país”.
El mirandino dijo que fue clave no bajar los brazos, porque Magallanes les había ganado los dos primeros juegos de la serie en Valencia. “Fuimos a Caracas y ganamos el primer juego. Estábamos en casa. La serie estaba dos a cero abajo, pero nosotros siempre tuvimos la mentalidad de ganar cuatro juegos. Perdimos el tercero y regresamos a Valencia. Se oía el rumor de que Magallanes estaba celebrando, porque en la temporada no podíamos ganarle en su casa. Eso fue la espina en el talón, porque era lo que faltaba. Ganamos el sexto juego y ahora éramos nosotros que nos sentíamos inflados. En toda mi vida de pelota nunca vi un ambiente como el de esa final y mira que jugué un Yankees-Boston en los dos estadios”.
Figura en el Caracas
Petit fue campocorto del Caracas, una posición por la que han pasado peloteros estelares como Alfonso “Chico” Carrasquel, Alex González y Omar Vizquel, lo que considera un honor. “Es algo maravilloso, porque no puedo explicarlo. Crecí viendo a Vizquel, pero vi mucho más a González, porque fue al que más vi jugar. Tener la oportunidad de compartir con los dos y ser yo quien sigue la cadena, es algo como fanático de los Leones que me llena de mucha satisfacción”.
Definió a Leones como la organización más importante de su carrera y a Henry Blanco como un gran mentor. “Leones es el equipo al que más cariño le tengo. En mi carrera fue el que ocupó un espacio más grande, en cuanto a beisbol y amor. Estuve toda mi carrera. Allí crecí, aprendí y tuve una escuela espectacular, con Henry Blanco, Marco Scutaro, Carlos Mendez o Bob Abreu. Muchas cosas son gracias a Henry, pero él tiene mucho conocimiento en el beisbol”.
No dudó en asegurar que se ve en un futuro como manager del Caracas. “Claro que me veo”, dijo entre risas. “Si Henry es el manager, no tengo problema en ser parte de su staff. Si yo soy el manager, me lo traigo como coach de banca”.
Sin embargo, para llegar a ese puesto, considera que todavía tiene que trabajar. “Tienen que pasar muchas cosas, pero todo el mundo lo relaciona con la gerencia y es que tengo que aprender. Tengo que crecer. Si la oportunidad se da, no voy a decir que no. Me siento preparado para ese rol. Con miedo, sí, con nerviosismo o como lo quieras poner, pero con las mismas ganas de aquél muchacho que debutó en 2005 y se fajó para hacerlo lo mejor posible. Nunca vas a saber si estás listo, si no lo intentas”.
Contó que uno de los managers que más lo apoyó en sus inicios en el Caracas fue Carlos Subero, estratega campeón en la zafra 2005-2006 de la LVBP y único venezolano invicto en la Serie del Caribe.
“Me dio la oportunidad de enseñar cómo podía ayudar al equipo a ganar juegos. Cuántas temporadas jugué lesionado o con dolores, pero siempre me importó ayudar al equipo. Entendía en mi momento que si no ayudaba con el bate, podía hacerlo el short”.
También compartió con Frank Kremblas, un manager de carácter fuerte y de juego agresivo en el terreno de juego. “Era súper agresivo jugando al beisbol. Un día me mandó a robar el home con las bases llenas en Puerto La Cruz y estaba bateando Josh Kroeger, con dos outs”, recordó con risas. “Arranqué y me devolví a los dos pasos. Luego me fui y llegué quieto. Me dijo, ‘te lo dije” y yo le dije que era un loco”.
Para Dave Hudgens, campeón en la 2009-2010, tuvo palabras de elogios. “Todo el mundo lo respetaba. Trataba de que todo el mundo estuviera contento. Hablaba la verdad. Es alguien a quien admiro y tengo contacto. Cuando acepté el trabajo, me llamó para saber. Lo conozco desde los 17 años, cuando estaba en Oakland”, recordó Petit, quien pidió a todos quedarse en casa para superar la grave etapa de contagio del coronavirus.
“Después que esto se acabe, vamos a tener una manera muy diferente de ver las cosas y un crecimiento mucho más allá de lo que la gente se imagina. Hay que seguir aprendiendo”..