Italia venció por la mínima a Países Bajos y lidera su grupo

Tony Cittadino (Mallorca).- Un gol de Nicolò Barella al minuto 46 fue suficiente para que Italia venciera a Países Bajos en partido del grupo 1 de la Liga A de la Nations League, disputado en el Johan Cruijff Arena de Ámsterdam. La victoria le permitió, además, quedar líder solitario de la tabla con 4 puntos.

Italia no ha perdido desde el 20 de noviembre del 2018, cuando venció a Estados Unidos un gol por cero en un amistoso de fecha FIFA. Desde entonces, suma 12 partidos sin conocer la derrota (11 victorias y 1 empate).

Para este encuentro, el director técnico Roberto Mancini mantuvo su esquema 4-3-3 y realizó cambios. En defensa, volvió el central y capitán Giorgio Chiellini y Leonardo Spinazzola como lateral izquierdo. Además regresó al mediocampo Jorginho y en ataque, completaron el tridente Ciro Immobile y Nicolò Zaniolo.

Del lado local, presentaron casi la misma selección del partido ante Polonia, con Jasper Cillessen en el arco, Virgil van Dijk en defensa y Frenkie de Jong y Marten de Roon en el mediocampo. Memphis Depay era el único delantero.

Italia y Países Bajos fueron dos de los equipos que no estuvieron en el Mundial Rusia 2018, pero que estarán en la Eurocopa 2020 (que se jugará en 2021).

La primera acción de peligro llegó con un disparo de Barella al minuto 12, pero el remate se desvió en un defensa y se machó por encima del arco. El primer cuarto de hora se marchó sin grandes emociones, con una Italia dominando el balón y Países Bajos bien parado.

Al 17, Spinazzola se adentró en el área y su centro fue rematado por Zaniolo de media volea por encima del arco. La Azzurra volvió a mandar otro aviso al 19, pero el remate de Immobile se marchó fuera por poco.

La “Naranja Mecánica” respondió al 32, con un disparo a ras de suelo de Georginio Wijnaldum, que Gianluigi Donnarumma detuvo sin problemas. Sin embargo, los visitantes continuaban llegando con peligro por la izquierda con Spinazzola y Lorenzo Insigne. El delantero del Napoli tuvo dos ocasiones claras en par de minutos: un disparo en diagonal que salió por poco (34’) y un remate frontal (37’).

Mancini se vio obligado al 42 a abandonar el terreno por molestias físicas y su lugar fue ocupado por Moise Kean. El jugador de la Roma se lastimó el ligamento cruzado de la rodilla izquierda y se esperan exámenes más precisos este martes.

Barella rompió la paridad justo antes del descanso, con un gol de cabeza (46’). Italia tejió la jugada por la izquierda, otra vez, con Spinazzola, Insigne e Immobile, quien centró al área y apareció el mediocampista del Inter para darle la justa ventaja a la Azzurra.

Presión local

La segunda parte comenzó con el mismo guión. Italia buscando el arco contrario y por poco Insigne aumenta la ventaja con un derechazo que Jasper Cillessen despejó con una estirada espectacular (53’).

Países Bajos respondió con Van de Beek, pero Donnarumma salvó el arco con un desvió (55’). Partido de ida vuelta, en el que la oncena local presionaba más y buscaba el empate, ante una Italia que esperaba y trataba de hacer daño de contragolpe. De hecho, la oncena local dominó el último cuarto de hora y Memphis Depay por poco empate con una media volea de espaldas al arco al 90.

En la siguiente acción, Kean falló un mano a mano con el portero que pudo significar el dos por cero.  Sin embargo, no hizo falta a pesar del sufrimiento. Italia se marchó de Ámsterdam con una victoria importante, que le ayuda a seguir ganando confianza.

Luego del encuentro, Mancini se mostró contento por la victoria. “Estoy satisfecho por la mentalidad y por el rendimiento. Los chicos jugador un gran partido”, dijo en declaraciones al departamento de prensa de la FIGC.

El próximo juego de Italia será el 7 de octubre, cuando visite a Polonia. Luego, el 14 del mismo mes, recibe a Países Bajos.

Foto: Getty Images

 

Italia y Bosnia se repartieron los puntos en Florencia

Tony Cittadino (Mallorca).- Italia y Bosnia igualaron a un gol en el estadio Artemio Franchi de Florencia, en partido del grupo 1 de la Liga A de la segunda edición de la UEFA Nations League. Edin Dzeko marcó por los bosnios y Stefano Sensi por los italianos, que vieron detenida en 11 la racha de victorias consecutivas del director técnico Roberto Mancini.

Italia no ha perdido desde el 20 de noviembre del 2018, cuando venció a Estados Unidos un gol por cero en un amistoso de fecha FIFA. Desde entonces, suma 12 partidos sin conocer la derrota (11 victorias y 1 empate).

La Azzurra, que estrenó su uniforme como local, salió con el esquema 4-3-3, con Gianluigi Donarumma en el arco y Francesco Acerbi como defensor central, junto al capitán Leonardo Bonucci. En el mediocampo, Lorenzo Pellegrini, Stefano Sensi y Nicolò Barella formaron el trío, ante la ausencia de Jorginho y Marco Verratti. El ataque de nuevo estuvo conformado por Lorenzo Insigne, Federico Chiesa y Andrea Belotti.

La selección local dominó el primer cuarto de hora, pero sin generar mayor peligro en el último cuarto de cancha. Chiesa mandó el primer aviso en la fracción 11, pero su rematé al arco dio en la red del vertical izquierdo. Luego tuvieron dos acciones más, cuando Insigne ejecutó un tiro libre, pero se marchó desviado (min 17) y Belotti remató muy flojo al arco desde el límite del área (min. 33).

La primera parte finalizó sin mayor peligro en los arcos y con Italia con el control del balón ante una Bosnia bien parada y cediendo pocos espacios.

Llegaron los goles

La segunda parte comenzó con el mismo guión y la primera oportunidad de peligro la creó Insigne, con un remate desde el límite del área, que el portero detuvo sin problemas (min. 52). Bosnia respondió con una jugada personal de Armin Hodzic que terminó en el palo (min. 53), pero luego Insigne también estrelló un balón de cabeza en el vertical derecho (min 55).

Sin embargo, Dzeko sorprendió a la defensa italiana y al minuto 57 aprovechó un balón rifado en el área y de zurda batió a Donnarumma. Italia no perdió la concentración y logró el empate en la fracción 67, con un tanto de Sensi, quien remató de derecha un centro a ras de suelo de Insigne.

Mancini realizó el primer cambio al minuto 72, cuando sacó a Chiesa por Nicolò Zaniolo, buscando mayor control e ideas en el mediocampo. Un minuto después, sacó a Belotti por Ciro Immobile. Por su parte, Bosnia realizó su primer cambio al 77: entró al campo Muhamed Besic sustituyendo a Armin Hodzic. Las otras sustituciones fueron Eldar Civic por Sead Kolasinac (min. 84) y Deni Milosevic por Edin Visca (min. 86).

Italia realizó su última sustitución también a cuatro minutos del final, cuando entró al campo Moise Kean sustituyendo a Lorenzo Pellegrini en busca de un gol que nunca llegó. Así italianos y bosnios se conformaron con el reparto de puntos.

Reacciones

Luego del encuentro, Mancini declaró a los medios italianos que lamentó no haber alcanzado la victoria. “Lamento no haber ganado, pero el cansancio de hizo sentir. Sin embargo, mis chicos jugaron un buen partido”.

Agregó que no hizo jugar a Chiellini para no arriesgar, pues no querían que recayera de la lesión que acaba de superar y que el empate no cambia los planes. “Contra Holanda no cambiará nuestro módulo de juego, pero haremos algunos cambios de jugadores”.

Por su parte, el capitán Bonucci lamentó haber recibido un gol. “Tuvimos mala suerte al dejar que nos marcaran. Fuimos demasiado frenéticos para buscar el empate y no jugamos tan brillante, pero logramos un empate importante”.

En tanto, Sensi dijo sentirse satisfecho por el gol. “Estoy contento por marcar, pero hay amargura por el resultado. No fue fácil reencontrarnos después de 10 meses. Fue difícil conseguir los espacios, pero tuvimos que ser más rápidos en los movimientos”.

El próximo juego de Italia será el próximo lunes 7, cuando visite a Holanda en Ámsterdam.

Foto: Prensa FIGC

Italia se estrenará ante Bosnia en la segunda edición de la Nations League

Tony Cittadino (Mallorca).- Italia se estrenará ante Bosnia en la segunda edición de la UEFA Nations League, buscado alargar a 12 la racha de partidos ganados de la mano del director técnico Roberto Mancini. La Azzurra recibirá, sin público, a los bosnios en el estadio Artemio Franchi de Florencia, sede en la que no ha perdido en 26 encuentros.

La selección de Roberto Mancini regresará a la acción 10 meses después de su último encuentro de las eliminatorias a la Eurocopa, que finalizó con un ritmo trepidante: ganó los 10 juegos, anotó 37 goles y marcó nueve en un partido (venció a Armenia 9-1).

Italia no ha perdido desde el 20 de noviembre del 2018, cuando venció a Estados Unidos un gol por cero en un amistoso de fecha FIFA. Desde entonces, suma 11 partidos ganados. Pleno de victorias, que le han permitido al estratega quedar en solitario en la clasificación de técnicos con más triunfos seguidos, dejando atrás los nueve del mítico Vittorio Pozzo, quien ganó nueve de forma consecutiva y logró los Mundiales en 1934 y 1938. Además alargaron a 40 los partidos sin perder en fase de clasificación para la Eurocopa. La última derrota fue ante Francia en septiembre de 2006.

La Azzurra buscará trascender en esta segunda edición de la Nations League, en la que además comparte el grupo A con Holanda y Polonia. En la primera edición, pudieron mantener la categoría al terminar en el segundo lugar del grupo 3 con 8 puntos, a tres del campeón del torneo, Portugal, y tres más por encima de Polonia, también rival en esta edición.“La esperanza es repartir como terminamos hace 10 meses. Hasta ahora, la selección lo ha hecho bien, pero podemos seguir mejorando. Esta es una competición en la que queremos competir y también es importante, porque la fase final de se jugará en Italia. Además sirve para seguir escalando en el Ranking FIFA”, explicó Mancini en la rueda de prensa previa al encuentro y en declaraciones reseñadas por la FIGC.

Para este duelo, el técnico no podrá contar con los lesionados Marco Verratti y Federico Bernardeschi, además que Emerson Palmieri y Sandro Tonali están en cuarentena al dar positivo al coronavirus. Por su parte, Bosnia echará de menos al centrocampista Miralem Pjanic, quien también se recupera del Covid.

“No estará Pjanic, pero son una selección con muy buenos jugadores”, recordó Mancini. Italia se midió a Bosnia en la eliminatoria para la Eurocopa y selló par de victorias: 2-1 como local y 3-0 como visitante.

Alineaciones probables

Italia: Donnarumma; Di Lorenzo, Bonucci, Bastoni, Biraghi; Barella, Jorginho, Gagliardini; Zanilo, Immobile y Chiesa.

Bosnia: Begovic; Zvrzic, Bickacic, Kovacevic, Kolasinac; Cimirot, Besic, Gojak; Visca, Dzeko y Duljevic.

 

Calendario de Italia

Holanda vs Italia (7 de septiembre)

Polonia vs Italia (7 de octubre)

Italia vs Holanda (14 de octubre)

Italia vs Polonia (15 de septiembre)

Bosnia vs Italia (18 de noviembre)

 

Foto: FIGC

Mancini dio la convocatoria italiana para jugar la Nations League

Tony Cittadino (Mallorca).- Italia se prepara para volver a jugar, 10 meses después del último partido oficial. El director técnico Roberto Mancini  dio a conocer la convocatoria para enfrentar a Holanda y Bosnia, en la segunda edición de la Nations League.

Un total de 37 jugadores forman parte de este llamado, al que acuden por primera vez Alessandro Bastoni, Manuel Locatelli y Francesco Caputo. Durante la gestión de Mancini, que clasificó a Italia a la Euro de forma invicta con 10 victorias en fila, ya son 67 los futbolistas que convoca para vestir la camiseta azzurra.

También destaca el regreso del defensa y capitán Giorgio Chiellini y se espera por los resultados de coronavirus de los mediocampistas Jorginho y Sandro Tonali.

Italia se concentrará a partir de sábado en Coverciano, para preparar el duelo del próximo viernes 4 de septiembre ante Bosnia en el estadio Artemio Franchi de Florencia. Tres días más tarde, visitarán a Holanda en el estadio Johan Cruijff ArenA de Amsterdam.

Convocatoria

Porteros:Alessio Cragno (Cagliari), Gianluigi Donnarumma (Milan), Alex Meret (Napoli), Salvatore Sirigu (Torino).

Defensas: Francesco Acerbi (Lazio), Alessandro Bastoni (Inter), Cristiano Biraghi (Inter), Leonardo Bonucci (Juventus), Mattia Caldara (Atalanta), Giorgio Chiellini (Juventus), Danilo D’Ambrosio (Inter), Giovanni Di Lorenzo (Napoli), Alessandro Florenzi (Roma), Gianluca Mancini (Roma), Luca Pellegrini (Juventus), Leonardo Spinazzola (Roma).

Mediocampistas: Nicolò Barella (Inter), Giacomo Bonaventura, Gaetano Castrovilli (Fiorentina), Bryan Cristante (Roma), Jorginho* (Chelsea), Roberto Gagliardini (Inter), Manuel Locatelli (Sassuolo), Lorenzo Pellegrini (Roma), Stefano Sensi (Inter), Sandro Tonali* (Brescia), Nicolò Zaniolo (Roma).

Delanteros: Andrea Belotti (Torino), Federico Bernardeschi (Juventus), Francesco Caputo (Sassuolo), Federico Chiesa (Fiorentina), Stephan El Shaarawy (Shanghai Shenua), Ciro Immobile (Lazio), Lorenzo Insigne (Napoli), Moise Kean (Everton), Kevin Lasagna (Udinese), Riccardo Orsolini (Bologna).

Foto: Getty Images

 

 

Cincuenta años del «Partido del Siglo» entre Italia y Alemania

Tony Cittadino (Mallorca).- El miércoles 17 de junio de 1970 quedó marcado en la historia como el día en el que Italia y Alemania Federal disputaron el “Partido del Siglo”, el extraordinario y emocionante juego de la semifinal del Mundial México 1970 que ganó la Azzurra en la prórroga cuatro goles por tres.

El estadio Azteca de Ciudad de México recibió este encuentro, al que asistieron 102 mil 444 espectadores. Un marco impresionante para esta Copa del Mundo, que fue la última en la que se entregó la Copa Jules Rimet. Además fue la primera en la que Adidas era el fabricante del balón del torneo, una tradición que se mantiene nuestros días. El Adidas Telstar Durlast fue el protagonista del primer Mundial que albergó un país integrante de la Concacaf.

También fue una Copa en la que se estrenaban las tarjetas para amonestar a los jugadores, si bien terminó sin ningún expulsado. Además se implementaron las sustituciones por primera vez.

Italia llegó al Mundial como campeón vigente de la Eurocopa, ganada dos años antes en casa y era dirigida por el director técnico Ferruccio Valcareggi. Por su parte, Alemania estaba al mando del estratega Helmut Schon y había finalizado como subcampeón en la polémica final del Mundial Inglaterra 1966, en la que cayeron en el partido decisivo ante el equipo anfitrión en la prórroga cuatro goles por dos. Fue la final del “Gol Fantasma” de Geoff  Hurts, aquél tanto que picó en la línea de gol y no entró por completo a la arquería.

Italia había vencido en la fase de grupos a Suecia (1-0) y empató con Uruguay (0-0) e Israel (0-0), para ser líder del grupo dos con cuatro puntos. En cuartos de final, despachó a México con goleada (4-1). En tanto, Alemania, también fue el mejor del grupo cuatro con seis puntos, tras vencer a Marruecos (2-1), Bulgaria (5-2) y Perú (3-1). En cuartos de final, venció a Inglaterra en tiempo extra (3-2).

Ambas selecciones lucían equipos muy sólidos y con jugadores estelares, si bien Alemania llegó como favorita para el partido. Los teutones tenían en el arco a Sepp Maier y al mítico defensa Franz Beckenbauer, que dos años después fue campeón de la Eurocopa y luego se consagró en el Mundial Alemania 1974.

El plantel también contaba con el capitán Uwe Seeler y el estelar delantero Gerd Muller, quien terminó el torneo como máximo goleador con 10 tantos. “El Torpedo” fue hasta el 2006 el máximo artillero de los Mundiales con 14 tantos. Fue superado por el brasileño Ronaldo (15) y luego por el también alemán Miroslav Klose en 2014 (16).

Gigi Riva lideraba el ataque de Italia, selección en la que estaba el portero Enrico Albertosi, el defensa y capitán Giacinto Facchetti, el mediocampista Sandro Mazzola y los también atacantes Gianni Rivera y Roberto Boninsegna, quien precisamente abrió el marcador a los 8 minutos, con un remate de zurda casi a ras del suelo desde fuera del área.

El nivel de juego mostrado por las dos selecciones fue de altura, digno de la época. Muy físico y táctico. De hecho, el “Kaiser” Beckenbauer, terminó jugando con un cabestrillo, pues ya se habían agotado los dos cambios permitidos.

Alemania gozó, al menos, de cuatro oportunidades claras para marcar en la segunda parte, pero el portero Albertosi estuvo atinado, el defensa Roberto Rosato sacó milagrosamente un balón en la línea y también falló la puntería, pero por poco. Sin embargo, empataron en el segundo minuto de descuento. Jürgen Grabowski se internó por la banda izquierda y sirvió un centro al área, donde apareció Karl-Heinz Schnellinger, quien jugaba en el Milan, y de derecha empató el partido. Hasta aquí había sido un partido “normal”. Peleado y con ocasiones.

“Alemania buscó siempre empatar el juego, porque no aceptaban perder ni como grupo, ni de forma individual. Era lógico que el partido fue más defensivo de nuestra parte”, dijo Mazzola en el documental de la Gazzetta dello Sport, La Grande Storia della Nazionale.

Una prórroga histórica

El juego fue a tiempo extra y los alemanes volvieron a mandar el balón al fondo de la red. Esta vez fue en una jugada a balón parado producto de un saque de esquina, en el que Muller aprovechó un error de la defensa y le dio la ventaja a su selección al minuto 94.

“Pensé que íbamos a perder cuando Alemania anotó en el tiempo extra, pero tuvimos una gran reacción”, recordó Albertosi en el documental.

Italia no se rindió y también aprovechó una jugada a balón parado. Corría el minuto 98 cuando un balón rifado en el área fue rematado por el defensa Tarcisio Burgnich para empatar el juego a dos. La Azzurra retomó el control en el marcador justo antes del final de la primera prórroga, al agarrar mal parada a Alemania en una jugada personal que finalizó con un zurdazo cruzado Riva para el tres por dos en la fracción 104.

El partido continuó jugándose a un ritmo trepidante y los alemanes volvieron a aprovechar una jugada a balón parado, reafirmando el dicho que dos cabezazos en el área terminan en gol. Un saque de esquina de Reinhard Libuda fue cabeceado al arco por Uwe Seeler y luego por Muller, para empatar otra vez el juego a tres tantos al minuto 110.

“Cuando se iba a ejecutar el córner, le dije a Rivera que no se quedara en uno de los palos de la portería. Me dijo que se quedaría, pero le respondí que era su responsabilidad. Cuando remataron de cabeza, él estaba un metro lejos del palo y la pelota entró entre él y el poste. Le dije de todo, incluso palabras que no se pueden repetir. Abrazado al palo, me dijo que para enmendar el error, debía ir a hacer un gol”, dijo Albertosi.

Así fue. Alemania todavía estaba festejando el tanto, cuando Italia liquidó el partido un minuto más tarde. La Nazionale sacó del mediocampo y se fue de inmediato al ataque. Boninsegna entró al área, centro al medio donde apareció Rivera justo en el punto penal, para batir al portero con un disparo de derecha en plena carrera.

“Cuando sacamos del mediocampo, mi idea era driblar a todos los alemanes y hacer gol, pero cambié de idea cuando vi a todos los alemanes delante de mí. Era imposible mi plan de ataque, así que pasé el balón y me fui al área. Tuve la suerte de que el balón me quedó perfecto, porque rematé un penal en movimiento”, dijo Rivera al programa Sfide de la RAI.

“Cuando anoté el gol, me quité un peso de encima. Me sentía responsable por recibir el gol del empate, aunque no podía hacer nada. Sólo meter la mano. Después del empate, había pensado no regresar a Italia, pero ahora sí quería hacerlo”, agregó Rivera con alivio y satisfacción en el documental. Su gol decretó el avance de Italia a la gran final, que a la postre perdió contra el mágico Brasil de Pelé y compañía.

El partido finalizó con los jugadores agotados y saludándose, quizás sin estar conscientes que serían los protagonistas de un duelo memorable. México rindió homenaje a las dos selecciones, colocando una placa en el estadio Azteca que reza: “El estadio Azteca rinde homenaje a las selecciones de Italia y Alemania protagonistas en el Mundial de 1970 del Partido del Siglo”.

Aunque a lo largo del tiempo también se disputaron partidos épicos en mundiales u otras competiciones nacionales, que adoptaron el nombre del “Partido del Siglo”, ninguno superará al pionero, al Italia-Alemania del Mundial México 1970.

Ficha Técnica

Italia: Albertossi; Burgnich, Cera, Rosato (Poletti, 91′), Fachetti; Berti,De Sisti; Domenghini, Bonisegna, Mazzola (Rivera, 46′) y Riva.

Alemania Federal: Maier; Vogts, Schnellinger, Schultz, Patzke (Held, 66′), Beckenbauer, Overath; Grabowski, Seeler, Muller y Lohr (Libuda, 52′)

Goles: 1-0 (min.8) Bonisegna; 1-1 (min. 90+2) Schnellinger; 1-2 (min. 95) Muller; 2-2 (min. 100) Burgnich; 3-2 (min. 104) Riva; 3-3 (min. 112) Muller; 4-3 (min. 114) Rivera.

Árbitro: Arturo Yamasaki (Perú).

Estadio: Azteca. 102.444 espectadores

 

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Treinta años de Italia 90, el Mundial de las “Noches Mágicas”

Tony Cittadino (Mallorca).- Treinta años han pasado desde que el balón Etrusco Único comenzó a rodar en el Mundial Italia 90, la décima cuarta edición de la Copa Mundial de la FIFA que se realizó por segunda vez en el país de la bota. La primera había sido en 1934, cuando gobernaba el régimen fascista de Benito Mussolini y en el que la Azzurra ganó el primero de sus cuatro trofeos.

Fue la primera vez que un país repetía como sede y el último Mundial en el que participó Alemania dividida. Cinco meses después, fue derribado el Muro de Berlín. Para Alemania Federal fue la tercera final consecutiva, tras perder ante Italia en 1982 y contra Argentina en 1986.

También fue el último Mundial para selecciones como la Unión Soviética, Checoslovaquia y Yugoslavia, mientras que fue el primero para Emiratos Árabes Unidos y Costa Rica.

El torneo de la mascota Ciao y de la canción que se convirtió en el himno de los mundiales: “Un´estate italiana”, mejor conocida como Notti Magiche.

La Copa en la que Roberto Baggio debutaba con Italia y marcaba un golazo, al arrancar desde la media cancha. El Mundial al que Diego Armando Maradona llegaba con todos los pergaminos para repetir la gloria con Argentina, selección que tuvo en el portero Sergio Goycochea, un gran aliado.

La Albiceleste, por cierto, se convirtió en la primera oncena en no marcar en una final, mientras que Inglaterra contaba con un plantel de calidad, liderado por Gary Lineker y Paul Gascoigne.

Fue el último Mundial en el que se otorgaban dos puntos por victorias en la fase de grupos y el que llevó a la gloria a Franz Beckenbauer. El alemán fue el primero en levantar la Copa del Mundo como jugador (1974) y como técnico, gracias a un grupo exitoso de jugadores entre los que estaban Lothar Matthaus y Jurgen Klinsmann.

Italia 90 también será recordado por el emblemático baile del camerunés Roger Milla,  las eufóricas celebraciones de Salvatore Schillaci y la polémica por el agua adulterada que Argentina le dio de beber a Brasil.

A continuación, desglosamos algunos datos del Mundial.

Los participantes

Un total de 24 selecciones se dieron cita en la competición. Italia como anfitrión, lideraba a las 14 oncenas europeas, que fueron completadas por: Alemania Federal, Austria, Bélgica, Checoslovaquia, Escocia, España, Inglaterra, Irlanda, Holanda, Rumania, Suecia, Unión Soviética y Yugoslavia.

El campeón defensor, Argentina, era una de las cuatro representantes de la Conmebol, junto a Uruguay, Brasil y Colombia, que regresaba a un Mundial por primera vez desde 1962.

Por África acudieron Camerún y Egipto, que regresaba a su segunda Copa desde 1934, mientras que por Asia, estaba Corea del Sur y el debutante Emiratos Árabes Unidos. Costa Rica y Estados Unidos, representaron a la Concacaf.

Así se jugó

El sorteo de la fase de grupos se realizó el 9 de diciembre en Roma y las 24 selecciones quedaron distribuidas en cuatro grupos de seis. A octavos de final avanzaron las dos mejores selecciones de cada grupo y las cuatro mejores terceras. Cada victoria era compensada con dos puntos y el empate con una unidad.

Se disputó entre el 8 de junio y el 8 de julio, con 52 partidos programados.

Las sedes

Doce ciudades recibieron la cita mundialista y dos de ellas estrenaron estadios: Turín (estadio Delle Alpi, que fue derribado en 2009 y en 2011 se inauguró el Juventus Stadium) y Bari (estadio San Nicola). La lista la completan: Bologna (estadio Renato Dall’Ara), Cagliari (estadio Sant’Elia), Florencia (estadio Artemio Franchi), Genova (estadio Luigi Ferraris), Milan (estadio San Siro), Napoli (estadio San Paolo), Roma (estadio Olímpico), Palermo (estadio Della Favorita), Udine (estadio Friuli) y Verona (estadio Marcantonio Bentegodi).

La Mascota

Ciao fue la primera mascota de un Mundial en ser un objeto inanimado, al mejor estilo de una marioneta, pero con visión en el futuro. Fue un diseño muy criticado en su momento, que rompió con el esquema de los humanos, los animales o los alimentos. Fue creada por Lucio Boscardin y era una figura de cubos con los colores de la bandera de, formando a un futbolista. La cabeza era un balón.

El Balón

La marca alemana Adidas, como de costumbre, fue la encargada de elaborarlo. Etrusco Único estaba inspirado en la historia italiana y se presentaba como un balón más ligero. El diseño eran 20 arcos negros, con cabezas de león etruscas en su interior.

La canción

Un’estate italiana (Un Verano Italiano) o también conocida como Notti Magiche, fue la canción oficial del Mundial. Fue escrita por el músico italiano Giorgio Moroder y su versión original fue en inglés con el nombre To Be Number One (Para ser número uno).

Sin embargo, la versión italiana fue modificada y cantada por Gianna Nannini y Edoardo Bennato, siendo por su música y su letra, un himno del fútbol hasta nuestros días. En español, fue cantada por el cantante venezolano Félix Valentino.

El goleador

El delantero siciliano de la Juventus, Salvatore Schillaci, fue el goleador del certamen con seis dianas.

“Totó” también terminó como Mejor Jugador del torneo. Marcó en el primer partido ante Austria, luego de entrar como suplente. En la fase de grupos volvió a anotar, ahora ante Checoslovaquia y luego sumó cuatro tantos más, en partidos consecutivos, frente a Uruguay, Irlanda, Argentina e Inglaterra.

El último tanto fue en el partido por el tercer lugar ante los ingleses, al ejecutar un penal cedido por Baggio.

El partido inaugural

Argentina y Camerún fueron los protagonistas del primer partido de Italia 90. La Albiceleste, campeón defensor, se medía a los africanos el viernes 8 de junio en San Siro. Camerún dio el primer campanazo, al llevarse la victoria un gol por cero, con tanto de Francois Omam Biyik a los 67 minutos.

Ambos equipos estaban en el grupo B y fue un juego muy físico por parte de los africanos, que se quedaron con nueve en la cancha por las expulsiones por roja directa de Andre Kana Biyik (66’) y por doble amarilla de Benjamin Massing (88’). El duelo fue pitado por el francés Michel Vautrot.

La final

Alemania Federal y Argentina disputaron la segunda final consecutiva, el domingo 8 de julio en el estadio Olímpico de Roma. Andreas Brehme le dio el triunfo a los teutones, con un polémico penal al minuto 85 pitado por el árbitro principal, el mexicano Edgardo Codesal.

Argentina se quedó con nueve en la cancha, por la expulsión por roja directa de Pedro Monzón (65’) y por doble amarilla de Gustavo Dezotti (87’). Para los germanos, fue la tercera Copa del Mundo, luego del éxito en Suiza 1954 y Alemania 1974. Lothar Matthäus fue el máximo artillero del equipo con cuatro dianas.

El equipo revelación

Camerún fue el equipo que sorprendió a todos. Los “Leones Indomables” iniciaron la Copa venciendo a Argentina (1-0) y en el segundo choque derrotaron a Rumania (2-1). En el tercer duelo, cayeron goleados por la Unión Soviética (4-0), para finalizar primeros del grupo B con cuatro puntos.

En octavos de final, despacharon a Colombia dos goles por uno en tiempo extra, con par de tantos de Roger Milla (106’ y 109′). El primer tanto, lo celebró con el icónico baile en el banderín de córner, mientras que la segunda diana fue el recordado balón robado en el media cancha al portero colombiano René Higuita.

El sueño se acabó en cuartos de final, al caer en tiempo suplementario frente a Inglaterra tres por dos.

Un Mundial de números

Italia fue el Mundial que tuvo la media más baja de goles por partido en la historia, con 2.21. En total, se anotaron 115 dianas. El equipo más goleador fue Alemania Federal (15), seguido por Checoslovaquia e Italia (10). Las selecciones que menos tantos anotaron fueron Egipto y Corea del Sur (1). La oncena más goleada fue Emiratos Árabes Unidos (11).

Anotaron 75 jugadores. El primer tanto fue del  camerunés Francois Omam Biyik (67’) y el último por el alemán Andreas Brehme (85’), ambos, casualmente, contra Argentina.

Además se sacaron 165 tarjetas amarillas y 16 rojas. Argentina fue el equipo con más tarjetas amarillas (24) y rojas recibidas (2).

El argentino José Serrizuela y el alemán Andreas Brehme fueron los más sancionados con amarilla (3). Los jugadores Ricardo Giusti (Argentina), Khaleel Ghanim (Emiratos Árabes Unidos) y Eric Gerets (Bélgica), fueron expulsados por segunda amarilla.

Por roja directa se fueron al vestuario 13 jugadores: Rudi Voeller (Alemania Federal), Frank Rijkaard (Holanda), Pedro Monzón (Argentina), Andre Kana Biyik (Camerún), Lubomir Moravcik (Eslovaquia), Benjamin Massing (Camerún), Refik Sabanadzovic (Yugoslavia), Yoon Deok Yeo (Corea del Sur), Gustavo Dezotti (Argentina), Ricardo Gomes (Brasil), Eric Wynalda (Estados Unidos), Peter Artner (Austria) y Vladimir Bessonov (Unión Soviética).

Fueron sancionados 135 jugadores. El primero fue el camerunés Benjamin Massing (minuto 6 del juego inaugural ante Argentina) y el último, el argentino Gustavo Dezotti (minuto 87 de la final frente a Alemania Federal).

Todas las estadísticas fueron tomadas del portal digital de la FIFA.

El agua adulterada

Argentina y Brasil se enfrentaron el 24 de junio en Torino, en partido de los octavos de final. La Albiceleste ganó un gol por cero, con tanto de Claudio Caniggia al minuto 81. De este duelo, salió parte de la canción “Brasil decíme qué se siente”, cantada por los argentinos en el Mundial Brasil 2014.

Sin embargo, el duelo pasó a la historia por la polémica del agua con somníferos tomada por el brasileño Branco. Luego de una pausa del juego en el minuto 40 por falta a Pedro Troglio, el jugador tomó uno de los termos de la selección argentina, ofrecido por el masajista Miguel Di Lorenzo, bebió el agua y luego comenzó a sentirse débil.

El hecho fue negado en el momento por los argentinos, pero años más tarde fue reconocido por Diego Armando Maradona y otros integrantes de Argentina. El director técnico, Carlos Bilardo, nunca aceptó la versión, pero tampoco la negó.

Fue el último duelo de los suramericanos en un Mundial.

Roberto Baggio, el genio que Italia no supo comprender

Tony Cittadino (Mallorca).- Roberto Baggio es uno de los mejores futbolistas italianos de todos los tiempos. Su calidad con el balón se demostró una y otra vez, superando las tortuosas lesiones y jugando, prácticamente, con una rodilla. Aunque la relación con la mayoría de sus entrenadores no fue buena, el amor de los fanáticos los dividió entre el héroe de la cancha y el villano por errar el penal en el Mundial del 94. Un fallo que parece que nunca le perdonaron.

Baggio nació el 18 de febrero de 1967 en Caldogno, un pueblo de casi 11 mil personas cerca de Vicenza. En su autobiografía Una Porta Nel Cielo (2001), recordó que fue el sexto de ocho hermanos: Gianna, Walter, Carla, Giorgio, Anna Maria, Nadia y Eddy. Su madre es Matilde y su padre, Florindo, un ex jugador de fútbol y ciclista.

Su nombre fue en honor a dos jugadores estelares de la Juve e Italia: Roberto Boninsegna y Roberto Bettega. Comenzó a jugar a los 6 años y su firma con el Vicenza, su primer equipo, fue en parte gracias al párroco de la iglesia, que vio sus dotes de jugador y habló con la directiva del equipo. En 1979, anotó 42 goles y realizó 20 asistencias con el equipo juvenil de Caldogno. En total, en las juveniles llegó a marcar 110 goles en 120 partidos.

El Vicenza lo firmó cuando tenía 13 años, por 150 mil liras y debutó tres años más tarde, en la temporada 1982-1983. Sus ídolos eran los brasileños Cinesinho y Zico. La primera de sus tantas lesiones fue en 1982, en el menisco de la rodilla izquierda.

Ya en el Vicenza, había despertado el interés de la Fiorentina, la Sampdoria, el Torino y la Juventus. Su primer tanto fue el 3 de junio de 1984, ante el Brescia. Ya tenía 16 años. Irónicamente, lo haría con un penal. Como fue marcado por el destino. Un remate sutil, a ras del suelo, al lado izquierdo de la portería, engañando al arquero.

El 5 de mayo de 1985 se lesionó, dos días después de firmar con la Fiorentina por dos millardos 700 mil liras. Con el Vicenza jugó tres temporadas y en la última, la 1984-1985, anotó 12 goles en 29 partidos de la liga.“Me lesioné en el juego ante el Rimini, equipo del que era director técnico Arrigo Sacchi. Ganábamos un gol por cero, con un gol mío. Iba corriendo, me resbalé y la pierna se dobló hacia atrás. Sentí un dolor muy fuerte. Algunos pensaban que estaba fingiendo. Me rompí el ligamento cruzado anterior, la cápsula y el menisco de la pierna derecha. Ahí comenzó el calvario”, explicó al programa Sfide de la RAI.

Baggio se operó en Saint-Étienne con el doctor Bousquet. Fue el 5 junio, un mes después de la lesión. Le reconstruyeron la rodilla. La cirugía le dejó 220 puntos de sutura internos. Baggio más nunca fue igual en el campo, aunque sí supo reinventarse. En su libro explicó que se acercó al budismo por primera vez en 1987, gracias a su amigo Maurizio Boldrini. Fue dos años después de haberse lesionado.

“Cuando me lesioné, todos dijeron que debía retirarme. En ese tiempo, no lograba tener continuidad y no creía en mí mismo. Salía muy poco, porque siempre tenía que tener hielo en la rodilla y porque tenía miedo”, explicó Baggio, quien fue católico, pero no por fe, sino por costumbre.

El 12 de enero de 1988 inició su camino en el budismo y allí pudo refugiarse y salir adelante, porque se quería morir. No tenía esperanzas. Dos semanas después de la operación, pesaba 56 kilos. Había perdido 12, porque no dormía, ni comía.

“La operación fue un éxito científicamente en esos años, pero para mí fue terrible. La rodilla la tenía inflamada como un melón y la tenía sostenida por barras metálicas a los lados. Tenía un dolor terrible y estaba destruido. El dolor me traspasaba el cráneo. Era alérgico a los antiinflamatorios y los que me aplicaban, ni los sentía. Me sentía tan mal, que una vez le dije a mi madre que si me quería, que me matara, porque no aguantaba más. Era un tormento las 24 horas del día”, relató en su libro.

Su llegada a la Fiorentina

Baggio volvió al terreno de juego, luego de su traumática recuperación. Fue su primera campaña en Serie A con la Fiorentina en la zafra 1986-1987. Entre liga y Copa Italia, disputó 10 partidos y anotó tres goles.

En su libro, Baggio define a la entidad viola como su gran amor, porque creyeron en él y le ayudaron a recuperarse. “Nadie me entenderá, sino vivió lo que viví y si no conoce Florencia. Cuando llegué, era un campeón virtual. Tenía 18 años y un currículum de fenómeno, pero con una rodilla reconstruida. Estaba mal y la ciudad me amó rápido, confiando en mí, adoptándome como a su familia”.

El técnico que lo recibió fue Aldo Agroppi y nunca dudó de su talento. “Tenía prisa en recuperarlo, porque tenía enfrente a un gran jugador. Era inútil negarlo. Quería dirigir a un gran jugador y regresarle su valor. No pensaba en otra cosa”, dijo el estratega a Sfide.

El 3 de septiembre de 1986 debutó con el equipo ante el Empoli, en duelo de Copa Italia con par de tantos. Sin embargo, a las tres semanas volvió a romperse el menisco y tuvo que pasar de nuevo por el quirófano.

El 17 de septiembre de 1989 dio su primera gran muestra de su talento y su recuperación, al anotar un golazo ante el Napoli de Maradona en el estadio San Paolo. Tomó el balón desde antes del mediocampo y en una corrida triunfal, se fue quitando a los rivales con regates. Al llegar al área, superó al portero Giuliano Giuliani en el mano a mano y definió a puerta vacía.

Su crecimiento con el equipo viola siempre fue a más. Entre la campaña 1987-1988 y la 1989-1990, anotó 52 goles en 121 juegos entre liga y copa nacional. Los fanáticos soñaban con la nueva estrella del equipo, pero todo cambió justo antes del Mundial Italia 90.

Su partida a la Juventus, uno de los grandes rivales en el fútbol italiano, desató protestas en la ciudad, con un saldo fue de 50 heridos y 54 detenidos. El presidente del club, Ranieri Pontiello, explicó que la transacción fue para salvar a la entidad económicamente. “Su traspaso era una acción para evitarlo. Teníamos que igualar los balances económicos de la Fiorentina”.

Baggio dijo que quería quedarse en el club, pero se fue porque lo habían vendido. No era su deseo.

La magia en Italia 90

Baggio había debutado con la selección absoluta el 16 de noviembre de 1988 y su primer gol fue con un tiro libre, el 22 de abril de 1989 ante Uruguay. Había mucha expectativa de lo que podría hacer. Su convocatoria al Mundial, era el premio a la constancia.

Pero los días previos a Italia 90 no fueron fáciles, porque los fanáticos de la Fiorentina iban a Coverciano a increpar al jugador durante los entrenamientos. Por ese motivo, el director técnico de la selección italiana, Azeglio Vicini, debió cerrar las prácticas al público.

Debutó ante Checoslovaquia, en el tercer juego de la fase de grupos. Fue el 19 de junio de 1990 y en el minuto 77 anotó un gran gol con una jugada personal desde la mitad del campo. Un tanto parecido al que marcó con la Fiorentina en la Serie A. En esa Copa del Mundo, anotó dos tantos en cinco partidos. “Fue una emoción increíble e inexplicable, porque era mi primer juego y aseguramos la victoria”, dijo a Sfide.

Italia quedó eliminada en semifinales ante Argentina. Empataron a un gol en 120 minutos y cayeron en penales cuatro por tres. En el duelo por el tercer lugar, anotó uno de los dos tantos en el triunfo frente a Inglaterra. El segundo gol fue un penal de Salvatore Schillaci, al que Baggio le cedió para tirarlo y quedarse como líder goleador de la Copa.

La gloria con la Juventus

Baggio pasó a la Juventus y se consagró como un campeón, a pesar de admitir que no se acostumbró a la ciudad de Torino. “Il Codino”, apodado así por el presidente del club, Giovanni Agnelli, tuvo un rendimiento nunca antes visto. Marcó 102 goles en 171 juegos, entre la temporada 1990-1991 a la 1993-1994, la campaña previa al Mundial, perforó 22 veces las redes en 41 choques en todas las competiciones.

El momento más duro de su primera zafra con la Vecchia Signora, fue el regreso al Artemio Franchi de Florencia, donde se negó a tirar un penal por respeto a su antiguo club. Fue el 7 de abril de 1991 y el conjunto local ganó uno por cero. A pesar de ello, los fanáticos lo pitaron hasta el cansancio.

“No lanzar el penal era una decisión que habíamos tomado el día anterior, con el director técnico Luigi Maifredi. Si fallaba, entonces dirían que lo habría hecho a propósito”, expresó Baggio en Sfide. El propio estratega, confirmó la versión del jugador. “Camino a Florencia hablé con él y dijo que si eventualmente se pitaba un penal, no quería lanzarlo. Ganas tendría, pero no quería para evitar polémicas”.

En la contienda 1991-1992 llegó Giovanni Trapattoni como director técnico y se dio la tan esperada explosión de Baggio. Fue clave para ganar la Copa UEFA 1992-1993, al anotar par de goles en la victoria de tres por uno en la final ante el Borussia Dortmund. Alzó la copa como capitán y logró su primer trofeo internacional. “Fue algo bellísimo, porque fue la coronación de un año difícil”.

Al final del año 1993, ganó el Balón de Oro, siendo el cuarto italiano luego de Omar Sivori (1961), Gianni Rivera (1969) y Paolo Rossi (1982). También se quedó con el galardón FIFA World Player.

En su última campaña, la 1994-1995, anotó 14 dianas en 29 duelos en todas las competiciones y alcanzó el doblete con el título de liga y la Copa Italia, ahora con Marcello Lippi como estratega. En cinco temporadas con los bianconeros, jugó 200 partidos y marcó 115 goles.

La decisión de marcharse la tomó luego de que Bettega le comentó que si quería quedarse, debía rebajarse el sueldo a la mitad. “En el invierno había explotado Alessandro Del Piero y la directiva no tenía ganas de apostar por un jugador como yo, con 28 años y un sueldo alto. Estaba contento por Del Piero, porque lo vi crecer en los entrenamientos. Confiaba en mí, me pedía consejos y lo ayudaba”, recordó “Il Codino en su autobiografía”.

El tormento de Pasadena

Su segundo Mundial fue el de Estados Unidos 1994. En su libro describió el episodio de la final ante Brasil como una carga que siempre lo acompañó. Fue el domingo 17 de julio. Cómo olvidarlo. Antes de que arrancara la Copa del Mundo, su líder espiritual budista Daisaku Ikeda, le dijo, lo que a su juicio, era una profecía: “Ese Mundial lo ganarás o lo perderás en el último segundo”.

Baggio dijo que esas palabras las analizó día y noche y que la molestia en la pierna derecha que venía arrastrando del juego ante Bulgaria, no era impedimento para poder jugar el partido decisivo, a pesar de las críticas de algunos medios de comunicación y fanáticos.

El 10 de Italia ejecutó el último penal de la tanda, pero la pelota se marchó por encima del travesaño y Brasil se llevó la copa. “No basta cerrar los ojos para no verlo. Es como si lo reviviera todas las veces. El vuelo de la pelota, el silencio de mis fanáticos, los gritos de los otros, el abrazo de Gigi Riva. Pero ningún abrazo podría curar mi soledad. Una vez más, estaba solo”.

El estelar delantero aseguró que su vida nunca fue igual, después de ese momento. Se sintió señalado y fue hasta injusto, porque Italia llegó a la final por sus dos goles ante Nigeria, su diana ante España y su doblete frente a Bulgaria.  Además, antes que él habían fallado Franco Baresi y Daniele Massaro, algo que quizás pocos recuerdan. Si Baggio hubiera marcado, igual Brasil tenía una oportunidad más.

“Los años siguientes fueron los peores. No era yo. La carga hizo que olvidara los regates de mi infancia. Nunca había llegado hasta el fondo, porque perder en el campo está bien, pero no perder por un penal. Uno no debería ni siquiera festejar después de la victoria, porque no es una victoria. Nunca. El balón se fue muy alto. Es para reír, porque casi nunca fallé penales y los que fallé, me los pararon”, agregó en el libro.

Su amargo y triste relato no queda allí. “Uno ve al centro de la portería, a media altura, sabiendo que el portero se lanzará al otro lado. Pero la pelota agarra otro destino, como llevada al cielo por una mano invisible, tres metros por encima del travesaño. Los brasileños dicen que fue el gran Ayrton Senna. Pero lo único que queda es el dolor, con el que tienes que aprender a vivir”.

Afrontar la realidad no fue fácil. “Ese penal lo lancé luego, tantas veces. En los sueños, en el pasillo de la casa, hasta en la televisión y siempre marqué. Pero en los sueños, todo es diferente. La noche es una tortura, pero en la mañana estoy tranquilo. Voy al punto penal y antes de chutar, sé que marcaré. Cuando termina el sueño, despierto sonriente, como si hubiera anotado de verdad. Como si la carga se hubiera acabado. Pero es una ilusión. El peso se mantiene”.

Su paso por el Milan

En la temporada 1995-1996 pasó al Milan del poderoso político Silvio Berlusconi, club con el que anotó siete goles en 28 juegos y ganó el segundo título de liga de su carrera, ahora con Fabio Capello como dirigente. A pesar de su rendimiento, no fue convocado por Sacchi para la Eurocopa 96. De hecho, su presencia en la selección se fue reduciendo luego del Mundial.

“Cuando la Juve cambió de directiva, entendí que no estaba en sus planes. Elegí al Milan, porque fueron los que más me quisieron o los que me lo hicieron entender mejor. Me querían desde que estaba en la Fiorentina. Ahora estaba con Capello, ganando otro scudetto y con jugadores como Weah, Savicevic y Maldini”, dijo Baggio en su autobiografía.

En la zafra siguiente, anotó cinco dianas en 23 choques de la Serie A, pero se planteó nuevos horizontes. “Cuando Capello regresó a final de temporada, me dijo que no tenía más espacio para mí. Entonces fue momento de buscar otro equipo, porque faltaba un año para el Mundial. En esos años, gané todo lo que se podía ganar. Lo hice a mi modo. Trabajando duro”.

Baggio consideró que su firma con el equipo lombardo fue sencilla. “La Juve quería llevarme al Inter y yo dije, ‘no señor’. El Milan me había comprado moralmente en 1990, pero no se dio. Con Capello estuve bien al inicio, pero luego no. Cuando el juego se ponía bueno, me sacaba. Decía que era para cuidarme”, agregó.

La relación con el técnico se fue deteriorando sin freno. “Cuando se fue del Milan, parecía que quería arreglar cuentas con el equipo. Ya nadie lo soportaba en el vestuario. Una vez luego de ganar el scudetto, veníamos de regreso en un viaje de pretemporada y comenzó a decir cosas con doble sentido sobre mi talento. Decía que yo no aceptaba las sustituciones y que era mimado por la prensa”.

El 10 sintió que comenzaba a molestar y no quería ser un estorbo. “Entendí que era la hora de quitarles un problema. Me tenía que ir y me fui, aunque no me dolió como en el pasado. Había madurado. Solo quería conseguir un equipo en el que tuviera espacio”, explicó y recordó que con Berlusconi tuvo una mejor relación “porque además era diferente de Agnelli. Menos formal y más directo”.

Goleador en el Bologna

Su quinto uniforme lo vistió en la temporada 1997-1998, junto antes del Mundial. Luego de estar en los planes del Parma, se cayó la negociación. El Bologna lo había firmado y tuvo un rendimiento excelente, con 22 goles en 30 juegos. Fue la temporada en la que más goles firmó en su carrera, desde que anotó 21 para ganar el Balón de Oro. Sin embargo, no fue suficiente y el equipo terminó en el octavo lugar con 48 puntos.

Aquí también tuvo roces con el director técnico Renzo Ulivieri, quien lo dejó fuera de las convocatorias ante sus ex equipos Milan y Juventus. “El entrenador hace sus escogencias técnicas y pagué por eso, pero siempre pensé primero en el equipo”, explicó en Sfide.

“Ulivieri no me quería y lo dejó bien claro. Una vez no jugué por sanción y al regresar, la banda de capitán la tenía Marocchi. Me dijo que la semana que viene me la regresaba, pero nunca lo hizo. Más nunca fui capitán”, rememoró en su autobiografía.

Baggio anotó ocho goles en los últimos cinco partidos de la temporada, quedando en pleno estado de forma para el Mundial Francia 1998. Al final, se ganó la convocatoria del ahora director técnico Cesare Maldini. “Cuando me llamó para darme la noticia, pensé que era un chiste. Era una convocatoria de emergencia”.

La aventura de Francia 98

Su tercer Mundial fue el de Francia 1998, al que llegó peleando la titularidad con Del Piero, el ahora estelar jugador de la Juventus por el que la Vecchia Signora decidió apostar tres años antes en detrimento de Baggio.

“Me sentía parte del grupo, era feliz y confiaba en mí. Pero se hablaba de espacio limitado y de una rivalidad con Del Piero, que nunca existió”, dijo en su libro. El delantero disputó cuatro juegos y anotó dos goles, pero rara vez fue titular. Fue el primer jugador italiano en marcar en tres Copas del Mundo diferentes.

En el debut ante Chile el 11 de julio, dio una asistencia magistral a Christian Vieri y anotó el gol del empate a dos desde el punto penal. Otra vez, con el reto de los 12 pasos. “Pensé que si lo fallaba, me tendría que ir del país. En esos segundos, me pasó de todo por la cabeza”.

Baggio marcó con un remate bajo, a la derecha del portero. El otro tanto fue ante Austria. Italia quedó eliminada por tercer Mundial consecutivo en penales, ahora ante Francia. En la prórroga, falló el Gol de Oro con un remate cruzado espectacular, que salió fuera por poco.

“Cuando vi que falló Di Biagio desde el punto penal, me dieron ganas de llorar otra vez. Entendí que otra se había acabado y, de nuevo, de mala manera. Tenía un sabor de derrota muy amargo”.

El Dream Team del Inter

Luego del Mundial, volvió a cambiar de equipo. Ahora regresaba a Milán, para jugar con el Inter. Baggio se dio el lujo de estar en los tres grandes de Italia. Con el equipo nerazzurro, conformó una delantera de ensueño con Ronaldo e Iván Zamorano y luego con Álvaro Recoba. Estuvo dos temporadas y en todas las competiciones sumó 17 goles en 59 juegos.

“Fui al Inter, porque quería jugar la Champions y tenía 31 años”, recordó. En la primera contienda, estuvo a cargo de Luigi Simoni. El 26 de noviembre de 1998 se lució ante el Real Madrid en el Giuseppe Meazza, al anotar un doblete en la victoria de tres por uno y encaminar la clasificación a la segunda ronda.

En la segunda zafra tuvo problemas con el director técnico Lippi, quien estuvo al frente en la 1999-2000 y ya lo había dirigido en la Juve. En la primera vuelta, sólo jugó cuatro partidos y como suplente. “Jugaba el tiempo que me dejaban, pero tampoco es que tenía una varita mágica para entrar y cambiar los partidos. Nunca fui un jugador rompe grupos, ni que generara polémicas en el vestuario”, declaró en Sfide.

“Lippi me hizo al guerra, sin parar un minuto. Sin motivarme, sin lógica. No bastaban mis lesiones en la rodilla. Tenía que comer lo que él quería y si hacía un regate de más, se molestaba. Si un compañero me aplaudía, era peor. Algo nunca visto. Me vi reducido a los suplentes de los suplentes. Cada provocación suya, me fortalecía más. Me quiso destruir y no pudo”, describió en su autobiografía.

El 23 de mayo del 2000, el Inter debió jugar ante el Parma un partido de desempate, para dirimir el boleto a la Liga de Campeones. Ambas oncenas estaban igualadas en el cuarto lugar. Marcó un golazo de tiro libre en toda la escuadra superior izquierda y luego otro tanto más, ante el nobel portero Gianluigi Buffon.

Al final del encuentro, dijo a los micrófonos de la RAI. “Soy un profesional serio y lo demostré también este año, a pesar de todos los problemas que he tenido y sobre todo los que tuve con el entrenador”.

Era el enésimo capítulo de una polémica con un director técnico. Sin embargo, no se consideraba caprichoso o divo. “Nunca me comporté así. No, al menos, de forma consciente. Mi maldición es que tengo un sentimiento fuerte de justicia. Soy rebelde y eso no gusta. No me gustan las discriminaciones. Pero a la vez, soy una persona educada y controlada”, recordó en su libro.

El héroe del Brescia

Baggio no fue convocado por Dino Zoff para jugar la Eurocopa 2000, en la que Italia perdió la final ante Francia. Fue otra puñalada al corazón. Estuvo un tiempo sin contrato, a pesar de tener ofertas de Alemania, Inglaterra, España y Japón. Su prioridad era quedarse en Italia, cerca de la familia.

En el país de la bota, hubo intenciones por parte del Napoli, Udinese y Reggina. Para firmar con un club, quería contar con tres requisitos básicos. “Que el equipo jugara en la Serie A,  que estuviera cerca de mi casa y que me garantizaran la titularidad”.

Con esas condiciones, llegó  a un acuerdo con el Brescia, club con el que se retiró tras cuatro años. Jugó desde la temporada 2000-2001, hasta la 2003-2004. En total, estuvo en 101 partidos y anotó 46 goles en todas las competiciones.

El director técnico Carlo Mazzone lo recibió como a un hijo o mejor dicho, “como un hermano gemelo”, como lo describió, y el presidente del club Luigi Corioni hizo el esfuerzo para contratarlo. “Contratar a Baggio es un privilegio de pocos. Se dio la posibilidad de traerlo, a pesar de que su manager pretendía demasiado”, expresó el directivo a Sfide.

El contrato se firmó con una clausula curiosa. La estadía de Baggio en el Brescia, dependía al mismo tiempo de la de Mazzone. Si el técnico se iba, él también lo haría. “Es un jugador educado, profesional, puntual, generoso y es un ejemplo para todos. Si además me hace ganar, no puedo hablar mal de él”, expresó el técnico.

Durante su estancia en el Brescia, Baggio compartió con jugadores como Pep Guardiola y los jóvenes italianos Andrea Pirlo y Luca Toni, a la postre campeones del mundo en Alemania 2006.

Baggio dijo que Mazzone fue el mejor técnico que tuvo en su carrera. “Fue el que me hubiera gustado encontrar desde el comienzo. Sincero, no era hipócrita y no le gustaba el autoritarismo. Si el fútbol fuera dirigido por personas como él, fuera el mismo que soñé desde niño. Las estrellas no tuvieran miedo de manifestarse, los jóvenes no tuvieran prisa en madurar y los profesionales serían más honestos”, reflexionó en su libro.

Para entonces, buscaba su cuarto Mundial y tenía un entrenador en quién confiar. Tenía  la fe y la convicción de que quedarse en Italia era la decisión correcta. No se fue a Japón, porque quería seguir luchando por estar en la selección.

“En ese momento llamé a Trapattoni y le consulté si era bueno ir a Japón, porque tenía una oferta espectacular. Si no me hubiera dado esperanzas de ir al Mundial, aceptaba la oferta. Pero me dijo que me estaría siguiendo y que todo dependía de mi. Fue muy claro. Sabía que iba a ser difícil, pero había una posibilidad”, dijo en su autobiografía.

Pero su físico volvía a poner en duda su talento. El 23 de diciembre del 2000 se lesionó  en un juego ante el Lecce, tras cobrar un tiro libre y sufrir una lesión muscular.

El 24 de febrero del 2001 regresó al campo ante la Fiorentina en Florencia y marcó dos tantos que le dieron el empate a dos al Brescia. Uno fue un tiro libre que pegó en el travesaño y entró, dejando parado a Francesco Toldo.

El 1 de abril de 2001, anotó el golazo del empate a uno ante la Juventus en el Delle Alpi. Un pase en profundidad magistral del novato Pirlo, fue bajado de primera por Baggio con su pierna derecha, regateó al portero Edwin van der Sar y definió a puerta vacía.

“Fue un gol muy bello y un punto vital para nosotros. En especial, por cómo bajé el balón. Lo hice de primera y pude driblar al portero. Cuando comenzó la jugada, ya lo había pensado. Son decisiones que tienes que tomar rápido y todo salió. Casi nunca sale, pero cuando sucede, la satisfacción es triple. Si no lo intentas, sólo harás goles normales”, señaló en su libro.

Veinte días más tarde, también perforó las redes ante el Napoli, con un tiro libre, llevando adelante una remontada espectacular en la tabla. Salieron del descenso y terminaron en el séptimo puesto.

En la campaña 2001-2002 arrancó con ritmo demoledor, con ocho goles en ocho jornadas. El 30 de septiembre del 2001, anotó par de tantos en el segundo tiempo para darle el empate al Brescia en el derby frente a la Atalanta.

En la décima jornada, anotó ante el Piacenza, pero salió lesionado. Se recuperó y volvió a jugar el 28 de octubre, contra el Venezia. Baggio recibió una falta por detrás y se temió lo peor por su rodilla izquierda. Reingresó al campo y anotó un gol de penal en la segunda etapa. Minutos más tarde, se cayó sólo en el campo. La rodilla izquierda había sufrido una distorsión de primer grado, pero sin afectar a los ligamentos.

Al legar a casa, estuvo rezando seis horas. Estuvo tres meses fuera, a pesar de que al principio se hablaba de un par de semanas. Su recuperación fue en tiempo récord.  El 30 de enero ante el Parma en partido de semifinal de Copa Italia, se volvió a caer solo con fuertes dolores en la rodilla izquierda. “Durante media hora no la pude mover, porque era un dolor muy fuerte”, explicó. Esta vez sí se había roto los ligamentos cruzados. Se esperaba que debía estar fuera ocho meses, pero se recuperó en 76 días.

El 12 de febrero comenzó la rehabilitación, que realizó con el balón de la Copa del Mundo. Su deseo de jugar el Mundial 2002, con 35 años, lo mantenía motivado. El 21 de abril volvió una vez más a jugar, ahora ante la Fiorentina. Entró al minuto 71 y anotó par de tantos, para mantener la pelea por evitar el descenso.

Llegó el último juego de la temporada contra otro ex equipo, el Bologna. Fue el 5 de mayo de 2002. Baggio cobró un penal que le detuvo su compañero de selección en el Mundial del 94, Gianluca Pagliuca, pero le quedó el rebote y marcó el dos por cero. El Brescia ganó tres por cero y mantuvo la categoría, por segundo año seguido.

A pesar de la gran recuperación que tuvo, no pudo ir al Mundial. Trapattoni no lo convocó. No había espacio, porque el ataque estaba integrado por Vieri, Totti y Del Piero. “El técnico me llamó y me dijo que no me podía convocar, porque no me veía al 100%. Le dije que estaba bien, que todas las pruebas eran positivas y que todavía quedaba un mes para el Mundial. No pude convencerlo. Me dijo que ya tenía la convocatoria lista”, declaró a Sfide.

Baggio no vio los partidos de la selección, porque pasó sus vacaciones en Argentina. Casualmente, regresó a Italia el mismo día que el grupo regresó eliminado de Corea y Japón. En la 2002-2003 logró los 200 goles en Serie A y el 300 de su carrera, también de penal. Esa campaña terminó anotando 12 dianas y en la siguiente, también coleccionó una docena.

A pesar su estado de forma, Baggio también se quedó fuera de la Eurocopa 2004. Su retiro con la selección fue un partido amistoso ante España, jugado el 26 de abril de 2004 en el estadio Luigi Ferraris de Génova. Terminó uno a uno y jugó 87 minutos.

Su último partido en la Serie A fue el 16 de mayo ante el Milan en San Siro, que lo despidió con una ovación merecida y con Maldini como capitán. Así puso fin a una mágica trayectoria, que finalizó con 205 goles en Serie A y su dorsal 10 fue retirado en el Brescia. Un justo reconocimiento para un fuera de clase incomprendido en Italia.

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Italia cerró el 2019 con ritmo ganador

Tony Cittadino (Mallorca).- Desde que tengo uso de razón y veo fútbol, no recuerdo haber visto a Italia ganar los 10 juegos de una eliminatoria, anotar 37 goles y marcar nueve en un partido. Todo eso ha sido posible durante este año 2019 y bajo la dirección técnica de Roberto Mancini, el estratega que le cambió la cara a la selección Azzurra.

Ya lo he escrito en otras ocasiones, pero lo hecho por la selección este año es histórico. Si bien el grupo de eliminatoria rumbo a la Eurocopa no era competitivo (Finlandia, Armenia, Bosnia, Liechtenstein y Grecia), igualmente lograron ganar todos los partidos y de forma contundente. De paso, con goleadas. Algo que no es común, históricamente. No es un dato menor. En el pasado, Italia podía ganar esos juegos en el último suspiro o empatarlos.  Rumbo al Mundial 2018, se complicaron con Macedonia, por ejemplo. Sacaron el resultado con un Cristo en la mano.

Sin embargo, todo indica que el trabajo hecho por Mancini invita a soñar con un futuro mejor de lo que se esperaba. En un año hizo un trabajo de hormiga, cuando nadie apostaba medio. En su ciclo, hizo vestir la camiseta de la selección a 54 jugadores, sobre todo a la generación de relevo con Federico Chiesa, Nicolò Barella, Nicolò Zaniolo, Sandro Tonali y compañía. Le regresó la competitividad, el hambre de triunfo y el juego vistoso. El amor por la camiseta.

Para que tengan una idea, Italia no ha perdido desde el 20 de noviembre del 2018, cuando venció a Estados Unidos un gol por cero en un amistoso de fecha FIFA. Desde entonces, suma 11 partidos ganados. Pleno de victorias, que le han permitido al estratega quedar en solitario en la clasificación de técnicos con más triunfos seguidos, dejando atrás los nueve del mítico Vittorio Pozzo, quien ganó nueve de forma consecutiva y logró los Mundiales en 1934 y 1938. Además alargaron a 40 los partidos sin perder en fase de clasificación para la Eurocopa. La última derrota fue ante Francia en septiembre de 2006.

Aunque no hay que caer en triunfalismo, se debe reconocer que la situación ha cambiado para bien. El primero en evitar caer en la marea de sentirse ganador es el propio Mancini. En reiteradas ocasiones, ha dicho que todo esto tendrá valor si se gana algo. Italia no logra levantar la Eurocopa desde la primera y única ocasión que lo hizo, en 1968.

La última victoria del año fue ante Armenia, con la impresionante goleada de nueve por uno. No es un resultado común. De acuerdo a la información publicada en Twitter por @2010MisterChip Italia no marcaba nueve o más  goles en un partido (incluyendo amistosos) desde el 2 de agosto de 1948 (contra Estados Unidos en los JJOO, cuando los JJOO aún eran considerados por FIFA partidos de selecciones absolutas).

Por ahora, puede pasar las vacaciones navideñas con tranquilidad. En 2018 por estos días había tristeza y depresión, por quedar fuera del Mundial por primera vez en 60 años. Ahora alegría y optimismo. La verdadera selección se verá en 2020, cuando ofrezca la convocatoria de un grupo que no será fácil de concretar por las diversas opciones, pero que tendrá que verse las caras con las mejores selecciones del continente.

Italia será cabeza de serie en el sorteo de la fase de grupos de la Eurocopa, que se realizará el próximo sábado 30 en Bucarest. En marzo tendrá par de amistosos en la fecha FIFA, posiblemente uno ante Croacia. Tendrá tiempo para prepararse para el torneo y luego prensar en las eliminatorias al Mundial Qatar 2022, que comenzarán en marzo de 2021.

Pero ahora, es momento de disfrutar de este dulce período de la selección italiana.

Foto: EFE.

Italia quiere cerrar el año ante Armenia con pleno de victorias

Tony Cittadino (Mallorca).- Italia se medirá este lunes a Armenia en el estadio Renzo Barbera de Palermo, en busca de una victoria que le permita finalizar el año 2019 con un histórico pleno de victorias en las eliminatorias para la Eurocopa 2020.

La selección que dirige Roberto Mancini no ha perdido desde el 20 de noviembre del 2018, cuando venció a Estados Unidos un gol por cero en un amistoso de fecha FIFA. Desde entonces, suma 10 partidos ganados, nueve de ellos en la eliminatoria. Estos triunfos le han permitido al estratega quedar en solitario en la clasificación de técnicos con más triunfos seguidos, dejando atrás nueve del mítico Vittorio Pozzo, quien ganó nueve de forma consecutiva y logró los Mundiales en 1934 y 1938.

El éxito de Mancini no sólo se ha visto en los resultados. También en renovar la cara a una selección que había perdido la motivación y sabiendo llevar adelante el recambio general. Hasta el momento, ha utilizado a 52 jugadores, logrando el debut de dos más en el pasado encuentro del viernes ante Bosnia, que finalizó con goleada a domicilio de tres por cero. Los jugadores fueron el mediocampista Gaetano Castrovilli (entró por Insigne al 86’) y el portero Pierluigi Gollini (entró por Donnarumma al 88’).

“No esperaba 10 victorias en fila, pero sí la clasificación. Ahora tenemos que jugar la Eurocopa y queremos llegar lo más lejos posible. Cuando llegué al cargo, el objetivo principal no era ganar de inmediato, pero sí hacer algo especial. Buscar que los fanáticos se volvieran a acercar a la selección. Ganar sin especular, pero con buen juego y arriesgando y eso los jugadores lo asimilaron muy rápido”, dijo Mancini en la rueda de prensa de este domingo reseñada por la FIGC.

Otro de los logros que le permitiría un triunfo ante Armenia, será alargar a 40 los partidos sin perder en fase de clasificación para la Eurocopa. La última derrota fue ante Francia en septiembre de 2006. Italia venció a Armenia en la ida tres goles por uno.

“En encuentro, tenemos que mejorar y marcar más goles. Defender bien y mostrar buen juego. Esas son características de una selección fuerte. La alineación sufrirá cambios, porque hay cansancio. Uno de los que seguramente estará, es Federico Chiesa. Espero un gran partido no sólo de él, sino también de los que no jugaron el viernes. Tienen que demostrar que merecen estar aquí”.

Mancini quiere cerrar el año de la mejor forma posible, para en marzo continuar con la preparación a la Eurocopa. Posiblemente en esa doble fecha FIFA se concrete un amistoso con Croacia. Considera que el grupo que disputará el torneo continental será difícil de elegir. “Tendremos que hacer un cónclave, porque será un problema dejar en casa a algunos jugadores”.

La fuerza el capitán

Leonardo Bonucci volverá a ser el capitán de la selección Azzurra, en vista de la lesión que apartó a Giorgio Chiellini hasta mediados del año que viene. En el encuentro ante Bosnia, igualó en presencias con la selección a un histórico como Giacinto Facchetti. Ahora ocupa el noveno lugar de todos los tiempos con 94 y su próximo objetivo es Gianluca Zambrotta (98).

“Chiellini avivó en mi algo más, porque mi objetivo era ser mejor que lo que fui en los últimos dos años. Cuando comencé en la selección, era igual de joven que los que están ahora. Mientras más juegas con selecciones duras, más creces y mejoras. Este proceso lo estamos acelerando con Mancini”.

El defensa de la Juventus está seguro que el trabajo continuará dando resultados. “Volveremos entre los grandes de Europa, cuando demostremos estar en una mejor posición para competir con las selecciones que han hecho la diferencia en los últimos años. España, Francia y Alemania, tienen grandes jugadores  que están en un nivel top en Europa y para igualarlos, nos falta sólo la experiencia”, finalizó.

Italia será cabeza de serie en el sorteo de la fase de grupos de la Eurocopa, que se realizará el próximo sábado 30 en Bucarest. Además quiere continuar escalando posiciones en el ranking FIFA, pensando en las eliminatorias al Mundial Qatar 2022, que comenzarán en marzo de 2021.

Foto: FIGC.

Mancini: “Superar a un mito como Pozzo es significativo, pero el camino todavía es largo”

Tony Cittadino (Mallorca).- El director técnico Roberto Mancini entró de lleno en la historia de la selección italiana y vaya de qué forma. Este sábado la Azzurra venció a Bosnia tres goles por cero a domicilio, en partido de las eliminatorias para la Eurocopa 2020, para que el director técnico sume 10 partidos consecutivos oficiales con triunfo.

La racha comenzó en el mes de noviembre del año pasado con una victoria en un amistoso ante Estados Unidos de un gol por cero. De allí en adelante, Italia ha ganado sus nueve encuentros disputados este año, todos de la eliminatoria de la Euro 2020, torneo al que, por cierto, serán cabeza de serie del sorteo de la fase de grupos.

El triunfo le permitió a Mancini quedar en solitario en la clasificación de técnicos con más triunfos seguidos, dejando atrás nueve del mítico Vittorio Pozzo, quien ganó nueve de forma consecutiva y logró los Mundiales en 1934 y 1938.

“El récord da gusto. Superar a un mito como Pozzo es significativo, pero el camino todavía es largo. Fuimos buenos en colocar el partido rápido de nuestra parte”, dijo Mancini al final del partido en el estadio Bilino Polje de Zenica, en declaraciones reseñadas por la FIGC.

“Hemos hecho un trabajo diferente, también técnicamente. Los jugadores son buenos y eso ha dado frutos”, dijo el estratega quien se mostró complacido por el rendimiento de la joven promesa del Brescia, Sandro Tonali.

Mancini también se mostró complacido por el trabajo realizado por los delanteros, en vista de los goles anotados por Lorenzo Insigne y Andrea Belotti. “Esperemos que nuestros atacantes siempre marquen. Si eso pasa, nunca será un problema. Lo único que no me gustó, fue que bajamos mucho la guardia al final del encuentro”.

Por su parte, Belotti sumó su quinto gol en siete compromisos en esta eliminatoria. “Cuando entro al campo siempre busco dar el máximo. Un atacante vive por el gol, pero el rendimiento de la selección fue importante”, dijo el delantero del Torino. “Este récord nos enseña a volver a comenzar. Lo teníamos en la mano, pero nuestros objetivos son otros. El técnico nos dio instrucciones claras y siempre se ha visto”, agregó.

Italia cerrará su participación en las eliminatorias el próximo lunes 18, cuando reciba a Armenia en el estadio Renzo Barbera de Palermo.

Fotos: FIGC.