España derrotó a Kosovo pero no convence

España

AS.- No sé qué pensarán Pepe, Manolo o Lucas, los tres aficionados ficticios a los que aludió Luis Enrique en la víspera para justificar sus decisiones, pero seguro que los tres dan su bendición a la inclusión de Dani Olmo y Ferran Torres en el once titular de España. Brillaron ante Kosovo, con un gol cada uno, y han sido lo más brillante que nos ha dejado el arranque de las eliminatorias mundialistas. Ya no habrá más partidos ni experimentos antes de que Luis Enrique dé la lista de 23 jugadores para la Eurocopa. Zipi y Zape estarán en ella, seguro, buena parte del peligro ofensivo de La Roja pasa por sus botas.

Resumen del partido

Ellos fueron quienes mejor supieron leer la defensa que planteaba Kosovo. España generó más peligro en los primeros diez minutos que, por ejemplo, en todo el partido jugado hace una semana contra Grecia. Un disparo de Olmo, una galopada de Ferran que no encontró rematador y otra incursión de Alba dejaron claro que nos encontrábamos ante un paisaje distinto al de los dos anteriores compromisos. Kosovo había ondeado la bandera del buen fútbol, al menos del fútbol ofensivo y sin miedos, en la rueda de prensa del martes. “Aunque seamos un equipo pequeño, tendremos más oportunidades de ganar si tenemos el balón; para mí, especular con un 1-0 o jugar al contraataque no es fútbol”, anunció Bernard Challandes, su seleccionador. Pero esa medicina tiene contraindicaciones, como la de que el equipo se desnude cuando el rival logra romper la primera línea de contención. Challandes apostó de inicio por tres centrales, con doble pivote y una ausencia reseñable, la de Zeneli en la banda. Arriba era Muriqi en quien confiaban todos sus ahorros.

En España, mientras, la noticia en luces de neón era la ausencia de Sergio Ramos. El madridista se encontraba bien físicamente, reconocía el ayudante de Luis Enrique, Jesús Casas, en los micrófonos de RTVE poco antes del pitido inicial. Pues más extraño aún. En el resto del equipo, Marcos Llorente volvió al lateral derecho, como ante Grecia, Koke formaba de nuevo en el centro del campo, mientras que arriba lucía el tridente del partido que abrió las eliminatorias: Ferran, Morata y Olmo. En clave de derbi vasco, que el sábado aguarda la final de la Copa del Rey sobre ese mismo césped de La Cartuja, el Athletic empezaba ganando por 2-0: sus dos internacionales, Unai Simón e Íñigo Martínez, eran titulares, mientras que el único jugador de la Real en la convocatoria, Oyarzabal, descansaba en el banquillo. Aunque bien mirado, perder ahí quizá es ganar. Cualquier minuto de descanso es de agradecer por Marcelino e Imanol.

Lee también: Portugal derrotó a Luxemburgo en las eliminatorias mundialistas

España fue madurando poco a poco al rival. El dibujo inicial mutó en varios dibujos, con Koke partiendo en la izquierda y luego virando a la derecha, con Pedri transformándose en uno y mil pedris, una de las cualidades de la joya barcelonista. Sabe tocar rápido cuando los demás se mueven con pereza, sabe jugar lento allí donde todos tienen prisa y la pelota quema. Morata estiraba el equipo, casi siempre recibiendo de espaldas pero dejando espacio para los interiores. En una de esas, Olmo vio espacio extra, se colocó el balón en la derecha y nos regaló una parábola de PlayStation, con el esférico entrando por la misma escuadra. Literal. Lástima que no hubiera aficionados en las gradas para disfrutar de tanta belleza. Pero como no hay Zipi sin Zape, apenas tres minutos después Ferran también reivindicó su minuto de gloria. El del City se internó por la derecha y remató a la base del poste contrario, una acción de manual, dejando desarmado a Samir Ujkani, que vio cómo en dos zarpazos se venía abajo su ilusión de mantener la portería a cero.

Ese gran final de primer tiempo auguraba goles y festín en la reanudación. Pero no fue así. Esta vez Ujkani detuvo los remates españoles, mientras que Kosovo decidió irse arriba en busca de un gol que entrara en los libros de historia. Kastrati fue quien lo tuvo más cerca, pero Llorente e Íñigo Martínez despejaron el peligro. Pero fue un buen aviso a navegantes, porque poco después llegó el crochet de izquierda kosovar. Unai Simón salió en falso y el balón le llegó a Halimi en tres cuartos de ataque, pero pegado casi a la banda. El centrocampista del Sandhausen no se lo pensó dos veces y soltó un zurdazo que no pudo interceptar ningún defensor español. Un golazo y un error de bulto de Simón, que ante Kosovo disputaba su sexto partido consecutivo como titular.

Afortunadamente, La Roja reaccionó antes siquiera de que el miedo a un tropiezo de campeonato rondara por la cabeza. Y el gol no pudo llevar otra firma que la de Gerard Moreno, que había entrado ocho minutos antes en juego en lugar de Morata. Fue la rúbrica a un partido en el que España fue de más a menos y en el que Ramos jugó cinco minutitos más en su carrera por el récord mundial de internacionalidades (180, a cuatro del egipcio Ahmed Hassan). Lo importante, sin embargo, eran los tres puntos, que alivian los escalofríos del duelo con Grecia. Las eliminatorias para Qatar 2022 volverán en septiembre. Antes nos espera una Eurocopa en la que sacudirnos el polvo que nos dejaron los últimos tropiezos internacionales. Ferran, Olmo, Pedri y compañía nos permiten afrontar esta cuenta atrás de dos meses con mejor cara. Me da que Pepe, Manolo y Lucas cenarán hoy más tranquilos.

Foto: AS

España derrotó a Georgia sobre el final

RPP.- En los minutos de descuento, España consiguió un importante triunfo al vencer por 2-1 a Georgia, en el estadio Boris Paichadze, por la segunda jornada del Grupo B de las Eliminatorias Europeas rumbo a Qatar 2022. Dani Olmo apareció con un golazo y selló la victoria de la ‘Furia española’.

El juego

Khvicha Kvaratskhelia abrió el marcador para Georgia al minuto 44, pero Ferrán Torres puso el empate 1-1 (56′) y en el descuento Dani Olmo rescató tres puntos de oro para la ‘Furia Roja’ que se salvó de un discreto resultado de visitante.

España, que había empezado su camino a Qatar el jueves empatando 1-1 con Grecia, reaccionó con sufrimiento este domingo ante una Georgia muy intensa en defensa y peligrosa en sus contraataques.

Lee también: Portugal se estrelló ante Serbia

España tuvo el dominio del balón, pero le costó encontrar los huecos en el muro defensivo georgiano. En la primera parte, sólo puso a prueba al portero Giorgi Loria en una ocasión con un disparo de Ferrán Torres en el corazón del área, que despejó el guardameta (11′).

Georgia avisó con un cabezazo a la salida de un córner que detuvo Unai Simón yéndose abajo (18), pero tendría que esperar al filo del descanso para batir al portero español. Kvaratskhelia culminó un rápido contraataque con un disparo cruzado poniendo el 1-0, para delirio de los 15.000 aficionados locales.

Segundo tiempo

A la vuelta del descanso, Luis Enrique movió el banquillo y España dio un punto más de velocidad a su juego y a dando más precisión a sus pases. Así encontró el empate cuando Alba penetró por la izquierda para poner un balón al área, donde llegó Ferrán Torres para rematar en boca de gol poniendo el 1-1 en el marcador.

El tanto animó a España que empezó a llegar con más peligro encerrando a Georgia, pero tendría que esperar hasta el 90+2 a que Dani Olmo soltara un disparo lejano, que tocó el meta georgiano sin poder evitar que el balón entrara en la meta, poniendo el 2-1 definitivo para los visitantes.

Foto: EFE.

España no pasó del empate ante Grecia

España

AS.- No es un partido para subir a la nube —lo de la hemeroteca me da que se ha quedado viejo—, todo lo contrario, es un partido para borrar de inmediato porque la Eurocopa está a la vuelta de la esquina y las penas hay que sacudírselas lo antes posible. España tropezó con Grecia y se complica a las primeras de cambio las eliminatorias para el Mundial de Qatar 2022. En cuatro meses hemos pasado del festival ante Alemania al chasco de Granada. Demasiado vaivén, llega ahora el tiempo para el análisis y el debate. Pero debate exprés. El domingo aguarda Georgia y en Tiflis no hay margen de error.

Resumen del partido

El resultado no acompañó, pero el cuadro va tomando forma. Hace nada, apenas unos meses, el casting de Luis Enrique en su segunda etapa como seleccionador nos dejaba algo descolocados. Veíamos las pinceladas, pero debíamos dar un par de pasos atrás para tratar de entender la pintura en su totalidad. Tres porteros con similar pedigrí (Kepa, De Gea y Unai Simón), examen de centrales para acompañar a Ramos (Pau Torres va por nota…), rotación de batutas (Busquets o Rodri) y baile de jugadores y posiciones de medio campo hacia arriba con el falso nueve (Rodrigo, Aspas o Moreno) como canción de moda.

Pero ahora sí que se ve el cuadro, lo abstracto ya es real. Luis Enrique calcó ayer el equipo que el pasado noviembre sacaba los colores a Alemania en La Cartuja (6-0). No pudo hacerlo al cien por cien por las lesiones de Sergi Roberto y Pau Torres, que fueron sustituidos por Marcos Llorente y Eric García. El resto, los mismos jugadores de aquel recital frente a la Mannschaft que nos permite sacar los codos en las casas de apuestas con vistas a la próxima Eurocopa.

Choques

No se abrió de inicio la puerta a los debutantes, pues los cuatro (Robert Sánchez, Pedro Porro, Pedri y Bryan Gil) asistieron al pitido inicial desde el banquillo. Pero no por eso dejó de haber sorpresa en el once inicial. La vista se nos iba irremediablemente al lateral derecho, con Marcos Llorente y sus siete pulmones junto a la cal. Le falta ser árbitro y portero, todo se andará. Ejercía de lateral, pero su tendencia a subir, justo por el mismo carril que unos metros más arriba ocupaba Ferran Torres, hizo que los ataques de España se vencieran hacia ese lado derecho más que al izquierdo, donde Gayà y Olmo formaban pareja de baile.

Grecia defendía en bloque. Oscilaba de izquierda a derecha con Bakasetas como eje central. En principio, el jugador del Trabzonspor debía ser el faro ofensivo escoltado por Masouras y Limnios. John van’t Schip confesaba en la previa que era consciente de que el rival llevaría la iniciativa, aunque que de por sí no iba a renunciar al balón. Pero la cara de póquer le delataba. Frente a España uno sabe, sí o sí, que la pelota no es negociable. Es cierto que esta Grecia no es la del puño cerrado de Rehhagel, aquella que sorprendió a Europa con el título continental en 2004, pero por mucho aperturismo que se proclame le cuesta llevar la iniciativa.

Así que a la selección helena no le quedaba otra que aguantar el asedio de España. Koke protagonizó la primera ocasión de peligro con un doble remate en el minuto 13. La Roja se armaba de paciencia, con Ramos y Eric García iniciando cada uno de los ataques, en ocasiones un plan de vuelo demasiado previsible. España tocaba y tocaba, Grecia aguardaba y al partido era imposible hincarle el diente. Tenía más nervio que un filete de cinco pesetas, que diría nuestro compañero José Antonio Espina. El juego se embarulló a medida que avanzaban los minutos.

Lee también: Toni Kroos regresa a Madrid por lesión

Un par de choques aéreos, como el de Papadopoulos con Morata, balones perdidos, encontronazos como el de Rodri con Bakasetas… en definitiva, una serie de imprecisiones que ralentizaron el ritmo del partido, algo que jugaba descaradamente en nuestra contra. Y estábamos tan narcotizados que de repente, un derechazo de Dani Olmo al larguero casi nos hizo caer de la silla. Fue tal el despertar que sólo un minuto después llegó el segundo dardo, este sí con el gol como premio. Koke recibió en tres cuartos, levantó la cabeza y sirvió un pase gourmet a Morata, que controló el balón con el pecho y remató con la zurda ante un impotente Vlachodimos. A lo Cristiano, vamos, es lo que tiene entrenar y jugar junto al rey del remate.

Control inerte

El gol, eso sí, no alteró ni un ápice la estrategia helena. El equipo siguió anclado atrás, lo que dibujaba un escandaloso reparto en la posesión de balón: 80% para España y 20% para Grecia. Así se llegó al descanso y así se volvió de él. No había novedad en el juego aunque sí en las alineaciones con Siopis y Tzolis al campo en sustitución de Limnios y Mantalos, mientras que en La Roja Ramos cedía su lugar a Íñigo Martínez. Descanso para el de Camas (su cuerpo lo necesita), que suma un partido más al zurrón de internacionalidades: 179, a sólo cinco del récord mundial del egipcio Ahmed Hassan.

Y el central del Athletic no pudo tener peor estreno en el partido pues en el minuto 55 cometió penalti. En las eliminatorias no hay VAR, así que el veredicto del italiano Marco Guida no tuvo vuelta atrás. Debate, lógicamente, sí hubo, porque el central de Ondárroa despeja el balón y en su inercia golpea con los tacos sobre la pierna de Masouras. En mi opinión, Íñigo quizá mantiene en exceso su pierna arriba. No sé. Una falta que podríamos bautizar ya como a lo Modric (similar a la que le señalaron al croata el pasado fin de semana en Balaídos), pero penalti al fin y al cabo, transformado sin contemplaciones por Bakasetas.

Había que cambiar de aire, encontrar una marcha más en un juego demasiado monótono de la Selección. Luis Enrique apostó fuerte, con los versos sueltos de Pedri y Bryan Gil en sustitución de Olmo y Canales. Y poco después con Thiago y Oyarzabal en lugar de Koke y Ferran Torres. Pero el muro griego no cedió. Sólo alguna incursión por la izquierda de Gil amagó con crear una ocasión clara de gol. Pero esa no llegó. Lo único que llegó fue el pitido final de un partido que nos deja en fuera de juego. ¿Cómo se puede jugar tan bien ante Alemania y tan mal ante Grecia?

Foto: EFE

Benzema guió al Madrid para derrotar al Celta

Benzema

AS.- Benzema ha metido ocho goles en los últimos seis partidos. De eso podría vivir sin dar más explicaciones, pero se lo toma sólo como una parte de su trabajo. Capricho de Florentino y Zidane, ha roto en jugador total pasados los treinta. Organizar el equipo en torno a él y darle un rigor defensivo desconocido al grupo mantienen vivo al Madrid de las cuarenta y tantas lesiones, que equivalen como hándicap a unas elecciones presidenciales y a un aval ‘after hours’. Con dos goles del francés, en las maduras, y una defensa sólida, en las duras, el Madrid mantuvo intacta la condición de perseguidor ante un Celta que llegó tarde al partido.

Resumen del partido

La salida de Cristiano y el anochecer de Bale obligaron a la reeducación del Madrid, que ha completado una larga transición del vértigo (cultivado por Mourinho) al reposo. Sin el gol de otros tiempos, el plan es poner los partidos de su parte con los jugadores que lavan más blanco: Kroos y Modric. Cuanto más enfrían el duelo, más le conviene al Madrid. Ese fútbol que entra por la cabeza y sale por los pies que defendía Cruyff. Pregúntenle al Atalanta, incapaz de meter la eliminatoria en ese ida y vuelta que hubiera mareado a un equipo cargado de veteranos.

Para bajar la pulsaciones y que se viaje al ritmo que fortalece al Madrid valen los tres centrales o valen los cuatro centrocampistas, como en Balaídos, con Valverde, que a menudo juega fuera de onda: ni es pivote ni es exterior, pero para hacerse hueco en la industria está obligado a aceptar cualquier papel. Más si para su puesto idóneo tiene por delante a Kroos y Modric, el manual de instrucciones del equipo. El plan le funcionó de salida al Madrid, con Benzema en apoyo de todas las combinaciones, con ese punto de jugador todopoderoso en cualquier zona del campo, área incluida.

Oh là là

El Celta, en el que los de siempre forman también un amplio grupo, es otra cosa. Coudet no le tuvo a miedo a los jugadores de fantasía (Brais, Denis, Nolito, Aspas y Mina) cuando tomó a un equipo vicecolista y con una historia reciente tormentosa. Y tenía en la plantilla a Tapia, un recuperador que paga esta juerga ofensiva. Así que mezcló lo uno y lo otro.

Luego ha sido más inestable. Denis es su futbolista bisagra. Se empareja con Tapia para mejorar la primera circulación y se incorpora luego como rematador de segunda instancia. Pero el primer Madrid tapó todos los puntos ciegos. El ‘cuando se pone se pone’ que un día explicó Zidane para defender el voluntarismo (intermitente) del equipo. Otra cosa es que incluso en sus mejores momentos el Madrid no abruma en el área. Lo suyo es una ocupación tranquila, una caza de ojeo, una espera paciente de la pieza. Así llegó al gol, en una jugada de artesanía: recorte de Kroos, pase de precisión a Benzema y control y remate en milésimas de segundo del francés en una zona en que cualquier retraso mata la oportunidad.

Cumplidos los 33 años, Benzema ha conseguido que cada partido suyo sea mejor que el anterior porque cada día, además, atiende a más cosas. Ahora ‘distefanea’ con asiduidad, construye, filtra, ordena, cabecea, asiste, remata. El jugador total. ¿Dónde estuvo metido este tipo durante nueve años? Luego le regaló un gol a Vinicius, que se encontró la pelota en el pecho y se le marchó la ocasión.

La portería sigue llevándole la contraria pese a sus buenos propósitos. Y antes de la media hora, otro gol de este Madrid sacrificado y coral: robo de Kroos a Tapia producto de la altísima presión y gol de Benzema tras esperar a que se le abriera el cielo. Un calco del que inauguró el marcador ante el Atalanta. A equipos tan bien dotados como el Celta les avergüenza el más mínimo pelotazo y eso les pone en peligro ante los más grandes. Lo dice la aritmética: un punto de 27 contra los siete primeros de la Liga.

Aparece Aspas

Antes del descanso, el equipo de Coudet asomó la cabeza en una jugada a balón parado, que no está en las primeras páginas de su manual. Un centro frontal de Denis Suárez y un cabezazo libre de marca de Santi Mina a la red. Una jugada sin un antes pero que abría un después a los gallegos.

Y así fue. El 1-2 transformó al Celta en un equipo feroz en la presión, agresivo, extremadamente duro en ocasiones. Y desactivó ese juego de seda de los primeros minutos del Madrid. Quedó un partido radicalmente diferente: la pelota paso al Celta y el espacio, al equipo de Zidane. En definitiva, un partido más desmadejado pero aún más divertido. Un escenario mejor para los celestes y para Vinicius, cuya aceleración está fuera del alcance de cualquiera.

Ahí apareció el mejor Denis Suárez, para motorizar al equipo, y dio sus primeras señales de vida Aspas, que obligó a una parada notable de Courtois con un tiro traicionero.

La entrada de Asensio por Kroos le dio otro ala al Madrid y un rol más natural a Valverde. Coudet respondió con otro exterior, Solari, su petición invernal. Aspas tuvo tiempo de estrellar en el palo el saque de una falta que se inventó Melero. Fue el último grito del Celta, la última víctima de Benzema, que aún tuvo tiempo de regalarle un tanto a Asensio, ahora goleador exprés.

Foto: Reuters

Laporta es el nuevo presidente del Barcelona

Mundo Deportivo.- Joan Laporta es el nuevo presidente de la historia del FC Barcelona. El que fuera máximo mandatario del club azulgrana entre 2003 y 2010 se ha impuesto de forma abrumadora en las elecciones por delante de Víctor Font y Toni Freixa. Con 55.611 votos en la segunda mayor participación de la historia por detrás de las de 2010 (57.088), Laporta ha conseguido 34.184 votos (54,28%) superando los 16.679 de Font (29,99%) y los 4.769 de Freixa (8,58%).

Tras marcar territorio desde el momento en que anunció que se presentaba a las elecciones seis años después de perder ante Josep Maria Bartomeu (25.823 votos a 15.615) con el efecto demoledor de la pancarta colgada muy cerca del Santiago Bernabéu, Laporta tomará posesión a finales de esta semana o a inicios de la siguiente una vez deposite en la sede de LaLiga el aval por valor de 124 millones de euros. Será entonces cuando inicie un mandato que acabará el 30 de junio de 2026 ya que el final de la presente temporada cuenta como un año de los seis en total.

Resultados totales 

El triunfo de Laporta simboliza el cambio reclamado en las urnas por los socios rompiendo con el modelo de Josep Maria Bartomeu, que dimitió de su cargo el 27 de octubre pasado después de que más de 20.000 socios firmaran a favor de un voto de censura que ya no llegó a celebrarse.

Las elecciones, inicialmente previstas para el 24 de enero pero aplazadas debido al repunte de la tercera ola de la pandemia y el confinamiento municipal que impedía el máximo sufragio posible, han significado una fiesta para el barcelonismo. La organización de la entidad, con empleados de varias áreas multiplicando esfuerzos, ha sido impecable en un contexto de dificultad por la pandemia y descentralizada (seis sedes) por primera vez en la historia. La fuerza de la masa social blaugrana y la singularidad del club han dado la vuelta al mundo una vez más especialmente con imágenes como la de Leo Messi ejerciendo por primera vez su derecho a voto como socio del Barça junto a su hijo mayor Thiago.

Lee también: El United conquistó el derby de Manchester

Atar la continuidad del capitán y mejor futbolista de la historia del FC Barcelona es precisamente el gran reto que se ha impuesto el propio Laporta, convencido en plena campaña de lograr su objetivo: “Sabe que todo lo que le he dicho siempre lo he cumplido, así me lo ha hecho saber.

Empieza una nueva era en el Barça con muchos más desafíos por delante: reducir la deuda y la masa salarial, relanzar el Espai Barça, recuperar los ingresos y devolver al primer equipo de fútbol a lo más alto a nivel europeo. A partir de este lunes hablará ya con Ronald Koeman para trazar el nuevo proyecto con retos muy ambiciosos para demostrar que la “experiencia”, uno de los términos más empleados por Laporta durante la campaña, es el camino para cumplir sus objetivos.

Foto: Mundo Deportivo

Benzema mantiene vivo al Real Madrid ante el Atlético

Marca.- Karim Benzema evitó la eliminación del Real Madrid en LaLiga. Una jugada tejida junto a Casemiro y Lucas, los tres mejores futbolistas blancos del derbi, anuló la ventaja de un Atlético que trabajó la victoria durante 70 minutos, y que perdonó la sentencia con reiteración y alevosía. Fue superior, tuvo más y mejores opciones, pero en el arreón final del Madrid flaqueó la confianza. Hay Liga.

Como es lógico, al Atlético le cayó el empate como un tiro. Marcó pronto con los dos hombres más temidos por los blancos, Llorente y Suárez (Joao fue suplente, asunto también relevante), y perdonó un puñado de ocasiones claras generadas por mayor calidad y ritmo. Pero no remató, y no sirvió el repliegue intensivo al final. El empate, además, restó trascendencia a la polémica mano de Felipe, no pitada por Hernández Hernández tras revisarla el VAR. Motivos para la queja tienen todos. Los que vieron acierto y los que vieron error. Ya no sabe uno a qué carta quedarse.

Resumen del juego

El Atlético no esperó. La alineación del Cholo presumía un equipo versátil, capaz de lanzarse con carrileros o pararse con cuatro atrás según conviniera. Esa apuesta supuso el sacrificio de Joao Félix de salida, ¿y saben qué? Pocos se acordaron de él durante el primer tiempo. Porque el Atlético presionó, mandó, invitó al Madrid a dominar para descubrirse y amenazó siempre con más fundamento que su rival. La presión alta de salida dio resultado al cuarto de hora, en un desajuste blanco aprovechado por Llorente. Se lanzó Mendy al extremo, amarcelado, dejó un páramo a su espalda y Marcos detectó el espacio. Sorteó la entrada de Nacho y lanzó la contra. Aguantó el desmarque de Suárez, que caminó por el alambre del fuera de juego hasta recibir el pase, perfilarse contra natura y meter el exterior, precioso, para superar la salida de Courtois.

Llorente y Suárez son dos piezas que no puso de salida el Real Madrid. Ni el centrocampista potente y llegador ni el ariete profesional y venenoso. No los tiene. Sobre todo gol. Zidane eligió salir con extremos, Asensio y Rodrygo, y aportaron poquísimo. Ni uno ni otro desbordaron, y no compensó el trabajo defnsivo que aportaron. Se jugó a lo que quiso el Atlético, que replegó tras el tanto y respiró sin la bola para preparar la contra. Brilló Lemar, con pelota y en la recuperación, y Koke en el manejo. Comandante en jefe de los ejércitos atléticos.

Los blancos ensayaron desde lejos para disolver la acumulación de defensores rojiblancos. Probó Casemiro, obligando a intervenir a Oblak, y trató de llegar por los costados. Ahí, en un córner desde la izquierda del ataque madridista, llegó la mano de Felipe que Hernández Hernández revisó en el VAR. Conste que era poca cosa para cobrar pena máxima, pero no tienen suerte los blancos con el árbitro canario, que juzgó como lance fortuito lo que otras tardes acabó en penalti. Como Negredo ante la Real.

El segundo acto agrandó las diferencias. Carrasco aprovechó el perfil de Lucas, que bastante hace como lateral, y pudo firmar la sentencia. Error de Varane, servicio inteligente de Suárez y gran parada de Courtois, gigante en el mano a mano. Llorente voleó el rechace junto al larguero. El meta belga tapó otra casi seguida de Suárez, y Correa pudo volear una ocasión clamorosa, solo en el área. Sí, el Madrid iba perdiendo, y en su intento de alcanzar la igualada se destapó atrás.

Lee también: Resultados hípicos del domingo 07/03 en La Rinconada

Los cambios fueron obligados. Entraron Valverde y Vinícius, que agilizaron el ataque blanco. Menos esperados fueron los relevos del Cholo, especialmente con los hombres retirados: Carrasco y Lemar. Dos tormentos para los blancos, aunque justos de oxígeno. Saúl aportó equilibrio. El caso es que el partido estaba vivo y abierto, expuesto a cualquier falta, centro lateral, error… Y sí, pudo llegar el empate en una concesión de Correa, espeso en el tramo final. Se escapó Vinícius, sirvió un balón extraordinario a Benzema que remató de primeras y Oblak contestó con un milagro. No sólo eso. El esloveno se rehizo, acudió al palo derecho y llegó a tiempo de tapar el segundo tiro a quemarropa de Karim.

Esa oportunidad descubrió la flaqueza rojiblanca en el tramo final. Aunque entró Kondogbia por Correa, el Atlético ya no parecía de granito, y tampoco amenazaba en ataque. A falta de dos minutos, Lucas controló en la derecha, cedió a Benzema para que descubriera el desmarque de ruptura de Casemiro, le metió la bola y el brasileño destapó toda su finura. Amagó el tiro, cedió atrás y Karim anotó a puerta vacía. Un empate trabajado, sin duda, especialmente en el tramo final, y que deja la Liga abierta de par en par. Porque quien ganó en el Metropolitano fue el Barça, que ya echa el aliento a los rivales madrileños.

Foto: Reuters

El Barcelona derrotó con contundencia al Osasuna

AS.- Como previa a las elecciones que deben de marcar el inicio de una nueva era en el Barça, el equipo blaugrana sumó una victoria que abre un nuevo horizonte para los culés. El triunfo por 0-2 contra Osasuna (que supone la octava victoria consecutiva del Barça fuera de casa, la decimosexta jornada sin perder en LaLiga y el cuarto partido dejando la portería a cero) permitirá al Barça ver el derbi entre Atlético y Real relajado y con palomitas. El Barça completó una semana fantástica en la que se ha clasificado para la final de Copa con remontada ante el Sevilla y duerme segundo a dos puntos del Atlético y dejando al Real Madrid a tres.

Enganchado al momento anímico que vive su equipo, Koeman, que llegó a Pamplona con tres centrales, apostó de nuevo por la defensa de tres y compuso una zaga con Mingueza, Lenglet y Umtiti, una línea defensiva que su cardiólogo le tiene más prohibida que el tabaco.

Lee también: Morata comandó a la Juve ante la Lazio

Ya de entrada, Osasuna le puso las cosas claras al Barcelona. Los navarros iban a explotar la intensidad de su juego convirtiendo cada palmo de El Sadar en un campo de minas. A ímpetu, el equipo de Koeman, que llegó al partido cansado, no tenía nada que hacer más que apelar a la calidad de sus jugadores y tratar de aprovechar los espacios que podía dejar Osasuna a su espalda en los momentos de asedio a la defensa catalana.

Y nadie como Messi para leer este tipo de cosas. El argentino diagnostica los partido como nadie y viendo que se perdían todos los duelos individuales, retrasó su posición para lanzar a sus compañeros cuando los rojillos se destaparan. Gracias a un pase del argentino a Alba, el Barça se adelantó en el marcador con un gol del lateral que rompió por su banda. De esta forma el Barça tomaba ventaja en un partido en el que Osasuna estaba haciéndole sufrir y en el que sobrevivía gracias a la actuación de Ter Stegen. El portero alemán se lució ante un disparo a la escuadra de Barja primero y repitió milagro ante Rubén García para evitar el empate. El marcador era del Barça, pero el partido era de Osasuna.

Con Umtiti amonestado, Koeman afrontó la segunda parte cambiando su dibujo. Umtiti se quedó en el vestuario y salió a jugar Dembélé. Tampoco es lo que recomendaría el cardiólogo, pero es que es lo que hay.

Para tranquilidad del técnico culé, el Barça salió en la segunda parte con la idea de conservar más la pelota aferrado a un Pedri escandaloso, que con 18 años soluciona situaciones de peligro con una normalidad impropia de su edad. Ya puestos a confiar en los jóvenes, Koeman apostó por Ilaix, que volvió a pasar por delante de Riqui por tercer partido consecutivo. También ingresó Braithwaite por Griezmann, que tras tres suplencias de inicio volvió a desaprovechar otra oportunidad para reivindicarse.

Lee también: Lewandowski y el Bayern castigaron al Dortmund

La insistencia es una exigencia para Osasuna, que en el tramo final del partido acorraló al Barcelona a base de saques de esquina y faltas laterales, donde Calleri y Budimir, que entró por el argentino, fueron un dolor de muelas constante para la zaga culé.

El Barça, que no estaba fino, supo sufrir en esos minutos de asedio navarro y a falta de siete minutos cerró el partido en una jugada en la que dos adolescentes, Pedri e Ilaix, se asociaron con Messi. Robó Pedri, que habilitó a Messi, el argentino se asoció con Ilaix, que con la calma de un veterano se cambió el balón de pierna para batir a Herrera y estrenarse como goleador en LaLiga.

En el Barça, renace la esperanza y el equipo se punta a un cambio de era que mañana debe de confirmarse en las urnas.

Foto: Reuters

El Atlético se aferra al liderato

AS.- El Atlético recuperó la senda de los triunfos. Lo hizo ante el Vilarreal en un partido donde el líder tuvo que emplearse a fondo, apretar los dientes y sufrir en unos últimos diez minutos donde el conjunto local le tuvo contra las cuerdas. Pero los del Cholo no encajaron (pese a que el Villarreal tiró 19 veces a portería) y se llevaron tres puntos muy importantes en la lucha por el título. El balón parado le dio una alegría al Atlético en el primer gol y João Félix, que salió tras el descanso, marcó el segundo tanto. Tras un mes de febrero muy malo, los rojiblancos respiran y llegan al derbi rearmados.

Lee también: El Milan sigue en la pelea por el scudetto

Simeone estuvo especialmente activo en el entrenamiento del viernes en las acciones a balón parado. Más de tres cuartos de hora dedicó el técnico argentino a ensayar faltas laterales, frontales, saques de esquina… Una y otra vez. Y corrigiendo cada golpeo de sus futbolistas. El conjunto madrileño ha tenido problemas con el gol en los últimos partidos y la estrategia puede solucionar esas carencias en momentos determinados. Ante el Levante, en el doble enfrentamiento liguero, el Atlético bombardeó la portería rival y marcó un gol. Frente al Villarreal, en el primer tiempo, tuvo dos llegadas e hizo un gol: un disparo de Saúl y el remate de Savic, con gol en propia puerta de Pedraza, el tanto que supuso el 0-1. Lemar, que tiene un guante en su pierna, se la puso a Savic para adelantar al Atlético. Dos llegadas y un gol. Cosas del fútbol.

El Villarreal dominó el primer tiempo, con Chukwueze creando muchos problemas a la zaga rojiblanca. El Atlético empezó con una defensa de cinco, pero a los veinte minutos cambió y Saúl pasó al centro del campo para ayudar a Koke. El conjunto de Emery tocó muy bien la pelota, la mimó y la sacó bien jugada pese a la presión de los hombres de Simeone, quienes no dudaron en apretar a su rival arriba en cuanto pudieron. Pero atrás el conjunto madrileño ofreció pocas fisuras, con Lemar ayudando por la izquierda y Correa por la derecha. Todos intentaron cerrar filas cuando Chukwueze tuvo la pelota e inició sus desbordes. Un Atlético que ha encajado gol en sus últimos ocho partidos se defendió con seriedad, bien posicionado, muy bien colocado. No salió mucho el Atlético al ataque y lo hizo siempre por la banda de Marcos Llorente, quien sigue siendo un quebradero de cabeza para sus rivales. Luis Suárez tuvo una presencia testimonial, pues apenas le llegó balones.

Tampoco pudo participar mucho Gerard, bien controlado por los zagueros rojiblancos. Pudo empatar en una jugada a balón parado, pero entre Oblak y la defensa visitante sacaron el balón cuando ya se colaba.

En el segundo tiempo Simeone quitó a Lemar, con amarilla y con molestias, y saltó al campo João Félix, por lo que el conjunto madrileño volvió a defensa de cinco, con Saúl metido en la izquierda. Lo pasó mal el rojiblanco, puesto que Chukwueze siguió muy activo, ganando por velocidad a los defensores del líder. Un quebradero de cabeza. Pero estaba casi solo contra un Atleti especialmente concentrado atrás. El equipo de Simeone sabe que si recupera su nivel defensivo, ganará muchos partidos. Tuvo unos buenos minutos el Atlético, con una gran ocasión de Luis Suárez, gracias a la presión de Correa, y paradón de Asenjo.

Lee también: United y Chelsea no pasaron del empate

El Villarreal encerró en su área a su rival, pero no llegó a inquietarle de verdad. Sus mejores intentos fueron a balón parado, en lanzamientos desde la esquina. Pero Savic, Felipe y Hermoso no dieron opción a Gerard. Cuando peor lo estaba pasando el Atlético llegó el 0-2, un buen gol de João Félix, a quien Pau Torres le hizo un regalo. Y el portugués no lo desaprovechó. Su remate pegado al palo le puso la puntilla a un encuentro en el que el Atlético sacó su casta, su personalidad.

João Félix hizo un gesto tras su gol como queriendo reivindicar algo. Tras el 0-2 el Villarreal ya no tuvo más opción que irse más arriba, con Bacca y Gerard atentos a las dejadas de Chukwueze. El último intento del Villarreal fue de Baena, cuyo tiro se marchó rozando el palo. Y a renglón seguido Oblak sacó una mano milagrosa cuando el balón se colaba. El Atlético tuvo que sufrir y padecer en unos minutos que se le hicieron muy largos al conjunto madrileño. Pero celebraron a lo grande un triunfo que moralmente es muy importante.

Foto: AS

El Barcelona igualó con el Cádiz y sigue sin rumbo

MARCA.- Es lo que tiene no cerrar los partidos. De sumar tres puntos que hubieran sido merecidos y que acercaban al Barcelona a la cabeza de LaLiga, a quedarte con uno solo después de que en una jugada aislada a falta de dos minutos un absurdo penalti de Lenglet sobre Sobrino le diera al Cádiz la oportunidad de empatar en su único remate a puerta. Este Barcelona no gana para sustos y no acaba de darse una alegría. Con la Champions casi perdida y la Copa muy complicada los pinchazos del Atlético le habían abierto una vía en LaLiga pero tampoco han sabido aprovecharla. No es normal que un equipo como el Barcelona sólo le marque un gol al Cádiz y de penalti después de cerca de 25 llegadas y tampoco es normal ser tan inocente como Lenglet para meter el pie dentro del área en una jugada sin aparente peligro. Pero no es la temporada del Barcelona, eso parece claro.

Lee también: El City derrotó por la mínima al Arsenal

La visita del Cádiz era propicia para olvidar -si es posible algo así- la derrota del PSG y centrarse en LaLiga, pero una vez más la falta de definición azulgrana le penalizó. Los gaditanos, como el equipo más goleado de LaLIga, se atrincheraron desde el inicio sobre el área de Ledesma con una línea de cuatro y otra de cinco dejando solo a Negredo en punta. Koeman sacó el mismo once que salió goleado por Mbappé y compañía el pasado martes. No era un escarmiento, es que este debería ser el once titular en condiciones normales -con Sergi Roberto en el lateral derecho- pero las lesiones le han impedido tener continuidad.

Este tipo de partidos son algo habituales para el Barça.Cuando un equipo se encierra en el Camp Nou como hizo el Cádiz suele perder en el 99% de las ocasiones. Era un encuentro para que Dembélé, Pedri o el propio Messi lo rompieran con regates que derribaran las líneas cadistas. Y el partido se rompió a la media hora. Robo de Jordi Alba, el balón llega a Pedri y penalti de Iza. Messi no falló y marcó su primer gol al Cádiz, que pasa a ser el club número 38 al que marca el argentino en Liga.

El Cádiz, que apenas había pasado del medio del campo hasta el 1-0, tuvo opción de empatar un minuto después. Centro de Salvi que despejó Piqué en corto y el balón le llegó a Sobrino que no se lo esperaba y no pudo dirigir su remate forzado hacía la portería de Ter Stegen. Fue un espejismo porque en la primera mitad sólo hubo un equipo pese al corto marcador con el que se llegó al descanso. Trece llegadas, dos goles anulados por fuera de juego, pero el Cádiz seguía en el partido.

Era de esperar que el Cádiz adelantara líneas tras la reanudación. Y así fue. Fali tuvo una ocasión en una jugada a balón parado que quedó anulada por falta previa de Garrido. En los cinco primeros minutos ya habían pisado el campo contrario más veces que en toda la primera parte. Pero el partido seguía siendo un monólogo del Barcelona. Al cuarto de hora Cervera hizo un triple cambio y sacó a Lozano, Alex y José Mari. El partido seguía abierto porque Ledesma salvó el 2-0 a un remate desde muy cerca de Griezmann.

Lee también: Inter goleó al Milan en el Derby della Madonnina

Koeman estaba de los nervios viendo como los suyos perdonaban una y otra vez el gol que sentenciara un partido que cada vez estaba más descontrolado y el Cádiz más suelto sobre el campo. Dembélé también tuvo una clara pero remató demasiado cruzado… Salieron Braithwaite y Pjanic para dar el relevo a Griezmann y Busquets. A falta de un cuarto de hora salió Trincao por Pedri, por lo que se acabó la conexión del canario con Messi, lo que mejor estaba funcionando. También salió Riqui Puig, que tuvo el 2-0 en un remate ajustado al palo.

En los últimos minutos el Cádiz se quitó el corsé y descuidó la defensa buscando una acción aislada o un fallo rival para intentar el empate. No consiguieron inquietar a Ter Stegen y parecía que se iban a ir de vacío cuando una inocente acción de Lenglet ante Sobrino les puso en bandeja el empate. Penalti absurdo y gol de Alex Fernández para un Cádiz que ni se creía que iba a sumar un punto ante el Barcelona. Que son cuatro si sumamos la ida. Los cinco minutos de añadido se les hicieron eternos al Cádiz, pero no pasaron apuros. El Barcelona tiene este miércoles ante el Elche otro partido parecido a este. Koeman deberá leerles la cartilla para evitar que se repita algo así si quieren intentar lucha por LaLiga.

Foto: Reuters

Haaland y el Dortmund arrasaron al Sevilla

AS.- El Sevilla sucumbió ante el Borussia Dortmund, o mejor dicho, ante un Erling Haaland que pone en chino las posibilidades de clasificación de los de Lopetegui. Una asistencia y dos goles del noruego destrozaron a los locales en una primera parte en la que no aparecieron en ningún momento las señas de identidad sevillistas.

Sólo habían pasado nueve minutos y lo que debería haber supuesto un golpe a la moral de un equipo tan irregular este curso como el Borussia Dortmund, no lo fue ni por asomo. Los de Terzic siguieron mostrándose mucho más cómodo con el balón, asomándose al área de Bono y, ahora sí, apareciendo Haaland. Porque el empate llevó la firma de Dahoud con un bellísimo disparo a la escuadra desde fuera del área, pero el balón llegó a sus pies gracias a la potencia del noruego, al que ni Escudero ni Jordán lograron detener.

Lee también: El Porto venció a la Juventus y dejó abierta la llave para la vuelta

Cada equipo acumulaba un tiro a puerta y un gol. La efectividad no iba a variar, para desgracia de un Sevilla que no sabía como parar a Haaland. En esta segunda ocasión, el ariete cogió el balón en el centro del campo, se fue sin que nadie pudiera o supiera detenerlo, hizo la pared con Sancho y batió a Bono. Las caritas de los jugadores del Sevilla eran un poema, Lopetegui se desgañitaba y la película pintaba muy negra.

Y peor se iba a poner, puesto que el partido pareció venirle grande a demasiados futbolistas del Sevilla. Lo sorprendente es que dos de los más señalados fueran dos veteranos como Rakitic y Papu Gómez, protagonistas de una pérdida absurda en el centro del campo que dejó a Haaland, de nuevo, solo delante de Bono. Y como es costumbre en él, sumó otro gol a su cuenta. Makkelie pitaba el descanso y el marcador señalaba un 1-3 tan justo para el Borussia como sonrojante para el Sevilla.

La sensación era de que la eliminatoria le había venido tremendamente grande al conjunto nervionense. Desordenado, sin saber cómo ir a la presión y con fallos inauditos a la hora de combinar. Había que hacer algo y la decisión de Lopetegui fue la de meter cemento en el centro del campo dando entrada a Gudelj por un tremendamente desacertado Rakitic. Fernando retrasó su posición para cambiar a un dibujo de tres centrales y centrar la posición del Papu Gómez. La mejor muestra del escaso éxito de dicha apuesta es que diez minutos después se realizaba un triple cambio que daba entrada en el césped a De Jong, Munir y Óliver en lugar de En Nesyri, Suso y Papu Gómez.

Pasó a entonarse algo más el Sevilla, en parte por el brío que metió Óliver, pero principalmente porque los alemanes renunciaron a la posesión para intentar sentenciar, más si cabe, a la contra. Y pudo hacerlo, pero la ocasión más clara la iba a tener Óscar, último cambio de Lopetegui, con una falta que se estrelló en el palo a falta de un cuarto de hora.

El balón parado del ex del Leganés fue el principal argumento sevillista en los minutos finales y de sus botas iba a nacer el gol que mantiene mínimamente viva la llama de la ilusión. Un centro con música llegó hasta De Jong, que definió a un toque. Tembló el Borussia pero en Nervión faltaba el aliento de una grada que otras noches hubiera llevado en volandas a los suyos hasta la remontada. No fue así. Haaland fue demasiado para el Sevilla.

Foto: AS