Tony Cittadino (Caracas).- Francia vuelve a festejar a lo grande. Veinte años después de la hazaña de ganar su primer Mundial, ahora se consagran en Rusia 2018 para convertirse en bicampeón del mundo, tras doblegar a Croacia en la final cuatro goles por dos, disputada en el estadio Luzhnikí de Moscú.
El equipo galo dominó el torneo de principio a fin, sin perder ningún juego. El director técnico Didier Deschamps se convirtió en el tercer estratega que alza el trofeo primero como jugador y luego como seleccionador, tras ser el capitán en la final del 98. Los otros fueron hombre después de Mário Zagallo y Franz Beckenbauer.
Europa además continúa con la hegemonía. Por cuarto Mundial consecutivo el campeón es de la UEFA, luego de Italia (2006), España (2010) y Alemania (2014). La última vez que no tuvieron un representante fue en la edición de 1950. En aquella ocasión, en el recordado Maracanazo, se enfrentaron Brasil y Uruguay, con victoria charrúa.
Croacia dominó el juego durante los primeros 15 minutos, siendo el equipo que más propuso en ataque ante una Francia que esperó atrás con orden y paciencia. Ivan Perisic y Luka Modric fueron los más peligrosos, generando ataques por el centro y por las bandas.
Sin embargo, los galos fueron quienes abrieron el marcador en su primera oportunidad y a balón parado, en una de las acciones clásicas del Mundial. Antoine Griezmann ejecutó un tiro libre al minuto 18, pero Mario Mandzukic peinó el balón y terminó en la red. Francia se vio con ventaja de un gol por cero, sin hacer mucho.
Croacia no bajó la cabeza y logró el empate también a balón parado, en una jugada preparada al minuto 28. Perisic dominó el balón de derecha tras un rebote y definió de zurda y cruzado, para batir a Hugo Lloris, con su tercer tanto en siete juegos.
El juego continuó con intensidad, pero los galos volvieron a contar con la fortuna y las fallas defensivas en la fracción 34. Perisic tocó el balón con la mano en un despeje y la acción fue revisada por el VAR. Griezmann se encargó de transformar el penal y marcó de zurda con un remate a la mano derecha del portero Danijel Subasic, quien se lanzó hacia el otro lado. Perfecta ejecución del delantero del Atlético de Madrid para engañar al portero, con un remate seco y rasante. Francia estaba otra vez en ventaja, ahora dos goles por uno.
Sentencia francesa
La segunda etapa comenzó con acciones de ida y vuelta. Croacia tuvo dos ocasiones claras, pero Lloris respondió, mientras que Mbappé desbordó la marca y su remate fue rechazado por el portero Subasic. El juego se detuvo por la invasión al campo de cuatro fanáticos y se reanudó sin problemas. Todo esto en los primeros 10 minutos de la segunda parte, jugada a un ritmo trepidante.
La oncena de Deschamps aumentó la ventaja cuando Mbappé recibió un pase de contragolpe de Paul Pogba, quien luego llegó al área y tras pase de Griezmann, remató de zurda para marcar un golazo que acercaba la segunda Copa del Mundo a manos francesas.
Los galos no bajaron el pie del acelerador, acechando el área croata. No pasó mucho, hasta que al 64 Mbappé fusiló al portero croata con un derechazo al primer palo, para colocar el juego cuatro por uno y celebrar su cuarto tanto en siete juegos.
Los croatas descontaron en la fracción 69, cuando Mandzukic aprovechó un error de Lloris, quien recibió un pase atrás y falló al despejar. El delantero de la Juventus lo encaró y supo sacar provecho del regalo.
El último cuarto de hora se jugó con una Croacia volcada al ataque y Francia esperando al contragolpe, pero no había nada qué hacer. Firmaron su mejor participación histórica, pero la celebración fue francesa, porque para ellos el mal sabor de perder la Eurocopa 2016 quedó atrás. ¡Francia es el bicampeón del mundo!.
Tony Cittadino (Caracas).-Francia y Croacia definirán al campeón del Mundial Rusia 2018 en una final inédita, que se disputará en el estadio Luzhnikí de Moscú. Los galos van por su segundo título, mientras que los Vatreni buscarán su primera estrella.
Ambas selecciones llegan al juego decisivo sin perder. Francia, que se perfila como el favorito, tuvo un camino más duro durante la Copa, pero supo resolver con contundencia. Si bien dependen más de un juego colectivo liderado por Paul Pogba, la gran estrella ha sido Kylian Mbappé.
Los bleus vencieron a Australia 2-1 en el debut y luego le ganaron a Perú por la mínima diferencia. Cerraron la fase de grupos con empate a un gol contra Dinamarca. Ya en la segunda fase del torneo, despacharon a Argentina en octavos de final cuatro por tres y a Uruguay dos por cero en cuartos de final. En semifinal, le ganaron a Bélgica uno por cero.
Así disputarán su tercera final de la historia, tras ganar ante Brasil tres goles por cero en 1998 y luego de caer ante Italia en 2006. Igualaron a un gol en 120 minutos y perdieron en penales 5-3. El director técnico Didier Deschamps podría convertirse en el tercer estratega que alza el trofeo primero como jugador y luego como seleccionador, tras ser el capitán en la final del 98. Los otros fueron hombre después de Mário Zagallo y Franz Beckenbauer.
“Ha sido un sueño desde pequeño, todos los jóvenes quieren jugar un Mundial y una final, queremos levantar la Copa y no importa si marco o no, solo quiero el trofeo. Tampoco me importa el Balón de Oro”, dijo el delantero francés Antoine Griezmann, quien quiere borrar el amargo sabor de ser subcampeón en la Eurocopa Francia 2016, cuando cayeron en la final ante Portugal.
La resistencia croata
Del otro lado, espera Croacia. Una selección aguerrida, que si bien tuvo una llave más accesible en la segunda ronda, debió luchar más de lo esperado para jugar su primera final y ser la selección número 13 de la historia en luchar por la Copa.
Están en la final con tres tiempos extras en las piernas y un día menos de descanso, pero con una selección con un corazón enorme en la que han destacado Luka Modric, Mario Mandzukic, Ivan Perisic e Ivan Rakitic. Se verá si el desgaste puede favorecer a Francia o si se se recuperaron a tiempo.
Los croatas firmaron su mejor presentación hace 20 años, en el Mundial de Francia 1998. Fue la brillante generación de Davor Suker, Zvonimir Boban, Mario Stanic y compañía. Casualmente perdieron en la semifinal dos por uno ante Francia y luego superaron a Holanda dos por uno, para quedarse con el tercer lugar. Fue la mejor actuación en su historia hasta este Mundial, pero no quieren quedarse allí. Quieren trascender y unirse al prestigioso grupo de Campeones del Mundo.
Los dirigidos por Dalic Zlatko dominaron la fase de grupos sin problemas, al ganar a Nigeria (2-0), pasarle por encima a Argentina (3-0) y derrotar a Islandia (2-1). Pero la historia fue diferente en la segunda fase, porque todos los juegos necesitaron tiempo extra. En octavos, le ganaron en penales a Dinamarca 3-2, tras empatar a uno en tiempo extra. El portero Danijel Subasic fue clave en la definición desde los 12 pasos.
En cuartos de final, dejaron en el camino al anfitrión Rusia, luego de empatar a dos goles en 120 minutos, se impusieron en penales 4-3. La misma historia fue en la semifinal contra Inglaterra, al superarlos dos goles por uno en la prórroga.
“He pasado por muchas cosas duras en mi vida. Lo más importante es no rendirse nunca, confiar en ti mismo y seguir luchando. Hay obstáculos, altibajos, pero tienes que creer en ti mismo y luchar para triunfar, esa fue mi motivación”, dijo Modric, capitán y líder de la selección.
Final con árbitro argentino
La final será dirigida por Néstor Pitana. El argentino, que también estuvo en el juego inaugural, iguala a su compatriota Horacio Elizondo, quien hizo lo propio en 2006. Pitana estará acompañado por Hernán Maidana y Juan Pablo Belatti.
“Pocas veces me pasó algo así en la vida. Esa sensación, esa emoción. Quizás comparable con el momento en que me avisaron que iba a ser padre. Por el sacrificio, por la responsabilidad que implica. Para cualquier niño que ama el fútbol, el sueño es estar en la final de un Mundial. Este equipo ha trabajado mucho para llegar hasta acá, hemos logrado una de las cosas más bellas del mundo del arbitraje. Y ahora queremos culminarlo de la mejor manera”, dijo el colegiado de 43 años en declaraciones reseñadas por el portal digital de la FIFA.
Cuestión de números
– El campeón ganará un premio de 38 millones de dólares y el subcampeón 28 millones. El monto representa 12% más que lo otorgado por la FIFA en Brasil 2014.
– Europa continúa con la hegemonía. Por cuarto Mundial consecutivo el campeón será de la UEFA, luego de Italia (2006), España (2010) y Alemania (2014). La última vez que no tuvieron un representante fue en la edición de 1950. En aquella ocasión, en el recordado Maracanazo, se enfrentaron Brasil y Uruguay, con victoria charrúa.
– La final enfrentará por primera vez a dos selecciones patrocinadas por Nike. En 2014, los finalistas Alemania y Argentina lucían camisa Adidas.
– El estadio Luzhniki de Moscú albergará su cuarta final. Las otras fueron: una final olímpica (Moscú 1980), una final de la Liga de Campeones (2008) y una final de la Copa de la UEFA (1999).
– El trofeo de la FIFA mide 6,8 cm de altura, está hecho con 3 kilogramos de oro sólido de 18 quilates y tiene una base de malaquita. Fue creado por el escultor italiano Silvio Gazzaniga y se entregó por primera vez en la edición de Alemania 1974.
– La selección campeona llevará el escudo en su camisa hasta el 18 de diciembre de 2022, cuando finalice el Mundial de Catar. La primera oncena en llevarlo fue Italia en 2006.
– Francia lidera las apuestas. El equipo galo es favorito en una reconocida casa (cuota 1.44 a campeón) ante los croatas (cuota 2.75 a campeón).
Probables alineaciones
Francia: Hugo Lloris; Benjamin Pavard, Raphaël Varane, Samuel Umtiti, Lucas Hernández; Paul Pogba, Ngolo Kanté; Kylian Mbappé, Antoine Griezmann, Blaise Matuidi; Olivier Giroud.
Croacia: Danijel Subasic; Sime Vrsaljko, Dejan Lovren, Domagoj Vida, Ivan Strinic; Ivan Rakitic, Marcelo Brozovic; Ante Rebic, Luka Modric, Ivan Perisic; Mario Mandzukic.
AFP.-El fútbol no va con ellos. Pero ¿quién los escucha en Francia en medio del entusiasmo general?
«No entiendo este entusiasmo con el fútbol, es un deporte detestable», estima Raphael, un parisino de 32 años, cuyos argumentos son los salarios astronómicos de los jugadores, el ambiente frenético en las tribunas y el «teatro» de los futbolistas sobre el terreno.
«Sobrepasa el entendimiento y es difícil mantener conversaciones razonadas» al respecto, deplora este joven que después de haberse mantenido al margen de todos los partidos del Mundial no excluye sin embargo ver la final este domingo entre Francia y Croacia.
Una actividad inimaginable para Marie, de 50 años. «No soporto el fútbol. Sobre todo a los aficionados, es de una violencia infinita», reacciona esta mujer, que estos días aprovecha para ver las obras de teatro del festival internacional de Aviñón.
Ser antifútbol es una «especificidad francesa», afirma el historiador Fabien Archambault, especialista de la construcción de identidades nacionales a través del fútbol. Debido a su dimensión popular, este deporte no logra «alcanzar un estatuto de legitimidad en el espacio público», añade.
«En los otros grandes países, Inglaterra, Alemania, Italia, el fútbol es aceptado en toda la sociedad desde hace mucho tiempo porque a todas las clases les gusta de verdad», según este profesor universitario.
«El fútbol es muy rudimentario». «Son sobre todo los aficionados de la clase obrera quienes le han dado su estatuto; luego está la cultura de la cerveza…», destaca el sociólogo Anthony Mahé, del gabinete Eranos.
«Lo que critican los antifútbol son los atributos de la fiesta, la multitud, el espectáculo… En vez de ver los problemas (de la sociedad), nos dejamos idiotizar», añade Mahé.
Desahogo en internet
«¿Es esto vivir juntos? ¿Una plaza en final? ¿Un momento para olvidar nuestras desgracias como si (un partido) pudiera borrarlas?», escribió en Twitter Philippe Poutou, un político francés de extrema izquierda, tras la victoria en semifinales de Francia contra Bélgica, que llevó a los aficionados a salir masivamente a la calle.
Frente a la vorágine mediática, los antifútbol se desahogan en las redes sociales, reunidos bajo etiquetas como #jaimepaslefoot (no me gusta el fútbol).
Pero el discurso anti es «cada vez más difícil de mantener», estima Archambault. Sobre todo desde que Francia se proclamó campeona en el Mundial de 1998. «Las élites vieron que podían utilizar (la victoria) para valorizar la imagen del país», en especial, la clase política, añade.
Entre las personalidades del mundo del espectáculo, pocas hablan de una adversidad al fútbol.
«Si defendiera mi indiferencia frente a este deporte con balón, estaría dándole demasiada importancia a esta manifestación», comentó a la AFP el actor Denis Lavant.
Otros prefieren permanecer en el anonimato.
¿Criticar el fútbol? «¿En pleno Mundial? ¿Me toma por un idiota»?, confesó un humorista.
Para Arnaud Séité, propietario de un bar flotante en el Sena, en París, lo importante es poder elegir. «No me gusta el fútbol. Lo que me gusta es organizar conciertos y que la gente escuche buena música», explica en su local, sin pantalla de televisión.
Juan Ignacio García(Marca).- Francia jugará la final del Mundial tras imponerse a Bélgica en un partidazo al que solo le faltaron más goles. A los galos les bastó el tanto de Umtiti a la salida de un córner para sacarse el billete a Moscú (domingo 15, 18 horas) y acabar con el sueño mundialista de los belgas, probablemente los que mejor han jugado en Rusia, pero para los que las semifinales siguen siendo un muro. La valiente propuesta del español Roberto Martínez y el talento de Hazard y De Bruyne no fueron suficiente ante el oficio del equipo francés, una pesadilla para sus vecinos. Les tienen comida la moral.
Sigue sin ganar en un Mundial Bélgica a Francia (tres de tres), abonada a pelear por las grandes competiciones en los últimos 20 años. Casi nunca parte en el grupo de las grandes favoritas, pero desde 1998 se han colado en cinco finales, tres de Mundial (98, 2006 y 2018) y dos de Eurocopa (2000 y 2016). El domingo, esta generación que lidera Lloris con el brazalete de capitán pero que tiene a un genial Kylian Mbappé (¡¡¡qué jugador!!!) como principal exponente, intentará emular a los héroes del 98 y bordar su segunda estrella en la camiseta.
La semifinal no defraudó en nada salvo en lo ambiental. Que el Arena de San Petersburgo es no estuviera lleno es una de esas cosas que nadie entiende y que la FIFA, venga a presumir en sus redes de los millones y millones de entradas que han vendido, sigue sin querer explicar. ¿Dónde está toda esa gente que falta? Por lo demás, como decíamos, el partido no defraudó. Fue espectacular desde el minuto 1. Sí, desde el 1.
Francia y Bélgica no se dieron ni los clásicos segundos de cortesía y empezaron el partido a toda velocidad. Mbappé, a los 8 segundos, ya estaba dejando atrás a Vertonghen en una espectacular galopada que terminó con un centro que no acertó a controlar Griezmann de milagro. La respuesta de Bélgica fue la de quedarse la pelota. Viendo cómo se las gastaba Mbappé, cuanto menos viera el balón, mejor. Así que De Bruyne y Hazard empezaron a apoderarse del juego. Y lo bordaron.
Los dos genios belgas se hicieron dueños del partido y machacaron al centro del campo y a la defensa de Deschamps con su calidad y movilidad. Les volvieron locos. Hazard arrancando desde la izquierda. De Bruyne jugando de 6, de 8, de 10, de falso 9… Vamos, jugando de todo, siendo indetectable para los centrales de Francia y para Kanté y Pogba. Entre los dos generaron todas las ocasiones de Bélgica en la primera parte.
De Bruyne jugaba y siempre encontraba a Hazard, que es puro veneno. Imparable en el uno a uno, hizo con Pavard lo que quiso en la primera parte. A los 15 minutos rozó el 0-1 con un zurdazo que se fue fuera por milímetros. Y en el 18′ fue Varane con la cabeza el que evitó que su disparo con la derecha no acabara en la red. Estaba desatado el belga, que crearía también la jugada que acabaría con Lloris volando para evitar el gol de Alderweireld. Jugaba como los ángeles Bélgica, sufría Francia, que se agarró a Griezmann y Mbappé para sacudirse el agobio.
Fue el francés del atlético el que empezó a montar contragolpes recibiendo de espaldas y encontrando a un toque a Pogba, que en una de esas salidas metió un balón en profundidad a Mbappé que el 10 no cazó de milagro. Su carrera fue de velocista, ganando metros en cada zancada a Kompany. No fue gol porque por milímetros se adelantó Courtois, pero la carrera metió el miedo en el cuerpo a Bélgica, que dio un pasito atrás y permitió que Francia se animara a seguir atacando.
Giroud en el 33′ y Pavard en el 39′ tendrían en en sus botas el primer gol del partido a pases, ambos de Mbappé, asistiendo desde la derecha. El crack del PSG lo hace todo bien cuando recibe. Sabe jugar con y sin espacios, tiene potencia, habilidad en el uno contra uno y un pase maravilloso. Asiste hasta haciendo ruletas y de tacón. Con este repertorio encontró socios en el área. Giroud falló un gol cantado rematando con el tobillo y Pavard, al escorado a la derecha, falló en el mano a mano ante Courtois, que en directo parece imbatible. Ocupa toda la portería.
Pero no, Courtois no es imbatible y a los cinco minutos de la reanudación Francia se adelantaba gracias a un cabezazo de Umtiti, que se anticipada a Fellaini en un córner sacado por Griezmann. 1-0 y como ante Japón, a Bélgica le tocaba remar contracorriente.
Movió ficha enseguida Roberto Martínez revolucionando el equipo. Quitó a Dembele para dar entrada a Mertens, mucho más ofensivo, puso una defensa de tres y sacó a Hazard de la izquierda. Todo con un cambio y con media hora por delante. Y le empezó a dar resultado. A los cinco minutos Bélgica ya había provocado dos córners y Fellaini no empató con un remate de cabeza de milagro.
Empujó hasta el final Bélgica, siempre siendo fiel a su estilo, sin pelotazos, buscando a Hazard y de Bruyne a ras de césped, intentando penetrar en el área francesa. El problema es que se encontraron con dos gigantes como Varane y Umtiti, que lo despejaron todo. Y lo que no, lo sacó Lloris. Un cañonazo de Witsel que despejó de puños el portero del Tottenham y un mal control de Lukaku, desaparecido todo el partido, fueron los últimos intentos de una selección, la belga, que acabó en el campo con cinco delanteros y concediendo contragolpes a Mbappé y compañía, pero resistiéndose a dejar escapar la mejor oportunidad de su historia, la que fabricaron un técnico español y se generación de oro. La gloria, otra vez, fue para Francia.
Luis Alvarado De Sousa (Caracas).- La primera vez que tu equipo favorito gana una copa, es especial. ¿Pero la primera vez que tu selección gana una copa? Eso es un sueño. Vivimos y sufrimos con la selección portuguesa, desde esaprimera final de la Eurocopa en 2004. Esa final que perdimos en Lisboa, en el Estádio da Luz contra Grecia. La generación de oro del fútbol portugués, con ídolos como Figo, Pauleta, Maniche, y Rui Costa que nunca pudieron ganar una copa. Si, la historia de la “Seleção” de Portugal siempre quedaba en el “casi”. Pero en esta final no fue así.
La Eurocopa 2016, en Francia no empezaba bien. Tres empates en la primera ronda, “casi” nos elimina Islandia. Nadie creía en esta selección, ni los propios portugueses. Pero tú nunca dejas de confiar en ellos, sigues creyendo que pueden lograr el milagro, porque eso es lo que se iba a necesitar. Con el paso de las fases, te das cuenta que superaron a Croacia, Polonia, Gales y están en la final de Saint Denis, como 12 años antes en Lisboa. Ya sin la generación de oro, cuyo único sobreviviente es Cristiano.
Crees que al fin va a terminar la maldición del “casi”. Pero el rival es Francia, dueño de casa. Inmediatamente te viene al recuerdo esa semifinal de 2006 con el penal de Zidane, que nos costó la eliminación. Pero confías en la defensa de Pepe, las manos milagrosas de Patricio y algún chispazo del “Capitão” en el ataque.
Ya va a comenzar el juego, buscas tu cábala, ver el juego en Meridiano, porque en DIRECTV son argentinos y empavan. Te pones tu gorra “verde e vermelha” que te ha acompañado desde Alemania 2006. Los franceses meten mucho miedo, tu mamá no quiere ver el juego, le da demasiados nervios. Suena primero “La Marsellesa” y el estadio se cae. Pero “A Portuguesa” también retumba, hay una colonia rojiverde en las gradas del Stade de France. No estamos tan solos en esta pelea.
Comienza la batalla en Saint-Denis
Los franceses salen envalentonados a llevarse por el medio a Portugal y a Cristiano. Apenas nueve minutos y Payet le hace una falta que el árbitro ni pita como falta. “Deberían botarlo, esa falta es criminal” gritas, pero no pasa nada.Ronaldo se levanta y no puede apoyar la pierna, mira al banco y Fernando Santos le pregunta que si tiene que salir. Él quiere quedarse en cancha, pero no puedo caminar. Mientras tanto, Sissoko es un dolor de cabeza para Pepe y Fonte. Le deja un centro a Griezmann que remata y Rui Patricio saca del ángulo. Respiras con mucho alivio. Nani tuvo una oportunidad al contragolpe y la manda al estadio del PSG.
Sigue el partido, pero tú sigues viendo a Cristiano. No camina, hasta que llega el momento que más temes. Ronaldo se para, se lanza a la grama y comienza a llorar. No puedes creer lo que está pasando, 12 años y tanto esfuerzo para llegar a la final y los franceses le rompen la rodilla al “Capitão”. También se te salen dos lágrimas.
Sale en camilla CR7 y entra Quaresma. Tú sigues creyendo en la selección, pero si ganan va a ser totalmente épico. Portugal se va asentando en la cancha y se defiende bien de la marea francesa. Termina el primer tiempo y crees que pueden aguantar hasta los penales. Comienza la segunda parte y siguen bombardeando el área de Portugal. Al minuto 78, Giroud tuvo una y “San Patricio” la sacó milagrosamente. Dos minutos después, Nani exige a Lloris, Quaresma intenta una chilena luego del rebote pero el arquero francés vuelve a tapar. Eso te da esperanzas.
Un cambio al minuto 79 no parecía nada de otro mundo. Entraba Éder, el mueble de la selección y último recurso, salía la joven promesa de Portugal: Renato Sanches. Esto sería decisivo más adelante.
Francia sigue dominando, sufres como nunca en la vida. En el minuto 91, Gignac recibe un balón desde la banda y se libra de Pepe con un regate. Sale Rui Patricio a achicar porque Fonte nunca llega. Se para el tiempo, Gignac remata y el balón va poco a poco hacia el arco. Sabes que fue gol, se acabó el sueño. Ya imaginas los memes en Facebook contra la “Seleção”. Pero por alguna razón, el balón se estrelló en el poste. Esto sí que no lo puedes creer, es un milagro. No fue gol, la Virgen de Fátima está con ellos. Logran despejar el balón y terminan los primeros noventa minutos. Recuerdas la final de Argentina 78’, el holandés Nanninga le dio al poste de igual manera que Gignac, pero Argentina ganó esa final a pesar de eso, ¿Sería una señal?
Media hora más de angustia
En el tiempo extra, Portugal fue mejorando a medida que pasaba el tiempo. Francia estaba extenuada por el esfuerzo. Primero Pepe de cabeza, pasó cerca del poste. Luego Éder, casi logra anotar de cabeza pero los franceses sacaron en la línea. Después Guerreiro, de tiro libre lo mandó al poste, ¿Cómo se puede tener tan mala suerte pana? gritamos.
Pero al minuto 109 llegaría la más grande sorpresa de mi vida. Moutinho robó un balón en el medio campo y se lo dio a Éder, que se quitó a Umtiti con las manos y a Koscielny con el cuerpo. Estaba solo frente a la media luna, ¿Quién piensa que este mueble, como le decían los medios portugueses, podía rematar desde ahí?
Pero eso fue lo que hizo, remató espectacularmente desde la frontal de la media luna a la base de la meta francesa. Lloris se estiró pero nada podía hacer. Golazo de Éder. No creía el gol hasta que vi a la grada portuguesa brincar detrás del arco francés. Salí corriendo a abrazar a mi mamá que seguía sin ver el partido, era increíble, impensado, pero real.
Éder, un bisau-guineano nacionalizado portugués, marcó un golazo para ser recordado por siempre. Un gol para convertirse en héroe, uno de esos héroes del mar que dice nuestro himno. “Uma chuva de luva branca” cayó sobre París mientras Cristiano gritaba desaforado en el banco de suplentes.
Francia estaba rabiosa, buscaba la igualdad, pero nadie nos podía quitar esta victoria. Un último despeje de Rui Patricio al medio campo y pitó el árbitro. Ganamos la final, a Francia, en París. Ni en nuestros mejores sueños lo habíamos imaginado. Gritamos al aire hasta quedarnos sin aliento, se acabó el “casi”, por fin ganamos la Eurocopa, se despejaron los fantasmas de 2004. El último sobreviviente de la generación de oro levantó la copa, Cristiano con la rodilla vendada, el “Capitão”. Eramos por fin, campeones de Europa, nadie nos iba a quitar el mérito.
El fútbol es sufrimiento, así como alegrías. Este partido se resume en una frase: C’est la vie
Jordi Blanco (ESPN).- Francia y Bélgica cruzan sus caminos en busca de la final en un duelo que ofrece a los Bleus el papel de favoritos pero recuerda que la historia favorece a los Diablos Rojos. La solvencia del grupo de Deschamps, menos brillante pero absolutamente fiable enfrentada a los de Roberto Martínez, que cuentan sus partidos por victorias y llegan al choque catapultados por la moral que les supuso dejar a Brasil por el camino.
Tres años después de su último cara a cara, solventado con una excepcional victoria belga en París por 3-4 (1-4 era el marcador en el minuto 89) Francia se sabe enfrentada al momento de la verdad, dispuesta a dar el paso último que no pudo en la final de la Eurocopa de 2016 en que fue derrotada por una rácana Portugal en el Stade de France y con una base de futbolistas que se encuentran en el momento óptimo de sus carreras.
Será algo más que un cara a cara entre Griezmann y Hazard. Se aventura un partido máximo en el que se comprobará tanto la fiabilidad de Lloris y la magnificencia de Courtois como el crecimiento de Mbappé ante la potencia de Lukaku; la firmeza defensiva de dos equipos que han encajado cuatro goles en los cinco partidos disputados anteriormente y que han convertido el juego de posición mezclado con la electricidad ofensiva en su razón de ser… Además de su buen hacer deportivo, como quedó mostrado con grandeza en el partido frente a Inglaterra de la primera fase.
Y, también, la capacidad de liderazgo que se verá en los banquillos, donde Deschamps ha acabado por ganarse todo el crédito que, de forma sensacional, logró en el banquillo belga el catalán Roberto Martínez.
Dos veces se enfrentaron solamente en la historia de la Copa del Mundo. En 1938, en París, Francia se impuso por 3-1 en los octavos de final y en 1986, en Puebla, los galos volvieron a vencer por 4-2 (en la prórroga) en la final de consolación, después de ser eliminados en la semifinal por Alemania y Argentina respectivamente.
Aquella cuarta posición fue la mejor de siempre para estos Diablos Rojos que han alcanzado su punto álgido bajo el mando de un Roberto Martínez con el que acumulan 25 partidos sin conocer la derrota en los dos últimos años. Nunca, desde 1986, llegaron al penúltimo partido del torneo y lo hacen ahora con menos sensaciones de inferioridad que en aquella ocasión, cuando cayeron ante la Argentina de Maradona.
Francia quiere, por su parte, repetir la gloria de 1998, cuando bajo el liderazgo de Zidane conquistó un título legendario, con un equipo capitaneado por el mismo Didier Deschamps que dirige ahora a la selección.
Un partido enorme en San Petersburgo… Con Moscú como objetivo final..
Marca.- El belga Greg Van Avermaet (BMC), nuevo líder del Tour de Francia, se mostró feliz por haber conseguido el maillot amarillo en una «prueba tan especial como una contrarreloj por equipos», especialidad en la que el equipo estadounidense «es un maestro»
«Una contrarreloj por equipos siempre es algo especial. Todo el equipo hace un esfuerzo para lograr el objetivo de ganar la etapa y creo que nuestro equipo es un maestro. Estoy muy feliz de ser parte de ello», dijo en meta el campeón olímpico en ruta.
Para el clasicómano de Lokeren, de 33 años, es un gran honor vestirse de amarillo en el Tour de Francia, una experiencia que ya vivió en 2016, cuando se impuso en una etapa y estuvo de líder 3 días.
«Es un gran objetivo alcanzado ponerse de amarillo en la primera semana. Lo vestí una vez y recuerdo que fue una sensación increíble. He subido al podio a ponerme esa prenda por segunda vez y lo voy a disfrutar completamente mañana, es algo especial. Quiero agradecer a mis compañeros de equipo porque sin ellos no habría sucedido».
El maillot amarillo ha cambiado tres veces de manos en la tres primeras etapas, lo que tan solo ha sucedido en otra ocasión en los últimos 25 años, concretamente en 2015.
EFE.- El legendario portero italiano Gianluigi Buffon, de 40 años, confesó en su presentación como nuevo jugador del París Saint-Germain que aterriza en la capital con “el entusiasmo de un joven”.
“Aterrizo en París con el entusiasmo de un joven. El carné de identidad dice una cosa, pero lo importante es cómo se siente uno”, declaró el campeón del mundo con Italia en 2006.
En una atiborrada sala de prensa del estadio del Parque de los Príncipes, “Gigi” Buffon ensayó sus primeras palabras en francés en una breve introducción, seguida de cerca por su actual pareja y por dos de sus hijos, Louis Thomas y David Lee.
“Estoy muy motivado. Siento una energía particular, quizá sea el ambiente de París o el de los hinchas o el del club”, dijo en sus primeras palabras en francés. Ya en italiano, repasó los motivos que le llevaron a trabajar por primera vez fuera de su país, y alegó que todavía se siente en plena forma física y mental para jugar al fútbol al más alto nivel.
“Tengo 40 años, pero estoy en un excelente estado físico y mental. Vengo a demostrar que soy un gran portero, y creo que lo conseguiré”, apuntó el jugador, quien aseveró que no le han prometido el puesto de titular y que luchará por él “como siempre hizo”.
El legendario guardameta restó importancia a las canas que luce y comentó que el fútbol ha cambiado mucho y ha alargado las carreras de los jugadores. “Con treinta y tantos nos encontramos a algunos que todavía son de los mejores del mundo”, indicó, en alusión al portugués Cristiano Ronaldo y el argentino Lionel Messi.
“No sé cuándo me retiraré. No me hago esa pregunta porque me crea cosas negativas. Él día que no me vea capaz, lo dejaré”, señaló, y recordó que si ha sido titular en la selección de Italia hasta los 40 años no ha sido por casualidad.
Después de 27 años en Italia, 10 en el Parma y los últimos 17 en la Juventus de Turín, Buffon explicó que estaba en “una zona de confort ”que no le agradaba. “Ampliar horizontes, conocer nuevas culturas, nuevos amigos, para mí esa es la vida, aunque se tenga 40 años”, sostuvo.
Levantar una Liga de Campeones es el gran lunar del lustroso currículum de Buffon, finalista en 2003, 2015, y 2017. “Puedo contribuir a que el PSG mejore en el campo y que tenga las máximas ambiciones”, agregó. Según el meta, “hace falta tiempo” para que cuaje un proyecto como el del PSG, financiado por abundantes fondos qataríes, y opinó que la identidad del equipo dependerá “mucho” del entrenador.
Buffon, sin embargo, tardará en debutar en torneo internacional con su nuevo club, pues estará sancionado los tres primeros partidos de la Liga de Campeones por su expulsión el pasado abril en los cuartos de final del torneo ante el Real Madrid, cuando jugaba por la Juventus Turín. “Es una decisión que respeto y punto. La rabia ha pasado y no quiero hacer polémicas inútiles”, cerró.
Tony Cittadino (Caracas).- Domingo 9 de julio de 2006. El día más feliz e inolvidable que hemos vivido en el deporte como fanático. Un sueño que se hizo realidad. Italia, Campeón del Mundo. Un privilegio que tienen pocos y que no se compara con nada.
La noche anterior fue larga. Muy larga. Imposible dormir. Expectativa, ansiedad y nervios. Mil cosas te pasan por la cabeza. Te imaginas todo. El himno, la alineación, los goles y la celebración. El sublime momento de la premiación.
Al propio Gennaro Gattuso le costó dormir. En la entrevista post partido reveló que los nervios lo tuvieron toda la noche en el baño. No era para menos. Del otro lado de la acera estaba Francia. Un equipazo, con Zinedine Zidane a la cabeza. En su último Mundial. Con el fantasma de la final de la Euro 2000, que David Trezeguet resolvió con un golazo volea. Con el recuerdo de la eliminación en cuartos de final en el Mundial Francia 1998.
Finalmente amanece y lees la prensa, ves las previas por televisión y se te sale el corazón. No hayas cómo hacer para que el tiempo pase rápido y escuchar el pitazo inicial. Mientras tanto, Notti Magiche sigue siendo nuestro himno nacional. Lo escuchas una y otra vez. No te cansas. Haces las mil y un promesas si ganas. Mensajes de texto van y vienen. No existía el Whatsapp y menos el Twitter. Haces todos los análisis posibles y te apegas a la cábala. La camisa que te pones, cómo te sientas, en qué canal ver el juego. «No puedes transmitirle mala suerte a tu selección»
Llega el mediodía y no tienes hambre, pero no puedes despreciar un plato de pasta de la nonna. El día pintaba perfecto. Pasta y fútbol. Ya con la cara pintada y la camisa puesta, vamos a casa de mi primo Salvador. La «cábala» decía que tenía que irnos bien, porque así había sido en la semifinal ante Alemania. Saludamos a nuestros primos Junior y Juan Diego y mandamos mil mensajes más a Diego Dovo.
Arranca la angustia
Comienza la presentación oficial del juego en el Estadio Olímpico de Berlín. En tanto, Shakira canta en la ceremonia de clausura, que es interminable. Los nervios aumentan. Los jugadores salen al campo. Suena el Himno Nacional Fratelli D’ Italia y se te eriza la piel. Se salen algunas las lágrimas y aplaudes como loco. Luego suena La Marsellesa y da terror ver la formación de Francia, con Zidane al frente. Entre las dos selecciones, medio equipo de la Juventus está en el campo. Seis titulares: cuatro por Italia y dos por Francia.
El árbitro argentino Horacio Elizondo da el pitazo inicial y arranca el juego. Baja la presión y comienzas a sentirte director técnico. Das instrucciones. Pasa el balón. Corta aquí. Párate allá ¡Cuidado con Thierry Henry! Falta de Fabio Cannavaro y se queda tendido en el piso apenas a los 5 minutos. Se recupera y en la fracción 7, Florent Malouda cae en el área ¡Penal! ¡Nooo! ¿Cómo si no van ni 10 minutos? Zidane lo cobra con estilo. Pega en el travesaño, rebota dentro del arco y sale. Un escalofrío recorre la espalda. Gritas que no entró, pero es inútil. Gol de Francia. Abajo 0-1.
La reacción de Italia no tardó en llegar. Fue a balón parado. Mauro Camoranesi va al banderín para cobrar un corner, pero Andrea Pirlo le pide el balón. Menos mal. Centro al área y Materazzi le gana el salto a Patrick Vieira ¡Goooool! Se empata el juego y drenas. 1-1, apenas al minuto 19.
Piensas que ahora con el empate, tendrán que matarlos para ganarles la final. Ya en la segunda parte, cada vez que Henry toca el balón genera peligro. El delantero entra al área y se come el gol. Qué fortuna. Pasa el terremoto en el área y Buffon saca desde la línea de fondo.
En la fracción 62, Luca Toni se adelanta a la marca en un tiro libre y anota de cabeza. La celebración es en vano. El linier levantó el banderín. Offside. No lo puedes creer. Pasan los minutos y el tiempo extra es inminente. Arranca la prórroga y le sigues pidiendo a Marcello Lippi que meta a Alessandro Del Piero. El juego lo pide a gritos y uno también. No puede ser que tu ídolo no juegue la final. Ya con Pinturicchio en el campo, respiras y estás más confiado. Sabes que hay más probabilidades de marcar.
Zidane, el protagonista
Siguen pasando los minutos. Vamos por el 103. Zidane está en el último cuarto de cancha y le pasa el balón a Willy Sagnol, quien está al costado derecho. Te das cuenta que Zizou comienza a correr al área y pides que lo paren. Obviamente no te escuchan y ves al francés rematar de cabeza y… ¡oh sorpresa! Gigi realiza la mejor parada que hayas visto en tu vida. Con un manotazo hacia arriba, manda el balón al saque de esquina. Le quemó la mano y le dobló los dedos. Zidane no lo puede creer, Buffon tampoco y yo menos. Lo peor pasó.
No pasó mucho tiempo, hasta que otra vez Zidane es protagonista. Minuto 108, el juego se detiene y no sabes por qué. Ves a Materazzi en el piso y a Buffon encarando a Zidane. Nadie sabe qué pasa, hasta que ves la repetición. Zidane le dio un cabezazo a Materazzi en el pecho: «Bueno, pero éste se volvió loco. Tienen que botarlo», exclamas. Al final, Elizondo saca la roja a Zidane y respiras, pero sabes que no merecía un final así. Sin embargo, también sabías que era un cobrador de penal y un gol fijo.
No hay nada qué hacer. No alcanzaron los 120 minutos. Vamos a los penales ¡No puede ser! No otra vez. No queríamos que el juego terminara en penales. Teníamos el trágico recuerdo de la final perdida en Estados Unidos 1994 ante Brasil, que finalizó con el fallo de Roberto Baggio, nuestro primer gran ídolo. No podíamos tener la mala suerte de volver a caer desde los 12 pasos, pero ahora con Buffon y Del Piero. Eso no.
No lo podíamos soportar. Otra vez el chalequeo y el subcampeonato, que se traduce en el mejor de los perdedores. No querías eso. No sabías con qué te iban a actualizar la canción «Romario, Bebeto, Italia está muerto», que tanto te cantaron en el colegio y en la calle y que tantas peleas te causó. Daba escalofrío solo imaginarlo y más, porque Italia tiene mala suerte en los penales. Fuera en tres Mundiales seguidos: 1990, 1994 y 1998. Todos los vimos. Todos los sufrimos. En todos lloramos. En 2002 fue diferente, pero también hubo drama al quedar fuera con un Gol de Oro. Esta vez la historia tenía que ser diferente. Gracias a Dios, así fue.
La lotería de los penales
Italia comienza la tanda de penales. La cara de Pirlo es inexpresiva, como siempre. No te explicas cómo puede estar así en semejante momento. Te encomiendas a Dios. Duplicas las promesas ¡Gol! 1-0. Un alivio.
Es el turno de Francia. Le mandas las mil y un energías negativas a Sylvain Wiltord. No sirve de nada ¡Gol! 1-1.
Ahora le toca a Materazzi y marca. Luego es el turno de Trezeguet y recuerdas, otra vez, del gol de la Euro. Su remate va al larguero y rebota fuera de la línea. Celebras y respiras. Crees que es justicia divina y un buen indicio. Italia en ventaja 2-1.
Daniele De Rossi fue el próximo en cobrar tampoco falló. Remate alto y potente. Vuelves a respirar y Juan Diego, tu primo de 5 años te da ánimo. Como si supiera y entendiera mucho del momento. Sueltas una risa burlona y nerviosa, que alivia el momento por unos segundos.
Volvemos a la tortura. Francia marca, gracias a Éric Abidal. Ahora ves a Del Piero caminando para tomar su turno. Prometes todo lo que se te ocurra y le pides no fallar. Dispara y ¡Gooool! Lo celebras más que el resto de los penales. 4-3 arriba. Es un alivio inmenso. La Copa está más cerca.
Sigue el drama, pues Sagnol cobra y marca. 4-3. Es el turno de Grosso. El último penal. Se te sale el corazón. Recuerdas que provocó el penal ante Australia, pero no entiendes por qué es el quinto pateador. Es lateral izquierdo, aunque tiene vocación ofensiva. Ya no vale de nada. Que anote y ya.
Su cara de nervio, te da más nervio. Terror. Ya no quedan uñas. Cuestionas que los zurdos siempre rematan al lado izquierdo. Que no lo haga. Pero él sabe a lo que va. Grosso remata al arco de zurda, al lado izquierdo y… ¡Gooool! ¡Campeones del Mundo! No lo puedes creer y te lanzas encima de tu primo, rompiéndole la boca otra vez. Como sucedió en el gol de Del Piero en la semifinal contra Alemania.
No sabes qué hacer. Sólo gritar y llorar de la emoción, mientras ves a Pirlo corriendo y abriendo los brazos junto a todos los jugadores. Suena el teléfono y no lo consigues. Ni te preocupas por atender. Corres por la casa y quieres salir a caravanear, a completar la rumba que cinco días antes dejaste en la calle 2 de Vista Alegre.
Llegó el momento y Cannavaro alza la Copa. Te emocionas más y no lo puedes creer ¡Al fin! Campeones del Mundo. Lo pudiste vivir. La referencia de 1982 la ves en vivo. Es otra cosa. Se te hincha el pecho y ya quieres la camisa con la cuarta estrella.
Sales a recorrer Caracas y es una fiesta. De punta a punta en la autopista. Cohetones, banderas, tarantella y cornetas por todos lados. No se puede entrar a Las Mercedes y terminas consiguiendo a amigos y mi querido Vito De Lucia en las afueras del Centro Comercial San Ignacio. No hay palabras. Sólo gritos y abrazos. Cae la noche en un día inolvidable en Caracas. Uno que jamás volverás a vivir, por diversas razones. De tiempo, económicas y políticas. Eran otros tiempos. Muy, muy lejanos al actual.
Lo vivimos al máximo y fue historia. El día más feliz, que en algún momento le contaré a mi hijo.
Marca.- Gianluigi Buffon ya es nuevo portero del PSG después de que el club parisino haya hecho oficial su contratación por un año más otro opcioneal. El futbolista llegó a la capital francesa este viernes para cerrar su fichaje por el cuadro dirigido por Tuchel en el que será, salvo sorpresa, punto y final a una longeva trayectoria en el fútbol.
Las primeras palabras de Buffon fueron de agradecimiento: «Es con una gran sensación de felicidad que me uno al Paris Saint-Germain. Por primera vez en mi carrera, me voy de mi país y solo un proyecto tan ambicioso podría llevarme a tomar esta decisión. Agradezco al club y al presidente su confianza. Por haber seguido su increíble progreso en los últimos años, conozco los sueños que hay en el PSG y todos aquellos que lo llevan en su corazón».
Continuó el portero en declaraciones la web oficial de PSG: «Traeré toda mi energía, experiencia y sed de éxito para ayudar a mi nuevo club a alcanzar los grandes objetivos que se han propuesto. Con mis compañeros de equipo y nuestros seguidores, compartiremos emociones fantásticas en el Parque de los Príncipes y en todos los estadios en los que representaremos a París, esta maravillosa ciudad que merece ver un día como su club en la cima del fútbol internacional«.
Nasser Al-Khelaïfi, presidente del PSG, se sumó a la bienvenida: «La inmensidad de su carrera, así como su personalidad ambiciosa, unificadora y elegante, le convierten en uno de los jugadores más admirados y respetados del fútbol mundial. A los 40 años, su pasión por el fútbol está intacta y Gianluigi encontró en nuestro proyecto el escenario ideal para establecer metas extremadamente altas al pasar su experiencia, no solo a los otros porteros del club, sino también a todos nuestros jugadores».
Buffon llega para competir el puesto con el que hasta ahora ha sido guardameta titular del PSG, Areola, ex del Villarreal y suplente de Lloris con Francia. A sus 40 años, Gigi afronta un reto inesperado en su carrera después de despedirse de la Juve tras 17 años.
Buffon se incopora ya a los entrenamientos con sus nuevos compañeros, que arrancaron la temporada este miércoles con Tuchel. Allí se verá con su compañero en la selección italiana Verratti.