Portugal tuvo que sufrir y venció con oficio a Ghana

EFE.- Después de días, semanas, tremendamente convulsas, que derivaron en el anuncio del fin de su relación con el Manchester United, Cristiano Ronaldo se convirtió en el primer jugador que marca en cinco Copas del Mundo y lo pudo celebrar gracias a un tanto de Joao Félix y otro de Rafael Leao que preservaron los puntos ante Ghana (3-2).

El astro de Madeira, tremendamente emocionado cuando sonó por megafonía el himno luso, respiró por fin con tranquilidad y feliz tras tanto tormento durante los últimos meses. Tenía marcado en el calendario el inicio de este Mundial y quizá toda esa tensión la dejó escapar con los ojos húmedos antes del partido.

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Se le notó con muchas ganas de demostrar y demostrarse. Fue de lo más activo de un partido tedioso, aburrido al máximo durante una hora, casi hasta que el propio Cristiano Ronaldo «fabricó» el penal de Mohammed Salisu y que no desperdició para adelantar a las ‘Quinas’ y batir su récord mundial.



No obstante, la alegría portuguesa rápidamente se tornó de nuevo en tormento por el rápido empate de Andre Ayew al aprovechar un mal funcionamiento de la zaga lusa, pero en la locura en la que entró el partido apareció Joao Felix, hasta entonces un tanto timorato y poco decisivo en los últimos metros, para devolver el mando al equipo de Fernando Santos y dar el lustre de la victoria al récord del ‘7’.

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La guinda y la sentencia la puso poco después Rafael Leao, que acababa de entrar, aunque no pudo estar tranquilo porque Ghana acortó distancias por medio de Osman Bukari a poco del final, cuando Cristiano Ronaldo había sido reemplazado.

Llevaba Portugal tres fases finales mundialistas sin ganar en su estreno, y lo cierto es que le costó notablemente cerrar esta mala racha porque durante una hora cayó en la trampa del juego de posesión sin profundidad.

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Absolutamente lento en todas sus acciones, se hizo muy previsible para un cuadro ghanés que se pertrechó atrás, cerró espacios y tan solo buscó alguna contra con Iñaki Williams y Andre Ayew.

Ni siquiera con un arsenal ofensivo formado además de por Cristiano y Joao Felix, por gente de la categoría de Bernardo Silva o Bruno Fernandes podía Portugal encontrar el camino. Tan solo en determinados momentos lo hacía a través del ex madridista, a quien incluso se le anuló un gol por falta sobre Alexander Djiku.

Llegaron los goles

La estrategia le estaba saliendo a la perfección al cuadro de Otto Addo y le estaba complicando enormemente a Portugal, que caía una y otra vez en una parsimonia por momentos desesperante, sin soluciones.

Lo encontró con una acción en la que Cristiano Ronaldo cayó ante Salisu y fue señalado el penal que significó el primer tanto del choque, el récord mundial y el inicio de una última media hora de locura, en la que respondió con rapidez Ghana tras un fallo de la zaga lusa y Joao Felix comenzó a decidir el partido con su clase ante Lawrence Ati Zigi.



El delantero del Atlético de Madrid, que se había ganado el puesto en el equipo inicial, encontró también el refrendo a su trabajo con el gol y las ‘quinas’ el premio del triunfo con el consiguiente tanto de Rafael Leao, aunque con el sufrimiento postrero por el tanto de Osman Bukari y las inquietantes aproximaciones finales del conjunto ghanés.

Es una victoria más que importante para Portugal, que tras la decepción de quedarse fuera de la fase final de la Liga de Naciones con su derrota ante España y con su eliminación en los octavos de Rusia 2018, busca de nuevo ser protagonista en este Mundial.

Foto: EFE

Uruguay se atascó con un empate contra Corea del Sur en su debut en el Mundial

EFE.- Aplacada 80 minutos por Corea del Sur, atrevida, constante y sin complejos, la selección de Uruguay entró en juego en Qatar 2022 con un empate decepcionante, ajeno a la condición de alternativa que ella misma siente frente a los favoritos, sin méritos para ganar hasta el tramo final, sin una proposición acorde a su nivel, sin ambición hasta que comprobó que el 0-0 era un destino inminente y con Fede Valverde reducido casi a la intrascendencia hasta un trallazo a última hora al larguero.

Al equipo celeste le pesó el debut. Llamado a ser un actor principal, la entrada en escena nunca es fácil en un Mundial. La presión lo apocó. Advertido estaba: un triunfo en sus últimos siete estrenos en la competición que lo desvela desde hace 72 años, desde la segunda y última vez que conquistó el planeta, desde que persigue una cima que lo esquiva una y otra vez, cuya dimensión ha sido demasiado lejana para él, quizá hasta ahora… O quizá tampoco ahora.



No hay duda por futbolistas. Ni por el proyecto de Diego Alonso, el entrenador que recompuso al equipo el pasado enero, cuando el fracaso acechaba al conjunto celeste, mucho más fuera que dentro de Qatar 2022, donde se presenta entre unas expectativas hoy por hoy desbordadas, a juzgar por cómo encaró y desarrolló su primer duelo contra Corea del Sur, sin fútbol y con un par de ocasiones: un cabezazo al poste de Godín o de un tiro a última hora de Fede Valverde a la escuadra. Lo único. Demasiado poco.

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Porque Corea del Sur puso en evidencia un buen rato a Uruguay, desnortada, sin solución ni recursos al partido que le sobrevino de repente, a un adversario sin complejos, que entiende que todo lo que sea ir más allá de la fase de grupos será superar cualquier límite imaginable para él, que dispuso de Son Heung Min, enmascarado y un fenomenal futbolista, y de un grupo entusiasmado y dinámico de jugadores en torno a una idea clara.

Determinado a no ser una comparsa en este Mundial, le gritó directamente a la cara a Uruguay que estaba preparado para contrarrestarlo, llevarlo al límite y comprometerlo en su propio territorio, del que tardó un mundo en salir el equipo celeste, agobiado por el plan diseñado por Paulo Bento, presionando sin el balón, y reducido a poca cosa cuando el partido ya había consumido sus primeros 20 minutos. Ni siquiera presionó, tan esencial.

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Sólo el fútbol directo alivió a Uruguay. Los dos pelotazos cruzados de Giménez desde su campo, combinados con la velocidad de Pellistri, el veloz chico de 20 años en el que la convicción de Diego Alonso es absoluta (no ha jugado en toda la actual temporada con su club, el Manchester United, pero es un fijo en la selección nacional), fueron la mejor -la única- opción entonces para el equipo uruguayo. Su única manera. Su única respuesta.

No funcionó el medio campo con la posesión. Lo delató la secuencia repetitiva de pases horizontales que intercambiaron Godín y Giménez. Ni Vecino ni Bentancur ni Valverde, cuya demarcación en el campo, bastante más retrasado en sus primeros pasos en el mundial que en sus momentos más deslumbrantes en el Real Madrid, contrasta con sus cualidades más visibles, con la fuerza, el recorrido, el tremendo tiro y la extraordinaria llegada del ‘Halcón’, un portento cuya influencia se rebajó este jueves, demasiado lejos para volar de verdad, hasta la ofensiva final, cuando sí se acercó al área, al hábitat que desata sus cualidades.

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Cierto es que, por sorpresa, irrumpió en la primera ocasión realmente visible de su conjunto, allá por el minuto 20 ya, con un control y un tiro demasiado alto, tanto como que fue una aparición puntual, más circunstancial que expresiva, en la sombra por la que transitó Uruguay casi todo el duelo. También tuvo un centro al que no llegó Darwin. Incluso un cabezazo de Diego Godín al poste, en un córner. Nada fruto de una superioridad.

Es más, entre lo uno y lo otro, Hwang Uijo demostró que no es ni Luis Suárez ni Darwin Núñez, el ataque del que sí dispone Diego Alonso, ni tampoco Edinso Cavani o Maxi Gómez, los recambios en el banquillo, cuando remató la mejor ocasión de todo el primer acto a las nubes, cuando Sergio Rochet intuía el daño en su portería. Si la hubiera agarrado Son Heung Min, probablemente, Uruguay habría lamentado mucho más su insustancial primer tiempo, igual que si Giménez no se hubiera cruzado ante él como lo hizo a la vuelta del descanso.

Del vestuario salió la misma Uruguay. Desdibujada, ya sin coartada. No la tiene que en los primeros siete minutos del segundo periodo no fuera capaz ni siquiera de ir más allá de su medio campo. O que viviera todo ese tiempo refugiado en torno a su valor más preciado de todo el encuentro, su propia portería, a la espera de acontecimientos, con los futbolistas que tiene y con la ambición que ha publicitado en sus horas previas al Mundial en Catar.



No la demostró este jueves en el estadio Ciudad de la Educación, hasta el tramo final. Por lo menos, con la suficiente nitidez que exige un torneo como el Mundial, sea cual sea la fase y el adversario. Es una competición que no espera ni tampoco perdona la indecisión ni la indefinición que delató el partido del equipo celeste hasta la ofensiva final, a años luz de lo que pretende ser y de lo que debe para presentarse de verdad como un aspirante a un éxito sólo para los mejores.

Rebasada la hora del partido, apenas había reaparecido en un contragolpe de Darwin Núñez. Lo hizo todo él. Una individualidad entre el ocaso colectivo. Fue un impulso para ir más allá. También el primer cambio de Diego Alonso (Cavani por Luis Suárez, goleador por goleador). Aún quedaba la ofensiva final, cuando de verdad sí se reconoció a sí mismo, muy tarde, con la presión del crono, y con un tiro al larguero. El final de un 0-0 decepcionante.

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Bélgica debutó con éxito y ganó con lo justo a Canadá

EFE.- Canadá volvió a disputar un Mundial 36 años después y, con la vista puesta en el de 2026 que coorganizará con Estados Unidos y México, dejó un mensaje del trabajo bien hecho y mereció más ante una Bélgica muy lejos del recuerdo de Rusia 2018, donde fue tercera, y en la que solo se salvaron un siempre presente Thibaut Courtois y Michy Batshuayi gracias a su gol.

Eden Hazard se fue al vestuario al descanso resoplando. Fiel reflejo de la primera mitad que firmaron los ‘red devils’. Desorganización, pusilánimes en defensa e imprecisos en ataque. Hasta a Kevin de Bruyne le falló el periscopio y la precisión de oro que le caracteriza. Si no te sale ni eso, es normal que Hazard resople.

Y es que Bélgica mostró en los primeros 45 minutos todos los defectos que se le achacan. Pero entre tanto talento hay uno que no se apaga ni en los peores momentos: Thibaut Courtois. Bien sabe el guardameta lo que es salvar a los suyos, por algo fue nombrado mejor portero de la pasada temporada.



Una mano de Carrasco en un tiro de Buchanan fue revisada por el colegiado de Zambia, Janny Sikazwe, quien dio por terminado un partido de la Copa África entre Mali y Túnez en el minuto 85 el pasado 12 de enero, en la pantalla. No había duda y Alphonso Davies se disponía a estrenarse en un Mundial con tan solo diez minutos disputados, pero no pudo con el muro belga en una pena máxima que tiró flojo y poco escorada.

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No estuvo lejos de poder resarcirse. En el minuto 39, Witsel trabó a Laryea dentro del área, tras ser superado por velocidad con suma facilidad. La acción se revisó en el VAR; había contacto, pero decidieron que no lo suficiente y el colegiado principal ni siquiera fue a verla. Se volvió a salvar Bélgica y llegó un gol de la nada.

Al contrario del plan preconcebido, eran los de Roberto Martínez los que usaban los balones largos para intentar crear peligro, y en uno de Alderweireld encontró la versión excelsa de un Michy Batshuayi hasta entonces impreciso y en muchas ocasiones desconectado de la jugada por estar en fuera de juego. Definió perfecto con el interior del pie izquierdo, cayéndose, y puso un 1-0 irreal por sensaciones, pero tangible en lo que de verdad importa, el marcador. 4-14 en tiros, pero 1-0.

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Consciente de la pobre puesta en escena de su equipo, el técnico español hizo un doble cambio al descanso. Onana por Tielemans -que tuvo dos buenas ocasiones de recibir el balón de las botas de De Bryune, pero no le llegó- para reforzar la medular y Meunier por un Carrasco con amarilla, superado en defensa e inactivo en ataque.

Y fueron la demostración de que no fue el día de Bélgica. Ambos vieron amarilla a los diez minutos de estar sobre el terreno de juego. Y Meunier hizo una entrada en el minuto 60 que bien pudo costarle la segunda por un pisotón.

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Mientras Bélgica hacía lo posible porque Canadá marcase su primer gol en un Mundial, Alphonso Davies tiró de personalidad y pasó a jugar donde le dio la gana. De todo. Con su fútbol, como si jugase en velocidad x2 de los audios de WhatsApp permanentemente activada, pero no fue su día.



Tampoco el de Cyle Larin. El delantero del Brujas salió en el minuto 58 y dispuso de tres buenas oportunidades de darle una alegría a los suyos, pero primero se anticipó Alderweireld justo antes de que chutase, luego fue Courtois el que dejó en nada un cabezazo dentro del área y ya en el minuto 86 su cabezazo se fue muy alto.

Muy poco premio para Canadá en su vuelta a la élite del fútbol de selecciones y mucho trabajo por delante para Roberto Martínez si, de verdad, el objetivo de Bélgica es llegar a ser una de las contendientes al título.

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España mostró su artillería con una goleada histórica ante Costa Rica

EFE.- España goleó, por 7-0, a la selección de Costa Rica en el primer partido de ambas selecciones en el grupo E del Mundial de fútbol de Qatar 2022, disputado en el estadio Al Thumama de Doha.

Dani Olmo, en una sensacional jugada personal, picando el balón por encima de Oscar Duarte antes de culminar, abrió el marcador en el undécimo minuto; Marco Asensio, con un disparo de rosca, amplió la ventaja de los de Luis Enrique en el 21; y Ferrán Torres, de penalti, diez minutos después, colocó el 3-0 con el que se llegó al descanso.

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Torres repitió gol en el 54 y Gavi colocó el 5-0 en el 74. Carlos Soler, en el 90, y Morata, en el 92, redondearon el marcador, dejándolo en el definitivo 7-0 para el equipo que dirige Luis Enrique, que supuso al mismo tiempo la victoria más amplia de España en un Mundial; y la derrota más severa en ese torneo encajada por Costa Rica.



El estreno soñado. La mayor goleada de la selección española en la historia de los Mundiales (7-0), relanza la ilusión con una pegada desconocida hasta el momento de una España que se ganó a pulso el derecho a soñar con algo grande en Qatar 2022, pasando por encima de Costa Rica y exhibiendo la perfecta combinación de fútbol y hambre de éxito.

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La apuesta de Luis Enrique por Rodri de central, ante un rival del que esperaba pocos ataques, aumentó la calidad en la posesión. La ausencia del único 9 puro de la lista de inicio, Morata, la suplió Marco Asensio confirmando el mejor momento de su carrera. Vuela donde lo pongan.

Ya había inventado un pase medido Pedri al disparo cruzado de Dani Olmo y conectado con Asensio, que arma el disparo sin pensarlo, cuando España rompió el partido con rapidez y merecimiento. A los once minutos, con Costa Rica sin encontrar la forma de salir de su propio campo, Gavi rompió líneas y encontró el pase a Olmo, que picó con calidad ante la salida de Keylor Navas.

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La seguridad defensiva de Costa Rica en su fase de clasificación se desplomó. Al equipo le temblaron las piernas. Ni la veteranía de Celso Borges contagió a un grupo renovado. Ni una mala entrada ante tanta inferioridad, ni una llegada con peligro ante Unai Simón. Asensio acarició el cuarto en el cierre de un primer acto mayúsculo y en el arranque de un segundo en el que tocaba medir esfuerzos. Lo firmó Ferran por fe y pasividad de la zaga costarricense.

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Japón remontó y liquidó a Alemania para ganar en su debut en el Mundial

EFE.- La selección de Japón destapó las carencias de una Alemania que antes de empezar tapó sus bocas y que, luego, fue castigada por no sentenciar cuando pudo y carecer de la pegada de antaño.

Los nipones consiguieron así uno de los grandes triunfos de toda su historia y la segunda gran campanada de Qatar 2022 tras la victoria de Arabia Saudí sobre Argentina.



Parecía que un penalti un tanto inocente del meta de Japón y la frescura del joven Jamal Musiala iban a impulsar a Alemania a un triunfo imprescindible en la lucha por los octavos antes de medirse el domingo a la selección española.

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Quedó demostrado que la ‘Mannschaft’ no es ahora mismo la octava maravilla pese a su solvente clasificación para este Mundial de Qatar. Pero con la base del Bayern Múnich, el equipo del que llegó a la selección Flick, es un conjunto poderoso en lo físico y con fútbol y la ambición de siempre. En cambio, Japón le ratificó que no le da para grandes aventuras.

Está liderada como es habitual por Thomas Müller, que encarna el espíritu irreductible de los grandes momentos y dispone de un joven talento que brilló con luz propia. Cuando el futbolista del Bayern dejó el campo junto a Gundogan el equipo se vino abajo.

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Los cambios no le dieron fruto alguno a Flick. También retiró, y no le funcionó nada bien, a Musiala, quien con 19 años y 270 días se convirtió en el jugador alemán más joven en jugar una Copa del Mundo desde Karl-Heinz Schnellinger en 1958 (19 años y 72 días).

Ya ha demostrado en el Bayern que pese a su juventud es de esa nueva generación que avecina muchas cosas y todas muy buenas. Se movió entre líneas con ligereza, muchas veces indetectable, hizo jugadas de una enorme habilidad entre un mar de rivales, y con su frescura y despliegue mantuvo el vigor ofensivo que necesitaba la selección germana, pero todas sus ocasiones se fueron al traste, dejaron vivos a los nipones y estos acabaron por hacer historia cumpliendo con el guión.

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El plan táctico había sido el previsto. Hajime Moriyasu resguardó a su equipo a la espera de algún contragolpe, circunstancia que estuvo muy cerca de ofrecer sus réditos, y los germanos de Hansi Flick se las vieron y desearon para deshacer la tela de araña.

Para sacar el balón situó a Sule pegado a la derecha, a Rudiger por el centro y a Schlotterbeck más a la izquierda. David Raum, a la postre decisivo, tenía libertad para ocupar todo el carril izquierdo pero muy adelantado; Kimmich y Gundogan llevaron la manija en el centro del campo buscando siempre al joven Musiala entre líneas para nutrir a Gnabry, Müller y Havertz, este la punta de lanza.

Paciencia japonesa

Los nipones, que ofrecieron el debut mundialista del joven Take Kubo gracias a la buena campaña que está cuajando en la Real Sociedad, fueron disciplinados y solidarios, también como marca su estilo.

Las instrucciones de Moriyasu eran claras. Paciencia, orden y salir a la carrera cuando la ocasión lo permitiera. Así incluso llegaron a dar un susto de entrada a los germanos. A los ocho minutos Maeda batió a Manuel Neuer, pero estaba en fuera de juego en el momento del pase de Junya Ito, el que mejor interpretó la cuestión de salir en velocidad.

El madridista Rudiger y sus compañeros de línea, más Kimmich y Gundogan, entendieron el aviso. Nada de relajación. Era necesaria la máxima concentración y contundencia para evitar sustos como en el pasado, sin ir más lejos en el Mundial de Rusia 2018.

Alemania metió una marcha más y sin avasallar, fue poco a poco metiendo en su área a Japón, cuyo capitán, Maya Yoshida, despejó un disparo de Gundogan que se colaba, pero que se vio por detrás cuando el guardameta, que había tenido una magnífica intervención a otro tiro de Kimmich, cometió un penalti un tanto inocente sobre Daum que no desaprovechó el centrocampista del Manchester City.

La diana despejaba un tanto algunas de las dudas que podía haber en los jugadores de Flick y consolidaba su superioridad ante el luchador conjunto japonés, un hueso duro de roer que en cualquier caso no iba a rendirse tan fácil.

El VAR evitó que al descanso se llegara con una ventaja mayor al anular por fuera de juego un tanto de Kai Havertz, y los palos tras el descanso en sendos disparos de Gnabry y Gundogan, sin olvidar cuatro paradas seguidas de Gonda que desesperaron al extremo del Bayern.



Tuvo la sentencia el bloque germano. Desaprovechó sus ocasiones y la inspiración de Musiala. En otros tiempos, más pletóricos, hubiera remachado a su rival seguro. Ahora aún no es lo que era. Dejó vivo al conjunto japonés, que aún se atrevió a mantener en vilo y ha obligar a Manuel Neuer a convertirse en el salvador en un remate de Ito.

Gonda tuvo una cuádruple intervención clave. Japón siguió creyendo a la contra y sus cambios tuvieron la recompensa con los goles de Ritsu Doan y Takuma Asano, cuya entrada desarboló a Rudiger y compañía, para ofrecer el segundo bombazo del torneo ante una Alemania obligada a cambiar mucho si quiere meterse entre los aspirantes a la corona.

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Giroud entró en la historia al igualar a Henry como máximo goleador de Francia

Prensa FIFA.- ¡51! Alcanzó el famoso récord. «Él» es obviamente Olivier Giroud, goleador por vez 51 con la camiseta de la selección de Francia durante su presentación 115 con el conjunto nacional.

El delantero iguala así el récord que ostentaba Thierry Henry, que marcó por última vez vestido de azul el 14 de octubre de 2009, en las eliminatorias europeas de Sudáfrica 2010 en la victoria por 3-1 sobre Austria.

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Giroud, que también está protagonizando un magnífico comienzo de temporada con el AC Milan, logró este récord en la Copa Mundial de la FIFA Qatar 2022, ante Australia, gracias a un excelente doblete. Una especie de liberación para el goleador que no había marcado en la competición mundial desde su gol en la victoria por 5-2 sobre Suiza en Brasil 2014.



Se había proclamado campeón del mundo sin marcar, situación con la que, sin embargo, no se había obsesionado. «Inevitablemente resulta en un poco de frustración, pero esto se ha solucionado en gran medida con el título», le había dicho a Le Parisien. «Lo colectivo tiene prioridad sobre los individuos. A menudo tuve que hacer un trabajo un poco diferente, hacer sacrificios para ayudar al equipo a llevar la cuenta», agregó.

Esta vez, el que se describe a sí mismo como un «atacante a la antigua» ha hecho destacar su individualidad. Y fue el colectivo el que salió más fuerte y con los tres puntos para acomodarse rumbo a los octavos de final de la Copa Mundial.

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Francia comenzó la defensa del título con una goleada a Australia

ESPN.- Si a los campeones se les identifica por su capacidad de superar las adversidades, Francia se puso credenciales de campeona tras derrotar por 4-1 a Australia en su debut en el Mundial de Qatar luego de remontar un gol en contra y dejar en la estadística algunos datos para la historia.

La reacción francesa estuvo apoyada en la fortaleza de dos debutantes, Tchouaméni, un pilar en el centro del campo, y en el instinto de Rabiot, autor de un gol y una asistencia.



Pero sobre todo en la contundencia de su delantera, empeñada en figurar en los anales, con un Giroud que gracias a su doblete igualó con Thierry Henry como máximo anotador de Francia en todos los tiempos, 51 dianas en 115 partidos, mientras Kylian Mbappé conseguía su quinta diana en un Mundial sin haber cumplido los 23, en la estela del gran Pelé.

Los estiletes estuvieron bien respaldados por Ousmane Dembelé, que dio la asistencia del tanto a Mbappé, y por Antoine Griezmann, que no ha faltado en ninguno de los últimos 68 partidos de Francia, un récord para el jugador del Atlético de Madrid.

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Ganar a Australia, la última selección en sacar billete para Qatar, no da credenciales de campeón. Pero sí hacerlo como lo hizo Francia, superando el mazazo inicial del gol adverso, de la lesión de Lucas Hernandez, de una cierta apatía en el césped, todo eso sin temblar, sin necesidad de acudir a estridencias.

Francia lleva meses buscando eso, la serenidad que le otorgó el Mundial hace cuatro años y que las lesiones se empeñan en perturbar.

Pero ni por esas se sobresalta la campeona, que salió en tromba a resolver pero se encontró con una aguerrida Australia, dispuesta, como hace cuatro años, a hacerle bajar al barro de la pelea.

Así frenó el asalto inicial de Dembelé y Mbappé y se marchó a la aventura ofensiva, donde encontró oro en el minuto 9, cuando Leckie desafió a Lucas y este se desplomó con la rodilla tocada, lo que permitió al «socceroo» centrar al corazón del área para que Goodwin superara a Lloris.

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Parecía que seguía maldita la campeona, que llegó a Qatar sin dos piezas clave como Ngolo Kanté y Paul Pogba y, una vez en el Golfo Pérsico, dijo adiós al Balón de Oro Karim Benzema.

Pero no hay superstición en el grupo de Deschamps, más bien fe en sus opciones, en su juego. Es cierto que el centro del campo apenas tiene experiencia internacional, que la defensa está encontrando su camino.

Los galos apretaron

Tras unos minutos desorientada, en las que pareció asomarse al precipicio, Francia tiró de galones. Tchouaméni se puso al timón del equipo y el viento fue virando.

Theo Hernandez, que había sustituido a su lesionado hermano, recibió un balón rechazado en la presión francesa en la medular y lo envió con dulzura al área para que, libre de marca, Rabiot empatara la contienda de cabeza.

El tanto devolvió la calma total a Francia, que desplegó su fútbol por las bandas, Dembelé por la derecha, Mbappé por la izquierda, hasta que acabaron por desquiciar a una zaga australiana no apta para tanta dinamita.

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El gol francés se intuía y llegó nada más superarse la media hora cuando Rabiot robó, hizo la pared con Mbappé y colocó el balón franco para que Giroud marcara su diana 50 vestido de «bleu».

El jugador de Milan, de 36 años, el gran beneficiado de la ausencia de Benzema, quedaba así a solo un tanto de convertirse en el máximo anotador francés de todos los tiempos empatado con Thierry Henry.

Con la situación bajo control, Mbappé falló un gol a puerta vacía tras un gran pase de Griezmann cuando estaba a punto de cumplirse el tiempo reglamentario y Australia dio otro susto ya en el descuento cuando un cabezazo de Irvine que parecía manso tocó en el palo de Lloris.

Tras el reposo, Francia saltó con ganas de finiquitar el encuentro impulsado por la ambición de sus atacantes de hacer historia.

Giroud lo intentó de chilena en el 50 y Mbappé, que no tuvo su noche más acertada, se estrelló en varias ocasiones con la defensa australiana, hasta que finalmente, a centro de Dembelé, lo hizo de cabeza en el 68.

El parisino, designado como la brújula de Francia en ausencia de Benzema, suma ya cinco goles en mundiales y se convierte en el segundo futbolista que más goles ha anotado en mundiales con menos de 24 años, solo superado por los siete que anotó Pelé.



Pero la joven estrella quiso dar galones al veterano Giroud, al que tres minutos más tarde dejó en bandeja el cuarto gol, el número 51 de la carrera del jugador de Milan, que igualó a Henry como máximo artillero «bleu».

La fiesta estaba completa y Francia tiene ya su partido perfecto, la dinámica que pedía Deschamps para revalidar el título mundial.

México y Polonia pactaron sin goles en su debut en Qatar

AFP.- México empató sin goles ante Polonia, este martes en el Stadium 974, en la primera jornada del grupo C del Mundial, en un duelo en el que fue determinante el arquero Guillermo ‘Memo’ Ochoa, que paró un penal lanzado por Robert Lewandowski.

Con este resultado la llave queda liderada por la ‘cenicienta’ Arabia Saudita, que dio el gran golpe en el Mundial al ganar 2-1 a Argentina, seguida por México y Polonia, que suman un punto. En el Stadium 974, ante 40.000 espectadores, prácticamente una marea verde de hinchas del Tri, el ‘Memo’ alargó su leyenda mundialista con una atajada ante la estrella del Barcelona.

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Todo pudo bascular en el minuto 54. Lewandowski recibió en el área y sacó petróleo. Disputó un balón con Héctor Moreno, que acabó por derribarlo y el arbitro señaló penal tras consultar el VAR. El delantero del Barcelona no estrenó su casillero en los Mundiales porque se encontró con una gran estirada de Ochoa.



En un duelo áspero, México elaboró, propuso y utilizó bien sus recursos, con Luis Chávez y Alexis Vega en un poderoso flanco izquierdo del ataque y el Chucky buscándose la vida como podía en el derecho.

México fue superior 

Del Tri fueron prácticamente todas las ocasiones, con Héctor Moreno (5) rematando alto un centro desde la izquierda. Luego el otro Héctor, Herrera, irrumpió por la misma banda y su centro templado lo remató con el hombro Alexis Vega. El balón salió lamiendo uno de los postes (26). México parecía encontrar el camino y Luis Chávez sirvió con magisterio al espacio para que Jesús Gallardo se enredara con el arquero Wojciech Szczesny. El lateral izquierdo estuvo a punto de salir ganador (28).

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A falta de trabajo, Ochoa, con el brazalete de capitán en su quinto Mundial, aprovechaba cuando hacía circular el balón para pedir calma a los suyos, ansiosos sobre todo en los primeros compases.

Polonia, cuyo seleccionador Czeslaw Michniewicz ya había avisado que el juego de su equipo se basaba en la practicidad, intentaba llegar con un pelotazo o combinando, según lo demandara el momento. Pero el objetivo era claro, que Lewandowski recibiera lo más cerca del área posible. El Tri tenía bien estudiada la lección y ahogó a la estrella del Barcelona, con la ayuda de Héctor Herrera, que descendía unos metros para auxiliar a su zaga



Al filo del descanso el partido era completamente mexicano. ‘¡Ole, ole!’ se escuchaba en las gradas mientras el grupo de Gerardo Martino cercaba al equipo europeo con una circulación rápida y precisa. Szczesny firmó su primera parada de cierto nivel (45) en un disparo poderoso de Jorge Sánchez. El Tri se fue al descanso con más posesión, más precisión en los pases y más tiros que Polonia, pero sin acertar.

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Tras el penal atajado por Ochoa los jugadores mexicanos retomaron la conquista, impulsados por los suyos, que gritaban ‘¡Memo, Memo!’ y ‘¡Sí se puede!’. En la última media hora la mejor ocasión la tuvo Edson Álvarez con un disparo que peinó Henry Martín. Respondió bien Szczesny (63).

Martino dio entrada a Raúl Jiménez, Carlos Rodríguez y Uriel Antuno para agitar al Tri, que se quedó sin premio al buen partido que firmó.

Foto: FIFA

Dinamarca y Túnez no pasan de la igualdad

Dinamarca y Túnez no se hacen daño / Foto: FIFA

José Antonio Pascual (Doha), EFE.- Túnez, con una intensidad y una hipermotivación dignas de encomio, se coló en la fiesta del regreso a una gran competición de Christian Eriksen y arañó un empate ante Dinamarca que bien pudo ser un triunfo de no haber sido por el meta Kasper Schmeichel, con una magnífica intervención en el primer tiempo.

El equipo de Jael Kadri, arropado por miles de seguidores en el estadio de la Ciudad de la Educación, saltó con una fogosidad absoluta. Desde el minuto uno se jugó cada balón como si fuera el último. Y lo complementó con su habitual orden y un atrevimiento que casi sorprende al cuadro de Kasper Hjulmand.



Lo mejor para la escuadra nórdica fue la presencia de Christian Eriksen. Después de dar el susto en la última Eurocopa en el Parken de Copenhague al desvanecerse por un problema cardíaco, el actual jugador del Manchester United regresó a un gran torneo. Ya cuenta en su historial con tres participaciones mundialistas.

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No fue su mejor partido, como tampoco lo fue el de Dinamarca en conjunto, que además sufrió poco antes del descanso la lesión del sevillista Thomas Delaney en la rodilla derecha. Aun así, pudo hasta haber desnivelado el encuentro en el segundo periodo de no haber sido por la mano salvadora del meta Aymen Dahmen.

La salida del campo de Delaney le permitió centrar algo más la posición. Dinamarca, que apenas había podido proyectarse en ataque en algunas intentonas de Andreas Skov Olsen, mejoró en cuanto a posesión e intención ofensiva, pero no le dio ante un rival que tenía la lección muy bien aprendida.

Túnez no es solo pundonor y fogosidad. También sabe manejar el balón con solvencia. Su cóctel estuvo a punto de darle el fruto de la victoria. Firme atrás con tres centrales, dos laterales profundos, un mediocampo que atesoró lucha y control, y un ataque comandado por Issa Jebali, que juega precisamente en Dinamarca (en el Odense), fue un auténtico hueso para los hombres de Hjulmand.

El entrenador nórdico tardó algo más de una hora en mover piezas -al margen del obligado cambio de Delaney-. Dio entrada de una tacada a Jesper Lindstrom, Mathias Jensen y Andreas Cornelius, que reemplazó al delantero del Sevilla, Kasper Dolberg, al que apenas le llegó un balón y no lo pudo rematar bien de cabeza.

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Lógicamente el ritmo de presión de Túnez amainó con el paso del tiempo. Su acoso perdió la efectividad de la primera hora y Dinamarca lo aprovechó para pasar a mandar ahora con más posesión y hasta peligro. Rozó el gol en el disparo de Eriksen y en una ocasión clamorosa en la que el barcelonista Andreas Christensen remató de cabeza un saque de esquina y Cornelius, a menos de un metro de portería, envió el esférico al palo.

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En esa acción tuvo la victoria Dinamarca como en la primera parte la había tenido Jebali para Túnez, que ofreció una magnífica presentación en Qatar 2022 y dio continuidad a la rebelión de los modestos iniciada por Arabia Saudí ante Argentina horas antes en Lusail.



Dinamarca está obligada a mejorar notablemente si quiere mantener su condición de aspirante a llegar lejos, como hizo en la Eurocopa 2020. En el estadio Ciudad de la Educación distó mucho del cuadro ambicioso y atractivo de los últimos tiempos. Aun así puede aún corroborarlo ante Francia y Australia.

Soñó Dinamarca por unos segundos en la prolongación con tener un penalti a favor, pero el colegiado mexicano acudió al video y consideró que la mano de un zaguero tunecino fue involuntaria y no era merecedora de señalar como pena máxima.

Ficha técnica:

0 – Dinamarca: Kasper Schmeichel, Joachim Andersen, Kjaer (Mathias Jensen, m.65), Christensen, Kristensen, Delaney (Damsgaard, m.46+), Hojbjerg, Eriksen, Maehle, Skov Olsen (Lindstrom, m.65) y Dolberg (Cornelius, m.65).

0 – Túnez: Dahmen, Talbi, Meriah, Bronn, Drager (Kechrida, m.88), Skhiri, Laidouni (Ferjani, m.88), Abdi, Slimane (Sliti, m.67), Msakni (Hannibal Mejbri, m.80) y Jebali (Khenissi, m.80).

Árbitro: César Arturo Ramos (MEX). Amonestó a Kristensen (m.24), Jensen (m.78) y Khenissi (m.86).

Incidencias: Partido de la primera jornada del grupo D disputado en el estadio Ciudad de la Educación.

Gales empató sobre la hora ante Estados Unidos con tanto de penal de Bale

EFE.- Gareth Bale, uno de los grandes jugadores de la historia del fútbol, debutó, a los 33 años, con gol, en su primer Mundial, el de Qatar 2022. Un tanto que sólo le sirvió, no obstante, para que Galés empatase (1-1) con Estados Unidos, que dominó la primera mitad y acabó dominado por los británicos en la segunda parte de un partido entretenido.

Bale, que tras abandonar el Real Madrid, acaba de ganar la Major League Soccer (MLS), la liga profesional norteamericana, con el Los Ángeles FC -para mayor alegría del mítico Magic Johnson, leyenda de la NBA y uno de los propietarios del mismo- marcó de penalti en el minuto 82 e igualó de esa manera el tanto estadounidense que había logrado a falta de diez minutos para el descanso Tim Weah, el hijo de George Weah, que ganó para Liberia el Balón de Oro de 1985.



Llevaba 64 años Gales sin participar en un Mundial, desde el de 1958, en Suecia; y este lunes se estrenó, en su segunda comparecencia, la primera del ‘expreso de Cardiff’ -ganador de cinco Ligas de Campeones con el Real Madrid-, con un empate ante los Estados Unidos. Con los que pasa a ocupar el segundo puesto del grupo B, que lidera Inglaterra; tras arrasar horas antes (6-2) a Irán.

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No pocos aficionados se sorprenderían al descubrir que Estados Unidos, donde el ‘soccer’ está dando el definitivo acelerón a un proyecto que se ideó en los 70 -con el Cosmos de Pelé y Beckenbauer- y que empezó a cobrar forma a principios de siglo, no sólo jugó las semifinales, sino que acabó tercera, en el primer Mundial de la historia, en 1930 y en Uruguay.

Era de aquella un deporte muy popular, jugado mayormente por el entonces muy creciente número de inmigrantes que poblaban el país. Pero llegó la televisión, el béisbol se convirtió en el deporte televisivo y, con ello, en fenómeno de masas. Y el fútbol no tardó en esfumarse en Estados Unidos.

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Gregg Berhalter -que jugó hace 20 años el Mundial de Corea y Japón- quiere recuperar aquellas viejas historias, convertir al ‘Team US’ en una potencia del balompié. Le quiere imprimir un espíritu ganador, después de haber estado ausente hace cuatro años, en Rusia; y de haber logrado el pase a Catar tras acabar tercera el octogonal de la CONCACAF. Pero aún tiene trabajo por delante.

Empezó por cambiar al capitán para el debut en Catar. Y fue Tyler Adams (Leeds United), de 23 años, el que lució el brazalete, en vez de un histórico como Christian Pulisic -con 53, el segundo con más internacionalidades de los estadounidenses y que mantiene, no obstante, el estatus del ’10’-, que jugó en la delantera junto a Sargent y a Tim Weah, el hijo del actual presidente de Liberia.



Berhalter, que había declarado que en un buen día su equipo podía ganar a cualquiera, alineó de salida a dos conocidos de la afición española, el exbarcelonista Dest (ahora en el Inter de Milán), en la defensa, en la que formó Zimmerman, único en el once inicial del US Team que juega en la MLS-; y al valencianista Musah, en el centro del campo. Brillantes ambos, el zaguero por la derecha y el mediocampista por la izquierda.

Fueron los norteamericanos los que tomaron la iniciativa, casi siempre por el flanco derecho; y en el noveno minuto ya advirtieron en una doble ocasión: un centro por la derecha de Weah no se convirtió en un autogol de Rodon -que despejó mal- gracias a la buena reacción de Hennesey; antes de que el rechace acabase en los pies de Robinson, que puso el balón desde la izquierda para que el cabezazo de Sargent saliese rozando el poste.

Gales parecía no sentirse incómodo con la iniciativa tomada por parte los norteamericanos, que en prácticamente dos minutos vieron recibieron sendas tarjetas amarillas McKennie y Dest, el primero de ellos en verla y que lo intentó de lejos en el minuto 28.

Pero fue en el minuto 36 cuando se movió por primera vez el marcador, gracias un gran gol en una rápida jugada entre Pulisic y Tim Weah, que recogió el pase al hueco del delantero del Chelsea y sobre la marcha cruzó con el exterior del empeine un balón que dio ventaja a los estadounidenses. El equipo de Rob Page reaccionó tarde y sólo igualó en tarjetas, las que vieron su estrella y Mepham, en los últimos minutos del primer acto.

Page dio entrada a Kieffer Moore por Daniel James y, después de una salida en tromba de los americanos, Gales fue ganando poco a poco posición sobre el terreno de juego hasta hacerse dueña de la segunda parte. Estuvo a punto de empatar en sendos cabezazos seguidos: el primero de Ben Davies, que salvó, en una gran intervención, Hennessey; y acto seguido, de Moore (m.65).



Por momentos, Estados Unidos se vio contra las cuerdas. Así que efectuó un cambio triple. Se fueron Dest, Sargent y Musa y entraron Yedlin -único de su equipo que también jugó el Mundial de Brasil’14 y el que mas partidos cuenta (76)-, Acosta y Wright.

No arregló mucho, porque Gales no desistió en su empeño. Y un claro penalti de Zimmerman sobre Bale lo materializó el astro de Cardiff para, empatar, con contundencia, el partido. Para mayor delirio de los aficionados de su país que poblaban el fondo en el que marcó.

Moore, de un taconazo brillante al hueco, habilitó a Johnson, que pudo haber sentenciado el partido en favor de Gales, pero los galeses se conformaron con festejar con su ídolo, que en su partido 109 con su selección elevó a 42 su número de goles.