Bryan Hoch (MLB).- Hubo un debate dentro de la jerarquía de los Yankees acerca de darle la bola a Carlos Rodón para el Juego 1 de la Serie de Campeonato de la Liga Americana el lunes, sobre todo después de que el zurdo duró apenas 3.2 entradas en su apertura previa y cayó frente a los Reales en el Juego 2 de la SDLA.
El zurdo prometió que esta vez capitalizaría mejor su energía, y vaya que lo hizo. Rodón se alimentó del estruendo y electricidad típicos de un ambiente de postemporada, ponchando a nueve oponentes en seis sólidas entradas en la victoria de los Yankees sobre los Guardianes, 5-2, el lunes por la noche en Yankee Stadium.
“El muchacho lució en grande. Cuando vez a un tipo como ese, es uno de los nuestros. Siento como si tuviésemos cinco ases”, elogió Soto acerca de Rodón en una entrevista después del juego. “Estos muchachos se muestran día a día. Rodón lanzó la bola muy bien hoy. Hizo un trabajo increíble. Mantuvo a los bateadores fuera de balance. No podemos pedirle más que eso”.
El dominicano Juan Soto y Giancarlo Stanton conectaron sendos tablazos para que los Yankees se llevaran el Juego 1. En todas las series al mejor de siete encuentros, los equipos que han ganado el primer duelo han terminado llevándose la serie 123 de 191 veces (64%). En series bajo el formato actual 2-3-2, los equipos que han salido victoriosos en el Juego 1 en casa han avanzado a la Serie Mundial en 66 de 99 ocasiones (67%).
“Todavía necesitamos ganar tres más”, dijo Stanton. “Sabemos que esto es bueno, pero ante nuestros ojos, no hemos logrado nada todavía”.
“La importancia del juego número uno está en el que pega adelante pega dos veces”, añadió Soto.
Luego de no poder completar cuatro entradas en su apertura del Juego 2 de la SDLA contra los Reales, Rodón expresó que estudió cómo Gerrit Cole mantuvo su calma en el Juego 4 de la SDLA, destacando que el as “parecía un robot” hasta su último inning. Eso fijó un patrón que Rodón buscaba imitar.
Los 25 swings en blanco que Rodón generó fueron la cuarta mayor cantidad en un encuentro de postemporada desde que los pitcheos comenzaron a analizarse en el 2008. Cleveland logró conectar apenas tres imparables contra Rodón, quien no concedió pasaportes y el único manchón fue el jonrón solitario del venezolano Brayan Rocchio en el sexto capítulo.
“La meta fue mantenerme en control, mantenerme en control de lo que podía hacer, obviamente física y emocionalmente”, indicó Rodón. “Creo que ejecuté suficientemente bien”.
Soto pegó su primer bambinazo en esta postemporada, un tablazo en la tercera entrada contra Alex Cobb, quien permitió tres carreras y cinco imparables en 2.2 innings. Joey Cantillo realizó cuatro pitcheos descontrolados, dos de ellos en el tercer capítulo y que permitieron dos carreras, con Aaron Judge y Stanton pisando el plato.
“Estaba enfocado en ese lanzamiento”, describió Soto sobre su jonrón. “Me lanzó el mismo pitcheo tres veces, entonces creo que quería retirarme con ese y estaba listo. Simplemente estaba listo, traté de hacer contacto fuerte y afortunadamente salió a nuestro favor”.
Judge dio un elevado de sacrificio en el cuarto capítulo antes de que Stanton pegara su segundo jonrón de la postemporada contra Erik Sabrowski en la séptima entrada.
Los bateadores de Nueva York han recibido 36 bases por bolas en cinco juegos esta postemporada.
“Eso es lo que los equipos buenos son capaces de ser. No dependen de un solo jugador, se trata de todo la alineación”, destacó Soto. “Metemos presión, dejamos pasar los lanzamientos malos y tomamos nuestros boletos, llenar las bases y provocar lanzamientos descontrolados… Es un trabajo colectivo y así se pudo ver hoy”.
Beth Harris (AP-MLB).- Francisco Lindor y Mark Vientos sacudieron sendos jonrones y los Mets de Nueva York rompieron la racha récord de los Dodgers de Los Ángeles sin permitir carreras en los playoffs con una victoria el lunes 7-3 que dejó empatada 1-1 la Serie de Campeonato de la Liga Nacional.
El puertorriqueño Lindor añadió otra nota destacada a una temporada de ensueño al abrir el juego con un jonrón ante Ryan Brasier. Vientos añadió un grand slam dentro del racimo de cinco carreras de Nueva York en el segundo frente a Landon Knack.
Antes que Lindor la desapareciera, Los Ángeles encadenaron 33 innings seguidos sin conceder anotaciones. Jack Flaherty comandó a los Dodgers a la victoria 9-0 en el primer duelo de la serie el domingo por la noche.
«Hicimos muy buenos turnos de arriba a abajo y, desde luego, el gran batazo de Vientos”, señaló Carlos Mendoza, el mánager venezolano de los Mets. “Había sido especialmente difícil con lo que su grupo de lanzadores había logrado en los últimos juegos”.
Sean Manaea abrió el segundo partido y colgó cuatro ceros. El zurdo acabó permitiendo tres carreras — dos sucias — y dos hits en algo más de cinco episodios.
Shohei Ohtani, el súper astro de los Dodgers, se fue de 3-0 con dos ponches y dos boletos, incluyendo uno ante Díaz. Se ha ido de 19-0 con las bases limpias en su primera experiencia de postemporada.
“Le he dado la base por bolas en mis últimos turnos contra él, pero al mismo tiempo trato de desafiarle. Es uno de los mejores bateadores en la liga, pero yo tengo buen repertorio”, dijo Díaz. “Si lo monto con dos strikes, que tenga que hacer el contacto, trato que abanique».
El mánager de los Dodgers Dave Roberts indicó que no tiene la intención de sacar a Ohtani como primero en el orden ofensivo.
“Quiero que Shohei tome cinco turnos en cada juego”, dijo Roberts. “Creo que es nuestro mejor bateador y quiere que salga cinco veces”.
Los Mets atacaron temprano a los Dodgers tras haber sido maniatados en el primer duelo.
Lindor bateó de foul a los cuatro primeros lanzamientos de Brasier antes de conectar un batazo que viajó 395 pies por el jardín derecho para adelantar a Nueva York.
Knack subió al montículo por los Dodgers en el segundo y permitió un sencillo a Starling Marte y luego expidió un boleto a Jesse Winker. Un out después, Tyrone Taylor remolcó a Marte con un doble al izquierdo.
Después que Francisco Álvarez elevó al campocorto, Lindor recibió el boleto intencional para llenar las bases. Vientos hizo viajar la pelota 391 pies por el central para el tercer grand slam de los Mets en su historia. Eso amplió la ventaja a 6-0 y silenció a un estadio lleno, con 52.926 espectadores.
“Me lo tomé a pecho”, dijo Vientos sobre el pase intencional a Lindor. “Quería ese turno. Quería que le dieran la base a Lindor para ponerme en esa situación… por suerte conecté un palo sobre la cerca”.
Fue el segundo slam de los Mets en estos playoffs. Lindor bateó uno para la ventaja definitiva en el cuarto juego de la serie divisional contra Filadelfia. Edgardo Alfonzo disparó el primero del club en 1999.
Los Dodgers tuvieron la potencial carrera del empate con dos outs en el octavo.
Tommy Edman dio un sencillo y Max Muncy recibió la base por bolas antes que los Mets trajeron a Díaz. Ambos corredores avanzaron mediante un doble robo, pero el puertorriqueño Kiké Hernández elevó a lo corto del derecho para acabar la amenaza.
Beth Harris (AP).- Jack Flaherty y los lanzadores de los Dodgers de Los Ángeles consiguieron liderar un juego de tres hits solamente y empataron el récord de postemporada de 33 entradas consecutivas en blanco al aplastar el domingo 9-0 a los Mets de Nueva York en el primer partido de la Serie de Campeonato de la Liga Nacional.
Los Ángeles vapulearon a Kodai Senga en la segunda entrada, construyendo una ventaja de seis carreras en la cuarta y mantuvieron la pizarra sin daño en su contra igualando el récord sin anotaciones establecido por los lanzadores de los Orioles de Baltimore en los primeros cuatro juegos de la Serie Mundial de 1966 contra los Dodgers.
Shohei Ohtani bateó de 4-2 con una base por bolas, anotó dos carreras y remolcó otra.
Mookie Betts agregó un doble de tres carreras en la octava en la mayor ventaja en la historia de postemporada de los Dodgers, y también la derrota más unilateral de los Mets en playoffs.
El Juego 2 de la serie al mejor de un máximo de siete es este lunes.
Flaherty permitió dos imparables en siete entradas en la primera apertura de postemporada sin anotaciones de los Dodgers de más de siete entradas desde los ocho episodios de Clayton Kershaw en la Serie de Comodines de la Liga Nacional de 2020.
Flaherty se fue ante una ovación de pie de la multitud de 53.503 espectadores que colmó el estadio. El lanzador derecho de 28 años de la cercana Burbank regresó a casa desde Detroit en la fecha límite de cambios del 30 de julio y ha sido una presencia estabilizadora en una rotación muy afectada por las lesiones.
“Vi a algunos familiares cuando estaba calentando, así que te permite relajarte un poco”, dijo Flaherty. “Sentí que traté de hacer demasiado las últimas dos veces en algunos juegos importantes. Simplemente me permitió ser yo mismo y salir a lanzar y confiar en mis cosas y confiar en los muchachos. A pesar de la presión que tienen, les digo que va a ser divertido. A veces tenemos que recordar eso”.
“Toda nuestra energía comenzó con Jack”, dijo Betts. “Jack realmente nos dio fuerza hoy”.
“Nos estaba superando con su recta y luego el slider, la bola rompiente y la curva lenta nos mantenía desequilibrados”, dijo el mánager novato de los Mets, Carlos Mendoza sobre Flaherty.
Los Dodgers se recuperaron del borde de la eliminación contra San Diego para ganar la Serie Divisional de la Liga Nacional en cinco juegos con blanqueadas en los últimos dos juegos.
Por los Mets, el cubano José Iglesias de 2-1. El venezolano Francisco Álvarez de 3-1.
Por los Dodgers, el boricua Enrique Hernández de 4-2 con dos anotadas.
Bryan Hoch (MLB.com).- Este ha sido un año histórico y extraordinario para Aaron Judge, un año destinado a ser recordado como uno de los desempeños ofensivos más grandes en la historia de Grandes Ligas. Y los fanáticos en todo el mundo pueden “ponerse de pie” ante este hecho indiscutible: el cañonero de los Yankees no ha terminado de dar cohetazos esta temporada.
Judge disparó su 60mo cuadrangular del año el martes, un tablazo en solitario a lo profundo del jardín izquierdo-central en la parte baja del noveno inning. No sólo fue histórico, el cohetazo precedió una victoria por walk-off de los Yankees sobre los Piratas por 9-8 detrás del grand slam de Giancarlo Stanton cuatro bateadores más tarde.
El Juez está a un batazo de cuatro esquinas de igualar el récord que ha estado vigente por 61 años de Roger Maris en la Liga Americana de más vuelacercas en una sola temporada.
Judge es ahora uno de apenas tres miembros en la historia de los Yankees en sacudir 60 cuadrangulares en una campaña. Babe Ruth fijó lo que en ese entonces fue el récord de las Mayores con 60 vuelacercas en 1927, que se mantuvo hasta que Maris se adueñó de la marca en 1961.
Con 16 partidos restando, Judge parece perfilarse a superar a Maris y mucho más. La superestrella también lleva un paso hacia la primera Triple Corona en las Grandes Ligas desde que el venezolano Miguel Cabrera encabezó la Liga Americana en promedio, jonrones y remolcadas en el 2012 con los Tigres.
Judge es el sexto jugador de Grandes Ligas (9na ocasión) con al menos 60 jonrones en una temporada, un grupo que incluye a Barry Bonds (73 en el 2001), Mark McGwire (70 en 1998; 65 en 1999), Sammy Sosa (66 en 1998, 64 en 2001; 63 en 1999), Maris (61 en 1961) y Ruth (60 en 1927).
Más HR en una temporada, en la historia de MLB – con los totales luego de 147 juegos del equipo:
Cabe destacar que Judge ha alcanzado los 60 cuadrangulares en una temporada en la cual la producción promedio de jonrones ha estado muy por debajo de este nivel. Antes de Judge esta temporada, ningún jugador había terminado un día con una ventaja de 20 jonrones o más sobre su competencia más cercana desde que Ruth tuvo ventaja de 23 jonrones sobre Jim Bottomley y Hack Wilson en el último día de la temporada de 1928, según el Elias Sports Bureau.
“Está ahí a la altura de los más grandes de la historia, en una lista bien corta de las mejores campañas ofensivas de todos los tiempos”, declaró el piloto de los Yankees, Aaron Boone. “Luego hay que tomar en cuenta que no se trata de un bateador designado que sólo tiene que concentrarse en dar toletazos. Se trata de un muchacho que ha cubierto el bosque central para nosotros por una buena parte de la temporada, quien podría terminar estafándose 20 bases para nosotros. Ese es el líder y rostro de nuestro equipo. En este contexto, creo que batallaríamos para encontrar una mejor temporada”.
MLB.- BOSTON — Xander Bogaerts y Kyle Schwarber dispararon sendos jonrones ante el as Gerrit Cole, y los Medias Rojas de Boston doblegaron el martes 6-2 a los Yanquis de Nueva York en el juego de comodines de la Liga Americana.
Nathan Eovaldi no toleró carrera sino hasta la sexta entrada. Y cuando el juego estaba todavía apretado, Bogaerts aportó también un tiro perfecto para retirar a Aaron Judge en el plato.
Así, los Medias Rojas de Boston se clasificaron a la serie divisional de la Liga Americana, donde enfrentarán a los Rays de Tampa Bay en un máximo de cinco juegos, el primero de los cuales está pactado para el jueves en St., Petersburg, Florida.
Con Bucky Dent como espectador-amuleto y Aaron Boone en la cueva por tercera ocasión seguida en los playoffs, los Yanquis naufragaron ante sus rivales acérrimos.
Boston puso fin a la labor de Cole en la tercera entrada y venció a Nueva York en los playoffs por cercera ocasión consecutiva.
Los Yanquis, quienes lideran las Grandes Ligas con 27 cetros de la Serie Mundial en la historia, no la conquistan desde 2009.
Un año después de que las Grandes Ligas no tuvieron más remedio que realizar la postemporada dentro de burbujas en sedes neutrales como medida de protección ante la pandemia, se reunieron en el Fenway Park 38.324 espectadores, el mayor número en el año dentro de este recinto.
Y en una de las rivalidades más apasionantes del deporte estadounidense, hubo en el graderío suficientes fanáticos de los Yanquis como para que surgiera también un duelo de cánticos -algunos insultantes.
Aquel batazo de Dent hizo que la pelota pasara apenas por encima del afamado muro del jardín izquierdo, ubicado a 310 pies del plato. En cambio, el de Bogaerts catapultó la esférica a 427 pies, por todo el bosque central.
Cole fue retirado tras aceptar el cuadrangular solitario de Schwarber en la tercera entrada y permitir que otros dos rivales se embasaran sin out. En total, admitió tres carreras y cuatro hits en poco más de dos innings, durante los que regaló un par de boletos y repartió tres ponches.
Por los Yanquis, los venezolanos Gleyber Torres de 4-0, Rougned Odor de 2-0. El colombiano Gio Urshela de 3-1. El dominicano Gary Sánchez de 1-0.
Por los Medias Rojas, los puertorriqueños Kiké Hernández de 3-1 con una anotada, Christian Vázquez de 1-0. El dominicano Rafael Devers de 2-0 con una anotada. El mexicano Alex Verdugo de 4-2 con tres impulsadas.
Bernie Wilson (AP).- Mike Brosseau negó que estuviera buscando revancha ante Aroldis Chapman. Sólo quería aprovechar una oportunidad para continuar con vida en la postemporada.
Consiguió ambas cosas.
«No es revancha, dejamos eso en el pasado», insistió Brosseau, quien bateó como emergente por Ji-Man Choi en el sexto capítulo y luego permaneció en la primera base. «Llegamos acá para ganar la serie, para seguir adelante, lograr lo mejor y hacer nuestro juego».
Brosseau disparó un jonrón ante Chapman en la octava entrada y los Rays de Tampa Bay superaron el viernes 2-1 a los Yanquis de Nueva York para avanzar a la Serie de Campeonato de la Liga Americana, una instancia a la que no habían llegado en 12 campañas.
Brosseau, pelotero multifuncional de 26 años, jamás había bateado un cuadrangular en los playoffs. El primero coronó un turno de 10 lanzamientos ante el reputado taponero cubano, especializado en la recta, quien llegó al montículo en el séptimo episodio.
Una recta a 100 mph fue conectada por Brosseau para que la pelota desapareciera entre las butacas vacías del jardín izquierdo del Petco Park, en lo que fue apenas el tercer hit de los Rays en el encuentro.
Tampa Bay ganó por 3-2 la serie divisional y permanecerá en San Diego para enfrentar a los Astros de Houston en la Serie de Campeonato de la Liga Americana, a partir del domingo por la noche.
Los Rays han llegado a la serie por el título del Joven Circuito por primera vez desde 2008, cuando derrotaron a los Medias Rojas de Boston en siete compromisos. Luego, sucumbieron ante los Filis de Filadelfia en la Serie Mundial.
Brosseau y Chapman habían protagonizado una confrontación en esta campaña. El cubano lanzó una recta de 101 mph cerca de la cabeza de Brosseau el 1 de septiembre, en el noveno inning de un encuentro que los Rays ganaron por 5-3.
Al parecer no había entonces una rencilla personal de Chapman con Brosseau, pero el pitcheo agravó el encono entre estos dos equipos de la División Este de la Americana y llevó a que el manager de Tampa Bay, Kevin Cash, advirtiera: «Tengo un establo lleno de chicos que pueden lanzar a 98 millas por hora».
La revancha no llegó con un pelotazo, sino con un jonrón decisivo.
Con una nómina de 29 millones de dólares, Tampa Bay ocupa el 28vo lugar entre los 30 equipos de las Grandes Ligas en esta campaña abreviada por el coronavirus. Los Yanquis tenían el tercer plantel más caro, con 84 millones de dólares.
Los Rays dominaron la serie de duelos en la temporada regular por 8-2 y fueron los primeros preclasificados de la Liga Americana.
Aproximadamente una hora después de que terminó el juego, varios Rays volvieron al terreno y al dugout con bebidas y habanos. Abonaron a la rivalidad al escuchar «New York, New York», de Frank Sinatra, la canción que se interpreta en el Yankee Stadium para celebrar los triunfos.
Se deleitaron también con «Empire State of Mind», de Jay-Z, con Alicia Keys.
Por los Yanquis, el colombiano Gio Urshela de 4-0. El venezolano Gleyber Torres de 3-1.
Por los Rays, los cubanos Randy Arozarena de 3-0, Yandy Díaz de 2-0. El dominicano Willy Adames de 3-0.
Enrique Rojas (ESPN).- Apenas un fin de semana después de arrancar la temporada en medio de temor e incertidumbre debido al coronavirus, las Grandes Ligas del beisbol estadounidense tiene su primera gran crisis. Una, que podría hacer abortar el torneo.
El partido inaugural de los Miami Marlins contra los Baltimore Orioles y el de New York Yankees contra Philadelphia Phillies del lunes en la noche fueron oficialmente cancelados por el aumento de casos de coronavirus dentro del plantel del equipo floridano.
«La salud de nuestros jugadores y staff ha sido y seguirá siendo nuestro enfoque primario mientras navegamos en estas aguas inciertas», dijo Derek Jeter, jefe ejecutivo de los Marlins, en un comunicado del club.
«Después de unos exitosos entrenamientos 2.0, enfrentamos desafíos inmediatamente que tomamos el camino y abandonamos Miami. Posponer el partido inaugural de esta noche fue la decisión correcta para tomarnos una pausa colectiva y tratar de manejar adecuadamente la totalidad de la situación», agregó el torpedero miembro del Salón de la Fama de Cooperstown.
Siete jugadores más y dos entrenadores dieron positivo a coronavirus, elevando a 13 los infectados de los Marlins. El conjunto miamense permanece varado en un hotel en Philadelphia mientras su personal es sometido a más pruebas.
«Hemos llevado a cabo otra ronda de pruebas para nuestros jugadores y personal, y nuestro equipo permanecerá en Philadelphia a la espera de los resultados de esas pruebas, que esperamos más tarde hoy. Proporcionaremos información adicional tan pronto como esté disponible», acotó Jeter.
El domingo, cuatro jugadores de los Marlins dieron positivo por el coronavirus, incluido el abridor de ese día, José Ureña, lo que llevó al equipo a retrasar su viaje después del juego a casa en medio de preocupaciones sobre un posible brote.
Antes de la serie de apertura de los Marlins en Philadelphia, el equipo jugó un juego de exhibición en Atlanta el miércoles. También es posible que las infecciones ocurrieran allí.
El camerino de visitantes del Citizens Bank Park de Philadephia, que usó Miami por todo el fin de semana, fue desinfectado, pero por precaución se canceló la visita de los Yankees el lunes.
El temor a que un brote de coronavirus pudiera interrumpir y hasta cancelar la temporada era uno de los temores más grandes que tenía la oficina del comisionado cuando ordenó celebrar un torneo recortado a 60 partidos con un estricto protocolo de salud y seguridad, que incluye no permitir aficionados en los estadios.
Fue debido a ese temor a la pandemia, que ha matado cerca de 650 mil personas en todo el mundo, incluyendo más de 146 mil en Estados Unidos, que las autoridades de Canadá negaron el permiso a los Toronto Blue Jays para jugar en su casa, el Rogers Centre, esta temporada.
Jake Seiner (AP).- El abridor de los Yankees, Masahiro Tanaka, se encontraba alerta en un hospital tras ser golpeado en la cabeza el sábado por una línea bateada por el toletero Giancarlo Stanton durante las primeras prácticas oficiales del equipo en el verano.
Tanaka se sometió a varios análisis en el New York-Presbyterian Hospital, los cuales salieron limpios. Ahora el derecho estará en protocolo para conmociones cerebrales.
La gorra de Tanaka salió volando y el serpentinero japonés se desplomó, agarrándose la cabeza. Los kinesiólogos corrieron inmediatamente al montículo del Yankee Stadium, donde Tanaka se quedó acostado durante unos pocos minutos, antes de sentarse.
El japonés recibió atención en el lado izquierdo de la cabeza y parecieron revisar cómo estaba la vista del lanzador, quien obtuvo ayuda para levantarse y para salir caminando del terreno.
Stanton, quien en el 2014 sufrió una fractura de la mandíbula por un pelotazo, se agachó en el plato y observó la escena sin moverse. El toletero Aaron Judge hizo señales con los brazos para pedirle a un video-reportero que dejase de filmar.
Otros jugadores de los Yankees, que realizaban aún estiramientos al inicio de la práctica, mantuvieron silencio, parados o arrodillados.
Stanton fue el tercer bateador que Tannaka enfrentaba para comenzar la sesión y no había una red protectora.
La música que se escuchaba por el sistema de altoparlantes fue apagada y se colocó una red protectora delante del montículo. El lanzador Jordan Montgomery comenzó a lanzarles a los bateadores cinco minutos después de que Tanaka dejó el terreno.
Tanaka, de 31 años, tuvo un récord de 11-9 la campaña pasada, con promedio de carreras limpias de 4.43. El derecho tiene una marca de 75.43 en seis años con los Yankees.
Tony Cittadino (Mallorca).- “Jugué muchos juegos en Grandes Ligas y con los Yankees de Nueva York, pero cuando me puse la camisa de los Navegantes del Magallanes frente a mi familia, fue lo más grande. Cuando estoy por aquí lejos y veo que el equipo pierde, uno se molesta porque he sido magallanero toda mi vida. La camisa duele y mucho”. Así definió Álvaro Espinoza el amor por la divisa de la que fue uno de los referentes que dominó buena parte de la década de los 90 en la Liga Venezolana de Beisbol Profesional (LVBP).
El campocorto solo disputó cinco temporadas con el conjunto turco de las 18 en la pelota venezolana, pero fueron suficientes para ganarse un lugar entre los históricos jugadores de la franquicia. Ganó tres títulos con la divisa. Uno en la campaña 1993-1994 contra los Leones del Caracas, otro en la zafra 1995-1996 ante Cardenales de Lara y, el último, en la contienda 1996-1997, otra vez, frente a Leones.
Espinoza sufrió una lesión en la rodilla y se perdió dos temporadas en la LVBP (1991-1992 y 1992-1993). En ese proceso, fue contactado por el entonces presidente del Magallanes, Alfredo Guadarrama, para llevarlo a jugar en una etapa gloriosa con el Magallanes, club del que era fanático.
“Me llamó y no sabía que era el presidente del equipo y me preguntó si estaba dispuesto a jugar con los Navegantes. Le dije que sí, pero que tenía que esperar por la operación. Además que quería vestir la camiseta que siempre he adorado”, recordó desde su casa en Estados Unidos el ex pelotero que debutó con los Tigres de Aragua en la LVBP en la temporada 1979-1980.
Con los felinos estuvo hasta la campaña 1990-1991. En 12 temporadas, disputó 497 juegos y bateó para .255 (1.546-394), con 149 carreras impulsadas, 162 anotadas y siete jonrones. Disputó tres finales, pero las perdió todas: en la zafra 1984-1985 ante Tiburones de La Guaira (4-0), en la contienda 1987-1988 contra Caracas (4-2) y temporada en 1988-1989 frente a Zulia (4-3).
“Lo que hizo Guadarrama fue algo histórico, porque se concentró en llenar los espacios. Hizo el cambio conmigo, con Juan Carlos Pulido, con Luis Raven y así sucesivamente. Hay gente que hice que fui fundamental, pero fui un muchacho más del grupo”, dijo quién con los turcos de por vida bateó para promedio de .298 (705-210) en 191 compromisos, con 71 carreras impulsadas y 79 anotadas.
En su primera temporada con los eléctricos, pudo jugar la primera final entre los “Eternos Rivales”, ganada por Magallanes en siete emocionantes juegos. El carabobeño recordó que los jugadores de más experiencia del equipo realizaron un meeting antes del tercer juego de la final ante los melenudos. Caracas estaba arriba dos juegos por cero y no podían permitirse otra derrota.
“Nos reunimos todos y todos tomaron la palabra. Nos animamos mutuamente y decíamos que éramos mejor equipo, pero nos estaban saliendo las cosas mal. Teníamos que concentrarnos cada uno en su trabajo”, explicó el jugador que confesó que antes de los juegos de la gran final llegaban temprano al estadio y veían las novelas.
El último out de esa final, fue un rolling por predios de García que terminó en su guante. Por casualidad, era algo que habían hablado antes del encuentro. Querían realizar el out 27 del partido. “Si llega la oportunidad en el noveno inning y estamos ganando por dos outs y el rolling va para ti, me la pasas para hacer el out forzado y vicevecersa. Y así fue. Dios nos alumbró y fue un regalo”, contó el entonces que pelotero en esa final dejó promedio de .241 (29-7), con cuatro impulsadas y la misma cantidad de anotadas.
Un grupo especial
El ex bateador derecho indicó que fue especial ser parte de un grupo tan exitoso como el Magallanes de los 90’, entre quienes estaban Carlos García, Edgar Naveda, Clemente Álvarez, Edgardo Alfonzo, Carlos Hernández, Eddy Díaz, Luis Raven, Juan Carlos Pulido, Melvin Mora y Richard Hidalgo.
Magallanes disputó su segunda final en tres años, al medirse a Lara en la 95-96. Fue una serie en la que los turcos vinieron de atrás, luego de estar abajo tres juegos por uno. El batazo clave de esa final, fue el grand slam de José Francisco Malavé en el quinto juego, para voltear la pizarra. Espinoza recordó que el equipo sacó el pecho, porque sintieron que el rival estaba confiado y se burlaba.
“Esa final fue grandiosa, porque estábamos abajo tres juegos por uno y ellos se estaban burlando de nosotros. Ellos estaban en Valencia en el quinto juego y creían que nos iban a matar. Tenían las botellas de champaña. Ese día hicimos un meeting y recuerdo que Eddy Díaz contó que Robert Pérez le preguntó si estaba listo para reforzarlos en la Serie del Caribe. Eso le dolió mucho”, recordó quien bateó en esa serie para .304 (23-7), con cinco impulsadas y una anotada.
Los turcos volvieron a pelear por el título al año siguiente, retando nuevamente al Caracas en la zafra 96-97. Esta vez sólo necesitaron de cinco juegos para quedarse con la corona y ganarle la segunda final a su “Eterno Rival”.
“Estábamos mucho más controlados y con más experiencia. Ya no nos pegaba tanto la presión de una final Caracas-Magallanes, porque jugar la primera final no era nada fácil”, dijo el campocorto que realizó una llave de lujo entorno a la segunda base, junto al camarero García.“A nosotros se nos olvidaba que veníamos de jugar en las Grandes Ligas. Nos entregábamos el 100% y cuando pisábamos el diamante, se nos olvidaba todo, hasta quiénes eran nuestros amigos. Nosotros íbamos a tratar de ganar todos los juegos. Los jóvenes veían ese entusiasmo y dedicación y fue lo que nos hizo exitosos. Íbamos a la playa o a hacer carne asada juntos”.
En tanto, el infielder consideró que un Caracas-Magallanes se vive más sabroso en el estadio Universitario de Caracas. “En Valencia es diferente. Estábamos en casa, pero como pelotero sentías que había más fanáticos en Caracas que en tu casa. En el Universitario uno se sentía con más ganas. Era una cosa increíble. Uno ve la diferencia”, recordó quien tuvo a Omar Daal, Urbano Lugo y Julio Machado como los lanzadores más difíciles que enfrentó en la LVBP.
Respeto por Machado
Durante su estadía en el Magallanes, fue dirigido por managers de jerarquía como Tim Tolman, John Tamargo y Machado. Sin embargo, no tiene a un favorito. “Todos fueron especiales. Tolman no nos metía presión y jugábamos tranquilo. Tamargo era diferente, porque tenía un poco más de carácter. Si las cosas salían mal, no lo decían. Cuando Tolman se fue a Estados Unidos, Machado tomó las riendas y en un meeting le dijimos que contara con nosotros y que moviera las piezas como quisiera”.
Espinoza, al igual que varios ex jugadores de peso del Magallanes, mostró su rechazo por la decisión que tomó el Magallanes de dejar libre a Machado en la temporada 2019-2020 de la LVBP. “Eso no fue una falta de respeto para Gregorio nada más, fue una falta de respeto para todos nosotros. No pienso así yo solo. A Gregorio tienen que hacerle una estatua en la entrada del José Bernardo Pérez. No vemos el por qué, por cuestión de tres lochas, vamos a decirlo así. Eso no tiene perdón de Dios”.
Fue exaltado al Salón de la Fama del Magallanes en 2015, junto a García, quien para entonces era manager. Recordó el acto como un momento muy especial. “Nunca lo esperé, porque solamente jugué cinco años con Magallanes, pero en esos años di todo por la camiseta. Arriesgaba mi carrera de Grandes Ligas, porque jugué la final contra Lara con un dedo partido del pie y creo que es bien merecido”.
Nuevos horizontes
Espinoza tenía la ilusión de disputar su última temporada en Venezuela con el Magallanes y poder retirarse, pero no fue posible porque los turcos lo dejaron libre y tuvo que firmar, para entonces, con Caribes de Oriente (hoy Caribes de Anzoátegui). En su única campaña con la tribu, ligó para .222 (144-32), con 15 impulsadas y 15 anotadas.
“Eso me dolió mucho, porque me quería retirar formalmente con Magallanes. Me dolió y todavía me sigue doliendo. No estaba en los planes. Nunca pensé que me iban a dejar libre y menos de la forma como lo hicieron”, dijo con nostalgia el ex pelotero que cree que no colgar los spikes con el club puede catalogarse como un asterisco en su carrera, porque era su deseo.
“Me dejaron libre mandándome una carta por correo y nunca me dieron la cara, después de todo lo que hice y di por los Navegantes. Fue un error de parte de ellos y una falta de respeto hacia mi persona”.
Una vez retirado, comenzó su camino como coach en las ligas menores con equipos como los Expos de Montreal, Dodgers de Los Ángeles, Piratas de Pittsburgh, Yankees de Nueva York y Gigantes de San Francisco.
Su primera gran experiencia como manager en la LVBP fue con Caribes, en la temporada 2008-2009. Sin embargo, fue despedido por la gerencia, tras dejar marca de 18 victorias y 21 derrotas, apenas a un juego del quinto lugar que daba el último boleto de clasificación a la postemporada.
“Fue una experiencia bonita y amarga. Aprendí mucho a madurar en mi etapa de coach y manager. Pasaron muchas cosas. Se lesionaron Eliezer Alfonzo y Luis González y a los importados se fueron a Estados Unidos porque no le habían pagado. Me quedé sin nadie y estábamos a un juego de la clasificación. No sé si me error fue hablar con la verdad y no lo supieron tomar”.
Espinoza estuvo a punto de regresar como manager de los Tigres en la campaña 2014-2015. Había sido anunciado en marzo por la nueva directiva, encabezada por el presidente y ex jugador del Magallanes, Carlos Guillén. Sin embargo, luego hubo un cambio y en abril designaron a Luis Sojo. Inicialmente, el directivo lo había contactado una noche por teléfono, para que al día siguiente fuera a Tampa Bay a conocer al gerente y conocer unos peloteros.
“Manejé dos horas hasta Miami y me fui con él hasta Tampa Bay. Me presentó como el manager con el gerente. Me preguntó si podía recorrer el campo de entrenamiento buscando peloteros y así lo hice. Dejé de hacer mi trabajo en Florida. A la semana siguiente me llamó y me dijo que había cambiado de opinión, pero no me dijo el por qué. Hasta el sol de hoy, todavía estoy esperando el por qué. Lo único que le dije, es que me iba a botar sin perder un juego. Me colgó y más nunca he hablado con él”, recordó.
Dos años después sí pudo volver a Venezuela, pero ahora como coach de tercera base del Magallanes. Regresaba al equipo de sus amores, con García como manager. “Les dije que era un orgullo vestir esa camisa de nuevo y que ojalá fuera por mucho rato. Pero nos eliminaron, pasaron muchas cosas ese año y no hubo una llamada para saber si iba a volver. Todavía sigo esperando esa llamada, para ver si vuelvo a vestir la camisa”.
Su última experiencia en la LVBP fue con el Zulia, cuando fue coach de banca en la temporada 2018-2019. “Otra vez hubo una buena experiencia y una mala experiencia a la misma vez. El equipo empezó bien, pero después decaímos un poco. Se lesionaron los caballos del equipo y cerca del 8 de diciembre dejaron libre a la leyenda Wilson Álvarez (instructor de pitcheo), al manager Lipso Nava y a mí”.
A pesar del momento que atraviesa Venezuela, confesó que le gustaría dirigir en la LVBP. “Nunca he perdido la esperanza de que alguien me dé la oportunidad. El país está pasando por una mala situación, pero no es excusa para no ir. Ojalá se acomode la situación, para que todos los que están fuera del país puedan regresar a vivir buenos momentos. Siempre soñando y siendo positivo”.
Todo un grandeliga
Espinoza fue el venezolano número 36 al debutar en las Grandes Ligas. Fue el 14 de septiembre de 1984 con los Mellizos de Minnesota. En esa franquicia se mantuvo hasta la zafra 1986. En 1988 regresó a las mayores, defendiendo los colores de los Yankees hasta 1991. Ese año fue lanzador en un juego con dos tercios de labor.
Desde 1993 a 1996 jugó con los Indios de Cleveland y luego retornó a Nueva York, pero para jugar con los Mets. En 1997 se retiró con los Marineros de Seattle. De por vida ligó para .254 (2.478-630).
“Cuando llegué a los Yankees fue algo increíble. Puedo decir que me di el lujo de vestir los dos uniformes que pesan más: el de Magallanes y el de los Yankees. Cada vez que me ponía el uniforme de los Yankees, me temblaba el cuerpo. Siempre había nervios, porque la directiva y los fanáticos eran muy exigentes”, dijo el pelotero que con los “Mulos del Bronx” dejó promedio de .255 (1.528-363) en 447 juegos.
“Mi corazón se queda con Yankees y Cleveland, pero en Cleveland tuvimos otra familia. Éramos como 11 latinos y lástima que no pudimos ganar la Serie Mundial”, recordó el infielder que en 1995 participó con la tribu en la final ante los Bravos de Atlanta. Los dirigidos por Bobby Cox ganaron en seis juegos. En esa serie, conectó para .182 (11-2).
“Fue algo grandioso, porque todos soñamos con jugar una Serie Mundial y Cleveland me dio la oportunidad. Jugarla es lo máximo, pero no como una final Caracas-Magallanes. Atlanta tenía un pitcheo increíble, John Smoltz, Tom Glavine, Greg Maddux, Steve Avery y de cátcher, Eddie Pérez. Tenían mucha experiencia y creo que fue el factor para ganar”, recordó Espinoza, quien quiere que sea recordado como “un jugador que amaba el beisbol, que respetaba el juego, tenía disciplina y le daba un buen espectáculo al público”..
Tony Cittadino (Mallorca).- Edgardo Alfonzo fue uno de los peloteros más emblemáticos en la década de los 90’ de los Navegantes del Magallanes, club en el que se tituló en tres ocasiones. Fue el equipo que le permitió formarse como pelotero, crecer y dar el salto a las Grandes Ligas con los Mets de Nueva York, conjunto en el que vivió los mejores años de su carrera en la gran carpa.
Alfonzo fue fanático de los Tiburones de La Guaira y tuvo en su hermano Edgar a un ejemplo de beisbol. “Practiqué con el Caracas, pero nunca me dieron la oportunidad. Cuando iba a la capital me gustaba La Guaira por los jugadores que tenía. No pensaba firmar con el Magallanes, pero me hice magallanero como jugador. Fue una motivación para mí, por la cantidad de fanáticos que había. Fue un orgullo pertenecer a esa divisa”, dijo en una entrevista desde su casa, la ciudad de Nueva York.
Una de las personas claves para lograr la firma con los turcos fue el experimentado coach, Gregorio Machado, quien a lo largo de su carrera con el equipo fue una pieza fundamental para el crecimiento de los peloteros.
“Gregorio fue uno de los padres de nosotros. Fuimos unos cuantos los que firmamos con Magallanes y los Mets en ese momento. Hice muchos tryout, pero no me llamaban. Tenía unos 16 años y eso me frustraba. Pero Gregorio me vio y le gusté como jugaba. Luego me vio con su jefe y firmamos”, explicó.
Alfonzo debutó con el equipo en la temporada 1992-1993. Jugó 19 partidos y dejó un explosivo promedio de .324 (37-12), con un doble, un triple, cinco carreras impulsadas y ocho anotadas. En su siguiente campaña, la 1993-1994, tuvo la oportunidad de vivir la primera final entre los “Eternos Rivales”, que le ganaron en siete juegos electrizantes a los Leones del Caracas.
“Esa rivalidad es algo que hay que vivir, para contar. No jugué mucho en la final porque estaba empezando, pero en la temporada sí lo hice y era algo apoteósico. Los fanáticos te exigen mucho. Estaba emocionado, porque iba a ser parte de la historia en Venezuela”, dijo el pelotero que disputó un solo juego.
Sin embargo, también participó en la final de la temporada 1996-1997 y en la de la zafra 2009-2010, siendo el único pelotero en estar en las tres finales Caracas-Magallanes. “Tuve suerte de ser parte de esos éxitos del Magallanes y de darle al fanáticos esas emociones”.
El Magallanes fue uno de los equipos que dominó la década de los 90’, junto al Caracas y los Cardenales de Lara. Contaba con un equipo sólido y con experiencia, que le ayudó a Alfonzo a crecer y madurar dentro de una organización en la que se consagró como un pelotero importante.
“Nosotros tuvimos los éxitos por la cohesión que teníamos. Estaban Melvin Mora, Richard Hidalgo, Eddy Díaz, Carlos Hernández, Juan Carlos Pulido y Raúl Chávez. También Clemente Álvarez y Edgar Naveda, fueron claves. Éramos la nueva camada del Magallanes y compartíamos mucho. La amistad y la hermandad que teníamos fue una parte clave en los triunfos del Magallanes de los 90”, expresó el jugador que quedó campeón con los turcos en las campañas 1993-1994, 1995-1996 y 1996-1997.
El mirandino nacido el 8 de noviembre de 1973, consideró algunos de los mentores que tuvo fueron Clemente Álvarez y Edgar Naveda. “Ellos fueron muy especiales, porque me acogieron bajos sus brazos cuando llegué al Magallanes, pero con los que más compartía era con Mora e Hidalgo”.
Alfonzo agregó que otra de las virtudes de ese equipo, era que los peloteros de mayor jerarquía le enseñaron a los novatos a honrar la camisa del Magallanes. “Era una responsabilidad llevar la camiseta, porque no querías quedarle mal a ellos y tampoco al fanático. Uno trataba de hacer lo mejor posible en Caracas, en Valencia y en todo el país, porque había fanáticos por todas partes. Uno era un modelo para muchos”.
Durante su paso por el Magallanes, fue dirigido por managers de jerarquía como Tim Tolman, John Tamargo, Dave Hudgens, Phil Regan o Machado. Sin embargo, no tiene un claro favorito, pues aseguró que aprendió de todos. “Fueron managers importantes para todos. Te daban confianza y uno como jugador se siente más contento de hacer el trabajo”.
Ídolo en los Mets
Alfonzo debutó con los Mets de Nueva York en la temporada 1995. Con el equipo metropolitano, disputó ocho de sus 12 campañas en las Grandes Ligas y fue dónde comenzó a vivir la transformación de pasar de la segunda base a la tercera. A pesar de poder desempeñarse en ambas posiciones, su preferida fue la intermedia.
“Yo firmé como short stop y segunda base, pero la oportunidad de jugar en tercera fue con los Mets. Bobby Bonilla era el tercera base del equipo cuando subo, pero a él lo cambian de equipo. Bobby Valentine llegó como manager y me dijo que quería que jugara todos los días, pero en la tercera porque Jeff Kent estaba en segunda y José Vizcaíno en el short. Querían que fuera a la liga instruccional a practicar en tercera, pero les dije que prefería hacerlo en Venezuela con Magallanes”.
El ahora antesalista relató que recibió consejos importantes de su hermano Edgar Alfonzo y de Dámaso Blanco para lograr los ajustes de jugar en la “esquina caliente”. “Mi hermano me decía que me pegara a Dámaso y en verdad me ayudó mucho por el juego de piernas y fue parte fundamental. Luego regresé a la segunda base de los Mets, cuando firmaron a Robin Ventura y fue cuando logré todos mis números”.
Alfonzo fue exaltado al Salón de la Fama del Beisbol Latino en República Dominicana en el año 2017. Un año más tarde, recibió el mismo honor con el Magallanes y en enero de este año, se conoció que también estaría entre los inmortales de los Mets, siendo, además, el primer latino. La ceremonia debió realizarse el 17 de mayo, pero fue postergada por la pandemia del coronavirus, que impidió, entre otros deportes en todo el mundo, el inicio de las Grandes Ligas.
“Yo me había desencantado, porque había pasado mucho tiempo desde que me retiré y la gente decía que yo era un Hall de la Fama. Un día en una entrevista, estaba revisando mis números y estaba entre los primeros cinco o diez entre los Mets y otros con menos números estaban en el Salón de la Fama. El dueño del equipo me llamó y no lo creía. Mi esposa pensó que había pasado algo, pero fue una gran alegría porque no es fácil lograr esto en una ciudad como Nueva York”.
Alfonzo disputó 1.086 juegos con los metropolitanos y dejó un promedio de .292 (3.897-1.136), con 120 jonrones, 538 carreras impulsadas y 614 anotadas. Fue Bate de Plata en 1999, tras batear para .304 (628-191), con 27 jonrones. Al año siguiente, sacó 25 pelotas.
Entre sus actuaciones estelares, está el récord de irse de 6-6 el 30 de agosto ante los Astros de Houston. Pegó tres jonrones y remolcó cinco. También fue clave en juegos de playoff en 1999, disputó el Juego de Estrellas y la Serie Mundial del 2000 ante los Yankees de Nueva York.
El criollo dio jonrón en el juego extra de comodín de la Liga Nacional ante los Rojos de Cincinnati y se lució ante los Diamondbacks de Arizona en la Serie de División, al conectar dos jonrones e impulsar cinco carreras. Un cuadrangular fue ante el mítico Randy Jhonson en el primer inning y luego dio un grand slam en la novena entrada, para darle la ventaja a su equipo.
“Después de Cincinnati, fuimos a Arizona y en el primer juego lanzaba Randy. Ya tú sabes. Ese día. No me lo creía. Estaba demasiado contento, por las bendiciones. Era gente que tu veías por televisión cuando eras pequeño. Nunca mi vida pensé verlo en persona”, recordó.
El infielder definió jugar la Serie Mundial como una oportunidad única y un sueño hecho realidad. “Tenía la oportunidad de jugar en una ciudad como Nueva York, que se paralizó. Era una gran responsabilidad y había nervios. Veías el lineup de los Yankees y el de los Mets y creías que nos iban a ganar por nocaut. Posición por posición, era una cosa increíble. No jugué mucho, porque venía de una lesión en la ingle en los playoff. Alfonzo disputó los cinco juegos, pero apenas conectó tres hits en 21 turnos, para un pálido promedio de .143.
El primer Clásico Mundial
Edgardo fue uno de los integrantes de la selección de Venezuela que participó en el primer Clásico Mundial de Beisbol de 2006. Para entonces, la Vinotinto del beisbol quedó eliminada en segunda ronda, luego de perder con Cuba (7-2), ganar ante Puerto Rico (6-0) y caer ante República Dominicana (2-1).
“Estaba con Anaheim, cuando me plantearon la posibilidad de jugar y dije que era una oportunidad única que no podía desperdiciar. El roster de Venezuela era uno de los mejores. En el papel, teníamos un equipo ganador, pero no siempre gana el que está en el papel, sino el que ejecuta mejor. No hicimos el trabajo como teníamos que hacerlo, pero hoy en día podemos hacerlo”, rememoró.
La selección fue dirigida por Luis Sojo y estaba conformada por jugadores estelares. “Era un orgullo, porque tenías al lado a Johan Santana, Magglio Ordóñez, Bob Abreu, Kelvim Escobar y tu decías, es la crema de la crema de Venezuela. Yo era el octavo bate en ese Clásico. Vizquel en el short y yo en segunda”.
Jugó con Vizquel
Alfonzo pasó en la temporada 2003 a los Gigantes de San Francisco, equipo en el que dos años más tarde pudo compartir en el terreno con Omar Vizquel. El camarero recordó que “Manos de Seda” fue su ídolo de pequeño y que le cedió el número 13 en un gesto de reconocimiento.
“Compartí con Vizquel y con Andrés Galarraga, dos jugadores insignias del país. Cuando Omar llegó a San Francisco, había un debate por saber quién usaría el número. Los periodistas me llamaban y yo no contestaba. También me llamaba el encargado del clubhouse, para saber qué se iba a hacer y si lo haríamos nosotros”, recordó el pelotero que pasó cuatro años con los Gigantes y bateó para promedio de .265 (1.926-510) en 542 juegos.
“Cuando llegamos a los entrenamientos, agarré el número 13 y mientras los periodistas me veían le dije ‘Omar, este es tu número. Yo no quiero nada, porque fuiste mi ídolo de pequeño y lo sabes y para mí es un privilegio cederte el número”, recordó con gratitud.
El retiro
Alfonzo pasó a los Tigres de Aragua en la contienda 2011-2012, luego de que Magallanes no le dio la oportunidad de disputar un juego para retirarse. Sin embargo, demostró que todavía tenía con qué y ganó el premio Regreso del Año por segunda vez en su carrera. El bateador derecho ligó para .267 (150-40), con cinco cuadrangulares, 29 fletadas y 15 anotadas.
La primera vez que había obtenido la distinción, fue en la zafra 2007-2008 con los turcos. Casualmente, ese año reforzó a los felinos en la final y también fue campeón. En la ronda regular, dejó un excelso average de .335 (216-64), con cinco jonrones, 32 impulsadas y 25 anotadas.
“Lo disfruté mucho, no por lo que dijeron, sino porque me demostré lo que podía hacer. Fue un año excelente, porque los Tigres me dieron la oportunidad y me di cuenta que eran un grupo unido. Fue una de las cosas que me motivó a seguir jugando. Los domingos comíamos juntos en el clubhouse”, sentenció. En su última temporada, Alfonzo jugó sólo 15 duelos y bateó para .283 (46-13), con una remolcada y tres anotadas.
Edgardo regresó al Magallanes en la temporada 2014-2015, esta vez como coach de la inicial y bajo la dirección del manager Carlos García. Fue una experiencia que disfrutó, pues volvió al equipo de toda su vida. “Disfruté regresar y compartir con el fanático y mi gente del clubhouse. Ahora estaba en otra faceta y fue increíble”, dijo el manager campeón de los Mets en Clase A con los Brooklyn Cyclones. Allí estuvo acompañado del también coach de banca y otrora magallanero, Endy Chávez.
Ahora funge funciones de embajador de los Mets, pero no descarta la posibilidad de volver a dirigir. Mucho menos en Venezuela, donde estaría dispuesto a tomar el timón del Magallanes. “Siempre he tenido eso en mente y me gustaría, porque fue mi primer equipo en Venezuela. Si no se puede, también podría ser con otro equipo porque el fanático venezolano es A1”, sentenció el capitán que siempre estará enamorado del Magallanes..