Falleció la leyenda del fútbol italiano, Gigi Riva

Reuters.- Luigi ‘Gigi’ Riva, máximo goleador de la selección italiana de todos los tiempos, ha fallecido a los 79 años, según informaron el lunes los medios de comunicación italianos. El futbolista, cuya presencia física y potente disparo le valieron el apodo de ‘el Trueno’, marcó 35 goles en 42 partidos con la selección nacional.

Riva había estado enfermo en su casa de Cerdeña durante el fin de semana y había sido tratado por un presunto problema cardíaco.

Formó parte de la selección italiana que ganó la Eurocopa de 1968 y también jugó el Mundial de 1970, en el que quedó subcampeona tras la gran selección brasileña de Pelé.

Junto con su casi tocayo Gianni Rivera, Riva fue uno de los símbolos del fútbol italiano cuando la televisión en color llevó la acción en directo a un público más amplio. En 1969, fue finalista, junto con Rivera, del Balón de Oro al mejor jugador de Europa.

Riva jugó casi toda su carrera en el Cagliari y fue el máximo goleador de la Serie A cuando el equipo sardo ganó el título de liga italiano por única vez en su historia, en 1970. En el momento de su muerte era Presidente Honorario del club.

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Las lesiones empañaron la última parte de su carrera como jugador y le obligaron a retirarse en 1976, tras haber marcado 164 goles con el Cagliari en 315 partidos de liga. Fue máximo goleador de la Serie A en tres ocasiones.

Posteriormente, Riva formó parte durante muchos años del cuerpo técnico de la selección nacional, incluso en 2006, cuando Italia se proclamó campeona del mundo.

Los balones Adidas del Mundial: una exitosa alianza que data desde 1970

Tony Cittadino (Madrid).- Los diseños clásicos, la moda, la tradición y la tecnología, han sido testigos de los balones oficiales fabricados por Adidas para cada Mundial de Fútbol. Una historia que se remonta al clásico Telstar Durlast en México 70, que plasmó las bases para interpretarlos bocetos cada cuatro años.

Los clásicos diseños blanco y negro en los pentágonos, fueron cambiando a triángulos curvos y luego a balones de colores, integrados con la última tecnología.

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El Al Rihla es la última entrega y la décimo cuarta de la firma alemana, que tiene contrato hasta 2030 con la FIFA y  que estará presente en el Mundial de Qatar.

Así fueron evolucionando los balones oficiales del Mundial con el paso del tiempo.


Telstar Durlast (México 1970)

Fue el primer balón de la marca Adidas y el que rompió con la tradición de que el país anfitrión fabricaba su balón. También fue el primero en tener un nombre propio relacionado a una Copa del Mundo.

Estaba compuesto de cuero y con 32 pentágonos poligonales blancos y negros cosidos a mano. Tenía las letras negras y el color estaba inspirado en ayudar a la visibilidad en las transmisiones de televisión. Fue el pionero de los balones clásicos en los Mundiales.

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Con este balón, el Brasil de Pelé logró el tricampeonato al vencer a Italia cuatro por dos en el estadio Azteca.

Telstar Durlast (Alemania 1974)

Dado el éxito y la receptividad de 1970, Adidas apostó a un diseño muy similar para el Mundial que estrenó el trofeo que se mantiene hasta nuestros días.

Alemania  de Franz Beckenbauer celebró en casa al superar a la Holanda de Johan Cruyff.

Telstar Durlast (Argentina 1978)

El tercer balón en las Copas del Mundo vino con un diseño renovado, que sirvió de base para los seis torneos siguientes.  Ahora contaba con triángulos de borde curvo, que llevó a la Argentina de Mario Kempes a titularse en casa y en tiempo extra ante Holanda.

Tango España (España 1982)

Mismo diseño con el del torneo pasado, pero esta vez fue confeccionado con cuero y poliuretano, lo que permitió que fuera impermeable.


Con este balón Paolo Rossi le marcó un triplete a Brasil y condujo a Italia al tricampeonato, tras vencer en la final a Alemania.

Azteca (México 1986)

Para la cita mexicana se mantuvo el diseño, pero en los triángulos curvos se insertaron diseños. Fue el primer esférico en ser sintético en su totalidad, lo que ayudo a la  absorción de agua.

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Este modelo fue testigo de la Mano de Dios y el Gol del Siglo, anotados por Diego Armando Maradona. El 10 argentino llevó a la Albiceleste a su segundo título, tras superar a Alemania.

Etrusco Único (Italia 1990)

Uno de los balones más icónicos y clásicos. No podía ser otro por la moda y la cultura italiana, que incluyó un león etrusco dentro de los rectángulos curvos.

Las noches mágicas italianas vieron a Alemania tomar revancha sobre Argentina y titularse en Roma.

Questra (Estados Unidos 1994)

El primer Mundial en suelo americano tuvo un balón realizado con espuma blanca de polietileno compacto por fuera. También contaba con mallas de estabilidad, espuma de polietileno y mallas de fibra trenzadas.


El Questra voló por los aires en el Rose Bowl de Pasadena, luego de que Roberto Baggio fallara su disparo desde el punta penal y diera a Brasil de Dunga, Romario, Bebeto y compañía, el tetracampeonato.

Tricolore (Francia 1998)

Francia 98 tenía que contar con un balón diferente y así fue, pues  estrenaron el primer balón de colores.

Los rectángulos curvos negros fueron sustituidos por azules, que incluían además los colores de la bandera de Francia.

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La tecnología fue más allá. Contaba con micro-burbujas llenas de gas, cerradas y resistentes. Era similar al Questra, porque tenía mallas de estabilidad, espuma de polietileno y mallas de fibra trenzadas.

Zinedine Zidane y Didiers Deschamps levantaron su primera Copa al Mundo, tras golear al mítico Brasil de Ronaldo en la final.

Fevernova (Corea y Japón 2002)

El primer mundial del Siglo XXI y el primero con sede compartida, tuvo un balón histórico. El diseño fue cambiado por completo. Llevaba los colores dorados y rojo, con tres capas tejidas que le dieron una trayectoria de vuelo más precisa.

Ronaldo se quitó la espina y con un doblete ante Alemania, consagró a Brasil como campeón por quinta vez en la historia.

Teamgeist (Alemania 2006)

El Teamgeist, que tiene como significado espíritu de equipo en alemán, volvió a la tradición de los colores negro y blanco. Sin embargo, para la final se usó uno completamente dorado.

Era un balón totalmente permeable, pues contaba con 14 paneles fabricados de poliuretano sintético conocido como impranil. Los paneles fueron soldados al calor y no cocidos.

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Cada juego tenía su balón personalizado, con los nombres de las selecciones, la fecha del partido, el nombre del estadio, la ciudad y la instancia del campeonato que se estaba disputando.


Fue un balón más estable y suave que los anteriores y fue el protagonista del tetracampeonato italiano. La Azzurra venció a Francia en la final.

Jabulani (Sudáfrica 2010)

Fue uno de los balones más criticados por los jugadores, debido a la inestabilidad y el movimiento en el aire. Podía alcanzar una velocidad cercana a los 80 kilómetros por hora.

Contaba con cuatro paneles grandes y cuatro pequeños y como parte de la tecnología, tenía textura de bolas muy pequeñas, que permitía un mejor agarre en el zapato del jugador o el guante del portero.

El esférico también contó con un diseño personalizado por partido y una edición especial para la final, que fue ganada por primera vez por España. El mítico gol de Andrés Iniesta en la prórroga, sirvió para doblegar a una corajuda Holanda.

Brazuca (Brasil 2014)

El regreso del Mundial a Brasil por primera vez desde 1950, tenía que estar lleno de color y así lo plasmó Adidas. De fondo blanco y con colores negro, azul, naranja y verde, ha sido uno de los balones más pintorescos.

Tenía seis paneles de poliestireno, dos menos que el Jabilani y 26 menos que un balón tradicional, que permitían darle un peso ligero y mayor estabilidad. Era eficaz en la lluvia contó con látex en su fabricación y fue testeado por la Nasa, que resaltó que las costuras eran más profundas y ayudaba a la aerodinámica.

Las pruebas determinaron que era un balón más fácil de controlar y viajaba casi a la mitad de velocidad menos que el modelo anterior, con un promedio de 48 kilómetros por hora.

El Brazuca fue testigo del histórico 7-1 de Alemania a Brasil y de la victoria de los teutones en la final frente a la Argentina de Messi, que les inmortalizó con el cuatro título de la historia. En esta ocasión, también se fabricó un balón especial para la final.

Telstar (Rusia 2018)

Inspirado en el nombre y el diseño del mítico Telstar de 1970, fue fabricado con los colores azul, negro y gris.

Tenía seis paneles blancos y negros contra y un chip incorporado con tecnología NFC (Near Field Communication),  que les permitía a los usuarios interactuar. Todo esto a través de un teléfono inteligente, que le proporcionaba a los aficionados diferentes datos relacionados al juego como la dirección del balón o el ángulo.


La final del Mundial también contó con un modelo especial, con el que Francia logró el bicampeonato al superar a Croacia.

Al Rihla (Qatar 2022)

El nombre Al Rihla significa el viaje y su diseño y colores están inspirados en las velas de un dhow. Los paneles Speedshell sin costuras, combinan texturas y grabados en forma de diamante que añaden efecto y precisión a tus disparos. Sus coloridos estampados lucen un acabado brillante.

La cubierta es fabricada de 70% poliuretano, 20% poliéster reciclado y 10% viscosa. Tiene cámara de caucho y un diseño sin costuras térmicamente sellado. Lleva el sello FIFA Quality Pro y el  logotipo de la Copa Mundial de la FIFA estampado.


La base es de color blanco, con triángulos de colores fusionados entre el azul, rojo y amarillo.

Conoce a las 15 mascotas que le han dado color al Mundial

Tony Cittadino (Madrid).- La llegada del Mundial de Fútbol se suma a la emoción de conocer cuál es la mascota que acompañará al evento. Una tradición  que se remonta a la anunciada por primera vez en la edición de Inglaterra 1966.

Acompáñanos a conocer su historia, en un recorrido que va desde Willie en 1966 hasta La’eeb en 2022.


World Cup Willie,  Inglaterra 1966

Este peculiar león fue la primera mascota del Mundial y lucía con orgullo la bandera del Reino Unido.

Juanito,  México 1970

Fue la primera mascota humana del Mundial y representaba a un niño mexicano, con sombrero tradicional y la camisa de la sección de ése país. Su creador fue Juan González Martínez.




Tip y Tap, Alemania 1974

Fue la tercera mascota y primera en tener a dos personas, en este caso dos hermanos futbolistas: uno rubio y otro moreno, con la sigla WM 74, en referencia al Mundial. Lucían el uniforme clásico de la selección teutona y reflejan el símbolo de unidad del país, que para entonces tenía dos Alemania y no estaba unificada.

Gauchito Mundialito, Argentina 1978

Debido al éxito del torneo anterior, los organizadores también apostaron por la figura de un niño. En esta ocasión, reflejaba la vestimenta clásica del gaucho y la camisa de la selección argentina. Su creador fue Néstor Córdoba, pero la pieza fue criticada por tener similitud a la de 1970.




Naranjito, España 1982

Esta particular fruta con la camisa de España y un balón fue la sensación de la época, pues representaba el fruto típico de Valencia. Sus creadores fueron María Dolores Salto y José María Martín Pacheco.

Pique, México 1986

México albergó su segunda Copa del Mundo y ahora apostó por un chile jalapeño, vestido de futbolista y con un balón en su pie derecho. La tradición del picante mexicano se impuso en esta obra, que además reflejaba un extenso bigote.




Ciao, Italia 1990

Esta figura abstracta rompió con todos los paradigmas. Con una pelota como cabeza y cubos con la bandera italiana, su nombre recordaba el saludo en el idioma del país transalpino que albergaba su segundo torneo, luego de la edición de 1934. Su creador fue Lucio Boscardin.

Striker, Estados Unidos 1994

El primer mundial en la potencia número uno del mundo no podía pasar por debajo de la mesa. Para ello, Warner Bross creó a este simpático perro, que tenía un balón y un uniforme con los colores de la bandera americana. La idea fue transmitir cercanía, pues el perro es la principal mascota en ese país.




Footix, Francia 1998

La primera Copa del Mundo con 32 selecciones trajo color e innovación en la mascota. Se trata de un gallo, el animal tradicional de Francia, con los colores azul y rojo, que identifican el uniforme del país. Su creador fue Fabrice Pialot. El nombre fue elegido en una encuesta en la que participaron 18 mil 500 personas, con el 47% de los votos. Su virtud fue transmitir alegría y confianza.

Ato, Kaz y Nik, Corea y Japón 2002

La entrada al nuevo milenio fue el sello de estas criaturas futuristas, que por primera vez era un trío. Llenos de energía, transmitían fuerza y compañerismo. La producción fue realizada por London-Based Computer Graphic.

Goleo VI, Alemania 2006

Alemania albergó su segundo Mundial y en ésta ocasión la mascota fue un león, acompañado por el balón Pille. El animal está vestido con una camiseta de color blanco, haciendo referencia al uniforme de la selección teutona. Fue creado por la compañía de Jim Henson. Su nombre tiene la intención de jugar con las palabras gol y león.




Zakumi, Sudáfrica 2010

Este leopardo africano fue el encargado de animar la fiesta en Sudáfrica. Con la bandera del país en la mano y pelo verde, recuerda el inicio de la democracia en el país y su nombre deriva de “ZA” (el código ISO para Sudáfrica) y “kumi”, que significa diez en varias lenguas africanas. Su lema fue “Jugar Limpio” y su creador fue Andries Odendaal.

Fuleco, Brasil 2014

Se trata de un armadillo amigable, amable y muy sociable, con la misión de apoyar la conservación del ambiente. Es ecologista y apoya el deporte. Le gusta esconderse en su caparazón azul y escuchar música brasileña. Es una especie en peligro de extinción y sus creadores fueron 100% design. Su nombre es una mezcla de las palabras Fútbol (Ful) y Ecología (Eco).

Zabivaka, Rusia 2018

Su nombre significa en ruso “el que anota” y fue inspirada en un lobo que refleja diversión, simpatía y seguridad en sí mismo. Fue electa por más de 1 millón de rusos que emitieron sus votos en FIFA.com durante un mes.




La’eeb, Qatar 2022

El primer Mundial celebrado en el Medio Oriente tiene a La’eeb como su orgullosa mascota La palabra “La’eeb” significa en árabe “jugador habilidoso”. Procedente del metaverso de las mascotas, un universo paralelo que no se puede describir con palabras y cada uno puedo imaginar como quiera. La’eeb anima a todos a creer en sí mismos.

La’eeb posee un carácter juvenil y divertido, que contagia seguridad por donde pasa. Proviene de un universo paralelo de donde vienen todas las mascotas de los torneos, y donde residen las ideas que dan vida a los personajes que habitan en la imaginación de todo el mundo.

Opinión: La Copa más deseada  

Tony Cittadino (Caracas).- Domingo 9 de julio de 2006. El día más feliz e inolvidable que hemos vivido en el deporte como fanático. Un sueño que se hizo realidad. Italia, Campeón del Mundo. Un privilegio que tienen pocos y que no se compara con nada.

La noche anterior fue larga. Muy larga. Imposible dormir. Expectativa, ansiedad y nervios. Mil cosas te pasan por la cabeza. Te imaginas todo. El himno, la alineación, los goles y la celebración. El sublime momento de la premiación.

Al propio Gennaro Gattuso le costó dormir. En la entrevista post partido reveló que los nervios lo tuvieron toda la noche en el baño. No era para menos. Del otro lado de la acera estaba Francia. Un equipazo, con Zinedine Zidane a la cabeza. En su último Mundial. Con el fantasma de la final de la Euro 2000, que David Trezeguet resolvió con un golazo volea. Con el recuerdo de la eliminación en cuartos de final en el Mundial Francia 1998.

Finalmente amanece y lees la prensa, ves las previas por televisión y se te sale el corazón. No hayas cómo hacer para que el tiempo pase rápido y escuchar el pitazo inicial. Mientras tanto, Notti Magiche sigue siendo nuestro himno nacional. Lo escuchas una y otra vez. No te cansas. Haces las mil y un promesas si ganas. Mensajes de texto van y vienen. No existía el Whatsapp y menos el Twitter. Haces todos los análisis posibles y te apegas a la cábala. La camisa que te pones, cómo te sientas, en qué canal ver el juego. «No puedes transmitirle mala suerte a tu selección»

Llega el mediodía y no tienes hambre, pero no puedes despreciar un plato de pasta de la nonna. El día pintaba perfecto. Pasta y fútbol. Ya con la cara pintada y la camisa puesta, vamos a casa de mi primo Salvador. La «cábala» decía que tenía que irnos bien, porque así había sido en la semifinal ante Alemania. Saludamos a nuestros primos Junior y Juan Diego y mandamos mil mensajes más a Diego Dovo.

Arranca la angustia

Comienza la presentación oficial del juego en el Estadio Olímpico de Berlín. En tanto, Shakira canta en la ceremonia de clausura, que es interminable. Los nervios aumentan. Los jugadores salen al campo. Suena el Himno Nacional Fratelli D’ Italia y se te eriza la piel. Se salen algunas las lágrimas y aplaudes como loco. Luego suena La Marsellesa y da terror ver la formación de Francia, con Zidane al frente. Entre las dos selecciones, medio equipo de la Juventus está en el campo. Seis titulares: cuatro por Italia y dos por Francia.

El árbitro argentino Horacio Elizondo da el pitazo inicial y arranca el juego. Baja la presión y comienzas a sentirte director técnico. Das instrucciones. Pasa el balón. Corta aquí. Párate allá ¡Cuidado con Thierry Henry! Falta de Fabio Cannavaro y se queda tendido en el piso apenas a los 5 minutos. Se recupera y en la fracción 7, Florent Malouda  cae en el área ¡Penal! ¡Nooo! ¿Cómo si no van ni 10 minutos? Zidane lo cobra con estilo. Pega en el travesaño, rebota dentro del arco y sale. Un escalofrío recorre la espalda. Gritas que no entró, pero es inútil. Gol de Francia. Abajo 0-1.

La reacción de Italia no tardó en llegar. Fue a balón parado. Mauro Camoranesi va al banderín para cobrar un corner, pero Andrea Pirlo le pide el balón. Menos mal. Centro al área y Materazzi le gana el salto a Patrick Vieira ¡Goooool! Se empata el juego y drenas. 1-1, apenas al minuto 19.

Piensas que ahora con el empate, tendrán que matarlos para ganarles la final. Ya en la segunda parte, cada vez que Henry toca el balón genera peligro. El delantero entra al área y se come el gol. Qué fortuna. Pasa el terremoto en el área y Buffon saca desde la línea de fondo.

En la fracción 62, Luca Toni se adelanta a la marca en un tiro libre y anota de cabeza. La celebración es en vano. El linier levantó el banderín. Offside. No lo puedes creer. Pasan los minutos y el tiempo extra es inminente. Arranca la prórroga y le sigues pidiendo a Marcello Lippi que meta a Alessandro Del Piero. El juego lo pide a gritos y uno también. No puede ser que tu ídolo no juegue la final. Ya con Pinturicchio en el campo, respiras y estás más confiado. Sabes que hay más probabilidades de marcar.

Zidane, el protagonista

Siguen pasando los minutos. Vamos por el 103. Zidane está en el último cuarto de cancha y le pasa el balón a Willy Sagnol, quien está al costado derecho. Te das cuenta que Zizou comienza a correr al área y pides que lo paren. Obviamente no te escuchan y ves al francés rematar de cabeza y… ¡oh sorpresa! Gigi realiza la mejor parada que hayas visto en tu vida. Con un manotazo hacia arriba, manda el balón al saque de esquina. Le quemó la mano y le dobló los dedos. Zidane no lo puede creer, Buffon tampoco y yo menos. Lo peor pasó.

No pasó mucho tiempo, hasta que otra vez Zidane es protagonista. Minuto 108, el juego se detiene y no sabes por qué. Ves a Materazzi en el piso y a Buffon encarando a Zidane. Nadie sabe qué pasa, hasta que ves la repetición. Zidane le dio un cabezazo a Materazzi en el pecho: «Bueno, pero éste se volvió loco. Tienen que botarlo», exclamas. Al final, Elizondo saca la roja a Zidane y respiras, pero sabes que no merecía un final así. Sin embargo, también sabías que era un cobrador de penal y un gol fijo.

No hay nada qué hacer. No alcanzaron los 120 minutos. Vamos a los penales ¡No puede ser! No otra vez. No queríamos que el juego terminara en penales. Teníamos el trágico recuerdo de la final perdida en Estados Unidos 1994 ante Brasil, que finalizó con el fallo de Roberto Baggio, nuestro primer gran ídolo. No podíamos tener la mala suerte de volver a caer desde los 12 pasos, pero ahora con Buffon y Del Piero. Eso no.

No lo podíamos soportar. Otra vez el chalequeo y el subcampeonato, que se traduce en el mejor de los perdedores. No querías eso. No sabías con qué te iban a actualizar la canción «Romario, Bebeto, Italia está muerto», que tanto te cantaron en el colegio y en la calle y que tantas peleas te causó. Daba escalofrío solo imaginarlo y más,  porque Italia tiene mala suerte en los penales. Fuera en tres Mundiales seguidos: 1990, 1994 y 1998. Todos los vimos. Todos los sufrimos. En todos lloramos. En 2002 fue diferente, pero también hubo drama al quedar fuera con un Gol de Oro. Esta vez la historia tenía que ser diferente. Gracias a Dios, así fue.

La lotería de los penales

Italia comienza la tanda de penales. La cara de Pirlo es inexpresiva, como siempre. No te explicas cómo puede estar así en semejante momento. Te encomiendas a Dios. Duplicas las promesas ¡Gol! 1-0. Un alivio.

Es el turno de Francia. Le mandas las mil y un energías negativas a Sylvain Wiltord. No sirve de nada ¡Gol! 1-1.

Ahora le toca a Materazzi y marca. Luego es el turno de Trezeguet y recuerdas, otra vez, del gol de la Euro. Su remate va al larguero y rebota fuera de la línea. Celebras y respiras. Crees que es justicia divina y un buen indicio. Italia en ventaja 2-1.

Daniele De Rossi fue el próximo en cobrar tampoco falló. Remate alto y potente. Vuelves a respirar y Juan Diego, tu primo de 5 años te da ánimo. Como si supiera y entendiera mucho del momento. Sueltas una risa burlona y nerviosa, que alivia el momento por unos segundos.

Volvemos a la tortura. Francia marca, gracias a Éric Abidal. Ahora ves a Del Piero caminando para tomar su turno. Prometes todo lo que se te ocurra y le pides no fallar. Dispara y ¡Gooool! Lo celebras más que el resto de los penales. 4-3 arriba. Es un alivio inmenso. La Copa está más cerca.

Sigue el drama, pues Sagnol cobra y marca. 4-3. Es el turno de Grosso. El último penal. Se te sale el corazón. Recuerdas que provocó el penal ante Australia, pero no entiendes por qué es el quinto pateador. Es lateral izquierdo, aunque tiene vocación ofensiva. Ya no vale de nada. Que anote y ya.

Su cara de nervio, te da más nervio. Terror. Ya no quedan uñas. Cuestionas que los zurdos siempre rematan al lado izquierdo. Que no lo haga. Pero él sabe a lo que va. Grosso remata al arco de zurda, al lado izquierdo y… ¡Gooool! ¡Campeones del Mundo! No lo puedes creer y te lanzas encima de tu primo, rompiéndole la boca otra vez. Como sucedió en el gol de Del Piero en la semifinal contra Alemania.

No sabes qué hacer. Sólo gritar y llorar de la emoción, mientras ves a Pirlo corriendo y abriendo los brazos junto a todos los jugadores. Suena el teléfono y no lo consigues. Ni te preocupas por atender. Corres por la casa y quieres salir a caravanear, a completar la rumba que cinco días antes dejaste en la calle 2 de Vista Alegre.

Llegó el momento y Cannavaro alza la Copa. Te emocionas más y no lo puedes creer ¡Al fin! Campeones del Mundo. Lo pudiste vivir. La referencia de 1982 la ves en vivo. Es otra cosa. Se te hincha el pecho y ya quieres la camisa con la cuarta estrella.

Sales a recorrer Caracas y es una fiesta. De punta a punta en la autopista. Cohetones, banderas, tarantella y cornetas por todos lados. No se puede entrar a Las Mercedes y terminas consiguiendo a amigos y mi querido Vito De Lucia en las afueras del Centro Comercial San Ignacio. No hay palabras. Sólo gritos y abrazos. Cae la noche en un día inolvidable en Caracas. Uno que jamás volverás a vivir, por diversas razones. De tiempo, económicas y políticas. Eran otros tiempos. Muy, muy lejanos al actual.

Lo vivimos al máximo y fue historia. El día más feliz, que en algún momento le contaré a mi hijo.

¡Il cielo è azzurro sopra Berlino!