Tony Cittadino (Mallorca).- Ni siquiera se ha dado el saque inicial y ya la Superliga europea creó un terremoto en el mundo del fútbol. La nueva propuesta de un torneo internacional liderada por 12 equipos fundadores (Manchester United, Arsenal, Chelsea, Tottenham, Manchester City, Liverpool, Real Madrid, Barcelona, Atlético de Madrid, Inter de Milan, Milan y Juventus), estremeció las bases deportivas y financieras del viejo continente.
La idea de formar una nueva Champions League no es nueva. Venía sonando desde 2018 y, finalmente, se materializó en el papel. Al menos, con formalidad. Pero, ha sido criticada con firmeza desde organismos como FIFA y UEFA, como por clubes, jugadores, ex jugadores y fanáticos. Incluso hasta diplomáticos, como el primer ministro de Francia, Italia o Inglaterra. Ninguno puede concebir que se dispute un nuevo torneo de espaldas a los valores deportivos de competitividad y respeto.
El fútbol, es un negocio. Eso está clarísimo. No hay que ser ingenuos, ni románticos. Igual que lo son los otros deportes. Podemos entender que los clubes quieran estabilizar sus balances financieros, tras ser golpeados por la pandemia. A todos nos ha tocado. Pero, en estos tiempos de tanta inestabilidad, ¿no es mejor administrar mejor el dinero a querer ganar mucho más? La pandemia terminó de explotar una burbuja, que ya venía con grietas por un mercado de fichajes con precios exorbitantes.
El presidente del Real Madrid y de la Superliga, Florentino Pérez, explicó el martes por la madrugada en el programa El Chiringuito, que la idea nació por la necesidad de “salvar al fútbol”, que tiene más de un año jugando con estadios a puerta cerrada y con un descenso considerable en los derechos de televisión.
“Hacemos esto es para salvar el fútbol, salvarlo en general. Intentaremos empezar lo antes posible. Nosotros vamos a hablar con la UEFA y con la FIFA, no sé por qué se tienen que enfadar. Cuando digo salvar al fútbol, es salvar a todos. Ellos han presentado un formato que nadie lo entiende y dicen que van a empezar en 2024. En 2024, estamos muertos. Hay clubes que han perdido cientos de millones. Entre todos hemos perdido 5 mil millones. El Madrid, en sólo dos temporadas, 400 millones. Que el nuevo formado empiece en 2024 es una cosa absurda», explicó el directivo merengue.
El tema no deja de ser polémico. La FIFA y la UEFA no son, precisamente, hermanas de la caridad, pero la gran molestia en general es querer hacer una liga aparte, catalogada de separatista por estos organismos, en la que habría que preguntarse hasta qué punto existe el mérito deportivo.
Ambos organismos amenazan a los clubes para dar un paso atrás y no romper el sistema. De lo contrario, deben atenerse a las consecuencias, que van desde la expulsión de competiciones locales e internacionales, hasta la prohibición a los jugadores a que participen con sus selecciones. Sin embargo, Florentino aseguró que eso no va a suceder. El tiempo lo dirá.
Sin embargo, al ver la lista de equipos fundadores uno se pregunta qué hacen allí clubes como Atlético de Madrid, Tottenham o Arsenal. Incluso el Manchester City ¿qué palmarés de peso tienen para ser un equipo de élite, si, por ejemplo, el Arsenal no ha ganado la Champions y en esta temporada está lejos de los puestos europeos?
Obviamente hay un tema de dinero, que tuvo que ser estudiado. No es sólo contar con el respaldo económico de posibles patrocinantes, sino también hacerlo rentable y perdurable en el tiempo y con unos jugosos contratos de televisión. Nada de esto es improvisado, pero sí puede ser un arma para presionar y pedir mayores ingresos.
El formato de la Champions League ha sido exitoso y se ha fortalecido en los últimos 20 años. Con sus virtudes y defectos, se convirtió en una referencia deportiva y social. Es el gran torneo de clubes, con el que todos sueñan jugar, pero que ahora no es rentable para estos clubes.
Una de las virtudes de la Champions ha sido la emoción de la competitividad. Nada está asegurado. Así ha sido siempre. El Ajax puede sacar a la Juventus, el Deportivo La Coruña al Milan o la Atalanta meterse en cuartos de final en su primera participación histórica. Además brinda la posibilidad a los equipos medianos o pequeños de poder jugar en la gran vitrina europea. Otro tema es que algunos no tengan el nivel para jugar, pero se ganaron su derecho y debe ser respetado.
El formato de la Superliga no deja de ser atractivo, pero hasta cierto punto. Todos queremos ver grandes cruces, con los mejores jugadores y equipos del mundo, pero se corre el riesgo de que se convierta en un torneo monótono y aburrido. Todos los años lo mismo, por más que se incluyan cinco equipos diferentes en cada edición ¿Cuál sería la novedad?
«El deporte no es deporte cuando la relación entre esfuerzo y éxito no existe. No es deporte si no importa perder. No es justo si un equipo lucha y lucha y luego no se puede clasificar porque el éxito sólo está garantizado para unos pocos clubes», dijo este martes el director técnico del Manchester City, Pep Guardiola, en la rueda de prensa, previa al partido de este miércoles ante el Aston Villa.
Además el torneo nació con plomo en el ala. El rechazo ha sido mundial y el resto de los clubes y ligas lo ven como algo desleal. Se sintieron ignorados y burlados y esa mancha será difícil de borrar para los llamados «rebeldes». Por ejemplo, en Italia e Inglaterra, pidieron la expulsión de las ligas de los clubes involucrados.
Los días por venir estarán cargados de nuevas noticias, opiniones y negociaciones. La Superliga dio el golpe en la mesa y mostró sus cartas, pero todo parece indicar que las partes tendrán que sentarse a negociar y pensar bien las cosas.
En juego hay mucho más que una simple competición. El fútbol es un negocio, pero debe existir equilibrio y respeto.
Foto: Web Superliga