El Real Madrid y Chelsea dejaron abierta la llave de semis

Real Madrid

AS.- Todo fue lo que parecía. El Chelsea, un hueso. El Real Madrid, Benzema y diez más. La Champions, un mal sitio para meter la pata. Makkelie, un árbitro al servicio de sí mismo y no de quien le puso en Valdebebas. Y la eliminatoria, un thriller que se resolverá en Londres. La gran virtud del Madrid en esta competición que fundó y que explica sus trece copas radica tanto en su capacidad para aprovechar el viento de cola como para sortear tempestades. Una se le vino encima en la primera mitad y salió vivo de ella. Y luego restableció un equilibrio que espera romper en Stamford Bridge. Le costará.

Resumen del partido

Atendiendo a la estadística reciente de los dos terraplanistas (uno, el Chelsea, arrepentido como Galileo; otro, el Madrid, persistente) se anunciaba el desfile de una columna de blindados. Atendiendo a las alineaciones, también. Zidane se fue a los tres centrales, que ahora es mal menor por varias razones. La principal, que el séquito de Benzema en ataque está muy lejos de aquellos tiempos de la BBC, un bombardero que no miraba a retaguardia y que justificaba de sobra esa juerga loca del 4-3-3. Pero es que además a Zidane, aunque tarde, se le ha aparecido el banquillo con el renacimiento de Nacho y Militao (excelente otra vez), más Marcelo, que con la red de un central de más aún tiene recorrido y el plus de la experiencia en una competición que él y el Madrid traducen como nadie.

Tuchel tampoco tocó nada. Le ha ido bien con ese 3-4-2-1 que amuralla al equipo por el centro con Kanté y Jorginho, un cerrojo de doble vuelta, y sin su fichaje estrella, Havertz, que aún debe coger ese punto canalla que tiene la Premier. El partido, en cualquier caso, tuvo más marcha de la prevista. El furgón blindado pasó de largo.

La manada azul

El Chelsea es un equipo de enorme exuberancia física para el que cualquier zona del campo es aprovechable. Con y sin balón. Más incluso sin balón. Así que, presumiendo de vigor extremo, se fue a buscar al Madrid allá donde estuviese. A por los centrales, a por los laterales, a por Casemiro, a por los constructores. Aquella manada azul resultó un verdadero incordio para el equipo de Zidane. Más con un árbitro, Makkelie, muy permisivo con los contacto.

El Chelsea de Tuchel es un experto en penalizar la pérdida ajena. Pudo hacerlo pronto, en una llegada de Mount, con dejada de Pulisic de cabeza y remate de Werner a tres metros de la línea de gol. Courtois sacó un pie por reflejos y evitó un gol seguro. Aquello no acabó con el dominio del Chelsea, un equipo de extraordinaria agresividad y un ritmo muy superior al de este Madrid exhausto. Así que antes del cuarto de hora repetiría. Pulisic encontró la espalda de los centrales en un envío de Rüdiger, sorteó con paciencia a Courtois y marcó entre los centrales del Madrid, que esperaban sobre la línea lo inevitable. El equipo de Zidane defendió mal la acción de principio a fin.

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Sólo pareció vulnerable el Chelsea a la velocidad atropellada de Vinicius, poco aprovechada, y al duende de Benzema, que ha aprendido, a la fuerza, a vivir en soledad. Sin más ayuda que la de su ingenio se inventó un zurdazo al palo para proclamar que el Real Madrid existía. Mientras, a Modric, Casemiro y Kroos el partido les pasaba por encima. Su motor no estaba al alcance del correcaminos Kanté, de Jorginho o del diabólico Mount, un cuchillo con espacio por delante.

Y en este escenario de máxima adversidad empató el Real Madrid. Un centro de Marcelo pasó por las cabezas de Casemiro y Militao hasta llegar a Benzema, que salió del trance con dos acrobacias: un control de testa y una volea tremenda. Era un jugador contra el mundo. El gol del francés y la lluvia incesante le bajaron la temperatura al Chelsea hasta el descanso sobre un césped de cristal.

La igualdad del Real Madrid

El inicio de la segunda mitad estuvo más cerca de los pronósticos. El Madrid encogió la distancia entre líneas y pareció protegerse mejor, y el Chelsea ya no encontró tantas puertas por donde colarse. Quedó la impresión de que uno y otro concluyeron que la batalla va a ser larga y que cualquier riesgo de más es innecesario. Un partido con menos ruido jugaba a favor del que tenía menos ritmo, claramente el Madrid.

En ese periodo de encalmada pintaba poco Vinicius y Zidane se echó en brazos de Hazard, ese convaleciente eterno que hace casi dos años llegó para patronear al equipo. Tuchel, consciente de que el partido ya sonaba a bolero, cambió a un futbolista por línea sin más pretensión que volver a poner en marcha aquel motor de gran cubicaje. Esa situación de equilibrio ya le parecía un éxito al Real Madrid, consciente de que en la primera parte se había visto desbordado.

A un cuarto de hora del final, los laterales del Madrid sacaron bandera blanca y a Zidane, que ya no tenía más, no le quedó otra que colocar a Asensio como carrilero zurdo. Los cambios revitalizaron al Madrid con algunos detalles esperanzadores de Hazard. Quizá por ahí, por el lado más inesperado, esté su billete a Estambul.

Foto: AS

El Madrid se complicó al empatar con el Betis

Real Madrid

AS.- Por sus bajas, por su desventaja y por una falta de gol endémica, el Madrid vive al filo de lo imposible, con la sensación de que con lo que tiene no le da para Liga y Champions. No hay forense que le dé por muerto, menos con Zidane en banquillo, pero cada partido le cuesta un esfuerzo inmenso. Y tras el empate ante el Betis queda obligado a mirar de frente a la Champions y ya muy de reojo a la Liga, donde los aspirantes son manada. La sensación es que nada sucede si no se le ocurre a Benzema y el francés también tiene derecho a bajar el volumen.

Resumen del partido

Llega el Chelsea y Zidane deja claro que cambia la conversación. En esa clave hay que interpretar el regreso al 4-3-3, la misión (enésima) de Nacho como lateral izquierdo, la vuelta al banquillo de Marcelo y la presencia de Isco ante el Betis. También la suplencia de Vinicius, al que se guardó para el martes. La barahúnda que genera no tiene réplica en la plantilla. La Champions se gana con oficio y por ahí irán los tiros, por reunir a la mayor parte de los que han llenado de copas el museo en la última década y ordenados como entonces.

La respuesta del Betis fue la prevista. Canales por Fekir, la escuela de bellas artes del Villamarín, refresco para los extremos y Guardado por Guido para doblar la vigilancia en el centro del campo. Con unos y otros trasteó bien los primeros minutos, con un empacho de pelota, un buen juego en corto y ninguna estampida de los tres puntas del Madrid, al que cruzar el mediocampo le costaba demasiado. Quedó la impresión de que el equipo blanco, mejor rematado que en las últimas semanas, miraba por detrás del partido. Ese es el encanto y, a la vez, el peligro de la Champions.

Benzema, para ataque del Madrid

Así que el choque se fue volviendo pelmazo, un ejemplo de aquellos que justificaron la sublevación de la Superliga hasta que apareció Benzema, que en su versión celestial dejó un quiebro en un ladrillo y un disparo posterior que rechazó Bravo. La versión extendida del francés parece la única solución ofensiva del Madrid.

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En cualquier caso, el lance cambió la dirección del viento. Sin exagerar y sin demasiada gracia, el equipo de Zidane fue domando al Betis, que le había dado la espalda a la portería, desde los pies de Isco y Modric. Pero más allá hubo poca vida. Rodrygo está muy afectado por la irregularidad, pecado de juventud, y Asensio sigue sin ese cambio de ritmo que se sospecha que tiene pero no aparece. Permutaron sus bandas con frecuencia sin resultado aparente. Hace tiempo que el Madrid se mueve a ritmo tropical, con cuidado para que no reviente la caldera, y eso alarga mucho los partidos. Antes del descanso Benzema tuvo la ocasión menos borrosa, pero su derecha a la media vuelta se fue camino de Barajas. Para entonces, el riego y la lluvia habían dejado un firme peligrosamente deslizante.

Cambio de dibujo

Al Betis lo espabiló Laínez en la segunda mitad. Pero no tuvo más acompañamiento que el de Emerson. Nadie se puso al remate. Tampoco en el Madrid, que volvió a avisar, en un centro chut tenso de Rodrygo que golpeó el larguero. Fue lo último que registró en el partido, porque Zidane entendió que el duelo necesitaba el efecto desfibrilador de Vinicius. Su entrada coincidió con la mejor ocasión del Betis. Guido fue limpiando rivales hasta despejar el horizonte para pifiar luego el disparo. Y repitió luego Borja Iglesias, aún en mejor posición. Tampoco atinó. El Betis contragolpeaba ya con intención ante un Madrid más descuidado por las prisas.

Como el equipo languidecía, Zidane viró hacia el 3-4-3, con Odriozola y Marcelo. En un minuto provocaron el primer desajuste en el Betis. Ahora el partido sí tenía marcha, volaba de área a área. Incluso hubo motivo para pitar uno de esos neopenaltis por mano de Miranda. Y en esas llegó Hazard, que antes de convertirse en un manual de anatomía, pugnaba por ser el tercer mejor futbolista del mundo. No está para poner del revés al Madrid. Tampoco se le espera. Pasó sin dejar huella por un partido que, para el equipo de Zidane, puede ser el principio del adiós a la Liga.

Foto: AS

El Real Madrid goleó al Cádiz y sigue en la pelea

Real Madrid

AS.- Valga el chiste fácil: Liga a falta de Superliga. En eso sigue el Madrid, que pende de un hilo por su desventaja y por la merma evidente de su plantilla, pero que va cargado de plutonio: Benzema, un jugador bueno y bonito a partes iguales. En el Carranza dejó dos goles, una asistencia y esa capacidad para apretar el botón nuclear que tenía Cristiano, independientemente de si el equipo mandaba o sufía. En el Carranza el Real Madrid mandó mucho y se acostó líder. El Cádiz, que era granito, se evaporó con un soplido.

Resumen del partido

Hace tiempo que, por un coronavirus de más, un psoas maltrecho o un sóleo traidor, las alineaciones del Madrid son un Frankenstein. Lo fue la de Getafe, con cinco mediapuntas y ningún mediocentro, producto de que los presidentes se enamoran de los primeros hasta convertirlos en una especie invasora en las plantillas y recelan de gastar dinero en los segundos. Y lo fue la de Cádiz, con un envase innovador. Un 3-4-3 explicable. Zidane no va ni a la esquina con Odriozola y Marcelo, laterales con mucha ida y poca vuelta, sin la escolta de tres centrales. Esta vez los tenía y los puso. Y dobló el eje con el canterano Blanco para darse el gusto de jugar con extremos. Multiplicar las bandas es medicina tradicional para defensas cerradas. Pero lo que realmente cambió al Madrid del Coliseum al Carranza fue Benzema, que es una caja registradora. Ahora mismo se siente capaz de todo, solo o acompañado.

El Cádiz, en cambio, es un equipo de responder antes que proponer. Ahí no cabe el carnaval. De hecho, Álvaro Cervera no se oculta como apóstol del otro fútbol, que en esto la verdad está muy repartida. Confiesa que es por necesidad, pero no reniega de ello. Y le ha ido bien. Tomó al Cádiz en Segunda B, le dieron tiempo, lo ascendió el pasado verano, lo tiene casi salvado y ha resultado muy poco masticable para los grandes. Esta vez compareció muy demacrado. Cometió un penalti prescindible y se deshizo después ante ese Madrid recompuesto que le atropelló sin pasar de tercera.

Un penalti de punto final para el Real Madrid

El partido comenzó muy al gusto del Cádiz, lejos de las áreas, repleto de minutos intrascendentes y con Negredo en el centro de la escena. Aún tiene muchos registros: el juego de espaldas, el toque para encontrar las bandas, un buen desborde en corto. Tuvo color amarillo lo primero con apariencia de vistoso: un remate demasiado cruzado de Jonsson y otro sin potencia de Jairo. Pan comido para Courtois. Hasta en posesión se puso el Cádiz a la altura de un Madrid sin Kroos ni Modric, las neuronas del equipo. Quizá el partido pedía a Isco, pero sigue en riesgo de exclusión, enmohecido por falta de minutos. Y a pesar de salir con cinco brasileños, el equipo de Zidane fantaseó muy poco de salida.

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El Real Madrid compareció antes en el VAR que frente a Ledesma. Aún andaba Rodrygo quejándose de un agarroncín (jugada gris tirando a blanca) de Jairo cuando Iza Carcelén pisó a Vinicius tan involuntaria como claramente en el área. Se le fue a Mateu pero no a De Burgos, en su burbuja, y Benzema decidió la suerte del partido. No sólo por transformar el penalti, el primero que le pitan al Madrid desde octubre (el famoso de Lenglet a Ramos en el Camp Nou), sino porque seis minutos más tarde, en su faceta de cantautor, sacó un gran pase al segundo palo que cabeceó Odriozola a la red a dos metros de puerta. Su sitio está claramente al otro lado de la frontera. Y el francés remató la faena de cabeza, otro de los instrumentos que toca, a centro de Casemiro, antes del descanso. Antes era violín. Ahora, violín y tambor.

Polifacético Casemiro

Como tantas veces, al Madrid le llegó el gol antes que las musas, auxiliado por la torpeza del Cádiz en la salida de la pelota. Y hasta los tantos, sus mejores jugadores estaban al otro lado del campo: Nacho, en su habitual papel de central impecable; Blanco, que puede ser uno de esos canteranos que hacen plantilla en un puesto donde cuesta fichar, y Casemiro, el espalda plateada cuando no está Ramos. Doctorado como mediocentro, oposita como mediapunta.

La mitad que restaba resultó muy poco emocional. Álvaro Cervera cambió a cuatro en el descanso. Debieron parecerle pocos. Volantazos así son una bronca de obra y no de palabra: Fali de mediocentro, dos puntas, un lateral derecho (Akapo) más activo. Una reforma total para salvar el honor. Los puntos ya eran un imposible. Y el Real Madrid dejó de jugar contra el Cádiz para hacerlo contra Betis y Chelsea. Volvió Carvajal, que sólo ha jugado tres partidos en 2021 y que forma parte de la guardia personal del francés, y Asensio e Isco refrescaron el equipo. Benzema se quedó aún un ratito más porque se estaba dando un gustazo que Zidane no quiso interrumpir, aunque la prudencia aconsejaba otra cosa.

El final fue plomizo. Zidane probó a Miguel Gutiérrez por si se extiende la plaga y Mariano dejó una gran maniobra y un mal remate en una jugada previamente anulada por fuera de juego. En cambio, Blanco aprovechó hasta el hueso su partido. Ahí el Real Madrid está tieso, se abre un hueco y el canterano se lanzó de cabeza a por él.

Foto: Reuters

La Superliga europea estremeció el fútbol

Tony Cittadino (Mallorca).- Ni siquiera se ha dado el saque inicial y ya la Superliga europea creó un terremoto en el mundo del fútbol. La nueva propuesta de un torneo internacional liderada por 12 equipos fundadores (Manchester United, Arsenal, Chelsea, Tottenham, Manchester City, Liverpool, Real Madrid, Barcelona, Atlético de Madrid, Inter de Milan, Milan y Juventus), estremeció las bases deportivas y financieras del viejo continente.

La idea de formar una nueva Champions League no es nueva. Venía sonando desde 2018 y, finalmente, se materializó en el papel. Al menos, con formalidad. Pero, ha sido criticada con firmeza desde organismos como FIFA y UEFA, como por clubes, jugadores, ex jugadores y fanáticos. Incluso hasta diplomáticos, como el primer ministro de Francia, Italia o Inglaterra. Ninguno puede concebir que se dispute un nuevo torneo de espaldas a los valores deportivos de competitividad y respeto.

El fútbol, es un negocio. Eso está clarísimo. No hay que ser ingenuos, ni románticos. Igual que lo son los otros deportes. Podemos entender que los clubes quieran estabilizar sus balances financieros, tras ser golpeados por la pandemia. A todos nos ha tocado. Pero, en estos tiempos de tanta inestabilidad, ¿no es mejor administrar mejor el dinero a querer ganar mucho más? La pandemia terminó de explotar una burbuja, que ya venía con grietas por un mercado de fichajes con precios exorbitantes.

El presidente del Real Madrid y de la Superliga, Florentino Pérez, explicó el martes por la madrugada en el programa El Chiringuito, que la idea nació por la necesidad de “salvar al fútbol”, que tiene más de un año jugando con estadios a puerta cerrada y con un descenso considerable en los derechos de televisión.

“Hacemos esto es para salvar el fútbol, salvarlo en general. Intentaremos empezar lo antes posible. Nosotros vamos a hablar con la UEFA y con la FIFA, no sé por qué se tienen que enfadar. Cuando digo salvar al fútbol, es salvar a todos. Ellos han presentado un formato que nadie lo entiende y dicen que van a empezar en 2024. En 2024, estamos muertos. Hay clubes que han perdido cientos de millones. Entre todos hemos perdido 5 mil millones. El Madrid, en sólo dos temporadas, 400 millones. Que el nuevo formado empiece en 2024 es una cosa absurda», explicó el directivo merengue.

El tema no deja de ser polémico. La FIFA y la UEFA no son, precisamente, hermanas de la caridad, pero la gran molestia en general es querer hacer una liga aparte, catalogada de separatista por estos organismos, en la que habría que preguntarse hasta qué punto existe el mérito deportivo.

Ambos organismos amenazan a los clubes para dar un paso atrás y no romper el sistema. De lo contrario, deben atenerse a las consecuencias, que van desde la expulsión de competiciones locales e internacionales, hasta la prohibición a los jugadores a que participen con sus selecciones. Sin embargo, Florentino aseguró que eso no va a suceder. El tiempo lo dirá.

Sin embargo, al ver la lista de equipos fundadores uno se pregunta qué hacen allí clubes como Atlético de Madrid, Tottenham o Arsenal. Incluso el Manchester City ¿qué palmarés de peso tienen para ser un equipo de élite, si, por ejemplo, el Arsenal no ha ganado la Champions y en esta temporada está lejos de los puestos europeos?

Obviamente hay un tema de dinero, que tuvo que ser estudiado. No es sólo contar con el respaldo económico de posibles patrocinantes, sino también hacerlo rentable y perdurable en el tiempo y con unos jugosos contratos de televisión. Nada de esto es improvisado, pero sí puede ser un arma para presionar y pedir mayores ingresos.

El formato de la Champions League ha sido exitoso y se ha fortalecido en los últimos 20 años. Con sus virtudes y defectos, se convirtió en una referencia deportiva y social. Es el gran torneo de clubes, con el que todos sueñan jugar, pero que ahora no es rentable para estos clubes.

Una de las virtudes de la Champions ha sido la emoción de la competitividad. Nada está asegurado. Así ha sido siempre. El Ajax puede sacar a la Juventus, el Deportivo La Coruña al Milan o la Atalanta meterse en cuartos de final en su primera participación histórica. Además brinda la posibilidad a los equipos medianos o pequeños de poder jugar en la gran vitrina europea. Otro tema es que algunos no tengan el nivel para jugar, pero se ganaron su derecho y debe ser respetado.

El formato de la Superliga no deja de ser atractivo, pero hasta cierto punto. Todos queremos ver grandes cruces, con los mejores jugadores y equipos del mundo, pero se corre el riesgo de que se convierta en un torneo monótono y aburrido. Todos los años lo mismo, por más que se incluyan cinco equipos diferentes en cada edición ¿Cuál sería la novedad?

«El deporte no es deporte cuando la relación entre esfuerzo y éxito no existe. No es deporte si no importa perder. No es justo si un equipo lucha y lucha y luego no se puede clasificar porque el éxito sólo está garantizado para unos pocos clubes», dijo este martes el director técnico del Manchester City, Pep Guardiola, en la rueda de prensa, previa al partido de este miércoles ante el Aston Villa.

Además el torneo nació con plomo en el ala. El rechazo ha sido mundial y el resto de los clubes y ligas lo ven como algo desleal. Se sintieron ignorados y burlados y esa mancha será difícil de borrar para los llamados «rebeldes». Por ejemplo, en Italia e Inglaterra, pidieron la expulsión de las ligas de los clubes involucrados.

Los días por venir estarán cargados de nuevas noticias, opiniones y negociaciones. La Superliga dio el golpe en la mesa y mostró sus cartas, pero todo parece indicar que las partes tendrán que sentarse a negociar y pensar bien las cosas.

En juego hay mucho más que una simple competición. El fútbol es un negocio, pero debe existir equilibrio y respeto.

Foto: Web Superliga

La Superliga europea de fútbol fue oficializada

Marca.- La Superliga europea ya es oficial. La exclusiva adelantada por MARCA en el mediodía de este domingo es una realidad. Y entre las grandes dudas que generaba en el gran público, la principal era la relacionada con el formato de competición. Una duda que queda desvelada tras el comunicado fundacional de la Superliga.

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Formato de la competición de la Superliga

-La temporada comenzará en agosto con la participación de los clubes en dos grupos de diez, que jugarán partidos de ida y vuelta; los tres primeros de cada grupo se clasificarán automáticamente para los cuartos de final. Los equipos que terminen en cuarta y quinta posición jugarán un playoff adicional a doble partido. Posteriormente se jugarán playoffs de doble partido a partir de cuartos para llegar a la final, que se disputará a partido único, a finales de mayo, en una sede neutral.

¿Qué equipos participarán en la Superliga europea?

Participarán 20 clubes, los 15 Clubes Fundadores y otros cinco equipos adicionales que se clasificarán anualmente sobre la base del rendimiento de la temporada anterior. De momento, ya hay 12 equipos fundadores y que participarán en la primera edición: Real Madrid, Barcelona, Atlético, Milan, Arsenal, Chelsea, Inter, Juve, Liverpool, Manchester City, Manchester United y Tottenham.

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¿Dejarán de participar los equipos en las Ligas nacionales?

Todos los partidos se jugarán entre semana, todos los clubes seguirán compitiendo en sus respectivas ligas nacionales, preservando así el calendario tradicional que está en el centro de la vida de los clubes

El Madrid empató sin goles con el Getafe

Real Madrid

AS.- Lo que queda del Madrid no alcanza. Tres palizas y nueve bajas acaban con cualquiera. Más si en tiempos de coronavirus se permite desplumar la plantilla (Odegaard, Modric, Mayoral…) sobre la marcha. Así que un equipo extenuado, sometido a una cirugía mayor en la alineación y con un adversario necesitado enfrente se dejó parte de la ventaja que le dio el Clásico y se separó del cogote del Atlético. Pudo ser peor sin algún milagro de Courtois. El Getafe tuvo momentos de su edad de oro, pero en puntería estuvo como el resto del curso, a bajo cero.

Resumen del partido

Llegar vivo a mañana. Ese es el largo plazo del Madrid. El partido a partido sin conservantes ni colorantes. La plantilla resulta ahora variadísima: lesionados a tiempo completo (Ramos, Mendy y Lucas), lesionados a tiempo parcial (Carvajal y Hazard), confinados (Varane y Valverde), sancionados (Nacho y Casemiro), exprimidos (Modric, Kroos, Benzema…) y oxidados (Odriozola, Marcelo, Isco, Mariano…). El resumen rápido es que llegó a Getafe con nueve ausentes y Zidane, que tiene a mano los datos de los tres últimos superesfuerzos, añadió dos más de salida: Kroos y Benzema. De ese once con el que soñaría para la final de una Champions sólo quedaron Courtois y Modric. Una rotación extrema de los tiempos del banquillo de oro sin oro en el banquillo. Ahí sólo quedan ahora canteranos enviados a Stalingrado, muchos con 90 minutos con el Castilla el día anterior. Con tales privaciones le quedó a Zidane un once sin más mediocentro que Modric, cuatro mediapuntas y Mariano. Un ensayo clínico que no salió bien.

En el Getafe la crisis es de fe. Y eso resulta aún peor. Sin razón aparente, el presidente deja de creer en el entrenador y el mensaje de este al vestuario, que fue ley, se lo ha llevado el viento. Así que como Bordalás está convencido de que el problema no es de nombres compuso un once poco revolucionario, con Ünal como segundo punta y sin Kubo, que aquí tampoco ha roto en primer espada.

El cabezazo de Mata

En cualquier caso, el grupo parece tener conciencia del peligro y se echó sobre ese Madrid de retales de fuera hacia dentro. Lo mejor del Getafe está en sus bandas, con Aleñá y Cucurella. Y resultan más vistosos si enfrente encuentran laterales sin retorno como Odriozola o Marcelo. En diez minutos llamó tres veces a las puertas de Courtois, aunque el belga sólo fue relevante en un remate forzado de Olivera. Con todo, no fue ese Getafe triunfal que mortificaba con su presión, con su juego interrumpido, con su propensión al balón largo. Un equipo que se hacía pelmazo. Al Madrid también le permitió llegar. De hecho, en esa fase, Mariano marcó un gol en una contra invalidado por un fuera de juego de una uña. Así se lo pareció al asistente y al VAR. El tren pasaría otra vez para él poco después. Y su cabezazo mordido lo salvó sobre la línea Timor tras una salida al viento de David Soria.

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El partido amaneció, pues, con ida y vuelta, una agitación que nunca le fue al Getafe pero lógica vista la abrumadora mayoría de jugadores de toque frente a los de quite en el Madrid. En cualquier caso, tuvo más sustancia el ataque azulón. Un cabezazo picado de Mata topó en palo en esos minutos de paciente ataque de los Bordalás, que apretó de verdad al Madrid con sus dos puntas corpulentos.

El Madrid, como en Liverpool, tuvo poco de insistencia y mucho de resistencia. Quedó la percepción de que pretende que no se le lleve la riada hasta que amaine. Y Modric evidenció por qué era el único titular de verdad e Isco, que aún es futbolista de provecho. Del gol, antes del descanso, sólo estuvo cerca en las dos ocasiones frustradas de Mariano y en un cabezazo franco y sin colocación de Vinicius.

Madrid en blanco

La segunda mitad sacó a flote que Modric, por falta de hábito, arriesga como un mediapunta donde no es aconsejable para un pivote. En dos malas salidas suyas y otra imprudente de Marcelo se vio en el abismo el Madrid. Las dos primeras pasaron de largo. En la tercera, Courtois se vio obligado a la parada del partido en zapatazo de Ünal.

Ante la falta de progresos y una presión más fiera del Getafe, Zidane ya no pudo contenerse. Metió a Benzema y, aunque recluta, a un mediocentro de verdad, Blanco. Un movimiento de doble intención: la de aminorar pérdidas de riesgo en el inicio de las posesiones y la de dar más cancha ofensiva a Modric e Isco. El Madrid no había existido en ataque en la segunda mitad. Su apariencia era la de un equipo exhausto, al límite, por encima de sus posibilidades físicas. Lo vio también Bordalás, que tiró de Ángel, el goleador de segunda instancia. Pronto cogió el hilo del partido. Su primer remate se le fue por un palmo. Luego reclamó un penalti de Militao y Courtois tuvo que sacar su mano para detener a un Getafe entonces claramente superior en ambición y empuje.

Benzema, el fichaje de la última media hora, resultó aún más irrelevante que Mariano. Y así el Madrid se alejó de la cabeza y quedó a distancia de tiro del Barça. Ahora sólo está en manos de sus dolientes rescatadores.

Foto: AS

Real Madrid aseguró su pase a semifinales

Real Madrid Semifinales

El Real Madrid hizo bueno en Anfield el resultado de la ida de los cuartos de final de la Liga de Campeones, con un empate sin goles ante el Liverpool tras el 3-1 del Alfredo di Stéfano, que le da acceso a las semifinales en las que se medirá al Chelsea.

Especialista en los cuartos de final, el Real Madrid superó por novena vez consecutiva la ronda, amparado en la figura de su portero Thibaut Courtois en los momentos en los que el Liverpool apretó en el primer acto y defendiendo con firmeza en el segundo para evitar apuros.

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Dos paradas de Courtois en el inicio del partido a Mohamed Salah y James Milner, frenaron el intento de remontada del Liverpool con su salida en tromba. El equipo de Zinedine Zidane se fue asentando y el poste evitó la sentencia de Karim Benzema. En el segundo acto resistió con un gran trabajo defensivo y al contragolpe Vinicius y Benzema pudieron dar el triunfo en un partido que acabó sin goles. El Real Madrid regresa a las semifinales de ‘Champions’ tres años después.

Ficha técnica

Once inicial del Real Madrid:

Courtois; Valverde, Militão, Nacho, Mendy; Casemiro, Kroos, Modrić; Asensio, Vinícius, Benzema.

Once inicial del Liverpool:

Alisson; Alexander-Arnold, Phillips, Kabak, Robertson; Fabinho, Wijnaldum, Milner; Salah, Mané, Firmino.

Semifinales

Real Madrid frente a Chealsea; Manchester City frente a Paris Saint Germain.

Partido de ida: 27 y 28 de abril

Partida de vuelta: 4 y 5 de marzo

La final se disputará en Estambul, el día sábado 25 de marzo.

Foto: Mundo Deportivo

El Madrid derrotó al Barcelona para tomar la punta

Real Madrid

AS.- Madrid y Barça echaron a pies (¡y qué pies!) quién encabezaría la persecución al Atlético en un partido que empezó recatado y acabó desbocado, agónico, en medio de una tormenta brutal que lo empapó todo de épica. Fue un Clásico extremo, agotador, que alzó al Madrid en líder de la leal oposición. El Barça se quedó la pelota y eso hace tiempo que no basta. Del Madrid fueron el oficio y Vinicius, un proyectil tan impreciso como imparable. Sufrió hasta el final su victoria por no ser concreto en las contras, pero se metió en la cama líder provisional.

Resumen del partido 

Los clásicos producen vértigo. Sobran datos, aunque ese estudio aún esté pendiente de publicación en revistas científicas. Y es que lo que encierran no sólo queda escrito en la clasificación, sino en la memoria: las ‘manitas’ de ida y vuelta, el set de Guardiola, el marcaje de Camacho a Cruyff, el ‘a callar’ de Raúl, el intento de Messi por tender su camiseta en un fondo del Bernabéu, el cochinillo volante, el «puto amo» de Pep, los «¿por qué?» de Mourinho, la sordera de Figo… Así que el peso del partido se lleva por delante hasta lo que funciona. Zidane venía de vapulear al Liverpool con Asensio y recogió cable ante el Barça con Valverde para doblar la guardia sobre Alba, el canal de comunicación preferido de Messi. Acertó.

Y Koeman, que había repetido triunfalmente alineación en cuatro partidos, también recogió velas: Araújo en la troika de centrales (después de amagar con Piqué, que para este evento se apuntaría infiltrado o amputado), De Jong de volante y Griezmann en el banquillo. Ese puntito de extravagancia cuando visitaba al Madrid ya lo trajo de serie el primer Cruyff. Se desconoce si es costumbre holandesa. No le salió.

Tacón de oro

Las cuestiones previas se resolvieron pronto. La presión adelantada fue mutua y la pelota se la quedó el Barça. Su rondo eterno es el principio de la sedación. A veces cuela y a veces no.

El caso es que esa extrema vigilancia en cualquier zona del campo creó una atmósfera agobiante, cerrada, de máxima tensión. Pero entre lo académico siempre acaba colándose lo imprevisto. Y ahí surgió una jugada de otro partido. Valverde rompió, por cilindrada, desde el centro, abrió a Lucas y su envío raso al primer palo lo resolvió Benzema sobre la marcha con un taconazo preciso, con arte y ciencia. Un gol mayúsculo y un premio que hasta entonces no había merecido ninguno. El repertorio del francés se ha vuelto infinito. No hay nueve en el mundo que fuera del área conserve intactas todas sus propiedades.

El partido ya no fue el mismo. El Barça adquirió nuevas obligaciones y sólo las asumió Pedri, un fantástico ‘viejoven’. Y el Madrid cedió más campo en beneficio propio. Aquello era robar y matar. Matar con Vinicius, cuya velocidad desmantelaba a la zaga blaugrana. El brasileño anda suelto. Pregunten a Mingueza. El joven central del Barça sólo pudo parar casi sobre la línea del área uno de esos acelerones. Lo que sucedió después fue mitad fortuna blanca mitad despropósito azulgrana. Kroos golpeó la falta sin demasiada convicción, Dest, a un metro de la barrera, desvió el tiro y Alba, sobre la línea, metió la cabeza sin éxito.

Un final de película

El Barça estaba en un laberinto y el Madrid, en su salsa: dos líneas que balonmanizaban el ataque culé, Benzema de lanzador y Vinicius en versión supersónica. El brasileño volvió a arrancar la moto poco después para cederle un gran pase a Valverde. El remate del uruguayo topó en el palo (el primero de los cuatro que hubo en el duelo). Zidane había metido a Valverde para cegar a Alba y era Alba quien perdía el rastro al charrúa. Quien tenía la pelota no tenía la razón. Con todo, Messi tuvo su minuto explosivo: estuvo al borde del gol olímpico (el larguero lo evitó) en córner inexistente y Courtois le tapó un remate que el VAR habría invalidado por mano previa.

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Con todo perdido, Koeman dio media vuelta. Griezmann por Dest y 4-3-3 ante un Madrid víctima del enésimo contratiempo: la lesión de Lucas Vázquez. Al Barça no le quedaba otra que vivir al filo de lo imposible bajo un huracán. Con dos extremos abiertos y dos laterales de asalto, cualquier contra del Madrid parecía tener veneno. El equipo de Zidane estaba convencido de que era mejor penalizar que mandar. Y el partido le empezaba a ofrecer grandes oportunidades. Dos se le fueron a Benzema antes de que Mingueza cambiara el rumbo del partido al meter la espinilla a un centro de Jordi Alba que pasó ante las barbas de muchos y nadie tocó. Zidane metió entonces a Asensio, visto que el Barça se movía en el alambre. Araujo desvió a su palo un centro de Vinicius. Jordi Alba, que pedía paso en el partido, tuvo el empate, pero Courtois estuvo providencial.

El partido se había agitado mucho y Zidane entendió que el desgaste empezaba a matar a los suyos. Descapitalizó mucho al equipo al retirar a Kroos, Benzema y Vinicius. Koeman metió más madera en el centro del campo con Ilaix. La apuesta final iba a ser física. Aún hubo tiempo para el lío arbitral por un levísimo contacto de Mendy sobre Braithwaite. Koeman montó un circo por un lance que no lo merecía (luego le siguió Piqué, una autoridad en circos). Después Casemiro se buscó dos amarillas en un minuto para hacer más agónico el final para el Madrid. El partido acabó con un remate al larguero de Ilaix y Ter Stegen en el área blanca. Un monumento al fútbol.

Foto: Reuters 

Varane da positivo por COVID-19

Varane Positivo

Carlos Colón (Caracas).- El defensor central del Real Madrid, Raphael Varane, dice adiós a las eliminatorias por UEFA Champions League y al Clásico al dar positivo por COVID-19. Un golpe fuerte para el madridismo antes de la parte más importante de su temporada.

A horas antes del juego entre Real Madrid y Liverpool por cuartos de final de Champions, el francés arrojó resultado positivo en la prueba PCR protocolar de los jugadores. Con esta noticia, Zinedine Zidane pierde a sus dos centrales titulares en la parte clave de la temporada. Sergio Ramos ya estaba descartado con una lesión en el gemelo interno de su pierna izquierda.

El francés ya se encuentra aislado y cumpliendo el debido protocolo para estos casos. Incluso, Varane dejó de reunirse ayer con sus compañeros debido a que se sospechaba del positivo que llegó en la mañana, informó Marca.

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Con el Clásico y los partidos de Champions en la mira, el técnico deberá hacer funcionar la dupla Militao-Nacho, que en teoría es la suplente de los que están de baja. Además, debe velar una posible suspensión de Nacho, quien se encuentra apercibido en Liga, y hacer funcionar a Militao, quien tiene pocos minutos en la temporada.

Militao tomará su lugar en el once titular. El brasileño ya ha enfrentado al Liverpool en eliminatorias de Champions con la casaca del Porto. Víctor Chust es quien suplirá a Raphael Varane en la convocatoria.

Varane solo había perdido tres partidos en la temporada, incluyendo el juego ante el Eibar el fin de semana pasado, donde le dieron descanso, y se había establecido como pilar en la defensa al recuperar su buen nivel. Ahora, se convierte en el sexto jugador de la plantilla en ser baja por positivo a coronavirus, tras Militao, Hazard, Casemiro, Jovic y Nacho, sin contar al director técnico, Zidane.

Foto: EuroSports

Real Madrid ganó con contundencia ante Eibar

EFE.- El Real Madrid extendió su buena línea tras el parón por partidos de selecciones, firmando un triunfo convincente ante el Eibar (2-0) antes de encarar la ida de los cuartos de final de la Liga de Campeones ante el Liverpool, con goles de Marco Asensio y el francés Karim Benzema y tres tantos anulados.

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El equipo del galo Zinedine Zidane llega a la gran cita europea extendiendo su racha sin perder a once partidos y con tres triunfos ligueros consecutivos que le sitúan a tres puntos del líder, el Atlético de Madrid antes de su visita al Sevilla.

El Real Madrid dominó el encuentro ante el Eibar de inicio a fin y Zidane pudo realizar rotaciones en su equipo titular. A cuatro minutos del descanso Marco Asensio abrió el camino al triunfo después de ver como le anulaban un tanto de tacón y el larguero repelía un lanzamiento de falta. A Karim Benzema también le anularon un gol tempranero de cabeza por posición antirreglamentaria.

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El tercer tanto anulado al Real Madrid llegaba ya en el segundo acto, tras un disparo desde la frontal del brasileño Casemiro. El belga Thibaut Courtois había evitado el empate en una acción de peligro por una mala cesión y la sentencia llegó a los 73 minutos cuando el brasileño Vinicius inventó una acción con pase medido a la testa de Karim Benzema, que firmó su séptimo partido consecutivo marcando.

Alineaciones

Real Madrid

Courtois; Lucas, Nacho, Militâo, Mendy; Marcelo,Casemiro,Modric,Isco; Asensio, Benzema.

Eibar

Dmitrovic; Pozo, Oliveira, Arbilla, Rafa Soares; Bryan Gil, Diop, Pedro León, Sergio Álvarez, Aleix García; Kike García

Foto: RPP.