Sí, la pelota ha perdido su poder de convocatoria

Guillermo Liñares (Caracas)-.

Si usted está despertando de un coma y va a un estadio o enciende la televisión para disfrutar de la temporada 2019/2020 de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional (LVBP), probablemente se va a sorprender. No me refiero al hecho de ver a los equipos sin sus figuras de costumbre por el veto de la OFAC y la MLB, sino porque la fría soledad ha sido la ley en cada uno de los parques que conforman el circuito nacional.

La baja asistencia a los parques de pelota es una constante en estas dos primeras semanas de campeonato, siendo Caracas la ciudad en donde más se ha evidenciado la merma de público a los juegos que se desarrollan en el Universitario. Quien esto escribe es corresponsal en los juegos de los Leones del Caracas y, en cada compromiso que los melenudos han disputado en su recinto, la asistencia máxima ha sido de 8.000 personas.

¿El motivo de esto? se puede intuir que el hecho de no contar con peloteros grandeligas y sistema de ligas menores influye, pues, a fin de cuentas, a la gente le gusta pagar por un buen espectáculo, por ver calidad, jugadas extraordinarias y figuras que hagan del torneo algo atractivo. También el bolsillo tan golpeado de los venezolanos, quienes día a día luchan para sobrevivir en una economía cada vez más complicada y, donde quienes no tienen acceso a divisas, hacen malabares para comer.

Sin embargo, lo sucedido el año pasado entre la LVBP y el gobierno nacional también sirvió de punto de inflexión entre los amantes de la pelota y su liga. «Algo» sucedió, «algo» se rompió. Es como cuando estás en una relación donde todo marcha bien y de la noche a la mañana la magia se acaba. La simbiosis sirve para aplicarla en este caso, pues el venezolano, confeso amante de su beisbol, le está dando la espalda al denominado pasatiempo número uno del país.

En los otros estadios la tendencia no varía, pues si vamos a las cifras crudas y duras, ciudades como Porlamar y Maracay tienen graves problemas para siquiera meter 4.000 personas en sus estadios. En Maracaibo, en el día de La Chinita, juego que por tradición es altamente atractivo para la zulianidad, la cifra rondó las 6.600 personas, una cantidad muy baja tomando en cuenta el día y la hora del juego. Preocupante y sintomático, reflejo del desgano que la población está sintiendo por la presente zafra.

Según datos emitidos por el economista Jesús Zerpa, el porcentaje de asistencia incluso ha disminuido entre la primera y segunda semana: en Caracas durante la primera semana asistió el 23% del total de sillas disponibles mientras que en la segunda esa cantidad disminuyó al 12,5%. Leones jugó casi toda la semana en el Universitario, a excepción del jueves cuando disputaron en Valencia el segundo juego de la temporada contra su eterno rival, los Navegantes del Magallanes. Ni siquiera el Caracas, equipo que por costumbre mete más gente en los estadios, pudo cambiar ese descenso.

Siguiendo con los datos compartidos por Jesús, las cifras preocupan más, a excepción de Valencia y Barquisimeto: 18,4 % fue el porcentaje de las personas que asistieron en la primera semana al Antonio Herrera Gutiérrez de Barquisimeto para disfrutar de los juegos de Cardenales de Lara y, en la segunda, la cifra aumentó al 25,5%.

En el José Bernardo Pérez, aún y con autobuses habilitados por el gobernador del estado, la cantidad de gente durante la primera semana representó el 30,8 % del aforo total del recinto, mientras que en la segunda semana fue el 31,6%, En Maracay, específicamente en el José Pérez Colmenares, la fanaticada maracayera acudió en un 40,9%, pero sufrió un descenso estrepitoso hasta llegar al 29,6 % en la segunda semana que acaba de culminar.

En Margarita y Maracaibo solo se tiene registro de la segunda semana, siendo 13,1 % en Porlamar y 22,1 % en el Luis Aparicio el total de asistencia, culminando con el Alfonso «Chico» Carrasquel de Puerto La Cruz, que obtuvo el 16,5 % en la segunda semana, siendo omitidos los datos de la primera por no contar con asistencia oficial desde el estadio.

El total de todo esto representa el 20,7 % durante la primera semana y el 18,1 % en la segunda, sufriendo una disminución del 2,6 % entre un lapso y otro, y evidenciando que la apatía de la gente en vez de mermar, ha crecido.

Lo que se puede concluir de todas estas cifras y lo ya expuesto, es que difícilmente se viva una campaña como estábamos acostumbrados, y que, a no ser que ocurra un milagro que haga que la MLB levante el castigo a la Liga y se puedan incorporar los tradicionales peloteros, la gente no acudirá al llamado de playball. Sí amigos, la pelota nacional ha perdido su poder de convocatoria.

 

Foto: Guillermo Liñares.

Italia cerró el 2019 con ritmo ganador

Tony Cittadino (Mallorca).- Desde que tengo uso de razón y veo fútbol, no recuerdo haber visto a Italia ganar los 10 juegos de una eliminatoria, anotar 37 goles y marcar nueve en un partido. Todo eso ha sido posible durante este año 2019 y bajo la dirección técnica de Roberto Mancini, el estratega que le cambió la cara a la selección Azzurra.

Ya lo he escrito en otras ocasiones, pero lo hecho por la selección este año es histórico. Si bien el grupo de eliminatoria rumbo a la Eurocopa no era competitivo (Finlandia, Armenia, Bosnia, Liechtenstein y Grecia), igualmente lograron ganar todos los partidos y de forma contundente. De paso, con goleadas. Algo que no es común, históricamente. No es un dato menor. En el pasado, Italia podía ganar esos juegos en el último suspiro o empatarlos.  Rumbo al Mundial 2018, se complicaron con Macedonia, por ejemplo. Sacaron el resultado con un Cristo en la mano.

Sin embargo, todo indica que el trabajo hecho por Mancini invita a soñar con un futuro mejor de lo que se esperaba. En un año hizo un trabajo de hormiga, cuando nadie apostaba medio. En su ciclo, hizo vestir la camiseta de la selección a 54 jugadores, sobre todo a la generación de relevo con Federico Chiesa, Nicolò Barella, Nicolò Zaniolo, Sandro Tonali y compañía. Le regresó la competitividad, el hambre de triunfo y el juego vistoso. El amor por la camiseta.

Para que tengan una idea, Italia no ha perdido desde el 20 de noviembre del 2018, cuando venció a Estados Unidos un gol por cero en un amistoso de fecha FIFA. Desde entonces, suma 11 partidos ganados. Pleno de victorias, que le han permitido al estratega quedar en solitario en la clasificación de técnicos con más triunfos seguidos, dejando atrás los nueve del mítico Vittorio Pozzo, quien ganó nueve de forma consecutiva y logró los Mundiales en 1934 y 1938. Además alargaron a 40 los partidos sin perder en fase de clasificación para la Eurocopa. La última derrota fue ante Francia en septiembre de 2006.

Aunque no hay que caer en triunfalismo, se debe reconocer que la situación ha cambiado para bien. El primero en evitar caer en la marea de sentirse ganador es el propio Mancini. En reiteradas ocasiones, ha dicho que todo esto tendrá valor si se gana algo. Italia no logra levantar la Eurocopa desde la primera y única ocasión que lo hizo, en 1968.

La última victoria del año fue ante Armenia, con la impresionante goleada de nueve por uno. No es un resultado común. De acuerdo a la información publicada en Twitter por @2010MisterChip Italia no marcaba nueve o más  goles en un partido (incluyendo amistosos) desde el 2 de agosto de 1948 (contra Estados Unidos en los JJOO, cuando los JJOO aún eran considerados por FIFA partidos de selecciones absolutas).

Por ahora, puede pasar las vacaciones navideñas con tranquilidad. En 2018 por estos días había tristeza y depresión, por quedar fuera del Mundial por primera vez en 60 años. Ahora alegría y optimismo. La verdadera selección se verá en 2020, cuando ofrezca la convocatoria de un grupo que no será fácil de concretar por las diversas opciones, pero que tendrá que verse las caras con las mejores selecciones del continente.

Italia será cabeza de serie en el sorteo de la fase de grupos de la Eurocopa, que se realizará el próximo sábado 30 en Bucarest. En marzo tendrá par de amistosos en la fecha FIFA, posiblemente uno ante Croacia. Tendrá tiempo para prepararse para el torneo y luego prensar en las eliminatorias al Mundial Qatar 2022, que comenzarán en marzo de 2021.

Pero ahora, es momento de disfrutar de este dulce período de la selección italiana.

Foto: EFE.

Agonía de una pasión: Temporada 2019-2020 de la LVBP

Yelimar Requena (Caracas).- El beisbol que nos distingue como venezolanos, no se desvaneció con las prohibiciones de MLB. Hace ya bastante tiempo que el llamado «principal pasatiempo nacional», dejó de ser familiar para muchos venezolanos. Quizás la temporada 2019-2020 ha sido la que más evidencia la desconexión, pero la verdad es que la decadencia del deporte en general nada tiene que ver con las recién llegadas sanciones de Estados Unidos.

Ha habido demasiada controversia alrededor de la LVBP y su patrocinio. El radicalismo político, que se ha cultivado como prioridad en los últimos 20 años, ha hecho que muchos antiguos fanáticos se declaren enemigos de la pelota. Y eso se constata en las tribunas vacías, pero también en las calles carentes de aquellos uniformados que defendían a capa y espada a sus equipos, bromeaban y sonreían. Vivían el beisbol.

Ahora, que muchos dicen que la temporada es de baja calidad debido a la ausencia de las Grandes Ligas, todos están pendientes de la asistencia en los estadios, e incluso, pareciera que celebran la sombría escena que insinúan el fracaso de la contienda. No obstante, la verdad es que hace ya varios años que no se llenan los parques en Venezuela, en la mayoría de las ocasiones por un tema de economía y prioridades que afecta por igual a los teatros, cines, centros comerciales y demás recintos destinados al entretenimiento.

Y es que aquí lo que falta no es calidad de juego, sino calidad de vida. Lo que afecta a la pelota va más allá del precio de la entradas y el consumo en los estadios. El rechazo tiene que ver con un todo. Envenenaron de tanta política la cabeza de los venezolanos que se satanizó la pelota desde que Pdvsa se convirtió en su patrocinante y todos comenzaron a cazar los errores para hacer eco de las carencias, de lo que ya no es como antes.

A este punto, con el añadido de las sanciones de MLB, ni siquiera los duelos entre los «Eternos Rivales» llenan los estadios, acaparan la televisión o paralizan al país. En ninguno de los dos encuentros que se han dado hasta ahora entre Caracas y Magallanes la taquilla ha llegado si quiera a 10 mil personas.

Nada es suficiente para reconciliar al fanático con la pelota. Y es que no le disculpan a la liga que haya recibido dinero del Estado para mantener el espectáculo, cosa que, en una economía normal, no tendría porqué ser algo extraordinario, mucho menos imperdonable.

Pareciera que la necesidad de vivir en el conflicto impulsa a los ciudadanos a criticar todo lo que sobrevive a la crisis. Hay tanto empeño en decir que la temporada es un fracaso, que pocos han notado que hay equipos como Caribes de Anzoátegui o Tigres de Aragua que, prácticamente, están intactos en relación a su versión del año pasado. Muchos han dejado pasar por alto la presencia de peloteros que hasta ayer eran llamados «caballos» como Henry Rodríguez, Wilfredo Tovar, Ramón Cabrera, Carlos Rivero, Alex Romero, Daniel Mayora, Luis Jiménez y Héctor Sánchez, entre otros.

La mayoría está tan enfrascada en la ola de novatos que llegó al circuito, que han desmeritado el hecho de que René Reyes está a punto de llegar a los 1.000 hits y ni siquiera han notado que Ronny Cedeño está a tres vuelacercas de los 50. Y eso solo hablando de bateadores, porque desde la lomita Yohan Pino y Raúl Rivero, dos veces ganador del premio Pitcher del Año, están a una victoria de las 40. Un registro con el que dejarían atrás a Horacio Estrada y Omar Daal, para ubicarse a un paso de los 20 mejores brazos de toda nuestra historia.

No se trata de fingir que no hace falta ver a Ildemaro Vargas y Juniel Querecuto en Cardenales, a Jesús Aguilar en Tigres, o al «Cafecito» Martínez en Tiburones. Por supuesto que se resiente su ausencia, al igual que la de Harold Ramírez en Caracas o Adonis García en Magallanes. Pero seamos honestos, el rechazo a la pelota tiene que ver más con la necesidad de acentuar el conflicto sociopolítico, que con la falta de peloteros de experiencia.

Es cierto, la actual contienda es la más rechazada de nuestra historia, pero ya sabíamos que eso iba a pasar. Gabriel García Márquez lo llamaría «Crónica de una muerte anunciada» ¿Por qué insistimos?, porque que nadie está preparado para ver morir lo que ama y todavía hay mucha gente que ama al beisbol. Aún en estos momentos de agonía, mantienen la esperanza de revivir los éxitos de antaño.

Basta de criticar todo. En este tierra nació Luis Aparicio, David Concepción, Omar Vizquel, Andrés Galarraga, Bob Abreu, Johan Santana, Miguel Cabrera, José Altuve y muchos otros, que han cambiado la forma de ver el beisbol. Todos fueron novatos y jugaron aquí antes de ser estrellas, a todos en algún momento les salió mal una jugada de rutina y todos alguna vez recibieron un reproche. Quizás algunos de los muchos que están aprovechando la coyuntura como una segunda oportunidad en el beisbol, está llamado a hacer algo grande y muchos pueden perdérselo porque simplemente se cerraron al hecho de que una temporada pueda funcionar sin los prospectos o demás peloteros de Grandes Ligas.

Esta bien, elegir lo que los entretiene es un derecho universal, pero recuerden que, hoy por hoy, aún están esperando por ustedes el Universitario al pie de El Ávila, el Alfonso «Chico» Carrasquel en el puerto, el José Pérez Colmenares en la ciudad jardín, el Antonio Herrera Gutiérrez en la capital musical de Venezuela, el Luis Aparicio «El Grande» en la tierra de la gaita, el José Bernardo Pérez en la industrial Valencia y el estadio de Guatamare en la perla del Caribe. Quizás en años próximos eso ya no sea así.

Recuerda que para que haya beisbol, se necesita una fanaticada.

Foto: Luis Alvarado.

La primera vez en Son Moix

Tony Cittadino (Mallorca).- Este domingo 10 de noviembre asistí por primera vez a un juego de fútbol español y tuve la bendición y la fortuna de hacerlo con la credencial de prensa. El Mallorca se impuso al Villarreal tres goles por uno en Son Moix, en partido de la jornada 13 de La Liga.

Fue una experiencia inolvidable. Desde que llegué a Mallorca hace un año, estuve esperando ése día. Sin embargo, no había tenido el tiempo necesario para asistir al estadio, por trabajar en otros empleos no relacionados al periodismo. Como todos los emigrantes, hay que reinventarse al comienzo para buscar estabilidad y salir adelante.

Pero cuando me planteo un objetivo, no me quedo tranquilo hasta lograrlo. En abril tuve la primera oportunidad de estar cerca de las instalaciones del estadio, cuando mi amigo Miguel Zurera me acompañó con el carro. Habíamos terminado un trabajo de cristalería de aluminio en Palma y, como estábamos en la vía con un par de minutos a favor, aprovechamos la ocasión.

Obviamente el estadio estaba cerrado y no entramos, pero al menos los vimos por fuera. El recinto fue estrenado en 1999 y tiene capacidad para 23.142 personas. La tribuna central que no es techada, se ve desde la autopista y es imponente. Ese simple acercamiento, reforzaba la idea de buscar la forma de asistir como periodista. La idea también era alimentada por mi amigo Renny Ortiz, con quien comenzamos el emprendimiento de Zona Estadio en las redes sociales e insistentemente me motivaba a hacerlo.

El primer acercamiento con el departamento de prensa fue en septiembre, cuando escribí para solicitar la acreditación para el juego del domingo 6 de octubre contra el Espanyol. No terminé de realizar el trámite, porque el día del juego debía trabajar. Sin embargo, ya tenía agendada la fecha del juego de ayer. Desde hace tres meses, trabajo como cajero y reponedor en una importante cadena de supermercados, en la que me siento a gusto y motivado.

Así llegó el martes de la semana pasada y decidí enviar el correo de prensa al equipo. Lo peor que podía pasar, era que negaran la solicitud. El resto, era ganancia. Debo agradecer siempre la buena atención y disposición del director de  comunicaciones Albert Salas, quien abrió las puertas y permitió la oportunidad de cubrir el juego para la página web. El miércoles La Liga aprobó la solicitud y el equipo confirmó la información.

El sueño comenzaba a tomar forma y a hacerse realidad. El domingo a las 9:30 de la mañana ya iba rumbo al estadio, acompañado por mi padrino Aldo Zumbo en medio de una mañana con lluvia y fría (10 grados). Ya el invierno se acerca y comienza a desplomarse la temperatura.

La emoción iba en aumento al llegar a la taquilla de prensa para retirar la credencial. Por fin, después de un año en España volvía a lo mío. Al periodismo. A lo que me apasiona. A lo que sé hacer y en lo que me veo hasta el día en que me muera. No importan las circunstancias. Recordaba que había valido la pena cada sacrificio y haber pasado por un bar, una cristalería, una lavandería y un supermercado. Pero nunca sin perder el norte. Trabajando con humildad, sin complejos, aprovechando y agradeciendo cada oportunidad.

Un estadio de calidad

Ya dentro de las instalaciones, no dejaba de agradecer a Dios por permitir una alegría tan grande. También recordaba los goles de Juan Arango, que tantas veces vi por televisión. El zurdo venezolano jugó cinco temporadas (2004-2005/2008-2009) y entre los tantos más importantes en este estadio, están el que le anotó al Real Madrid y su primer hat-trick ante la Real Sociedad. El tercer tanto fue el mejor de la tercera jornada y el 800 del Mallorca en la Primera División.

Obviamente me sentía perdido, porque no conocía nada y estaba muerto de frío. Pero, estaba feliz. Realmente, lo disfruté muchísimo. Traté de recorrerlo en su totalidad, pero no me dio tiempo. Me enfoqué en grabar algunos reportes desde el teléfono que, a pesar de lo viejo, respondió a la altura. Menos mal.

Me pareció curioso que los puestos de comida y souvernirs no están en el anillo exterior como en nuestro país, sino dentro de la tribuna principal cubierta y están distribuidos a lo largo de todo el corredor que da acceso a las tribunas. Todo limpio, ordenado, señalizado, con seguridad y amabilidad.

El Palco de Prensa estaba en el último piso, cerca de los Palcos VIP. Podía subir en ascensor, pero decidí hacerlo por las escaleras para seguir descubriendo la casa del Mallorca, equipo que subió a la Primera División en esta temporada. La zona de prensa consta de 1.500 metros cuadrados y tiene capacidad para recibir cerca de 300 periodistas. Como es costumbre, la vista desde lo más alto, es privilegiada.

La sala de prensa, es preciosa. Tiene capacidad para acoger a 20 cámaras de televisión, 50 emisoras de radio y a más de 150 periodistas. El estacionamiento del estadio tiene 150 metros cuadrados para unidades móviles de televisión, 40 puestos para la prensa y 2.700 plazas para el público.

Cerca de la zona mixta, hay dos murales con el Salón de la Fama del equipo. En una pared están: Eto’o (2000-2004), Nunes (2006-2014), Ibagaza (1998-2003/2006-2008), Asensio (2013-2015) y Güiza (2000-2002/2007-2008) y, en la otra, Bonet (1980-1981/1986-1988), Nadal (1986-1991/1999-2005), Roa (1997-1999/2000-2002), Stankovic (1996-2001/2003-2004) y Zaki Badou (1986-1991).

Llamó la atención que no estuviera Arango. De hecho, busqué alguna foto, pero no conseguí. Sin embargo, dicen que hay una dentro de uno de los pasillos que va a los camerinos, pero la prensa no tiene acceso.

El encuentro transcurrió con emoción e intensidad en las tribunas. En especial, porque no hay buenos recuerdos del Villarreal en la isla. El submarino amarillo denunció al Mallorca ante la UEFA por Fair Play financiero en 2010 y le quitó la posibilidad de jugar la Europa League.

El juego terminó con una contundente victoria y las entradas vendidas fueron 8.348. Ya en la sala de prensa, escuchamos las declaraciones del director técnico del Villarreal (Javi Calleja) y del estratega del Mallorca (Vicente Moreno), quien respondió una pregunta que le realicé.

También pasó por allí el japonés Takefusa Kubo, quien llegó procedente del Real Madrid y se perfila como un jugador que puede marcar diferencia. Antes de su partida del estadio, pude sacarle un saludo para Venezuela.

El regreso a casa transcurrió con tranquilidad y la satisfacción de haber dado un paso importante. Ahora hay que seguir trabajando duro, pero con la ilusión de volver Son Moix. El estadio que me dio la bienvenida al periodismo deportivo.

Gracias, Mallorca..

Messi es el clavo al que se agarra el Barcelona

Guillermo Liñares (Caracas)-. Foto: Invictos

No importa cuantas veces se diga, ni que los adjetivos hace rato hayan quedado cortos ante su magnitud. Tampoco para nadie es un secreto que es un futbolista descomunal y que es de esos que salen una vez cada cincuenta años. La única realidad es que nuevamente lo volvió a hacer, que no se cansa de sorprendernos y de reinventarse. Este sábado Lionel Messi volvió a dejar boquiabiertos a los amantes del deporte rey con dos golazos de tiro libre ante el Celta de Vigo en el Camp Nou, en la enésima exhibición que el crack rosarino deja en el coliseo azulgrana.

Su ley, tiránica, inescrutable y absoluta, es una sola: podrás querer escapar, pero si te agarra con una falta en la frontal del área es muy probable que el portero rival tenga que ir a la red a recoger el balón. Palabra de Leo, versículo diez, capítulo mil.

Primero hizo su aparición de penal al minuto 23, en lo que fue una simple anécdota por lo que se vería después. Messi ha logrado en su carrera 51 goles de tiro libre, 33 en los últimos 25 años siendo el que más lo ha logrado en ese lapso de tiempo en La Liga (dato ofrecido por Mister Chip en Twitter) y, curiosamente, era uno de esos rubros en los cuales se empeñó en mejorar año a año, lanzamiento a lanzamiento. Ha contado en infinidad de veces que en 2010 le pidió consejos a Diego Maradona para ejecutarlos, que el «Pelusa» le explicaba que tenía que golpear el esférico sutilmente, buscando más el efecto que el golpeo fuerte. Allí emergió una de las claves para que hoy el astro argentino sea el mejor también en eso, y nuevamente decisivo para darle una victoria al Barça que lo saca de una dinámica negativa en cuanto a resultados se refiere.

Corría el minuto 45 cuando se dispuso a acariciar el balón, golpeándolo con su zurda maravillosa para alojarlo en la portería de Rubén Blanco. El tanto, oportuno y lleno de rabia en su grito por lo grisáceo del juego culé, desató su furia al quedar picado por el tanto del empate previo del uruguayo Lucas Olaza, también de tiro libre, y producto de una pérdida y posterior falta del diez blaugrana.

Messi no conforme con ello, volvió a deleitar a todos con un soberbio golazo en el comienzo de la segunda parte, y su «hat-trick». Es una y otra, y otra, y otra vez lo mismo. Es su mandamiento. Si este Barcelona a la deriva, con un técnico al que hace rato se le acabó el crédito y unos futbolistas a los cuales pareciera que les entra la pereza, le queda un clavo al que agarrarse, ese es Lionel. Su inspiración es el camino del Barcelona, su influencia es hoy más importante que nunca. Sin él, difícilmente encontrarían un motivo al que sostenerse, por eso, es al que todos se aferran para mantener viva la esperanza de ganar título alguno en esta temporada.

Disfrútenlo, no queda mucho para que todo este derroche de magia y talento se acabe, porque en la vida, lamentablemente, todo se acaba. Incluso algo que ningún amante del fútbol quisiese que culminase..

En la jugada: La LVBP resiste

Luis Alvarado De Sousa (Caracas) | Foto: TC.-


El año 2019, sin dudas, ha sido el más complicado en toda la historia de la Liga Venezolana de Béisbol Profesional (LVBP). Desde su fundación en el año 1945, la pelota profesional venezolana nunca había atravesado una crisis de semejante envergadura. Hiperinflación, sanciones, y presiones gubernamentales amenazaban el inicio de una nueva campaña. Sin embargo, la liga supo surfear la ola. Resiste.

Hay que señalar el gran mérito que conlleva realizar un campeonato profesional de pelota, con las limitaciones que cada vez más arrinconan a nuestro país. Y aún más importante, celebramos el desmarcamiento hacia el patrocinio de PDVSA y diversos entidades estatales, capital fundamental para la liga desde hace varias zafras. Una jugada arriesgada que sin dudas afectará la calidad del espectáculo, pero que garantiza la supervivencia de nuestra pelota rentada frente a las restricciones comerciales de la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC) a los organismos gubernamentales.

La apuesta por el capital privado, en un país lleno de expropiaciones y autoritarismo, es una expresión de que aún es posible trabajar por el país sin depender del gobierno. Es un acto de resistencia, a pesar de que muchas personas desprecien los esfuerzos y sólo se dediquen a echar por tierra la tradición que significa el beisbol como el deporte nacional. Nuestro torneo es un signo de unión para una sociedad enteramente atomizada en peleas y discordia.

Siempre es agradable ver los estadios llenos de personas que no ven color político y que sólo buscan disfrutar de un buen juego de pelota. Un Caracas-Magallanes en el que las risas y la sana rivalidad colman las gradas, siempre hará falta. Desde aquí, valoramos el reto al que se está enfrentando la LVBP y apoyamos desde nuestra tribuna que sea un espacio de unión para el país. No pan y circo, como dicen por ahí. Esperamos que las gestiones de la liga ante la OFAC sean fructíferas y que el playball se cante con todas las de la ley desde el 5 de noviembre..

Los Nacionales y la enésima lección del beisbol

Guillermo Liñares (Caracas).- Como película dirigida por Alfred Hitchcock y haciendo gala de ese popular dicho que reza que en el beisbol es mejor no predecir porque puedes quedar en ridículo. La Serie Mundial cerró con el título de los Nacionales de Washington en siete juegos, ante unos Astros de Houston que llegaron al Minute Maid Park después de haberlos barrido en la capital de los Estados Unidos. El destino, juguetón y caprichoso, aún no tenía todo decidido y prefirió regalarnos a los amantes de la pelota, un decisivo y trascendental desafío que dirimía al monarca de la temporada 2019 en la gran carpa.

Cuando los Nacionales derrotaron en los dos primeros juegos a Gerrit Cole y Justin Verlander, muchos pensábamos que lo más difícil estaba conseguido y que el transcurrir de la serie se iba a decantar por una sola vía. Nada más lejos de la realidad, ya que los Astros lograron recuperarse de esos dos reveses en su estadio y, lo que no habían podido hacer en Houston, lo hicieron en Washington: batear con gente en circulación. El bate de George Springer produjo con gente en posición anotadora, Alex Bregman apareció en los juegos tres y cuatro, Yordan Álvarez conectó jonrón en el quinto duelo en Nationals Park y Carlos Correa igual. Mientras que, por parte de la acera de enfrente, los bates de Anthony Rendón y Juan Soto fueron dominados por el pitcheo sideral.

Una vez que la serie regresó al Minute Maid Park, y apoyándonos en las estadísticas que señalaban que ningún equipo había podido ser campeón tras perder los tres juegos en casa de un careo al mejor de siete en este tipo de instancias, pocos creían que los Nacionales pudiesen repetir la dosis y conquistar el anillo. Sin embargo, el beisbol nuevamente nos da una lección de cordura y de respetarlo, de no forzar lo que el juego te va dando y esperar al out veintisiete para sacar conclusiones. Allí, dentro de esa aura mágica e impredecible, se forjó la remontada capitalina y el primer campeonato.

En el juego seis, Washington contó con esa soberbia actuación de Stephen Strasburg de ocho entradas y un tercio en donde solamente permitió dos carreras para llevarse el triunfo (y que a la postre decantaría su elección al Más Valioso), y el bate de Anthony Rendón con cinco producidas, quien se quedó a solo un triple de conseguir la escalera, que condujo al séptimo y decisivo enfrentamiento.

Y como el beisbol es un deporte de detalles, en el último juego de la temporada no sería la excepción. Allí, una vez más la inspiración del muchacho dominicano Juan Soto y un jonrón oportunísimo para remontar del siempre rendidor Howie Kendrick junto a los batazos de Rendón y de Adam Eaton, le pusieron cifras al juego.

Esto con el colofón de un gran manejo del manager Dave Martínez de su pitcheo, con la salida de Scherzer de cinco entradas y dos carreras. También el gran relevo de Patrick Corbin y el cierre de Daniel Hudson, contrastando con su contraparte A.J Hinch, quien despertó las feroces críticas de los fanáticos de los Astros por sacar a Zack Greinke, cuando apenas tenía ochenta envíos. Además de  tocar la bola con Robinson Chirinos en ese segundo inning, donde parecía que los bates locales podían aprovechar a Scherzer.

Los Nacionales lograron su primer título y se ampararon en el brazo de Strasburg, en los bates de Soto, de Eaton, de Rendón, el atino de su estratega para mover su relevo y las jugadas de rutina que, aunque parezcan más de lo mismo, no deja de ser crucial en este tipo de instancias. Desde mayo agarraron la ruta ganadora que coincidió con la llegada del “Baby Shark” de Gerardo Parra y, a partir de allí, nadie los detuvo hasta llegar al objetivo.

Como datos adicionales, destacan que esta es la sexta vez que un equipo llega a la postemporada vía comodín y logra coronarse campeón: lo hicieron los Marlins dos veces en 1997 y 2003, los Angelinos del 2002, los Medias Rojas del 2004, los Cardenales del 2011, los Gigantes del 2014 y estos Nacionales. Además, Henry Blanco gana su segundo anillo como técnico tras lograrlo en el 2016 con los Cachorros, cuando rompieron la maldición de la cabra y acabaron con una sequía de 108 años sin ser campeones. Ahora lo hace por primera vez con los Nacionales. Buen sabor de boca, tendrá seguro el “capitán centella”.

El beisbol da su enésima lección y reafirma lo cautelosos y escépticos que se debe ser cuando hablamos de pronósticos: el juego siempre te volverá a sorprender.

Será hasta una próxima ocasión…

Foto: Séptima Entrada.

Los Nacionales de Washington no andan creyendo en favoritos

Guillermo Liñares (Caracas).- Dos juegos y dos desenlaces distintos. Antes de que empezara la Serie Mundial entre los Nacionales de Washington y los Astros de Houston, podíamos intuir que sería un “Clásico de Otoño” muy parejo. Había motivos para pensarlo, con ambas novenas disponiendo de un pitcheo abridor envidiable (Max Scherzer, Stephen Strasburg, Patrick Corbin y Aníbal Sánchez por un lado, y Gerrit Cole, Justin Verlander y Zack Greinke por el otro), dos alineaciones balanceadas con bateadores de habilidad (Juan Soto, Adam Eaton, Trea Turner por el bando capitalino y Carlos Correa, José Altuve o George Springer por la acera tejana) y un relevo que había estado a la altura en ambos casos.

Coincidíamos con la mayoría de analistas expertos en que los Astros partían como favoritos por diversos factores: su gran dominio en la temporada regular, por haber eliminado a los Yankees en un dramático sexto juego con el jonrón de Altuve que ya todos conocemos y por ser el equipo que ostenta dos finales en los últimos tres años.

Además tenían a su favor la experiencia de iniciar la Serie Mundial en el Minute Maid Park y por contar con menos días de descanso. Eso hacía suponer que mientras más juegos ganes, más días jugando necesitas. Esto a diferencia de los dirigidos por Dave Martínez, quienes tuvieron que esperar seis días desde que barrieron a los Cardenales de San Luis en la Serie de Campeonato de la Liga Nacional.

Sin embargo, contra todo pronóstico por el contexto y por el momento, los Nacionales están rompiendo con las expectativas al haber ganado los dos primeros encuentros de esta Serie Mundial de visitantes y ante los ases del pitcheo abridor sideral.

En el primer juego, Washington contó con Scherzer desde el montículo y cumplió su papel estelar de la rotación, al transitar por intermedio de cinco entradas, solo permitir dos carreras, ponchar a siete contrarios y sacar la famosa “casta” en momentos donde parecía que podía llegar el batazo de los Astros. Su dominio fue tal, que su rival dejó 10 hombres en base y ligaron de 12-3 con corredores en posición anotadora, sintomático en el bate de Alex Bregman, quien en toda la postemporada ha tenido problemas para producir.

Los Nats se apoyaron en el bate del muchacho dominicano de 20 años Juan Soto, quien ligó de 4-3 con doble, jonrón y sencillo, quedándose a solo el triple de conseguir la escalera y uniéndose a un selecto grupo de bateadores menores de 21 años con un cuadrangular en la Serie Mundial: Andruw Jones, Mickey Mantle y un tal Miguel Cabrera.

Además los Nacionales se convirtieron en el primer equipo en la historia en esta instancia donde un bateador menor de 21 años (Soto) y otro mayor de 35 (Ryan Zimmermann) se vuelan la barda en un juego.

Ya para el segundo compromiso, Strasburg y Verlander estaban pautados para subirse al morrito. Tras dos carreras a ambos iniciadores en el primer episodio cortesía de doble remolcador de dos carreras de Anthony Rendón y jonrón productor de dos de Alex Bregman, el juego se mantuvo empatado hasta el séptimo inning, momento en el cual el relevo y la defensa de los Astros se desplomaron.

Un cuadrangular del hawaiano Kurt Suzuki puso el juego 3-2 y, posteriormente, un infield-hit de Howie Kendrick, sencillo de Asdrúbal Cabrera y un costosísimo error de Alex Bregman, dejaría las cosas 8-2.

Así colocaron el compromiso en el congelador y sirvieron la mesa para otras tres rayitas en la parte alta del octavo inning y una más en la novena entrada. Allí se ampararon en el primer jonrón de la postemporada 2019 de Adam Eaton, otro hit remolcador de Asdrúbal Cabrera y jonrón de Michael Taylor. En total, fueron cinco extrabases y tres cuadrangulares en la noche del miércoles para Washington, desmelenándose por completo en el último tercio del compromiso.

Los Nacionales, además, vieron como su mejor pitcher en todo el año, Strasburg, pudo sobrepasar los problemas del inicio del juego con una sólida labor de seis entradas, tolerando dos carreras, permitiendo siete hits y recetando igual número de rivales, para adjudicarse el triunfo.

Además fue una noche de récord personal para Fernando Rodney, pues el relevista dominicano se convirtió en el primer y único pelotero de la historia que ha participado con diferentes equipos de la Liga Americana y Nacional en juegos por el comodín, Serie Divisional, Serie de Campeonato y Serie Mundial.

A sus 42 años también es el pitcher más longevo en aparecer en un juego del “Clásico de Otoño” desde 1987, cuando Joe Niekro lo hizo con los Mellizos de Minnesota. Esto sin olvidar que también ha disputado el Clásico Mundial de Béisbol y la Serie del Caribe.

Para los Astros es una fatídica noticia haber perdido los dos primeros juegos de la serie en su estadio y con sus dos ases de la rotación en el montículo. Desde el mes de junio, los Astros no perdían dos juegos seguidos en donde estuviesen Cole y Verlander en la loma. Ni siquiera el momento de Altuve con el bate, que lleva 22 juegos consecutivos de playoff embasándose, pudo con la inspiración nacional.

Para colmo, solamente tres equipos en la historia han podido regresar de un 0-2 en la Serie Mundial tras perder esos compromisos en casa: los Reales de Kansas City en 1985, los Mets de Nueva York en 1986 y los Yankees de Nueva York en 1996.

Los dirigidos de A.J. Hinch han sido víctimas de unos Nacionales que ya hilvanan ocho juegos seguidos con triunfo en esta postemporada, y que en definitiva, no están creyendo en favoritos. El viernes buscarán poner la serie 3-0 con el venezolano Sánchez enfrentándose a Greinke. Mucho tendrán que mejorar los Astros, si no quieren que esta serie termine en la capital de Estados Unidos.

El béisbol y su mística impredecible no deja de sorprendernos, queridos amigos.

Será hasta la próxima.

Foto: Las Mayores.

La primera práctica

Tony Cittadino (Mallorca).- Faltan dos semanas para el inicio de la temporada 2019-2020 de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional (LVBP) y todos los equipos realizan sus entrenamientos. Lo hacen en una fecha atípica, porque la campaña comenzará tarde, pero no deja de ser un momento especial y llenarnos de nostalgia cuando estamos fuera del país.

El inicio de las prácticas fue el primer contacto profesional que tuvimos con la que hoy es nuestra principal fuente en el periodismo. La que nos mantiene firmes y con pasión, para seguir informando desde España. Es un bálsamo para la cotidianidad.

Todo fue gracias al, para entonces, jefe de prensa del Caracas, Amador Montes Bolet, a quien le debemos tanto en el periodismo. Lo recordamos como si fuera ayer. Fue el 19 de septiembre de 2006. Trece años atrás.

Teníamos poco más de un año en contacto. En diciembre de 2005 nos facilitó un pase de prensa al estadio Universitario, para realizar unos trabajos académicos cuando cursaba tercer semestre de Comunicación Social en la USM. Además con frecuencia le pedíamos estadísticas y datos del equipo, porque queríamos escribir un libro de beisbol.

Pero todo dio sus frutos una tarde de agosto, cuando vía correo electrónico propuso ser pasante de prensa y comenzar a trabajar en las prácticas del Caracas. No lo podíamos creer. Uno de nuestros sueños estaba a punto de realizarse, apenas en nuestra primera oportunidad laboral. Trabajar en el beisbol y, de paso, en el departamento de prensa del Caracas.

Aceptamos el reto con apenas 20 años. Luego de ir a la oficina del equipo y afinar detalles, llegó el gran día. La noche anterior no dormimos. Moríamos de nervios. Amaneció y ese 19 de septiembre de 2006 es uno de los días más gratificantes de nuestra carrera.

Entramos al Universitario y fue una sensación inolvidable. Fue totalmente diferente a lo que estábamos acostumbrados. No había fanáticos en las sillas, ni periodistas en el palco de prensa. Nos sentíamos dueños del estadio, hasta que llegó el equipo y luego los periodistas, hoy nuestros colegas. De los que recordamos, estaban Ignacio Serrano, Carlos Valmore Rodríguez, Alfredo Villasmil y Efraín Zavarce. Puro cuarto bate.

Uno de los primeros peloteros en saludarnos fue el jardinero central Roger Cedeño, quien fue uno de nuestros ídolos de la infancia y reaparecía en la pelota. También estaba el lanzador Edwin Hurtado, las leyendas Antonio Armas y Manuel González y el manager Carlos Subero, siempre tan caballero y profesional.

Son momentos que recordamos con cariño, en especial hoy cuando vemos fotos del estadio Universitario con El Ávila de fondo, imaginando poder estar ahí. Tener el privilegio de disfrutar del estadio con el menor ruido posible y escuchar el sonido del bate haciendo contacto con la pelota. Oír cuando la pelota cae en el guante y sentir el olor de la grama y la tierra recién regada.

Son las experiencias que te van marcando para bien en la vida y en tu carrera. Fue comenzar a ver el beisbol desde otra óptica, porque también dejas el fanatismo a un lado. Eso es clave y es lo primero que comentó Amador en esa jornada. Sabio consejo para arrancar en esta profesión.

Estar en las prácticas antes de la temporada y, luego, seguir día a día la campaña de la LVBP, calma la sed de beisbol venezolano que hay de marzo a septiembre. Claro, llega un punto en enero que por el cansancio, muchos periodistas deseamos que termine la zafra, pero, en realidad, esto es más pasión que otra cosa.

Lo cierto es que estamos a las puertas de otra temporada de la LVBP, que se jugará en honor al centenario Jesús “El Chivita” Lezama. Una campaña que arrancará el 5 de noviembre y no en octubre, como de costumbre. Un esfuerzo respetable, para mantenerse de pie, a pesar de los pro y contras que puedan existir.

La pelota no es ajena a los problemas del país, en una nación con tanta crisis y carencias. Sin embargo, es algo que tenemos que preservar. Es un sello venezolano que todavía nos queda, con una de las instituciones más antiguas como la LVBP, que no atraviesa su mejor momento, pero, con sus virtudes y defectos, regala alegrías out tras out..

En la jugada: Los Héroes del 41

Luis Alvarado De Sousa (Caracas) | Foto: @Javiergon56.-


Hace 78 años, Venezuela conseguía su primer título mundial en un deporte de conjunto. Desde el 22 de octubre de 1941,  el beisbol se convirtió en el pasatiempo por excelencia del venezolano. Una victoria sufrida de tres carreras por una, ante la poderosa selección cubana en La Habana, fue suficiente para cambiar para siempre la historia del deporte criollo.

Los venezolanos fueron testigos de la hazaña a través de la radio, por las voces de los legendarios Pablo Morales y Enrique Vera Fortique. Con una enorme actuación desde el morrito, Daniel «Chino» Canónico maniató a los cubanos para coronar a la selección criolla.

Los integrantes de esta hazaña se convirtieron en un símbolo para el país y varios estadios fueron nombrados en honor a los integrantes de esta histórica selección. José Pérez Colmenares, José Antonio Casanova, Dalmiro Finol, «Chucho» Ramos y Guillermo Vento se convirtieron en los primeros héroes del país sin un uniforme militar o un caballo de guerra.

Gracias a este logro, el país fundó la primera liga profesional en 1945, la LVBP, que un año más tarde tuvo a Sabios del Vargas como su primer campeón. Esta hazaña ha dejado una marca imborrable en la historia de la pelota que ha perdurado hasta nuestros días. Fue la vitrina que necesitaba el país para demostrar que en esta tierra se producía talento para ser exportado. Todo el talento que vino después, fue de la mano de nuestros primeros héroes del deporte.

Recordar es vivir y en un país que necesita tanta memoria histórica, nunca olvidemos nuestra primera hazaña deportiva. Los Héroes del 41, enaltecieron también nuestro primer sentido de orgullo nacional. A ellos estas letras y que nunca se borre su legado..